1. 2do. Congreso de Enseñanza
Manual para Maestros de Enseñanza Bíblica
EMPATÍA CON EL NIÑO
Por Maribel Olmos de Castro
Objetivo: Conocer que es la empatía y cómo el maestro de la escuela infantil la puede desarrollar
con el objeto de comprender, ayudar y motivar a los niños en su búsqueda de Dios.
¿Tu Reconoces los sentimientos de los niños? ¿Comprendes por qué los niños se sienten así?
¿Sabes porqué los niños se comportan de cierta manera? El Buen Samaritano Lc.10:25-37
¿Qué es la Empatía?
Se describe como la capacidad de una persona de vivenciar la manera en que siente otra persona y
de compartir sus sentimientos, lo cual puede llevar a una mejor comprensión de su comportamiento o
de su forma de tomar decisiones. Es la habilidad para entender las necesidades, sentimientos y
problemas de los demás, poniéndose en su lugar, y responder correctamente a sus reacciones
emocionales.
Las personas empáticas son aquellas capaces de escuchar a los demás y entender sus problemas y
motivaciones, que normalmente tienen mucha popularidad y reconocimiento social, que se anticipan a
las necesidades de los demás y que aprovechan las oportunidades que les ofrecen otras personas.
Nuestro Señor Jesús es un Ser empático
En muchas ocasiones el Señor Jesús desarrollo rasgos de empatía en su relación con los demás, ya
que veía la necesidad que otros tenían y se ponía en su lugar.
Algunos ejemplos es estos se enumeran a continuación:
Jesús sana a un muchacho endemoniado. Lc. 9:37-43
Jesús bendice a los niños. Lc.18:15-17
Jesús sana a una mujer el día de reposo. Lc.13:10-17
Jesús sana a la suegra de Pedro. Lc.4:38-39
Las Relaciones Empáticas
La empatía se facilita en la medida que conocemos a las personas, la relación frecuente nos facilita
descubrir los motivos de enojo, alegría o desánimo de nuestros allegados y su consecuente modo de
actuar. Esto se manifiesta claramente entre padres e hijos, en las parejas y con los amigos donde la
relación es muy estrecha, quienes parecen haber adquirido el "poder de adivinar" que sucede antes de
haber escuchado una palabra, teniendo siempre a la mano la respuesta y el consejo adecuados para la
ocasión.
El problema es dejarnos llevar por nuestro estado de ánimo y obstinarnos en permanecer en nuestro
mundo, damos a todo lo que ocupa nuestra mente la máxima importancia, comportándonos indiferentes
y poco amables; queremos ser entendidos sin antes intentar comprender a los demás.
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Este esfuerzo es mayor cuando ante nosotros está el niño, el empleado, el alumno, el vecino, la
empleada doméstica, pues sin darnos cuenta, podemos limitar nuestra atención e interés, o peor aún,
menospreciarlos por considerarlos en una posición inferior. Debemos ser enérgicos y afirmar que la
empatía como valor -y al igual que todos los valores- no hace diferencias entre personas, es una
actitud propia de la personalidad, siempre abierta y dispuesta a las necesidades de los demás.
En la Biblia encontramos varios ejemplos de historias que tuvieron una relación empática entre
ellos, de tal manera que se pusieron en el lugar del otro.
Aquí mencionamos algunos de estos:
La Historia de Noemí y Rut. Todo el Libro de Rut.
o No me ruegues que te deje ni me aparte de ti.... Rut 1:16-17
La relación entre David y Jonatán. 1 Samuel 17,18,19,20
o El alma de Jonatán quedo ligada a la de David 1S 18:1-5
Algunos consejos para reafirmar el valor de la empatía con los niños
Procura sonreír siempre, esto genera un ambiente de confianza y cordialidad. La serenidad que
se manifiesta desarma hasta el más exaltado.
Primeramente considera como importantes los asuntos de los niños y después los propios.
Después de haberlos escuchado, acércate a ellos, ten la capacidad de entender su situación
y estado de ánimo, y esta siempre dispuesto a ayudarles.
No hagas un juicio prematuro de los niños porque te hace cambiar tu disposición interior (no
pienses: "ya llego este latoso", "otra vez con lo mismo", "no me deja en paz", "otra
interrupción","no me deja dar la clase" ) Si algún niños se acerca a ti, es porque necesita con
quien hablar... No los defraudes.
Si no tienes tiempo o es un mal momento, exprésalo con cortesía y delicadeza -que también es
empatía- y los niños se sentirán igualmente atendidos. Importante: no dejes pasar mucho
tiempo para charlar con ellos.
Evita demostrar prisa, aburrimiento, cansancio, dar respuestas tajantes u distraerte en otras
cosas; además de ser una falta de respeto, logras autodominio y demuestras interés por los
niños. Aprende a escucharlos.
No olvides infundir ánimo con palabras, una palmada en el hombro o un gesto amable, sobre
todo si los niños tienen problemas.
Podemos concluir que la empatía es un valor indispensable en todos los aspectos de nuestra vida, sin
él, sería muy difícil enriquecer las relaciones interpersonales; quien se preocupa por vivir este valor,
cultiva simultáneamente entre otros: confianza, amistad, comprensión, generosidad, respeto y
comunicación.
El ritmo de vida actual nos brinda pocas oportunidades de servir a los demás, de conocerlos y de
tratarlos como es debido, la empatía se convierte en esa pieza fundamental que nos enriquece y nos
identifica mejor como cristianos.
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