2. Cómo Resolver Conflictos en el Matrimonio
1. Circunstancias no deseables que provocan conflicto
2. Un deseo elevado al nivel de demanda
Opciones para reaccionar:
Manipular
Ganar Ceder Ignorar
Deseo Deseo Deseo
Éxito Aceptación La paz
control La paz
3. Ministrar
Confrontar Ceder Esperar/
Rom 16 pasar por alto
Lv. 19:17 1 Cor. 10:23-24 Prov. 19:11
Mt. 5:24 12:16
Gál 6:1 17:14
1 Tes 5:14
Ser Pacientes
Para con todos
4. Áreas de problema: el sexo y el dinero
Las relaciones sexuales y las finanzas no causan problemas.
Los actos sexuales y el manejo de los recursos económicos
son frutos de las dos personas.
Relaciones sexuales y el egoísmo
Como se mencionó anteriormente, las relaciones sexuales
generalmente son un área problemática.
Traen a la cama dificultades del pasado, como la culpa de
pecado sexual antes de casarse, o dificultades actuales, como
problemas de pareja que no se resuelven en el transcurso del
día.
Entonces la manera de tratar los problemas sexuales en la
consejería es comenzar con lo básico, con la relación misma y
con la relación de cada cónyuge con Dios. En el fondo, creo
que una relación sexual insatisfactoria es una
manifestación del egoísmo de los individuos.
5. La falta de conocimiento de la “mecánica” del sexo puede
agravar el problema.
En general, los hombres y las mujeres difieren respecto a (1) su apetito
sexual, (2) la manera de excitarse, y (3) el tiempo que requieren para
llegar al orgasmo.
Primero, los hombres tienden a sentir atracción al ver el cuerpo de la
mujer. Así que pueden excitarse, llegar al orgasmo, y luego caer
dormidos en cuestión de pocos minutos.
La mujer puede ser poco afectada por lo visual, sino que el toque y el
trato romántico de su esposo la lleven a desearlo físicamente.
Otra diferencia es la anatomía de la excitación sexual. En contraste con
el varón, la mujer no se estimula directamente por el coito porque el
órgano de placer femenino, el clítoris, no está dentro de la vagina. Puede
necesitar estimulación de ello y de sus otras zonas erógenas para
prepararla para el coito (de lo contrario, el coito le puede doler).
6. Volverse hábil para dar placer al cónyuge es un arte que
estarán aprendiendo y afianzando el resto de sus vidas.
A este arte se le puede aplicar el mismo dicho citado
anteriormente: La perfección es una pulida colección de
errores.
Suele surgir la cuestión concreta de la frecuencia apropiada de
relaciones sexuales para un matrimonio sano.
Dice Adams: “Las relaciones sexuales han de ser regulares y
continuadas. No hay un número preciso de veces por semana
que se pueda indicar como apropiado, sino que el principio es
que ambos cónyuges deben proporcionarse satisfacción
sexual adecuada de modo que se evite la tentación de
hallar satisfacción en otra parte” (énfasis mío). La
frecuencia varía de pareja en pareja.
7. Una esposa que conozco lo dijo así: En esta área el regalo
que la esposa da a su marido es el sexo más frecuente que
ella hubiera preferido. El regalo que el marido da a su esposa
es el de tomar el tiempo necesario para estimularle para
excitarle suficiente para que llegue al orgasmo.
Algunos principios de 1 Cor. 7.
1. Las relaciones sexuales dentro del matrimonio son
sagradas y buenas. Dios estimula las relaciones y advierte en
contra de que cesen.
2. El placer en las relaciones sexuales no es pecaminoso, sino
que se da por entendido (los cónyuges reciben posesión, cada
uno, del cuerpo del otro recíprocamente) (Cantares, Pr. 5:18-
19)
3. El principio de satisfacción significa que cada cónyuge ha
de proporcionar goce sexual con la frecuencia que el otro
requiera.
8. 4. En conformidad con el principio de los «derechos», no tiene
que haber «regateos» sexuales entre cónyuges («No voy a
tener relaciones contigo a menos que...»). Ningún cónyuge
tiene derecho a hacer propuestas de este tipo.
5. Las relaciones sexuales son iguales y recíprocas. Pablo no
da al hombre derechos superiores a los de la mujer. Queda
claro, pues, que la mutua estimulación y la iniciación.
Las Finanzas
Hoy existen buenos materiales escritos acerca del fruto de
manejar los bienes materiales en una manera piadosa, es
decir, la mayordomía de todo lo nuestro, reconociendo que
realmente pertenece a Dios y nosotros sólo lo manejamos.
“una sola carne” conlleva más que solo la unión física: deben
compartir todo, incluso sus posesiones y dinero.
9. Jay Adams dice “que se tiene que enfatizar que el dinero
mismo no es la causa de problemas.”