1. EDUCACIÓN ESPARTANA
En Esparta, la educación fue únicamente para ser soldado, que se ejercitó
sin descanso en las virtudes militares, estaban siempre dispuestos a dar su
vida por la Patria.
El niño era destinado a ser soldado, pertenecía más al Estado que a la
familia. Al nacer era examinado por los ancianos, lo devolvían a la madre si
era perfecto, en caso contrario lo arrojaban al abismo del Taigeto. Todas
las madres educaban a sus niños de la misma manera, no los envolvían, los
acostumbraban a comer de todo, a no tener miedo a nada. Al cumplir los 7
años se entregaban al Estado, para su educación. El estudio se limitaba a
cantar, a hablar con precisión, sobretodo dar fortaleza y flexibilidad al
cuerpo. Gracias a una serie de ejercicios graduados los niños aprendían a
correr, saltar, lanzar el disco, la jabalina. Los ejercitaban en el manejo de
las armas, en la danza guerrera llamada pirrica. Se les acostumbraba a
soportar el frío, calor, hambre, sed, fatiga, dolor. Llevaban el mismo vestido
en todas las estaciones, se acostaban sobre cañas que ellos mismos
cortaban en el Eurotas, no se lavaban ni perfumaban sino en los días de
grandes fiestas. Se les alimentaba mal y se les permitía robar para aplacar
el hambre, si se les encontraba robando eran castigados severamente. Un
niño se había ocultado un jarro de vino debajo de la túnica, se dejó morder
el vientre antes de confesar el robo. Había concursos de resistencia a los
porrazos. Cada año recibían una vuelta de azotes delante del altar
de Artemisa, el vencedor era el que más resistía sin quejarse, sucedió que
morían algunos niños y no se quejaban. Hablaban si se les daba la palabra.
Esta educación de hierro los preparaba para la disciplina militar.
2. EDUCACIÓN DE ATENAS
La educación no era pública como en Esparta sino privada, aunque
controlada por el Estado. Hasta los siete años, el niño permanecía en
el ambiente familiar donde se le permitían actividades lúdicas propias
de su edad. A los siete años, bajo la vigilancia del pedagogo, que era
el responsable de su conducta moral, el niño era conducido a la casa
de los demás instructores. A partir de los trece años la educación era
privilegio de los ricos ya que los hijos de los pobres, por el estatuto
de Solón, se tenían que dedicar a la agricultura o a las profesiones
manuales. Había mayor intervención estatal y a los quince años el
joven asistía al gimnasio público para cultivar su cuerpo. A las
enseñanzas se añadían elementos de astronomía y matemáticas
aplicadas. La música y la gimnasia seguían ocupando un lugar
importante pues eran necesarias para alcanzar el ideal educativo. A
los dieciocho años entraban a realizar servicio militar donde se les
preparaba para la guerra.