2. San Nicolás en
occidente es llamado
“de Bari”, porque sus
restos fueron traídos a
esa ciudad de Italia. Sin
embargo en Oriente se
le conoce como san
Nicolás de Myra, porque
fue en esta ciudad, que
hoy se llama Demre,
donde fue obispo por
muchos años.
3. Hay un contraste muy
grande, que a veces
hace sospechar o
admirar, entre lo poco
que se sabe de su
vida, escrita muchos
años después de su
muerte a base casi de
leyendas, y la gran
popularidad, fama y
devoción que ha
suscitado en Oriente y
en Occidente.
4. De San Nicolás
escribieron muy
hermosamente San Juan
Crisóstomo y otros
grandes santos. Su
biografía la escribió San
Metodio, quien fue
arzobispo de
Constantinopla desde el
año 842 al 847. Algunos
datos, que pone como
históricos, pueden ser
ya legendarios. Lo que
sí permanecen son los
ejemplos de caridad
fraterna que nos da el
santo.
5. Sus padres eran
Epifanio y Juana. Le
pusieron de nombre
Nicolás, que significa
"protector y defensor
de pueblos“, en
honor a un tío que
era superior en un
monasterio cercano.
Luego sería obispo
de Patara. En esta
ciudad estuvo san
Pablo, según Hechos
21, 1.
San Nicolás de Bari nació hacia el año 270 en Patara,
una ciudad del distrito de Licia, en lo que actualmente es
Turquía.
6. Los padres de Nicolás eran de posición bastante
adinerada. Su padre era un comerciante rico. Pero eran
fervorosos cristianos y lo educaron en la fe y en la
caridad cristiana. Y Nicolás desde niño se destacó por
su carácter piadoso y generoso. Destacó sobre todo
por su bondad y generosidad con los más pobres,
preocupándose siempre por el bien de los demás.
7. Tal era su generosidad que todo lo que conseguía, o
estaba a su alcance, lo repartía entre los indigentes. Y
les decía a sus padres: “sería un pecado no repartir
mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto”. Así que la
generosidad es una virtud que se destacó claramente
en san Nicolás.
8. A los cinco años de edad, empezó a estudiar las
ciencias sagradas. Decía un autor: «Día tras día, la
doctrina de la Iglesia iluminó su inteligencia y despertó
su ansia de conocer la verdadera religión».
9. Siguiendo en estos deseos de hacer el bien, no quiso
seguir la profesión de su padre y, con la aceptación de
su madre y cierta oposición de su padre, quiso ser
sacerdote. Para ello ingresó en el monasterio, donde
hizo sus estudios bajo la tutela del tío.
10. Por aquellos tiempos
hubo una gran peste en
aquella región, siendo
Nicolás y su familia
algunos de los que más
ayudaban. Nicolás se
salvó, pero sus padres
murieron. Su tío era ya
el obispo de Patara. Y
viendo que Nicolás
había progresado
claramente en los
estudios, le ordenó de
sacerdote, siendo aún
relativamente joven.
11. Nicolás había heredado
de sus padres una gran
fortuna en dinero y
propiedades. Si
siempre había invocado
a Dios como al Padre
bueno, cuya voluntad
desea cumplir, ahora su
oración era más
confiada y perseverante
buscando cuál sería la
voluntad de Dios sobre
sus bienes.
12. Pero, como no buscaba aplausos humanos, pensó ir
distribuyendo el dinero de manera oculta, o de forma
anónima, para no ganar ni aplausos ni honores con ese
dinero.
Nicolás
sintió en su
corazón el
deseo de
desprender-
se de sus
riquezas
para servir,
siendo
pobre, a
Dios.
13. Pronto se le presentó una ocasión para dar una
buena cantidad de dinero de manera oculta.
Este es
uno de los
hechos
más
conocidos
en la vida
de san
Nicolás.
14. Se cuenta que no lejos de
donde vivía Nicolás, en la
misma ciudad, vivía un
hombre que tenía tres
hijas en edad de casarse.
El problema era que en
su negocio había
fracasado y se
encontraba sumamente
pobre. Las hijas
necesitaban una buena
dote y él no tenía
prácticamente nada. Sólo
pensó dedicarlas a la
prostitución para ganar
un poco de dinero.
15. Así pues, una noche se acercó a la casa con una bolsa
de monedas de oro y por una ventana, otros dicen que
por la chimenea, dejó caer el dinero y se marchó.
Cuando
Nicolás
se
enteró,
pensó
darlas la
suficien-
te dote y
salvarlas
de dar un
mal
paso.
16. El padre de las
muchachas
estaba muy
contento,
porque ya sí
que podía
casar por lo
menos a la
primera,
además de
aliviar la
situación de la
familia.
17. A la noche siguiente, otra bolsa con oro cayó cerca de la
ventana y próxima a las medias o calzas que las jóvenes
habían colgado para que se secasen, sin que ni las hijas,
ni el padre pudieran ver quién era su protector.
Algunos ponen
que fue por la
chimenea, pues
debajo habían
puesto las calzas a
secar. Así que el
dinero cayó
dentro.
18. Pensando que vendría la tercera noche, se puso al
acecho y, al arrojar la tercera bolsa, el hombre se echó a
los pies de san Nicolás para agradecerle por tanta
bondad.
El hecho es que
aquel padre
pensó que el
bienhechor
debería saber
que eran tres
las jóvenes que
necesitaban el
dinero.
19. Por eso se le
representa a san
Nicolás con tres
monedas o esferas
de oro. De aquí
surgió la costumbre
de entregar regalos
por la chimenea y
dejarlos en
calcetines grandes.
Y de hacerlo a
escondidas.
Nicolás le dice: “no me descubras, por favor”. Pero el
padre de las muchachas le contesta: “Si no os descubro,
dirán que he robado las dotes”. Así que lo tuvo que
descubrir.
20. Nicolás, habiendo repartido sus bienes y fortuna, ingresó
como monje en un monasterio. Tiempo después quiso ir
como peregrino a Tierra santa donde vivió y murió Jesús.
Se cuenta que en este viaje hubo una gran tormenta,
siendo la nave como un juguete de las olas.
Al saber los
marineros que
Nicolás era
sacerdote, le
pidieron que
orase y con
sus oraciones
el viento se
calmó y todos
se salvaron.
21. Después el santo pensaba ir al desierto y vivir lejos en
soledad. Pero el Señor le indicó que lo necesitaba en
el mundo y obedeciendo regresó a su patria para
servir a la gente. Pero en su ciudad era demasiado
conocido y hasta elogiado por las bondades que había
hecho.
Así que decidió
irse, vestido como
pobre, a la ciudad
de Myra, sede
episcopal, sin
saber cómo podría
ayudar.
22. En Myra, que hoy se llama
Demre, había muerto el
obispo y estaban reunidos
en la catedral los
sacerdotes con algunos
obispos cercanos para
elegir al sucesor. Pero no
se ponían de acuerdo. Uno
de ellos aconsejó que
orasen para que el Señor
les diese luz. Y pensaron
que el primer sacerdote
que entrase en aquel
templo debería ser el
próximo obispo. Y el
primero que entró fue
Nicolás.
23. Así que le
comunicaron que
era la voluntad de
Dios que él fuera su
obispo. Fue
aclamado por
unanimidad. Nicolás
se resistía; pero
viendo que era la
voluntad de Dios,
aceptó ser el obispo
de Myra.
24. Tres cosas
podemos anotar
por las que san
Nicolás se
distinguió en el
gobierno de su
diócesis: Por su
ardiente celo
pastoral, su
inmensa bondad
y por su poder
como
taumaturgo.
25. Hay algo especial por lo que
se caracterizó la
personalidad de san Nicolás
al ser obispo, según la
opinión de las crónicas: “Se
convirtió en el padre de los
huérfanos y de los pobres,
defensor de los ofendidos y
benefactor de todos. Fue
una persona de carácter
suave, no se enojaba, se
vestía ropa sencilla y comía
una vez por día”.
26. Y una
característica
más concreta:
“Se convirtió en
el prelado de los
niños (tal fue su
amor por los
pequeños) y se
hizo muy popular
por su gran
generosidad y
amabilidad para
con los más
necesitados”.
27. Y otra crónica lo dice así:
“No reparaba en
esfuerzos para ayudar al
indigente, al leproso; su
palabra consoladora y su
asistencia espiritual
atenuaban el dolor de las
viudas, el desconsuelo de
los huérfanos, el
desasosiego de los
moribundos; como un
renovado multiplicador de
peces y panes, promovía
una constante acción
social para atender las
penurias más urgentes de
su prójimo”.
28. La especialidad de
san Nicolás fueron
los milagros tan
numerosos que logró
conseguir de Dios:
en vida y después de
muerto. Los milagros
realizados, después
de muerto, son
signos de que Dios
quería poner en claro
la santidad que en
vida tuvo el santo.
Aquí hablaremos
algo de lo realizado
en vida.
29. Quizá el milagro más famoso
fue el de resucitar a tres
niños. Alguno dice que forma
parte de la leyenda al tener en
su imagen las tres bolas de
oro, que parecerían tres
cabecitas de niño. – Se cuenta
que había un carnicero muy
malo que para preparar una
fiesta se le ocurrió buscar a
tres niños y matarlos para
hacer una buena comida con
ellos.
30. Parece ser que fue
cuando san Nicolás hizo
un alto en una posada
durante su viaje al
concilio de Nicea. Fue
milagrosamente
advertido del crimen
cuando iba a comer lo
que le servía el
hostelero. Bajó al
sótano, remembró y
resucitó a los tres
niños. Por este hecho
se le representa con
tres niños a su lado, en
una cubeta.
31. Entre los muchos patronazgos que tiene san Nicolás,
uno es el de ser patrón de los marineros. Se cuentan
varios sucesos. Uno es que en una época de mucho
hambre en su ciudad y habiendo arribado una nave,
pidió a sus tripulantes que dejasen en el puerto parte de
la carga de grano y otros comestibles que el barco
llevaba.
Convencidos por el
santo, lo dejaron;
pero, llegando a su
destino,
comprobaron que
no faltaba nada de
su carga.
32. En cierta ocasión estando unos marineros en medio de
una gran tempestad en alta mar, empezaron a decir:
"Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen obispo
Nicolás, sálvanos".
Y en ese
momento
vieron
aparecer
sobre el
barco a san
Nicolás, el
cual bendijo
al mar, que
se calmó, y
en seguida
desapareció.
33. No todo fue fácil en la vida de san Nicolás. Resulta que
desde el año 303 el emperador Diocleciano, que regía la
parte oriental del imperio romano, había decretado una
sangrienta persecución contra los cristianos. San Nicolás
fue encarcelado y azotado.
La persecución
duró muchos
años en Oriente
con el sucesor
que fue Licinio,
enemigo también
de los cristianos.
34. Por ejemplo, le
decían que el
cristianismo ya
había
desaparecido. El
no perdió el
ánimo y la
confianza en
Dios.
Aprovechaba el
tiempo
enseñando la
religión a cuantos
trataban con él.
Nicolás pasó varios años en la cárcel en medio de
grandes humillaciones.
35. En esas dificultades pasó san Nicolás varios años
hasta que llegó el emperador Constantino, que
gobernaba en Occidente, como único emperador de
todo el imperio romano, y liberó a Nicolás y a todos los
demás prisioneros cristianos.
Nicolás creía ya que
era el último cristiano
de su tierra, pero
estaba dispuesto a
reiniciar la
predicación de Cristo.
Su alegría fue grande
al acercarse a su
sede y escuchar a los
cristianos cantando
en el templo.
36. En san Nicolás se unen la dulzura de carácter y la
rectitud cuando comprende que es para la mayor
gloria de Dios. Tomó medidas muy severas contra el
paganismo y lo combatió incansablemente. Destruyó,
entre otros, el templo de Artemisa, que era el principal
de la provincia, y los malos espíritus salieron huyendo
ante él.
37. San Nicolás se distinguió
también como defensor de la
justicia. Un día iban a
condenar injustamente a tres
amigos suyos que estaban
muy lejos. Ellos rezaron
pidiendo a Dios que por la
intercesión de Nicolás, su
obispo, los protegiera. Y esa
noche en sueños el santo se
apareció al juez y le dijo que
no podía condenar a esos tres
inocentes. El magistrado
confesó su delito, pues había
sido sobornado y los
condenados quedaron en
libertad.
38. En seguida, se volvió
al magistrado Eustacio
y le reprendió, hasta
que éste reconoció su
crimen y se arrepintió.
En esa ocasión
estuvieron presentes
tres oficiales del
imperio que iban de
camino a Frigia.
Otros dicen que en el momento de la ejecución, Nicolás
se presentó, detuvo al verdugo y puso en libertad a los
prisioneros.
39. Esa misma noche el santo se apareció en sueños a
Constantino y le ordenó que pusiese en libertad a los
tres inocentes. Constantino interrogó a los tres y al
darse cuenta por ellos que habían invocado a san
Nicolás, los envió libres al santo obispo con una carta
en la que le rogaba que orase por la paz del mundo.
Durante mucho tiempo ese fue el milagro más famoso
de san Nicolás.
Esos tres oficiales
más tarde, al verse
ellos mismos en
peligro de muerte, le
rezaron a Nicolás, el
poderoso obispo de
Myra.
40. Dentro de la Iglesia san Nicolás
sufrió y trabajó por causa de los
arrianos. La herejía de Arrio
decía que Jesucristo es hijo de
Dios, pero no es Dios. San
Nicolás se opuso con toda su
sabiduría y con su gran
ascendiente y no permitió que
los arrianos entraran a su
ciudad de Myra. Dice san
Metodio: «Gracias a las
enseñanzas de Nicolás, la
metrópolis de Myra fue la única
que no se contaminó con la
herejía arriana y la rechazó
firmemente, como si fuese un
veneno mortal».
41. Viendo que la herejía
arriana se propagaba y se
iba adueñando de varias
sedes episcopales, el
emperador Constantino
llamó a los obispos a un
concilio ecuménico en
Nicea el año 325.
Asistieron en todo o en
parte 318 obispos. San
Nicolás no aparece en una
lista principal, pero sí en
alguna de obispos
orientales. Siempre fue un
gran defensor de la
Santísima Trinidad.
42. Dicen que tuvo algún gesto
fuerte contra Arrio, que no
gustó a varios; pero se le
apareció la Santísima
Virgen confirmándole en
su entusiasmo por la fe. El
Concilio Ecuménico
condenó al arrianismo y
quedaron fijos los
primeros siete artículos del
Símbolo, entre ellos que
Jesucristo es el Hijo de
Dios, “engendrado y no
creado, de la misma
naturaleza que el Padre”.
43. Murió en su sede de
Myra y allí fue
sepultado, donde
estuvo más de 700
años. Comenzaron a
producirse abundantes
milagros junto a su
tumba y su fama se
extendió ni sólo por el
Oriente, sino por Italia y
otras naciones.
San Nicolás murió el 6 de diciembre del año 342, a la
edad de unos 72 años.
44. Fue en Italia principalmente donde su devoción caló
más hondo. En Roma ya se habla de una iglesia a su
nombre por el año 550. Así que, cuando por el año 1087
los musulmanes invadían Turquía, amenazando a
Europa,
unos valientes
marineros
italianos
robaron las
reliquias de
san Nicolás
para que no
fuesen
ultrajadas por
los
musulmanes.
45. Era el 9 de Mayo de 1087 cuando los marineros italianos
llegaban con los restos de san Nicolás a Bari, ciudad
del sur de Italia, en la costa adriática, perteneciente al
reino de Nápoles.
Desde esta nueva
tumba, san Nicolás,
por la misericordia
de Dios, extendió
su protección en
forma de milagros y
su fama se fue
extendiendo más
por Occidente.
46. Pronto comenzó a levantarse en Bari una basílica para
honrar a san Nicolás y su tumba. A los dos años, en
1089, el papa Urbano II bendecía solemnemente la cripta
donde estaban los restos del santo.
Como su fama
se extendió
rápidamente,
se le comenzó
a llamar “san
Nicolás de
Bari”, ya que
los orientales
le llamaban
“san Nicolás
de Myra”.
47. En Mira, se decía que "el venerable cuerpo del obispo,
embalsamado en el aceite de la virtud, sudaba una suave
mirra que le preservaba de la corrupción y curaba a los
enfermos, para gloria de aquél que había glorificado
a Jesucristo, nuestro verdadero Dios".
Hay algo
característico en
los restos de san
Nicolás, que ya
se daba cuando
estaban en Myra
y que siguió
desde su nueva
tumba en Bari.
48. El «maná de San Nicolás», como lo suelen llamar, sigue
brotando en nuestros días, y ello constituye uno de los
atractivos principales para los peregrinos que acuden de
toda Europa. Es una especie de aceite perfumado que
mana de su tumba en ocasiones especiales y que se
recoge y se expone a la veneración.
El
fenómeno
no se
interrumpió
con la
translación
de los
restos.
49. La fama de san Nicolás se
popularizó de tal manera por
lo de los regalos y los niños
que, al ser su fiesta en
vísperas ya de Navidad y al
popularizarse su nombre en
alemán, fue degenerando al
nombre de “santa Claus” y dar
origen a una figura algo
grotesca, imitando algo las
vestimentas episcopales. De
hecho en la práctica ya nada
tiene que ver con la santidad
de san Nicolás.
50. Según la tradición, san
Nicolás tenía gran
devoción a la
santísima Virgen. Se
cuenta de dos
apariciones de la
Madre de Dios a
nuestro santo. La
primera habría sido
antes de ser sacerdote,
no solamente para
fortalecerle en la fe,
sino quizá para darle
seguridad en el paso
que iba a dar para el
sacerdocio.
51. La segunda vez fue en la
celebración de la misa, al final del
concilio de Nicea. La Virgen María
apoyaría al santo en su
compromiso de trabajar para
enseñar más y mejor la doctrina
de la divinidad de Jesucristo.
52. Por todo lo dicho sobre su
vida, san Nicolás es patrón:
primero de los niños y
marineros; pero también de
liberación de presos,
peligros de robo, conversión
de ladrones, panaderos,
toneleros, cerveceros,
novias, encarcelados,
barqueros, farmacéuticos,
pescadores, jueces, contra
los juicios injustos,
comerciantes, recién
casados, prestamistas,
peregrinos, pobres,
muchachas con deseos de
casarse.
53. Fue un santo obispo que
se preocupaba por los
pobres, especialmente
los niños. Por lo cual se
hizo famoso por su
caridad. Era de
temperamento muy
suave; sin embargo,
especialmente ya siendo
anciano, cuando se
trataba de proteger a los
más débiles de los
poderosos, san Nicolás
actuaba con gran
valentía y vigor.
La enseñanza principal que nos da san Nicolás es
sobre la caridad.
54. «Canon de la fe, imagen de la mansedumbre, maestro de
la continencia, llegaste a la región de la verdad; por la
humildad conseguiste lo más sublime; por la pobreza, lo
más opulento. Padre Nicolás, sé nuestro legado para
con Cristo Dios, para que consigamos la salud de
nuestras almas.»
La liturgia de
San Juan
Crisóstomo le
dirigía esta bella
invocación:
55. Terminamos
recordando las
palabras que dijo san
Pablo: que, “aunque
tengamos muchas
cosas, seremos muy
poco, si no tenemos
amor”. San Nicolás se
sentía unido a san
Pablo, pues como dicen
los Hechos de los
Apóstoles, había
estado el apóstol en
Patara y en Myra,
lugares donde nació y
vivió nuestro santo.