2. Se llevaba a cabo dos o tres días después de la muerte. El
cuerpo era llevado a los embalsamadores, quienes trabajaban
a orillas del Nilo, ya que se necesita agua en abundancia. Se
colocaba al difunto sobre una mesa de piedra o de madera, e
incluso de alabastro, cuyas patas y su decoración tomaban la
forma de león. También se empleaban otras más pequeñas
para depositar los órganos del difunto. Disponían de la ayuda
del dios Anubis, el cual les guiaba durante el proceso de
momificación.
Se lavaba el cuerpo y se procedía a la extracción del cerebro
por la nariz con un gancho, pues pensaban que el único
órgano que se necesitaba una vez muerto era el corazón.
3. Después depositaban los órganos internos: el estómago,
los intestinos, los pulmones y el hígado. Los envolvían en
un paño de lino y se introducían dentro de los cuatro
vasos canopos bajo la protección de cuatro dioses
especiales, llamados “hijos de Horus”. El cuerpo era
cubierto con natrón, una sal que lo desecaba. Este
tratamiento duraba 40 días, de forma que el cuerpo al
estar totalmente deshidratado, no se descomponía. Más
tarde lo rellenaban de trapos untados en aceites
aromáticos y lo envolvían con vendas. Se rellenaba
utilizando limo procedente del Nilo.
4. Después se cosía, y a veces, lo cerraban
con lino, una placa de cera o tratándose de
un rey, con una chapa de oro. Se lavaba
con agua del Nilo y se ungía con bálsamos
aromáticos. Y ya se podía vestir al difunto.
Una vez realizados estos pasos, el cuerpo
se envolvía en vendas de
lino impregnadas, mediante un ritual muy
estricto. Mientras se realizaba el proceso
un sacerdote tenía una máscara de oro
que representaba la cara del muerto.
Luego los sacerdotes colocaban la momia
en una caja de madera pintada y decorada
llamada sarcófago.
5. Para proteger a la momia, se colocaba el cuerpo en
varios sarcófagos y estaban colocados unos dentro
de otros. Los sacerdotes navegaban por el Nilo con
la momia en el sarcófago hacia la tumba donde
sería sepultada. Este trayecto se hacía en un barco
o bote.
Una vez estaban en la tumba, el último lugar donde
yace la momia es en el sarcófago de piedra, de un
tamaño mayor que los anteriores de madera.
En la cámara funeraria, la momia instalada en el
sarcófago de piedra se rodeaba con provisiones y
objetos que iba a necesitar para la otra vida en el
más allá.
6. Estos objetos ayudarían al muerto en este viaje
por el más allá y eran desde alimentos hasta joyas.
Para terminar, sellaban para siempre la cámara
funeraria, para que nadie más pudiera nunca
entrar.
Se decía que sobre aquellos que intentasen entrar
en la tumba, interrumpiendo el descanso eterno
del faraón, le caería una maldición. Esto evitaba el
robo de los objetos de valor de las tumbas,
aunque siempre hubo algún que otro ladronzuelo
al que no le asustaban las maldiciones egipcias.