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59                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
                           V. EL ALTO PRECIO DE LA PROSPERIDAD

En este quinto capítulo vamos a estudiar el tiempo de la monarquía en Israel. El capítulo está
organizado en cuatro temas: el primer tema trataremos de explicar las causas que llevó a algunas tribus
a organizar un sistema de gobierno centralizado. En el contexto de la monarquía, el segundo tema,
aborda la vida y el reinado de David; se trata de las conquistas de la expansión del reino, de sus
relaciones con las tribus de Israel, de sus debilidades y deslices en relación del proyecto de Dios para el
pueblo. En el tercer tema destacaremos el espíritu emprendedor de Salomón, especialmente en la
construcción del Templo de Jerusalén, en la expansión del comercio y en la organización del culto a
Dios, al igual que su lado flaco: la opresión de pueblo. El cuarto tema presentará el papel de los
profetas que buscan alejar al rey y al pueblo de la idolatría y llevarlos a la fidelidad a Dios.

1. CAMBIO DE RÉGIMEN POLÍTICO EN ISRAEL

A simple vista, la monarquía creada por las tribus de Israel es una contradicción. Como ya lo hemos
estudiado, ellos habían creado una federación de tribus en oposición a la monarquía de los reinos
feudales de los cananeos. La federación de tribus es igualitaria, la monarquía no. ¿Por qué hicieron una
monarquía? ¿Por qué tuvieron que cambiar el sistema de gobierno tribual? ¿Por qué ese modelo
político? ¿No había otra manera de resolver los problemas internos y externos que las tribus
enfrentaban?, eso es lo que trataremos de resolver en este tema.

Del sistema tribual al poder centralizado: recordemos que durante el periodo tribal, era el Juez quien
tenía las fuerzas de las tribus para la defensa territorial de la tribu amenazada. Pero no faltaron las
dificultades, por ello surgió la necesidad de una organización mayor y más estable, de un gobierno
centralizado. La monarquía parecía ser la forma de gobierno más apropiada. Sin embargo, no surgió de
repente, fue provocada por algunas causas internas y externas.

De un lado, la explotación de nuevas tierras y el uso de tecnologías agrícolas, aumentó la producción y
la formación de un excedente, además de la sustitución de la mano de obra humana. Por otra parte, el
buey pasa a ser una nueva rama de la producción.

El vino y el aceite son los principales productos agrícolas excedentes destinados al comercio. Además
se tiene leche, el cuero y las crías de ganado bovino. El hecho es que la tecnología del buey resulta
rompiendo una cadena igualitaria. La familia no alcanza a consumirlo (como sí consumía la oveja).
Entonces la solución es darlo al comercio. El buey es sinónimo de riqueza que solo puede tener unas
cuantas familiar. Esa riqueza hay que defenderla y preservarla.

Como es lógico, el aumento de la producción intensifica el comercio en las regiones próximas a
Jerusalén que va adquiriendo interés comercial. Entonces se hace necesario proteger las caravanas.
Surge, de esta manera, un grupo volcado a la actividad comercial.

La protección y defensa de la economía centrada en el buey lleva a la organización de un aparato
guerrero permanente y no solo para los momentos de amenaza, que sea capaz de garantizar la
existencia y reproducción de la economía y del grupo social por ella beneficiado.

Lo que constatamos, es que el ideal de una sociedad igualitaria falla, los compromisos adquiridos no se
cumplen. La unidad de las tribus se dio muy irregularmente, es decir fue una unidad muy relativa. Se
había hecho del compromiso de que cuando un extranjero agrediera a una tribu se unirían en la defensa.
El hecho fue que varias tribus fueron agredidas y las otras tribus los dejaron solos. A esta situación hay
60                  ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
que sumarle la invasión de Palestina por parte de los filisteos y su intención de acabar con las tribus y
su deseo expansionista.

La situación militar de los filisteos era de enorme ventaja frente a los israelitas; tenían ejército regular y
sabían de guerra, tenían mejor equipo militar, entre sus armas disponían de carros de guerra, etc. Por lo
el contrario, los israelitas tenían disposición de salir a la batalla, pero no tenían un ejército regular, ni
disponían de armas ni de caballos de guerra.

Institución de la Monarquía: Veamos ahora las causas más inmediatas recordando que los filisteos
son los que dominan el territorio. Del santuario de Silo queda sólo un montón de ruinas; el arca de la
alianza yace en casa de un particular, bajo la supervisión de los filisteos. Israel vive en medio de gentes
que no conocen a Yahvé y se contamina con sus cultos sensuales. No existe santuario nacional donde
pueda congregarse la asamblea de los hijos de Israel. Samuel, que tenía su residencia en Rama, se
desplazaba periódicamente y visitaba Galgala, Masfa y Betel para ponerse en contacto con las gentes
de las distintas regiones. Pero los años le aconsejaron limitar sus desplazamientos. De ahí que a la falta
de un santuario se añadía la anarquía en el orden político y administrativo.

En el interior de los israelitas, urgía cada día más la necesidad de la unión entre las tribus que gozaban
de gran autonomía. El medio para aunarlas era la institución de una monarquía. Edom, Moab y Amón
habían implantado el régimen monárquico. El rey era un aglutinante en el interior y un caudillo que
salía al frente de sus tropas para guerrear contra los pueblos enemigos.

En Israel, desde tiempo, existieron dos corrientes, una a favor y otra en contra de la monarquía (Jue
8:22; 9:1-6; 9:7-20).

En los libros de Samuel se vislumbran claramente estas dos corrientes antagónicas. Algunos textos son
favorables a la monarquía: 1 Sam 9:1-10:16; 11:1-11; 15; c.13-14; otros, contrarios: 1 Sam 8:1-22;
10:18-25; c.12 y 15. Según la tradición favorable, la iniciativa de la monarquía parte de Dios, qué
escoge a Saúl como libertador de su pueblo (9:16); la tesis de la segunda tradición es que la idea de la
monarquía parte del pueblo, que pide un rey para ser igual que las otras naciones (8:5-20). La
evolución de la idea monárquica toma incremento con ocasión del peligro filisteo, que exigía una
acción común. De esta manera se justifica la corriente favorable a la monarquía. Saúl aparece como un
continuador de la obra de los jueces: como ellos, es el salvador designado por Dios (9:16; 10:1), recibe
el espíritu de Yahvé (10:6-10; 11:6), libertando, como ellos, a su pueblo (11:1-11; c. 13-14). Pero a esta
elección divina corresponde, por primera vez, una aclamación popular después de la victoria sobre los
amonitas (11:15). El jefe carismático, el naguid, 9:16; 10:1, se convierte en melek, rey, 11:15 (Les
Institutions I 145).

De tribus reinos: monarquía en el antiguo Oriente Medio: ya desde el S. X a.C. algunos reinos,
como Egipto, Asiria, Babilonia y Persia, llegaron a transformarse en grandes imperios; ellos, en
periodos diferentes, dominaron la región de Canaán. Los reyes de estos extensos imperios dominaban
grandes territorios, ayudados por ejércitos permanentes que permitían aumentar el área del imperio. El
emperador tenía normalmente como sucesor a un hijo suyo.

Además de los grandes imperios, las tribus eran rodeadas de otros pequeños reinos monárquicos. Las
Ciudades-Estados de Canaán eran gobernadas por los “reyes de Canaán”, que dominaban los territorios
situados alrededor de la ciudad fortificada. Las relaciones de estos pequeños reinos con las tribus de
Israel en general eran hostiles, aunque no representaban una amenaza vital. Además muchos de estos
grupos, de vida y estructura tribal, adoptaron la institución de la realeza.
61                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
Poco a poco también las tribus de Israel fueron percibiendo que era necesaria una mayor unión, para
hacer frente a esos pequeños reinos en casos de amenazas, principalmente de los filisteos y los
ammonitas. En el periodo de Samuel, la presión de los filisteos aumentó; algunas tribus más prósperas
sintieron la necesidad de tener a “un rey (…) como todas las naciones” (Sam 8, 5).

Los reyes eran representantes de los dioses: algunos poemas descubiertos en las regiones de Sumer
de Fenicia, de los hititas y de los egipcios revelaron que el rey era una especie de mediador del orden,
la justicia y la sabiduría supremos, establecido, en el mundo por la divinidad. El se hallaba en la
cumbre de la comunidad nacional, con la que mantenía una relación única, llegando a afirmar que era
“hijo de dios”.

En Israel, por el contrario, había inicialmente una gran resistencia a la monarquía, según le revela los
textos de 1Sm 8; 10, 17-24; 12. Algunos textos bíblicos señalan las dificultades en tres diferentes
aspectos: teológico, socio-económico y político.

En el aspecto religioso el optar por un rey significaba la sustitución de Dios por un hombre. En 1Sm
10, 17-24; 12 Dios se manifiesta resentido, al recordar todos los beneficios que realizó a favor del
pueblo. 1 Sm 10, 19)

En aspecto socio-económico, Samuel presenta los prejuicios que en esta nueva forma de gobierno le
traería al pueblo (1Sm 8, 11-18). Nada de esto asustó al pueblo. Fue confirmado el pedido, aunque no
hubo unanimidad entre las personas. Poro el grupo más fuerte se impuso y manipuló a los demás.

En el campo político, el pueblo de Israel cayó en la tentación de imitar a los pueblos vecinos al pedir un
rey como el que tenían los demás (1Sm 8, 19-22): “Nuestro rey nos juzgará, irá al frente de nosotros y
combatirá nuestros combates”. Samuel, sintiéndose presionado, consultó al Señor acerca del pedido de
los ancianos. Y el Señor le ordenó: “Hazles caso y ponles un rey”. Samuel, bastante contrariado,
atendió ese pedido y ungió a Saúl como rey para la defensa del territorio contra la invasión de los
Ammonitas (1Sm 12, 12) y de los filisteos (1Sm 9, 16b)

En Israel surge un nuevo proyecto sociopolítico: al final del periodo de los Jueces, ya había nacido la
convicción de que era necesario formar un gobierno centralizado, al menos en la región del centro y en
el Norte de Israel. Estas tribus admitían un origen común, creían en el mismo Dios y afirmaban el
mismo destino. Aun así, no constituían un Estado.

Los jueces eran jefes carismáticos ocasionales, limitados en el espacio y en el tiempo; es decir, ellos
actuaban en su tribu y tal vez en más de una (como por ejemplo Samuel, en tiempos de guerra). Las
amenazas se volvieron cada vez un peligro crónico tanto de parte de los filisteos, situados en la franja
litoral, como de parte de los ammonitas, en la región Este de la Transjordania, y de los amalecitas, en el
Sur. La salida para Israel, era encontrar un jefe permanente que pudiese crear condiciones para
organizar con mayor vigor el reclutamiento de las tribus. Era necesario un nuevo tipo de jefe: debería
ser estable y tener un ejército permanente. Varias tribus, principalmente las prósperas (1Sm 9, 1; 11,
5.7), con excedentes de producción, quería una estructura polaca fija, con una cabeza hegemónica. En
este contexto, Saúl fue escogido para ser el primer rey de Israel.

Saúl en busca de seguridad y paz: aproximadamente 1030-1010 A.c. Saúl fue escogido en medio
de la expectativa de darse inicio a una forma de gobierno en Israel. No podemos decir que el haya
ejercido el poder sobre las tribus de Israel (1 Sam 10, 26 ss.; 11, 12). Algunas de ellas adhirieron y
62                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
acogieron su liderazgo, y él las congregaba, en defensa propia, en los momentos de amenaza y peligro.
Pero el no llego a gobernar a todas las tribus.

A continuación vamos a analizar un poco las tres narraciones diferentes sobre la designación de Saúl
como rey.

Saúl es ungido rey secretamente por Samuel. 1 Sam 9, 1-10,8. La primera narración introduce la
persona de Saúl mediante un caso bastante curioso: la pérdida de unas asnas de Quis, padre de Saúl.
Quis era de la tribu de Benjamin y hombre poderoso (v. 1). Envío al hijo a buscar las asnas que se
habían extraviado. Saúl no las encostro y fue aconsejado a que consultara al “hombre de Dios”, Samuel
quien recibió la revelación de que debería ungir a Saúl como jefe del pueblo de Israel (v. 16). Así, la
narración introduce la idea de que la monarquía es querida por Dios, lo cual determina también quien
será el rey. Samuel desempeña el papel de un simple y desconocido “vidente” (1 Sam 9, 6-9) y no de
juez (1 Sam 10,1).

En este texto el profeta unge a Saúl en nombre de Dios. Este no significa que todo lo que Saúl haga
desde aquel día en adelante tendrá la aprobación de Dios; sino que el texto resalta que la misión que le
recibió debe ser conforme al plan de Dios, ejercida según el derecho y la justicia. El redactor bíblico,
aquí trata de presentar a la persona del rey Saúl a semejanza de la de Moisés en el éxodo, el mismo que
recibe de Dios, “quien escucho el clamor del pueblo” (Ex 18, 13-16,1 Sam 9,17).

Saúl es escogido por sorteo entre las tribus: 1 Sam 10, 9-27. En esta narración, Samuel convocó a
todas las tribus de Israel y echó a suerte para saber entre cual de ellas seria escogido el primer rey. La
suerte recayó sucesivamente sobre la tribu de Benjamin, sobre el clan de Matri y finalmente sobre
Saúl, hijo de Quis. Y Samuel lo presento al pueblo, diciendo: “¿veis al que ha escogido Yahvé? no hay
como él en todo el pueblo”. Entonces todos comenzaron a aclamarlo y a gritar:”! Viva el rey!” (1 Sam
10.24).El sorteo era un a forma de interpretar la voluntad de Dios sin la intervención humana. En esta
narración, Samuel señala, desde un comienzo, como el pueblo ha rechazado a Dios al querer tener un
rey (vv. 17-19). Seguidamente, no obstante esto, acoge la voluntad del pueblo, escoge a su rey y
presenta a todos el “fuero real”, es decir, los “derechos del rey”, a semejanza de 1 Sam 8, 1-9.

Saúl es elegido por aclamación del pueblo: 1 Sam 11, 1-5. La tercera narración de la designación de
Saúl como rey inicia con la descripción de la amenaza de los ammonitas contra los habitantes de Yabés
de Galaad. La noticia llegó hasta Guibeá, la ciudad de Saúl. El pueblo quedó aterrorizado y comenzó a
llorar y gritar. Saúl escuchó los gritos y el llorar del pueblo y pregunto que estaba pasando. Le
contaron todo, y él, indignado, convocó a “todo Israel” para combatir a los ammonitas, venciéndolos.
Entonces, Samuel convocó a todo el pueblo en Guilgal, y allí “Samuel fue proclamado rey delante del
Señor”.

El motivo inmediato de su elección fue su calidad de guerrero, pues el obtuvo la victoria sobre los
ammonitas, enemigos de Israel. El texto no especifica cuales fueron todas las tribus que lo aclamaron
rey. Probablemente no fueron todas, pero con certeza la de Benjamin y tal vez algunas mas (v, 15). A
partir de estas, Saúl formó su ejército permanente, escogiendo a Abner como jefe (1 Sam 14, 50).
Debería ser un pequeño ejército, con una organización aun muy embrionaria, centralizada en la ciudad
de Guibea, de la tribu de Benjamin.

La monarquía alternativa: escogido por Dios y aclamado por el pueblo. Las narraciones relativas a
la subida de Saúl al trono- tanto que las revelan una resistencia a él como las que le son favorables
evidencian dos puntos esenciales que aseguraron su realeza: Dios escoge a su representante, el rey, por
63                  ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
medio del profeta (1 Sam 9, 14-17; 9, 26-10; 1, 10, 17- 21; 11,12-15); y esta designación es
confirmada con la aclaración del pueblo (1 Sam 10, 24; 11,15).

Hay autores que señalan los dos elementos como esenciales en la monarquía de Israel. Esto significa
que nadie podía llegar a ser rey en Israel por propia iniciativa. Se necesitaba la designación de Dios y la
aprobación del pueblo. Se trataba de la monarquía del Señor, sobre una base reconocida y confirmada
por la comunidad popular. El rey se hallaba exactamente entre el Señor y el pueblo. Teóricamente era
el representante de Dios frente al pueblo y viceversa.

Pero hay un tercer elemento presente en los textos sobre el reinado de Saúl: el rey no podía pretender
ser el único representante de señor ni el único intérprete de su voluntad. El debía someterse al control
y a la crítica del profeta del Señor. Cuando el rey se negaba a seguir esta voz profética, se alejaba del
ideal propuesto por el Señor y con esto era rechazado.

Saúl entre el gobierno tribal y el monárquico: la búsqueda de un nuevo proyecto. Saúl,
correspondiendo a los intereses principalmente de las tribus más proféticas, fue designado para realizar
la tarea de transición entre la vida tribal y la monarquía.

El cambio no fue hecho de una sola vez, sino poco a poco. No podemos decir que Saúl haya sido rey en
el sentido pleno de la palabra. Él fue mucha más un jefe de reclutamiento tribal y un rey militar que
mantuvo que mantuvo una tropa ofensiva. De hecho parecía que:

   -   No creó una organización estatal.
   -   No construyó propiamente una corte.
   -   No consideró a Guibeá como ciudad real.
   -   No construyó un palacio real en Guibeá, en el territorio de Benjamín.
   -   No tuvo a funcionarios estables que se considerasen autoridad central, responsable durante su
       jurisdicción.
   -   No promovió cambio alguno en las instituciones del culto y en la vida religiosa.

La monarquía de Saúl no tenía ninguna estructura burocrática, sino que estaba apoyada tan solo en el
consentimiento de algunas tribus, dependiendo totalmente de ellas; aun así, alcanzó bases sólidas para
una perfecta defensa de los territorios. Saúl no tenía capacidad para hacer frente al poder de los filisteos
y fue víctima de ellos. Tanto para él como para sus seguidores de la región central de Israel la situación
estaba perdida. Tal situación es presentada como un preanuncio del espíritu de Samuel, en el texto de la
visita de Saúl a un nigromante (1Sm 28, 7-25). El resultado concuerda con el preanuncio de Samuel
sobre el fin de Saúl y de su reinado (1Sm 31, 1-13).

Saúl, entre la fidelidad y la debilidad: sufrimiento y dificultades. Saúl enfrentó varios problemas
que surgieron de sus limitaciones personales, así como de las personas influyentes y de la situación
externa. Probablemente tuvo dificultad en adaptar a la antigua organización tribal las nuevas
circunstancias del reino naciente. Fue criticado y luego abandonado por Samuel, quien lo había ungido
rey. Ya no podía contar con su promotor y protector, el hombre de su confianza. Generó insatisfacción
en el pueblo (1Sm 22,2) y perdió el prestigio dentro de su propia familia y entre sus servidores más
cercanos (1Sm 22, 7-8). Perdió el apoyo y la confianza de David que, de guerrero suyo que era, pasó a
ser su competidor (1 Sm 18, 5-8.11; 19,10). Manchó de sangre el ya debilitado gobierno, eliminando
sistemáticamente los sacerdotes del Señor en el templo de Nob, cuyo jefe había tomado partido a favor
de David (1 Sm 22, 6-23). Enfrentaba constantemente amenazas de los pueblos vecinos, sobre todo de
64                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
los amalecitas y de los filisteos (1 Sm 15, 1-9; 23, 1-13). Saúl encontró dificultades para levantarse con
sus propias fuerzas.

Diversos textos revelan las tensiones que agravaron la situación del rey. Algunos hechos incluso
merecieron la desaprobación de Samuel. El primero fue el ofrecimiento de un sacrificio a Dios (1 Sm
13, 7-14). Frente al atraso y a la demora de Samuel, Saúl se adelantó ofreciendo un sacrificio de
holocausto, porque temía quedar solo y ser abandonado por sus guerreros. Si todos le abandonaban,
¿Qué haría solo? La solución era ofrecer el sacrificio, con la finalidad de asegurar la presencia confiada
de los guerreros para seguir con él en la guerra. El gesto fue interpretado como desobediencia y falta de
confianza en el Señor.

Saúl es acusado de otras infidelidades, como la de quebrar el voto de ayuno, al comer sus soldados la
víctima con sangre (1 Sm 14, 24-34), y la desobediencia al Señor al aprovechar al aprovechar del botín
de guerra (1 Sm 15, 10-30). Presenta fuertes problemas psíquicos, como depresión, manía de
persecución, etc. (1 Sm 16, 14-23). De allí en adelante Saúl cayó en descrédito, mientras que comenzó
a ser resaltado David (1 Sm 18, 6-9)

Consideraciones sobre la monarquía de Saúl. La escritura de los textos bíblicos le hace a la
monarquía de Saúl va más allá de su persona. Él fue escogido probablemente a causa de sus campañas
militares (1 Sm 11) y fue investido de realeza sobre un territorio restringido, entre las tribus del Norte
(1 Sm 10). Sus vínculos con el Sur eran muy escasos. El reinado terminó trágicamente en la batalla de
Gelboé. (1 Sm 31, 8-13). Él esperaba conseguir el control de la planicie de Yezreel, una manera de
obtener fácil intercambio con las otras tribus y tal vez la unificación territorial y política.

Desde el inicio Saúl enfrentó muchos problemas de orden político externo, con los ammonitas y los
filisteos, y de orden interno, con Samuel, así como con el sacerdote de Nob y también con el joven
David. No es fácil explicar históricamente las contradicciones existentes en las narraciones acerca del
cambio de actitud en la vida de Saúl. Con mucha frecuencia él es visto como un “héroe trágico, malo y
repudiado”. Para muchos estudiosos, esta interpretación no tiene fundamento histórico. Se trata de una
tragedia literaria. Lo que parece histórico es el hecho que Saúl un comandante afortunado contra los
filisteos y los ammonitas y tuvo un final trágico en el monte Gelboé, en su última batalla contra los
filisteos (1 Sm 31, 1-13).

Territorio del “reino” de Saúl. El territorio sobre el cual Saúl reinó, al igual que otras naciones, no
fue un Estado con fronteras sólidas y una administración independiente. Por el contrario, abarcó un
área ocupada por las tribus de la región del Centro y el Norte de Canaán, excluyendo las dos tribus del
Sur, Judá y Simeón. Muchos pretenden extender el dominio del reino de Saúl a todas las tribus. (1 Sm
15, 17.26.30). Saúl no reinó sobre las 12 tribus de la extinta confederación de Tribus de Israel. Hay
quien duda incluso de que su reinado se extendiese sobre las tribus del Norte. Es cierto que abraca una
parte de Galaad. Aun así, la realeza de Saúl tuvo como característica su autoridad militar.
65                  ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5

2. DAVID, DE PEQUEÑO PASTOR A GRAN REY (Aprox. 1010-970)

Vamos a conocer las diferentes lecturas de la llegada de David a la corte de Saúl, su vida y su reinado,
sus conquistas, la expansión de su reino desde el Sur hasta el Norte de Israel, sus debilidades humanas
y la reanudación del proyecto de Dios.

La historia de David
La historia de David es narrada en el primero y el segundo libro de Samuel (1 Sam 16,1-30, 31; y todo
2 Sam) y en el primer libro de Reyes (1 Rs 1-2). Para facilitar la comprensión de la historia de David,
vamos a clasificar las narraciones en tres grandes bloques: la historia de la subida de David al trono; las
conquistas de David y su aclamación y coronación en Judá e Israel; y la historia de su sucesión en el
trono de David.

La "historia"5 de la subida de David al trono: 1 Sam 16 - 2 Sam 4, 12
La historia de David comienza ya con la narración de su designación y unción como rey, incluso antes
de la muerte de Saúl. En la tradición de la monarquía en Israel, como vimos anteriormente, eran
necesarias dos prerrogativas para que alguien fuera rey: la designación de parte de Dios, y la
aclamación del pueblo. La primera narración sobre la designación de David de parte de Dios se
encuentra en 1 Sam 16, 1-13.
David era hijo de Jesé, natural de Belén, de la tribu de Judá. Era el menor de ocho hermanos (1 Sam 16,
l0-ll).De origen humilde, era pastor de los rebaños de su padre. Dios envió a Samuel a casa de Jesé, en
Belén, "porque le dijo- he visto entre sus hijos un rey para mí" (1 Sam 16, 1). Después de que todos los
hijos de Jesé pasaron delante de Samuel, Dios le indicó a quién debía ungir: "Levántate y úngelo:
porque es él", David (1 Sam 16, 12; 2 Sam 2, 4; 5,3).
David fue aclamado inicialmente por las tribus del Sur, en Hebrón (2 Sam 2). Sólo siete años después
fue reconocido como rey por las tribus del Norte (2 Sam 5). Pero desde la unción de David en su casa
hasta su reconocimiento como rey pasaron muchos años. ¿Cómo es que este joven pastor fue a parar a
la corte de Saúl?

Las narraciones bíblicas traen tres versiones diferentes sobre la presencia de David en la corte de Saúl.
La primera dice que él fue invitado allí a tocar la cítara. Saúl pidió a Jesé que le permitiera al joven
permanecer en la corte, para que, al tocar la cítara, aliviase su depresión. David se volvió, entonces,
escudero del rey (1 Sam 16, 14-23). En esta función acompañó al rey en la guerra contra los filisteos y
tuvo gran éxito (1 Sam 17, 1-11).
La segunda narración (1 Sam 17,12-54) cuenta la historia de la llegada de David al campo de batalla
donde Goliat, el filisteo, estaba desafiando a Israel. David intentó participar en la batalla por intermedio
de sus hermanos, que servían en el ejército de Saúl, pero no consiguió nada. Alguien vio a David
insistiendo en combatir contra Goliat y se hizo portavoz de su pedido donde el rey. Saúl lo llamó (1
Sam 17,31). David fue aceptado, combatió contra Goliat y lo venció. Esta narración ignora el pedido de
Saúl al padre de David, y afirma que éste se presentó ante Saúl y le pidió poder luchar contra Goliat, el
guerrero filisteo. Y Saúl consintió en ello.

Más adelante, en el mismo capítulo, se encuentra la tercera narración (1 Sam 17, 55 - 18, 5). Después
de la victoria del pequeño David sobre el gigante Goliat, Saúl le pregunta a Abner, jefe de su ejército:
"¿De quién es hijo aquel joven?”... Saúl no obtuvo información del general. Entonces mandó llamar de
66                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
nuevo al héroe y lo tomó a su servicio. David comenzó a proyectarse y a tener éxito en lo que
emprendía: con eso le hizo sombra al rey. Saúl, entonces, pasó a perseguir a David, pues su estima por
él se transformó en odio (1 Sam 18,6-16). Pero David logró escapar de la muerte con la ayuda de su
amigo Jonatan, hijo de Saúl (1 Sam 20).



Los textos manifiestan su preferencia para David
Está claro que los autores de los textos demuestran una gradual preferencia por David. Ellos lo
presentan de una forma muy simpática, aunque no esconden sus debilidades y pecados. Lleno de
bondad, de valentía en las conquistas militares, dotado de cualidades humanas, artísticas y de liderazgo,
afortunado, llega a casarse con Mikal, hija de Saúl (1 Sam 22-30). Éste, por el contrario, es presentado
como alguien incapaz en el plano político (1 Sam 31), indigno en el plano religioso (1 Sam 15, 10-31)
Y desequilibrado en el plano psíquico (1 Sam 19, 8-24), perdiendo gradualmente su prestigio inicial. El
autor tenía la preocupación de resaltar la alianza de Dios con el pueblo de Israel, el pueblo escogido y
portador de las promesas y del futuro Mesías, el cual vendría por medio de la dinastía de David, no de
Saúl. Por eso, debemos leer estos textos con cuidado, para no caer en la ingenuidad de pensar que todo
fue tan "limpio" para David como aparece en una lectura más superficial.

Las conquistas de David y su aclamación y coronación en Judá y en Israel: 2 Sam 5-8
Poco a poco David fue conquistando su espacio y se impuso primero sobre las tribus del Sur y después
sobre las tribus del Norte. Él había conducido una política personal, incluso antes de la muerte de Saúl.
Gracias a su habilidad, supo ganarse la simpatía de los diferentes clanes establecidos en el Sur (1 Sam
27,10-12; 30, 26-31). No participó en la batalla de Gelboé, que llevó a Saúl a la muerte, pero fue a
Hebrón, donde fue reconocido como rey (2 Sam 2, 1-4). Después de la muerte de Abner, general del
ejército de Saúl (2 Sam 3, 22-39), y de Isbaal, hijo de Saúl (2 Sam 4, 1-12), los ancianos de Israel
reconocieron a David como rey. David consiguió reunir la realeza sobre Judá e Israel.

Contexto histórico que precede la subida de David al trono del reino del Norte
Isbaal, hijo de Saúl, fue proclamado rey por el general Abner sobre Galaad, Yizreel, Efraín y Benjamín
y sobre otras regiones menores (2 Sam 2, 9-11). Por su parte, las tribus de Judá y Simeón, en el Sur, ya
se encontraban bajo el gobierno de David.
Isbaal ordenó a Abner que marchase con sus adeptos para la Cisjordania, convocase su escolta personal
y se confrontase con los mercenarios de David, liderados por Joab (2 Sam 2, 12 - 3, 1) en el territorio
de Benjamín. David consiguió negociar con Abner, quien pasó a estimular a los israelitas del antiguo
reino de Saúl a aliarse con David, de manera que éste, ya como "rey" de Judá, con residencia en
Hebrón, preparaba el camino para gobernar también a Israel. La respuesta de David a Abner la
podemos leer en 2 Sam 3,13, y también el texto de 2 Sam 3,21 dice que "David despidió a Abner, que
se fue en paz".
El problema no era entre David y Abner, sino entre Abner y Joab. Abner, general del ejército de Saúl,
en la batalla de Gabaón había matado a Ashael, hermano de Joab (2 Sam 2, 22-23). Éste vengó la
muerte del hermano matando a Abner (2 Sam 3, 27)6. David quedó en una situación difícil. Ordenó
que se hiciera un entierro solemne de Abner y él mismo siguió el cortejo fúnebre y lloró la muerte del
general (2 Sam 3,32 Y 38).

La muerte de Abner causó un fuerte impacto sobre Isbaal y los israelitas (2 Sam 4,1). Dos mercenarios
de los seguidores de Saúl mataron a Isbaal y llevaron su cabeza a Hebrón, esperando tener una
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recompensa de David, pero encontraron la muerte (2 Sam 4, 5-12), pues el rey los castigó por ese
hecho.

David ya se había proyectado en Judá. Necesitaba a toda costa conquistar la confianza de las tribus del
Norte, para no frustrar sus planes. Los israelitas, a su vez, sin su rey Isbaal, sin Abner, jefe del ejército,
y bajo la amenaza constante de los filisteos, se adhirieron a David, considerado el más fuerte del país
(2 Sam 5, 1-3).

La unión personal de David con Judá e Israel
David se volvió rey de Judá e Israel. Su posición, sin embargo, no trajo cambios estructurales. Todo
continuó como antes, aunque el jefe de los dos grupos era el mismo. Era la unión personal de David
con la casa de Judá y con la casa de Israel, sin englobar ambas en un único nombre, el del reino de
Israel. La unión personal es una forma de gobierno por la cual dos "naciones" –Judá e Israel- son
política y administrativamente independientes, pero tienen a un mismo soberano. Es una forma de
gobierno conocida: hasta el siglo pasado, en 1939, Islandia y Dinamarca tenían esta forma de gobierno.
Cada nación tenía su propio poder legislativo, ejecutivo y judicial, pero las dos tenían al mismo
soberano, el de Dinamarca. Lo mismo sucedió entre Portugal y España, alrededor del año 1550 d. C.

La ampliación del poder de David sobre las tribus del Norte fue el resultado de esta unión personal.
¿Qué significa esto concretamente? Para Judá e Israel significaba mantener la personalidad política,
conservando también la conciencia de su individualidad. Las tribus del Sur y del Norte no hicieron otra
cosa sino someterse al poder supremo de David. No significaba aún un Estado totalmente unitario.
Hasta entonces predominaba una estructura tribal. La monarquía estaba apenas en una fase inicial y
embrionaria como una nueva forma de organización y de gobierno.
La unión personal que David creó entre las tribus del Norte y las del Sur nunca fue valorada
suficientemente en su significado y en su problemática por las propias tribus, porque existía entre ellas
la convicción de que Judá siempre había pertenecido a Israel, y viceversa. Pero fue necesaria una
alianza de Abner con David (2 Sam 3, 12-21) como punto de partida para que David fuera aceptado
como soberano no sólo sobre Israel sino también sobre Judá.

Las estrategias políticas de David
David no fue un jefe ocasional como los Jueces, sino que desde un inicio fue un guerrero, apoyado en
su propia tropa y en sus propios éxitos, independientemente del control tribal y del reclutamiento
militar. La monarquía de David tenía en Judá una base firme y prometía duración. Hay indicios de que
David buscaba ampliar sus metas políticas. Apenas fue ungido rey en Hebrón, buscó contactos con los
pueblos vecinos (2 Sam 2, 7). No era una relación de guerra, sino de simpatía. Tenía recursos y poder,
lo que le faltaba a Saúl. Poseía su tropa de mercenarios (1 Sam 22, 1-2) y tenía autoridad plena sobre
Judá (2 Sam 2,4). Conquistó la ciudad de Jerusalén y en ella estableció su residencia. No necesitó del
ejército de Judá ni del de Israel; sólo usó a sus mercenarios para conquistarla y ocupó la fortaleza de
Sión, donde se instaló (2 Sam 5,9). Por un lado, esto favoreció su neutralidad e independencia; por el
otro, excluyó toda posibilidad de reivindicaciones y prerrogativas de parte de una u otra corriente de su
reino.
La conquista de Jerusalén fue una acción estratégica, por ser frontera entre las tribus del Norte y las del
Sur, y por estar relativamente aislada en lo alto de una montaña, lejos de la encrucijada de importantes
vías de comunicación y separada geográficamente de la zona principal de la tribu de Judá. Debe su
auge únicamente a la iniciativa de David. Él consiguió realizar lo que Saúl no logró: pasar de un Estado
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nacional/tribal a un Estado territorial, con fronteras más o menos estables y reuniendo a las tribus bajo
el poder del rey.

La población cananea y filistea del área rural situada en los territorios de las tribus del Sur y del Norte
adhirió al dominio de David y fue tratada con derechos casi iguales a los de las tribus. La unificación
estatal fue un proceso lento y progresivo hasta llegar a la madurez y autonomía política, con sus
elementos étnicamente diversos. Al conquistar Jerusalén, David la transformó en capital de su reino.
Compró la colina oriental, dándole el nombre de Ciudad de David, donde mandó construir un altar (2
Sam 24, 18-19); allí, más tarde, Salomón mandó edificar el Templo (1 Rs 6) y, anexo a éste en el lado
sur, su palacio (1 Rs 7). La designación de Jerusalén y la compra de la colina de Sión fueron una acción
estratégica, porque vincularon las tribus del Norte a la nueva sede del Arca, dándole a la ciudad una
dignidad especial en el aspecto religioso. Jerusalén se volvió, a partir de entonces, el centro político,
religioso y cultural del reino unido. David enfrentó muchos conflictos con los reinos vecinos para
mantener esta unidad.

La expansión territorial en los tiempos de David
En los tiempos de David, el reino llegó a su máxima expansión territorial. Comprendía el área ocupada
por las dos tribus del Sur y por las diez tribus de la región del Centro y del Norte. Sus habitantes eran
esencialmente israelitas. El segundo contingente poblacional sometido al gobierno de David estaba
constituido por los reinos conquistados, que le pagaban tributo: Edom, Moab, Ammón, Aram de
Damasco y Aram-Sobá. En Edom y Aram de Damasco fueron establecidos gobernadores israelitas,
haciéndoles pagar tributos como súbditos de David (2Sam8, 1-14; 10, 18-19), mientras que los otros
seguían con sus líderes locales, aunque bajo el control de la Corte de Israel. El tercer y último
contingente poblacional sometido a la soberanía de David estaba constituido por los reinos vasallos de
la Filistea (1 Cron 20, 4), GUeSur (2 Sam 3, 3; 13,37), Jamat de Siria (2 Sam 8, 9-10) Y Tiro,
gobernado por Jiram (2 Sam 5, 11). Se trataba de un dominio complejo, desde el punto de vista
administrativo, militar y político, pero hábilmente conducido durante el gobierno del rey David (2 Sam
3, 3; 13, 37)

El Estado de David: el poder comunitario se vuelve centralizado
La formación de un gran Estado davídico es mérito personal de David, de su habilidad política y de su
destreza militar. Algunas causas favorecieron el crecimiento de la autonomía del reino. Egipto ya había
perdido su hegemonía e influencia sobre Canaán. Las amenazas de los filisteos, ammonitas, moabitas,
edomitas y arameos de Siria fueron debilitadas por David, gracias a su capacidad diplomática y al
apoyo interno que encontró en Judá y en Israel. Uniendo las fuerzas, constituyó un ejército profesional
permanente. Construyó su residencia y organizó un Estado burocrático y autónomo.

En el segundo libro de Samuel (2 Sam 8,16-18; 20, 23-25), encontramos una lista de cargos
distribuidos por David entre sus funcionarios: cargos militares que están directamente bajo las órdenes
del rey (las dos listas mencionan a Joab como comandante del ejército, y a Benaías como comandante
de mercenarios); y otros cargos importantes, como los de heraldo, sacerdote y secretario, también
conocidos en su organización. Independientemente de las tribus, pero en su territorio, David organizó
un gobierno estatal entre los Estados de Judá y de Israel, un centro administrativo, un centro de poder
que lleva en sí mismo su propia ley.
Las tribus lo permiten, pero dejan de influir sobre esta nueva evolución. Se apartan como portadoras de
una formación política que, de ahí en adelante, es transferida totalmente al rey y a sus funcionarios. La
monarquía de David, desde el comienzo, fue diferente de la monarquía de Saúl. Éste había surgido de
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la tradición de los jefes carismáticos; fue un rey militar sobre algunas tribus del Norte, pero sin apoyo
seguro y permanente de todas las tribus, sin amplia residencia y sin un cuerpo activo de funcionarios,
como por el contrario ocurrió en el reinado de David.

La idolatría y la presencia profética de Gad y de Natán
Con David se inicia el llamado "sincretismo de Estado", que apuntaba a unificar también en el plano
religioso a los varios pueblos establecidos en el Estado. David quiso construir un templo para el Señor
(2 Sam 7, 1-3). Natán aprobó la inspiración del rey, pero, posteriormente, lo desaconsejó. El discurso
giraba en tomo a la "Casa de David" entendida como estabilidad de su descendencia, y no en torno al
Templo.
En el discurso de Natán aparecieron algunos elementos del culto cananeo que fueron incorporados en
la religión de Israel por medio del culto estatal: la ideología "regia"; la promesa de la dinastía eterna (2
Sam 7, 15); la persona del rey adoptada por la divinidad (Sal 45, 7; 1 Rs21, 1114); la pena de muerte
para quien blasfema contra Dios y contra el rey (Is 8, 21); la vida eterna concedida al rey (Sal 21, 5); la
supremacía del rey sobre todos los seres (2 Sam 23, 1); las funciones de protección y promoción social
(2 Sam 21, 17; Lam 4, 20); su relación con la fecundidad de la tierra (Sal 72, 6-7.16); sus funciones
sacerdotales (como veremos más adelante, Salomón, al inaugurar el templo, hace oración por el pueblo
y ofrece sacrificios).
David es duramente criticado a causa del censo promovido durante su reinado (2 Sam 24, 1). En la
mentalidad religiosa del antiguo Israel, todo era referido a Dios como causa primera. Hacer un censo de
los que vivían o habían muerto era un derecho reservado a Dios (Ex 32, 32-33; 30, 12). Sólo Él tenía
esta prerrogativa. Implícitamente, sin embargo, había el interés de actualizar la recaudación de
impuestos, reforzando la explotación del rey sobre el pueblo, y evaluar la posibilidad de reclutamiento
para el ejército. De ahí la recriminación del profeta. Por eso, David reconoce como un gran pecado la
orden que ha dado (2 Sam 24, 10) Y pide perdón a Dios.
El profeta Natán reprende a David por otros dos pecados: haber cometido adulterio con Betsabé, y
haber mandado matar a Urías, marido de ella (2 Sam 12, 1-25). Al asumir este comportamiento, David
se portó como dueño de la vida y de la muerte. Y este derecho sólo pertenece a Dios. Frente a una
parábola que el profeta dirige al rey, éste se indigna, no reconociéndose en ella. Cuando Natán señala el
pecado del rey, David se arrepiente, y el profeta lee como castigo de Dios las desgracias que caerán
sobre la Casa real (2 Sam 12, 10).
Ya de edad avanzada, David comenzó a enfrentar problemas a causa de la sucesión al trono. Absalón,
su hijo mayor, fue el primero en preparar el terreno para dar un golpe de Estado (2 Sam 15, 1-6).
Condujo el reino de David a una verdadera crisis. David y toda la corte tuvieron que retirarse de la
capital, Jerusalén, en la cual se quedó únicamente el harén (2 Sam 15, 13-23). Absalón llegó a
proclamarse rey en Hebrónll (2 Sam 15,7-12). Sin embargo, la milicia de David logró poner en fuga a
los rebeldes, y Absalón acabó siendo matado (2 Sam 18,1-32).
La segunda rebelión, capitaneada por Seba, fue provocada por la tribu de Benjamín (2 Sam 20,1), a la
que pertenecía la familia de Saúl. No aparenta ser una revancha de la familia de Saúl contra David,
sino parece reflejar una enemistad entre Israel y Judá (2 Sam 20, 2). La rebelión fue dominada por la
milicia de David. Seba fue muerto en una ciudad próxima a Dan, donde se había refugiado (2 Sam 20,
21-22).
Las circunstancias históricas que envolvieron la sucesión dinástica hereditaria en la casa de David no se
dieron espontáneamente. La historia de la sucesión al trono de David es causa de muchas disputas entre
los hijos del rey:
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Absalón, como vimos arriba, Adonías (1 Rs 1, 5-7. 9-10) y Salomón (1 Rs 1,28-34). Además de los
hijos, otros pretendientes y partidos se formaron en la fase final de la vida de David, como: Joab, jefe
del ejército; Abiatar y Sadoq, sacerdotes; y Benaías, jefe de los mercenarios. La historia de la sucesión
está rodeada de intrigas hasta la llegada de Salomón al poder, por la sugerencia del profeta Natán a
David y la insistencia de Betsabé con él (1 Rs 1, 11-40).
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                 3. LUCES Y SOMBRAS DEL REINO DE SALOMÓN (970-931)

Después de muchas disputas entre los pretendientes al trono de David, Salomón llega al poder. Las
narraciones sobre su reinado resaltan su sabiduría y su espíritu emprendedor en diversos campos:
religioso, comercial y cultural. Pero es necesario poner atención para leer entre líneas los textos que se
refieren a él, para descubrir astucia y mucha opresión en lo que él emprendió.

Salomón: hijo de David con Betsabé: Los textos que hablan específicamente sobre el reinado de
Salomón se encuentran en 1 Rs 3-11. El nombre "Salomón" le fue dado por David, su padre (2 Sam
12,24), Y el nombre "Yedidías" (amado de Yahvé) le fue dado por el profeta Natán, "según la palabra
de Yahvé" (2 Sam 12, 25). Su nacimiento fue interpretado como la certeza del perdón de Dios, pues
había muerto el primer hijo nacido del adulterio de David con Betsabé. El nombre "Salomón" viene de
la palabra "Shalom", que en hebreo significa "paz, plenitud, prosperidad, perfección" y que es usada
como fórmula de saludo. David le dio este nombre a su hijo tal vez porque se sintió en paz con Dios.

Las narraciones sobre Salomón inician con los conflictos de la sucesión (1 Rs 1-2); después lo
presentan como un rey sabio (1 Rs 3, 1 - 5, 14), como constructor (1 Rs 5,15 - 9,25) Y como
comerciante (1 Rs 9,26 -10,29); Y terminan evidenciando las sombras de su reinado (1 Rs 11, 1-43).

Los conflictos de la subida al trono de Salomón: 1 Rs 1-2: Las narraciones bíblicas sobre la subida al
trono de Salomón no dicen que éste ha sido escogido por Dios como sucesor de David. (cfr. 1 R 1,48;
2, 24) Incluso antes de tener la aprobación de David, hubo una mediación del profeta Natán y de
Betsabé (1 Rs 1, 11 ss.). Pero él es señalado y aprobado por la voluntad expresa de David (1 Rs 1,
32-40) y es aclamado por el pueblo (1 Rs 1, 39). Los versículos que siguen revelan que su subida al
trono resultó de un contragolpe en el que los adversarios fueron tomados por sorpresa (1 Rs 1,41-53).

La justificación religiosa del gobierno de Salomón es presentada en el texto que habla de una
peregrinación que él hace al principal "lugar alto" de Gabaón, donde el Señor le aparece en sueños
durante la noche. En esta experiencia, Salomón le dirige una súplica pidiendo la gracia de gobernar al
pueblo con sabiduría (1 Rs 3,4-15). Según los libros de las Crónicas, el "lugar alto" donde sucede este
encuentro con Dios parece ser un antiguo santuario israelita (1 Cron 21, 29; 2 Cron 1, 3-5).

Salomón, rey sabio: 1 Rs 3, 1 - 5, 14: Salomón es conocido por muchos como rey sabio. Las narra-
ciones enaltecen su sabiduría práctica (1 Rs 5, 9-14), que está ligada a la habilidad política y comercial.
Algunos libros bíblicos son atribuidos a él -como parte de Proverbios (Pr 1, 1), Sabiduría (Sb 9,
7-8.12), Cantar de los Cantares (Ct 1, 1) Y algunos Salmos (Sal 72; 127)-.

La atribución de un texto a alguien es frecuente en el mundo bíblico. Por eso, muchos escritos
sapienciales son atribuidos a Salomón, pero no necesariamente son de su autoría. Este modo de
proceder recibe el nombre de "pseudonimia". En la corte había escribas que registraban los Anales de la
Casa de Salomón. Tal vez por esta razón di versos libros han sido atribuidos a él.

Salomón, rey constructor: 1 Rs 5, 15 - 9, 25: Una de las mayores obras de Salomón fue la
construcción del Templo de Jerusalén. Su descripción es pormenorizada, comenzando desde los
preparativos (1 Rs 5, 15-32) hasta la construcción y la decoración (1 Rs 6). En el Templo Salomón
introdujo el Arca de la Alianza (1 Rs 8,1-13), bendijo la asamblea de Israel (1 Rs 8, 14); hizo sus
plegarias (1 Rs 8,1552); bendijo nuevamente la asamblea (1 Rs 8, 54-61), y ofreció sacrificios con todo
el pueblo, ejerciendo las funciones sacerdotal es (1 Rs 8, 62-66).
72                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
Salomón desarrolló y estimuló una tradición cultual en el santuario estatal, aunque no era una tradición
"judía" o "israelita". Probablemente sufrió influencias de Egipto y de otros países. Todo indica que, de
hecho, el Templo de Jerusalén podría haber sido un santuario estatal, en el cual los sacerdotes eran
también funcionarios del rey.

El Templo de Jerusalén era una empresa "regia", el lugar de la representación del rey y de Dios,
venerado por él; pero eran los santuarios menores los que daban plena garantía de fidelidad a las tra-
diciones religiosas de Israel. En realidad no se conocería el rumbo de la religión en Israel si las tribus,
en sus santuarios, no hubiesen velado con celo, desde el inicio, por la conservación de las tradiciones
de la fe en el Dios de Israel con interrumpida continuidad y originalidad. Estas tradiciones se ex-
tendieron a todos los israelitas, con una cierta tensión con el Estado. De ahí resultaron dos tradiciones
que fueron concluidas en el período del exilio y del post-exilio: la tradición deuteronómica, y la
sacerdotal, que aportaron muchos escritos del Antiguo Testamento.

Salomón mandó construir su palacio (1 Rs 7,1-51), igualmente descrito en sus mínimos detalles:
origen, mobiliario, naturaleza del material de construcción, equipo de trabajo, etc. 1 Rs 9, 15-24 habla
de otras construcciones, como el terraplén llamado Millo, donde se hallaban el palacio y el Templo; la
muralla de Jerusalén; y la fortificación de las ciudades de Jasor, Meguiddó y otras.

Las noticias sobre el reclutamiento para el trabajo son contradictorias. Según 1 Rs 5, 27 todo Israel era
reclutado como mano de obra esclava.

Más adelante, 1 Rs 9, 20-22 dice que la mano de obra era reclutada entre la población no israelita de las
Ciudades-Estado de Canaán. Sin embargo, la primera versión es más verosímil, porque será una de las
causas de la posterior ruptura entre Israel y Judá (1 Rs 12,3-4. 14-16). Salomón creó 12 distritos
administrativos para sustentar la corte durante los 12 meses del año (1 Rs 4,7-9).

Salomón, rey comerciante: 1 Rs 9, 26 -10, 29: Salomón no fue tan hábil y político como David. Se
caracterizó mayormente por las relaciones diplomáticas que fomentó con los países vecinos mediante el
comercio (1 Rs 10, 28-29), por medio del matrimonio con mujeres extranjeras de Moab, Ammón,
Sidón, Hattu (1 Rs 11, 1) Y con la hija del faraón de Egipto, tenida como esposa legítima, la misma que
es mencionada cinco veces (1 Rs 3,1; 7, 8; 9, 16.24; 11, 1). El matrimonio con mujeres extranjeras era
una de las formas de mantener la buena vecindad con los países vecinos. Confirman esta tesis los textos
bíblicos que hablan de las guerras emprendidas por David contra los ammonitas, los edomitas y otros
pueblos, mas no en el tiempo de Salomón (1 Rs 2, 12 -11,43). Tampoco emergen los conflictos que
antes envolvían a la autoridad del rey sobre Judá e Israel. Ahora estas cuestiones están apaciguadas.

Extensión territorial en el tiempo de Salomón: Salomón no conservó el territorio que heredó de su
padre, y tampoco emprendió campañas para expandirlo. Cuando se casó con la hija del faraón de
Egipto, dio en cambio la ciudad de Guézer (1 Rs 9,16). Luego cedió a Jiram, rey de Tiro, 20 ciudades
de Galilea (1 Rs 9, 11-14), en cambio de mano de obra especializada y de material de construcción.
Perdió la parte oriental de Siria, que había pertenecido al reino de David, y parte de Edom. No se
mostró un general activo, aunque tuvo organizado un cuerpo de carros de combate muy entrenado y
especializado (1 Rs 10,26-29).

Sombras del reinado de Salomón: 1 Rs 11, 1-43: Entre las sombras del reinado de Salomón aparece el
número muy elevado de mujeres con las cuales se casó. Esto indica las muchas alianzas que hizo con
los países vecinos, como una forma de mantener buenas relaciones (1 Rs 11, 1). Según el texto, ellas
desviaron del Señor al corazón del rey, introduciendo en Israel a sus dioses y a sus creencias (1 Rs 11,
73                  ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
4 ss.). El Deuteronomio le hace una crítica y una recomendación al rey Salomón: critica sus
matrimonios y el lujo que ostenta; y le recomienda que cargue consigo una copia del libro de la Ley y
ponga en práctica sus preceptos y normas (Dt 17, 16-20).

Salomón comenzó a perder prestigio y a empeñar ciudades para pagar la deuda externa. Enfrentó la
rebelión de Edom (1 Rs 11, 14-22), la de Siria (1 Rs 11, 23-25) Y la del Norte, conducida por Jeroboam
(1 Rs 11,26-40), quien había sido encargado de supervisar la contribución de la Casa de José a los
trabajos emprendidos por el rey. Esta situación parece revelar la existencia de una crisis social, debida a
una imposición muy pesada sobre las tribus del Norte.

Además de los territorios, Salomón perdió también la simpatía del pueblo a causa de los elevados
impuestos (1 Rs 5,1. 14). Subdividió las tribus del Norte en 12 regiones administrativas (1 Rs 4,7-19) Y
estableció que cada distrito debía pagar durante un mes del año los gastos del rey y de su casa,
apuntando con esto a debilitar el antiguo sistema tribal (1 Rs 4, 7-19; 5, 7). Los tributos eran obtenidos
mediante el trabajo obligatorio del individuo y de la comunidad (1 Rs 5, 27 ss; 2 Cron 2, 16).

Todo esto sólo podía eclosionar en la di visión del reino, después de la muerte de Salomón. Luego de la
ruptura del gobierno, vino la ruptura cultural y religiosa. Jeroboam restauró el culto en el santuario de
Betel, para hacer frente al Templo de Jerusalén (1 Rs 12, 26-33).

El alto precio de la prosperidad: El reinado de Salomón fue marcado por una relativa paz con los
países vecinos y por obras faraónicas, como el Templo de Jerusalén y el palacio real. En este período,
Israel se hizo conocido como potencia internacional, que asombró incluso a la reina de Sabá, en Arabia
(1 Rs 10). Desarrolló el comercio internacional, que se volvió una fuente de riqueza para el reino.

Con el comercio exterior entraron también los cultos idolátricos (1 Rs 11, 7 ss) que desviaron al pueblo
del Dios verdadero. A pesar de toda la prosperidad del reino de Salomón, el pueblo se sentía oprimido,
como si hubiese vuelto a la experiencia de antaño, en Egipto: trabajos forzosos, idolatría, persecución
política, miseria, opresión por medio de impuestos y tributos, hechos que confirmaban las previsiones
de 1 Sam 8: el rey y la corte oprimían al pueblo como el faraón había oprimido a los antepasados en
Egipto. El rey pasó a simbolizar la negación del proyecto fraterno y solidario del Señor. El pueblo, apo-
yado por el profeta Ajías, de Silo, se rebeló contra la situación de explotación (l Rs 11,26-12,19).

La monarquía creció a costa de la explotación del pueblo
Las preocupaciones de los tres primeros reyes de Israel, progresivamente, fueron: la creación de un
ejército permanente que pudiese defender la producción, así como el pueblo y la extensión territorial; el
establecimiento de una capital en la que tuviesen su sede los centros de poder militar, político,
administrativo y religioso; la construcción del palacio que pudiese acoger a la familia real y a la corte;
y, finalmente, la construcción de un santuario estatal para venerar a la divinidad protectora del reino.

Tales objetivos exigían la selección de una élite que ayudase al rey a llevar adelante los proyectos de su
gobierno. El funcionamiento de esta máquina del Estado exigía mucho dinero, que era recogido
mediante impuestos, tributos, tasas, guerras y botines de guerra. Eran diversas las formas de explotar al
pueblo, y fueron aplicadas más fuertemente en el reinado de Salomón.

El reinado de Salomón puede ser retratado, de manera resumida, con las siguientes características: el
uso del trabajo casi semejante al del tiempo de la esclavitud en Egipto, (l Rs 5, 27-32; 12,4); el gusto
por el lujo y la riqueza, al estilo de los faraones (1 Rs 5, 23; 7,1-8; 10, 14-23); la unión con princesas y
concubinas extranjeras que "desviaban su corazón hacia otros dioses" (l Rs 11, 18); la concentración de
74                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
riquezas en las manos del rey, considerado el gran detenedor del monopolio estatal (l Rs 9, 26-28); todo
esto realizado con la aparente bendición del Señor, que "habitaba" en el Templo construido por el pro-
pio Salomón (1 Rs 8,1-13; 1 Rs 6-7).

¿Y el pueblo? Continuaba clamando a Dios como en el tiempo de la esclavitud de Egipto. El rey
moraba en la ciudad protegida por murallas, distantes de los campos y de las aldeas donde vivía y tra-
bajaba el pueblo. El clamor popular no llegaba hasta el palacio del rey, situación semejante a la
denunciada por Amós dos siglos después (Am 6, 4-6). Las élites, sustentadas por la monarquía, iban
introduciendo en la cultura de su época contenidos ideológicos que ayudaban a oprimir al pueblo aún
más, y que persistirían a lo largo de los siglos. Estos contenidos van a aparecer en los textos de litera-
tura sapiencial, tanto en colecciones más antiguas como en elaboraciones más recientes. Así, la pobreza
era presentada como fruto de la pereza y como maldición, y la riqueza era vista como bendición de
Dios por la práctica del bien (Pro v 10,4; 10, 15; 13, 18 colección antigua). Las personas empobrecidas
por la opresión del rey y por las injusticias sociales eran vistas como seres inferiores, culpables de su
propia situación, flojos e incapaces. El pueblo no tenía voz, nunca; permanecía callado delante de la
situación (Qo 9, 13-16 - colección antigua; Sir 13,3-4) Esta discriminación social, después de haber
sido asumida por la cultura del pueblo, pasa a ser también discriminación religiosa y teológica, en la
forma de "teología de la retribución": la riqueza es bendición de Dios; la pobreza, maldición y castigo.
Job (siglo V a. C.) presenta esta teología y, con gran perspicacia, la desmitifica.

Con la monarquía, poco a poco el clamor del pobre dejó de incomodar. El mayor robo de la monarquía
fue el de quitar la sensibilidad de las personas. Esta injusticia continuó siendo practicada hasta hoy.
Esta lógica se volvió tan normal que el prender fuego a un indio se convirtió en una diversión.

Aunque encontramos algunos pasajes contra la monarquía, la mayor parte de las fuentes bíblicas
relativas a este período le son favorables, tanto las originales, que surgieron durante este período, como
las de las tradiciones yahvista y deuteronómica, posteriores, que hacen su relectura.
Contemporáneamente a la monarquía unida de Israel, encontramos algunas manifestaciones proféticas
con características propias y limitadas.
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  4. PROFETAS Y PRIMEROS TEXTOS BIBLICOS: DIOS ESCRIBE EN LAS LINEAS DE LA
                                 HISTORIA

La acción de los profetas para sacar el rey y al pueblo de la idolatría y conducirlo a la fidelidad de Dios
es muy persistente y valerosa. Algunos escritos de este periodo y otros posteriores revelan tal
preocupación.

El movimiento profético. Desde el comienzo de la monarquía, con Saúl y David, se manifiestan
algunos profetas. En algunos textos son mencionados en episodios que anteceden a la monarquía y allí
ellos aparecen como “videntes” (1 Sam 9, 9-11), o como “locos” o personas raras que danzan, se quitan
la ropa y caen en trance (1 Sam 10,5-6; 19,24). En otros textos, son presentados mas positivamente,
interpretando sueños (Dt 13,2-4) y consultando a Dios (1 Sam 8,6-7). Algunos personajes famosos
anteriores a estos reyes recibieron el nombre de profetas: Abraham (Gn 20,7), Moses (Dt 18, 15;
34,10.17), Josue (Sir 46,1), Miriam o María (Ex 15.20), Devora (Jc 4,4) y otros. Peor se trata de una
atribución posterior; en una época en la que la palabra “profeta” tal vez no tenía el sentido estricto
usado para los profetas clásicos (Amos, Isaías, etc.).

El movimiento profético no era exclusivo de Israel. Era conocido también entre los pueblos vecinos, en
Egipto, en Mesopotamia y en Canaán. Hay una estrecha relación entre los escritos de Mari, en
Mesopotamia, y los de Israel. Ambos consideraban al profeta como a un ser humano que recibía una
misión y era enviado generalmente al rey llevándole un mensaje oral, transmitido en tiempo de crisis,
ya en los demás pueblos el profeta era visto como un mensajero del cielo. En Israel, el mensaje era
dirigido también al pueblo. Además de llevar un mensaje, los profetas interpelaban al rey y al pueblo,
exigiendo de ellos una transformación interior y exterior. Anunciaban y denunciaban, arriesgando
frecuentemente su propia vida. Muchas veces el anuncio era hecho también con acciones simbólicas.

Los profetas o videntes eran buscados para resolver los mas diversos problemas de la vida del pueblo
mediante una consulta a la divinidad (1 Sam 2,27-36). Motivos de salud (1 Rs 17,17-18), la perdida de
unas asnas (1 Sam 9,3-10) o la defensa del territorio eran algunas de las razones para consultar a un
profeta (Num22, 2-6). Los reyes y gobernantes trataban de tener el apoyo de los profetas o grupos de
profetas, porque buscaban en la palabra de estos la legitimación divina de su poder. El apoyo de estos
profetas representaba el apoyo divino y la garantía de sumisión y obediencia de los súbditos. También
en la historia del pueblo de Israel sucedía lo mismo.

El cambio del sistema tribal al sistema monárquico ocurrió con el consentimiento del profeta Samuel (1
Sam 3,20; 9,9; 10,15). Este fue buscado por los jefes de las tribus que querían ese cambio (1 Sam
8,4-5). De hacho, Samuel atendió el pedido, aunque de mala gana, ungiendo a los primeros reyes de
Israel: Saúl (1 Sam 10,1) y David (1 Sam 16,13). En el periodo de Saúl, se habla de un grupo de
profetas (1 Sam 10,5.10), pero sus nombres y sus funciones nos son desconocidas. El texto de Sam
10,5.9-13 solo deja clara la relación primitiva de los profetas con la música y el trance. Parece haber
sido esta la manera como ellos contagiaban a la comunidad presente y expresaban acciones simbólicas
por medio de mímicas, como en 1 Rs 22,11. Los grupos de profetas son mencionados únicamente en el
tiempo de Samuel, Elías y Eliseo; después no se habla más de ellos. Natan no parece formar parte de
los “hermanos profetas” o grupo de profetas; actúa en otra línea, integrado en la corte, junto a David (2
Sam 7,1 Crom 17) así como en la designación y unción de Salomón como sucesor de David (1 Rs
1,11-39).

Los profetas de Israel y los profetas de otros pueblos: Había una diferencia entre los profetas de Israel
y los profetas de los otros pueblos. Los profetas siempre estaban ligados a Dios y a los líderes del
76                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
pueblo. En la Biblia, el Dios del pueblo de Israel no existía para legitimar el poder del rey. Tal poder
existía para servir a la alianza, al proyecto de Dios (Dt 7,14-20; Sam 8,1-22). Veremos mas adelante
como, en los tiempos del rey Ajab y de otros, cuando los monarcas se oponían a la alianza y al proyecto
de Dios, los profetas se volvían independientes, críticos y libres delante del poder, aun habiendo ungido
a los reyes, como fue el caso de Saúl, Ajab y otros (1 Rs 19,10.14).

En los demás pueblos, los profetas no llegaron a ser un grupo independiente, critico del poder, por que
la función de la divinidad era la de legitimar el poder del rey. No era posible, entonces, concebir a un
profeta critico del poder del rey, pues este era el representante directo de la divinidad; en muchas
culturas, era el hijo de dios en la tierra: todo lo que el dijese o hiciese era expresión de la voluntad de
los dioses y no podía ser modificado ni cuestionado. Con esto, se consolidaba la posición de los reyes y
se cometía muchas arbitrariedades.

Los profetas eran mensajeros de Dios para el pueblo: Hay muchas explicaciones validas acerca del
origen y el significado de la palabra “profeta”. Lo más probable es que sea de origen acádica: “nabu”,
traducida al griego en “profétes” y, en nuestra lengua, en “profeta”, significa “hablar en nombre de
alguien”. En el sentido bíblico, el profeta es aquel que habla en nombre de Dios, por que se siente
llamado por El a esta misión. Muchos profetas encontraron dificultades para aceptar esta difícil misión,
porque incomodaba, reprochando por las injusticias, la explotación y la idolatría que andaban sueltas
(cfr. Mlq 3,1-4 Jr 20,7-9).

Hay otras palabras que a veces son usadas para hablar del profeta: vidente, visionario, soñador, hombre
de Dios, siervo de Yahvé, adivino, centinela. Todos estos nombres revelan algún aspecto del profeta,
pero no expresan la totalidad de su esencia y misión. En el periodo de la monarquía unida había pocos
profetas. Samuel, quien actúo en el cambio del régimen tribal hacia el monárquico, criticó la monarquía
y se opuso a ella, pero termino aceptando la misión de ungir a Saúl y a David, aunque finalmente
rechazo al primero (1 Sam 10; 15,10-23).

Natan comenzó su misión profética en la corte, durante el reinado de David. Aparece por primera vez
en el segundo libro de Samuel, sin ninguna presentación (2 Sam7, 2). No conocemos su origen, ni
como ocurrió su llamado a la misión profética. El aparece oyendo el desahogo de David: “Dijo el rey al
profeta Natan: yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca de Dios habita bajo pieles -.
Respondió Natán al rey:- anda; haz todo lo que diga el corazón, porque Yahvé esta con tigo”. Mas
adelante Natan confirmó en perpetuidad a la casa de David (2 Sam 7), recriminó su adulterio (2 Sam
12) e intervino en la designación de Salomón como sucesor (1 Rs 1). Se puede percibir un fuerte
contenido ideológico en la profecía de Natán favorable a la dinastía davídica.

Gad fue otro profeta que actúo en la corte de David (2 Sam 24,11; 1 Cron 21,29; 29,9). Es llamado
“vidente” de David, ordenó a David salir de la caverna de Adul-Lam (1Sam 22,5); fue muy severo con
el rey, a causa del censo que este mandó realizar; proponiéndole escoger entre tres castigos (2 Sam
24,11-14. 18-19; 1 Cron 21,9-13. 18-19). En los textos anteriores, Gad y Natán aparecen como
consejeros del rey para activar y resolver las implicancias religiosas de las decisiones políticas (2 Sam
7; 12; 24). A pesar de su severidad, eran escuchados por el rey.

La autosuficiencia del poder y la gloria de Salomón pueden ser percibidas por la ausencia de cualquier
manifestación profética durante su reinado. Después de su unción efectuada por el profeta Natán. El
templo parecería ser la garantía absoluta de su poder.
77                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
Escritos de la época de la monarquía. En el periodo de la monarquía unida (1030-931 a.C), surgen
nuevos escritos bíblicos: la llamada tradición Yahvista, la historia de la sucesión dinástica de David,
algunos proverbios y algunos salmos.

En la Biblia no conocemos ningún libro con el nombre de tradición Yahvista ni de historia de la
sucesión dinástica. Estos textos están esparcidos en algunos libros de la Biblia. Los textos de la
tradición Yahvista están esparcidos sobre todo en los cinco primeros libros de la Biblia: génesis, éxodo,
levítico, números y Deuteronomio, conocidos también como la colección del Pentateuco o la Torah,
atribuida a Moisés. Una afirmación explicita se encuentra en el evangelio de Marcos: “Maestro: Moisés
nos dejó escrito…” (Mc 12,19) en la Torah…. La Torah comprende los cinco primeros libros de la
Biblia. Al leer estos libros, los estudiosos percibieron que en los libros atribuidos a Moisés había
nombres diferentes atribuidos al mismo Dios, bruscas interrupciones, algunas contracciones, etc.
¿Cómo era posible esto, si el autor era uno solo, Moisés? A partir de entonces, se comenzó a aceptar la
idea de que varios eran los autores del Pentateuco, todos ellos de épocas, lugares y mentalidades
diferentes. Al lado de la tradición Yahvista son conocidas otras tradiciones o escritos, como veremos
mas adelante, que fueron reunidos poco a poco en un solo escrito y conformación el Pentateuco.

Tradición Yahvista: El grupo yahvista recogió tradiciones orales antiguas y les dio una interpretación
religiosa. Ellas se concentran principalmente en Génesis y Éxodo. Lea en su Biblia algunos textos: Gn
2, 4b - 4,26; 12-13; 18-19; 24; Ex 3, 1-5; 78; 16-20; 5,3-4.6-8. 10-22.l hay muchos otros; vamos a
estudiar algunos de ellos en la segunda y tercera serie de la colección "Biblia en Comunidad". Observe,
en la lectura de estos textos, el estilo narrativo y el modo de hablar de Dios, que son propios de esta
tradición, que es una de las muchas fuentes usadas en la composición de la Biblia. Los autores de la
Tradición Yahvista valoran las narraciones sobre los Patriarcas, la Promesa, la Pascua, las
bendiciones... Se interesan por las respuestas del pueblo de Dios y hacen una lectura de la historia y de
las huellas del pueblo de Dios en el pasado.
El grupo yahvista reúne material preexistente, de origen y finalidad diversos, proveniente sobre todo
del Sur del país, insertándolo en el contexto de la monarquía unida con la intención de legitimar su
institución que, en esa época, presentaba para Israel serios problemas de naturaleza política, social y
sobre todo religiosa. Más tarde, la dinastía davídica es leída por otro grupo, como realización de las
promesas hechas por Dios a los Patriarcas y a sus descendientes (1 Sam 7, 1-17)

Historia de la sucesión dinástica de David: rivalidades y muertes. La historia de la sucesión dinástica
se halla en 2 Sam 9 - 20 Y en 1 Rs 1 - 2. Estas narraciones son muy antiguas y no sufrieron grandes
retoques en el transcurso de los años desde su formación hasta la redacción final, alrededor del año 445
a. C. El prefacio de estos capítulos parece haber sido la profecía de Natán (2 Sam 7), que justificó la
descendencia de David en el trono, y no así la del rey Saúl. Aunque Saúl fue el primer rey de Israel, no
estaba determinado aún que sería un hijo suyo quien tendría derecho al trono. La monarquía estaba
todavía en una fase inicial, y la cuestión de la sucesión vino a ser definida sólo en el tiempo de David.

David hizo el empadronamiento de los sobrevivientes de la familia de Saúl. Descubrió a Meribbaal,
hijo de Jonatan, su gran amigo, y nieto de Saúl, padre de Jonatan. Lo trató con bondad y generosidad,
pero el derecho a la sucesión al trono cupo a Salomón. La dinastía de David se impuso mediante su hijo
Salomón, a pesar de la supervivencia de Meribbaal (2 Sam 9), y a pesar de la oposición de Seba (2 Sam
20), el adulterio de David (2 Sam 10-12), la rebelión de Absalón (2 Sam 15-18) y las intrigas de
Adonías, ambos pretendientes, estos últimos, al trono de David (1 Rs 1-2).
78                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
Proverbios: la educación popular. En este período surgen los primeros proverbios escritos, que luego
fueron recogidos y juntados con otros (Prov 10, 1 - 22, 16). Estos capítulos son considerados la parte
más antigua del libro. Trazan normas de conducta atribuidas a Salomón, en la forma de dichos o
máximas populares breves. Eran fáciles de ser memorizados y muy usados en la enseñanza oral. El
padre y la madre los enseñaban a los hijos (Prov. 1,8; 4, 10). El libro de Proverbios forma parte de la
literatura sapiencial que integra otros libros con enseñanzas semejantes.

Job: El libro de Job forma parte de la literatura sapiencia! Todo indica que fue escrito en dos períodos
históricos diferentes. Una pequeña parte del inicio y una del final del libro sugieren que probablemente
fueron escritas durante el período de la monarquía unida. Si leemos seguido el prólogo (Job 1,1 - 2, 13)
Y el epílogo (Job 42, 7-17), vamos a percibir una unidad de forma, contenido y visión teológica que
difiere de la que se encuentra en la parte central (Job 3, 1-42, 6). Es muy probable que, en un
comienzo, la parte inicial y la final hayan constituido una narración folklórica a parte, a la cual fueron
añadidos los capítulos centrales de Job. Éstos son presentados en poesía y son comúnmente colocados
en el post-exilio. Constituyen la parte más reciente de la obra. Quien lee solamente la introducción y la
conclusión de la obra queda con la falsa idea de un Job paciente y resignado. Idea que hasta hoy
permanece: "Que tenga la paciencia de Job!".
El prólogo y el epílogo del libro narran la paciencia ejemplar de un hombre de la tierra de Us, tal vez
de la región de Edom (Job 1,1), próxima al Mar Muerto. Él era tenido en gran estima entre los "hijos
del Oriente". Era un siervo de Dios rico y feliz. Dios permitió a Satán ponerlo a prueba en sus bienes,
en sus hijos y, después, en su cuerpo; pero él seguía fiel. La mujer le aconseja rebelarse contra Dios,
pero nada consigue. Job continúa paciente, aceptando todo como viniendo de Dios. Los amigos se
solidarizan y luego entran en conflicto con la manera de pensar de Job. El epílogo en prosa concluye el
libro, aprobando la actitud de Job, al que se le devuelve el doble de todo, como recompensa de su
resignación.
Hay quien piensa que esta historia, imbuida de una piedad sin igual (Job 1, 1-8; Sant 5,11), circulara de
forma oral entre los sabios del Oriente Medio, alrededor del año 1000 a. c., y haya sido narrada
nuevamente en hebreo en la época de Samuel, David y Salomón; luego, con bastante certeza, le fue
añadida, en el post-exilio, la parte en poesía (Job 3, 1 - 42,6), en la que el autor anónimo refuta los
textos en prosa sobre la teología de la retribución y de la justicia divina.

Salmos 2; 15; 24; 51-110; 121-134: Muchos de estos Salmos son conocidos como "reales" (relativos
al rey): los Salmos 2 y 110 son oráculos a favor del rey; el 61 y el 72 son oraciones por el rey; el 63 y
el 101 son oraciones del rey; el 132 es un canto real de procesión. Los Salmos 2, 72 y 110 pueden
haber sido Salmos de entronización de un rey. Son poemas antiguos, probablemente de la época de la
monarquía, porque reflejan el lenguaje y el ceremonial de la corte. El rey es llamado hijo adoptivo de
Dios; se afirma que su reino no tendrá fin; que su poder se extenderá hasta los últimos confines de la
Tierra; que hará triunfar la paz y la justicia; y que será el salvador del pueblo. Tales expresiones
pueden parecer extrañas, pero reflejan lo que los pueblos vecinos decían de sus soberanos y lo que
Israel esperaba de su rey.
En Israel, el rey recibía la unción que hacía de él un vasallo del Señor y su representante en la Tierra.
Él es el ungido del Señor: en hebreo, un "Mesías" ("ungido"). Cuando los reyes se alejaron del ideal
propuesto por el Señor, surgió en el pueblo la esperanza de un rey-mesías que, en el futuro, ejercería la
justicia y salvaría a Israel. Los Salmos 120 al 134 son conocidos como "Canciones de las Subidas". Los
peregrinos cantaban estos cánticos mientras se dirigían hacia el monte Sión, en Jerusalén (cfr. Is 30,
29).
79                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
Escritos sobre la época de la monarquía unida. Los escritos sobre la época de la monarquía son muy
posteriores a ella; datan de los años 587 a 445 a. C. Retratan el período de la monarquía unida, e
integran datos nuevos. Pertenecen a este grupo de escritos: Jc 19-21; 1-2Sam; 1 Rs 1-11; 1 Cron 11-21;
2 Cron 1-9; Sir47. La preocupación central que se esconde detrás de muchos de estos escritos
conocidos como deuteronómicos (Je, Jos, 12 Sam y 1-2 Rs) es el reinado "justo", mientras que en
otros, del grupo sacerdotal (1-2 Cron), es la teocracia, o sea, el reinado de Dios. Vamos a ver un poco
cada uno de ellos.

Jueces 19-21: Estos tres capítulos de Jueces fueron escritos alrededor del año 530 a. C., después del
destierro; hacen una lectura del período anterior a la monarquía. Constituyen el segundo apéndice de
Jueces (el primero está constituido por los capítulos 17 y 18). Jueces 19-21 relata la guerra contra la
tribu de Benjamín, sus causas y consecuencias. El capítulo 19 presenta el motivo de la guerra: la
trágica muerte de la concubina de un levita de Efraín. En Guibeá, en el territorio de Benjamín, el levita
sólo encuentra hospitalidad en la casa de otro efrainita (v. 16).Los benjaminitas no cumplen con las
leyes de la hospitalidad, además de cometer un acto abominable, al abusar de la concubina del levita
efrainita, que llegó a morir. El hecho causó una indignación general en las otras tribus. El capítulo 20
habla de la convocatoria de las tribus para vengarse de los benjaminitas, y habla de las operaciones
militares, las emboscadas y la victoria final de los israelitas. El capítulo 21 describe la rehabilitación de
la tribu de Benjamín, abriéndole la posibilidad de unirse en matrimonio con mujeres de otras tribus.
Los textos presentan una crítica a la tribu de Benjamín, cuya capital era Guibeá, ciudad de origen de
Saúl, el primer rey de Israel. Los estudiosos creen que estos textos reflejan una rancia tradición
contraria a Saúl y traen elementos que se encontraban en la narración de Lot en Sodoma (Gn 19,1-11).
En la época de Saúl la tribu de Benjamín ejerció una función importante; es poco probable que haya
habido un decline de la tribu en el período de la monarquía de Saúl, como aparece en Jc 21.

1-2 Samuel: Los dos libros que llevan el nombre de Samuel no se llamaban así desde el comienzo. En
algunas Biblias hasta hoy llevan el nombre de primero y segundo de los Reyes, pues la Vulgata habla
de los cuatro libros de los Reyes. Recibieron el nombre de Samuel porque una antigua tradición de los
rabinos consideraba a Samuel como autor de estos escritos. 1 Sam narra el nacimiento del niño Samuel,
su vocación profética y su misión como Juez y libertador del pueblo (1 Sam 1-7). Israel enfrentó
guerras sobre todo contra los filisteos, que en Silo le arrebataron el Arca de la Alianza. Frente a las
dificultades creadas por los países vecinos, Israel sintió la necesidad de un rey. Enfrentó la resistencia
de Samuel, quien atendió de mala gana el pedido del pueblo y constituyó a Saúl como primer rey de
Israel (1 Sam 8-12).
Desde un comienzo Saúl enfrentó guerras contra los filisteos y contra los amalecitas (1 Sam 1315).
Estando aún en el trono Saúl, David fue ungido rey por Samuel. Llegó a la corte y allí, después, se
proyectó en razón de su habilidad política y guerrera. Provocó los celos de Saúl, quien lo veía como a
un rival y lo perseguía. David huyó frente a sus amenazas. Finalmente Saúl murió en el monte Gelboé,
mientras David marchaba hacia Hebrón (1 Sam 16-31).

Al comienzo de 2 Sam, David se enteró de la muerte de Saúl. El texto habla de su proclamación como
rey de las tribus del Sur, en Hebrón (2 Sam 2, 1-4) y, siete años después, como rey de las tribus del
Norte (2 Sam 5,1-5).

1 Reyes 3-11: La redacción final de las narraciones de 1 Rs 3-11 es del período posterior al destierro.
Allí se relata la llegada de Salomón al trono con la eliminación de sus hermanos y de los opositores al
trono de David. Salomón, en su reinado, es presentado como rey sabio, constructor y comerciante.
80                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
1 Crónicas 10-20: Estos capítulos de 1 Crónicas comienzan recordando la muerte de Saúl en el monte
Gelboé. Presentan a David como al fundador del culto del Templo. Recuerdan su unción y su realeza.
Hablan del traslado del Arca de la Alianza a Jerusalén, y de la profecía de Natán respecto de la casa de
David, así como de sus campañas militares.

El autor cronista no habla de la vida privada de David, y tampoco de las rivalidades ocurridas en
ocasión de su sucesión, tal vez para confirmar la justificación que el propio autor presenta en 1 Cron
22, 8: "Tú has derramado mucha sangre y hecho grandes guerras; no podrás edificar tú la Casa a mi
nombre". David emprendió muchas batallas y tuvo éxito (1 Cron 18,1-13). Ofreció para la
construcción del Templo el botín de las guerras (1 Cron 29,1-5).

2 Crónicas 1-9: El segundo libro de las Crónicas recuerda, en los capítulos 1 al 9, la mayor obra de
Salomón: la construcción del Templo de Jerusalén. El texto ignora los pecados del monarca (l Rs 2, 13
- 3, 3), pero resalta su riqueza y su gloria como fruto de la bendición divina.

Eclesiástico o Sirácida 47: El Eclesiástico, en el capítulo 47, recuerda la actuación del profeta Natán
junto al rey David, la designación de éste entre los hijos de Israel, remembrando sus gestas, y recuerda
a Salomón, quien le sucedió en el trono, pero no fue tan fiel como su padre. Recuerda finalmente a
Roboam como "al más loco del pueblo, falto de inteligencia" (Sir 47, 23) y a Jeroboam, quien "hizo
pecar a Israel y señaló a Efraín el camino del pecado" (Sir 47, 24).

Conclusión
El final del período de la Confederación de las Tribus en Israel favoreció el surgimiento de la
monarquía. Muchas amenazas de los pueblos vecinos ponían en riesgo la supervivencia y el espacio
territorial de las tribus, así como la producción de las tribus más prósperas. Esto hizo que una parte del
pueblo, siguiendo el ejemplo de los demás pueblos, pidiera un rey a Samuel, el último Juez.

Saúl fue el primer rey escogido por Samuel. Hizo la transición del sistema de gobierno tribal al sistema
monárquico. Aun así, no podemos decir que Saúl haya dejado un Estado burocrático con una
organización estatal centralizada, con un ejército permanente, un palacio, un cuerpo de funcionarios
estables, y un santuario con un culto propio. Nada de esto había. Tal vez él tenía apenas una cierta
autoridad en el reclutamiento de las tribus, con poderes permanentes para mantener una tropa
defensiva. Terminó su vida en una batalla contra los filisteos, en el monte Gelboé.

Con David, la monarquía recibió un nuevo impulso. David era un hábil político, exitoso en sus
campañas militares, y tenía muchas cualidades personales que favorecieron su liderazgo, inicialmente
sobre las tribus del Sur y, después, sobre las tribus del Norte. Conquistó Jerusalén y compró la colina
sobre la cual edificó su palacio. Constituyó un ejército permanente y organizó un Estado burocrático y
autónomo, en el cual ya aparecen funciones y listas de funcionarios. En su reinado, las tribus llegaron
al máximo de su expansión territorial. Hubo muchas disputas en la sucesión al trono de David, con la
subida final de Salomón.
Salomón se hizo conocido como rey sabio. A él fueron atribuidos varios libros del Antiguo
Testamento. Pero su sabiduría está ligada a la habilidad comercial y política. Salomón se hizo famoso
por la construcción del Templo de Jerusalén, donde se celebraba el culto al Señor. Pero Salomón fue
recriminado por su infidelidad al Señor, pues se casó con mujeres extranjeras que introdujeron el culto
a otros dioses y desviaron el corazón del rey. Ya en la fase final del reinado de Salomón aparecen
rebeliones sobre todo en las tribus del Norte, que reclamaban por los pesados impuestos. Con su
81                 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5
muerte, de hecho el reino se dividió en dos: el reino de Judá, en el Sur, con Roboam; y el reino de
Israel en el Norte, con Jeroboam.

También se menciona la actuación de algunos profetas en el período de Saúl y de David. El mayor
resalte le es dado al profeta Samuel, quien apoya la transición del régimen tribal hacia la realeza, y al
profeta Natán, quien da el carácter de elección divina a la dinastía davídica. Hay también una mención
al profeta Ajías de Silo, que apoya la rebelión de Jeroboam (1 Rs 11,29-30).

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  • 1. 59 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 V. EL ALTO PRECIO DE LA PROSPERIDAD En este quinto capítulo vamos a estudiar el tiempo de la monarquía en Israel. El capítulo está organizado en cuatro temas: el primer tema trataremos de explicar las causas que llevó a algunas tribus a organizar un sistema de gobierno centralizado. En el contexto de la monarquía, el segundo tema, aborda la vida y el reinado de David; se trata de las conquistas de la expansión del reino, de sus relaciones con las tribus de Israel, de sus debilidades y deslices en relación del proyecto de Dios para el pueblo. En el tercer tema destacaremos el espíritu emprendedor de Salomón, especialmente en la construcción del Templo de Jerusalén, en la expansión del comercio y en la organización del culto a Dios, al igual que su lado flaco: la opresión de pueblo. El cuarto tema presentará el papel de los profetas que buscan alejar al rey y al pueblo de la idolatría y llevarlos a la fidelidad a Dios. 1. CAMBIO DE RÉGIMEN POLÍTICO EN ISRAEL A simple vista, la monarquía creada por las tribus de Israel es una contradicción. Como ya lo hemos estudiado, ellos habían creado una federación de tribus en oposición a la monarquía de los reinos feudales de los cananeos. La federación de tribus es igualitaria, la monarquía no. ¿Por qué hicieron una monarquía? ¿Por qué tuvieron que cambiar el sistema de gobierno tribual? ¿Por qué ese modelo político? ¿No había otra manera de resolver los problemas internos y externos que las tribus enfrentaban?, eso es lo que trataremos de resolver en este tema. Del sistema tribual al poder centralizado: recordemos que durante el periodo tribal, era el Juez quien tenía las fuerzas de las tribus para la defensa territorial de la tribu amenazada. Pero no faltaron las dificultades, por ello surgió la necesidad de una organización mayor y más estable, de un gobierno centralizado. La monarquía parecía ser la forma de gobierno más apropiada. Sin embargo, no surgió de repente, fue provocada por algunas causas internas y externas. De un lado, la explotación de nuevas tierras y el uso de tecnologías agrícolas, aumentó la producción y la formación de un excedente, además de la sustitución de la mano de obra humana. Por otra parte, el buey pasa a ser una nueva rama de la producción. El vino y el aceite son los principales productos agrícolas excedentes destinados al comercio. Además se tiene leche, el cuero y las crías de ganado bovino. El hecho es que la tecnología del buey resulta rompiendo una cadena igualitaria. La familia no alcanza a consumirlo (como sí consumía la oveja). Entonces la solución es darlo al comercio. El buey es sinónimo de riqueza que solo puede tener unas cuantas familiar. Esa riqueza hay que defenderla y preservarla. Como es lógico, el aumento de la producción intensifica el comercio en las regiones próximas a Jerusalén que va adquiriendo interés comercial. Entonces se hace necesario proteger las caravanas. Surge, de esta manera, un grupo volcado a la actividad comercial. La protección y defensa de la economía centrada en el buey lleva a la organización de un aparato guerrero permanente y no solo para los momentos de amenaza, que sea capaz de garantizar la existencia y reproducción de la economía y del grupo social por ella beneficiado. Lo que constatamos, es que el ideal de una sociedad igualitaria falla, los compromisos adquiridos no se cumplen. La unidad de las tribus se dio muy irregularmente, es decir fue una unidad muy relativa. Se había hecho del compromiso de que cuando un extranjero agrediera a una tribu se unirían en la defensa. El hecho fue que varias tribus fueron agredidas y las otras tribus los dejaron solos. A esta situación hay
  • 2. 60 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 que sumarle la invasión de Palestina por parte de los filisteos y su intención de acabar con las tribus y su deseo expansionista. La situación militar de los filisteos era de enorme ventaja frente a los israelitas; tenían ejército regular y sabían de guerra, tenían mejor equipo militar, entre sus armas disponían de carros de guerra, etc. Por lo el contrario, los israelitas tenían disposición de salir a la batalla, pero no tenían un ejército regular, ni disponían de armas ni de caballos de guerra. Institución de la Monarquía: Veamos ahora las causas más inmediatas recordando que los filisteos son los que dominan el territorio. Del santuario de Silo queda sólo un montón de ruinas; el arca de la alianza yace en casa de un particular, bajo la supervisión de los filisteos. Israel vive en medio de gentes que no conocen a Yahvé y se contamina con sus cultos sensuales. No existe santuario nacional donde pueda congregarse la asamblea de los hijos de Israel. Samuel, que tenía su residencia en Rama, se desplazaba periódicamente y visitaba Galgala, Masfa y Betel para ponerse en contacto con las gentes de las distintas regiones. Pero los años le aconsejaron limitar sus desplazamientos. De ahí que a la falta de un santuario se añadía la anarquía en el orden político y administrativo. En el interior de los israelitas, urgía cada día más la necesidad de la unión entre las tribus que gozaban de gran autonomía. El medio para aunarlas era la institución de una monarquía. Edom, Moab y Amón habían implantado el régimen monárquico. El rey era un aglutinante en el interior y un caudillo que salía al frente de sus tropas para guerrear contra los pueblos enemigos. En Israel, desde tiempo, existieron dos corrientes, una a favor y otra en contra de la monarquía (Jue 8:22; 9:1-6; 9:7-20). En los libros de Samuel se vislumbran claramente estas dos corrientes antagónicas. Algunos textos son favorables a la monarquía: 1 Sam 9:1-10:16; 11:1-11; 15; c.13-14; otros, contrarios: 1 Sam 8:1-22; 10:18-25; c.12 y 15. Según la tradición favorable, la iniciativa de la monarquía parte de Dios, qué escoge a Saúl como libertador de su pueblo (9:16); la tesis de la segunda tradición es que la idea de la monarquía parte del pueblo, que pide un rey para ser igual que las otras naciones (8:5-20). La evolución de la idea monárquica toma incremento con ocasión del peligro filisteo, que exigía una acción común. De esta manera se justifica la corriente favorable a la monarquía. Saúl aparece como un continuador de la obra de los jueces: como ellos, es el salvador designado por Dios (9:16; 10:1), recibe el espíritu de Yahvé (10:6-10; 11:6), libertando, como ellos, a su pueblo (11:1-11; c. 13-14). Pero a esta elección divina corresponde, por primera vez, una aclamación popular después de la victoria sobre los amonitas (11:15). El jefe carismático, el naguid, 9:16; 10:1, se convierte en melek, rey, 11:15 (Les Institutions I 145). De tribus reinos: monarquía en el antiguo Oriente Medio: ya desde el S. X a.C. algunos reinos, como Egipto, Asiria, Babilonia y Persia, llegaron a transformarse en grandes imperios; ellos, en periodos diferentes, dominaron la región de Canaán. Los reyes de estos extensos imperios dominaban grandes territorios, ayudados por ejércitos permanentes que permitían aumentar el área del imperio. El emperador tenía normalmente como sucesor a un hijo suyo. Además de los grandes imperios, las tribus eran rodeadas de otros pequeños reinos monárquicos. Las Ciudades-Estados de Canaán eran gobernadas por los “reyes de Canaán”, que dominaban los territorios situados alrededor de la ciudad fortificada. Las relaciones de estos pequeños reinos con las tribus de Israel en general eran hostiles, aunque no representaban una amenaza vital. Además muchos de estos grupos, de vida y estructura tribal, adoptaron la institución de la realeza.
  • 3. 61 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 Poco a poco también las tribus de Israel fueron percibiendo que era necesaria una mayor unión, para hacer frente a esos pequeños reinos en casos de amenazas, principalmente de los filisteos y los ammonitas. En el periodo de Samuel, la presión de los filisteos aumentó; algunas tribus más prósperas sintieron la necesidad de tener a “un rey (…) como todas las naciones” (Sam 8, 5). Los reyes eran representantes de los dioses: algunos poemas descubiertos en las regiones de Sumer de Fenicia, de los hititas y de los egipcios revelaron que el rey era una especie de mediador del orden, la justicia y la sabiduría supremos, establecido, en el mundo por la divinidad. El se hallaba en la cumbre de la comunidad nacional, con la que mantenía una relación única, llegando a afirmar que era “hijo de dios”. En Israel, por el contrario, había inicialmente una gran resistencia a la monarquía, según le revela los textos de 1Sm 8; 10, 17-24; 12. Algunos textos bíblicos señalan las dificultades en tres diferentes aspectos: teológico, socio-económico y político. En el aspecto religioso el optar por un rey significaba la sustitución de Dios por un hombre. En 1Sm 10, 17-24; 12 Dios se manifiesta resentido, al recordar todos los beneficios que realizó a favor del pueblo. 1 Sm 10, 19) En aspecto socio-económico, Samuel presenta los prejuicios que en esta nueva forma de gobierno le traería al pueblo (1Sm 8, 11-18). Nada de esto asustó al pueblo. Fue confirmado el pedido, aunque no hubo unanimidad entre las personas. Poro el grupo más fuerte se impuso y manipuló a los demás. En el campo político, el pueblo de Israel cayó en la tentación de imitar a los pueblos vecinos al pedir un rey como el que tenían los demás (1Sm 8, 19-22): “Nuestro rey nos juzgará, irá al frente de nosotros y combatirá nuestros combates”. Samuel, sintiéndose presionado, consultó al Señor acerca del pedido de los ancianos. Y el Señor le ordenó: “Hazles caso y ponles un rey”. Samuel, bastante contrariado, atendió ese pedido y ungió a Saúl como rey para la defensa del territorio contra la invasión de los Ammonitas (1Sm 12, 12) y de los filisteos (1Sm 9, 16b) En Israel surge un nuevo proyecto sociopolítico: al final del periodo de los Jueces, ya había nacido la convicción de que era necesario formar un gobierno centralizado, al menos en la región del centro y en el Norte de Israel. Estas tribus admitían un origen común, creían en el mismo Dios y afirmaban el mismo destino. Aun así, no constituían un Estado. Los jueces eran jefes carismáticos ocasionales, limitados en el espacio y en el tiempo; es decir, ellos actuaban en su tribu y tal vez en más de una (como por ejemplo Samuel, en tiempos de guerra). Las amenazas se volvieron cada vez un peligro crónico tanto de parte de los filisteos, situados en la franja litoral, como de parte de los ammonitas, en la región Este de la Transjordania, y de los amalecitas, en el Sur. La salida para Israel, era encontrar un jefe permanente que pudiese crear condiciones para organizar con mayor vigor el reclutamiento de las tribus. Era necesario un nuevo tipo de jefe: debería ser estable y tener un ejército permanente. Varias tribus, principalmente las prósperas (1Sm 9, 1; 11, 5.7), con excedentes de producción, quería una estructura polaca fija, con una cabeza hegemónica. En este contexto, Saúl fue escogido para ser el primer rey de Israel. Saúl en busca de seguridad y paz: aproximadamente 1030-1010 A.c. Saúl fue escogido en medio de la expectativa de darse inicio a una forma de gobierno en Israel. No podemos decir que el haya ejercido el poder sobre las tribus de Israel (1 Sam 10, 26 ss.; 11, 12). Algunas de ellas adhirieron y
  • 4. 62 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 acogieron su liderazgo, y él las congregaba, en defensa propia, en los momentos de amenaza y peligro. Pero el no llego a gobernar a todas las tribus. A continuación vamos a analizar un poco las tres narraciones diferentes sobre la designación de Saúl como rey. Saúl es ungido rey secretamente por Samuel. 1 Sam 9, 1-10,8. La primera narración introduce la persona de Saúl mediante un caso bastante curioso: la pérdida de unas asnas de Quis, padre de Saúl. Quis era de la tribu de Benjamin y hombre poderoso (v. 1). Envío al hijo a buscar las asnas que se habían extraviado. Saúl no las encostro y fue aconsejado a que consultara al “hombre de Dios”, Samuel quien recibió la revelación de que debería ungir a Saúl como jefe del pueblo de Israel (v. 16). Así, la narración introduce la idea de que la monarquía es querida por Dios, lo cual determina también quien será el rey. Samuel desempeña el papel de un simple y desconocido “vidente” (1 Sam 9, 6-9) y no de juez (1 Sam 10,1). En este texto el profeta unge a Saúl en nombre de Dios. Este no significa que todo lo que Saúl haga desde aquel día en adelante tendrá la aprobación de Dios; sino que el texto resalta que la misión que le recibió debe ser conforme al plan de Dios, ejercida según el derecho y la justicia. El redactor bíblico, aquí trata de presentar a la persona del rey Saúl a semejanza de la de Moisés en el éxodo, el mismo que recibe de Dios, “quien escucho el clamor del pueblo” (Ex 18, 13-16,1 Sam 9,17). Saúl es escogido por sorteo entre las tribus: 1 Sam 10, 9-27. En esta narración, Samuel convocó a todas las tribus de Israel y echó a suerte para saber entre cual de ellas seria escogido el primer rey. La suerte recayó sucesivamente sobre la tribu de Benjamin, sobre el clan de Matri y finalmente sobre Saúl, hijo de Quis. Y Samuel lo presento al pueblo, diciendo: “¿veis al que ha escogido Yahvé? no hay como él en todo el pueblo”. Entonces todos comenzaron a aclamarlo y a gritar:”! Viva el rey!” (1 Sam 10.24).El sorteo era un a forma de interpretar la voluntad de Dios sin la intervención humana. En esta narración, Samuel señala, desde un comienzo, como el pueblo ha rechazado a Dios al querer tener un rey (vv. 17-19). Seguidamente, no obstante esto, acoge la voluntad del pueblo, escoge a su rey y presenta a todos el “fuero real”, es decir, los “derechos del rey”, a semejanza de 1 Sam 8, 1-9. Saúl es elegido por aclamación del pueblo: 1 Sam 11, 1-5. La tercera narración de la designación de Saúl como rey inicia con la descripción de la amenaza de los ammonitas contra los habitantes de Yabés de Galaad. La noticia llegó hasta Guibeá, la ciudad de Saúl. El pueblo quedó aterrorizado y comenzó a llorar y gritar. Saúl escuchó los gritos y el llorar del pueblo y pregunto que estaba pasando. Le contaron todo, y él, indignado, convocó a “todo Israel” para combatir a los ammonitas, venciéndolos. Entonces, Samuel convocó a todo el pueblo en Guilgal, y allí “Samuel fue proclamado rey delante del Señor”. El motivo inmediato de su elección fue su calidad de guerrero, pues el obtuvo la victoria sobre los ammonitas, enemigos de Israel. El texto no especifica cuales fueron todas las tribus que lo aclamaron rey. Probablemente no fueron todas, pero con certeza la de Benjamin y tal vez algunas mas (v, 15). A partir de estas, Saúl formó su ejército permanente, escogiendo a Abner como jefe (1 Sam 14, 50). Debería ser un pequeño ejército, con una organización aun muy embrionaria, centralizada en la ciudad de Guibea, de la tribu de Benjamin. La monarquía alternativa: escogido por Dios y aclamado por el pueblo. Las narraciones relativas a la subida de Saúl al trono- tanto que las revelan una resistencia a él como las que le son favorables evidencian dos puntos esenciales que aseguraron su realeza: Dios escoge a su representante, el rey, por
  • 5. 63 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 medio del profeta (1 Sam 9, 14-17; 9, 26-10; 1, 10, 17- 21; 11,12-15); y esta designación es confirmada con la aclaración del pueblo (1 Sam 10, 24; 11,15). Hay autores que señalan los dos elementos como esenciales en la monarquía de Israel. Esto significa que nadie podía llegar a ser rey en Israel por propia iniciativa. Se necesitaba la designación de Dios y la aprobación del pueblo. Se trataba de la monarquía del Señor, sobre una base reconocida y confirmada por la comunidad popular. El rey se hallaba exactamente entre el Señor y el pueblo. Teóricamente era el representante de Dios frente al pueblo y viceversa. Pero hay un tercer elemento presente en los textos sobre el reinado de Saúl: el rey no podía pretender ser el único representante de señor ni el único intérprete de su voluntad. El debía someterse al control y a la crítica del profeta del Señor. Cuando el rey se negaba a seguir esta voz profética, se alejaba del ideal propuesto por el Señor y con esto era rechazado. Saúl entre el gobierno tribal y el monárquico: la búsqueda de un nuevo proyecto. Saúl, correspondiendo a los intereses principalmente de las tribus más proféticas, fue designado para realizar la tarea de transición entre la vida tribal y la monarquía. El cambio no fue hecho de una sola vez, sino poco a poco. No podemos decir que Saúl haya sido rey en el sentido pleno de la palabra. Él fue mucha más un jefe de reclutamiento tribal y un rey militar que mantuvo que mantuvo una tropa ofensiva. De hecho parecía que: - No creó una organización estatal. - No construyó propiamente una corte. - No consideró a Guibeá como ciudad real. - No construyó un palacio real en Guibeá, en el territorio de Benjamín. - No tuvo a funcionarios estables que se considerasen autoridad central, responsable durante su jurisdicción. - No promovió cambio alguno en las instituciones del culto y en la vida religiosa. La monarquía de Saúl no tenía ninguna estructura burocrática, sino que estaba apoyada tan solo en el consentimiento de algunas tribus, dependiendo totalmente de ellas; aun así, alcanzó bases sólidas para una perfecta defensa de los territorios. Saúl no tenía capacidad para hacer frente al poder de los filisteos y fue víctima de ellos. Tanto para él como para sus seguidores de la región central de Israel la situación estaba perdida. Tal situación es presentada como un preanuncio del espíritu de Samuel, en el texto de la visita de Saúl a un nigromante (1Sm 28, 7-25). El resultado concuerda con el preanuncio de Samuel sobre el fin de Saúl y de su reinado (1Sm 31, 1-13). Saúl, entre la fidelidad y la debilidad: sufrimiento y dificultades. Saúl enfrentó varios problemas que surgieron de sus limitaciones personales, así como de las personas influyentes y de la situación externa. Probablemente tuvo dificultad en adaptar a la antigua organización tribal las nuevas circunstancias del reino naciente. Fue criticado y luego abandonado por Samuel, quien lo había ungido rey. Ya no podía contar con su promotor y protector, el hombre de su confianza. Generó insatisfacción en el pueblo (1Sm 22,2) y perdió el prestigio dentro de su propia familia y entre sus servidores más cercanos (1Sm 22, 7-8). Perdió el apoyo y la confianza de David que, de guerrero suyo que era, pasó a ser su competidor (1 Sm 18, 5-8.11; 19,10). Manchó de sangre el ya debilitado gobierno, eliminando sistemáticamente los sacerdotes del Señor en el templo de Nob, cuyo jefe había tomado partido a favor de David (1 Sm 22, 6-23). Enfrentaba constantemente amenazas de los pueblos vecinos, sobre todo de
  • 6. 64 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 los amalecitas y de los filisteos (1 Sm 15, 1-9; 23, 1-13). Saúl encontró dificultades para levantarse con sus propias fuerzas. Diversos textos revelan las tensiones que agravaron la situación del rey. Algunos hechos incluso merecieron la desaprobación de Samuel. El primero fue el ofrecimiento de un sacrificio a Dios (1 Sm 13, 7-14). Frente al atraso y a la demora de Samuel, Saúl se adelantó ofreciendo un sacrificio de holocausto, porque temía quedar solo y ser abandonado por sus guerreros. Si todos le abandonaban, ¿Qué haría solo? La solución era ofrecer el sacrificio, con la finalidad de asegurar la presencia confiada de los guerreros para seguir con él en la guerra. El gesto fue interpretado como desobediencia y falta de confianza en el Señor. Saúl es acusado de otras infidelidades, como la de quebrar el voto de ayuno, al comer sus soldados la víctima con sangre (1 Sm 14, 24-34), y la desobediencia al Señor al aprovechar al aprovechar del botín de guerra (1 Sm 15, 10-30). Presenta fuertes problemas psíquicos, como depresión, manía de persecución, etc. (1 Sm 16, 14-23). De allí en adelante Saúl cayó en descrédito, mientras que comenzó a ser resaltado David (1 Sm 18, 6-9) Consideraciones sobre la monarquía de Saúl. La escritura de los textos bíblicos le hace a la monarquía de Saúl va más allá de su persona. Él fue escogido probablemente a causa de sus campañas militares (1 Sm 11) y fue investido de realeza sobre un territorio restringido, entre las tribus del Norte (1 Sm 10). Sus vínculos con el Sur eran muy escasos. El reinado terminó trágicamente en la batalla de Gelboé. (1 Sm 31, 8-13). Él esperaba conseguir el control de la planicie de Yezreel, una manera de obtener fácil intercambio con las otras tribus y tal vez la unificación territorial y política. Desde el inicio Saúl enfrentó muchos problemas de orden político externo, con los ammonitas y los filisteos, y de orden interno, con Samuel, así como con el sacerdote de Nob y también con el joven David. No es fácil explicar históricamente las contradicciones existentes en las narraciones acerca del cambio de actitud en la vida de Saúl. Con mucha frecuencia él es visto como un “héroe trágico, malo y repudiado”. Para muchos estudiosos, esta interpretación no tiene fundamento histórico. Se trata de una tragedia literaria. Lo que parece histórico es el hecho que Saúl un comandante afortunado contra los filisteos y los ammonitas y tuvo un final trágico en el monte Gelboé, en su última batalla contra los filisteos (1 Sm 31, 1-13). Territorio del “reino” de Saúl. El territorio sobre el cual Saúl reinó, al igual que otras naciones, no fue un Estado con fronteras sólidas y una administración independiente. Por el contrario, abarcó un área ocupada por las tribus de la región del Centro y el Norte de Canaán, excluyendo las dos tribus del Sur, Judá y Simeón. Muchos pretenden extender el dominio del reino de Saúl a todas las tribus. (1 Sm 15, 17.26.30). Saúl no reinó sobre las 12 tribus de la extinta confederación de Tribus de Israel. Hay quien duda incluso de que su reinado se extendiese sobre las tribus del Norte. Es cierto que abraca una parte de Galaad. Aun así, la realeza de Saúl tuvo como característica su autoridad militar.
  • 7. 65 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 2. DAVID, DE PEQUEÑO PASTOR A GRAN REY (Aprox. 1010-970) Vamos a conocer las diferentes lecturas de la llegada de David a la corte de Saúl, su vida y su reinado, sus conquistas, la expansión de su reino desde el Sur hasta el Norte de Israel, sus debilidades humanas y la reanudación del proyecto de Dios. La historia de David La historia de David es narrada en el primero y el segundo libro de Samuel (1 Sam 16,1-30, 31; y todo 2 Sam) y en el primer libro de Reyes (1 Rs 1-2). Para facilitar la comprensión de la historia de David, vamos a clasificar las narraciones en tres grandes bloques: la historia de la subida de David al trono; las conquistas de David y su aclamación y coronación en Judá e Israel; y la historia de su sucesión en el trono de David. La "historia"5 de la subida de David al trono: 1 Sam 16 - 2 Sam 4, 12 La historia de David comienza ya con la narración de su designación y unción como rey, incluso antes de la muerte de Saúl. En la tradición de la monarquía en Israel, como vimos anteriormente, eran necesarias dos prerrogativas para que alguien fuera rey: la designación de parte de Dios, y la aclamación del pueblo. La primera narración sobre la designación de David de parte de Dios se encuentra en 1 Sam 16, 1-13. David era hijo de Jesé, natural de Belén, de la tribu de Judá. Era el menor de ocho hermanos (1 Sam 16, l0-ll).De origen humilde, era pastor de los rebaños de su padre. Dios envió a Samuel a casa de Jesé, en Belén, "porque le dijo- he visto entre sus hijos un rey para mí" (1 Sam 16, 1). Después de que todos los hijos de Jesé pasaron delante de Samuel, Dios le indicó a quién debía ungir: "Levántate y úngelo: porque es él", David (1 Sam 16, 12; 2 Sam 2, 4; 5,3). David fue aclamado inicialmente por las tribus del Sur, en Hebrón (2 Sam 2). Sólo siete años después fue reconocido como rey por las tribus del Norte (2 Sam 5). Pero desde la unción de David en su casa hasta su reconocimiento como rey pasaron muchos años. ¿Cómo es que este joven pastor fue a parar a la corte de Saúl? Las narraciones bíblicas traen tres versiones diferentes sobre la presencia de David en la corte de Saúl. La primera dice que él fue invitado allí a tocar la cítara. Saúl pidió a Jesé que le permitiera al joven permanecer en la corte, para que, al tocar la cítara, aliviase su depresión. David se volvió, entonces, escudero del rey (1 Sam 16, 14-23). En esta función acompañó al rey en la guerra contra los filisteos y tuvo gran éxito (1 Sam 17, 1-11). La segunda narración (1 Sam 17,12-54) cuenta la historia de la llegada de David al campo de batalla donde Goliat, el filisteo, estaba desafiando a Israel. David intentó participar en la batalla por intermedio de sus hermanos, que servían en el ejército de Saúl, pero no consiguió nada. Alguien vio a David insistiendo en combatir contra Goliat y se hizo portavoz de su pedido donde el rey. Saúl lo llamó (1 Sam 17,31). David fue aceptado, combatió contra Goliat y lo venció. Esta narración ignora el pedido de Saúl al padre de David, y afirma que éste se presentó ante Saúl y le pidió poder luchar contra Goliat, el guerrero filisteo. Y Saúl consintió en ello. Más adelante, en el mismo capítulo, se encuentra la tercera narración (1 Sam 17, 55 - 18, 5). Después de la victoria del pequeño David sobre el gigante Goliat, Saúl le pregunta a Abner, jefe de su ejército: "¿De quién es hijo aquel joven?”... Saúl no obtuvo información del general. Entonces mandó llamar de
  • 8. 66 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 nuevo al héroe y lo tomó a su servicio. David comenzó a proyectarse y a tener éxito en lo que emprendía: con eso le hizo sombra al rey. Saúl, entonces, pasó a perseguir a David, pues su estima por él se transformó en odio (1 Sam 18,6-16). Pero David logró escapar de la muerte con la ayuda de su amigo Jonatan, hijo de Saúl (1 Sam 20). Los textos manifiestan su preferencia para David Está claro que los autores de los textos demuestran una gradual preferencia por David. Ellos lo presentan de una forma muy simpática, aunque no esconden sus debilidades y pecados. Lleno de bondad, de valentía en las conquistas militares, dotado de cualidades humanas, artísticas y de liderazgo, afortunado, llega a casarse con Mikal, hija de Saúl (1 Sam 22-30). Éste, por el contrario, es presentado como alguien incapaz en el plano político (1 Sam 31), indigno en el plano religioso (1 Sam 15, 10-31) Y desequilibrado en el plano psíquico (1 Sam 19, 8-24), perdiendo gradualmente su prestigio inicial. El autor tenía la preocupación de resaltar la alianza de Dios con el pueblo de Israel, el pueblo escogido y portador de las promesas y del futuro Mesías, el cual vendría por medio de la dinastía de David, no de Saúl. Por eso, debemos leer estos textos con cuidado, para no caer en la ingenuidad de pensar que todo fue tan "limpio" para David como aparece en una lectura más superficial. Las conquistas de David y su aclamación y coronación en Judá y en Israel: 2 Sam 5-8 Poco a poco David fue conquistando su espacio y se impuso primero sobre las tribus del Sur y después sobre las tribus del Norte. Él había conducido una política personal, incluso antes de la muerte de Saúl. Gracias a su habilidad, supo ganarse la simpatía de los diferentes clanes establecidos en el Sur (1 Sam 27,10-12; 30, 26-31). No participó en la batalla de Gelboé, que llevó a Saúl a la muerte, pero fue a Hebrón, donde fue reconocido como rey (2 Sam 2, 1-4). Después de la muerte de Abner, general del ejército de Saúl (2 Sam 3, 22-39), y de Isbaal, hijo de Saúl (2 Sam 4, 1-12), los ancianos de Israel reconocieron a David como rey. David consiguió reunir la realeza sobre Judá e Israel. Contexto histórico que precede la subida de David al trono del reino del Norte Isbaal, hijo de Saúl, fue proclamado rey por el general Abner sobre Galaad, Yizreel, Efraín y Benjamín y sobre otras regiones menores (2 Sam 2, 9-11). Por su parte, las tribus de Judá y Simeón, en el Sur, ya se encontraban bajo el gobierno de David. Isbaal ordenó a Abner que marchase con sus adeptos para la Cisjordania, convocase su escolta personal y se confrontase con los mercenarios de David, liderados por Joab (2 Sam 2, 12 - 3, 1) en el territorio de Benjamín. David consiguió negociar con Abner, quien pasó a estimular a los israelitas del antiguo reino de Saúl a aliarse con David, de manera que éste, ya como "rey" de Judá, con residencia en Hebrón, preparaba el camino para gobernar también a Israel. La respuesta de David a Abner la podemos leer en 2 Sam 3,13, y también el texto de 2 Sam 3,21 dice que "David despidió a Abner, que se fue en paz". El problema no era entre David y Abner, sino entre Abner y Joab. Abner, general del ejército de Saúl, en la batalla de Gabaón había matado a Ashael, hermano de Joab (2 Sam 2, 22-23). Éste vengó la muerte del hermano matando a Abner (2 Sam 3, 27)6. David quedó en una situación difícil. Ordenó que se hiciera un entierro solemne de Abner y él mismo siguió el cortejo fúnebre y lloró la muerte del general (2 Sam 3,32 Y 38). La muerte de Abner causó un fuerte impacto sobre Isbaal y los israelitas (2 Sam 4,1). Dos mercenarios de los seguidores de Saúl mataron a Isbaal y llevaron su cabeza a Hebrón, esperando tener una
  • 9. 67 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 recompensa de David, pero encontraron la muerte (2 Sam 4, 5-12), pues el rey los castigó por ese hecho. David ya se había proyectado en Judá. Necesitaba a toda costa conquistar la confianza de las tribus del Norte, para no frustrar sus planes. Los israelitas, a su vez, sin su rey Isbaal, sin Abner, jefe del ejército, y bajo la amenaza constante de los filisteos, se adhirieron a David, considerado el más fuerte del país (2 Sam 5, 1-3). La unión personal de David con Judá e Israel David se volvió rey de Judá e Israel. Su posición, sin embargo, no trajo cambios estructurales. Todo continuó como antes, aunque el jefe de los dos grupos era el mismo. Era la unión personal de David con la casa de Judá y con la casa de Israel, sin englobar ambas en un único nombre, el del reino de Israel. La unión personal es una forma de gobierno por la cual dos "naciones" –Judá e Israel- son política y administrativamente independientes, pero tienen a un mismo soberano. Es una forma de gobierno conocida: hasta el siglo pasado, en 1939, Islandia y Dinamarca tenían esta forma de gobierno. Cada nación tenía su propio poder legislativo, ejecutivo y judicial, pero las dos tenían al mismo soberano, el de Dinamarca. Lo mismo sucedió entre Portugal y España, alrededor del año 1550 d. C. La ampliación del poder de David sobre las tribus del Norte fue el resultado de esta unión personal. ¿Qué significa esto concretamente? Para Judá e Israel significaba mantener la personalidad política, conservando también la conciencia de su individualidad. Las tribus del Sur y del Norte no hicieron otra cosa sino someterse al poder supremo de David. No significaba aún un Estado totalmente unitario. Hasta entonces predominaba una estructura tribal. La monarquía estaba apenas en una fase inicial y embrionaria como una nueva forma de organización y de gobierno. La unión personal que David creó entre las tribus del Norte y las del Sur nunca fue valorada suficientemente en su significado y en su problemática por las propias tribus, porque existía entre ellas la convicción de que Judá siempre había pertenecido a Israel, y viceversa. Pero fue necesaria una alianza de Abner con David (2 Sam 3, 12-21) como punto de partida para que David fuera aceptado como soberano no sólo sobre Israel sino también sobre Judá. Las estrategias políticas de David David no fue un jefe ocasional como los Jueces, sino que desde un inicio fue un guerrero, apoyado en su propia tropa y en sus propios éxitos, independientemente del control tribal y del reclutamiento militar. La monarquía de David tenía en Judá una base firme y prometía duración. Hay indicios de que David buscaba ampliar sus metas políticas. Apenas fue ungido rey en Hebrón, buscó contactos con los pueblos vecinos (2 Sam 2, 7). No era una relación de guerra, sino de simpatía. Tenía recursos y poder, lo que le faltaba a Saúl. Poseía su tropa de mercenarios (1 Sam 22, 1-2) y tenía autoridad plena sobre Judá (2 Sam 2,4). Conquistó la ciudad de Jerusalén y en ella estableció su residencia. No necesitó del ejército de Judá ni del de Israel; sólo usó a sus mercenarios para conquistarla y ocupó la fortaleza de Sión, donde se instaló (2 Sam 5,9). Por un lado, esto favoreció su neutralidad e independencia; por el otro, excluyó toda posibilidad de reivindicaciones y prerrogativas de parte de una u otra corriente de su reino. La conquista de Jerusalén fue una acción estratégica, por ser frontera entre las tribus del Norte y las del Sur, y por estar relativamente aislada en lo alto de una montaña, lejos de la encrucijada de importantes vías de comunicación y separada geográficamente de la zona principal de la tribu de Judá. Debe su auge únicamente a la iniciativa de David. Él consiguió realizar lo que Saúl no logró: pasar de un Estado
  • 10. 68 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 nacional/tribal a un Estado territorial, con fronteras más o menos estables y reuniendo a las tribus bajo el poder del rey. La población cananea y filistea del área rural situada en los territorios de las tribus del Sur y del Norte adhirió al dominio de David y fue tratada con derechos casi iguales a los de las tribus. La unificación estatal fue un proceso lento y progresivo hasta llegar a la madurez y autonomía política, con sus elementos étnicamente diversos. Al conquistar Jerusalén, David la transformó en capital de su reino. Compró la colina oriental, dándole el nombre de Ciudad de David, donde mandó construir un altar (2 Sam 24, 18-19); allí, más tarde, Salomón mandó edificar el Templo (1 Rs 6) y, anexo a éste en el lado sur, su palacio (1 Rs 7). La designación de Jerusalén y la compra de la colina de Sión fueron una acción estratégica, porque vincularon las tribus del Norte a la nueva sede del Arca, dándole a la ciudad una dignidad especial en el aspecto religioso. Jerusalén se volvió, a partir de entonces, el centro político, religioso y cultural del reino unido. David enfrentó muchos conflictos con los reinos vecinos para mantener esta unidad. La expansión territorial en los tiempos de David En los tiempos de David, el reino llegó a su máxima expansión territorial. Comprendía el área ocupada por las dos tribus del Sur y por las diez tribus de la región del Centro y del Norte. Sus habitantes eran esencialmente israelitas. El segundo contingente poblacional sometido al gobierno de David estaba constituido por los reinos conquistados, que le pagaban tributo: Edom, Moab, Ammón, Aram de Damasco y Aram-Sobá. En Edom y Aram de Damasco fueron establecidos gobernadores israelitas, haciéndoles pagar tributos como súbditos de David (2Sam8, 1-14; 10, 18-19), mientras que los otros seguían con sus líderes locales, aunque bajo el control de la Corte de Israel. El tercer y último contingente poblacional sometido a la soberanía de David estaba constituido por los reinos vasallos de la Filistea (1 Cron 20, 4), GUeSur (2 Sam 3, 3; 13,37), Jamat de Siria (2 Sam 8, 9-10) Y Tiro, gobernado por Jiram (2 Sam 5, 11). Se trataba de un dominio complejo, desde el punto de vista administrativo, militar y político, pero hábilmente conducido durante el gobierno del rey David (2 Sam 3, 3; 13, 37) El Estado de David: el poder comunitario se vuelve centralizado La formación de un gran Estado davídico es mérito personal de David, de su habilidad política y de su destreza militar. Algunas causas favorecieron el crecimiento de la autonomía del reino. Egipto ya había perdido su hegemonía e influencia sobre Canaán. Las amenazas de los filisteos, ammonitas, moabitas, edomitas y arameos de Siria fueron debilitadas por David, gracias a su capacidad diplomática y al apoyo interno que encontró en Judá y en Israel. Uniendo las fuerzas, constituyó un ejército profesional permanente. Construyó su residencia y organizó un Estado burocrático y autónomo. En el segundo libro de Samuel (2 Sam 8,16-18; 20, 23-25), encontramos una lista de cargos distribuidos por David entre sus funcionarios: cargos militares que están directamente bajo las órdenes del rey (las dos listas mencionan a Joab como comandante del ejército, y a Benaías como comandante de mercenarios); y otros cargos importantes, como los de heraldo, sacerdote y secretario, también conocidos en su organización. Independientemente de las tribus, pero en su territorio, David organizó un gobierno estatal entre los Estados de Judá y de Israel, un centro administrativo, un centro de poder que lleva en sí mismo su propia ley. Las tribus lo permiten, pero dejan de influir sobre esta nueva evolución. Se apartan como portadoras de una formación política que, de ahí en adelante, es transferida totalmente al rey y a sus funcionarios. La monarquía de David, desde el comienzo, fue diferente de la monarquía de Saúl. Éste había surgido de
  • 11. 69 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 la tradición de los jefes carismáticos; fue un rey militar sobre algunas tribus del Norte, pero sin apoyo seguro y permanente de todas las tribus, sin amplia residencia y sin un cuerpo activo de funcionarios, como por el contrario ocurrió en el reinado de David. La idolatría y la presencia profética de Gad y de Natán Con David se inicia el llamado "sincretismo de Estado", que apuntaba a unificar también en el plano religioso a los varios pueblos establecidos en el Estado. David quiso construir un templo para el Señor (2 Sam 7, 1-3). Natán aprobó la inspiración del rey, pero, posteriormente, lo desaconsejó. El discurso giraba en tomo a la "Casa de David" entendida como estabilidad de su descendencia, y no en torno al Templo. En el discurso de Natán aparecieron algunos elementos del culto cananeo que fueron incorporados en la religión de Israel por medio del culto estatal: la ideología "regia"; la promesa de la dinastía eterna (2 Sam 7, 15); la persona del rey adoptada por la divinidad (Sal 45, 7; 1 Rs21, 1114); la pena de muerte para quien blasfema contra Dios y contra el rey (Is 8, 21); la vida eterna concedida al rey (Sal 21, 5); la supremacía del rey sobre todos los seres (2 Sam 23, 1); las funciones de protección y promoción social (2 Sam 21, 17; Lam 4, 20); su relación con la fecundidad de la tierra (Sal 72, 6-7.16); sus funciones sacerdotales (como veremos más adelante, Salomón, al inaugurar el templo, hace oración por el pueblo y ofrece sacrificios). David es duramente criticado a causa del censo promovido durante su reinado (2 Sam 24, 1). En la mentalidad religiosa del antiguo Israel, todo era referido a Dios como causa primera. Hacer un censo de los que vivían o habían muerto era un derecho reservado a Dios (Ex 32, 32-33; 30, 12). Sólo Él tenía esta prerrogativa. Implícitamente, sin embargo, había el interés de actualizar la recaudación de impuestos, reforzando la explotación del rey sobre el pueblo, y evaluar la posibilidad de reclutamiento para el ejército. De ahí la recriminación del profeta. Por eso, David reconoce como un gran pecado la orden que ha dado (2 Sam 24, 10) Y pide perdón a Dios. El profeta Natán reprende a David por otros dos pecados: haber cometido adulterio con Betsabé, y haber mandado matar a Urías, marido de ella (2 Sam 12, 1-25). Al asumir este comportamiento, David se portó como dueño de la vida y de la muerte. Y este derecho sólo pertenece a Dios. Frente a una parábola que el profeta dirige al rey, éste se indigna, no reconociéndose en ella. Cuando Natán señala el pecado del rey, David se arrepiente, y el profeta lee como castigo de Dios las desgracias que caerán sobre la Casa real (2 Sam 12, 10). Ya de edad avanzada, David comenzó a enfrentar problemas a causa de la sucesión al trono. Absalón, su hijo mayor, fue el primero en preparar el terreno para dar un golpe de Estado (2 Sam 15, 1-6). Condujo el reino de David a una verdadera crisis. David y toda la corte tuvieron que retirarse de la capital, Jerusalén, en la cual se quedó únicamente el harén (2 Sam 15, 13-23). Absalón llegó a proclamarse rey en Hebrónll (2 Sam 15,7-12). Sin embargo, la milicia de David logró poner en fuga a los rebeldes, y Absalón acabó siendo matado (2 Sam 18,1-32). La segunda rebelión, capitaneada por Seba, fue provocada por la tribu de Benjamín (2 Sam 20,1), a la que pertenecía la familia de Saúl. No aparenta ser una revancha de la familia de Saúl contra David, sino parece reflejar una enemistad entre Israel y Judá (2 Sam 20, 2). La rebelión fue dominada por la milicia de David. Seba fue muerto en una ciudad próxima a Dan, donde se había refugiado (2 Sam 20, 21-22). Las circunstancias históricas que envolvieron la sucesión dinástica hereditaria en la casa de David no se dieron espontáneamente. La historia de la sucesión al trono de David es causa de muchas disputas entre los hijos del rey:
  • 12. 70 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 Absalón, como vimos arriba, Adonías (1 Rs 1, 5-7. 9-10) y Salomón (1 Rs 1,28-34). Además de los hijos, otros pretendientes y partidos se formaron en la fase final de la vida de David, como: Joab, jefe del ejército; Abiatar y Sadoq, sacerdotes; y Benaías, jefe de los mercenarios. La historia de la sucesión está rodeada de intrigas hasta la llegada de Salomón al poder, por la sugerencia del profeta Natán a David y la insistencia de Betsabé con él (1 Rs 1, 11-40).
  • 13. 71 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 3. LUCES Y SOMBRAS DEL REINO DE SALOMÓN (970-931) Después de muchas disputas entre los pretendientes al trono de David, Salomón llega al poder. Las narraciones sobre su reinado resaltan su sabiduría y su espíritu emprendedor en diversos campos: religioso, comercial y cultural. Pero es necesario poner atención para leer entre líneas los textos que se refieren a él, para descubrir astucia y mucha opresión en lo que él emprendió. Salomón: hijo de David con Betsabé: Los textos que hablan específicamente sobre el reinado de Salomón se encuentran en 1 Rs 3-11. El nombre "Salomón" le fue dado por David, su padre (2 Sam 12,24), Y el nombre "Yedidías" (amado de Yahvé) le fue dado por el profeta Natán, "según la palabra de Yahvé" (2 Sam 12, 25). Su nacimiento fue interpretado como la certeza del perdón de Dios, pues había muerto el primer hijo nacido del adulterio de David con Betsabé. El nombre "Salomón" viene de la palabra "Shalom", que en hebreo significa "paz, plenitud, prosperidad, perfección" y que es usada como fórmula de saludo. David le dio este nombre a su hijo tal vez porque se sintió en paz con Dios. Las narraciones sobre Salomón inician con los conflictos de la sucesión (1 Rs 1-2); después lo presentan como un rey sabio (1 Rs 3, 1 - 5, 14), como constructor (1 Rs 5,15 - 9,25) Y como comerciante (1 Rs 9,26 -10,29); Y terminan evidenciando las sombras de su reinado (1 Rs 11, 1-43). Los conflictos de la subida al trono de Salomón: 1 Rs 1-2: Las narraciones bíblicas sobre la subida al trono de Salomón no dicen que éste ha sido escogido por Dios como sucesor de David. (cfr. 1 R 1,48; 2, 24) Incluso antes de tener la aprobación de David, hubo una mediación del profeta Natán y de Betsabé (1 Rs 1, 11 ss.). Pero él es señalado y aprobado por la voluntad expresa de David (1 Rs 1, 32-40) y es aclamado por el pueblo (1 Rs 1, 39). Los versículos que siguen revelan que su subida al trono resultó de un contragolpe en el que los adversarios fueron tomados por sorpresa (1 Rs 1,41-53). La justificación religiosa del gobierno de Salomón es presentada en el texto que habla de una peregrinación que él hace al principal "lugar alto" de Gabaón, donde el Señor le aparece en sueños durante la noche. En esta experiencia, Salomón le dirige una súplica pidiendo la gracia de gobernar al pueblo con sabiduría (1 Rs 3,4-15). Según los libros de las Crónicas, el "lugar alto" donde sucede este encuentro con Dios parece ser un antiguo santuario israelita (1 Cron 21, 29; 2 Cron 1, 3-5). Salomón, rey sabio: 1 Rs 3, 1 - 5, 14: Salomón es conocido por muchos como rey sabio. Las narra- ciones enaltecen su sabiduría práctica (1 Rs 5, 9-14), que está ligada a la habilidad política y comercial. Algunos libros bíblicos son atribuidos a él -como parte de Proverbios (Pr 1, 1), Sabiduría (Sb 9, 7-8.12), Cantar de los Cantares (Ct 1, 1) Y algunos Salmos (Sal 72; 127)-. La atribución de un texto a alguien es frecuente en el mundo bíblico. Por eso, muchos escritos sapienciales son atribuidos a Salomón, pero no necesariamente son de su autoría. Este modo de proceder recibe el nombre de "pseudonimia". En la corte había escribas que registraban los Anales de la Casa de Salomón. Tal vez por esta razón di versos libros han sido atribuidos a él. Salomón, rey constructor: 1 Rs 5, 15 - 9, 25: Una de las mayores obras de Salomón fue la construcción del Templo de Jerusalén. Su descripción es pormenorizada, comenzando desde los preparativos (1 Rs 5, 15-32) hasta la construcción y la decoración (1 Rs 6). En el Templo Salomón introdujo el Arca de la Alianza (1 Rs 8,1-13), bendijo la asamblea de Israel (1 Rs 8, 14); hizo sus plegarias (1 Rs 8,1552); bendijo nuevamente la asamblea (1 Rs 8, 54-61), y ofreció sacrificios con todo el pueblo, ejerciendo las funciones sacerdotal es (1 Rs 8, 62-66).
  • 14. 72 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 Salomón desarrolló y estimuló una tradición cultual en el santuario estatal, aunque no era una tradición "judía" o "israelita". Probablemente sufrió influencias de Egipto y de otros países. Todo indica que, de hecho, el Templo de Jerusalén podría haber sido un santuario estatal, en el cual los sacerdotes eran también funcionarios del rey. El Templo de Jerusalén era una empresa "regia", el lugar de la representación del rey y de Dios, venerado por él; pero eran los santuarios menores los que daban plena garantía de fidelidad a las tra- diciones religiosas de Israel. En realidad no se conocería el rumbo de la religión en Israel si las tribus, en sus santuarios, no hubiesen velado con celo, desde el inicio, por la conservación de las tradiciones de la fe en el Dios de Israel con interrumpida continuidad y originalidad. Estas tradiciones se ex- tendieron a todos los israelitas, con una cierta tensión con el Estado. De ahí resultaron dos tradiciones que fueron concluidas en el período del exilio y del post-exilio: la tradición deuteronómica, y la sacerdotal, que aportaron muchos escritos del Antiguo Testamento. Salomón mandó construir su palacio (1 Rs 7,1-51), igualmente descrito en sus mínimos detalles: origen, mobiliario, naturaleza del material de construcción, equipo de trabajo, etc. 1 Rs 9, 15-24 habla de otras construcciones, como el terraplén llamado Millo, donde se hallaban el palacio y el Templo; la muralla de Jerusalén; y la fortificación de las ciudades de Jasor, Meguiddó y otras. Las noticias sobre el reclutamiento para el trabajo son contradictorias. Según 1 Rs 5, 27 todo Israel era reclutado como mano de obra esclava. Más adelante, 1 Rs 9, 20-22 dice que la mano de obra era reclutada entre la población no israelita de las Ciudades-Estado de Canaán. Sin embargo, la primera versión es más verosímil, porque será una de las causas de la posterior ruptura entre Israel y Judá (1 Rs 12,3-4. 14-16). Salomón creó 12 distritos administrativos para sustentar la corte durante los 12 meses del año (1 Rs 4,7-9). Salomón, rey comerciante: 1 Rs 9, 26 -10, 29: Salomón no fue tan hábil y político como David. Se caracterizó mayormente por las relaciones diplomáticas que fomentó con los países vecinos mediante el comercio (1 Rs 10, 28-29), por medio del matrimonio con mujeres extranjeras de Moab, Ammón, Sidón, Hattu (1 Rs 11, 1) Y con la hija del faraón de Egipto, tenida como esposa legítima, la misma que es mencionada cinco veces (1 Rs 3,1; 7, 8; 9, 16.24; 11, 1). El matrimonio con mujeres extranjeras era una de las formas de mantener la buena vecindad con los países vecinos. Confirman esta tesis los textos bíblicos que hablan de las guerras emprendidas por David contra los ammonitas, los edomitas y otros pueblos, mas no en el tiempo de Salomón (1 Rs 2, 12 -11,43). Tampoco emergen los conflictos que antes envolvían a la autoridad del rey sobre Judá e Israel. Ahora estas cuestiones están apaciguadas. Extensión territorial en el tiempo de Salomón: Salomón no conservó el territorio que heredó de su padre, y tampoco emprendió campañas para expandirlo. Cuando se casó con la hija del faraón de Egipto, dio en cambio la ciudad de Guézer (1 Rs 9,16). Luego cedió a Jiram, rey de Tiro, 20 ciudades de Galilea (1 Rs 9, 11-14), en cambio de mano de obra especializada y de material de construcción. Perdió la parte oriental de Siria, que había pertenecido al reino de David, y parte de Edom. No se mostró un general activo, aunque tuvo organizado un cuerpo de carros de combate muy entrenado y especializado (1 Rs 10,26-29). Sombras del reinado de Salomón: 1 Rs 11, 1-43: Entre las sombras del reinado de Salomón aparece el número muy elevado de mujeres con las cuales se casó. Esto indica las muchas alianzas que hizo con los países vecinos, como una forma de mantener buenas relaciones (1 Rs 11, 1). Según el texto, ellas desviaron del Señor al corazón del rey, introduciendo en Israel a sus dioses y a sus creencias (1 Rs 11,
  • 15. 73 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 4 ss.). El Deuteronomio le hace una crítica y una recomendación al rey Salomón: critica sus matrimonios y el lujo que ostenta; y le recomienda que cargue consigo una copia del libro de la Ley y ponga en práctica sus preceptos y normas (Dt 17, 16-20). Salomón comenzó a perder prestigio y a empeñar ciudades para pagar la deuda externa. Enfrentó la rebelión de Edom (1 Rs 11, 14-22), la de Siria (1 Rs 11, 23-25) Y la del Norte, conducida por Jeroboam (1 Rs 11,26-40), quien había sido encargado de supervisar la contribución de la Casa de José a los trabajos emprendidos por el rey. Esta situación parece revelar la existencia de una crisis social, debida a una imposición muy pesada sobre las tribus del Norte. Además de los territorios, Salomón perdió también la simpatía del pueblo a causa de los elevados impuestos (1 Rs 5,1. 14). Subdividió las tribus del Norte en 12 regiones administrativas (1 Rs 4,7-19) Y estableció que cada distrito debía pagar durante un mes del año los gastos del rey y de su casa, apuntando con esto a debilitar el antiguo sistema tribal (1 Rs 4, 7-19; 5, 7). Los tributos eran obtenidos mediante el trabajo obligatorio del individuo y de la comunidad (1 Rs 5, 27 ss; 2 Cron 2, 16). Todo esto sólo podía eclosionar en la di visión del reino, después de la muerte de Salomón. Luego de la ruptura del gobierno, vino la ruptura cultural y religiosa. Jeroboam restauró el culto en el santuario de Betel, para hacer frente al Templo de Jerusalén (1 Rs 12, 26-33). El alto precio de la prosperidad: El reinado de Salomón fue marcado por una relativa paz con los países vecinos y por obras faraónicas, como el Templo de Jerusalén y el palacio real. En este período, Israel se hizo conocido como potencia internacional, que asombró incluso a la reina de Sabá, en Arabia (1 Rs 10). Desarrolló el comercio internacional, que se volvió una fuente de riqueza para el reino. Con el comercio exterior entraron también los cultos idolátricos (1 Rs 11, 7 ss) que desviaron al pueblo del Dios verdadero. A pesar de toda la prosperidad del reino de Salomón, el pueblo se sentía oprimido, como si hubiese vuelto a la experiencia de antaño, en Egipto: trabajos forzosos, idolatría, persecución política, miseria, opresión por medio de impuestos y tributos, hechos que confirmaban las previsiones de 1 Sam 8: el rey y la corte oprimían al pueblo como el faraón había oprimido a los antepasados en Egipto. El rey pasó a simbolizar la negación del proyecto fraterno y solidario del Señor. El pueblo, apo- yado por el profeta Ajías, de Silo, se rebeló contra la situación de explotación (l Rs 11,26-12,19). La monarquía creció a costa de la explotación del pueblo Las preocupaciones de los tres primeros reyes de Israel, progresivamente, fueron: la creación de un ejército permanente que pudiese defender la producción, así como el pueblo y la extensión territorial; el establecimiento de una capital en la que tuviesen su sede los centros de poder militar, político, administrativo y religioso; la construcción del palacio que pudiese acoger a la familia real y a la corte; y, finalmente, la construcción de un santuario estatal para venerar a la divinidad protectora del reino. Tales objetivos exigían la selección de una élite que ayudase al rey a llevar adelante los proyectos de su gobierno. El funcionamiento de esta máquina del Estado exigía mucho dinero, que era recogido mediante impuestos, tributos, tasas, guerras y botines de guerra. Eran diversas las formas de explotar al pueblo, y fueron aplicadas más fuertemente en el reinado de Salomón. El reinado de Salomón puede ser retratado, de manera resumida, con las siguientes características: el uso del trabajo casi semejante al del tiempo de la esclavitud en Egipto, (l Rs 5, 27-32; 12,4); el gusto por el lujo y la riqueza, al estilo de los faraones (1 Rs 5, 23; 7,1-8; 10, 14-23); la unión con princesas y concubinas extranjeras que "desviaban su corazón hacia otros dioses" (l Rs 11, 18); la concentración de
  • 16. 74 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 riquezas en las manos del rey, considerado el gran detenedor del monopolio estatal (l Rs 9, 26-28); todo esto realizado con la aparente bendición del Señor, que "habitaba" en el Templo construido por el pro- pio Salomón (1 Rs 8,1-13; 1 Rs 6-7). ¿Y el pueblo? Continuaba clamando a Dios como en el tiempo de la esclavitud de Egipto. El rey moraba en la ciudad protegida por murallas, distantes de los campos y de las aldeas donde vivía y tra- bajaba el pueblo. El clamor popular no llegaba hasta el palacio del rey, situación semejante a la denunciada por Amós dos siglos después (Am 6, 4-6). Las élites, sustentadas por la monarquía, iban introduciendo en la cultura de su época contenidos ideológicos que ayudaban a oprimir al pueblo aún más, y que persistirían a lo largo de los siglos. Estos contenidos van a aparecer en los textos de litera- tura sapiencial, tanto en colecciones más antiguas como en elaboraciones más recientes. Así, la pobreza era presentada como fruto de la pereza y como maldición, y la riqueza era vista como bendición de Dios por la práctica del bien (Pro v 10,4; 10, 15; 13, 18 colección antigua). Las personas empobrecidas por la opresión del rey y por las injusticias sociales eran vistas como seres inferiores, culpables de su propia situación, flojos e incapaces. El pueblo no tenía voz, nunca; permanecía callado delante de la situación (Qo 9, 13-16 - colección antigua; Sir 13,3-4) Esta discriminación social, después de haber sido asumida por la cultura del pueblo, pasa a ser también discriminación religiosa y teológica, en la forma de "teología de la retribución": la riqueza es bendición de Dios; la pobreza, maldición y castigo. Job (siglo V a. C.) presenta esta teología y, con gran perspicacia, la desmitifica. Con la monarquía, poco a poco el clamor del pobre dejó de incomodar. El mayor robo de la monarquía fue el de quitar la sensibilidad de las personas. Esta injusticia continuó siendo practicada hasta hoy. Esta lógica se volvió tan normal que el prender fuego a un indio se convirtió en una diversión. Aunque encontramos algunos pasajes contra la monarquía, la mayor parte de las fuentes bíblicas relativas a este período le son favorables, tanto las originales, que surgieron durante este período, como las de las tradiciones yahvista y deuteronómica, posteriores, que hacen su relectura. Contemporáneamente a la monarquía unida de Israel, encontramos algunas manifestaciones proféticas con características propias y limitadas.
  • 17. 75 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 4. PROFETAS Y PRIMEROS TEXTOS BIBLICOS: DIOS ESCRIBE EN LAS LINEAS DE LA HISTORIA La acción de los profetas para sacar el rey y al pueblo de la idolatría y conducirlo a la fidelidad de Dios es muy persistente y valerosa. Algunos escritos de este periodo y otros posteriores revelan tal preocupación. El movimiento profético. Desde el comienzo de la monarquía, con Saúl y David, se manifiestan algunos profetas. En algunos textos son mencionados en episodios que anteceden a la monarquía y allí ellos aparecen como “videntes” (1 Sam 9, 9-11), o como “locos” o personas raras que danzan, se quitan la ropa y caen en trance (1 Sam 10,5-6; 19,24). En otros textos, son presentados mas positivamente, interpretando sueños (Dt 13,2-4) y consultando a Dios (1 Sam 8,6-7). Algunos personajes famosos anteriores a estos reyes recibieron el nombre de profetas: Abraham (Gn 20,7), Moses (Dt 18, 15; 34,10.17), Josue (Sir 46,1), Miriam o María (Ex 15.20), Devora (Jc 4,4) y otros. Peor se trata de una atribución posterior; en una época en la que la palabra “profeta” tal vez no tenía el sentido estricto usado para los profetas clásicos (Amos, Isaías, etc.). El movimiento profético no era exclusivo de Israel. Era conocido también entre los pueblos vecinos, en Egipto, en Mesopotamia y en Canaán. Hay una estrecha relación entre los escritos de Mari, en Mesopotamia, y los de Israel. Ambos consideraban al profeta como a un ser humano que recibía una misión y era enviado generalmente al rey llevándole un mensaje oral, transmitido en tiempo de crisis, ya en los demás pueblos el profeta era visto como un mensajero del cielo. En Israel, el mensaje era dirigido también al pueblo. Además de llevar un mensaje, los profetas interpelaban al rey y al pueblo, exigiendo de ellos una transformación interior y exterior. Anunciaban y denunciaban, arriesgando frecuentemente su propia vida. Muchas veces el anuncio era hecho también con acciones simbólicas. Los profetas o videntes eran buscados para resolver los mas diversos problemas de la vida del pueblo mediante una consulta a la divinidad (1 Sam 2,27-36). Motivos de salud (1 Rs 17,17-18), la perdida de unas asnas (1 Sam 9,3-10) o la defensa del territorio eran algunas de las razones para consultar a un profeta (Num22, 2-6). Los reyes y gobernantes trataban de tener el apoyo de los profetas o grupos de profetas, porque buscaban en la palabra de estos la legitimación divina de su poder. El apoyo de estos profetas representaba el apoyo divino y la garantía de sumisión y obediencia de los súbditos. También en la historia del pueblo de Israel sucedía lo mismo. El cambio del sistema tribal al sistema monárquico ocurrió con el consentimiento del profeta Samuel (1 Sam 3,20; 9,9; 10,15). Este fue buscado por los jefes de las tribus que querían ese cambio (1 Sam 8,4-5). De hacho, Samuel atendió el pedido, aunque de mala gana, ungiendo a los primeros reyes de Israel: Saúl (1 Sam 10,1) y David (1 Sam 16,13). En el periodo de Saúl, se habla de un grupo de profetas (1 Sam 10,5.10), pero sus nombres y sus funciones nos son desconocidas. El texto de Sam 10,5.9-13 solo deja clara la relación primitiva de los profetas con la música y el trance. Parece haber sido esta la manera como ellos contagiaban a la comunidad presente y expresaban acciones simbólicas por medio de mímicas, como en 1 Rs 22,11. Los grupos de profetas son mencionados únicamente en el tiempo de Samuel, Elías y Eliseo; después no se habla más de ellos. Natan no parece formar parte de los “hermanos profetas” o grupo de profetas; actúa en otra línea, integrado en la corte, junto a David (2 Sam 7,1 Crom 17) así como en la designación y unción de Salomón como sucesor de David (1 Rs 1,11-39). Los profetas de Israel y los profetas de otros pueblos: Había una diferencia entre los profetas de Israel y los profetas de los otros pueblos. Los profetas siempre estaban ligados a Dios y a los líderes del
  • 18. 76 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 pueblo. En la Biblia, el Dios del pueblo de Israel no existía para legitimar el poder del rey. Tal poder existía para servir a la alianza, al proyecto de Dios (Dt 7,14-20; Sam 8,1-22). Veremos mas adelante como, en los tiempos del rey Ajab y de otros, cuando los monarcas se oponían a la alianza y al proyecto de Dios, los profetas se volvían independientes, críticos y libres delante del poder, aun habiendo ungido a los reyes, como fue el caso de Saúl, Ajab y otros (1 Rs 19,10.14). En los demás pueblos, los profetas no llegaron a ser un grupo independiente, critico del poder, por que la función de la divinidad era la de legitimar el poder del rey. No era posible, entonces, concebir a un profeta critico del poder del rey, pues este era el representante directo de la divinidad; en muchas culturas, era el hijo de dios en la tierra: todo lo que el dijese o hiciese era expresión de la voluntad de los dioses y no podía ser modificado ni cuestionado. Con esto, se consolidaba la posición de los reyes y se cometía muchas arbitrariedades. Los profetas eran mensajeros de Dios para el pueblo: Hay muchas explicaciones validas acerca del origen y el significado de la palabra “profeta”. Lo más probable es que sea de origen acádica: “nabu”, traducida al griego en “profétes” y, en nuestra lengua, en “profeta”, significa “hablar en nombre de alguien”. En el sentido bíblico, el profeta es aquel que habla en nombre de Dios, por que se siente llamado por El a esta misión. Muchos profetas encontraron dificultades para aceptar esta difícil misión, porque incomodaba, reprochando por las injusticias, la explotación y la idolatría que andaban sueltas (cfr. Mlq 3,1-4 Jr 20,7-9). Hay otras palabras que a veces son usadas para hablar del profeta: vidente, visionario, soñador, hombre de Dios, siervo de Yahvé, adivino, centinela. Todos estos nombres revelan algún aspecto del profeta, pero no expresan la totalidad de su esencia y misión. En el periodo de la monarquía unida había pocos profetas. Samuel, quien actúo en el cambio del régimen tribal hacia el monárquico, criticó la monarquía y se opuso a ella, pero termino aceptando la misión de ungir a Saúl y a David, aunque finalmente rechazo al primero (1 Sam 10; 15,10-23). Natan comenzó su misión profética en la corte, durante el reinado de David. Aparece por primera vez en el segundo libro de Samuel, sin ninguna presentación (2 Sam7, 2). No conocemos su origen, ni como ocurrió su llamado a la misión profética. El aparece oyendo el desahogo de David: “Dijo el rey al profeta Natan: yo habito en una casa de cedro, mientras que el arca de Dios habita bajo pieles -. Respondió Natán al rey:- anda; haz todo lo que diga el corazón, porque Yahvé esta con tigo”. Mas adelante Natan confirmó en perpetuidad a la casa de David (2 Sam 7), recriminó su adulterio (2 Sam 12) e intervino en la designación de Salomón como sucesor (1 Rs 1). Se puede percibir un fuerte contenido ideológico en la profecía de Natán favorable a la dinastía davídica. Gad fue otro profeta que actúo en la corte de David (2 Sam 24,11; 1 Cron 21,29; 29,9). Es llamado “vidente” de David, ordenó a David salir de la caverna de Adul-Lam (1Sam 22,5); fue muy severo con el rey, a causa del censo que este mandó realizar; proponiéndole escoger entre tres castigos (2 Sam 24,11-14. 18-19; 1 Cron 21,9-13. 18-19). En los textos anteriores, Gad y Natán aparecen como consejeros del rey para activar y resolver las implicancias religiosas de las decisiones políticas (2 Sam 7; 12; 24). A pesar de su severidad, eran escuchados por el rey. La autosuficiencia del poder y la gloria de Salomón pueden ser percibidas por la ausencia de cualquier manifestación profética durante su reinado. Después de su unción efectuada por el profeta Natán. El templo parecería ser la garantía absoluta de su poder.
  • 19. 77 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 Escritos de la época de la monarquía. En el periodo de la monarquía unida (1030-931 a.C), surgen nuevos escritos bíblicos: la llamada tradición Yahvista, la historia de la sucesión dinástica de David, algunos proverbios y algunos salmos. En la Biblia no conocemos ningún libro con el nombre de tradición Yahvista ni de historia de la sucesión dinástica. Estos textos están esparcidos en algunos libros de la Biblia. Los textos de la tradición Yahvista están esparcidos sobre todo en los cinco primeros libros de la Biblia: génesis, éxodo, levítico, números y Deuteronomio, conocidos también como la colección del Pentateuco o la Torah, atribuida a Moisés. Una afirmación explicita se encuentra en el evangelio de Marcos: “Maestro: Moisés nos dejó escrito…” (Mc 12,19) en la Torah…. La Torah comprende los cinco primeros libros de la Biblia. Al leer estos libros, los estudiosos percibieron que en los libros atribuidos a Moisés había nombres diferentes atribuidos al mismo Dios, bruscas interrupciones, algunas contracciones, etc. ¿Cómo era posible esto, si el autor era uno solo, Moisés? A partir de entonces, se comenzó a aceptar la idea de que varios eran los autores del Pentateuco, todos ellos de épocas, lugares y mentalidades diferentes. Al lado de la tradición Yahvista son conocidas otras tradiciones o escritos, como veremos mas adelante, que fueron reunidos poco a poco en un solo escrito y conformación el Pentateuco. Tradición Yahvista: El grupo yahvista recogió tradiciones orales antiguas y les dio una interpretación religiosa. Ellas se concentran principalmente en Génesis y Éxodo. Lea en su Biblia algunos textos: Gn 2, 4b - 4,26; 12-13; 18-19; 24; Ex 3, 1-5; 78; 16-20; 5,3-4.6-8. 10-22.l hay muchos otros; vamos a estudiar algunos de ellos en la segunda y tercera serie de la colección "Biblia en Comunidad". Observe, en la lectura de estos textos, el estilo narrativo y el modo de hablar de Dios, que son propios de esta tradición, que es una de las muchas fuentes usadas en la composición de la Biblia. Los autores de la Tradición Yahvista valoran las narraciones sobre los Patriarcas, la Promesa, la Pascua, las bendiciones... Se interesan por las respuestas del pueblo de Dios y hacen una lectura de la historia y de las huellas del pueblo de Dios en el pasado. El grupo yahvista reúne material preexistente, de origen y finalidad diversos, proveniente sobre todo del Sur del país, insertándolo en el contexto de la monarquía unida con la intención de legitimar su institución que, en esa época, presentaba para Israel serios problemas de naturaleza política, social y sobre todo religiosa. Más tarde, la dinastía davídica es leída por otro grupo, como realización de las promesas hechas por Dios a los Patriarcas y a sus descendientes (1 Sam 7, 1-17) Historia de la sucesión dinástica de David: rivalidades y muertes. La historia de la sucesión dinástica se halla en 2 Sam 9 - 20 Y en 1 Rs 1 - 2. Estas narraciones son muy antiguas y no sufrieron grandes retoques en el transcurso de los años desde su formación hasta la redacción final, alrededor del año 445 a. C. El prefacio de estos capítulos parece haber sido la profecía de Natán (2 Sam 7), que justificó la descendencia de David en el trono, y no así la del rey Saúl. Aunque Saúl fue el primer rey de Israel, no estaba determinado aún que sería un hijo suyo quien tendría derecho al trono. La monarquía estaba todavía en una fase inicial, y la cuestión de la sucesión vino a ser definida sólo en el tiempo de David. David hizo el empadronamiento de los sobrevivientes de la familia de Saúl. Descubrió a Meribbaal, hijo de Jonatan, su gran amigo, y nieto de Saúl, padre de Jonatan. Lo trató con bondad y generosidad, pero el derecho a la sucesión al trono cupo a Salomón. La dinastía de David se impuso mediante su hijo Salomón, a pesar de la supervivencia de Meribbaal (2 Sam 9), y a pesar de la oposición de Seba (2 Sam 20), el adulterio de David (2 Sam 10-12), la rebelión de Absalón (2 Sam 15-18) y las intrigas de Adonías, ambos pretendientes, estos últimos, al trono de David (1 Rs 1-2).
  • 20. 78 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 Proverbios: la educación popular. En este período surgen los primeros proverbios escritos, que luego fueron recogidos y juntados con otros (Prov 10, 1 - 22, 16). Estos capítulos son considerados la parte más antigua del libro. Trazan normas de conducta atribuidas a Salomón, en la forma de dichos o máximas populares breves. Eran fáciles de ser memorizados y muy usados en la enseñanza oral. El padre y la madre los enseñaban a los hijos (Prov. 1,8; 4, 10). El libro de Proverbios forma parte de la literatura sapiencial que integra otros libros con enseñanzas semejantes. Job: El libro de Job forma parte de la literatura sapiencia! Todo indica que fue escrito en dos períodos históricos diferentes. Una pequeña parte del inicio y una del final del libro sugieren que probablemente fueron escritas durante el período de la monarquía unida. Si leemos seguido el prólogo (Job 1,1 - 2, 13) Y el epílogo (Job 42, 7-17), vamos a percibir una unidad de forma, contenido y visión teológica que difiere de la que se encuentra en la parte central (Job 3, 1-42, 6). Es muy probable que, en un comienzo, la parte inicial y la final hayan constituido una narración folklórica a parte, a la cual fueron añadidos los capítulos centrales de Job. Éstos son presentados en poesía y son comúnmente colocados en el post-exilio. Constituyen la parte más reciente de la obra. Quien lee solamente la introducción y la conclusión de la obra queda con la falsa idea de un Job paciente y resignado. Idea que hasta hoy permanece: "Que tenga la paciencia de Job!". El prólogo y el epílogo del libro narran la paciencia ejemplar de un hombre de la tierra de Us, tal vez de la región de Edom (Job 1,1), próxima al Mar Muerto. Él era tenido en gran estima entre los "hijos del Oriente". Era un siervo de Dios rico y feliz. Dios permitió a Satán ponerlo a prueba en sus bienes, en sus hijos y, después, en su cuerpo; pero él seguía fiel. La mujer le aconseja rebelarse contra Dios, pero nada consigue. Job continúa paciente, aceptando todo como viniendo de Dios. Los amigos se solidarizan y luego entran en conflicto con la manera de pensar de Job. El epílogo en prosa concluye el libro, aprobando la actitud de Job, al que se le devuelve el doble de todo, como recompensa de su resignación. Hay quien piensa que esta historia, imbuida de una piedad sin igual (Job 1, 1-8; Sant 5,11), circulara de forma oral entre los sabios del Oriente Medio, alrededor del año 1000 a. c., y haya sido narrada nuevamente en hebreo en la época de Samuel, David y Salomón; luego, con bastante certeza, le fue añadida, en el post-exilio, la parte en poesía (Job 3, 1 - 42,6), en la que el autor anónimo refuta los textos en prosa sobre la teología de la retribución y de la justicia divina. Salmos 2; 15; 24; 51-110; 121-134: Muchos de estos Salmos son conocidos como "reales" (relativos al rey): los Salmos 2 y 110 son oráculos a favor del rey; el 61 y el 72 son oraciones por el rey; el 63 y el 101 son oraciones del rey; el 132 es un canto real de procesión. Los Salmos 2, 72 y 110 pueden haber sido Salmos de entronización de un rey. Son poemas antiguos, probablemente de la época de la monarquía, porque reflejan el lenguaje y el ceremonial de la corte. El rey es llamado hijo adoptivo de Dios; se afirma que su reino no tendrá fin; que su poder se extenderá hasta los últimos confines de la Tierra; que hará triunfar la paz y la justicia; y que será el salvador del pueblo. Tales expresiones pueden parecer extrañas, pero reflejan lo que los pueblos vecinos decían de sus soberanos y lo que Israel esperaba de su rey. En Israel, el rey recibía la unción que hacía de él un vasallo del Señor y su representante en la Tierra. Él es el ungido del Señor: en hebreo, un "Mesías" ("ungido"). Cuando los reyes se alejaron del ideal propuesto por el Señor, surgió en el pueblo la esperanza de un rey-mesías que, en el futuro, ejercería la justicia y salvaría a Israel. Los Salmos 120 al 134 son conocidos como "Canciones de las Subidas". Los peregrinos cantaban estos cánticos mientras se dirigían hacia el monte Sión, en Jerusalén (cfr. Is 30, 29).
  • 21. 79 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 Escritos sobre la época de la monarquía unida. Los escritos sobre la época de la monarquía son muy posteriores a ella; datan de los años 587 a 445 a. C. Retratan el período de la monarquía unida, e integran datos nuevos. Pertenecen a este grupo de escritos: Jc 19-21; 1-2Sam; 1 Rs 1-11; 1 Cron 11-21; 2 Cron 1-9; Sir47. La preocupación central que se esconde detrás de muchos de estos escritos conocidos como deuteronómicos (Je, Jos, 12 Sam y 1-2 Rs) es el reinado "justo", mientras que en otros, del grupo sacerdotal (1-2 Cron), es la teocracia, o sea, el reinado de Dios. Vamos a ver un poco cada uno de ellos. Jueces 19-21: Estos tres capítulos de Jueces fueron escritos alrededor del año 530 a. C., después del destierro; hacen una lectura del período anterior a la monarquía. Constituyen el segundo apéndice de Jueces (el primero está constituido por los capítulos 17 y 18). Jueces 19-21 relata la guerra contra la tribu de Benjamín, sus causas y consecuencias. El capítulo 19 presenta el motivo de la guerra: la trágica muerte de la concubina de un levita de Efraín. En Guibeá, en el territorio de Benjamín, el levita sólo encuentra hospitalidad en la casa de otro efrainita (v. 16).Los benjaminitas no cumplen con las leyes de la hospitalidad, además de cometer un acto abominable, al abusar de la concubina del levita efrainita, que llegó a morir. El hecho causó una indignación general en las otras tribus. El capítulo 20 habla de la convocatoria de las tribus para vengarse de los benjaminitas, y habla de las operaciones militares, las emboscadas y la victoria final de los israelitas. El capítulo 21 describe la rehabilitación de la tribu de Benjamín, abriéndole la posibilidad de unirse en matrimonio con mujeres de otras tribus. Los textos presentan una crítica a la tribu de Benjamín, cuya capital era Guibeá, ciudad de origen de Saúl, el primer rey de Israel. Los estudiosos creen que estos textos reflejan una rancia tradición contraria a Saúl y traen elementos que se encontraban en la narración de Lot en Sodoma (Gn 19,1-11). En la época de Saúl la tribu de Benjamín ejerció una función importante; es poco probable que haya habido un decline de la tribu en el período de la monarquía de Saúl, como aparece en Jc 21. 1-2 Samuel: Los dos libros que llevan el nombre de Samuel no se llamaban así desde el comienzo. En algunas Biblias hasta hoy llevan el nombre de primero y segundo de los Reyes, pues la Vulgata habla de los cuatro libros de los Reyes. Recibieron el nombre de Samuel porque una antigua tradición de los rabinos consideraba a Samuel como autor de estos escritos. 1 Sam narra el nacimiento del niño Samuel, su vocación profética y su misión como Juez y libertador del pueblo (1 Sam 1-7). Israel enfrentó guerras sobre todo contra los filisteos, que en Silo le arrebataron el Arca de la Alianza. Frente a las dificultades creadas por los países vecinos, Israel sintió la necesidad de un rey. Enfrentó la resistencia de Samuel, quien atendió de mala gana el pedido del pueblo y constituyó a Saúl como primer rey de Israel (1 Sam 8-12). Desde un comienzo Saúl enfrentó guerras contra los filisteos y contra los amalecitas (1 Sam 1315). Estando aún en el trono Saúl, David fue ungido rey por Samuel. Llegó a la corte y allí, después, se proyectó en razón de su habilidad política y guerrera. Provocó los celos de Saúl, quien lo veía como a un rival y lo perseguía. David huyó frente a sus amenazas. Finalmente Saúl murió en el monte Gelboé, mientras David marchaba hacia Hebrón (1 Sam 16-31). Al comienzo de 2 Sam, David se enteró de la muerte de Saúl. El texto habla de su proclamación como rey de las tribus del Sur, en Hebrón (2 Sam 2, 1-4) y, siete años después, como rey de las tribus del Norte (2 Sam 5,1-5). 1 Reyes 3-11: La redacción final de las narraciones de 1 Rs 3-11 es del período posterior al destierro. Allí se relata la llegada de Salomón al trono con la eliminación de sus hermanos y de los opositores al trono de David. Salomón, en su reinado, es presentado como rey sabio, constructor y comerciante.
  • 22. 80 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 1 Crónicas 10-20: Estos capítulos de 1 Crónicas comienzan recordando la muerte de Saúl en el monte Gelboé. Presentan a David como al fundador del culto del Templo. Recuerdan su unción y su realeza. Hablan del traslado del Arca de la Alianza a Jerusalén, y de la profecía de Natán respecto de la casa de David, así como de sus campañas militares. El autor cronista no habla de la vida privada de David, y tampoco de las rivalidades ocurridas en ocasión de su sucesión, tal vez para confirmar la justificación que el propio autor presenta en 1 Cron 22, 8: "Tú has derramado mucha sangre y hecho grandes guerras; no podrás edificar tú la Casa a mi nombre". David emprendió muchas batallas y tuvo éxito (1 Cron 18,1-13). Ofreció para la construcción del Templo el botín de las guerras (1 Cron 29,1-5). 2 Crónicas 1-9: El segundo libro de las Crónicas recuerda, en los capítulos 1 al 9, la mayor obra de Salomón: la construcción del Templo de Jerusalén. El texto ignora los pecados del monarca (l Rs 2, 13 - 3, 3), pero resalta su riqueza y su gloria como fruto de la bendición divina. Eclesiástico o Sirácida 47: El Eclesiástico, en el capítulo 47, recuerda la actuación del profeta Natán junto al rey David, la designación de éste entre los hijos de Israel, remembrando sus gestas, y recuerda a Salomón, quien le sucedió en el trono, pero no fue tan fiel como su padre. Recuerda finalmente a Roboam como "al más loco del pueblo, falto de inteligencia" (Sir 47, 23) y a Jeroboam, quien "hizo pecar a Israel y señaló a Efraín el camino del pecado" (Sir 47, 24). Conclusión El final del período de la Confederación de las Tribus en Israel favoreció el surgimiento de la monarquía. Muchas amenazas de los pueblos vecinos ponían en riesgo la supervivencia y el espacio territorial de las tribus, así como la producción de las tribus más prósperas. Esto hizo que una parte del pueblo, siguiendo el ejemplo de los demás pueblos, pidiera un rey a Samuel, el último Juez. Saúl fue el primer rey escogido por Samuel. Hizo la transición del sistema de gobierno tribal al sistema monárquico. Aun así, no podemos decir que Saúl haya dejado un Estado burocrático con una organización estatal centralizada, con un ejército permanente, un palacio, un cuerpo de funcionarios estables, y un santuario con un culto propio. Nada de esto había. Tal vez él tenía apenas una cierta autoridad en el reclutamiento de las tribus, con poderes permanentes para mantener una tropa defensiva. Terminó su vida en una batalla contra los filisteos, en el monte Gelboé. Con David, la monarquía recibió un nuevo impulso. David era un hábil político, exitoso en sus campañas militares, y tenía muchas cualidades personales que favorecieron su liderazgo, inicialmente sobre las tribus del Sur y, después, sobre las tribus del Norte. Conquistó Jerusalén y compró la colina sobre la cual edificó su palacio. Constituyó un ejército permanente y organizó un Estado burocrático y autónomo, en el cual ya aparecen funciones y listas de funcionarios. En su reinado, las tribus llegaron al máximo de su expansión territorial. Hubo muchas disputas en la sucesión al trono de David, con la subida final de Salomón. Salomón se hizo conocido como rey sabio. A él fueron atribuidos varios libros del Antiguo Testamento. Pero su sabiduría está ligada a la habilidad comercial y política. Salomón se hizo famoso por la construcción del Templo de Jerusalén, donde se celebraba el culto al Señor. Pero Salomón fue recriminado por su infidelidad al Señor, pues se casó con mujeres extranjeras que introdujeron el culto a otros dioses y desviaron el corazón del rey. Ya en la fase final del reinado de Salomón aparecen rebeliones sobre todo en las tribus del Norte, que reclamaban por los pesados impuestos. Con su
  • 23. 81 ESCULA BÍBLICA -CAPITULO 5 muerte, de hecho el reino se dividió en dos: el reino de Judá, en el Sur, con Roboam; y el reino de Israel en el Norte, con Jeroboam. También se menciona la actuación de algunos profetas en el período de Saúl y de David. El mayor resalte le es dado al profeta Samuel, quien apoya la transición del régimen tribal hacia la realeza, y al profeta Natán, quien da el carácter de elección divina a la dinastía davídica. Hay también una mención al profeta Ajías de Silo, que apoya la rebelión de Jeroboam (1 Rs 11,29-30).