1. PPPI UNED Curso 2008/2009
TEMA 20. LA EDAD DEL BRONCE ANTIGUO Y MEDIO EN EL
SUR, LEVANTE Y BALEARES.
Bibliografía: unidad didáctica, p. 187-231, 268-281.
Examen:
• La Cultura de El Argar: cronología y secuencias; los poblados; economía;
manifestaciones funerarias.
• El mundo funerario de la cultura argárica.
• El Argar: características generales.
1. INTRODUCCIÓN
La Edad del Bronce, al igual que otros períodos de la Prehistoria, fue definida
inicialmente a partir de las transformaciones tecnológicas (fundamentalmente en este
caso las aleaciones metálicas); pero en las últimas décadas se ha profundizado en el
conocimiento de los cambios sociales, económicos y culturales que definen esta
etapa. En ella se producen en efecto transformaciones importantes en numerosos aspectos.
La implantación de la Edad del Bronce en la península Ibérica no es simultánea en
las distintas regiones, ni tiene el mismo grado de intensidad en todas ellas. Una vez
más es el sudeste la zona donde primeramente se introduce este complejo cultural,
extendiéndose después por el sur y levante, y penetrando posteriormente hacia la Meseta
por el valle del Guadalquivir.
En líneas generales, la Edad del Bronce en la península Ibérica tiene la misma
clasificación que en otras regiones del Mediterráneo: edades del Bronce Antiguo, Medio
y Reciente. Sus características generales son las siguientes:
• Progresiva sustitución de las herramientas y armas de piedra por las de
metal, el cual ya no se limita a objetos de lujo. La piedra pulimentada se
emplea casi únicamente para fabricar hachas, y la tallada para dientes de
sierra.
• Desarrollo de la metalurgia de aleación, sobre todo de la combinación de cobre y
arsénico, aunque esto no implica necesariamente un conocimiento profundo
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de las propiedades de los metales, ya que esta aleación en particular puede
encontrarse en estado natural. Se emplean moldes de fundición.
• Hay una gran variedad tipológica de armas: espadas, puñales, puntas de
flecha, alabardas, etc. Hay un aumento de la producción que determina que
ascienda la demanda de mineral. Se generaliza también la orfebrería.
• Modificación de los ritos funerarios, prefiriéndose las inhumaciones
individuales (en cistas o fosas) a las colectivas.
• Desarrollo comercial, aunque algunas relaciones tradicionales se resienten
(como los vínculos con el Mediterráneo oriental, afectado ahora de graves
convulsiones).
• Hay transformaciones en las estrategias de susbsistencia, relacionada con un
incremento de la aridez en algunas regiones.
Se mantienen las grandes diferencias de desarrollo entre distintas zonas.
2. EL SUR PENINSULAR: LA CULTURA DE EL ARGAR
La Cultura de El Argar abarca aproximadamente el mismo territorio que la precedente
calcolítica de Los Millares: las provincias de Almería y Murcia, y parte de las limítrofes;
ejerció además una notable influencia sobre las regiones del sur y el levante peninsulares.
La Cultura de El Argar fue explicada inicialmente como el resultado de comunidades
procedentes del Mediterráneo oriental. Esta idea, sin embargo, no es admitida
actualmente. Se considera que es consecuencia de un desarrollo autónomo de las
sociedades calcolíticas, que posiblemente recibieron influencias culturales e
ideológicas alóctonas a través de una rudimentaria navegación de cabotaje. Las
características generales de la Cultura de El Argar son las siguientes:
• Generalización de la metalurgia, con una gran producción en cobre y bronce;
intensa explotación de los yacimientos mineros.
• Desarrollo de las técnicas agropecuarias.
• Implantación de redes de comunicación terrestres (hacia el interior peninsular)
y marítimas (navegación de cabotaje).
• Incremento demográfico y aumento de los núcleos de población; estos tienen
ubicación y características diferentes a los calcolíticos.
• Sepulturas individuales.
• Desaparición de la cerámica simbólica y los ídolos del Calcolítico.
• Mayor jerarquización y organización del territorio, lo que se vincula a
transformaciones ideológicas importantes encaminadas a la legitimación del
poder de la elite social.
2.1. Cronología y periodización
La clasificación de la Cultura de El Argar ha sido muy discutida, habiéndose propuesto
varias periodizaciones. Todas ellas coinciden, sin embargo, en algunos puntos
fundamentales:
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• La Cultura de El Argar abarca aproximadamente los tres primeros cuartos del
II milenio aC, prolongándose en una fase de decadencia hasta el final del
mismo milenio. Su época de apogeo se encuentra a mediados de éste.
• Su origen se produce en los contextos calcolíticos locales coincidiendo su etapa
formativa con la lenta desaparición de los modos de vida de los grupos
campaniformes; también los poblados argáricos van reemplazando poco a poco a
los calcolíticos.
• Esta fase de formación se sitúa entre finales del III milenio y principios del
II. Es para algunos autores la Edad del Bronce Antiguo; sin embargo, en esta
adscripción no hay unanimidad, habida cuenta de que la metalurgia se está
generalizando, pero aún no tiene la importancia de épocas posteriores.
• En el segundo cuarto del II milenio aC, se definen plenamente las
características culturales de El Argar, y se produce buena parte de su expansión
geográfica.
• En los siglos centrales del milenio, coincidiendo con la Edad del Bronce Medio,
se produce el apogeo de la Cultura de El Argar. Los elementos culturales
campaniformes han desaparecido completamente. Los asentamientos son
grandes poblados fortificados, y hay relaciones muy importantes con el
exterior.
• Aproximadamente en el último cuarto del milenio, la Cultura de El Argar
entra en decadencia. Se abandonan algunos poblados, observándose una
pérdida de calidad constructiva y manufacturera en los que se mantienen;
hay influencia de otras culturas peninsulares en auge, propias de la Edad del
Bronce Reciente, como la de Cogotas I.
2.2. Asentamientos
Los poblados argáricos son de gran complejidad urbanística y constructiva,
observándose que existe una cuidada organización del asentamiento, aunque con
cierta variabilidad según la ubicación. Ésta tiende a preferir localizaciones en altura,
alternándose los núcleos en la cima con los de ladera, y en algunos casos consistiendo
en una cima fortificada como ciudadela alrededor de las que se extienden las viviendas
sin protección en la falda. Menos frecuentes son los asentamientos en llano abierto.
• Respecto a los de altura, suelen elegirse para ellos lugares con defensa natural,
que se completa con fortificación artificial.
• En cuanto a los asentamientos de ladera, se distribuyen en terrazas artificiales
concéntricas, lo que indica un trabajo colectivo a gran escala, y por tanto una
eficiente organización social.
Las fortificaciones son muy complejas, constando de series de murallas, torres,
bastiones y puertas.
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Otras estructuras son almacenes, graneros, establos, hornos de cerámica y
metalurgia, talleres textiles y de otras industrias, etc.
• Un elemento importante de los asentamientos son las cisternas de agua, habida
cuenta de que la disponibilidad de fuentes parece ser un factor fundamental en
la elección del emplazamiento. En efecto, el acceso al agua es la única
característica común a todos los tipos de poblados.
En cuanto a su tendencia a la especialización, se eligen emplazamientos desde donde
se controlan, bien las minas metálicas, bien las rutas comerciales, que en algunos
casos son marítimas mediante asentamientos en pequeñas penínsulas o islas
próximas a la costa.
Las viviendas son generalmente de planta rectangular, aunque hay ejemplos
ovalados y absidales; algunas tienen dos pisos. Los muros son de barro, con viguería
de madera y sobre zócalos de piedra. Las cubiertas son planas, de una sola
vertiente, y de madera cubierta con arcilla para la impermeabilización. Los suelos
suelen ser de barro prensado o de losas. En algunos edificios hay estructuras de
producción y almacenamiento, como bancos, hornos, molinos y vasijas enterradas
en el piso. (V. como ejemplo de poblado el de Peñalosa, Jaén; unidad didáctica, p. 199).
2.3. Enterramientos
En zonas concretas siguen usándose aún los enterramientos megalíticos. No
obstante, la Edad del Bronce en el sudeste peninsular se caracteriza, como en el
resto de Europa occidental, por la generalización de las inhumaciones
individuales, practicadas en distintas modalidades: cistas, fosas, pithoi.
La sustitución de las sepulturas colectivas por las individuales tiene motivos
ideológicos, los cuales suponen los cambios fundamentales de este período. Las
distintas tipologías funerarias se interpretaron inicialmente según una sucesión
cronológica. Ahora, sin embargo, se considera que se debieron a clasificaciones
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sociales, pudiendo ser los distintos tipos contemporáneos. Así, por ejemplo, los pithoi
casi siempre contienen cuerpos infantiles.
Las sepulturas pueden formar necrópolis, o bien ubicarse en las mismas casas.
• Dentro de las viviendas, se localizan en el subsuelo, en estancias que no tienen
un uso cotidiano, o bien como base a una superestructura empleada como
vasar.
• En cuanto a las necrópolis, se observan
en ellas grandes diferencias
cuantitativas y cualitativas de los
ajuares.
Esta jerarquización de la riqueza no sólo se
aplica a las diferencias entre las distintas
sepulturas de una misma necrópolis, sino
también a las que hay entre distintos
cementerios. Esto último se interpreta como
indicio de una jerarquización económica y
social entre los asentamientos, y por tanto de
una organización del territorio en un nivel
superior al poblado.
En los ajuares hay objetos propios de un
género (espadas y alabardas para los hombres;
punzones metálicos para las mujeres) o de
ambos (puñales, adornos). La clasificación de
los ajuares en función de su riqueza define
cuatro clases sociales:
• Clase dominante: ajuares de gran
riqueza, casi siempre masculinos.
Estos últimos llevan alabardas, espadas, adornos y cerámica bicónica. Los
femeninos incluyen puñales, punzones, adornos y cerámica.
• Miembros de pleno derecho: puñales y hachas en las tumbas masculinas;
puñales y punzones en las femeninas; cerámica ocasional.
• Servidores: alguna pieza de cerámica y metalurgia.
• Esclavos: carecen de ajuar.
(V. un ejemplo de ajuar funerario argárico en Barandiarán, p. 278).
2.4. Economía y sociedad
2.4.1. Agricultura y ganaderia.
Un elemento clave para la reconstrucción de la actividad económica son los restos de
especies animales y vegetales. Durante las edades del Bronce Antiguo y Medio, se
observa que se mantienen las mismas especies, pero su forma de explotación indicas
una transformación completa de las estrategias de subsistencia.
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Así, algunas especies vegetales se encuentran con tanta abundancia, que se cree que
se produjeron para generar un excedente que permitiese comerciar y mantener una
población dedicada a las manufacturas especializadas y los intercambios. Ejemplo de
lo mismo es el caballo, que se empleaba como animal de tiro, y que en algunos
yacimientos es tan abundante que parece haberse criado para el intercambio.
Hay restos, aunque escasos aún, de vid, olivo y frutales. Algunos autores consideran,
no obstante, que es ahora cuando se consolida el policultivo mediterráneo de cereales y
leguminosas, vid y olivo, horticultura y frutales.
2.4.2. Metalurgia
En la Cultura de El Argar la metalurgia alcanza
un desarrollo óptimo y se generaliza. Aunque esta
cultura se adscribe a la Edad del Bronce, metal ya
difundido por Europa occidental en esta época, en
El Argar predomina aún el cobre puro o en
aleaciones naturales simples (como cobre y
arsénico). Sin embargo, lo importante es la
generalización del trabajo del metal, y la
consecución de una producción muy
especializada y unos canales de intercambio de
materias primas y productos terminados.
La especialización llega al punto de existir
poblados próximos a las minas que se dedican de
forma predominante al trabajo del metal,
escaseando otras actividades; en algunos casos, hay
hornos en poblados alejados de las minas, lo que
indica que el mineral se distribuye por el
territorio, quizá para cubrir las necesidades
locales.
La técnica alcanza una gran perfección,
existiendo un control óptimo de las temperaturas de fundición. La producción
metálica consta principalmente de armas, adornos y herramientas.
• Entre las armas destacan las espadas y alabardas (en los ajuares masculinos) y
los puñales (en los femeninos); estos objetos se han encontrado sobre todo, pues, en
contextos funerarios, indicio de que tenían una función de señalización del
estatus social.
• Las herramientas, por el contrario, se encuentran en contextos domésticos,
comprendiendo principalmente cinceles y sierras; en este grupo deben incluirse
también las puntas de flecha empleadas para la caza, por su carácter
utilitario y no ornamental.
La metalurgia de objetos de adorno no se limita al cobre, empleándose también el oro y,
más localizadamente, la plata.
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2.4.3. Organización social
La Cultura de El Argar tuvo una organización social compleja, que para algunos
autores supone ya una forma estatal o paraestatal. Varias circunstancias apuntan en
esta dirección:
• la jerarquización social, patente en grupos de no productores cuya situación
privilegiada les permite explotar el trabajo de los demás. En cuanto a la
jerarquización social, ésta se refleja sobre todo en la diferente riqueza de los
ajuares funerarios.
• la jerarquización de los poblados y su alta especialización funcional; La
estructuración económica de los poblados llega al punto de que algunos de
ellos, como el mismo El Argar, tuvieron manufacturas metálicas realizadas con
materias primas traídas de otros asentamientos ubicados junto a las minas;
• la dedicación de parte de la población a actividades de manufactura y
extracción; etc. así mismo, el utillaje prueba que hubo aquí actividades de
transformación y almacenamiento de productos agrícolas, pero no actividad
de producción agraria, por lo que también los frutos debieron de traerse de
otros lugares.
Algunos autores creen que, hacia finales del tercer cuarto del II milenio aC, en la
transición a la Edad del Bronce Reciente, pudo comenzar la decadencia de la Cultura
de El Argar, debido a conflictos relacionados con diversas consecuencias de la
explotación minera: transformaciones ambientales por la deforestación,
jerarquización del territorio y los poblados, agotamiento de los filones
superficiales, etc.
2.5. Cultura material
• A pesar de la generalización de la metalurgia, se mantiene aún una reducida
industria lítica. En piedra tallada hay hojas dentadas de hoz. En piedra
pulida, hachas, morteros, piezas de molienda y moldes univalvos y bivalvos
para la metalurgia. Hay también adornos, como brazaletes de arquero. Las
herramientas suelen ser de sílex, y los adornos de materias diversas (pizarra,
mármol, etc.).
• El hueso se mantiene para espátulas,
peines, agujas y punzones. Otros
materiales óseos (conchas, huesos, dientes) se
emplean para hacer abalorios, los cuales se
fabrican también en piedras de colores
variados (calaíta, etc.).
• La cerámica suele ser lisa y brillante,
aunque con ejemplos decorados con
incisiones. Hay formas variadas, más o menos
globulares: cuencos, ollas, etc. Destacan las
copas bicónicas, que son uno de los
elementos característicos de los ajuares
funerarios. También se fabrican en cerámica cucharas y pesas de telar.
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• En metal (cobre, aleación de éste con arsénico, y en menor medida bronce, oro y
plata) se realizan las armas y herramientas ya mencionadas, además de los
adornos. Estos últimos son muy variados, pudiendo emplearse para ellos tanto el
cobre como el oro y, menos frecuentemente, la plata.
(V. el repertorio material argárico en Barandiarán, p. 278; alabardas en unidad
didáctica, p. 211).
3. EL BRONCE VALENCIANO
Se desarrolla en la vega baja del Segura, el Bajo Vinalopó y el Campo de Alicante,
limitando con lo argárico. Un tanto más imprecisas son sus fronteras septentrional y
meridional. Cronológicamente, Gusi, entre otros, propone cuatro fases entre 1900 y 600
a.C. Jover Maestre por su parte, tras un estudio detallado y exhaustivo, propone cinco
fases desde 2295 hasta 950 a.C.
Los asentamientos presentan una gran complejidad y diversidad. La mayor parte de
ellos están ubicados en zonas de fácil defensa, apareciendo además en ocasiones,
murallas y fosos. Los hay de grandes dimensiones como Mola de Agrés en Alcoy, que en
su mayor parte estuvieron dedicados a la explotación agraria. Los más pequeños ejercían
función de vigilancia sobre los valles. La planta de las casas era generalmente
cuadrada o rectangular con zócalos de piedra, alzado de adobe y tapial y
techumbres vegetales. Otros poblados de interés son Muntanya Assolada, con defensas
artificiales y calle central en Alcira, Loma de Betxí en Paterna, y Cabezo Redondo en
Villena, centro de un poblamiento jerarquizado, entre otros.
De una gran diversidad son también sus enterramientos, los más comunes de los cuales
están fuera de los asentamientos. No obstante, se han hallado algunos dentro de los
poblados, e incluso en el subsuelo de las viviendas. Siguen utilizándose también algunas
cuevas naturales como en Muntanya Assolada. El rito funerario es de inhumación
primaria, a veces secundaria y pueden ser simples, dobles, triples y múltiples, en
fosas, covachos, cistas y pithoi para inhumaciones infantiles. Los ajuares son
pobres.
La economía está basada en la explotación
agropecuaria; trigo, cebada y leguminosas
en lo que a agricultura se refiere, además de la
recolección de frutos silvestres y ganadería de
cápridos, bóvidos, cerdos y escasos
caballos. Hay pruebas también de cierta
actividad metalúrgica, a pesar de la casi
totalidad ausencia de yacimientos
importantes de metal. Únicamente algo de
cobre y oro en la Sierra de Orihuela.
La cultura material no ofrece grandes
diferencias respecto del Argar, en lo
referente al instrumental lítico y en metal, con la salvedad de las puntas de aletas y
pedúnculo en piedra tallada y en metal, y algunas mazas en piedra pulimentada.
La cerámica es de pastas poco depuradas y mal cocidas. Predomina la lisa, aunque
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hay algunas decoradas con incisiones, impresiones, cordones, etc. Las formas son
cuencos, ollas, vasos ovoidales, incluso queseras o vasos coladores.
4. ISLAS BALEARES
Aunque perduran elementos culturales calcolíticos, la Edad del Bronce Balear se
caracteriza por la arquitectura ciclópea naviforme, los hipogeos excavados en la
roca y los útiles metálicos con cantidades importantes de estaño. La Edad del
Bronce Balear ha sido dividida en tres fases:
• Fase I. Aparición y desarrollo de la arquitectura ciclópea naviforme (1700-
1400)B.C. La arquitectura ciclópea naviforme consiste en edificios con planta
en forma de herradura, construidos con grandes bloques de piedra en seco, con
una longitud de entre 15 a 30m y una anchura de 3 a 5m, y cubierta
posiblemente plana de entramado vegetal y barro. Yacimientos importantes son:
Rafal y Clarial. La información paleoeconómica de esta fase es pobre y relativa
a actividades de pastoreo, marisqueo y recolección de vegetales. En el ámbito
funerario se siguen utilizando los megalitos con inhumaciones colectivas, y se
consolida el uso de cuevas con el mismo rito (Corral des Pors). También se
utilizan las cuevas como santuarios. En esta primera fase se incrementa la
producción metalúrgica, con punzones, puntas de flecha y cuchillos
triangulares.
• Fase II. Generalización y apogeo de esta arquitectura (1400-1100)B.C. En
esta fase surgen otro tipo de estructuras como la que se documenta en
Trebalúguer, o la habitación de Torralba, aunque continúan las estructuras
naviformes. Por otra parte, alguna de las cuevas-santuario pasan a tener uso
funerario, aunque lo más frecuente de este período son los hipogeos formando
necrópolis.Una de las principales características de esta segunda fase, es la
intensificación de los contactos e intercambios con el exterior. Transición
hacia la cultura Talayótica (1100-900)B.C.
• Fase III Finalmente, durante la Fase III se observa un desuso de la
arquitectura naviforme, al tiempo que los asentamientos de las fases anteriores,
sirven de base a los turriformes talayóticos.
Turriforme de Trebalúger (Menorca) Cabaña circular de Torralba (Menorca) Naviforme
de Clariana (Menorca)
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BIBLIOGRAFIA: Unidades Didáticas UNED. VOL II + apuntes Tutor Gregorio Marañon,
Madrid
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