1. Borja y Jorge
CONTEXTO HISTORICO DE FRIEDRICH NIETZSCHE 1844-1900
Nietzsche fue catedrático de filología griega en la universidad de Basilea. Participó en la Guerra
Franco-prusiana de la extrae su rechazo a Alemania y al nacionalismo. Tuvo problemas de
salud durante toda su vida y murió de sífilis y con la razón perdida. Tras su muerte, su hermana
Elizabeth falsifico sus pasajes para hacerlos pasar por precursor del nazismo.
El siglo XIX se caracteriza por las revoluciones burguesas propiciadas por el desarrollo científico
técnico que desembocan en la Revolución industrial. Paralelamente se imponen los ideales
liberales que permiten el pleno desarrollo del capitalismo.
El aumento de producción propiciado por la industrialización, desemboca en el desarrollo de
inventos como: el teléfono, el ferrocarril, la radioactividad…
A su vez, las mejoras en la higiene y la medicina producen un aumento demográfico y en
consecuencia el aumento de una población activa que no puede ser absorbida por el mercado
de trabajo, lo que desemboca en conflictos sociales y en las primeras reivindicaciones
laborales. Dichas reivindicaciones son frenadas por el nacionalismo que a su vez fomentó el
antisemismo.
Conceptos:
Dionisiaco: Nietzsche presenta este concepto en su primer escrito importante, "El
nacimiento de la tragedia", obra que será superada posteriormente en algunos aspectos, pero
no en lo que se refiere a una de sus tesis centrales: el papel de la filosofía griega clásica
(particularmente Sócrates y Platón) en el triunfo de la concepción apolínea de la vida y el
olvido de la dionisíaca.
El dios griego Dionisos (Baco para los romanos) era el dios de la vida vegetal y del vino, fue
muy importante para este pueblo, y a él rindieron culto las bacantes. Nietzsche hace una
interpretación de este dios que va más allá de su significado ordinario, considerando que con
esta figura mítica los griegos representaban una dimensión fundamental de la existencia, que
expresaron en la tragedia y que quedó relegado en la cultura occidental: la vida en sus
aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos.
En "El nacimiento de la tragedia" el joven Nietzsche trataba, aparentemente, cuestiones de
historia de la cultura griega y reflexiones de estética. La obra escandalizó a sus
contemporáneos pues cuestionaba la valoración tradicional y dominante del mundo griego,
valoración según la cual la Grecia clásica, la Grecia del siglo de Pericles era el momento de
2. esplendor de la cultura griega, y Sócrates y Platón los iniciadores de lo mejor de la tradición
occidental, la racionalidad. Frente a esta interpretación, Nietzsche da más importancia a la
Grecia arcaica, la Grecia del tiempo de Homero, y sitúa en el siglo V a. C. el inicio de la crisis
vital del espíritu griego
Pues bien, dice Nietzsche, el pueblo griego antiguo supo captar las dos dimensiones
fundamentales de la realidad (DIONISÍACA Y APOLÍNEA) sin ocultarse ninguna de ellas,
dimensiones que este pueblo expresó de forma mítica con el culto a Apolo y a Dionisos. La
auténtica grandeza griega culmina en la tragedia ática, género artístico con el que consiguieron
representar de modo armónico lo apolíneo y lo dionisíaco de la existencia.
Apolo era uno de los dioses más venerados por los griegos, le erigieron muchos templos y a
su oráculo acudían cuando deseaban conocer el futuro o aspectos oscuros de su existencia. Los
griegos lo consideraron como el dios de la juventud, la belleza, la poesía, y las artes en
general. Pero, según Nietzsche, expresaba para ellos mucho más, un modo de estar ante el
mundo: era el dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas primarias e
instintivas que representaba Dionisio. Representaba también la individuación, el equilibrio, la
medida y la forma, la racionalidad. Para la interpretación tradicional toda la cultura griega era
apolínea, y el pueblo griego el primero en presentar una visión luminosa, bella y racional de la
realidad. Nietzsche es contrario a esta interpretación pues afirma que es correcta para el
mundo griego a partir de Sócrates, pero no para el mundo griego anterior, considerado por
nuestro filósofo como el momento más característico del espíritu griego. Frente a lo apolíneo
los griegos opusieron lo dionisíaco, representado con la figura del dios Dionisos, dios del vino y
las cosechas, de las fiestas báquicas presididas por el exceso, la embriaguez, la música y la
pasión; pero, según Nietzsche, con este dios representaban también el mundo de la confusión,
la deformidad, el caos, la noche, el mundo instintivo, la disolución de la individualidad y, en
definitiva, la irracionalidad. La auténtica grandeza del mundo griego arcaico estribaba en no
ocultar esta dimensión de la realidad, en armonizar ambos principios, en considerar incluso
que lo dionisíaco era la auténtica verdad. Sólo con el inicio de la decadencia occidental, ya con
Sócrates y Platón, los griegos intentan ocultar esta faceta inventándose un mundo de legalidad
y racionalidad (un mundo puramente apolíneo, como el que fomenta el platonismo). Sócrates
inaugura el desprecio al mundo de lo corporal y la fe en la razón, identificando lo dionisíaco
con el no ser, con la irrealidad.
En sus obras posteriores, Nietzsche recoge y desarrolla esta idea del inicio de la decadencia
occidental en la Grecia clásica: Platón instauró el error dogmático más duradero y peligroso:
"el espíritu puro", el "bien en sí", el platonismo o creencia en la escisión de la realidad en dos
mundos (el "Mundo Sensible" y el "Mundo Inteligible o Mundo Racional"). Este dogmatismo
es síntoma de decadencia pues se opone a los valores del existir instintivo y biológico del
hombre. La degeneración de la cultura en virtud de la filosofía griega triunfó en la cultura
occidental con el ascenso de la moral judeocristiana y del monoteísmo, pervirtiendo desde la
raíz el mundo occidental. Así, la crítica de Nietzsche a la cultura occidental se refiere a todos
los ámbitos, pues "Filosofía, religión y moral son síntomas de decadencia" ("La voluntad de
poder"), la filosofía por inventar un mundo racional, la religión un mundo religioso y la moral
un mundo moral; en definitiva, la decadencia del espíritu griego antiguo supuso el triunfo de lo
apolíneo sobre lo único real, según Nietzsche, lo dionisíaco.
3. Mundo aparente: Nietzsche llama platonismo a toda teoría para la que la realidad está
escindida en dos mundos: un mundo verdadero, dado a la razón, inmutable y objetivo, y un
mundo aparente, dado a los sentidos, cambiante y subjetivo. Al mundo verdadero en Platón le
corresponde la eternidad y se relaciona con el bien y el alma mientras que al mundo aparente
le corresponden el nacimiento y la muerte y se relaciona con el mal y el cuerpo. El platonismo
es una filosofía producto de una nefasta influencia del lenguaje, que busca siempre sustancias
donde sólo hay devenir y una enfermedad de la vida misma: sólo individuos con un tono vital
bajo pueden creer en la fantasmagoría de un mundo trascendente: la cultura occidental se
inventa un mundo verdadero (objetivado en Dios gracias al cristianismo) para encontrar
consuelo ante lo terrible del único mundo existente, el mundo dionisíaco.
El hecho de que el artista ame más la apariencia que el mundo real no significa que se coloque
del lado de la metafísica y del cristianismo. El artista trágico ama la apariencia en el sentido en
que dice sí a lo terrible de la vida, es dionisíaco. En la apariencia del arte, la vida misma se
transfigura. El artista es el que intenta abrir nuevas posibilidades en el mundo, el que intenta
hacer de la vida una obra de arte.
Nietzsche también afirma en su breve historia de la metafísica del capítulo “¿Cómo el mundo
verdadero acabó convirtiéndose en una fábula?” que una vez que hemos perdido el mundo
verdadero tampoco nos queda el mundo aparente. Hay que empezar de cero.
Inocencia del devenir: La inocencia del devenir es una concepción del mundo opuesta a toda
interpretación moral platónica o cristiana. El mundo en su devenir es inocente y se sitúa más
allá del bien y del mal.
Podemos rastrear los orígenes de esta idea incluso en textos muy tempranos de Nietzsche
como La filosofía en la época trágica de los griegos. Allí Nietzsche compara las cosmovisiones
de Anaximandro y Heráclito. Anaximandro entiende que la simple existencia, separarnos del
apeiron, es una injusticia, una culpa, que debe pagarse con la muerte. Heráclito, al contrario,
entiende que la injusticia, el dolor y la culpa existen en el mundo pero sólo para el hombre
común y no para el sabio. Este contempla el Universo como un juego: un juego del Logos, el
Fuego, consigo mismo. “Del mismo modo que juega el artista y juega el niño, lo hace el fuego,
siempre vivo y eterno; también él construye y destruye inocentemente… lo mismo que un niño
construye castillos de arena junto al mar”.
En la misma línea que los eléatas, Platón culpabiliza al mundo. Por miedo a la muerte, el
cambio, la vejez y la procreación, crea un “mundo verdadero“, eterno e inmutable, que le sirve
de consuelo. El mundo visible del devenir es algo a lo que es necesario renunciar, “podando”
las pasiones y los instintos, renunciando al cuerpo. El cristianismo no hizo sino continuar esta
metafísica nihilista y decadente de Platón.
4. Tanto Homero como el cristianismo juzgaron la existencia como culpable. La diferencia estriba
en que para Homero la responsabilidad es de los dioses mientras que para el cristianismo es de
los hombres. Recuérdese que Homero cuenta cómo los dioses toman sobre sí la
responsabilidad de la locura que inspira a los hombres y recuérdese la expulsión del Paraíso en
el Antiguo Testamento y la crucifixión de Jesucristo en el Nuevo. Ambas soluciones son
nihilistas pero la solución griega al menos exculpa al hombre. Realmente, el problema no está
en quién sea el responsable del caos y el sinsentido de esta existencia sino en comprender que
la existencia no es culpable o inocente. Para Nietzsche está clara la inocencia de la pluralidad y
del devenir. Este filósofo hace una defensa a ultranza del cambio frente a los intentos
racionalistas de darle una connotación negativa. El cambio y la apariencia son para nuestro
autor lo único verdadero y cualquier intento de buscarle como contraposición un mundo
superior e inmutable es disparatado.