Ensayo acerca del rol del gestor de la información en la sociedad de la información, escrito por una estudiante de la carrera de Gestión de Información, bibliotecología y archivística.
1. El Gestor de Información y su desconocido rol en la Sociedad de la Información
Por Bárbara Contreras Fuentes
En el último tiempo las tecnologías de la información y la comunicación han comenzado
a jugar un papel preponderante en la vida de las personas, es decir, éstas han trastocado
la manera en que los seres humanos interactúan entre sí y en la forma en que se efectúa la
comunicación. Este proceso ha trascendido todos los ámbitos de la sociedad,
especialmente la manera en que las personas se relacionan con la información: búsqueda
y recuperación de información cada vez más masiva. Pero esta situación trae consigo
serias dificultades respecto a la calidad de la información presente en la Web porque
¿quién, realizando una búsqueda en Internet, no se ha encontrado con información
repetida e irrelevante respecto a la indagación inicial? Frente a esta situación, es
necesaria la irrupción de diferentes profesionales de la información, con vasto
conocimiento en esta área. Ésta es la temática que plantearemos: el rol del profesional o
gestor de la información en la sociedad de la información.
El gestor de la información debe ser una persona capaz de responder a los requerimientos
de usuarios cada vez más heterogéneos y exigentes, pues tienen a su alcance cada vez
más información. La biblioteca o cualquier dependencia que tenga como fin el
ofrecimiento de información debe ser capaz de “competir” con estos nuevos medios y
transformarse en una hibridación entre los digital y lo analógico. Para ello, el rol del
profesional de la información es fundamental para implantar paulatinamente estas
transformaciones. Como lo señala Muñoz y Rubiano1: “La biblioteca inmersa en el
medio digital necesita de bibliotecarios digitales pues no pueden ser construidas,
gestionadas y preservadas sin la ayuda de estos profesionales. Estas bibliotecas deben
contar con la infraestructura necesaria (hardware, software, personal y colecciones
apropiadas) para cumplir las tareas de seleccionar, adquirir organizar, poner a
disposición del usuario todo los fondos, preservarlos y conservarlos”.
Es aquí donde el gestor de la información debe involucrarse, actuando como un mediador
entre los usuarios y la información en diversos medios y formatos, porque no basta con
poseer una gran infraestructura: si no se tiene el personal capacitado para administrar
estos servicios, toda esta tecnología resulta vana. El gestor de la información debe
promover el uso de los diversos recursos y servicios que tiene a su disposición y conocer
su colección independientemente de su formato y soporte; en esta diversidad se
encuentra la nueva fortaleza de los centros de información. El gestor de información
debe ser capaz ir a la par con los requerimientos de los usuarios mediante una formación
constante y actualizada, ser proactivo y tener una amplia mirada a futuro, pero lo
principal, es que debe conocer a su usuario y determinar sus necesidades para poder
adaptarse idóneamente a ellas: es en el usuario donde debe centrar su atención.
Para cumplir con esta amplia y ardua tarea, el gestor de la información dispone de un
espectro de herramientas y recursos cada vez mayor, ya sea para acceder directamente a
la información, como para promover sus servicios, haciendo necesario el análisis de las
ventajas y desventajas de los nuevos sistemas, la consulta de fuentes con formatos
1 MUÑOZ GÓMEZ, María y RUBIANO MONTAÑO, Penélope. 1998. “El bibliotecario digital: el perfil de un
nuevo profesional de la información” FESABID. VI Jornadas Españolas de Documentación. Disponible en:
http://www.ciepi.org/fesabid98/Comunicaciones/m_munyoz.htm [Consulta: 20/05/12]
2. cambiantes, diseño y generación de plataformas de información (bases de datos), filtrado
de información excesiva, concentración de la formulación de necesidades, además de la
interpretación de los resultados. Todo esto hace imperiosa la necesidad de formación de
usuarios, es decir, que ellos sepan cómo utilizar los recursos que tienen a su disposición.
Para ello, igualmente, se hace preciso que ellos adquieran la confianza en las bibliotecas
y diversos centros de información y sepan que siempre recibirán una respuesta de
acuerdo a sus necesidades.
El gestor de la información, debe ejercer un papel formador, en concordancia con los
cambios producidos en el entorno web para acceder, manejar y utilizar la información y
así lograr una democratización y uso más equitativo de ésta. Por su parte, los usuarios,
frente a sus requerimientos debieran adquirir ciertas habilidades para adecuarlas a las
tecnologías, ya que tal como lo señala Monfasani y Curzel: 2“No existe una fórmula
general que transforme al usuario en un experto en el uso de la información, pero es
posible lograr que sepa cómo encontrarla, cómo evaluarla y cómo usarla”. El profesional
de la información debe aprender a enseñar y encaminar a los usuarios en esta senda en
donde la información se encuentra dispersa y muchas veces difusa. Para ellos la
formación tanto del gestor como de los usuarios es vital. El profesional como formador,
puede planificar actividades en concordancia con los objetivos y el tipo de institución a
la que pertenece y estar dirigidas a la comunidad de la que forma parte, además debe
poseer determinadas destrezas y habilidades individuales de acuerdo a sus propios rasgos
de personalidad y capacidades.3
Como lo mencionamos anteriormente, en la sociedad de la información, el gestor cuenta
con una serie de herramientas que le permiten compartir información y promover todo lo
que la biblioteca tiene para ofrecer. A modo de ejemplo, se puede hacer uso de
herramientas como Blogs, Wikis y páginas Web actualizadas constantemente, en donde
los usuarios pueden contribuir con sus propios aportes y conocer los servicios que tienen
a su disposición. Otra interesante iniciativa es la utilización del chat, en donde los
usuarios pueden tener una conversación directa con el bibliotecario, en tiempo real y
obtener respuestas personalizadas según sus inquietudes. El Facebook institucional y
Twitter son también un medio de información de gran concurrencia por parte de los
usuarios y donde la biblioteca no puede estar ausente, porque es un medio cercano a ellos
y permite la actualización permanente. Finalmente, los OPAC (Catálogos Públicos en
línea) permiten que el usuario esté al tanto del acervo de recursos de información que
tendrán a su disposición, sin que ello le implique un consumo innecesario de tiempo.
Estas herramientas pueden ser de gran utilidad para las bibliotecas inmersas en la
sociedad de la información, pero para que éstas puedan funcionar adecuadamente, se
necesita de personal preparado y especializado en la administración de información.
En estas circunstancias, como lo señala Monfasani y Curzel4, la evolución de la
formación del bibliotecario posibilitará, entre otros roles: cumplir con el papel formador,
proporcionar una gama de nuevos servicios para nuevos usuarios, gestionar los recursos
necesarios, funcionar adecuadamente en el mundo de las redes, integrar y operar en
2
MONFASANI, Rosa Emma y CURZEL, Marcela Fabiana. 2008. “Usuarios de la Información: formación y
desafíos”. Argentina: Alfagrama.
3
Ibidem, p. 111.
4
Ibidem p. 39.
3. organizaciones cooperativas, desarrollar modelos de sistemas de información locales e
intervenir en los nacionales. Los usuarios y sus requerimientos van cambiando
constantemente, por lo tanto, los resultados que se obtengan mediante la oferta que
entrega la biblioteca y la demanda de los usuarios deben ser un punto de reflexión
constante. No olvidar además que el papel del profesional de la información implica una
gran responsabilidad social y formadora, para que la inclusión de tecnologías en las
bibliotecas no aumente la Brecha Digital entre sus usuarios y los espante.
El témino “Brecha Digital”, debe ser para los bibliotecarios en esta era de la información,
la inspiración para proseguir con los procesos de formación de usuarios, para combatirla.
Según la OCDE, este vocablo hace referencia al “desface o división entre individuos,
hogares, áreas económicas o geográficas con diferentes niveles socioeconómicos con
relación tanto a sus oportunidades de acceso a las tecnologías de la información y la
comunicación, como al uso de Internet para una amplia variedad de actividades”. Para
erradicar esta brecha, el gestor de información debe tener muy claros los objetivos que
desea lograr e internalizar la importancia de éstos durante todo el proceso, pensando
siempre en los tipos de usuarios que posee, las estrategias que utilizará para lograr este
fin y los recursos con los que cuenta.
Con todo esto, se aspira en muchos casos a formar un usuario relativamente
autosuficiente en el uso de la información, capaz de reconocer sus necesidades, de
encontrar, evaluar y utilizar la información correctamente. Al respecto, dada la
desmesurada cantidad de información (“infoxicación”) existente tras el apogeo de
Internet y la liberación de los mecanismos regulatorios existentes en materia de
publicaciones, es necesario invertir mucho tiempo en localizar información que sea
pertinente a la búsqueda inicial, debido a la existencia de información repetida y de baja
calidad, que sobrepasa a aquélla que realmente se considera información útil y
adecuada. Los gestores de información se enfrentan con esta problemática
constantemente. Entonces, ¿Qué estrategia utilizar para que a los usuarios se les facilite
la encontrabilidad de documentos de calidad en medio de la selva tecnológica que no
permite ver entre las ramas lo que realmente es relevante? Esta problemática está en boga
y no resulta fácil de responder. Por ahora, los usuarios debieran aprender a evaluar las
fuentes de información existente y confiar en las destrezas que debieran poseer los
profesionales de la información, en búsqueda y recuperación para poder ayudarlos
oportunamente y que sus demandas sean satisfechas.
Para lograr los fines propuestos, el gestor no se encuentra solo, sino que deberá contar
con un equipo multidisciplinario: informáticos, pedagogos, bibliotecarios y diversos
profesionales que se relacionen con la información. La clave es el trabajo en equipo y la
adecuación de las tecnologías disponibles de acuerdo a la realidad de la biblioteca y de
las demandas de sus usuarios; esto es muy importante, no se debe olvidar que se trabaja
para responder a los requerimientos de las personas.
A modo personal, creo que la “biblioteca híbrida” es lo que más se adapta a los
requerimientos actuales de la sociedad de la información. Es necesario hacer convivir lo
impreso con lo tecnológico, porque así es posible incluir a la gran mayoría de la
población que potencialmente utilizarían los servicios bibliotecarios. El papel del gestor
de la información es hacer perdurar esta diversidad de medios, que responden a la
heterogeneidad de usuarios. Si pensamos en la población de adultos mayores y de
personas con alguna discapacidad, el papel de este profesional es brindarles el modo de
4. acceso que mejor se adapte a sus necesidades y con lo que se sientan más cómodos de
trabajar. La convivencia de los medios análogos y digitales involucra a todos los sectores
de la sociedad; el rol del bibliotecario es difundir esta diversidad de medios para que el
usuario sepa que siempre encontrará un recurso (en cualquier soporte) que responda a su
necesidad personal de información.
Este compromiso debe ser asumido por los diversos profesionales que se relacionan con
la información. Se debe permitir que los usuarios participen y contribuyan en su proceso
de aprendizaje creando las instancias para ello. Tener un trato amable, acogedor y
cercano, para que las personas deseen volver a la biblioteca. Se debe contar con
herramientas y conocimientos sólidos en la forma en que se realizan las búsquedas y la
recuperación de la información para dar una respuesta satisfactoria a las necesidades de
los usuarios. Dentro de los requerimientos técnicos, es recomendable cumplir con
estándares internacionales para contribuir a la interoperabilidad con otras instituciones,
así lograr el intercambio y enriquecer el propio acervo documental.
Por lo demás, el gestor documental debe mantenerse al tanto de todos los adelantos que
puedan ser de utilidad para su institución, pero teniendo en cuenta que la tecnología no
siempre constituye una mejora en la calidad del proceso si no se utiliza adecuadamente.
El usuario finalmente será quien utilice los servicios, el principal y más riguroso
evaluador de los procesos, por ende es necesario escuchar siempre lo que ellos tienen que
decir para poder mejorar y lograr así un mejor servicio. “La formación del bibliotecario
digital deberá centrarse en la adaptación a las nuevas corrientes tecnológicas, deberá ser
flexible, multidisciplinar y evolutiva5”.
No olvidar también la hibridación que se produce entre los sistemas análogos y digitales:
el gestor de información debe ser capaz de resguardar y trabajar con ambos, según la
diversidad de usuarios que existen y cómo se relacionan con las tecnologías. Muchos de
los documentos que se preservan, forman parte de la memoria de una familia, institución
o país, por lo tanto requieren un tratamiento diferente en su conservación y lugar físico
adecuado a ellos. No así, la información digital, que requiere otro tratamiento, utilizando
bases de datos y metadatos, además de otros respaldos. Se debe aprender a trabajar con
diversos tipos de información, por lo que el profesional debe tener un conocimiento
integral y una vasta cultura general (sobre todo al trabajar directamente con usuarios).
Respecto a los nuevos roles de los profesionales, Peter Drucker manifestó que “este final
o inicio de siglo será recordado, más que por los avances tecnológicos, por los profundos
cambios que se producirán en las profesiones”.
Por último, y a modo de conclusión ponemos énfasis en el recurrente tema de la “Brecha
Digital”. Los gestores de información tienen una fuerte responsabilidad social al
respecto; no se trata solo de implementar tecnologías en las bibliotecas para llegar a ser
la más avanzada tecnológicamente, se deben combinar los adelantos técnicos con la
disposición de integrar éstas a su uso cotidiano. La formación de usuarios debe iniciarse
desde el momento en que el individuo muestre una necesidad de información y se le cree
desde la biblioteca la necesidad de ser formado. Como lo señala Emir José Suaiden:
5
5 MUÑOZ GÓMEZ, María y RUBIANO MONTAÑO, Penélope. 1998. “El bibliotecario digital: el perfil de un
nuevo profesional de la información” FESABID. VI Jornadas Españolas de Documentación. Disponible en:
http://www.ciepi.org/fesabid98/Comunicaciones/m_munyoz.htm [Consulta: 20/05/12]
5. “Toda gran innovación, toda gran revolución, trae en el fondo la cuestión de
la exclusión.
Cuando Guttenberg inventó la imprenta, automáticamente creó a los
iletrados y a los analfabetos.
La revolución tecnológica, a pesar de los incuestionables beneficios, creó a
los excluidos digitalmente.
Así el papel del bibliotecario es la construcción del proceso de inclusión
social utilizando la competencia informacional”
Bibliografía adicional
FELICIÉ SOTO, Ada Myriam. 2006. “Biblioteca pública, sociedad de la información y
brecha digital”. Argentina: Alfagrama ediciones.
MARTÍ LAHERA, Yohannis. 2007. “Alfabetización informacional: Análisis y gestión”.
Argentina: Alfagrama ediciones.
MARTÍNEZ USERO, José Ángel. 2007. “Nuevas tecnologías para nuevas bibliotecas:
desarrollo de servicios de información electrónica”. Argentina: Alfagrama ediciones.