2. En la actualidad existe un agotamiento de los recursos energéticos
fósiles que tradicionalmente han proporcionado energía.
En base a informes realizados, aproximadamente, en medio siglo
la humanidad asistiría al agotamiento de estos recursos.
Paralelo al crecimiento de la población, hay un aumento en las
distintas necesidades básicas, y la energía no es la excepción.
Requerimientos poco resueltos en el mundo global, en gran parte,
como causa de la mala distribución de los recursos.
Para revertir ésta problemática, es necesario una profunda
revolución cultural, que involucre, no solo a la política, la
economía, la educación, sino a la ciudadanía toda, interpelándola
a la participación y potenciando la capacidad de generar
transformaciones sociales claves.
3. Es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones
futuras para satisfacer sus propias necesidades.
4. Es necesaria la formación de una cultura científica en convergencia
con la humanística como eje central de la educación.
Las estrategias de abordaje y solución viable de la problemática
hacia la transición energética sostenible estarían sustentadas en
dos pilares: por un lado, las posibilidades de implementación de
energías alternativas limpias, seguras y baratas, y por el otro, el
cambio cultural de la sociedad que deberá tender hacia el uso
eficiente de la energía en el marco de la conciencia de un nuevo
mundo sostenible.
La educación energética para el desarrollo sostenible no puede ser
pasiva, ni estar a espalda al compromiso ético de la humanidad
para alcanzar un futuro sostenible, caracterizado por la igualdad y
equidad para todos.