Este documento describe los cinco misterios dolorosos del rosario, enfocándose en la unión entre la Virgen María y Jesús en su pasión y muerte. Narra cómo María sufrió intensamente al presenciar cada uno de los tormentos de Jesús, desde la oración en Getsemaní hasta su crucifixión y fallecimiento. El documento guía a los lectores a meditar sobre estos misterios y a rezar el rosario, buscando consuelo y fortaleza en el ejemplo de dolor y fe de María.
1. Música de entrada: Madre de la Soledad
1.- Saludo
Por la señal de la santa cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios
nuestro.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo...
Hermanos y hermanas, bienvenidos a este encuentro de oración, en el
Sábado Santo, para meditar, en la soledad de María, Madre Dolorosa, los
Misterios de la Pasión y Muerte del Señor.
María estuvo unida a Jesús en cuerpo y alma. Y esta unión la lleva a
sufrir con él cada uno de los momentos más duros de su vida, a beber hasta la
última gota del cáliz de dolor que Dios le presentaba para beber.
Todos estos momentos fueron vividos de cerca por el corazón de María.
Así, la podemos imaginar compartiendo la angustia de la indecisión ante
el dolor que se le venía encima, durante la oración de Getsemaní. Seguramente
el beso del “amigo” Judas a Jesús también se marcaría en sus mejillas.
Asimismo le llegaría a producir dolor el abandono de sus amigos llenos de miedo
por dentro y por fuera y faltos de valentía hacia su Maestro.
Cada uno de los latigazos con que castigaron las espaldas de Jesús
estremecían el cuerpo y el alma de María. Cada desgarro de su cuerpo, ese
cuerpo que ella alumbró en Belén, fue haciéndole cada vez más irreconocible.
Posiblemente le causarían más dolor los golpes producidos por la burla de
quienes se postraban delante de Jesús para humillarlo, para disfrazarle de un
rey de risa, para colocar a golpes en su cabeza una corona de espinas. Cada
palabra, cada espina, cada hilo de sangre... sería una nueva herida en el corazón
de su Madre.
Verle cargar con el pesado madero en el que iba a ser colgado,
acompañarle durante el recorrido, soportar las miradas curiosas de la gente,
contemplar cómo, impotente, cae bajo el peso de la cruz y sacando fuerzas de
flaqueza se vuelve a levantar para continuar su “calvario” hasta la cima de la
colina del Gólgota, serían las experiencias más dolorosas que su corazón de
madre pudo soportar.
Pero allí estaba, junto a la cruz, apoyando con su presencia y su ejemplo
la donación de su Hijo. Allí estaba, dolorosa, recogiendo el último suspiro, la
2. última palabra, la última gota de sangre. Y la herencia: en Belén tuvo un hijo, en
el Calvario le nacieron –también con dolor- muchos hijos.
Para poder alcanzar la gloria del triunfo hay que pasar por el trago
amargo del dolor y del sufrimiento. Recuerda muy bien las palabras de Simeón:
“Una espada de dolor atravesará tu alma”. Pero si el grano de trigo no se rompe
dentro de la tierra no podrá nunca alumbrar a la luz una espiga granada de vida.
Primer misterio
La oración de Jesús en el huerto
Monitor: Después de celebrar la cena de Pascua, Jesús comienza su
pasión. En su oración se amontonan todos los miedos, dudas y recelos que
experimenta. Adelanta así una agonía que va a durar muchos días y que es el
punto y final de una vida dedicada a cumplir la voluntad del Padre. María, desde
la oscuridad y el silencio, vive también el dolor de su hijo.
A cada oración respondemos: Escúchanos, virgen Madre
Madre de los dolores, danos un corazón manso y humilde como el
tuyo. Oremos
Madre de los dolores, que nuestra amistad contigo y con los demás
no se rompa nunca. Oremos
Madre de los dolores, que comprendamos, amemos y sirvamos,
cada vez mejor, a nuestros hermanos. Oremos
1 Padre Nuestro, 10 Avemarías y Gloria
2º Misterio: Jesús es azotado
Monitor: Un hombre inocente, sin culpa... es acusado, maltratado,
torturado y condenado. Jesús, que es vehículo de salvación para todos los
hombres, sufre la injusticia que la ceguera y el egoísmo fabrican en contra
suya. Jesús sufre los golpes y los azotes en silencio. María se estremece
también con cada golpe que sacude la espalda de su Hijo.
Cantamos: Junto a la cruz (1° estrofa)
3. Junto a la cruz de su hijo la madre llorando se ve el dolor la ha
crucificado el amor la tiene de pie. Quédate de pie, de pies junto a Jesús, que
tu hijo sigue en la cruz.
Tercer misterio:
Jesús coronado de espinas
Monitor: El camino doloroso de Jesús hacia la muerte continúa. Para
mayor vergüenza, ahora le coronan de espinas. Su realeza es objeto de burla y
mofa. No hay sitio en su cuerpo para tanto dolor, y su cabeza se convierte en
un hervidero de dolor punzante. El dolor de María crece ante el abandono y la
burla que sufre Jesús.
A cada oración respondemos: Escúchanos, virgen Madre.
María, te pedimos por los que gobiernan el mundo..., para que
hagan de su poder un acto de servicio a los demás. Oremos...
María, te pedimos por los que sufren la opresión, el abuso y la
intolerancia... para que sientan el amor de los demás que les ayuda y les
anima. Oremos...
María, te pedimos por los que están o se sienten esclavizados...
para que Jesús rompa las cadenas que les hacen ser esclavos. Oremos...
María, mujer fuerte, ruega por nosotros...
Cuarto misterio
Jesús con la Cruz a cuesta:
Monitor: Todo se va cumpliendo, paso a paso. Los gritos de los que piden
su condena han sido escuchados. El hombre justo va a morir en una cruz, pero
antes tendrá que “pagar” aún más, llevando él mismo el madero hasta la cumbre
del Calvario. Esta condena produce en el corazón de María una nueva sacudida y
es una prueba más de su entereza.
Cantamos junto a la cruz.
Quinto misterio:
La crucifixión y muerte de Jesús
Monitor: Jesús grita con voz potente: “Todo se ha cumplido”. Así acaba
su peregrinar por la vida; un peregrinar anunciando de palabra y de obra la
nueva noticia del amor de Dios a los hombres. Amor que culmina con la entrega
de su vida.
4. Y en la cruz encontramos nuestra herencia: Jesús nos entrega por madre
a la suya y ella nos acoge como hijo.
A cada oración respondemos: Escúchanos virgen madre.
Madre Dolorosa, el silencio es el ambiente donde crecen las
experiencias del amor... oremos.
Madre Dolorosa, tú que has conocido la soledad, no abandones a
los enfermos, a los ancianos, a todos los que sufren... oremos.
Madre Dolorosa, tú que has vivido la noche fecunda de la
Resurrección, enséñanos a vivir la vida con alegre esperanza...oremos.
Al final de este misterio cantamos la salve (Cd diocesano).