1. Comedia y utopía en la Grecia antigua
M.ª José García Soler
Resúmen
La comedia ática en el siglo V asume en ocasiones un fuerte contenido político, que queda de
relieve en las críticas a veces feroces que se vierten contra algunos personajes públicos
como Pericles, Cléon o Hipérbolo, pero también con la propuesta de lo que podríamos
"modelos alternativos" de organización política y social. Estos modelos reflejan también
ideas al respecto que circulaban ya en el ambiente intelectual entre el siglo V y los
primeros años de IV a.C., como son la comunidad de los hijos y las mujeres, que
encontramos en Platón, pero también en Aristófanes.
Lo característico de la comedia es que se presentan como situaciones utópicas y se
manifiestan en dos líneas: de una parte, se trata de un lugar donde abunda toda clase de
bienes, en particular la comida y la bebida, y existe el automatismo de los objetos, que
hace innecesario el trabajo; de otra, es el mundo al revés, donde gobiernan las mujeres o
los animales, que imponen su dominio sobre los hombres o sobre los humanos en
general, respectivamente.
ESQUEMA GENERAL
1. La utopía en la literatura antigua
2. Modelos utópicos presentes en la Comedia Antigua
2.1. El mundo al revés: el gobierno de las mujeres y de los animales
2.2. El País de Jauja: la utopía gastronómica
3. La utopía cómica: crítica política y evasión
TEXTOS
1. Crates, Las fieras, fr. 16 Kassel-Austin
A. Entonces, ¿nadie tendrá esclavo ni esclava, sino que se servirá a sí mismo aunque sea un anciano?
B. En absoluto, pues yo haré que todos los objetos caminen.
A. ¿Qué provecho les reportará eso, entonces? B. Acudirá allí cada pieza del mobiliario, cuando
llame a alguna: «¡Colócate aquí, mesa! ¡Sí, tú, prepárate! ¡Amásate, saquito de harina! ¡Llénate,
tazón! ¿Dónde está la copa? ¡Ve y lávate! ¡Sube, pan de cebada! La olla tiene que vomitar las acelgas.
¡Pescado, camina!» «Pero es que todavía no estoy cocido por el otro lado.» «¿Qué esperas para darte
la vuelta, cubrirte de sal y untarte de aceite?»
2. Crates, Las fieras, fr. 17 Kassel-Austin
Pues compáralo con esto. Que yo, al contrario, primero voy a llevar los baños calientes a los míos
sobre columnas, como a lo largo de la casa de curación, desde el mar, de manera que manarán en la
bañera de cada cual, y dirá al agua: «Deteneos». Justo después vendrá una vasija de perfume por su
propio pie, y lo mismo la esponja y las sandalias.
3. Aristófanes, Lisístrata 485-499
CONSEJERO— Pues bien, lo primero que quiero saber de vosotras, por Zeus, es con qué propósito
clausurasteis nuestra Acrópolis con cerrojos.
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LISÍSTRATA— Para guardar a salvo el dinero y evitar que guerrearais por su culpa.
CONS.— Es, pues del dinero la culpa de que estemos en guerra.
LIS.— Todo se perturba por su culpa. Es para poder robar para lo que Pisandro y los que están en el
poder siempre andan promoviendo revueltas. Pues bien, respecto a eso que hagan lo que quieran, pero
a este dinero no van a ponerle ya la mano encima.
CONS.— ¿Pues qué harás?
LIS.— ¿Y tú me lo preguntas? Nosotras lo administraremos.
CONS.— ¿Vosotras administraréis el dinero?
LIS.— ¿Por qué te extrañas? ¿No somos nosotras las que os lo administramos todo en casa?
CONS.— No es lo mismo.
LIS.— ¿Cómo que no?
CONS.— Con este dinero hay que hacer la guerra.
LIS.— Lo primero es que no hay ninguna necesidad de guerras.
CONS.— ¿Y cómo nos salvaremos si no?
LIS.— Nosotras os salvaremos.
CONS.— ¿Vosotras?
LIS.— Nosotras, sí.
CONS.— Esto es demasiado.
LIS.— Se te salvará, aunque tú no quieras.
CONS.— Es extraordinario eso que dices.
LIS.— Eso te molesta, pero se hará de todos modos.
4. Aristófanes, Asambleístas 588-637
PRAXÁGORA— Entonces, que ninguno de vosotros objete ni interrumpa antes de conocer el plan y
de oír al proponente. Todos deben tener todo en común, participando en todo, y vivir de lo mismo y
no que uno sea rico y otro pobre y uno tenga muchas tierras y otro ni para que lo entierren, ni que uno
tenga muchísimos esclavos y otro ni un servidor. No: establezco una vida común para todos, una vida
igual.
BLÉPIRO— ¿Cómo va a ser común?
PRAX.— Antes que yo vas a comer pastel de mierda.
BLÉP.— ¿Eso también será común?
PRAX.— No, por Zeus, es que me interrumpiste. Eso es lo que yo iba a decir: la tierra, lo primero,
voy a hacer común de todos y el dinero y todo lo que tiene cada uno. Y con todo esto, que será
común, os mantendremos administrándolo todo y ahorrando y aplicándonos a ello.
BLÉP.— ¿Y cómo hará el que no posee tierra, pero sí plata y monedas de Darío, riqueza que no se
ve?
PRAX.— Lo entregará al común.
BLÉP.— Pero ¿y si no lo entrega?
PRAX.— Cometerá perjurio.
BLÉP.— Así se enriqueció.
PRAX.— Ese dinero de nada le valdrá.
BLÉP.— ¿Por qué?
PRAX.— Nadie hará nada por su pobreza, todos tendrán de todo: panes, salazón de pescado, galletas,
mantos, vino, coronas, garbanzos. ¿Qué provecho va a haber en no entregarlo? Averígualo y dímelo.
BLÉP.— Pero ¿no son ahora los que tienen el dinero los que más roban?
CREMES— Amigo mío, eso era antes, cuando teníamos las leyes de otros tiempos, pero ahora que la
vida va a ser común, ¿qué ventaja hay en no entregarlo? Si uno ve una muchacha y siente ganas de
clavarle el pico, podrá hacerle un regalo de lo suyo y tendrá parte del común cuando duerme con ella.
PRAX.— Va a poder dormir gratis. hago a éstas comunes para todos los hombres para acostarse con
ellas y hacerles hijos el que quiera.
BLÉP.— ¿Y cómo no van a irse todos detrás de la más guapa y a tratar de apuntalarla?
PRAX.— Las feas y las chatas se sentarán al lado de las bellas: y si uno desea a ésta, a la primera
primero tendrá que sacudir.
BLÉP.— ¿Y a nosotros los viejos, después de tener trato con las feas la polla no nos fallará antes de
que lleguemos donde dices?
PRAX.— No van a resistirse. Ten confianza, no te preocupes no van a resistirse.
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BLÉP.— ¿A qué?
PRAX.— A dormir juntos. Ahí está tu ventaja.
BLÉP.— Lo vuestro tiene su sentido, puesto que hay un proyecto de decreto para que no quede vacío
el agujero de ninguna. Pero lo de los hombres, ¿cómo se hará? Van a huir de los feos y a ir en busca
de los guapos.
PRAX.— Vigilarán los menos agraciados a los guapos cuando se marchen del banquete, acecharán
sus pasos en los lugares públicos. Y no será legal el acostarse las mujeres con los hermosos y los
grandes antes de que a los feos y pequeños concedan sus favores.
BLÉP.— La nariz de Lisícrates, entonces, va a estar tan orgullosa como los hombres guapos.
PRAX.— Sí, por Apolo. Y es un plan democrático, y escarnio grande va a haber de los solemnes,
cargados de sortijas, cuando uno en alpargatas diga: «Ponte al lado el primero y luego mira a que yo
me despache y te la deje para hacer el relevo».
BLÉP.— Y si vivimos de este modo, ¿cómo a sus hijos cada uno va a ser capaz de conocer?
PRAX.— ¿Qué falta hace? Pensarán que son padres suyos todos los viejos, si coincide la edad.
5. Aristófanes, Asambleístas 669-708
PRAXÁGORA— Todos tendrán medios de vida. Y si le quitan el vestido, él mismo lo dará. Pues
¿para qué luchar? Se va al fondo común y se coge uno mejor que el viejo.
BLÉPIRO— Entonces, ¿tampoco van a jugar a los dados?
PRAX.— ¿Y qué van a apostar para hacerlo?
BLÉP.— ¿Y qué género de vida vas a poner?
PRAX.— Uno común. De la ciudad voy a hacer una casa única, tirando los tabiques para hacerlo todo
uno, para que puedan visitarse.
BLÉP.— Y la comida, ¿dónde la servirás?
PRAX.— Los tribunales y los pórticos los haré comedores.
BLÉP.— La tribuna, ¿en qué va a serte útil?
PRAX.—Pondré allí las crateras y los cántaros y los niños podrán cantar canciones a los valientes en
la guerra y sobre algún cobarde, si lo hay, para que no cene, de vergüenza.
BLÉP.— Muy bien pensado, por Apolo. Y las urnas, ¿para qué vas a usarlas?
PRAX.—Voy a ponerlas en el ágora. Citaré a todos en la estatua de Harmodio y haré un sorteo, para
que, según les toque, vayan felices sabiendo en qué letra cenarán. Proclamará el heraldo que los de la
beta vayan al Pórtico Real a cenas; la zeta, al Pórtico vecino, los de la kappa al Pórtico en que venden
la cebada.
BLÉP.— ¿A manducarla?
PRAX.— Por Zeus, no, para cenar.
BLÉP.— Y al que la letra de cenar no le salga, ¿a ese le echarán fuera todos?
PRAX.— No será así, entre nosotras. Habrá abundancia para todos, con su corona así, borrachos,
marcharán todos con su antorcha. Y en las esquinas, las mujeres vendrán a ellos, según pasan, y les
dirán: «Vente conmigo, tengo una chica que es muy guapa». «A mi casa, la otra dirá desde su piso,
arriba: "Es la más bella, la más blanca, pero antes que con ella debes dormir conmigo tú"». Y a los
hermosos persiguiendo y a los más jóvenes, los feos dirán así: «¿A dónde corres? Si llegas, no sacarás
nada, pues con los feos y los chatos se ha decretado que antes jodan y que vosotros entre tanto con
una hoja de higuera en los portales os frotéis.» Vamos, decidme, ¿os gusta esto?
6. Platón, República 416d 3-417a 6
— Mira entonces si, para que así sea, no les será forzoso el siguiente modo de vida y su vivienda. En
primer lugar, nadie poseerá bienes en privado, salvo los de primera necesidad. En segundo lugar
nadie tendrá una morada ni un depósito al que no pueda acceder todo el que quiera. Con respecto a
las vituallas, para todas las que necesitan hombres sobrios y valientes que se entrenan para la guerra,
se les asignará un pago por su vigilancia, que recibirán de los demás ciudadanos, de modo tal que
durante el año tengan como para que no les sobre ni les falte nada. Se sentarán juntos a la mesa, como
soldados en campaña que viven en común. Les diremos que, gracias a los dioses, cuentan siempre en
el alma con oro y plata divina y que para nada necesitan de la humana, y que sería sacrilegio manchar
la posesión de aquel oro divino con la del oro mortal, mezclándolas, ya que muchos sacrilegios han
nacido en torno a la moneda corriente, mientras que el oro que hay en ellos es puro. En el Estado, por
consiguiente, únicamente a ellos no les está permitido manipular ni tocar oro ni plata, ni siquiera
4. 4
cobijarse bajo el mismo techo que éstos, ni adornarse con ellos, ni beber en vasos de oro y plata. Y de
ese modo se salvarán ellos y salvarán al Estado.
7. Platón, República 460b 7-461e 6
— Y cada vez que nazcan hijos, de ellos se encargarán los magistrados asignados, sean éstos hombres
o mujeres o ambos a la vez; pues las magistraturas son sin duda comunes a las mujeres y a los
hombres.
— Sí.
— En lo que hace a los hijos de los mejores, creo, serán llevados a una guardería junto a institutrices
que habitarán en alguna parte del país separadamente del resto. En cuanto a los de los peores, y a
cualquiera de los otros que nazca defectuoso, serán escondidos en un lugar no mencionado ni
manifiesto, como corresponde.
— Así se procederá, si ha de ser pura la clase de los guardianes.
— Estos magistrados también se encargarán de la crianza, y de conducir a las madres a la guardería
cuando estén con los pechos henchidos, poniendo el máximo ingenio para que ninguna perciba que es
su hijo; y si ellas no tienen suficiente leche, le proveerán otras que sí la tengan, y de éstas mismas
cuidarán de modo que amamanten un periodo razonable de tiempo; y en cuanto a las vigilias y otras
penurias, las transferirán a las nodrizas e institutrices.
[ ... ]
— Dices estas cosas razonablemente —dijo Glaucón—; pero ¿cómo distinguirán entre sí los padres,
las hijas y todo lo que acabas de decir?
— De ninguna manera; pero desde el día en que se convirtió en novio, a toda criatura que nazca en el
décimo mes o en el séptimo después la llamará "hijo" si es macho, "hija" si es hembra, y éstas a aquél
"padre"; del mismo modo los hijos de éstos serán llamados "nietos", y éstos los llamarán "abuelo" y
"abuela"; y los nacidos en aquel tiempo en el que sus madres y sus padres procrearon se llamarán
unos a otros "hermanos" y "hermanas", por lo cual, como acabo de decir, no se tocarán entre sí. Pero
la ley permitirá que hermanos y hermanas cohabiten, si el sorteo así lo decide y la Pitia lo aprueba.
— Muy justo.
— Esta es, pues, Glaucón, la comunidad de las mujeres y de los niños con los guardianes de tu
Estado.
8. Aristófanes, Pluto 802-819
CARION.— ¡Qué estupendo es nadar en la abundancia, amigos, sobre todo cuando uno no ha puesto
nada de su parte! Un montón de cosas buenas se ha colado en nuestra casa sin que nosotros hayamos
cometido ninguna injusticia. En esas condiciones ser rico es una maravilla, desde luego. El arcón está
lleno de harina blanca, las ánforas, repletas de oloroso vino tinto. Todas nuestras arquetas están
colmadas de plata y oro: ¡un asombro! El aljibe está lleno de aceite, los esencieros rebosan de
perfume y el desván está colmado de higos secos. Cada vinagrera, cada plato y cada tartera es ahora
de bronce. Las fuentes del pescado, desportilladas, pueden verse ahora de plata. Nuestra lámpara se
ha vuelto de marfil en un dos por tres. Los criados jugamos a pares o nones con monedas de oro. Y ya
no nos limpiamos el culo con piedras, sino cada vez con tallos de ajo, que es más fino. Ahora el amo
dentro de casa está, coronado, sacrificando un cerdo, un macho cabrío y un carnero.
9. Ferécrates, Persas, fr. 137 Kassel-Austin
¿Qué necesidad tenemos ya de tus aradores, o de constructores de yugos, o de fabricantes de hoces, o
de herreros, o de semilla, o de poner rodrigones? Pues espontáneamente por las encrucijadas ríos de
caldo negro con aceitosos pasteles espolvoreados y panes de cebada aquileos fluirán desde las fuentes
de Pluto, chorreando abundantemente, para que saquemos líquido de ellos. Y Zeus, haciendo que
llueva vino ahumado sobre los tejados, hará las veces de bañero, y desde los techos derivarán canales
de racimos de uvas entre pastelillos llenos de queso con puré caliente y papilla de lirios y anémonas.
Los árboles de las montañas perderán un follaje de tripas asadas de cabritos, calamares tiernos y
tordos hervidos.
10. Metágenes, Turiopersas, fr. 6 Kassel-Austin
El río Cratis nos baja enormes panes de cebada que se han amasado solos, mientras que el otro (el
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Síbaris) empuja olas de pasteles de queso, de trozos de carne, y de rayas hervidas que se arremolinan
allí mismo. Estos pequeños arroyuelos de aquí manan desde aquel otro lado calamares asados, pargos
y langostas, y desde acá morcillas y recortes de carne; aquí morralla, y allá, además, fritos. Desde
arriba, filetes de pescado seco cocidos por sí solos se precipitan a la boca, y otros, junto los propios
dos pies. Y pasteles de flor de harina nadan en círculo a nuestro alrededor.
11. Ferécrates, Los mineros, fr. 113 Kassel-Austin
A. Todo estaba amalgamado con riqueza, y elaborado con todo tipo de cosas buenas de todas las
maneras posibles. Ríos llenos de gachas y caldo negro fluían murmurando por los desfiladeros con las
cucharas y todo, y trozos de pastel de queso, de manera que el bocado corriese complaciente,
espontáneo y aceitoso dentro de las gargantas de los muertos. Morcones y siseantes trozos de morcilla
se desplegaban a la orilla de los ríos, haciendo las veces de los moluscos. Y había filetes de pescado
seco asados, preparados con toda clase de salsas, y anguilas escondidas en hojas de acelga; al lado
costillares y muslos enteros tiernísimos sobre fuentecillas, y menudos bien hervidos que exhalaban un
agradabilísimo aroma; tripas de vaca y exquisitas costillas de lechón doradas, estaban al alcance de la
mano, colocadas sobre pasteles de flor de harina. Y había gachas bien lavadas con leche en jofainas a
modo de fuentes, y trozos de calostro cocido.
B. ¡Ay de mí!, me vas a matar si continúas aquí entretenida, cuando podrías hundirme tal cual en el
Tártaro.
A. ¿Qué dirás entonces, cuando te enteres de lo que queda? En efecto, tordos asados preparados para
un guiso volaban alrededor de las bocas suplicando ser tragados, amontonados bajo ramas de mirto y
anémonas. Y las manzanas, hermosas entre las hermosas a la vista, colgaban sobre nuestra cabeza,
crecidas de la nada. Y unas muchachas envueltas en mantones de seda, sumamente jóvenes y con las
rosas depiladas, llenaban copas llenas de negro vino con olor a flores a través de un embudo para
quienes quisieran beber. Y una y otra vez, si alguien comía o bebía de ello, al punto surgía de nuevo
el doble desde el principio.
12. Nicofonte, Las sirenas, fr. 21 Kassel-Austin
¡Que nieve harina de cebada, llovizne panes y llueva puré! ¡Que el caldo haga rodar por los caminos
trozos de carne! ¡Que la galleta exija que se la coman!
13. Cratino, Los compañeros de Pluto, fr. 176 Kassel-Austin
En efecto, su rey era Crono en la antigüedad, cuando jugaban a las tabas con los panes y en las
palestras se pagaba con panes de cebada eginéticos madurados en el árbol y florecientes en
mendrugos.
14. Teleclides, Los anfictiones, fr. 1 Kassel-Austin
Así pues, os contaré desde el comienzo la vida que yo procuraba a los mortales. En primer lugar, la
paz estaba sobre todos como agua sobre la mano. La tierra no producía miedo ni enfermedad, sino
que espontáneamente había lo necesario. Vino, en efecto, manaban todos los torrentes, y los panes de
cebada rivalizaban con los de trigo por las bocas de los hombres, suplicando que se los tragaran, si les
gustaban los más blancos. Los peces, por su parte, iban a las casas, se asaban solos y se servían sobre
las mesas. Un río de caldo fluía junto a los lechos, haciendo rodar tajadas de carne calientes. Había
allí canales de salsas picantes para quienes los quisieran, de manera que reinaba la abundancia para
remojar el bocado y tragarlo blando. En pequeñas fuentes había pasteles de cebada espolvoreados con
especias, y tordos asados con tortitas de leche entraban volando en la garganta. Al apretujarse las
galletas en las mandíbulas se producía un gran clamor. Con trozos de matriz y golosinas jugaban los
niños a las tabas, y los hombres eran entonces gruesos, y unos pedazos de gigantes.
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