2. La religión es un factor cultural importante en la
vida en muchos países latinoamericanos. La
mayoría de la población latinoamericana profesa el
cristianismo, principalmente el catolicismo
romano, pero recientemente el cristianismo
protestante se está expandiendo. Los países donde
el catolicismo llega a más del 60 % son Argentina,
Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Costa Rica,
México, Panamá, Paraguay, Perú, República
Dominicana y Venezuela.
Mientras los países donde el catolicismo es la
religión más grande (pero no la mayoría) son:
Chile, El Salvador, Granada, Guatemala,
Honduras, Nicaragua, Uruguay.
3. La Virgen de Guadalupe es un ícono muy valorado por
los católicos mexicanos.
La Iglesia católica, fue insertada por los conquistadores
españoles, y fue la única religión permitida. Los
habitantes originales de América fueron obligados a
abandonar sus culturas prehispánicas.
Históricamente la iglesia católica ha sido una institución
poderosa, conservadora y privilegiada, ligada
estrechamente al Estado desde la época colonial hasta el
siglo XIX, era la institución más grande durante el periodo
colonial. Estuvo a cargo de la educación y fue dueña de
todas las escuelas y universidades.
4. Iglesia Presbiteriana Central en Santiago de Chile, de la Iglesia
Presbiteriana de Chile, inaugurada en 1868.
El protestantismo es la mayor minoría no católica de América Latina,
cerca del 20 % son adepto a este cristianismo y viene creciendo en las
últimas décadas. Dentro del protestantismo, el pentecostalismo o
neopentecostalismo es la denominación más grande entre todas, e
influye mucho en países como Guatemala, Colombia, México, El
Salvador, Panamá, Honduras, Nicaragua, Venezuela, Brasil y
República Dominicana (En Guatemala y México hay minorías
importantes de presbiterianos). El metodismo influye mucho en Chile,
Uruguay, Costa Rica y Argentina, en estos países hay minorías
importantes de luteranos. La iglesia adventista del séptimo día tiene
importancia en Costa Rica, México y Chile. En países como Perú,
Paraguay, Ecuador y Bolivia están creciendo iglesias protestantes
indígenas donde incluyen biblias y textos en idioma quechua.
5. Pese a que casi la totalidad la población
latinoamericana es religiosa, un 8 % de la
población se declaran ateos, agnósticos o sin
religión. El crecimiento económico e industrial en
la región trajo algo de secularismo, sin embargo la
irreligión es mínima en casi todos los países de
Latinoamérica, en Chile aún que hay una mayoría
clara de católicos, los sin religión son la segunda
mayoría, en Uruguay se reporta un alto grado de
gente atea o sin religión.
6. A finales del 2013, la corporación
Latinobarómetro hizo una lista de religiones por
país correspondiente al año 2013. Los que
encabezan la lista son los países en los que el
catolicismo es la religión dominante (con más del
60 %), los países del medio ―como Chile y El
Salvador― están medio dominados por el
catolicismo (del 51 al 59 %) y los últimos países
son los menos católicos, que están incluso por
debajo del 50 %.
8. El patrimonio es el conjunto de bienes y derechos,
cargas y obligaciones, pertenecientes a una persona,
física o jurídica.
En un sentido económico, el patrimonio de una
persona o empresa está formado por propiedades,
vehículos, maquinarias, dinero en efectivo, etc. Por
ejemplo: “Un lustro de malas decisiones ha golpeado con
fuerza el patrimonio de la familia”, “El gobernador aseguró
que su patrimonio sólo se compone de una casa y un viejo
automóvil”, “Hay políticos que sólo buscan acceder al
poder para incrementar su patrimonio”.
9. La importancia del patrimonio adquiere niveles máximos en el entorno del
derecho, ya que su definición se extiende más allá de los conceptos cotidianos
para incluir a todas las relaciones jurídicas, independientemente de su
utilidad financiera. Por lo tanto, en esta visión pueden incluirse de los
derechos y los deberes de la persona o entidad involucrada. Asimismo, esta
concepción deriva en el principio que todos los seres jurídicos (individuales o
empresariales) tienen una clase de patrimonio, cuya magnitud es variable.
Ciertas fronteras surgen en este modelo, ya que se admite que, si bien cada
persona constituye el titular exclusivo de patrimonio, en el momento de su
fallecimiento estos bienes se transmiten a sus potenciales herederos.
En algunos modelos económicos totalitarios, se puede señalar al Estado como
único titular del patrimonio total de una nación. En esta categoría se incluyen
las antiguas monarquías imperiales y los estados comunistas. En las
democracias modernas, el patrimonio estatal surge a partir de la recaudación
impositiva, con el objetivo deseable de la inversión de esos fondos en el
bienestar de la comunidad. Se destaca la importancia del patrimonio
individual como derecho fundamental de los individuos, con posibilidad de
hacer uso de esos bienes con distintas finalidades propuestas para el bien
propio y de la sociedad en su conjunto.
10. Nuestro patrimonio cultural es muy vasto y diverso; protegerlo
es deber de todos los peruanos. Sin embargo, para asegurar su
conservación es indispensable la intervención de especialistas y
expertos de distintas disciplinas científicas.
PATRIMONIO MATERIAL
a)Material:
Mueble
Inmueble
b)Inmaterial
Además en el Perú se hace una división cronológica:
Patrimonio arqueológico: época pre hispánica
Patrimonio histórico: corresponde a las épocas colonial y
republicana
A esta división se agrega el patrimonio documental y
bibliográfico.
11. Algunas características pueden ser: -El
patrimonio refleja las señas de identidad, la
forma de ser de un pueblo. -Los bienes que
integran el patrimonio cultural pertenecen al
campo de las bellas artes, arquitectura, pintura,
escultura, música..usualmente son casas, iglesias
y lugares con un largo recorrido histórico.
12. También conocida como Patrimonio Mundial, es
una categoría instituida por la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura, que distingue bienes específicos de
relevancia excepcional —cultural o natural— para
la herencia común de la humanidad. Dichos
bienes conforman la Lista del Patrimonio
Mundial, avalada por la Convención sobre la
protección del patrimonio mundial cultural y
natural
13. En 1959, cuando la construcción de la presa de Asuán, en
Egipto, amenazó con hacer desaparecer bajo las aguas los
monumentos de Nubia, la UNESCO hace un llamamiento
a todo el mundo para la salvación del antiguo legado. Esa
fecha ha quedado como punto de partida del movimiento
mundial a favor de la protección del patrimonio.
Luego de varias campañas, queda aprobada, en 1972 la
Convención sobre la protección del patrimonio mundial
cultural y natural.
La Convención sobre la protección del patrimonio
mundial cultural y natural clasifica los bienes
patrimoniales como:
14. Monumentos: Se considera monumento a la obra arquitectónica, escultura,
pintura y las piezas o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones,
cavernas y grupos de elementos que tengan un valor excepcional desde el
punto de vista histórico, artístico o científico.
Conjuntos. Son grupos de construcciones aisladas o reunidas, cuya
arquitectura, unidad e integración en el paisaje les da un valor universal
desde los mismos puntos de vista que para los monumentos, se
denominan conjuntos, dividiéndose éstos a su vez en tres categorías:
Centros históricos, que cubren exactamente el perímetro de la ciudad
antigua, englobado hoy dentro de una ciudad moderna.
Ciudades históricas vivas: aquellas que pueden ser susceptibles de
evolución bajo el efecto de mutaciones socioeconómicas y culturales.
Sitios. Son las obras del hombre o bien las obras conjuntas del hombre y
la naturaleza, incluidos los lugares arqueológicos, que tienen un valor
universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético,
etnológico o antropológico.
Monumentos naturales, constituidos por formaciones físicas y biológicas
o por grupos de esas formaciones que tengan un valor universal
excepcional desde el punto de vista estético o científico.
Formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente
delimitadas que constituyan el hábitat de especies animal y vegetal
amenazadas, que tengan un valor universal excepcional desde el punto
de vista estético o científico.
Lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas, que
tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la
ciencia, de la conservación o de la belleza natural.
15. Tras cinco años de bonanza, América Latina sufre los
efectos de la crisis mundial. Aunque la región se
encuentra en mejores condiciones que ante otras
crisis, su impacto se sentirá, especialmente en países
como México, sumamente dependientes de Estados
Unidos. En este marco, la crisis económica podría
reflejarse en una mayor inestablidad política en
algunos países, dependiendo no solo de factores
económicos sino, especialmente, de cuestiones
políticas. Lo central, en todo caso, es que la tormenta
económica no necesariamente generará una tendencia
homogénea ni una corriente de opinión masiva en
una misma perspectiva, sino una mutiplicidad de
caminos que dependen de cada situación nacional.
16. La crisis y recesión económica global que estalló
en setiembre de 2008 afecta a todos los países del
planeta. No hay territorios blindados. Como se
señala en este trabajo, los ciclos de expansión y
contracción son parte consustancial de la historia
económica.
En la década del 90, en América Latina, el ciclo de
modesta expansión que se extendió entre 1991 y
1994 fue seguido por la retracción derivada del
«efecto tequila» y de la crisis asiática. Los efectos
políticos de esta contracción económica fueron
diversos y complejos, pero tuvieron mucho que
ver con lo que se ha dado en llamar el «giro a la
izquierda» en las preferencias electorales de un
sector importante de la población.
17. La importante expansión económica que se
registró en la región en los cinco años anteriores al
estallido de la crisis, es decir entre 2003 y 2008,
puso a la mayoría de los países en condiciones
distintas –y mejores– de las que se derivaron del
breve y más modesto ciclo expansivo de la década
anterior. Al parecer, algo se había aprendido. Este
es el contexto en el que estalló la actual crisis, que
abre interrogantes sobre los efectos económicos y
políticos en la región latinoamericana.
18. Entre fines de los 80 y comienzos de los 90, en América Latina se generalizó el
Consenso de Washington. Este nuevo ordenamiento económico contribuyó a detener la
hiperinflación y corrigió muchos desajustes que se habían gestado en etapas anteriores.
La confianza creció y los capitales extranjeros empezaron a regresar. La crisis de los 80
había sido tan profunda que el rebote fue importante en términos relativos. El
optimismo se recuperó, y se dio por superada la etapa de crisis económica. En este
contexto, la situación política se estabilizó. Con algunas excepciones, como la del Perú
de Alberto Fujimori, los gobiernos elegidos democráticamente lograron
institucionalizarse. Hacia 1997, 61% de los latinoamericanos preferían la democracia
como sistema de gobierno.
Este proceso democratizador tuvo un lógico efecto en las expectativas de la población,
alentando lo que podríamos llamar una mayor «demanda democrática», en el contexto
de un mayor y mejor acceso a los propios derechos, a la información y al debate
público. Esa expectativa no se vio acompañada, sin embargo, de una mejora
institucional sustantiva que pudiera procesar las complejas contradicciones de las
sociedades. Al mismo tiempo, las tasas de crecimiento registradas desde inicios de los
90 no generaron avances en la lucha contra la pobreza y la inequidad. Según datos de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en 1990 había en la
región 200 millones de pobres y 93 millones de indigentes. Al terminar la década, en
1999, los pobres eran 211 millones y los indigentes, 89 millones. La pobreza, así, pasó de
afectar a 48,3% de la población en 1990 a afectar a 44% en 2002. Las graves carencias del
modelo de desarrollo se hicieron evidentes.
19. Pero aunque la recuperación de la región parecía encaminada y
los impulsores del modelo cantaban victoria, en la segunda mitad
de la década del 90 la expansión terminó, y se inició un periodo de
contracción que comenzó con el «efecto tequila» de 1994 y
continuó con la «crisis asiática» que estalló en Tailandia. Como
señala Aaron Tornell, estas dos crisis tuvieron muchos elementos
en común: notablemente, el hecho de que el contagio se dio sobre
todo en los países en desarrollo y afectó especialmente a aquellos
con escasas reservas internacionales, un sistema financiero frágil y
una moneda sobrevaluada.
Los efectos políticos fueron muy importantes. En varios países de
América Latina se vivieron años de inestabilidad, con la caída de
los gobiernos de Jamil Mahuad en Ecuador (2000), Fernando de la
Rúa en Argentina (2001), Gonzalo Sánchez de Lozada en Bolivia
(2003) y luego su sucesor Carlos Mesa (2005), a lo que habría que
sumar el intento de derrocamiento de Hugo Chávez en Venezuela
(2002). Con el tiempo, la región pareció dar un «giro a la
izquierda». En muchos países los gobiernos cambiaron de rumbo:
de sur a norte, fue el caso de Argentina, Uruguay, Brasil,
Paraguay, Ecuador, Panamá, Costa Rica y Honduras, mientras que
en México y Perú la izquierda perdió las elecciones, aunque por
márgenes estrechos.