3. El artículo 2º del
Creo presenta los
principales títulos
de Jesucristo; cada
uno de ellos
encierra un
aspecto de la
realidad y riqueza
que es Él: Jesús,
Cristo, Hijo de
Dios, Señor.
4. 1.- El nombre de Jesús en
hebreo significa “Dios salva”:
es su identidad y su misión. El
niño nacido de la Virgen
María se llama “Jesús”,
“porque El salvará a su
pueblo de sus pecados”
(Mt.1,21); “no hay bajo el
cielo otro nombre dado a los
hombres por el que nosotros
debamos salvarnos”
(Hch.4,12; Flp.2,9-10). (nn.
430-434).
5. El nombre de Jesús ha sido
muy valorado en la liturgia;
todas las oraciones litúrgicas
terminan con la fórmula
“por nuestro Señor
Jesucristo…”; y en la oración
del corazón que dice: “Señor
Jesucristo, Hijo de Dios, ten
piedad de mí, pecador”. Está
en el corazón y en los labios
de todo cristiano.
Numerosos cristianos
mueren con este nombre en
sus labios.
6. 2.- El nombre de Cristo viene
de la traducción griega del
término hebreo “Mesías”
que quiere decir “Ungido”.
Jesús es el Cristo porque
“Dios le ungió con el Espíritu
Santo y con poder”
(Hch.10,38). Era “el que ha
de venir” (Lc.7,19), el objeto
de “la esperanza de Israel”
(Hch.28,20). Leer Hch.2,36;
Lc.23,42-43; 24,21;
Mt.16,16.21; 20,28.
7. Jesús aceptó el título
de Mesías no sin
reservas, porque una
parte de sus
contemporáneos lo
comprendían según
una concepción
demasiado humana y
política. El verdadero
sentido de su realeza
no se ha manifestado
más que desde lo alto
de la Cruz.
8. 3.- El nombre de Hijo de Dios
significa la relación única y
eterna de Jesucristo con Dios su
Padre: El es el Hijo único del
Padre (cfr. Jn.1,14.18; 3,16.18) y
El mismo es Dios (cfr. Jn.1,1).
Para ser cristiano es necesario
creer que Jesucristo es el Hijo de
Dios (cfr. Hch.8,37; 1Jn.2,23).
Leer Lc.22,70; Mt.11,27; Jn.20,17;
Mc.15,39; Rm.1,4; Hch.13,33.
Jesucristo tenía conciencia del
carácter trascendente de su
filiación divina.
9. 4.- El nombre de Señor significa
la soberanía divina. Confesar o
invocar a Jesús como Señor es
creer en su divinidad. “Nadie
puede decir ¡Jesús es Señor!
sino por influjo del Espíritu
Santo” (1Cor.12,3). Leer
1Cor.2,8; Jn.13,13; Hch.2,36;
5,29; Flp.2,11. “KYRIOS” (Señor)
es la traducción griega de
YHWH, utilizado en el A.T. para
designar la divinidad del Dios
de Israel y en el N.T. para
reconocer a Jesús como Dios.
10. El mismo Jesús se atribuye este
título con sus palabras y con sus
milagros. La afirmación del
señorío de Jesús sobre el mundo
y sobre la historia significa
también que el hombre no debe
someter su libertad personal de
modo absoluto a ningún poder,
sino sólo a Dios Padre y al Señor
Jesucristo: el César no es el
“Señor”. “La iglesia cree que la
clave, el centro y el fin de toda la
historia humana se encuentra en
su Señor y Maestro” (GS 10).
12. 1.- El Hijo de Dios se hizo hombre.
¿Por qué el Verbo se hizo carne?
Respondemos con el Credo Niceno-Constantinopolitano: “Por
nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y
por obra del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se
hizo hombre”.
13. -Se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios:
“Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que
todo el crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna” (Jn 3, 16; 1Jn
4, 9).
-Para ser nuestro modelo de santidad: “Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Jn 14, 6; Mt 11, 29, Jn 15, 12).
-Para hacernos “partícipes de la naturaleza divina” (2Pe 1, 4).
14. Pablo cita un himno en el que la iglesia
canta el misterio de la Encarnación:
Fil 2, 5-8
*En el momento establecido por Dios, el
Hijo único del Padre, la Palabra eterna, es
decir, el Verbo e Imagen substancial del
Padre, se hizo carne: sin perder la
naturaleza divina asumió la naturaleza
humana. Leer Jn.1,14; 3,16; 1Jn.4,2.10.14;
2Jn.7; Flp.2,5-8; Hb.4,15; 10,5-7;
1Tm.3,16. La fe en la verdadera
encarnación del Hijo de Dios es el signo
distintivo de la fe cristiana.
15. *Jesucristo es verdadero Dios y verdadero
hombre en la unidad de su Persona
divina; por esta razón El es el único
Mediador entre Dios y los hombres.
*Jesucristo posee dos naturalezas, la
divina y la humana, no confundidas (es
decir, no pierden sus características), sino
unidas en la única Persona del Hijo de
Dios. Por eso, todo en la humanidad de
Jesucristo debe ser atribuido a su Persona
divina, no solamente los milagros sino
también los sufrimientos y la misma
muerte (!!!).
16. *Cristo, siendo verdadero Dios y verdadero
hombre, tiene una inteligencia y una voluntad
humanas, perfectamente de acuerdo y
sometidas a su inteligencia y a su voluntad
divinas que tiene en común con el Padre y el
Espíritu Santo. En su alma como en su cuerpo,
Cristo expresa las costumbres divinas de la
Trinidad (cfr. Jn.14,9-10).
* El conocimiento humano de Cristo tuvo que
progresar en el tiempo y el espacio (cfr.
Lc.2,52; Mc.6,38; 8,27; Jn.11,34) pero, debido
a su unión con la Sabiduría divina, gozaba en
plenitud de la ciencia de los designios eternos
que había venido a revelar (cfr. Mc.8,31; 9,31;
10,33-34; 14,18-20.26-30; Jn.2,25).
17. * Cristo posee también dos voluntades
(divina y humana) no opuestas, sino
cooperantes, de forma que ha querido y
obedecido humanamente todo lo que ha
decidido divinamente con el Padre y el
Espíritu Santo para nuestra salvación (cfr.
Lc.22,42).
* El cuerpo de Cristo era limitado; por eso
se le puede “pintar” o representarlo en
una imagen. Es consecuencia de la
Encarnación. También nos ha amado con
un corazón humano; por eso es también
válida la devoción al Corazón de Jesús.
18. *La encarnación es, pues, el
misterio de la admirable unión de
la naturaleza divina y de la
naturaleza humana en la única
Persona del Verbo. La iglesia ha
tenido que defender contra las
herejías esta verdad.
*Las herejías empobrecen la
verdad de Dios. Para unos Cristo es
únicamente Dios, pero “aparece”
entre nosotros como hombre; su
humanidad es sólo una apariencia
(Docetismo). Para otros, Cristo es
únicamente hombre, pero Dios lo
ha “adoptado” como hijo; es de
una sustancia distinta de Dios
Padre (Arrianismo).
19. Para Nestorio, en Cristo hay dos
personas distintas; el que
“nace, sufre o muere”, no es
Dios, sino una persona humana
unida a Dios en Jesucristo.
María entonces no sería la
Madre de Dios.
El Concilio de Éfeso (431)
proclamó a María Madre Dios.
Otros dirán que en Cristo hay
sólo una naturaleza, la divina,
pues la humana había quedado
absorbida (Monofisitas).
20. 2.- Concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo, Nació de Santa María
Virgen
La Anunciación a María inaugura “la
plenitud de los tiempos” (Gal 4, 4), es
decir, el cumplimiento de las
promesas. La respuesta divina a la
pregunta de la Virgen es: “El Espíritu
Santo vendrá sobre ti” (Lc 1, 35). La
misión del Espíritu Santo siempre
está unida y ordenada a la del Hijo.
Fue enviado para santificar el seno de
la Virgen María y fecundarla. El Hijo
único del Padre, al ser concebido en
el seno de la Virgen, es “Cristo”, es
decir, el ungido por el Espíritu Santo
21. -De la descendencia de Eva, Dios eligió
a la Virgen María para ser la Madre de
su Hijo. Ella, “llena de gracia”, es el
fruto excelente de la redención; desde
el primer instante de su concepción,
fue totalmente preservada de la
mancha del pecado original y
permaneció pura de todo pecado
personal a lo largo de toda su vida.
Leer Lc.1,28.35.42.48; Mt.1,20. El
dogma de la Inmaculada Concepción
fue proclamado por el Papa PIO IX en
1854.
22. -María es verdaderamente “Madre de
Dios” porque es la madre del Hijo eterno
de Dios hecho hombre, que es Dios
mismo. Leer Lc.1,43; Gal.4,4.
-María “fue Virgen al concebir a su Hijo,
Virgen durante el embarazo, Virgen en el
parto, Virgen después del parto, Virgen
siempre” (San Agustín): ella, con todo su
ser, es “la esclava del Señor” (Lc.1,38).
-Los Padres de la Iglesia ven en la
concepción virginal el signo de que es
verdaderamente el Hijo de Dios el que
ha venido en una humanidad como la
nuestra.
23. Los relatos evangélicos presentan la
concepción virginal como una obra
divina que sobrepasa toda comprensión
y toda posibilidad humanas.
La fe en la concepción virginal de Jesús
ha encontrado una viva oposición,
burlas o incomprensión de parte de los
no creyentes; además, no ha tenido su
origen en la mitología pagana ni en una
adaptación de las ideas de su tiempo.
Leer Lc.1,34; Mt.1,22-23.
24. -La profundización de la fe en la
maternidad virginal ha llevado a la
Iglesia a confesar la virginidad real y
perpetua de María (cfr. Mt.1,18.25). El
nacimiento de Cristo consagró la
integridad virginal de su Madre.
Los “hermanos y hermanas” de Jesús
que aparecen en la Biblia (cfr.
Mc.3,31-35; 6,3; 1Cor.9,5; Gal.1,19)
son parientes próximos de Jesús,
según una expresión conocida del
Antiguo Testamento (cfr. Gn.13,8;
14,16; 29,13-15).
25. En efecto, Santiago y José,
“hermanos de Jesús”
(Mt.13,35) son los hijos de
una María discípula de Cristo
(Mt.27,56) que se designa de
manera significativa como “la
otra María” (Mt.28,1;
Mc.16,1).
-La Virgen María colaboró por
su fe y obediencia libres a la
salvación de los hombres. Ella
pronunció su “fiat” ocupando
el lugar de toda la naturaleza
humana: Por su obediencia,
ella se convirtió en la nueva
Eva, madre de los vivientes.
26. Hay una expresión latina “FIAT” que significa “HAGASE”. Pues bien,
dice un autor que en la historia de la humanidad ha habido cuatro
momentos decisivos en que se ha pronunciado este “FIAT”.
-El primer “FIAT” fue el de Dios creador: “HÁGASE” dijo Dios. Y
surgieron el cielo y la tierra y todo cuanto en ellos hay. Surgimos todos
del amor de un Dios que dijo sí a nuestro bien y felicidad.
27. -El segundo “FIAT” lo pronunció una mujer, una joven mujer de
Nazaret. “HÁGASE en mí según tu palabra”, respondió María al ángel.
Aquel sí de María surgió también del amor; de un amor intenso a Dios
y de una entrega a la humanidad. Y en aquel mismo instante, el Hijo de
Dios se hizo carne en las entrañas de María.
28. -Treinta y tres años más tarde se
pronunció otro “FIAT”, en el huerto
de Getsemaní, cerca de Jerusalén.
Cristo agoniza ante los horrores de la
pasión. Pero de sus labios y de su
corazón sale un “hágase tu voluntad
y no la mía”.
Este “SI” de Cristo, fruto de un amor
infinito, ha logrado la salvación del
mundo.
29. -¿Y el cuarto “FIAT”? El
mundo lo está
esperando. Es….tu FIAT.
Si tú te decides a
pronunciar de verdad,
también ha de ser
movido por el amor, el
hágase tu voluntad del
Padrenuestro, algo muy
grande sucederá. Tu sí
es también decisivo.
Decisivo como los tres
primeros. Un santo está
surgiendo en nuestro
mundo”.
31. XV: Los misterios de
la vida de Cristo
Los Símbolos de la fe
no dicen nada
explícitamente de la
vida oculta y pública
de Jesús, pero los
artículos referentes a
la Encarnación y a la
Pascua de Jesús
iluminan toda la vida
terrena de Cristo.
32. 1.- Toda la vida de
Cristo es misterio
La vida entera de Cristo
fue una continua
revelación del Padre: su
silencio, sus milagros,
sus gestos, su oración,
su amor al hombre, su
predilección por los
pequeños y los pobres.
Jesús puede decir:
“Quien me ve a mí, ve
al Padre” (Jn14, 9).
33. La redención nos viene ante
todo por la sangre de la cruz,
pero este misterio está actuando
en toda la vida de Jesús.
Los discípulos de Cristo deben
asemejarse a El hasta que El
crezca y se forme en ellos (cfr.
Gal.4,19).
Por eso somos integrados en los
misterios de su vida: con El
estamos identificados, muertos
y resucitados hasta que
reinemos con El.
34. 2.- Los misterios de la infancia y de
la vida oculta de Jesús
La venida del Mesías fue preparada
durante siglos; la “Primera
Alianza”, con sus ritos y figuras,
converge hacia Cristo; los profetas
anuncian su venida y despiertan el
deseo del Mesías. San Juan
Bautista es el enviado para
prepararle el camino. La liturgia del
Adviento actualiza esta espera del
Mesías; y los fieles renuevan el
deseo de la segunda venida.
35. -El misterio de la Navidad y
de la infancia de Jesús:
Pastor o mago, nadie puede
alcanzar a Dios aquí abajo
sino arrodillándose ante el
pesebre de Belén y adorando
a Dios escondido en la
debilidad de un niño. Leer
Lc.2,1-20; Mt.2,1-12; 18,3-4.
36. La
Circuncisión,
al octavo día
de su
nacimiento.
La Epifanía, la
manifestación
de Jesús como
Mesías de
Israel, Hijo de
Dios y
Salvador del
mundo.
37. *La Presentación
de Jesús en el
templo, como el
Primogénito que
pertenece al Señor.
*La huida a Egipto,
es la manifestación
de la oposición de
las tinieblas a la
luz: “Vino a su casa
y los suyos no le
recibieron” (Jn 1,
11).
38. -Los misterios de la
vida oculta de
Jesús: Por su
sumisión a María y
a José, así como por
su humilde trabajo
durante largos años
en Nazaret, Jesús
nos da el ejemplo
de la santidad en la
vida cotidiana de la
familia y del
trabajo. Leer
Lc.2,51-52.
39. El hallazgo de Jesús en
el templo es el único
suceso que rompe el
silencio de los
evangelios sobre los
años ocultos de Jesús
40. 3.- Los misterios de la vida pública de
Jesús
Desde el comienzo de su vida pública,
en su bautismo, Jesús es el “Siervo”
enteramente consagrado a la obra
redentora que llevará a cabo en el
“bautismo” de su pasión. Leer Jn.1,29-
34; Rm.6,4.
La tentación en el desierto muestra a
Jesús, humilde Mesías que triunfa de
Satanás mediante su total adhesión al
designio de salvación querido por el
Padre. Leer Lc.4,1-13; Hb.4,15.
41. El Reino de los cielos ha sido inaugurado en
la tierra por Cristo. Se manifiesta a los
hombres en las palabras, en las obras y en la
presencia de Cristo. La Iglesia es el germen y
el comienzo de este Reino. Sus llaves son
confiadas a Pedro. Leer Mc.1,15; Mt.12,28;
16,19; Lc.9,1-2; Jn.21,15-17.
El poder de las llaves designa la autoridad
para gobernar la casa de Dios, que es la
Iglesia. El poder de atar y desatar significa la
autoridad para absolver los pecados,
pronunciar sentencias doctrinales y tomar
decisiones disciplinares en la Iglesia.
42. La Transfiguración de Cristo tiene por
finalidad fortalecer la fe de los apóstoles
ante la proximidad de la Pasión: la subida a
un “monte alto” prepara la subida al
Calvario. Cristo, Cabeza de la Iglesia,
manifiesta lo que su cuerpo contiene e
irradia en los sacramentos: “la esperanza de
la gloria” (Col.1,27). Leer Mt.17,1-8;
Flp.3,20-21.
Jesús ha subido voluntariamente a Jerusalén
sabiendo perfectamente que allí moriría de
muerte violenta a causa de la contradicción
de los pecadores (cfr. Hb.12,3). Leer Lc.9,51;
Mc.10,32-34.
43. La entrada de Jesús en Jerusalén manifiesta
la venida del Reino que el Rey-Mesías,
recibido en su ciudad por los niños y por los
humildes de corazón, va a llevar a cabo por
la Pascua de su Muerte y de su
Resurrección. Leer Mt.21,6-17.
“Traiga un ordinario apetito de imitar a
Cristo en todas las cosas,
conformándose con su vida, la cual debe
considerar para saberla imitar
y haberse en todas las cosas como se
hubiera El”
(San Juan de la Cruz 1S 13,3)