1. ¿Puede controlarse el tiempo atmosférico?
La meteorología es la ciencia que tiene como objeto el estudio de los mecanismos que
producen el tiempo atmosférico, hecho que se debe a cuatro factores principales,
interactuantes entre sí: la atmósfera terrestre, ya que los fenómenos atmosféricos se producen
en su totalidad en la troposfera, capa de la atmósfera de 7 km de espesor que se halla en
contacto con el suelo; el Sol, que aporta toda la energía que interviene en los procesos
atmosféricos; la forma de la superficie terrestre, que determina un reparto desigual de la
energía solar, y, por último, los accidentes geográficos de la Tierra.
Los amplios conocimientos de meteorología que se tienen actualmente, unidos a las
nuevas tecnologías, permiten la predicción del tiempo con bastante certeza, pero las
investigaciones en este campo vienen derivando desde hace unos años hacia la posibilidad no
ya de predecir sino de controlar el tiempo. En este sentido, existen proyectos, más o menos
próximos a la fantasía, tendentes a modificar el clima de algunas zonas, uno de cuyos ejemplos
más pintorescos es la propuesta de ennegrecer con carbón el hielo del Ártico con el fin de
reducir la pérdida de energía solar por radiación, lo que permitiría hacer más habitables las
zonas desérticas del norte. Otro de estos proyectos consistiría en reducir la evaporación sobre
grandes extensiones oceánicas “recubriéndolas” de una capa de productos químicos que la
dificultara, lo que traería como consecuencia la reducción de las precipitaciones en algunas
regiones húmedas y la moderación de las tormentas tropicales. No obstante, todos estos
proyectos macro climáticos cuentan en la actualidad con problemas económicos y tecnológicos
casi irresolubles, y no falta quien afirma que, de ponerse en práctica con resultados positivos,
podrían producir como secuela cambios perjudiciales en otras zonas.
Otros proyectos más modestos encaminados a alterar determinados fenómenos
atmosféricos en zonas más reducidas vienen investigándose desde hace tiempo. Así, por
ejemplo, desde 1948 se han efectuado experimentos en muchos países para poner en marcha
los mecanismos naturales que producen las precipitaciones, introduciendo en las nubes dióxido
de carbono sólido o gotas de agua, dependiendo del tipo. Sin embargo, no se han conseguido
resultados positivos significativos estadísticamente.
En realidad, puede decirse que los únicos éxitos que se han logrado en cuanto a
modificaciones atmosféricas han sido los relacionados con el microclima, puesto que los
procesos atmosféricos que se realizan a nivel del suelo son muy sensibles a los cambios
introducidos por el hombre, consciente o inconscientemente. En este sentido, cabe mencionar
los trabajos realizados en la sevillana Isla de la Cartuja, sede de la Exposición Universal de
1992, con el fin de lograr un microclima menos extremado; así se ha conseguido reducir la
temperatura de la zona en cuatro o cinco grados centígrados. En cualquier caso, resulta
bastante peligroso jugar con las diferentes variables que intervienen en la modelación de un
clima, pues se puede llegar a resultados secundarios imprevisibles y negativos.