El documento resume el artículo 16 del Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pasión, muerte y sepultura de Jesucristo. Explica que Jesús fue acusado falsamente por los sacerdotes y fariseos y entregado a Poncio Pilato para ser crucificado, aunque su muerte fue parte del plan de salvación de Dios. Jesús murió voluntariamente por nuestros pecados, experimentó la separación de su alma y cuerpo en la tumba, pero su cuerpo divino no sufrió corrupción.
2. XVI.- Artículo cuarto
del Credo: Jesucristo
“Padeció bajo el
poder de Poncio
Pilato, fue
crucificado, muerto y
sepultado.
3. El Misterio Pascual, es
decir, la pasión, muerte y
resurrección de Jesús, es el
centro de la Buena Nueva
que los apóstoles y la
iglesia deben anunciar al
mundo. Por la muerte y
resurrección de Jesús se ha
cumplido, de una vez por
todas, el designio salvador
de Dios.
4. 1.- Jesús “signo de
contradicción”: Desde el
comienzo, las palabras y las
acciones de Jesús fueron
mal interpretadas por los
sacerdotes, escribas,
fariseos. De ellos dice el
evangelio que “se pusieron
de acuerdo en perder a
Jesús”. ¿De qué le
acusaban?:
5. -Jesús no abolió la Ley del
Sinaí, sino que la perfeccionó
(cfr. Mt.5,17-19) de tal modo
(cfr. Jn.8,46) que reveló su
hondo sentido (cfr. Mt.5,33) y
satisfizo por las transgresiones
contra ella (cfr. Hb.9,15). (nn.
577-582).
-Jesús veneró el Templo
subiendo a él en peregrinación
en las fiestas judías y amó con
gran celo esa morada de Dios
entre los hombres.
6. El Templo prefigura su
Misterio. Anunciando la
destrucción del Templo
anuncia su propia muerte y
la entrada en una nueva
edad de la historia de la
salvación, donde su cuerpo
será el Templo definitivo.
Leer Jn.2,13-22; 7,14; 8,2;
4,21.23. (nn. 583-586).
7. -Jesús escandalizó a los fariseos
porque comía con los publicanos y
pecadores; pero, sobre todo,
cuando se atrevió a perdonar
pecados que lo revelaron como
Dios Salvador (cfr. Jn.5,16-18).
Algunos judíos que no le
reconocían como Dios hecho
hombre (cfr. Jn.1,14) veían en El a
“un hombre que se hace Dios”
(Jn.10,33), y lo juzgaron como un
blasfemo.
8. Según el derecho de los judíos,
Jesús habría sido lapidado
pero los romanos habían
privado al Sanedrín del
derecho de vida y muerte; por
eso lo entregaron a los
romanos acusándolo de
revuelta política, poniéndolo al
mismo nivel de Barrabás. Leer
Mt.26,63-66; Lv.24,16; Jn.8,59;
18,31; 19,12; Lc.23.2.18.19.
(nn. 587-591).
9. 2.- “Cristo murió por
nuestros pecados
según las Escrituras”
(1Cor.15,3). Los judíos
no son responsables
colectivamente de la
muerte de Jesús;
todos los pecadores
fueron los autores de
la Pasión y Muerte de
Jesús.
10. La muerte de Jesús no
fue fruto del azar;
pertenece al misterio
del designio de Dios y
había sido anunciada
antes en las Escrituras
como una muerte
redentora universal.
Leer Hch.2,23; 4,27-
28; 13,27-29; 8,32-35;
Lc.24,44-47;
Mt.20,28. (598)
11. 3.-Nuestra salvación
procede de la
iniciativa del amor de
Dios hacia nosotros
porque “El nos amó y
nos envió a su Hijo
como propiciación por
nuestros pecados”
(1Jn.4,10). “En Cristo
estaba Dios
reconciliando al
mundo consigo”
(2Cor.5,19).
12. Jesús se ofreció
libremente por
nuestra salvación.
Este don lo significa y
lo realiza por
anticipado durante la
última cena: “Este es
mi cuerpo que va a
ser entregado por
vosotros” (Lc.22,19).
Leer Jn.10,17-18. (nn.
599-605)
13. 4.- La redención de
Cristo consiste en que
El “ha venido a dar su
vida como rescate por
muchos” (Mt.20,28), es
decir, “a amar a los
suyos hasta el
extremo” (Jn.13,1) para
que ellos fuesen
“rescatados de la
conducta necia
heredada de sus
padres” (1Pe.1,18).
14. Por su obediencia
amorosa a su Padre,
“hasta la muerte de
cruz” (Flp. 2,8), Jesús
cumplió la misión
expiatoria (cfr.
Is.53,10) del Siervo
doliente que “justifica
a muchos cargando
con las culpas de
ellos” (Is.53,11; cfr.
Rm.5,19).
15. 5.- Jesús gustó la
muerte para bien de
todos (cfr. Hb.2,9). Es
verdaderamente el Hijo
de Dios hecho hombre
que murió y fue
sepultado. Leer
Jn.19,42; Rm.6,4. Jesús
experimentó el estado
de separación entre su
alma y su cuerpo.
16. Durante el tiempo que
Cristo permaneció en el
sepulcro, su Persona divina
continuó asumiendo tanto
su alma como su cuerpo,
separados sin embargo
entre sí por causa de la
muerte. Por eso el cuerpo
muerto de Cristo “no
conoció la corrupción”
(Hch.13,37). Leer Jn.11,39;
Hch.2,26-27. (nn. 624-628).
17. “Y a cabo de un gran rato se
ha encumbrado
sobre un árbol, do abrió sus
brazos bellos
y muerto se ha quedado
asido dellos,
el pecho de el amor muy
lastimado”
(SAN JUAN DE LA CRUZ, Un
pastorcico)