1. MEDIA VIGILIA CALEB
1. INDICACIONES Y PROGRAMA GENERAL.
El objetivo de la vigilia Caleb es la preparación espiritual de los integrantes de cada equipo
Caleb, así mismo, unir a la iglesia en oración para que a través del poder del Espíritu Santo cada
Centro Caleb de la iglesia local sea bendecido y logre las metas trazadas.
Lugar: En la iglesia sede de cada distrito.
Hora: desde las 6:00 pm. Hasta las 12:00 de la noche.
Día: viernes 03 de febrero.
Programa:
HORA ACTIVIDAD RESPONSABLE
BLOQUE 1: RECEPCIÓN DEL SÁBADO
6:00 pm. Momentos de Adoración (Himnos)
Lectura Antifonal
Oración
Mensaje Musical
Mensaje de recepción del sábado
Oración
BLOQUE 2: REAVIVAMIENTO Y REFORMA
7:00 pm. Momentos de Adoración (Himnos)
Lectura Bíblica:
Grupos de Oración.
Mensaje Musical.
Testimonio del SEE 1.
Mensaje Musical.
Meditación Reavivamiento y Reforma: Día 34: SEE 1.
Lectura Bíblica.
Grupos de Oración.
BLOQUE 3: DOCTRINA: LA IGLESIA DE DIOS
8:20 pm. Momentos de Adoración (Himnos)
Lectura Bíblica:
Grupos de Oración.
Mensaje Musical.
Dinámica: Preguntas de los libros de Josué, Rut y Cantar
de los Cantares.
Mensaje Musical.
Mensaje central: Forjando una identidad
Grupos de Oración.
BLOQUE 4: MISIÓN CALEB
10:00 pm. Momentos de adoración (Himnos)
Lectura Bíblica:
Grupos de Oración.
Mensaje Musical.
Dinámica: Concurso de himnos.
Mensaje Musical.
Mensaje Central: La Perseverancia de Caleb
Grupos de Oración.
Despedida.
2. MENSAJES CENTRALES PARA LA VIGILIA (SUGERENTES)
1
2. MENSAJE CENTRAL
BLOQUE 3: FORJANDO UNA IDENTIDAD
Lectura bíblica: Éxodo 33:12-17
Introducción
Cuando al Presidente de la Asociación General, William AmbroseSpicer, se le
preguntó: “¿Qué sería usted si no fuera un adventista del séptimo día?”, la persona que hacía
la pregunta esperaba, sin duda, que él identificara a alguna denominación que tuviera
muchas doctrinas en común con las nuestras – posiblemente los Bautistas del Séptimo Día, en
cuya iglesia Spicer había crecido. Pero sin vacilar, el Pastor Spicer respondió: “Estaría
avergonzado de mí mismo”.
¿Avergonzado? ¿Por qué? ¿Qué ES un adventista del séptimo día? ¿Por qué elegimos
ESE nombre? ¿Por qué, en todo caso, necesitamos un nombre? Para mí, una historia del libro
de Éxodo ilumina estos aspectos relacionados con nuestra identidad.
En la secuela de la horrible apostasía ocurrida al pie del Monte Sinaí, con la adoración
al becerro de oro, Dios le dijo a Moisés que prosiguiera con el pueblo hacia la Tierra
Prometida. Pero Moisés no estaba dispuesto a hacerlo solo. Solamente iría si Dios iba con
ellos.
En Éxodo 33 encontramos una conversación en tres partes entre Moisés y Dios, y en
ella descubrimos la estrecha relación entre los dos, el urgente deseo de este líder de conocer
verdaderamente a Dios, y también el secreto de nuestra identidad.
Interacción Número Uno (Éxodo 33:12-14)
Moisés comienza declarando su dilema: “Tú me has dicho que conduzca este pueblo a
la Tierra Prometida”, le recuerda a Dios, “pero tú mismo no me has dicho a quién enviarás
conmigo”. Moisés todavía está conmocionado por el mensaje de Dios registrado en los
versículo 1-3: “Anda, sube de aquí, tú y el pueblo que sacaste de la tierra de Egipto, a la tierra
de la cual juré a Abrahán, Isaac y Jacob, diciendo: ‘A tu descendencia la daré’; y yo enviaré
delate de ti un ángel, y echaré fuera al cananeo y al amorreo, al heteo, al ferezeo, al heveo y
al jebuseo. Sube a la tierra que fluye leche y miel; pero yo NO subiré en medio de ti, porque
eres pueblo de dura cerviz, no sea que te consuma en el camino.”
Dios afirma claramente que él NO subirá con ellos, porque son “un pueblo obstinado“,
y porque él podría destruirlos en el camino.
El pueblo de Israel respondió humildemente a la declaración de Dios y se vistieron de
luto y se quitaron sus ornamentos, de acuerdo al pedido de Dios. Moisés nuevamente se
acerca al Señor con un pedido. En el versículo 12 Moisés le recuerda a Dios de su afirmación
personal: “Tú has dicho: Yo te he conocido por tu nombre, y has hallado gracia en mis ojos”.
“Ahora, pues”, suplica Moisés: “si he hallado gracia en tus ojos, te ruego que me
muestres ahora tu camino, para que te conozca, y halle gracia en tus ojos”(33:13). Aquí
Moisés sugiere un curioso círculo para conocer a Dios.
1. “Si he hallado gracia…
2. muéstrame ahora TU CAMINO,
3. para que te conozca a TI,
4. y así halle gracia…”
2
3. Aprendemos a conocer a Dios al aprender a conocer SUS CAMINOS, y este proceso
nos lleva a una relación descrita como “hallar gracia”.
Moisés entonces le recuerda a Dios de algo más: “y mira que esta gente es pueblo
TUYO”. Esto puede ser una referencia a la orden de Dios registrada en el versículo 1: ”Anda,
sube de aquí tú y el pueblo que TÚ sacaste de la tierra de Egipto”. Estas palabras deben de
haber estado estrujando el corazón de Moisés debido al mensaje de Dios registrado en el
capítulo anterior (32:7,8): “Anda, desciende, porque TU pueblo que sacaste de la tierra de
Egipto se ha corrompido. Pronto se han apartado del camino que yo les mandé, se han hecho
un becerro de fundición, y lo han adorado, y le han ofrecido sacrificios, y han dicho: Israel,
estos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto”.
Dios responde entonces bondadosamente: “Mi rostro, mi presencia, irá contigo, y te
daré descanso” (33:14).
Interacción Número Dos (Éxodo 33:15-17)
Sin embargo Moisés insiste: “Si tu presencia NO ha de ir conmigo, NO nos saques de
aquí”. En otras palabras: “Yo no conduciré a TU pueblo ni un kilómetro, si TÚ no eres nuestro
líder”. Y luego explica por qué: “Porque en qué se conocerá aquí que he hallado gracia en tus
ojos, yo y TU pueblo, sino en que TÚ andes con nosotros, y que yo y TU pueblo seamos
apartados de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra?” La presencia misma de
Dios es lo que nos distingue de todo otro pueblo. Es SU PRESENCIA lo que nos da nuestra
identidad.
El Señor le asegura a Moisés: “También hare esto que has dicho, por cuanto has
hallado gracia en mis ojos, y te he conocido por tu nombre.”
Interacción Número Tres (Éxodos 33:18-23)
Alentado por las promesas de Dios, Moisés urge un pedido más: “Te ruego que me
muestres tu GLORIA”. “Tú has prometido que Tu Rostro, Tu Presencia, irá con nosotros –
Muéstrame”.
Dios respondió: “Yo hare pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el
nombre de Jehová delante de ti”. ¿Y qué es este “bien”? “Y tendré misericordia”, aseguró el
Señor a Moisés, “del que tendré misericordia, y seré clemente para con el que seré
clemente”. Pero ¿qué acerca del Rostro de Dios? “No podrás ver mi Rostro”, le dijo el Señor a
Moisés, “porque no me verá hombre, y vivirá”. Pero: “yo te pondré en una hendidura en la
peña, y te cubriré con mi mano hasta que haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás
mis espaldas, mas no se verá mi rostro.”
Sinopsis
1. Conocer los CAMINOS de alguien es conocerlo a ÉL. En el vs. 13 Moisés dice: “te
ruego ahora que me muestres tu camino para que te conozca”.
2. El NOMBRE de una persona describe sus CAMINOS. En el vs. 19 Dios asevera que SU
NOMBRE es su carácter –sus CAMINOS. Así, el nombre de uno viene a ser su IDENTIDAD.
3. La Presencia de Dios con nosotros define nuestros CAMINOS, y por lo tanto viene a
ser nuestra IDENTIDAD y nos distingue de otros (vs.16).
Paralelo con el Movimiento del Advenimiento.
En los meses que precedieron al “Gran Chasco”, aquellos que esperaban el pronto
retorno de Cristo vinieron a ser conocidos como “Adventistas”. Pero la confusión (conocida
por los creyentes de entonces como “el tiempo de la dispersión”) vino luego de pasar la fecha
esperada para el Advenimiento, y el nombre “Adventista” se tornó muy impreciso. ¿Eran
3
4. “Adventistas” aquellos que estaban fijando nuevas fechas para la venida de Cristo? ¿Eran
“Adventistas” aquellos que se estaban mudando a Jerusalén para establecer los servicios del
templo allí? ¿Eran “Adventistas” aquellos que con Guillermo Miller determinaron esperar que
el Señor viniera en cualquier día? ¿O eran “Adventistas” aquellos que vieron a Jesús en el
Lugar Santísimo del santuario celestial, y que guardaban el Sábado del séptimo día?
La respuesta es “Sí” –para todos ellos. El problema venía al tratar de identificar a
cualquiera de esos grupos individualmente y específicamente. Sin embargo, el tiempo tiene
una manera de resolver las cosas, y la iglesia remanente de Dios comenzó a forjar su propia
identidad. (Los creyentes de entonces se referían a esto como “el tiempo de reunión”) En una
carta dirigida a la oficina de la Reviewen Rochester, New York, con fecha 20 de marzo de
1853, y enviada desde Tomkins, Michigan – un pequeño pueblo justo al noroeste de
Jackson— Steven T. Cranson se refería a los Adventistas guardadores del Sábado como
“Adventistas del Séptimo Día”. De esta manera él los distinguía de los otros grupos.
Siete años y medio después, a fines de setiembre y comienzos de octubre de 1860,
una conferencia general (cuando la iglesia todavía no estaba organizada) se llevó a cabo en
Battle Creek, Michigan. Entre los asuntos importantes que se discutieron estaba la
incorporación legal de la obra publicadora. Para esta incorporación era necesario un nombre,
y la pregunta obvia era: ¿cuál sería el nombre?
Un Jaime White algo frustrado comentó: “Me parece que el niño está ya tan crecido
que resulta demasiado embarazoso que no tenga nombre”. Así, el comité votó que deberían
adoptar un nombre. Pero ¿qué nombre? Algunos recomendaron “Iglesia de Dios”, en tanto
que otros objetaron debido a que no era específico, o porque sonaba demasiado arrogante.
David Hewitt, “el hombre más honesto en el pueblo”, y que fue el primer converso
conseguido por Bates en Battle Creek, hizo la siguiente propuesta: “Resuelto, que tomemos el
nombre de Adventistas del Séptimo Día”. ¡El mismo nombre empleado por Cranson en 1853!
“Tomar el nombre”, sin embargo, sonaba a algunos como demasiado cercano a aquellos en la
torre de Babel que desearon “hacer un nombre”. La propuesta fue retirada y reemplazada
por la resolución de “que nos llamemos Adventistas del Séptimo Día”.
Durante unas pocas semanas luego de esto la idea fue puesta en circulación en las
páginas de la AdventReview and SabbathHerald, y recomendada a cada grupo de creyentes.
Así la Asociación Publicadora Adventista del Séptimo Día fue incorporada legalmente y aún
hoy en día opera en Hagerstown, Maryland bajo el nombre de “Asociación Publicadora
Review and Herald”.
El 23 de diciembre, poco menos de tres meses después de esta conferencia, y
solamente nueve días después de que el pequeño John Herbert White muriera, Elena recibió
una visión bosquejando algunas de las necesidades urgentes del pueblo de Dios. Fue
consignada por escrito y publicada como Testimonio, Número 6, que ahora se encuentra en
Testimonios para la Iglesia, volumen 1, pp. 204,205.
“Recibí una revelación acerca de la adopción de un nombre por el pueblo remanente
de Dios. Se me presentaron dos clases de personas. Una abarcaba las grandes organizaciones
cuyos miembros profesaban ser cristianos. Estos pisoteaban la ley de Dios y se postraban
ante una institución papal. Observaban el primer día de la semana como si fuera el Sábado
del Señor.
“La otra clase, en la cual había pocas personas, se postraba ante el gran Dador de la
Ley. Ellos observaban el cuarto mandamiento. Los rasgos prominentes y peculiares de su fe
eran la observancia del séptimo día y esperar la aparición de nuestro Señor [viniendo] del
Cielo…..
4
5. “No podríamos tomar un nombre más apropiado que el que concuerda con nuestra
profesión, expresa nuestra fe, y nos señala como un pueblo peculiar….
“El nombre adventista del séptimo día presenta las verdaderas características de
nuestra fe, y convencerá a la mente inquisitiva. Como una flecha de la aljaba del Señor, herirá
a los transgresores de la ley de Dios, e inducirá al arrepentimiento para con Dios y a la fe en
nuestro Señor Jesucristo.
“Me fue mostrado que casi todo fanático que ha surgido y que desea ocultar sus
sentimientos a fin de arrastrar a otros, asevera pertenecer a la iglesia de Dios. Un nombre tal
despertaría enseguida sospecha, porque se emplea para ocultar los más absurdos errores.
Este nombre es demasiado indefinido para el pueblo remanente de Dios. La influencia de un
nombre tal llevaría a suponer que tenemos una fe que deseamos encubrir.”
Conclusión:
¿Por qué el nombre “Adventista del Séptimo Día”? Porque describe lo que creemos.
Les dice a otros cuáles son nuestros CAMINOS, de modo que puedan comenzar a saber
quiénes somos NOSOTROS. Nos DISTINGUE de todas las otras denominaciones.
Lo que distingue al pueblo de Dios del resto del mundo es SU PRESENCIA. Así, pues, es
apropiado que los “Adventistas del Séptimo Día”, al elegir ese nombre, estén abiertamente
compartiendo la PRESENCIA espiritual de Dios experimentada en el reposo de SU SÁBADO, y
la PRESENCIA venidera y visible de Dios que experimentaremos en el SEGUNDO
ADVENIMIENTO.
“Adventista del Séptimo Día” – en tanto que dice mucho en cuanto a nosotros, en
realidad tiene el objetivo de decir mucho en cuanto a Dios. La historia de un Dios que está
con nosotros – presente con nosotros a través de todas las horas sagradas del Sábado, ¡las
cuales ciertamente se convierten en sagradas solamente por la presencia de Dios! Y la historia
de un Salvador que pronto retornará, en persona, para estar eternamente unido con su
pueblo.
Así, es a través de los “CAMINOS” que Dios interactúa con los seres humanos, para
que otros puedan reconocer el carácter de esa relación.
Hoy, yo también estaría avergonzado de mí mismo si no fuera un adventista del
séptimo día. Avergonzado porque estaría lisiado en mis esfuerzos por compartir los caminos
de mi Dios, quien ESTÁ presente conmigo cada Sábado, y cuya segunda venida anhelo.
Ana Rebeca Smith, autora, poeta, artista, editora y compositora, compartió la historia
de cómo se forjó nuestra identidad en la portada de la AdventReview and SabbathHeralddel 9
de diciembre de 1851. En ella, identifica claramente las dos doctrinas distintivas: el Sábado
(“Guardando Todos los Diez Mandamientos”) y la Segunda Venida (“Pronto Él Viene,
Descendiendo con las Nubes”).
Apropiadamente, este himno fue elegido para iniciar la reunión en Battle Creek,
Michigan, el 20 de mayo de 1863, en la cual fue organizada la Asociación General. ¡Y ahora
ustedes conocen el resto de la historia!
5
6. MENSAJE CENTRAL
BLOQUE 4: MISIÓN CALEB
LA PERSEVERANCIA DE CALEB
Caleb, hijo de Jefone, exhaló su último suspiro. Hoy ha terminado sus días un hombre
verdaderamente grande, un padre de Israel. Caleb, de la tribu de Judá, nació esclavo en Gosén, Egipto. Su
infancia y juventud transcurrieron en las más penosas condiciones y se vio forzado a participar en varios
proyectos de construcción en ese país. Junto con su pueblo, pudo abandonar Egipto y librarse de la
esclavitud gracias a una espectacular maniobra de rescate conocida como el “éxodo”, la cual terminó en
una persecución relámpago del ejército egipcio, finalmente diezmado en el Mar Rojo.
Si bien fue un gran líder nacional, se lo recordará por su humildad, su generosidad, su amabilidad y
su fe. Las innegables cualidades de liderazgo de Caleb lo llevaron a ser nombrado representante de la tribu
de Judá en una arriesgada misión de espionaje en la Canaán ocupada. Como consecuencia, su vida dio un
giro. A su regreso de la misión, él y Josué, se esforzaron valientemente por evitar la catástrofe nacional
después que los otros diez delegados falsificaran los informes de reconocimiento. Recientemente Caleb, a la
edad de 85 años, saltó a los titulares por haber dirigido una acción militar contra los gigantes anaquitas.
Caleb, como muestra de su gran fe, pidió ese territorio, y aun siendo uno de los dos hombres de más
edad de Israel, venció a los gigantes que habían atemorizado a toda una generación de israelitas.
Caleb: Este nombre, aunque de significado incierto, está relacionado con el término hebreo para
designar a un perro. En el antiguo Oriente Próximo los perros no solían gozar de una consideración
demasiado elevada. Hay numerosas referencias al uso peyorativo del término («perro escandaloso», «perro
muerto», etc.) Sin embargo, la fidelidad del perro también está documentada en diversas fuentes extra
bíblicas. La fidelidad y la confianza de Caleb en el poder de Dios es uno de los motivos que brillan a lo largo
y ancho de su vida.
La vida de Caleb estuvo repleta de acción.
Él fue testigo y parte del nacimiento de una nación. Caleb tomó parte en la mayor fuga de la
historia, cuando los israelitas abandonaron Egipto cargados con los tesoros de sus opresores. Comió maná,
acampó a los pies del Sinaí y escuchó la voz de Dios cuando la tierra tembló y la montaña explotó. Vio con
desagrado cómo muchos de sus coterráneos, poco después de haber escuchado la voz de Dios, danzaban
alrededor del becerro de oro.
Caleb se incorporó al largo viaje hacia las fronteras de la Tierra Prometida. Aunque los primeros
cuarenta años de su vida estuvieron caracterizados por el silencio en un relativo bajo perfil, Caleb
observaba, aprendía, recordaba y cultivaba su relación con Dios. Así obtuvo una fuerza moral con la que
dejó su huella en la historia después de la exploración de Canaán. Estaba dispuesto, preparado y
convencido para hablar; para salir al paso del veredicto popular y alentar a otros a que tuvieran fe en Dios.
A pesar de su fe, él y todos los otros que no creyeron pasaron los siguientes cuarenta años peregrinando
por el desierto, enfrentándose a la escasez de agua, los animales salvajes, los tumultos y los
desfallecimientos constantes de los israelitas.
Finalmente, regresó a la frontera de la Tierra Prometida. Él era uno de los dos últimos
sobrevivientes de su generación. Con todo, no se retiró a disfrutar de un descanso merecido, sino que en su
lugar participó en la conquista del país junto a la nueva generación.El hecho de que Caleb fuera elegido
representante de Judá en Números 13:6 sugiere su estatus de primogénito (así como sus cualidades de
liderazgo) en una sociedad y una cultura en las que la edad y los derechos de linaje eran importantes.
Aunque su vida fue un ejemplo a seguir, no se aferró a su liderazgo ni se sintió amenazado por los
más jóvenes. Antes bien, buscó maneras creativas de alimentar su fe y su liderazgo. Entre la vida pública de
Caleb y su vida privada no había distinción artificial alguna. La última acción suya de la que tenemos noticia
en la Biblia es una imagen de Caleb como hombre de familia. En Josué 15:19 un Caleb generoso le entrega a
su hija (a quien por ley no le correspondía propiedad alguna), no solo unas tierras (que se perderían para él
y su familia, puesto que su hija pasaría a formar parte de la familia de su esposo), sino también una cesión
de derechos sobre el agua, uno de los bienes más preciados en el árido Cercano Oriente.
En profundidad.
6
7. En esta sección echaremos un vistazo a las primeras palabras que se registran de Caleb, las cuales
se encuentran en Números 13: 30. Aunque se trata de un versículo muy corto, para situar sus palabras en
contexto tendremos que tomar en cuenta lo que antecede y lo que sigue al discurso de Caleb.
Números 13 empieza con la orden de Dios de salir a explorar el país de Canaán. Los israelitas
estaban acampados justo frente a la frontera de la Tierra Prometida, y allí escogen a los representantes de
las distintas tribus para que se unan a la misión de espionaje. Al tratarse de una misión oficial, primero se
presenta por nombre a cada uno de los representantes en el contexto de su tribu, y seguidamente se da el
nombre de su padre. Esto servía para identificar el clan personal, y tenía una función similar a la del apellido
en nuestra sociedad.
Números 13:16 menciona que Moisés dio a Oseas el nombre de Josué. No era extraño que un líder
cambiara el nombre de alguien a fin de mostrar un cambio de misión o de rol en esa persona. «Josué» es
especialmente relevante, pues se trata de la forma hebrea del nombre de Jesús, que significa «el Señor es
salvación». Este era un nombre muy apropiado para un líder que estaba destinado a enfrentarse a grandes
contratiempos. El hecho de que Caleb no obtuviera un nombre nuevo enfatiza su papel secundario. No se lo
llama a una posición de liderazgo visible.
En Números 13:17 los espías reciben las órdenes. No se trata de un viaje de placer para ir a visitar
paisajes lejanos. Son llamados a llevar a cabo un proyecto de investigación en el que deben ir en busca de
los hechos reales. Dios es favorable a la recaudación de datos, las encuestas y las misiones para descubrir
cosas nuevas. Nuestra experiencia cristiana no debe estar marcada por la falta de investigación personal o
la búsqueda superficial. Se nos pide que escudriñemos la Bibliade manera individual y como una comunidad
de creyentes.Los bereanos gozaban de gran consideración, por cuanto no aceptaban ninguna enseñanza
nueva sin antes compararla con las Escrituras (Hechos 17:11).
Números 13:26-29 es un informe objetivo de los resultados obtenidos en la misión, a pesar de que
se pueden detectar ciertos matices tendenciosos en algún punto, como por ejemplo el «pero» que abre el
versículo 28. Los hechos en sí mismos no son relevantes sin una interpretación, así que Caleb toma la
palabra y da un paso al frente para hacerlo. El ve un gran país que Dios ha prometido a su pueblo, mientras
que los otros diez líderes dejan a Dios por fuera y ven solo gigantes. Al mirar los hechos que se producen en
nuestra vida y el mundo actual, incluso en la ciencia y la historia, dependiendo de si interpretamos los
hechos con fe o sin ella y de si incluimos o excluimos a Dios de la ecuación, podemos llegar a conclusiones
diametralmente opuestas.
Las palabras son poderosas.
Los diez espías que dieron el informe falto de fe no tenían idea del alcance que tendrían sus
palabras o de las con-secuencias que conllevaría su informe. El cambio es espectacular y súbito. En un
instante, la vasta multitud cambió su estado de ánimo de la excitación expectante a la decepción, la
desesperanza y la ira más extremas. Pareciera que las palabras de los espías causaron efecto incluso sobre
ellos mismos, de modo que extendieron su narración para incluir exageraciones que no se basaban en los
hechos. Si el país era tan malo que se tragaba a cuantos vivían en él (versículo 32), ¿cómo podía albergar a
gigantes?
En el capítulo 14 podemos ver el efecto del informe. El mal humor se extiende por todo el
campamento y el pueblo desea regresar a Egipto.Moisés y Aarón discuten con Dios. Caleb y Josué no se
quedan en silencio e intentan contener la marea. El suyo fue un acto increíblemente valiente. Imagínese el
lector de pie ante una multitud airada que parece haber perdido toda traza de racionalidad y memoria.
Josué y Caleb estaban apasionados con la verdad. No podían quedarse de brazos cruzados contemplando
cómo toda una nación era conducida al desastre. En los versículos 6 al 9 está documentado su discurso.
Aunque no indica quién habló, parece ser que ambos lo hicieron; y con la acción de rasgarse las vestiduras
expresan la profundidad de sus sentimientos.
Al cabo de aproximadamente 38 años, Moisés narra esto a la siguiente generación. Quienes lo
escuchaban eran probablemente demasiado jóvenes para recordarlo o todavía no habían nacido
(Deuteronomio 1:19-36). Nótese que en esta versión abreviada Caleb también es mencionado.La acción de
rasgarse las vestiduras estaba relacionada generalmente con el llanto y la recepción de malas noticias.
Compárese Génesis 37:29 (Rubén se rasga las vestiduras cuando ve que José no está en el pozo), Josué 7:6
(Josué se rasga las vestiduras cuando se entera de la masacre de Hai) y 2 Samuel 1:11 (David y sus hombres
se rasgan las vestiduras cuando se enteran de la muerte de Saúl y sus hijos). Son tan solo dos hombres que
hablan en nombre de Dios en medio de una masa agitada de gente que, cual hinchada fanática de un
7
8. equipo que ha perdido el campeonato más preciado, anda en busca de una víctima sobre quien descargar
su rencor. La multitud había perdido la razón y busca apedrear a Caleb y Josué.
La intervención directa de Dios en el versículo 10 los protege. La última vez que se menciona a
Caleb en el libro de Números es en el versículo 24 del capítulo 14, donde Dios lo dignifica con una mención
especial. Josué se convertirá en un líder, un personaje muy visible. Sin embargo, Dios desea reforzar la
verdad de que él también se fija en los personajes «secundarios». Dios sabe que en Caleb vive otro espíritu,
de hecho, su Espíritu; y que a pesar de que lo hace de manera discreta, Caleb sigue a Dios de todo corazón.
Dios recompensará su fe y su confianza. De toda una generación, él será el único que entrará en Canaán.
¿Qué propósito tiene la aplicación de este principio en la vida de Caleb y la comunidad de los
israelitas? En primer lugar, podemos ver que Dios es paciente. Esta era la décima vez que los israelitas se
habían rebelado contra la dirección de Dios (Números 14:22).La desobediencia conlleva sus consecuencias.
A veces es posible demorar las consecuencias del pecado, pero inevitablemente estas deberán ser
afrontadas. A causa de su continua desobediencia y su reiterada falta de fe, los israelitas no pudieron entrar
en Canaán. Dios le dijo a Moisés que de toda la generación de israelitas que habían salido de Egipto, los que
ya habían cumplido veinte años morirían en el desierto (Números 14:29-35). Cuarenta años de vida nómada
en un desierto reseco sería una dura prueba. Toda la comunidad sufriría como resultado de sus acciones,
incluidos los hijos (14:33) y el ganado.
Aunque el castigo aparentemente afectaría a dos generaciones, se extendía realmente hasta la
tercera y cuarta generación, pues todos aquellos que tenían una edad cercana a los veinte años tendrían
hijos que también sufrirían en el desierto antes de entrar a Canaán. La cruda realidad es que el pecado no
es justo. Los conductores ebrios matan a gente inocente. En mayor o menor grado, todos sufrimos por las
decisiones erradas de los demás; y a su vez, con nuestras decisiones y acciones equivocadas influimos sobre
las vidas de otros y nuestro entorno. La Biblia establece claramente que habrá un día de castigo y juicio en
el que Dios castigará de manera activa el pecado individual y del grupo. Sin embargo, mucho de cuanto
sufrimos es consecuencia de nuestros propios pecados o los de los demás.
Él prometió “misericordia” por millares *de generaciones+ a los que me aman y guardan mis
mandamientos” (Éxodo 20:6). El contraste entre tres o cuatro generaciones y millares de generaciones es
marcado y deliberado. Enfatiza la ilimitada misericordia de Dios para quienes lo aman, a la vez que el
limitado castigo de quienes lo desobedecen tan sólo alcanza hasta la tercera o la cuarta generación.
Conclusión.
Caleb esperó muchos años desde que salió de Egipto para tomar posesión de la tierra prometida,
Caleb vio como sus contemporáneos morían en el desierto por su falta de fe y confianza en Dios. La
fortaleza de Caleb cuando era joven, era la misma de aquellos con quienes habían salido de Egipto, pues
habían en ellos el sentimiento de libertad, de conocer su tierra y llegar a vivir en paz; todo este sentimiento
se tornó en sueño cuando sus contemporáneos yacían muertos por su falta de fe.
Hoy Caleb nos deja una lección, muchos de nosotros aceptamos a Jesús como nuestro Salvador,
sabemos que Jesús viene, pero el tiempo de espera en ir a las mansiones celestes con Jesús, ya colocan en
sus pensamientos y acciones, el desánimo como:
1. Pierden la fe por las ocupaciones de la vida cotidiana.
2. Ya no hay el tiempo de testificar de Cristo a otros.
3. No es tan importante involucrarse en las actividades misioneras de la Iglesia.
4. Se escuchan palabras de que es difícil, para qué, pierdes tiempo.
5. Ponen como excusa que no hay medios económicos, etc.
A raíz de los actuales cambios en nuestra sociedad, la iglesia debe tomar la actitud de Caleb, de subir
y tomar posesión de las calles, de impactar en esta oportunidad con los equipos Caleb, te invitamos a salir
de la pasada actitud de la tibieza espiritual y revive con Jesús el tiempo de testificar con fuerza a lado de los
jóvenes.
Si aun no te has inscrito, no tienes equipo, estás en duda de participar, toma la decisión de ser parte
de este ejército joven, como lo tuvo Caleb, que esperó confiadamente en el Señor para salir victorioso y
como ejemplo de que no hay edad para conquistar ciudades, sino que todo esto se logra con el poder de
Jesús.
ÚNETE A MISIÓN CALEB, . . . y deja tu huella, el testimonio de Jesús en los corazones de hogares que
necesitan de la salvación.
8