La escultura romana evolucionó desde sus orígenes etruscos y la influencia griega. En la época republicana, los retratos se caracterizaban por máscaras planas y facciones marcadas. La época de Augusto trajo una renovación con un programa propagandístico que incluyó retratos de la familia imperial en un estilo clásico. Más tarde, los Flavios y Trajano continuaron usando la escultura pública para glorificar al Estado y al emperador, como se ve en el Arco de Tito y la Columna Trajana.