1. Una vocación postergada…
Conocí Budismo de Nichiren Daishonin en julio del 2000.
Para todos parecía que mi vida estaba muy bien ya que
económicamente ganaba mucho dinero. Tenía dos
trabajos. Dos proyectos del Banco Interamericano de
Desarrollo me habían contratado. En uno era cajera y en
el otro Asistente Técnico Administrativo.
Económicamente, mi situación era casi inmejorable. Pero
mi alma, mi espíritu estaba desesperado. En uno de los
trabajos realmente la pasaba muy mal, el entorno era el
peor. Y en el otro tenía a una persona realmente
imbancable.
Sentimentalmente venía de años de un mal matrimonio,
que no quería romper, por aquello de “no seré feliz, pero
tengo marido…”
A pesar que mi esposo me dio muestras de malos tratos
verbales y sicológicos, yo igual seguía atada a aquello de
“para siempre y
hasta que la muerte nos separe”.
Realmente mi mente no estaba abierta a comprender.
No sabía aún aquello de: Coraje, Sabiduría y
Misericordia.
Tuve que enterarme que mi esposo me engañaba y aún
así seguía esperando por él…
Hasta que yo misma le dije que nos divorciaríamos. Él
no me quería pero no me dejaba ir.
Así llegué a tener que salir nuevamente en busca de
amor y construir una pareja y lo que todos ansiamos:
una familia.
2. Mi familia original venía llena de problemas. Tuve una
niñez común y corriente, con padres que discutían
bastante.
Mi madre era una gran persona y mi padre también.
Pero no sabían convivir, se casaron muy jóvenes y
fueron llegando los hijos, uno a uno.
Mi padre que era italiano siempre vivió con la ilusión de
volver y en el año 1968 nos llevó a su pueblo en Italia,
Vallo della Lucania. Mi madre no soportó la idea y
volvimos. Después de eso se llevaban realmente muy
mal.
Cuando tenía 14 años a mi padre, que era Gerente de
Mutualista, los propios amigos que había puesto en la
Comisión Directiva y un médico al que había ayudado
muchísimo, le escondieron los libros y le hicieron una
denuncia penal. El resultado, fueron tres meses de
detención. Mi padre, -que organizaba campamentos
para los descendientes de italianos aquí, Presidente de
clubes de fútbol, Secretario de la Federación de
Mutualistas, fundador de la mutualista y sus sucursales-
fue acusado sin pruebas, ya que las pruebas a su favor
fueron destruidas.
Bien, mi adolescencia fue pésima, sin dinero, sin ayuda,
quedamos viviendo del alquiler de mi casa de
Montevideo, por piezas. Nos fuimos a un chalecito en
Salinas, Canelones.
Mi padre, que me consta era inocente e intachable,
jamás se recuperó y así perdí a mi
padre a los 18 años.
Bueno, con una educación católica, resignándome a lo
que Dios me deparara, fui creciendo con rebeldía,
pensando que algo habría más allá. Mi filosofía era una
frase de Miguel Hernández: “Hay golpes en la vida, yo
no sé, como si la ira de Dios se empozara en el alma”.
3. Así y a pesar de contar con el apoyo de mi madre y
seguramente de mi padre (que también había actuado
con compañías italianas en Uruguay) postergué mis
vocaciones artísticas: la escritura, la actuación y el
canto.
Me quise volver “más normal” y estudiar lo que aceptaba
la sociedad como carreras respetables, pero con
resentimiento, no pudiendo ser yo misma.
Es curioso, pero antes de empezar a escribir esto, unos
minutos antes, escucho decir en un programa de
televisión a la actriz australiana Rachel Griffiths, lo
siguiente y que se me ajusta: “Traté de seguir una
carrera universitaria, porque yo era muy académica.
Pero una pequeña voz en mi interior me dijo: no
postergues tu vocación .Y tuve suerte de encaminar mi
vida en tal sentido”.
Conozco el Budismo de Nichiren Daishonin
Bueno, realmente me encontraba buscando un camino
que me sacara de todo lo triste de mi vida.
Pero algo me hacía buscar siempre respuestas, saber
para enfrentar los problemas sin ser injusta y algo que
luego entendí, algo que buscaba y se lo decía a quien
me quisiera escuchar que necesitaba un maestro. A
veces digo que encontré mi camino, porque algo me
llevó hasta allí. Yo nunca había sentido hablar de la Soka
Gakkai.
Vivía en ese caos sentimental, esa rutina de vivir, por
vivir, hasta que un día dije basta y después de asistir al
Ateneo a un encuentro con el Budismo Tibetano -al que
no llegué a entrar-, tomo el teléfono a eso de las 8 de la
mañana en mi trabajo matutino y llamo a informes de
guía preguntando por un Templo Budista Tibetano. Me
informan que no hay, que
4. si hay uno Budista y entonces sí escucho por primera
vez: SOKA GAKKAI.
Bien, temerosa un poco de qué era eso, llamo y resulta
ser que hay tono de fax. Escribo uno que dice:
A quien corresponda:
(Mi nombre y mis datos: teléfono de casa y trabajo, etc.)
Estoy desesperada y deseosa de integrarme al Budismo
(el tibetano) pero mi espíritu me acerca a Uds.
Lamentablemente no seguí los
cursos que la
semana pasada
dictaron los
monjesque estuvieron aquí en gira.
Por favor comuníquense conmigo.
Mi vida es un caos, necesito vuestra ayuda Patrizia
Lo envié y al poco rato llamé y me atendió la Sra.
Machiko, quién ya le había pasado mis datos a Silvana
Cadena. Entonces me dio el teléfono de Silvana y allí
empezó todo…
Comienzo la práctica con mucho entusiasmo, con “gran
sed” de sabiduría, pidiendo revolución humana.
Y lo bueno es que algunos cambios se producen en
forma rápida, y en otros casos se presentan diferentes
opciones, que en ciertas ocasiones me hacen fracasar en
la búsqueda. Pero que entiendo, son enseñanzas.
Conozco al que es mi esposo actual, la prueba real, para
mí de que el amor existe.
Asimismo, me estaban por extirpar un fibroma sin
sacarme el útero, que era hasta el momento la solución
que me presentaban los doctores que había visitado.
Cambio de ginecólogo y éste me da otra opción.
5. Cambia mi entorno laboral. Si bien me quedo sin uno de
los trabajos, los últimos meses me trasladan a la parte
técnica en la cual me siento muy bien.
Sigo estudiando y decido reflotar mi postergada
vocación. Se me presentan oportunidades de poder
aparecer en un libro de cuentos. Estudio dirección de
actores y dirijo pequeños grupos
de compañeros. Sigo insistiendo en hacer lo que me
gusta.
Y lo más importante, en marzo del 2002, mi madre
comenzó a quejarse de sentirse mal y llamamos a la
emergencia médica. Una de mis hermanas estaba por
irse del país, porque la vida le dio varios vuelcos que la
dejaron con esa única opción y mi madre no soportaba
la idea de no estar con ella, ya que yo misma le dije que
me iba (por ese entonces yo no dejaba de hablar del
tema y además, mi hermano hace 10 años que vive en
la Argentina). Es en ese panorama que creíamos que era
depresión. Después cuando ya no pudo más la llevamos
a tratar en su mutualista. Allí no le prestaron demasiada
atención, no recibió buenos cuidados y nos dijeron que
tenía “reuma y depresión”. Rápidamente deja de
caminar y debo hacer frente a los malos médicos que la
tratan y cuando le prestan atención ya es tarde: tiene
dos cánceres que le han tomado el cuerpo. Esta
situación realmente horrible, solo la pude pasar gracias a
la práctica, que pasa a ser lo más importante en mi vida.
La cuido durante dos semanas en horarios de 8, 10, 11
horas. Yo, que nunca pude atender a nadie, que siempre
huí de los enfermos. Se trata de la persona más
importante en mi vida y solo entonar Daimoku me daba
fuerzas para afrontar esto.
6. Creo que después de vivir eso y como dice el maestro
Ikeda: “Luego que un gran mal ocurre, un gran bien le
sucederá”, es que me vuelco por entero a mi vocación
postergada. Esa frase me dio fuerzas, y además Silvana
me transmitió otra: “Con el único pensamiento en mente
de ver el Buda en mi interior”, fue lo que reforzó mi fe
en esos momentos.
A casi 10 meses del fallecimiento de mamá, 20 años
después que el de papá, creo y espero que ellos se
hayan reencontrado y, lejos de los problemas de este
mundo material puedan ser felices.
Cada vez que me entristezco siempre recuerdo cómo
NMRK me ayudó a pasar por esa situación.