2. INTRODUCCION
Arquitectura del Renacimiento o renacentista es
aquella producida durante el período artístico del
Renacimiento europeo, que abarcó los siglos XV y
XVI. Se caracteriza por ser un momento de ruptura en
la Historia de la Arquitectura, en especial con
respecto al estilo arquitectónico previo: el Gótico;
mientras que, por el contrario, busca su inspiración en
una interpretación propia del Arte clásico, en
particular en su vertiente arquitectónica, que se
consideraba modelo perfecto de las Bellas Artes.
Produjo innovaciones en diferentes esferas: tanto en
los medios de producción (técnicas y materiales
constructivos) como en el lenguaje arquitectónico,
que se plasmaron en una adecuada y completa
teorización.
3. Palacio Medici Riccardi, de Michelozzo, Florencia, 1444. Ejemplo de palacio
florentino.
Villa Farnesina, Baldassarre Peruzzi, 1511. Ejemplo de villa renacentista.
Santa Maria della Consolazione en Todi 1508-1607. Ejemplo de iglesia de planta
central. Trabajaron en ella Cola da Caprarola, Antonio da Sangallo el Joven,
Baldassarre Peruzzi, Galeazzo Alessi, Michele Sanmicheli, Jacopo Vignola e
Ippolito Scalza.
Villa Capra, Andrea Palladio, 1566. Ejemplo de arquitectura palladiana.
4. Otra de las notas que caracteriza este movimiento es
la nueva actitud de los arquitectos, que pasaron del
anonimato del artesano a una nueva concepción de la
profesionalidad, marcando en cada obra su estilo
personal: se consideraban a sí mismos, y acabaron
por conseguir esa consideración social, como artistas
interdisciplinares y humanistas, como correspondía a
la concepción integral del humanismo renacentista.
Conocemos poco de los maestros de obras
románicos y de los atrevidos arquitectos de las
grandes catedrales góticas; mientras que no sólo las
grandes obras renacentistas, sino muchos pequeños
edificios o incluso meros proyectos, fueron
cuidadosamente documentados desde sus orígenes,
y objeto del estudio de tratadistas contemporáneos.
5. PERIODOS
La Historia de la Arquitectura del
Renacimiento, como éste mismo, suele
dividirse en dos grandes períodos
denominados en italiano por el numeral de los
años:
Siglo XV o Quattrocento, el Renacimiento
temprano, momento en que se destacan las
figuras de Filippo Brunelleschi y Leon Battista
Alberti. Es una arquitectura que aspira al
Clasicismo y que pone los puntales teóricos
de la canonización del estilo, que
caracterizará al período siguiente.
6. Siglo XVI o Cinquecento, a su vez dividido en dos
fases:
Fase de culminación o madurez: el Renacimiento
medio, pleno o Alto Renacimiento, que cubre el primer
cuarto del siglo XVI (hasta el saco de Roma de 1527).
Durante ese periodo, los principales arquitectos italianos
intervinieron en los distintos proyectos del inicio de las
obras de la Basílica de San Pedro (Donato
Bramante, Rafael Sanzio, Antonio da Sangallo el Joven y
posteriormente Miguel Ángel).
Fase del Manierismo: el Renacimiento tardío o Bajo
Renacimiento, desde mediados del siglo XVI hasta el
comienzo del siglo XVII (en que se inicia la arquitectura
barroca). En esta fase, siguiendo la maniera de Miguel
Ángel, las individualidades de los arquitectos comienzan a
sobreponerse al proyecto teórico clásico. Destacan
maestros como Giulio Romano, Jacopo Vignola, Giorgio
Vasari, Giacomo della Porta o Andrea Palladio.
7. GENERALES DE LA
ARQUITECTURA DEL
RENACIMIENTO
FUNDAMENTOS GENERALES
La Arquitectura del Renacimiento estuvo bastante
relacionada con una visión del mundo durante
ese período sostenida en dos pilares esenciales:
el clasicismo y el humanismo.
Hay que destacar que los ideales y valores
renacentistas no pudieron surgir totalmente
desvinculados del acervo medieval que le
precedió, sin embargo, los conceptos que
subyacen a este estilo arquitectónico se
construyeron sobre la consciente y efectiva
ruptura de la producción artística de la Edad
Media, en especial del estilo gótico.
8. El redescubrimiento de la proporción
Del análisis de los monumentos antiguos y de las fuentes
literarias y filosóficas, se desprende la importancia de las
proporciones, del número, de la medida, como fundamento
de la belleza arquitectónica. De estas mismas fuentes los
arquitectos deducirán los conceptos de originalidad y
grandiosidad, que serán incentivos esenciales para el
desarrollo de la arquitectura renacentista.
Cuando la búsqueda de relaciones de medida constituye el
problema central de la Teoría Arquitectónica, el arquitecto se
muestra de acuerdo con la filosofía neoplatónica de su
época. Para ellos el universo está regido por las leyes en las
que se manifiesta la omnipotencia de Dios. Las relaciones
armónicas de medida de la obra humana deberían ser o
reflejar la armonía divina del universo. La idea renacentista
de belleza y perfección se basa en un racionalismo orientado
matemáticamente, de forma que la Teoría de la Proporción
intenta llevar a un denominador común el canon de
proporciones del cuerpo humano y las leyes matemáticas de
las formas geométricas básicas, como la circunferencia y el
cuadrado, y expresarlas en reglas de proporción de validez
universal. La proporcionalidad matemática del conjunto
arquitectónico
(planta, alzado, columnas, capiteles, entablamentos y
9. A partir de este momento, el artista se educa en las medidas
y proporciones del modelo clásico, y aspira a la objetivación
del proceso creador, a la codificación científica de lo estético.
Ya no se apoya, como los maestros medievales, en fórmulas
que pasan de mano en mano, sino que intenta integrar su
labor en un extenso sistema artístico-teórico y fundamentarla
racionalmente. En esta época se publicarán los primeros
tratados de arquitectura que, como Vitrubio en la
antigüedad, codificarán los conocimientos arquitectónicos de
la época.
(*) Todo ello se concreta en la formulación de la llamada
Sección Áurea, o Número de Oro, igual a 1 + = 1, 1618, que
corresponde a una proporción considerada particularmente
estética.
Según Zeysing “Para que un todo, dividido en partes
desiguales, parezca hermoso, debe de haber entre la parte
menor y la parte mayor la misma razón (proporción) que
entre la mayor y el todo”. Esta fórmula matemática fue
utilizada en épocas clasicistas en construcciones
arquitectónicas, en escultura, pintura y música.
10.
11. Un dato importante en la definición de espacialidad del Renacimiento es la
incorporación de la perspectiva como instrumento del proyecto
arquitectónico y la noción de diseño como forma de conocimiento.
La principal ruptura con el espacio medieval se produce en el momento en
que los arquitectos del Renacimiento pasan a diseñar en sus edificios un
desarrollo en el que las reglas del diseño son fácilmente asimilables por los
usuarios del mismo. A partir de un análisis objetivo del espacio, presidido
por un cierto sentido empírico, llegan a conclusiones que impondrán el
propio ritmo del edificio y su entorno.
El dominio del lenguaje clásico, para hacer llegar estos efectos útiles en los
edificios, hace posible el estudio de la perspectiva. Como resultado, surge
una arquitectura insertada en un espacio perspectivo, integralmente
aprehendido por el observador y cuyas relaciones proporcionales se
muestran de forma analítica y objetiva.
Estas nuevas relaciones espaciales son especialmente evidentes
comparadas con el espacio presente en las catedrales góticas. En ellas, la
intención arquitectónica es que el observador, desde el momento en que
entra en el edificio, sea dominado por el espacio e instintivamente alce su
mirada hacia la cima, procurando así un movimiento ascendente en busca
de la figura de Dios. En otras palabras, toda monumentalidad de este
espacio gótico tiene una función, entre otras, que es poseer la voluntad del
individuo y determinar sus deseos, la función de su estancia y el uso del
edificio. En el espacio renacentista, la intención es justamente la contraria:
el edificio no domina al individuo, sino que éste reflexiona sobre su
espacialidad y la maneja. Se traslada el concepto de una arquitectura a la
medida de Dios a la de una a la medida del hombre.
12. El tratado vitruviano, como único gran referente teórico de la arquitectura
clásica, y pesar de su carencia de contenido, sirvió de base para todos los
principales estudios realizados por el Renacimiento.
Junto a la inspiración vitruviana, un elemento que va a caracterizar los
principales tratados renacentistas (especialmente aquéllos que fueron
redactados en los primeros momentos del Renacimiento) es el hecho de
que sus autores procuraban, en ocasiones con una preocupación mayor
que el afán investigador, posicionar al arquitecto como una figura
típicamente perteneciente a la élite fundamental en cualquier estructura
social. En este sentido, los tratados sirven de modo efectivo como medios
de propaganda del nuevo profesional, la constatación de esta modificación
en la categoría de los arquitectos como artistas nobles e
intelectuales, diferente de los «meros artesanos de origen popular»
también se evidencia cuando se verifica para quienes estaban escritos
estos tratados: en general, eran dedicados a la nobleza (o un noble en
particular), poseían un estilo refinado y abordaban cuestiones directamente
de interés público de los príncipes que componían la estructura política
italiana.
Toda esta teoría se fija claramente en la ya citada obra albertiana De re
aedificatoria. En ella, Alberti expresa esta nueva visión del arquitecto
cuando declara categóricamente que "el arquitecto es el brazo del
príncipe".
13. Leonardo da Vinci fue uno de los artistas que se inspiraron en Vitruvio. Este diseño, el Hombre de Vitruvio es
la interpretación de Leonardo para las reglas de proporción definidas por Vitruvio en su Diez libros de
arquitectura.
14. HISTORIA DE LA
ARQUITECTURA
RENACENTISTA
LA CUPULA DE SANTA MARIA
DEL FIORE
La Arquitectura renacentista
se desarrolla a partir del siglo XV
principalmente en Italia. Es
común atribuir el lugar de
génesis a la ciudad italiana de
Florencia, ciudad donde el gótico
apenas había penetrado, en el
momento de la construcción de
la cúpula de la Catedral de Santa
María del Fiore proyectada por
Filippo Brunelleschi.
Son muchos los estudiosos que
afirman que Brunelleschi
construyó, de hecho, no sólo una
cúpula, sino el concepto de un
nuevo tipo de arquitecto: altera
las reglas de la construcción civil
iniciando un proceso que,
gradualmente, separará al
proyectista del constructor.
15. Brunelleschi propuso una solución para la catedral florentina:
una gran cúpula de 42 metros rematada por una linterna,
basándose en sus pesquisas en Roma. Pero no se limitó a
reproducir el modelo romano, sino que propuso una forma
totalmente innovadora: su cúpula sería la primera con tambor
octogonal de la historia de la arquitectura. Esta cúpula posee
una función estética (bella pero austera, sin dar sensación de
pesadez), pero también una función ideológica: representa la
unidad cristiana. Para su construcción, Brunelleschi utilizó un
juego de doble cúpula, una interna y otra externa, formadas
por dos capas construidas con dos roscas de ladrillo
separados por una rosca de ladrillo a perpiaño, que avanzan
en forma de espiral que hace más rígido el conjunto a la vez
que configura un espacio como cámara de aire que da
ligereza a la cúpula, dibujando a la vez hilos directores y
rematada con linterna.
16. EL QUATTROCENTO: EL
DOMINIO DEL LENGUAJE
CLASICO
Los arquitectos que siguieron este método trazado por Brunelleschi
fueron sin embargo responsables de la plena recuperación del
lenguaje clásico. El dominio del clasicismo se logró de hecho a lo
largo del siglo XV y encontró en Donato Bramante a su figura más
paradigmática. Para entonces (especialmente después de que
Alberti expusiera su teoría de la arquitectura en su tratado De re
aedificatoria) ya se conocían de modo más fehaciente las formas
constitutivas de las arquitecturas griega y romana como
posibilidades de composición, y tanto sus soluciones concretas
como la síntesis espacial propia de la arquitectura clásica eran, en
general, conocidas. Así, los arquitectos renacentistas tuvieron a su
disposición todo el potencial creativo que ofrecían el lenguaje y la
técnica clásicas y el espíritu de su época. El lenguaje arquitectónico
del Renacimiento se expresó a través, no de las copias de los
clásicos, sino de su superación.
También destacaron en esta época dos arquitectos de palacios
florentinos: Michelozzo (Palacio Medici Riccardi, 1444) y Bernardo
Rossellino (Palacio Rucellai, 1446-1451 -sobre un diseño inicial de
Alberti-); y otros en torno al núcleo veneciano, como Pietro
Lombardo.
18. Basílica de San Lorenzo de Florencia, reforma iniciada en 1419, Filippo
Brunelleschi.
Capilla Pazzi, 1441, última obra de Brunelleschi.
Fachada de Santa María Novella, Leon Battista Alberti, Florencia, 1458-1470.
Templo Malatestiano de Rímini, Alberti, hacia 1450.
19. BRAMANTE Y LA FASE MADURA
DEL RENACIMIENTO
Bramante logró demostrar, a través de sus proyectos en
palacios o iglesias, que no sólo conocía las posibilidades del
lenguaje clásico, sino que también entendía las
características y el ambiente de su época, ya que fue capaz
de aplicar el conocimiento antiguo a una forma
nueva, inédita, sobresaliente y, sobre todo, clásica. Su
Tempietto o Templete de San Pietro in Montorio, en Roma
(1502-1510), es prácticamente una relectura (aunque no una
copia) de los templos de planta central, circulares, a su vez
derivados del tholos griego, típicos de un cierto período de la
arquitectura romana (por ejemplo, el Templo de Vesta, en la
misma ciudad de Roma). El modesto tempietto es casi una
maqueta base del gigantesco proyecto (en construcción
desde 1506) de la cúpula de San Pedro, con una cúpula
(42,5 metros) de dimensiones comparables a la del Panteón
(43,44 metros), a la de Santa Sofía de Constantinopla (32
metros) y a la de Brunelleschi en Florencia (41 metros).
20. La principal imagen de este estilo bramantino se encuentra en las
tríadas de aberturas adornadas con arcos, dos de los cuales están
a la misma altura y con el central mayor, el denominado sistema
de orden más arco, basado en la combinación del orden
arquitectónico clásico y el arco de medio punto. Frente al
problema, entonces, de conectar en una misma unidad dos
entidades espacialmente similares pero de diferentes
dimensiones, la solución fue emplear dos sistemas de orden más
arco de diferentes dimensiones siguiendo la norma de que el
extradós del arco del sistema de menor dimensión fuese tangente a
la moldura inferior del entablamento del orden mayor.
La superación de los clásicos, manteniendo siempre la búsqueda
del clasicismo típica del período, se dio especialmente en la medida
que los arquitectos propusieron soluciones espaciales clásicas para
proyectos nuevos (como en los grandes palacios, diferentes de las
construcciones romanas, o en las nuevas catedrales o basílicas).
Elementos como las bóvedas y las cúpulas se usaron de una forma
nueva, y se emplearon los órdenes (jónico, corintio, etc.)
característicos de la arquitectura de la Antigüedad.
21. Tribuna del Convento de Santa Maria della Grazie de Milán, Bramante.
•Pórtico en la Basílica de Sant'Ambrogio de Milán, Bramante.
Cúpula de San Pedro de Roma, construida finalmente con el diseño de Miguel
Ángel.
22.
23. EL CINQUECENTO: LA
SUPERACION DEL CLASICISMO
El Cinquecento fue un momento en que la intención de sistematizar el
conocimiento de los cánones clásicos estaba plenamente superada, a
través de los tratados de Sebastiano Serlio o Jacopo Vignola. Así, los
elementos compositivos del clasicismo dejaron de usarse en edificios como
experimentación "en busca de lo clásico", sino partiendo de su plena
conciencia, en "busca de su innovación".
En un primer momento, se siguieron fielmente las reglas clásicas de
composición, pero ampliando enormemente su ámbito de aplicación. Las
reglas clásicas se aplicaron en especial en las grandes obras públicas, los
grandes palacios y templos religiosos. Por ello, aparecieron nuevas
combinaciones de elementos. Andrea Palladio fue el principal exponente
de esta nueva forma de trabajar con el lenguaje clásico, como se hace
patente en sus proyectos de "villas" en los alrededores de las ciudades
italianas. La arquitectura de Palladio fue de tal modo peculiar y destacada
con respecto a la de sus antecesores que su método de trabajo acabó
creando un nuevo estilo: el palladianismo. Dicho estilo se caracteriza por la
aplicación de la planta central en proyectos residenciales (como en las
villas) y por un cierto tipo de ornamentación de carácter sintético
(denominada arquitectura de superficie), entre otros fundamentos. El
propio Palladio fue autor de un tratado bastante completo sobre
arquitectura clásica, en el que expuso su modo de pensar y su perspectiva
sobre esta cuestión.
24. Vestíbulo de la Biblioteca
Laurenciana, Florencia, Miguel Ángel (1525). Se
aprecia un fragmento de la escalera.
Típica estructura palladiana.
25.
26.
27. MANIERISMO: LOS GRANDES
MAESTROS Y FIN DEL
RENACIMIENTO
El Manierismo fue el movimiento artístico producido durante el Cinquecento y cuya
formación se da en las primeras décadas del siglo XVI y se extiende hasta
comienzos del siglo XVII. Evidencia la intención por parte de los
arquitectos, humanistas y artistas del período de un arte, que aunque en esencia
siguiera al clasicismo, poseía un contenido bastante anti-clásico. En el Manierismo
por lo tanto se desarrolla la innovación constructiva confrontándose con la
arquitectura clásica, ya plenamente conocida.
Una vez gastado el impulso de la tratadística, que dotada de cierta homogeneidad a
la arquitectura mediante la imposición de unas determinadas reglas, surgió una
nueva generación de arquitectos, fuertemente individualistas, que supone de hecho
un puente entre el Renacimiento y el Barroco.
La actividad arquitectónica de Miguel Ángel supuso la culminación y superación del
clasicismo de la fase madura o de Bramante, y puede calificarse de más clásica en
San Pedro o en el Palacio Farnese y más manierista, por ejemplo en la famosa
escalera de la Biblioteca Laurenciana). Los principales exponentes de este nuevo
estilo fueron, además del citado Andrea Palladio y el núcleo veneciano, Giulio
Romano (Palacio del Té, Mantua, 1534), Bartolomeo Ammannati (reforma del
Palacio Pitti, 1558-1570), Antonio Sangallo el Joven (Villa
Farnese, Caprarola, 1559), Vasari (Galería Uffizi, Florencia, 1560-1581), o Jacopo
Vignola con la Iglesia del Gesù (1568), esta sí en Roma, sede y modelo exportado
de las numerosas iglesias jesuíticas de la crecientemente influyente Compañía de
Jesús, cuya fachada se debe a Giacomo della Porta (1578, que inspiró
posteriormente a Carlo Maderno).
28.
29.
30. Grabado de la planta modificada por Vignola
de Villa Farnese.
31. En sus obras, son constantes las referencias a los elementos
compositivos clásicos, pero en forma "desconstruída" y casi
irónica. Convierten al interior patrones decorativos de
ventanas que deberían estar colocadas en el exterior, juegan
con los efectos de la ilusión óptica proporcionados por la
perspectiva, a través de volúmenes dimensionados
inusitadamente, etc. El mismo sentido, llevado a un
extremo, tuvieron los extravagantes jardines de la Villa de las
Maravillas, hoy Parco dei Mostri (Bosco Sacro di Bomarzo)
en Bomarzo, en el Lacio, por el arquitecto y diseñador de
jardines Pirro Ligorio.
La profundización en los caracteres propios de las
construcciones manieristas supuso el germen del nacimiento
del Barroco, que si superficialmente se considera como
ruptura del ideal clásico propuesto por el
Renacimiento, realmente constituyó la reacción al
agotamiento de éste, ya anunciado por el Manierismo.
32.
33.
34. Palazzo Tè, Mantua. Giulio Romano, 1534.
Cortile (patio) del palacio Pitti, Bartolomeo Ammannati 1558-
1570.
Galería de los Uffizi, Florencia, Vasari 1560-
1581.
Fachada de la iglesia del Gesù. Giacomo della
Porta, 1578.
35.
36. RASGOS ESPECIFICOS DE LA
ARQUITECTURA
RENACENTISTA
A continuación se presentan, de forma sistematizada, los
principales rasgos que permiten identificar y comprender la
naturaleza de la arquitectura renacentista:
1. Se valora la superficie de los muros. Exteriormente se realzan
los sillares mediante el clásico almohadillado; e, incluso, se tallan
como puntas de diamante. En los interiores se anima la propia
superficie del muro a través de elementos armónicamente
equilibrados: cornisas, pilastras, columnas enmarcadas, etc.
2. En cuanto a los soportes, se utiliza la columna
fundamentalmente, tanto por su función constructiva
(sustentante), como decorativa, bien aislada, formando arquerías o
combinada con pilares. Se emplea el repertorio de los órdenes
clásicos. La columna es esencial dado que el estudio de sus
proporciones es uno de los fundamentos del clasicismo, y sirve
como pauta para determinar toda la proporción del edificio. Este
carácter rector de la columna es el fundamento esencial de la
belleza arquitectónica en la concepción renacentista. Se utilizan
todos los órdenes romanos, desde el rústico al
compuesto, enriquecido el corintio, que es el más utilizado.
37.
38. 3. El arquitecto renacentista desprecia el arco ojival o
apuntado, característico del estilo gótico, y vuelve a utilizar, de forma
sistemática, el arco de medio punto. Sostenido por elegantes columnas
de orden clásico y formando galerías o logias, su repetición rítmica
contribuye a subrayar la claridad racional de los edificios renacentistas.
4. En los sistemas de cubierta se produce una profunda renovación, ya
sean estas de madera o de piedra. En las cubiertas de madera el tipo más
utilizado es el artesonado: una superficie plana que se divide en
casetones, que pueden ser cuadrangulares o poligonales, y en cuyo centro
se suele colocar una flor u otro motivo decorativo, generalmente dorado o
policromado. En las cubiertas de piedra se emplean preferentemente las
bóvedas de cañón, las de arista y las rebajadas o vaídas; en todas ellas es
frecuente que el casquete de la bóveda no se quede liso, sino que se
decore con casetones, como en la arquitectura romana. No obstante, lo
más importante será la primacía que se le concede a la cúpula como forma
ideal constructiva (derivada de la admiración que siempre suscitó la cúpula
semiesférica del Panteón de Agripa, en Roma; así como la influencia de la
arquitectura bizantina que irradiaba San Marcos de Venecia). La cúpula se
eleva sobre pechinas y generalmente con tambor, en el que se abren
ventanas, y suele estar rematada con linterna que le proporciona luz
cenital.
39.
40. 5. El repertorio decorativo se inspira en los modelos
de la Antigüedad. La decoración de tipo fantástico, en
la que el artista funde caprichosamente los diversos
reinos de la naturaleza creando seres monstruosos,
en parte animales, en parte humanos y en parte
vegetales o inanimados, recibe el nombre de
grutescos. Cuando esa decoración se ordena en
torno a un vástago vertical, que le sirve de eje, recibe
el nombre de candelabro. Los tallos ondulantes
ascendentes, por lo general con roleos laterales, que
suelen usarse en las pilastras, reciben el nombre de
subientes. Flores, frutos, trofeos y objetos diversos
pendientes de cintas, festones, coronas y medallones,
son también elementos frecuentes en la decoración
renacentista.
41.
42. TIPOLOGIA
ARQUITECTONICA
Con el renacimiento la construcción profana o civil se sitúa al
mismo nivel que la religiosa y, desde entonces, los grandes
constructores de iglesias son, al mismo tiempo, los creadores de
importantes edificios profanos.
Arquitectura religiosa: el templo.
Los nuevos elementos arquitectónicos y, en especial, la
cúpula, plantean problemas fundamentales que afectan a la traza
general del edificio. Se busca un tipo de templo que aúne la
utilización de los elementos clásicos y las necesidades derivadas
del culto y la liturgia cristiana. Era preciso compaginar la
grandiosidad de los edificios clásicos y el carácter aéreo de la
arquitectura gótica; pues si la primera imponía por su solidez, la
segunda se distinguía por la luminosidad de sus interiores. Si los
arquitectos góticos lograron, o buscaron, desmaterializar el cuerpo
del edificio y borrar los límites espaciales, el arquitecto renacentista
se inspirará en las formas geométricas básicas, que ya se
encontraban en los edificios clásicos. El círculo y el cuadrado, el
cubo y la esfera, el cilindro, son las formas más adecuadas, gracias
a su perfecta regularidad y racionalidad. La dinámica lineal y
ascendente del gótico será desplazada por la lógica claridad del
43. Dos tipos de templo se consolidan:
· El modelo de planta basilical, inspirado en la basílica
paleocristiana.
· El modelo de planta centralizada, inspirado en el Panteón
de Roma y en los modelos bizantinos.
· El deseo de fundir ambos modelos conduce al prototipo
ideado por Alberti en San Andrés de Mantua, de iglesia de
planta basilical de una nave con capillas laterales y
crucero con cúpula, en la que la gradación lumínica está
perfectamente lograda al concentrarse la luz en el crucero y
el presbiterio.
La arquitectura profana o civil
Predominan dos tipos de construcción, además del gran
desarrollo que tendrán los edificios públicos (ayuntamientos,
lonjas, puentes, etc.), el Palacio y la Villa.
44. Los palacios renacentistas florentinos adoptan la forma cerrada de
un bloque con pisos bien diferenciados, ventanas repartidas
regularmente y recintos de altura uniforme, sin tener en cuenta la
distinta función de las estancias. La estructura del edificio está
condicionada por la claridad racional; en el interior se agrupan las
cuatro alas en torno a un patio interior rodeado por logias (galerías
abiertas de arcos de medio punto sobre columnas que se repiten
regularmente). La torre medieval ha desaparecido, aunque en ellos
es reconocible la tradición medieval de los palacios toscanos
medievales. Los vanos de la fachada suelen estar enmarcados y
decorados con elementos arquitectónicos de raíz clásica
(pilastras, frontones, etc.) que se repiten de forma rítmica.
La Villa es la residencia campestre de carácter señorial que se
generaliza entre las clases pudientes de esta época. Se aparta por
completo del modelo tradicional de villa fortificada, creándose un
marco arquitectónico perfectamente adaptado a la vida campestre.
El edificio se funde con el paisaje, asentando un sencillo cubo
sobre un zócalo, una logia abierta que forma una terraza tendida en
torno al bloque cúbico de la casa.
45. ARQUITECTURA RENACENTISTA
EN FRANCIA
La recepción del Renacimiento italiano en Francia llegó con
fuerza cuando Carlos VIII volvió rodeado de artistas italianos
en 1496, tras la conquista de Nápoles. Es detectable el uso
del nuevo estilo en los chateaux del Loira, como
Amboise, donde Leonardo da Vinci pasó sus últimos años.
Las formas renacentistas pasaron a ser predominantes
durante el reinado de Francisco I (1515-1547). En Chambord
(1519-1536) aún se dio una combinación de estructura gótica
y ornamentación italianizante con la presencia de Sebastiano
Serlio, que trabajó después de 1540 en Fontainebleau.
Allí, artistas italianos como Rosso Fiorentino, Francesco
Primaticcio, y Niccolò dell'Abbate formaron la primera
Escuela de Fontainebleau. Arquitectos locales, como Philibert
Delorme, Jacques Androuet du Cerceau o Pierre Lescot, se
expresaron ya con el lenguaje arquitectónico
renacentista, que continuó desarrollándose con fuerza
durante el periodo siguiente, en el trágico contexto de las
Guerras de Religión.
46. Fachada interior sudoeste del
Palacio del Louvre (París), diseñada
por Lescot y cubierta por relieves
de Jean Goujon.
47. ARQUITECTURA RENACENTISTA
EN ESPAÑA
El Renacimiento en España tarda en penetrar
desde Italia, especialmente por la fuerza que el
gótico final isabelino tiene en nuestras tierras.
De hecho, la primera manifestación de la
arquitectura renacentista en España, como es
el Palacio de los Duques de Medinaceli de
Cogolludo (Guadalajara) muestra una
simbiosis de estilos. Por un lado, imita con su
estructura arquitectónica los palacios del
Quattrocento italiano, incluyendo puerta y
aparejo de sillería almohadillada. Sin embargo,
la crestería y sus ventanales son todavía
claramente tardogóticos.
Fases de la arquitectura del Renacimiento
En el largo siglo que recorre la arquitectura
renacentista en España se sucederán las
corrientes estilísticas, en especial el plateresco
y, sobre todo, en el tramo final el grave y
austero herreriano, que incluso llegará a
fundirse con el primer barroco español de
comienzos del siglos XVI.
48. Plateresco
La arquitectura plateresca corresponde a la
primera mitad del siglo XVI en el contexto de
una arte oficial dominado por la poderosa
monarquía de los Reyes Católicos, primero y de
Carlos V, después. En él se combinan
estructuras arquitectónicas del gótico final
flamígero o isabelino con elementos decorativos
venidos de Italia, que además incorpora
elementos mudéjares
49. Las características
decorativas del plateresco es
la profusión de filigrana de
piedra (de ahí su
nombre, pues imita el trabajo
de los orfebres) a base de
medallones en las
fachadas, los frontones y
enjutas, los entablamentos y
basamentos, los
grutescos, los festones, las
columnas balaustradas, todo
ello decorando las fachadas
de los edificios que, sin
embargo, tienen la típica
estructura gótica de pilares
fasciculados soportando
bóvedas de crucería
compleja
50. Una de las construcciones
que mejor refleja el momento
de fusión de ambos estilos es
el Palacio del Infantado en la
ciudad de Guadalajara
Aunque el plateresco
castellano es especialmente
abundante en ciudades como
Toledo, Valladolid o
Salamanca, etc., es en esta
última donde encontramos
algunas de las obras más
interesantes, debido a su
gran calidad plástica y finura,
hecho al que no es ajena la
buena calidad de la piedra
caliza salmantina.
51. Sobresale especialmente la
archiconocida fachada de la
Universidad, de autor desconocido,
constituida como un paño decorativo,
independiente del edificio, donde los
temas decorativos, de flores,
medallones, escudos y grutescos,
ofrecen un inusitado ritmo.
Otro edificio religioso de estilo
renacentista plateresco es el
monumental Convento de San Esteban,
obra de Juan de Álava. cuya fachada,
interpretada como un gran paño
decorativo, tiene una portada de grandes
dimensiones rodeada de escultura
No olvidamos citar la fachada de la
catedral nueva y, en el contexto del
plateresco civil, la curiosa Casa de las
Conchas.
52. Estilo herreriano
El estilo hereriano es consecuencia de la
situación social, religiosa y política de
España durante la segunda mitad del siglo
XVI.
Y es que, a partir del reinado de Felipe II, la
corriente de austeridad católica impregna la
sociedad española de la Contrarreforma
alcanza también al arte y a la arquitectura.
El ejemplo más destacado, sin duda, de
este periodo es el Monasterio del Escorial
(1563-1584) donde se reúne monasterio,
iglesia, palacio y panteón real.
Es un edificio derivado de fuentes italianas,
pero de gran sobriedad y
desornamentación, lo que unido a su colosal
tamaño, le confiere una solemnidad
aplastante.
Juan Bautista de Toledo inicia las obras. A él
se deben la planta general del edificio, la
fachada meridional y el patio de los
Evangelistas.
53. Le sucedió, como arquitecto
general principal, el italiano
Giovanni Battista Castello "el
Bergamasco", que construyó la
gran escalera a la imperial del
interior, la primera de este tipo
en Europa.
Juan de Herrera (que dá nombre
al estilo herreriano) dirigió la
obra desde 1572 hasta el final, y
le imprimió su sello
característico. Este
arquitecto, estudioso de las
teorías del romano Vitrubio, va a
influir decisivamente en la
arquitectura española del último
cuarto de siglo y en el siglo XVII.
Tal es su transcendencia que a
esta corriente de la arquitectura
del renacimiento en España se le
ha dado un nombre propio:
Arquitectura Herreriana.
54. ARQUITECTURA RENACENTISTA
EN PORTUGAL
En Portugal el estilo manuelino es la contribución
portuguesa al Renacimiento; aunque su estética, que
aúna elementos renacentistas y tardogóticos de un
modo semejante al plateresco isabelino castellano, es
muy distante del clasicismo. Un motivo decorativo
muy repetido, la retoricida maroma de barco, se
interpreta como una referencia explícita a las proezas
de los navegantes portugueses, que estaban
protagonizando la Era de los Descubrimientos y
permitieron la extraordinaria expansión política y
económica que convirtió al reino en una potencia
mundial.
Ejemplos de la arquitectura renacentista portuguesa
son las catedrales de Leiria y de Portalegre, el
Colegio jesuita de Évora y la Iglesia de San Roque de
Lisboa.
55. ARQUITECTURA RENACENTISTA
EN EUROPA OCCIDENTAL
La lejanía de esta zona con respecto a Italia diluyó la
influencia del Renacimiento, pero existen valiosos ejemplos
de edificaciones que combinan elementos renacentistas con
la tradición arquitectónica local. En Hungría, ya antes de la
segunda mitad del siglo XV se construyeron casas de estilo
italiano. El rey húngaro Matías Corvino contrató a
constructores y escultores italianos, uno de los
cuales, Aristóteles Fioravanti, viajó de Hungría a Moscú para
levantar la Catedral de la Asunción en el Kremlin. Bajo el
reinado de Luis II de Hungría y Bohemia, se construyó la
Capilla Bakócz de la Catedral de Esztergom, ejemplo de
decoración renacentista. Otras obras influidas por el
Renacimiento en Europa oriental son, en Polonia el Castillo
de Wawel, la Capilla de Segismundo en Cracovia y el
conjunto de la ciudad de Zamość; en Lituania el Palacio Real
y las Iglesias de San Miguel y San Esteban de Vilna; y en la
República Checa la localidad de Telč o el Castillo de Český
Krumlov.
57. ARQUITECTURA RENACENTISTA
EN INGLATERRA
En Inglaterra las formas del renacimiento italiano tardarán mucho
más tiempo en imponerse que en Francia o España. Durante el
periodo final del siglo XV y todo el siglo XVI, se desarrolló el
denominado estilo Tudor, una prolongación del gótico con
marcadas características locales inglesas. A finales del siglo XVI y
comienzos del XVII, la denominada arquitectura isabelina significó
una apertura a influencias externas, entre las que estaban las
italianas, pero también las de la arquitectura holandesa.
No fue hasta bien entrado el siglo XVII cuando se impusieron las
formas clásicas, fundamentalmente a partir de la obra de Iñigo
Jones (1573-1652), que había estudiado en Italia y se había visto
influenciado por Palladio. De vuelta en Inglaterra, Jones diseñó
edificios como la Queen's House de Greenwich (1616) y la Casa
del Banquete del Palacio de Whitehall (1619). Estas construcciones
de líneas sencillas y simetría fueron revolucionarias en un país
donde aún se diseñaban edificios con ventanas partidas,
almohadillado y torrecillas.
58. Hatfield House fue mandada a construir en su totalidad por Robert Cecil,
primer conde de Salisbury, entre 1607 y 1611, y es el ejemplo perfecto de
la arquitectura de transición entre el estilo Tudor y el Renacimiento. El
edificio conjuga un ala Tudor, con ventanales con parteluz y tejado
almenado y dos alas claramente influenciada por las fachadas de los
palazzi italianos. Su fachada central, originariamente en forma de logia
abierta, había sido atribuida a Iñigo Jones, aunque el porche central de
estilo jacobino, hace probablemente falsa esta atribución. Dentro, la
elaborada escalera tallada muestra la influencia italiana en la
ornamentación inglesa.
La obra de Jones fue continuada, ya dentro del clasicismo de época
barroca, por maestros como Christopher Wren con su diseño de la
Catedral de San Pablo de Londres y de muchos edificios públicos e
iglesias londinenses que se construyeron tras el Gran Incendio de Londres
de 1666. La devastación de la ciudad fue una oportunidad única para una
nueva generación de arquitectos seguidores de la arquitectura clásica, que
construyeron a una escala superior a la que nunca probablemente se
había construido en una ciudad.
59. Posteriores arquitectos, como el veneciano Giacomo
Leoni, durante el siglo siguiente, adaptaron y
modificaron el estilo para ajustarlo al paisaje y gusto
inglés, conservándose el gusto por la influencia
italiana en los edificios. Lyme Hall en Cheshire es un
ejemplo soberbio de esta tendencia.
La influencia de la arquitectura renacentista italiana
pervivió en especial en el ámbito anglosajón, a
consecuencia del Palladianismo, forma de
interpretación peculiar de la arquitectura de
Palladio, que mantedría el clasicismo hasta la llegada
de estilos más modernos como el Neoclasicismo.
Durante el siglo XIX, se produjo un historicismo
neorrenacentista especialmente importante en el
Reino Unido y Norteamérica.
60. Queen's House, (1616) en
Londres, primer ejemplo de
Arquitectura renacentista
importada al Reino Unido.