El documento describe el milagro de la Virgen de los Dolores ocurrido en 1906 en el Colegio San Gabriel de Quito, Ecuador. Varios niños internos en el colegio presenciaron cómo la imagen de la Virgen en un cuadro cerraba y abría los ojos. Esto llevó a una investigación de la Iglesia que confirmó el milagro después de interrogar a testigos y someter el cuadro a pruebas. El milagro se interpretó como un llamado de la Virgen a volver a los valores católicos en una época de a
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Cada año, familias enteras participan en la novena de homenaje a la Doloro-
sa, la cual incluye el rezo del Rosario por las calles durante la madrugada.
“... sentí como un frío
que me helaba el cuerpo, viendo
sin poder dudar que la imagen
cerraba efectivamente y abría
los ojos. Cuando esto sucedía
todos los niños que presencia-
ban el hecho clamaban a una
sola voz: ‘¡Ahora cierra! ¡Ahora
abre! ¡Ahora el izquierdo!’”. (Pa-
dre prefecto Andrés Roesch)
"... fueron todoslos niños y
decían unos: este es reflejo de la
luz; pero el P. Prefecto (Roesch)
clavó los ojos en el cuadro, y vio
que cerraba los ojos y que la
pintura se arrugaba (…) pero yo
temblaba de susto y tenía pena
de que nos pase alguna cosa".
Luis Estuardo Barrezueta (tenía
10 años y medio).
“Al tiempo del aconteci-
miento, talvez por la turbación,
no sentí nada; al día siguiente
sentí espanto, y después de po-
cos días sentí mucho gusto”.
(Hermano Luis Alberdi)
“... llamé a PedroDonoso y
le dije: 'vení y verás esta cosa
chusca'. Movía los ojos el iz-
quierdo y después el derecho, la
primera vez movía poco más li-
gero, después de repetir dos o
tres veces, cerraba entrambos.
Al principio me figuré que era
imaginación mía y cuando me
cercioré de la realidad tuve mie-
do creyendo que iba a haber un
terremoto". (Carlos Herrmann,
foto, tenía 11 años)
“En mediode toda la bulla, vi
al cuadro de la Santísima Virgen
de los Dolores, cerrar y abrir el
ojo derecho, y quedé como si
nada, haciéndome poca impre-
sión". Wilfrido Loor (12 años)
EL PRODIGIO Y...
Algunos de los videntes murieron muy jóvenes. Luego de 25 años del hecho,
el grupo volvió a rendir juramento sobre la veracidad de lo que presenciaron.
“... me volví a sentary en-
tonces yo miré para arriba y le vi
que la Virgen empezaba a torcer
los ojos como las que están ago-
nizantes y viendo esto le dije a
otro niño: rezaremos un Padre
Nuestro y una Avemaría y nos
hincamos, después vuelta nos
sentamos y viendo que seguía
avisamos a los otros”. Jaime E.
Chávez (tenía 11 años)
“No creo posibleque haya
habido equivocación, vi con mi
propia vista subiéndome al po-
yo, que estaba delante del cua-
dro, vieron todos, y había sufi-
ciente luz. Me he hecho más
piadoso y observo mejor con-
ducta". Rafael G. Pólit (tenía 11
años y 11 meses)
“Unos cuatroniños que es-
taban en la banca, que estaba
al lado del cuadro, al saber la
catástrofe de San Francisco de
California, habían estado dicien-
do que querían estar en gracia
de Dios, para estar lejos de la
cólera. El primer niño (Chávez)
se había regresado hacia el cua-
dro y había visto que la Virgen
abría y cerraba los ojos, les avi-
só a los demás...” Luis Zapata
(tenía 12 años y medio)
“Vi con mis propios ojos
que el cuadro estaba blanco,
que se asemejaba a un papel, y
que abría y cerraba los ojos len-
tamente, que me parecía que se
recogía la pintura. Me dio tal
miedo que quería llorar, me ima-
giné que talvez habría esa noche
algún terremoto, y no pude dor-
mir hasta muy tarde". Es parte
de lo que Luis Guerrón (tenía 13
años y 6 meses) sintió ese día.
... LOS TESTIGOS
Esta fotografía fue tomada a los pocos días de ocurrido el milagro. Además de los 35 alumnos internos del San Gabriel, están los sacerdotes y los empleados que les servían.
LA VIRGEN QUITEÑA Existen varias versiones de la imagen de la Virgen de los Dolores, con varios santuarios en su honor en España e Italia. Pero luego del milagro ocurrido en 1906 en Quito, la imagen que conservan los jesuitas se
conoce como la Dolorosa del Colegio. Para admitir su veracidad, el cuadro se sometió a pruebas físicas y químicas hechas por expertos de la Iglesia. A los videntes les hicieron pruebas psicológicas y de la vista.
A ‘mamita Dolorosa’ los niños le lanzaban bolitas de pan...
N
o había televisión ni se
permitía conversar con
los compañeros de mesa.
Solo cuando el padre Andrés
Roesch concedía permiso al fi-
nal, los niños y jóvenes inter-
nos del Colegio San Gabriel en
1906 podían hablar.
Justo hace cien años habían
llegado noticias a Quito del te-
rrible terremoto ocurrido en
San Francisco, Estados Unidos,
y el sacerdote animó a sus
alumnos a conversar sobre la
magnitud de la tragedia.
Lo que al parecer no
se dio cuenta es que,
en la mesa que estaba
más cercana al cuadro
de Nuestra Señora de
los Dolores que presi-
día el comedor, los
chicos más pequeños
estaban muy entrete-
nidos probando su
puntería.
A escondidas, formaban boli-
tas con el migajón del pan y
competían a ver quién atinaba
mejor a la imagen colgada a ca-
si dos metros sobre ellos. Este
juego les hacía mirar mucho
hacia ese punto, y tal vez por
eso fueron los primeros en per-
catarse que algo raro pasaba.
Un asunto de familia...
Esta parte de los minutos an-
teriores al milagro de la Dolo-
rosa del Colegio no constan en
el duro y largo proceso que lle-
vó a cabo la Iglesia Católica pa-
ra admitir la veracidad de este
hecho sobrenatural.
Esta anécdota forma parte de
todo lo que estos muchachos,
varias décadas después, com-
partieron con sus familias.
Aunque ya todos ellos murie-
ron, esos son los recuerdos más
cálidos que hasta ahora man-
tienen sus hijos y nietos.
Entre los descendientes de
los Donoso Lasso perdura lo
que contaron los hermanos
Carlos y Pedro, según
refiere María Isabel,
hija del primero y so-
brina del segundo.
“Mi tío Perico (Pe-
dro) era muy apegado
a mi papá, y por eso
luego de que junto con
sus compañeros de
mesa Jaime Chávez y
Carlos Herrmann se fijaron en
que la Virgen estaba parpa-
deando corrió a llamarle. Le
dijo que tenía que ir a ver una
cosa muy ‘chusca’, novedosa y
muy extraña.
Y vinieron los juramentos
Durante más o menos 15 mi-
nutos pudo verse claramente
cómo la Virgen en el cuadro ce-
rraba un ojo, lo volvía a abrir,
hacía lo mismo con el otro y
luego parpadeaba con los dos.
Luego de rezar el Rosario y
conversar sobre lo que habían
presenciado se fueron a dor-
mir, pero como era de esperar-
se la novedad corrió como pól-
vora por toda la ciudad.
Cuando las autoridades de la
Curia Metropolitana se entera-
ron de lo ocurrido, ordenaron
tapar el cuadro hasta indagar,
pero ya era demasiado tarde: la
devoción a la Dolorosa se había
extendido por todos lados.
Aún así, y como ocurre en to-
do el mundo, la Iglesia empezó
un procedimiento establecido
por sus leyes para au-
torizar la veneración
de una imagen.
A los hermanos Do-
noso, sus compañeros,
maestros y sirvientes
los sometieron a una
serie de juramentos,
exámenes médicos y
psicológicos que per-
mitieron establecer el carácter
sobrenatural del suceso.
Cada uno tuvo que escribir
por separado lo que había vis-
to, y luego comparecer frente a
un grupo de sacerdotes para ju-
rar que no se lo habían imagi-
nado. El libro que recoge las
declaraciones habla de que les
hicieron mil preguntas y
‘re-preguntas’ para ver si se
contradecían. Pero eso no ocu-
rrió, y el 31 de mayo de 1906 se
ordenó que el cuadro se expon-
ga solemnemente.
Curas no, la ‘mamita’ sí...
Puede ser por el mal recuer-
do de la rigidez de los interro-
gatorios o por algún otro suce-
so de su vida colegial, pero Ma-
ría Isabel Donoso refiere que
su papá “no creía mucho en los
curas”, pero nadie le quitaba
su devoción especial hacia la
‘mamita Dolorosa’.
En las declaraciones de él y
sus compañeros consta que an-
tes de lo que presenciaron has-
ta se quedaban dormidos cuan-
do los llamaban a rezar”. Luego
de esa noche, su fe au-
mentó y hasta el día
de su muerte no hubo
un día 20 de mes en
que no asistieran a
una misa en honor a la
Virgen.
25 años después del
prodigio, los videntes
que aún estaban con
vida fueron llamados a testifi-
car nuevamente. Carlos Dono-
so Lasso estuvo a punto de no ir
porque lo aquejaba una pulmo-
nía, pero acudió y justo des-
pués de cumplir se puso bien:
su ‘mamita’ le había curado.
Cuando los niños que se hi-
cieron famosos en el Quito de
1906 se convirtieron en adul-
tos, uno de ellos hasta se enro-
ló en el Partido Comunista, cla-
ro opositor a la religión, pero ni
eso lo alejó del amor a la Virgen
que vio parpadear.
Cómo se interpretó el prodigio en aquel lejano 1906
L
os libros de los jesuitas y de los
seguidores de la Dolorosa que
narran los hechos de hace 100
años, siempre hacen énfasis en las
condiciones políticas que reinaban
en aquella época.
Era el apogeo del liberalismo,
cuando las ideas de Eloy Alfaro
triunfaban y las reformas empren-
didas restaban influencia a la Igle-
sia Católica.
En 1906, precisamente, se im-
plantó el divorcio, el matrimonio ci-
vil y la separación del Estado y la
Iglesia. El laicismo en la educación
empezó justamente en el mes de
abril de ese año, mes en el cual se
produjo el milagro de la Dolorosa.
En ese sentido, el prodigio fue in-
terpretado por los católicos como
un llamado de la Madre de Cristo a
volver sus ojos hacia el catolicismo.
El padre González Suárez decía al
respecto: “la Virgen en ese grupo
selecto de adolescentes contempla-
ba a todos los niños y jóvenes de
Ecuador, y se compadecía de ellos u
oraba por ellos, a causa de la gran
calamidad de que iban a ser vícti-
mas, Dios les iba a ser quitado y con
la fe en Dios, la vida sobrenatural
de sus almas... Sobre la nación
ecuatoriana iba a caer una calami-
dad espantosa... era la enseñanza
laica, la decristianización sistemá-
tica de la niñez... la educación laica
que lleva en sí misma el germen de
males innumerables”.
Con esas posiciones tan encontra-
das, el milagro incluso fue materia
de largas y ardorosas polémicas en-
tre conservadores y liberales.
‘¿Qué es lo esa mirada le dice hoy a los ecuatorianos?’
E
sa es la pregunta que en este
año jubilar quieren responder
los seguidores de la Dolorosa y,
en especial, la orden jesuita y el Co-
legio San Gabriel.
Y la respuesta que hallaron es que
esa mirada lo que está pidiendo a
gritos es mejorar la calidad y opor-
tunidades de educación en el país.
Quienes están al frente de las ce-
lebraciones de los 100 años del pro-
digio, hicieron un balance de la ma-
yor problemática del país.
Las cifras que hallaron son, sin
duda, alarmantes: en Ecuador, el 70
por ciento de la población vive en la
pobreza; uno de cada 2 pobres es
menor de edad, entre el 2000 y el
2003 abandonaron el país en forma
legal; 570 mil ecuatorianos; y en
forma ilegal aproximadamente un
millón 500 mil; de un total de 2 mi-
llones 500 mil niños en edad esco-
lar, el 22% (580 mil) no tiene acceso
a la educación por diferentes cau-
sas: precariedad de la familia y tra-
bajo infantil, abandono de los pa-
dres, insuficiencia de estructuras
escolares.
Por eso, el propósito que se han
fijado para celebrar los 100 años
del milagro es reducir la cantidad
de niños y niñas excluidos de la
educación.
Entre las actividades que sostie-
ne llevarán adelante para cumplir
ese anhelo está el compromiso de
construir aulas escolares a razón de
una por día. Lo harán a través de las
redes de servicios educativos que
tienen los jesuitas en los diferentes
proyectos que están a su cargo.
Contrario a lo
que muchos
creen la Virgen
no lloró, solo
movió sus ojos.
DATO
El antiguo Cole-
gio San Gabriel
está junto a la
iglesia de La
Compañía.
DATO
Foto: archivo Colegio San Gabriel
Foto: archivo Colegio San Gabriel
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