1. IPTCH. Módulo II. Educación Artística. Prof. Humberto Merel 7° grado
EL ARTE PRECOLOMBINO
Panorama Histórico
Se denomina “prehistoria americana” al tiempo transcurrido desde que el ser humano pasó a América desde Asia, hace
más de diez mil años, hasta la llegada de Colón. La Prehistoria de América puede ser sintetizada a través de unidades de
desarrollo cultural denominados “períodos”, distinguiéndose cinco períodos diferentes: Paleoindio (aprox. 15.000 -
10.000 a.C.), Arcaico (aprox. 10.000 - 3000 a.C.), Formativo (aprox. 3000 a.C. - 1 d.C.), Clásico (aprox. 1 - 1000 d.C.) y Post-
Clásico (aprox. 1000 - 1500 d.C.).
El arte precolombino americano comprende todos aquellos objetos de arte creados por los diferentes pueblos originarios
antes de la llegada de Colón y la influencia hispana. Posee características estéticas, técnicas, funciones sociales y estilos
muy diferentes del arte europeo. Por otra parte, no hay uniformidad en el arte precolombino: tal como es posible apreciar
a través de las obras de las diferentes culturas precolombinas, se caracterizan por una gran riqueza y diversidad. Al mismo
tiempo, ellas ofrecen una puerta privilegiada al conocimiento de las culturas que las crearon. Deben excluirse aquellas
culturas que no pertenecieron al ámbito hispano-americano, ejemplo Brasil. En otras ocasiones se emplea también el
nombre de arte prehispánico o arte de los pueblos originarios para designar estas mismas manifestaciones culturales.
Con la llegada de Colón, se incorporó este continente al sistema político y económico europeo u “occidental”. Al hablar
de objetos precolombinos nos referimos, por tanto, a todas las obras creadas por los pueblos originarios de América antes
de la influencia hispana. El concepto de “arte” abarca también la música, la danza, la arquitectura o las pinturas rupestres
y corporales, pero en un museo sólo se pueden exhibir aquellas piezas relativamente pequeñas y durables, que han
soportado los embates del tiempo para llegar a nosotros. La mayoría de estas piezas sólo pudieron hacerse una vez que
se habían desarrollado técnicas como la alfarería, la textilería o la metalurgia. Por otra parte, las más sofisticadas son obra
de especialistas que sólo existieron en sociedades relativamente complejas, muchas veces con jerarquías sociales. En
general, por lo tanto, hablamos de “arte precolombino” para referirnos a creaciones excepcionales que surgieron en el
seno de las principales civilizaciones del continente entre el 3000 a.C. y la invasión europea de América.
Usamos la palabra “arte” para distinguir aquellos objetos excepcionalmente cuidados de los meramente utilitarios o
domésticos. Sin embargo, es importante tener claro que la idea del “arte” como algo absolutamente diferente de lo
utilitario, o como un campo de especialistas (ej. galerías, museos) en que se valora la novedad y la individualidad, sólo
existe en nuestra cultura “occidental” y desde hace pocos siglos. El arte es parte inseparable de las diversas culturas en
que se ha creado y está indisolublemente ligado a su lenguaje, sus símbolos, técnicas, su historia y su paisaje. Las obras
de arte creadas en el seno de una cultura precolombina ofrecen una puerta privilegiada al conocimiento del mundo de
sus creencias y emociones.
Si bien es cierto, por lo tanto, que el arte precolombino presenta diferencias con el arte europeo (ej. énfasis en la cerámica
vs. en la pintura), es un gran error creer que existe un solo arte precolombino. Basta una mirada a la riqueza y diversidad
de las obras creadas por las diferentes culturas de América precolombina. Es perfectamente posible disfrutar
sensorialmente una obra maestra precolombina y a la vez descubrir su contenido histórico y antropológico. En ambos
casos, el arte estará dando a nuestra perspectiva un sentido profundamente humanista permitiéndonos, por ejemplo,
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emocionarnos con la belleza y delicadeza de la representación en cerámica de una niña Veracruz, y saber a la vez que en
su medallón está representado Tlaloc, dios de la lluvia, a cuyo culto esta niña podría haber sido consagrada.
El “estilo” de una obra de arte se expresa en un motivo o patrón, o en una característica de la obra de arte, como los
colores con que fue pintada una vasija cerámica o el tipo de relieves que encontramos en una placa de piedra. Las
características, patrones o motivos nos dan pistas acerca de la posible antigüedad y proveniencia de una pieza, la relación
entre grupos de piezas artísticas o entre diferentes culturas. Sin duda, el “estilo” de una pieza no es absolutamente
independiente de su función utilitaria (ej. todas las urnas funerarias son contenedores grandes, como para recibir el
cuerpo o los huesos del muerto) y hay diseños básicos que pueden darse por coincidencia entre pueblos muy diversos y
sin contacto alguno en el tiempo (ej. la cruz aparece en muchas cerámicas pintadas a lo largo del mundo, sin tener relación
con el símbolo cristiano).
Rara vez las representaciones pretenden ser realistas y, por lo tanto, es engañoso interpretar literalmente cualquier figura
humana o de animal, por ejemplo, desde nuestra perspectiva occidental teñida por el realismo fotográfico. Muchas veces
una escena o un gesto es una distorsión simbolizada, de la cual podemos apenas tener un atisbo a través de lo que se
conoce de pueblos que se desarrollaron siglos más tarde y fueron descritos por cronistas y estudiosos europeos con sus
propios prejuicios y preferencias.
Ámbito geográfico
Arqueólogos e historiadores culturales agrupan
las culturas precolombinas por zonas
geográficas. Aunque en algunos casos no se
ponen de acuerdo sobre la extensión precisa de
esas zonas, suele aceptarse una división
geográfica básica. En este documento se
considera que la zona de Mesoamérica, una de
las regiones culturales de mayor importancia,
abarca los actuales países de México, Belice,
Guatemala, Honduras y El Salvador. La otra
región cultural de gran importancia la
constituyen Perú y Bolivia, que forman el área
central andina. La zona intermedia la integran la
parte sur de América Central y el norte de los
siguientes países de América del Sur: Venezuela,
Colombia y Ecuador. La zona periférica
comprende el resto de América del Sur y las islas
del Caribe. Aunque en un principio se
consideraba que estas zonas eran entidades
culturales separadas unas de otras, recientes
investigaciones arqueológicas demuestran que
existe una importante interrelación cultural
entre ellas. Y, por lo tanto, en la actualidad se
investigan las semejanzas culturales tanto como
en el pasado se investigaban las diferencias. Para
la búsqueda de vestigios o semejanzas entre las
distintas civilizaciones precolombinas muchos
antropólogos, arqueólogos e historiadores del
arte estudian las culturas indígenas actuales de Iberoamérica.
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Tipos de arte
Los aspectos más sobresalientes del desarrollo artístico precolombino se encuentran en la arquitectura, la escultura, las
pinturas murales y las artes decorativas como la cerámica, la metalistería y los tejidos.
Arquitectura
Los edificios precolombinos más antiguos estaban construidos en madera,
juncos trenzados, esteras de fibra o paja, y otros materiales perecederos. Las
estructuras permanentes o monumentales construidas en piedra o adobe
(ladrillos de barro secado al sol) se desarrollaron principalmente en
Mesoamérica y en la zona central andina. Las técnicas de construcción
precolombinas eran rudimentarias. La mayor parte de las estructuras se
construían con el sistema de pilastra y dintel o de vigas horizontales sin arcos,
aunque la cultura chavín del Perú y la maya de Mesoamérica emplearon el arco
falso o bóveda de piedra salediza, que consiste en colocar una piedra sobre otra
para conseguir una forma de arco. Utilizaban más herramientas de piedra que
de metal, y tanto el transporte como la construcción de edificios como las pirámides, palacios, tumbas y templos sobre
basamentos escalonados, se llevaban a cabo manualmente sin ayuda de ningún tipo de maquinaria.
Escultura
La mayor parte de las esculturas precolombinas que se conservan son
figurillas de barro o arcilla y efigies con forma de vasija. Las esculturas de
piedra se encuentran principalmente en Mesoamérica y, con menos
frecuencia, en las áreas intermedias y centroandinas, que son regiones en
las que la metalurgia se desarrolló antes y se utilizó más ampliamente.
Aunque la técnica de trabajar los metales estaba muy evolucionada, seguían
utilizando los instrumentos de piedra para tallar.
Pintura
Las excavaciones arqueológicas siguen sacando a la luz nuevos ejemplos de pinturas murales. En Teotihuacán, México,
tanto las paredes interiores como las exteriores de los edificios se cubrían con una capa gruesa de estuco en la que se
pintaban diseños decorativos o escenas narrativas. En Bonampak y Chichén Itzá,
también en México, los mayas y los maya-toltecas pintaban el interior de los
templos con frescos realistas en los que representaban hechos históricos. Entre
las pinturas murales descubiertas más recientemente están las de Cacaxtla, en
Tlaxcala, con su impresionante descripción de las jerarquías divinas, sacerdotales
y guerreras.
Aunque las primeras pinturas murales se encontraron en Mesoamérica, también
se han descubierto en el área intermedia diseños geométricos en tumbas
subterráneas en Tierradentro, Colombia, y murales con representaciones
mitológicas en Panamarca, Perú. También en Perú, las vasijas de moche con
forma de estructuras arquitectónicas nos indican que el exterior de los edificios
se pintaba a menudo con motivos simbólicos. La refinada habilidad para la
pintura y el dibujo de muchos de los pueblos precolombinos puede apreciarse
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en la escritura pictográfica de los códices mayas, mixtecas y aztecas. Las páginas de estos libros, hechas de piel de venado,
fibras vegetales o cortezas de diferentes árboles, y plegadas a manera de biombo, estaban cubiertas con figuras y símbolos
de gran riqueza cromática y meticuloso dibujo que registraban hechos históricos o mitológicos. Los códices fueron
destruidos durante el siglo XVI por los misioneros españoles, por considerarlos instrumentos del mal e inducir a la idolatría,
(véase Movimientos misioneros). Entre los pocos que se conservan, todos ellos del periodo posclásico, están tres códices
mayas (actualmente en Dresde, París y Madrid, en la Biblioteca Nacional), el Códice Nuttall de los mixtecos (actualmente
en el Museo Británico, Londres), y algunas obras aztecas.
También se encuentran muestras de la pintura precolombina en la decoración de vasijas. La cerámica maya, la moche y la
peruana de Nazca proporcionan algunos de los ejemplos más excepcionales sobre diseños y técnica.
Artes decorativas
Muchos de los objetos procedentes de excavaciones precolombinas están relacionados con lo funerario y tienen una
función más utilitaria o ceremonial que decorativa. Aún sin contar con las ventajas de técnicas mecánicas básicas, son
objetos de una calidad de ejecución y diseño equiparable a cualquier ejemplo artístico destacado de cualquier parte del
mundo preindustrial.
Cerámica
De todo el mundo precolombino son los objetos de cerámica los que en mayor número han
llegado hasta nuestros días. Se cree que la cerámica surgió en Colombia o Ecuador y que
sustituyó a las canastas y vasijas de calabaza seca utilizadas como recipientes. Se hacían
objetos de cerámica y arcilla tanto a mano como utilizando moldes para luego decorarse con
diseños estampados mediante un bloque de terracota o piedra, relieves o bajorrelieves y
diferentes técnicas de pintura y pulido. Aunque existen algunos ejemplos de cerámica
policromada, la mayor parte estaba pintada con uno o dos colores o se dejaba sin pintar.
Metalurgia
Desde su supuesto origen en el norte de la zona central andina alrededor del 700a.C.,
el trabajo del metal se extendió hacia el área intermedia y alcanzó Mesoamérica
alrededor del 1000d.C. Debido a la insaciable sed de oro y plata de los europeos
durante la conquista y después de ella, la mayoría de los objetos que no estaban
enterrados o escondidos fueron fundidos por los conquistadores españoles y
transportados como lingotes a España. Aunque las culturas prehispánicas no
conocían el hierro ni el acero, habían trabajado mucho el cobre y habían descubierto
la aleación del bronce alrededor del 1000d.C. La tumbaga, una aleación de cobre y
oro, se utilizó en Perú, Colombia y Ecuador. Se aplicaron muchas técnicas para
trabajar el metal, que iban desde la cera perdida, hasta la soldadura, el repujado y el
grabado. Los trabajos en metal solían estar grabados, chapados en oro o decorados
con incrustaciones de piedras y conchas de mar.
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Textiles
Gracias a su clima extremadamente seco, la costa de Perú es la única
región de la que se conservan ejemplos importantes de tejidos de
periodos precolombinos tempranos. Enterrados en tumbas del
desierto, especialmente en la península de Paracas, se han
conservado en perfecto estado piezas que tienen una antigüedad de
2.500 años. La fibra más común utilizada para tejer vestidos era el
algodón, aunque en la zona central andina también se usaba la lana
de llama, alpaca y vicuña. A menudo se coloreaban dichos materiales
con tintes minerales y vegetales. Las telas presentaban diseños e
imágenes que se incorporaban directamente al tejerlas, o que se
pintaban, estampaban, bordaban o aplicaban posteriormente. En el
periodo posclásico en Perú y Mesoamérica también se utilizaban plumas para hacer mosaicos y otros objetos como
escudos y tocados (véase Tejidos latinoamericanos).
Conclusiones:
El arte precolombino fue el modo de expresión utilizado por los habitantes de América antes de la llegada de
Cristóbal Colón al continente.
Varias disciplinas han permitido que tengamos mayores conocimientos sobre éste: arqueología, historia, arte,
geografía, entre otras.
Familiarizarnos con la herencia cultural de nuestros orígenes, nos permite reconocer aquellos elementos que
resultan significativos en las identidades locales y regionales de nuestra sociedad actual.
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