2. Las Vanguardias. ¿Qué
fueron?
Los movimientos vanguardistas, o ismos,
son movimientos experimentales que
intentan durante todo el siglo XX romper
con los principios y formas artísticas
tradicionales.
Proponen un arte radicalmente distinto y
original, acorde con una sociedad que ha
cambiado absolutamente sus valores y
costumbres a raíz de la Primera Guerra
Mundial.
Cubismo, dadaísmo, futurismo,
expresionismo y surrealismo brotan en los
felices veinte, años de borrachera creativa en
reacción al gran drama de la guerra, que ha
borrado a toda una generación de la faz de
la Tierra.
3. Algunas vanguardias dejaron huella en el
arte del siglo XX, otras pasaron como
efímeras modas. Su espíritu era lúdico,
juvenil y rupturista, casi siempre
escandaloso e irreverente. Siempre
provocador, cualquier movimiento
vanguardista se declara minoritario,
antirrealista y poco sentimental, si
exceptuamos el surrealismo. Declara siempre
la libertad total del artista, casi siempre a
través de declaraciones de principios
artísticos que eran publicadas en la prensa
literaria con el nombre de Manifiestos.
Los acontecimientos de los años treinta
hicieron derivar a las generaciones
vanguardistas hacia una actitud más
comprometida y social.
4. VANGUARDIAS EUROPEAS
Por orden cronológico, que no por importancia,
podemos resumir los movimientos vanguardistas
en:
El Futurismo
Marinetti publica su Primer Manifiesto Futurista
en 1909. En pleno auge modernista se atreve a
gritar “¡Matemos el claro de luna!” Y propone
entregarse abiertamente a cantar los encantos del
mundo industrial, del maquinismo, del deporte
moderno, del músculo y de la guerra. Empleaba
arbitrariamente la tipografía, la puntuación y la
sintaxis.
En Rusia el impulsor del futurismo fue
Maiakovski. Cantor éste de la revolución rusa,
Marinetti se convirtió en el poeta del fascismo
italiano. Los extremos siempre se tocan.
5. El Cubismo literario
Aparece sobre 1913 y su principal figura es la del
escandaloso Guillaume Apollinaire. Su presunto robo
de la Gioconda llevó a los vanguardistas a las
portadas de los periódicos. Sus obras literarias más
famosas son los caligramas, que crean imágenes a
partir de una disposición especial de los versos y del
collage –pegado- de textos e imágenes preexistentes.
El Dadaísmo
Fundado por Tristan Tzara en 1916, en plena locura
bélica, reivindica una realidad infantil anterior al
raciocinio, la lógica, el pudor y la norma social.
Propone liberar la fantasía y recuperar el enguaje
incoherente. Fue un movimiento fugaz, pero más
influyente que los anteriores. Sin él no se entendería
el surrealismo.
6. El Surrealismo
Nacido ya en los años veinte, supone un vuelco en
la estética y el pensamiento contemporáneos. De
origen parisino, fue creado por Breton, Aragon y
Eluard y a él se adhirieron entusiásticamente
numerosos artistas españoles, que se convirtieron
en sus principales estandartes (Dalí, Lorca,
Buñuel)
El surrealismo cree firmemente en la existencia de
una suprarrealidad (sur-réalisme) que nuestros
prejuicios y convenciones morales intentan ocultar
a nuestros ojos. El subconsciente percibe esa
suprarrealidad, más directa, sentimental y vívida
que la que los sentidos ofrecen, y a veces nos deja
muestras en forma de sueños o impulsos
presuntamente irracionales. Obviamente, las
investigaciones freudianas están en la base del
surrealismo.
7. La creación artística ha de dejar libre expresión al subconsciente, que se
comunicará directamente con el del espectador. Los surrealistas experimentaron
técnicas liberadoras de ese subconsciente como el hipnotismo, la escritura
automática, las drogas. No debería haber censura moral ni artística. No hay
buen gusto que valga. Aspiran a recrear el mundo de los sueños con imágenes
inauditas, con metáforas ilógicas y sugestivas, que apelan diractamente a la
sensualidad y a los instintos más primitivos. Es un arte sentimental, pasional.
Veremos que el surrealismo dejó una profunda huella en la Generación del 27. De
las diversas vanguardias artísticas, es la que a la postre evolucionó a posturas
políticas más comprometidas. De hecho, la adhesión de algunos padres del
Surrealismo a la causa comunista trajo la desconfianza de parte de la sociedad y
una escisión interna que conllevó su desaparición como movimiento
generacional.
8. Los vanguardismos en España
Por primera vez desde el siglo XVIII, la cultura
hispánica evoluciona en sincronía con la del resto de
Europa. Las tertulias y revistas literarias propagan los
nuevos movimientos y la literatura española va en
cabeza del vanguardismo europeo junto con la francesa.
Dos figuras fundamentales de las primeras
vanguardias son Ramón Gómez de la Serna y el poeta
chileno Vicente Huidobro.
En conjunto, pueden distinguirse dos períodos dentro
del vanguardismo español:
-Nacimiento y auge del vanguardismo experimental
(1908-1925)
-Surrealismo y rehumanización (1926-1936)
9. • Nacimiento y auge del vanguardismo experimental
(1908-1925)
Las primeras manifestaciones vanguardistas fueron obra
de Ramón Gómez de la Serna, verdadero mentor de las
revistas y movimientos experimentales. Hacia 1918 este
movimiento más general fermenta en ismos
marcadamente locales como el ultraísmo y el
creacionismo, que siguen la estela juguetona de los
dadaístas y ciertas aficiones futuristas. Estos
movimientos valoran lo artístico en tanto que sea
deshumanizado, alejado del sentimiento, decididiamente
ruptrista y moderno.
El Creacionismo fue difundido por el chileno Vicente
Huidobro, que llegaba de París en 1918. Defiende la
capacidad evocadora de las imágenes, la creación
permanente a través de la poesía de realidades muy
impactantes. Basta con leer algunos versos de su Altazor
para entender lo innovador de su poesía. Su principal
discípulo fue Gerardo Diego, cuya obra maestra
creacionista es Imagen (1922)
10. • Surrealismo y rehumanización (1926-1936)
El influjo surrealista trae un nuevo
sentimiento de rebeldía y angustia vitalista,
antiburguesa. A partir de 1930 todo impulso
vanguardista queda desplazado por nuevas
inquietudes políticas y sociales.
El Surrealismo fue el movimiento que más ha
arraigado en España y fue fundamental para
la Generación del 27. Si bien se detecta su
presencia en España desde los años veinte, son
la visita de Buñuel y Dalí a París, con el
triunfo de sus provocadoras obras; el viaje de
Lorca a Nueva York y la llegada de Pablo
Neruda como cónsul de Chile a España (crea la
revista surrealista Caballo verde para la poesía)
las circunstancias que proyectan la cultura
española a un nivel internacional. Tan
internacional que se verá masivamente abocada
al exilio.