1. Abstracción
Una obra plástica es abstracta cuando no tiene referencia a la realidad observada,
aunque sea esa realidad el punto de partida del abstracto. El protagonismo lo adquieren
ahora, por sí mismos, el color, la luz, la línea, la forma… en definitiva, los elementos
plásticos del cuadro o de la escultura.
Por tanto, el propósito de los artistas abstractos es prescindir de todos los elementos
figurativos para concentrar la fuerza expresiva en formas y colores que no
ofrezcan relación con la realidad visual.
El que una obra abstracta se reduzca a los elementos visuales básicos no quiere decir
que no tenga mérito alguno; posiblemente al revés: si una imagen es realista, su
referencia será más específica; cuanto más abstracta, más general y abarcadora.
La abstracción surge entre 1910 y 1917 y en focos distintos como Holanda, Rusia,
Berlín, París.
¿A qué se parece una música cuya letra no se entiende o que es meramente
instrumental? ¿Es el tema lo fundamental de Las Meninas? ¿Cuál es el contenido del
canto de un pájaro? ¿A qué se parece un edificio? ¿Qué referencia tiene con la
naturaleza? ¿Qué es lo más importante de nuestros seres queridos, su aspecto exterior o
su carácter y personalidad? ¿Cómo representar mejor éstas? ¿No es, por ejemplo,
abstracto el arte musulmán o el mudéjar? Si el abstracto no nos gusta, sí decimos no
entenderlo, nos cerramos a la vez a varios capítulos de la historia del arte.
La abstracción no es un movimiento ni una vanguardia ni un “ismo”. Nos la
encontramos al final de muchos de ellos: del cubismo sintético, del dadaísmo, del
expresionismo, del surrealismo no figurativo. Por tanto no va a poseer ninguna unidad
ideológica ni programática. Sólo tiene en común la eliminación de las referencias
directas a la Realidad, a la Naturaleza que se capta por los sentidos.
La obra de arte se convierte en una realidad autónoma, sin conexión con la naturaleza, y
por tanto ya no representa hombres, paisajes, casas, flores… sino simplemente
combinaciones de colores que intentan expresar con un lenguaje sin formas, como el de
la música, la necesidad interior.
Las normas que rigen las formas hacen que podamos dividir a los pintores abstractos en:
Líricos. Aquellos en los que su configuración interna se ajusta a principios
difíciles de delimitar, pero que se intenta plasmar emociones. Destaca Paul Klee y
Kandinsky
Geométricos. Los que se atienen a leyes matemáticas, como los neoplásticos de
Mondrian y Van Doesburg o suprematistas como Malevich
Wassily Kandinsky (1866-1944). Sus obras se cargan de espiritualismo situando lo
irracional por encima de otros valores. Los amplios conocimientos de Kandinsky sobre
música influyeron decisivamente en su modo particular de entender la pintura. Para él,
la pintura y la música estaban íntimamente relacionadas. Incluso llegó a hacer un
estudio sobre la coloración de los sonidos. El color influye en el espíritu, es la tecla y el
ojo el percutor que golpea el alma. Cada color tiene para él un sentido diferente. El azul,
aleja y llama al hombre al infinito, el verde es el equilibrio entre el azul y el amarillo, el
blanco el silencio y el negro la nada. Cada uno de sus cuadros es una sinfonía
cromática, pura música visual. En el lenguaje pictórico de Kandinsky las formas
también, poseen significado en sí mismas: el triángulo se identifica con la idea de
elevación, el círculo con lo acabado, lo concluido, etc. El arte, y esto es un concepto
bastante novedoso dentro de la pintura, no es una mera representación de objetos sino
que sus cuadros se construyen con forma y color.
2. El propio autor clasifica sus obras en tres grupos: las Impresiones, que toman como
punto de partida una impresión captada directamente de la naturaleza, las
Improvisaciones (definidas por él como: expresiones inconscientes espontáneas del
carácter interior, de naturaleza inmaterial), puramente formales e inconscientes, es
decir, donde se impone la espontaneidad y las Composiciones, en las que el punto de
partida es un sentimiento que el pintor elabora, construye de forma laboriosa, es decir,
aquéllas obras más complejas y trabajadas.
Amarillo, rojo y azul. 1925. Óleo sobre lienzo, 127x200 cm. Centro Georges
Pompidou, París. Kandinsky
Kandisnky iniciará una nueva andadura en la expresión plástica prescindiendo
totalmente de cualquier referencia figurativa o real y dejando que la obra de arte
descanse únicamente en los elementos que son propios de su lenguaje. De esta forma se
ha de conseguir, nos dice él mismo, que la pintura nos traslade a un estado intelectual de
pureza y misticismo equiparable al que nos eleva la música, pues lo mismo que las
notas musicales (que en sí mismas son abstractas), en su disposición armónica nos
producen sensaciones y sentimientos diversos, así los colores y las formas (que en sí
mismos también son abstractos), dispuestos igual de armónicamente en un cuadro, han
de provocar en el espectador iguales sensaciones y sentimientos.
Los cuadros de Kandinsky admiten diversas aproximaciones: en un primer momento, el
espectador se ve sacudido por la violenta expresividad de las formas y los colores, y los
percibe emocionalmente. A continuación, puede empezar a descodificar los diferentes
elementos del cuadro y permitir, así, que entre en juego el intelecto.
El cuadro aparece dividido en dos partes sobre un fondo plano que representa un
espacio impreciso definido con la ayuda de colores pálidos. En la parte izquierda,
domina el amarillo, rodeado de líneas oblicuas finas y aceradas que recuerdan la forma
triangular. En la derecha un círculo azul está parcialmente cubierto por una línea
ondulante negra y cuadrados rojos. La disposición de los diferentes elementos no deja
nada al azar, consiguiendo crear una fuerte tensión entre las diferentes formas y valores
cromáticos, el amarillo chillón y el azul intenso, la curva y el ángulo, las rectas y las
líneas suavemente cóncavas. El ritmo, omnipresente en las obras de esta época, se
consigue mediante violentos contrastes de color que otorgan vitalidad a la composición.
El conjunto adquiere una dimensión cósmica y espiritual. El cuadro puede ser
interpretado como el enfrentamiento entre el amarillo y el azul que, sin duda, simboliza
la oposición entre el día y la noche.
Los elementos plásticos se reducen al máximo: no hay espacio ni perspectiva; no hay
modelado ni figuración. Sólo color y línea
La característica principal de esta obra es la conjunción de formas regulares como
(círculos, rectángulos y triángulos) con formas libres y gestuales como la serpenteante
3. línea negra.
El coloquio de estos dos tipos de elementos pictóricos es lo que determina el verdadero
efecto del cuadro.
Abstracción geométrica
La neutralidad holandesa en la I Guerra Mundial hizo posible que, mientras en el
conjunto de Europa quedaba cercenado el desarrollo de las vanguardias, en los Países
Bajos surgiera, en 1917, una interesante experiencia artística colectiva: el
Neoplasticismo.
El origen del movimiento está en la fundación de la revista De Stijl (El Estilo) a cargo
de un pequeño grupo de pintores y arquitectos encabezados por Theo van Doesburg
(1883-1931). Su objetivo era lograr un arte completamente nuevo, basado en
planteamientos estéticos de una extraordinaria pureza y comunes a las distintas
manifestaciones artísticas, (arquitectura, diseño industrial, artes plásticas).
Decididamente abstracto, el Neoplasticismo se caracteriza por formas extremadamente
sencillas (planos, figuras geométricas simples, líneas) y colores primarios. Partiendo de
las investigaciones previas, en especial del Cubismo, plantean nuevas alternativas
estéticas a la sociedad moderna. Liberar todo lo superfluo, para llegar a lo esencial,
que para ellos es la línea recta, son las principales características de este estilo. El
objetivo era la depuración de las formas hasta llegar a sus componentes
fundamentales: líneas, planos y cubos, creando una estructura asimétrica pero
equilibrada. El planteamiento es totalmente racionalista, estructurado a partir de una
armonía de líneas y masas coloreadas rectangulares de diversa proporción, siempre
verticales, horizontales o formando ángulos rectos.
Piet Mondrian (1872-1944) se convirtió en la figura más conocida del movimiento y
su principal teórico. Extraordinariamente riguroso en su manera de entender el
Neoplasticismo, llegó a rechazar todo aquello que no fueran líneas verticales y
horizontales, los colores primarios y el negro. Sus cuadros habrían de convertirse así en
imágenes inconfundibles, fascinantes en su simplicidad e imprescindibles para
comprender la estética de la primera mitad del siglo XX. Son la máxima expresión de la
abstracción geométrica.
Sin embargo, el rigor mantenido por Mondrian, que en parte es la clave de su éxito, fue
la causa de la pérdida de cohesión del Neoplasticismo y su consiguiente disgregación.
Al sentirse profundamente limitados en sus vías de expresión, algunos miembros del
grupo encabezados por Van Doesburg, rompieron con las pautas marcadas por
Mondrian y recuperaron las diagonales, aumentaron la gama cromática, etc. Se
4. terminaba así una de las fases más coherentes e interesantes del fenómeno de las
vanguardias artísticas.
A pesar de su radicalidad, las vanguardias siguen manteniendo contactos con el arte del
pasado. Sólo una, el Suprematismo (el mundo de la no representación), lo rechaza de
plano. Su creador, el ruso Kasimir Malevich (1878-1935) lleva a cabo una obra
auténticamente revolucionaria. De ideología nihilista, Malevich considera que sólo
eliminando cualquier rastro de arte establecido será posible dar origen a un arte
realmente nuevo.
La primera exposición suprematista tuvo lugar en Petrogrado en 1915. La obra estrella
era Cuadro negro sobre fondo blanco, verdadero símbolo del movimiento como
ejemplo de la simplificación pictórica: no hay tema, ni figuras, ni color, ni
composición… Sin embargo, Malevich no estaba del todo satisfecho, y en 1918 pintó su
Cuadro blanco sobre fondo blanco. Con el su autor culmina el proceso de ruptura con el
arte histórico. El lienzo ha quedado completamente purificado y listo para iniciar la
reconstrucción del arte.
5. Expresionismo abstracto o el informalismo
Tras la 2ª G.M. París pierde la supremacía del arte el cual pasa a Nueva York. El
máximo exponente de este expresionismo abstracto es Pollock. Se decantan por una
pintura que rompe con las formas de la tradición. El informalismo no debe entenderse
como una tendencia concreta sino como un espíritu de rebeldía creativa, una voluntad
de huir de cualquier pretensión reguladora y racional de la forma artística.
Esta técnica se caracteriza básicamente por:
• El artista ejerce menos control sobre la creación del cuadro.
• Los materiales se independizan del pincel y se distribuyen con mayor autonomía.
• Pintura total. Se extiende hasta los límites de la tela, parece no tener ni principio ni
fin.
• Telas de gran formato.
• La pintura total y el gran formato de las telas contribuye a crear un ambiente que
atrapa al espectador.
Técnicas de Expresionismo abstracto.
• Action Painting. Los artistas se aproximan al caballete sin ninguna idea preconcebida
sobre lo que van a pintar. Sólo saben que pintarán "algo" en la tela blanca. La imagen
será el resultado del encuentro del artista con la tela. Existe en esta técnica algunas
referencias al surrealismo (azar, lo fortuito).
• Dripping. Consiste en chorrear directamente la pintura del recipiente a la tela que
estará extendida en el suelo. Lo innovador es precisamente eso, la tela no está sobre un
caballete sino en una superfície lisa (pared o suelo). Esto da más libertad al artista que
puede moverse por los 4 lados de la tela e incluso dentro de la misma, en contacto
directo con ella.
6. Se alejan de los utensilios propios del pintor, tales como pinceles, paleta, y prefieren
palos, espátulas, cuchillos, pintura fluida que gotee, pesados empastes con arena, vidrios
rotos u otros materiales atípicos.
Lo más importante no es el cuadro resultante sino el acto físico de pintar. El lienzo para
ellos es como un escenario donde actúan sin guión que coarte su libertad de acción. Su
psique ha de expresarse de forma directa y fortuita.
Jackson Pollock (1912-1956). Tras pasar su juventud en Arizona y California, llegó a
Nueva York en 1929. Allí recibió el apoyo de Peggy Guggenheim y de su galería Art
of this Century. Hacia 1949 alcanzó la madurez de un estilo caracterizado por el uso
de grandes telas que, colocadas en el suelo, eran impregnadas con chorros de color
(drippings) superpuestos, ejecutados por el artista desplazándose en los alrededores
del cuadro. No existen aquí, por lo tanto, las nociones de arriba y abajo.
El único «tema» es el del diálogo físico entre la superficie dura de la tela y el
movimiento del creador. Esto permitió al crítico Harold Rosenberg hablar de action
painting o que se extendiera también para este y para otros procedimientos similares la
denominación de «arte gestual». Lo más paradójico es que la pintura, en el caso de
Pollock, no era aplicada directamente por el pincel que sostenía su mano, sino arrojada
desde una cierta distancia, como si se evitara el contacto directo entre el cuerpo del
artista y la obra. La ausencia de tema (el carácter abstracto de la creación) era
justificada con declaraciones como éstas: «Yo quiero expresar mis sentimientos más
que ilustrarlos. La técnica es sólo un medio de llegar a una declaración.»
Es la figura más representativa de la action painting (cuya finalidad es dar a la
composición, al trazo y al color una violenta carga emocional, el artista deja liberar
sus impulsos que trasladaba al lienzo sin ningún control. Sus obras son impetuosas,
vigorosas y de gran tamaño. Las características son: la violencia en el gesto, violencia
en el color, pinturas de grandes tamaños, que muchas veces se situaban en el suelo
para poder trabajarlas desde todos los ángulos y trabajar toda la superficie
inaugurando una técnica que se llama all over, de manera que el cuadro no tiene ni un
centro ni un final definido. Jackson Pollock encarnó una clara voluntad de romper con
el cuadro de caballete y para ello usó la técnica del Dripping (chorreado de pintura
sobre la tela puesta en el suelo) con nuevos materiales como el barniz al aluminio,
esmaltes sintéticos, etc. Pollock danzaba alrededor de su obra, corriendo a veces, con
sus botes de pintura, a lo largo del estudio para poder conferir con uniformidad a sus
grandes pinturas.
7. Eco nº 25. Museo de Arte Moderno. Nueva York. 1951
Se aprecia como todo el lienzo está
recorrido por una inextricable maraña de
líneas que no son más que la huella dejada
por el brazo ágil del pintor. Para lograrlo
Pollock debe recurrir a colocar el lienzo en
el suelo e introducirse físicamente en él o
inclinarse hacia su interior desde los lados.
Esto supone una nueva relación entre pintor
y cuadro. Ahora no se trata de situarse ante
el cuadro sino de meterse dentro de él.
Este cambio de planteamiento pictórico se une a
la voluntad de potenciar la fuerza expresiva
de la obra. En consecuencia, se buscan
formatos muy amplios (más de cinco
metros de anchura en Eco) a fin de que el
espectador no
contemple la obra sino que se sienta parte de ella. Quedará preso, de esta
forma, en la jungla negra y blanca creada por Pollock, de la que le resultará
muy difícil salir porque, a diferencia de la pintura tradicional, el cuadro no
tiene centro ni recorridos sino un espacio continuo, all over, similar al que
sentimos en las grandes, dinámicas y caóticas ciudades modernas como Nueva
York.
Pollock: La personalidad del artista influyó muchísimo en su obra. Pollock
buscaba la fama, superar a Picasso, crear algo novedoso y hacerse el dueño de la
escena artística. Alcohólico, mujeriego, fiestero y problemático. Son aspectos de
su vida que se reflejan en su obra, llena de dramatismo, de rebeldía, de expresión
y de furia.
Dripping: Es una técnica pictórica creada por el propio Pollock. Consiste en
verter la pintura directamente en el lienzo, formando líneas de pintura. Es una
forma de rebeldía, el pincel se carga de pintura y forma lo que el artista siente.
No importa la idea, sino la acción. Pollock ponía sus grandes lienzos en el suelo
y trabajaba frente a ellos.
Dimensiones: Una de las cosas que más llama la atención al espectador, es la
dimensión de los cuadros. Son grandes lienzos, como si fueran los típicos
grandes lienzos de pintura de historia. Esto provoca más aún el choque con el
público. Busca la expresión, la reacción por parte de quien lo mira. No te puede
quedar indiferente.
Libertad: Pollock en su arte busca la libertad de hacer y sentir lo que quiera, y
reflejarlo en sus lienzos.
Etapas: En la carrera artística de Pollock vemos su propio estado de ánimo. En
este tipo de lienzos de pocos colores se ve su frustación, para pasar a otra etapa
más positiva donde usa colores como rojo y azules. La vida del artista fue una
constante evolución hasta conseguir un estilo propio y personal.