1. “LA SOCIEDAD GLOBALIZADA”
La globalización es un proceso económico, tecnológico, político y cultural a escala
planetaria que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los
distintos países del mundo uniendo sus mercados, sociedades y culturas, a través de
una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas que les dan un
carácter global. La globalización es a menudo identificada como un proceso dinámico
producido principalmente por las sociedades que viven bajo el capitalismo
democrático o la democracia liberal, y que han abierto sus puertas a la revolución
informática, llegando a un nivel considerable de liberalización y democratización en su
cultura política, en su ordenamiento jurídico y económico nacional, y en sus relaciones
internacionales.
Este fenómeno ha permeado todas las esferas de la sociedad, tanto en occidente,
como en oriente, así mismo, ha afectado la vida de las comunidades rurales y urbanas,
en cuanto a las edades, todas las personas, desde los más jóvenes hasta los adultos
mayores, han sentido de una u otra forma los vaivenes de la globalización.
Existen dos ámbitos de la vida social en los cuales la globalización ha causado efectos
directos bastante intensos, estos son, la educación y la cultura; y es que cuando un
fenómeno social de este tipo, afecta la cultura, también por inercia afectará la
educación y viceversa. Se puede afirmar que la entrada en escena de la globalización
afecta directamente la cultura, porque la base que sostiene este paradigma de vida es
económica, en ese campo se dio inicio a los movimientos financieros y comerciales que
sirvieron de caldo de cultivo para el establecimiento de este modelo de mundo que se
ha propuesto, fueron los grandes monopolios económicos quienes idearon y pusieron
en marcha una gran maquinaria económica que trajo consigo esta propuesta de
globalización. Debido a que la maquinaria económica que sustenta la globalización
necesita un gran mercado de consumidores, una de los ideales que promueve la
filosofía globalizante es el cambio en la cultura, modificar las culturas autóctonas de las
comunidades urbanas y rurales, implementar cambios y transformaciones en los
hábitos y comportamientos de las personas, para así introducir una cultura global, con
lo cual se busca que todos tengan los mismos intereses, las mismas tendencias, las
mismas necesidades y consecuentemente, los mismos hábitos de consumo; logrando
con ello ese gran mercado mundial, formado por miles de millones de seres humanos.
Podríamos mencionar dentro de esos cambios, por ejemplo, la modificación en los
hábitos alimenticios de las comunidades, donde se ha remplazado la alimentación de
base natural, obtenida directamente de cultivos en los patios y pequeñas parcelas, con
mecanismos de preparación que usan sistemas tradicionales, por una de base química,
con aditivos y conservantes, preparada con técnicas industriales y ajenas al
consumidor. Otro ejemplo, es la dinámica y las relaciones laborales, que introducen
2. cambios en los tiempos de vida de los trabajadores, lo que se inició con la revolución
industrial; hoy día millones de personas que viven en las grandes urbes, pasan la
mayor parte de su tiempo fuera de casa y con personas diferentes a su familia, esto
genera cambios en las relaciones entre los miembros del hogar. La globalización, así
mencionada, se pude ilustrar con decenas de ejemplos, similares a los anteriores. En
síntesis, este proceso ha afectado la dinámica de la cultura de las comunidades en los
ámbitos, alimentación, las costumbres familiares, las tradiciones, la recreación, la
parte laboral, el vestido, la concepción del tiempo y el espacio, las relaciones en el
seno del hogar, los valores. Todo lo anterior, ha afectado directamente la estructura de
la escuela como espacio de formación del ser humano y su ideología, veremos algunos
aspectos en este campo.
La formación del ciudadano responde a la ideología del ser que maneja una civilización
en su tiempo, teniendo en cuenta las necesidades e intereses de los colectivos. Hablar
de educación es referirse a la filosofía e ideología subyacente al pensamiento del
hombre de su tiempo. La Globalización ha afectado significativamente la educación, es
quizás el ámbito de la sociedad donde más se ha sentido la influencia de tal fenómeno.
Los cambios experimentados por el sistema educativo mundial responden a la
necesidad que tiene el sistema de formar ciudadanos competentes que sean capaces
de mantener e impulsar el engranaje económico y financiero que sostiene este modelo
planetario; se precisa de personas bien capacitadas intelectualmente, con habilidades
y destrezas en el manejo de las TICs, de maquinaria, mecánica, electrónica, digital y
otras; capaces de modificar su sistema de valores teniendo en cuenta la dinámica de
vida contemporánea, con inteligencia emocional, desprendidos de tradiciones y
creencias, en pocas palabras, individuos pragmáticos. Como fruto de estos procesos
encontramos la puesta en marcha de estrategias educativas como la estandarización
de la educación mundial, la introducción del concepto de competencia en el ámbito de
la evaluación, el manejo de recursos como TICs, competencias laborales, competencias
ciudadanas, educación en sexualidad y derechos humanos, entre otros. Para ejercer
control sobre el desarrollo evolutivo de tales procesos se han creado pruebas
internacionales y nacionales, que en muchos casos desconocen el contexto de las
escuelas y comunidades donde se desarrolla la práctica educativa. Para todo ello, los
países están haciendo esfuerzos de índole, financiera, política y estratégica, para
generar estos cambios y preparar al ciudadano de acuerdo a esta macrotendencia con
el apoyo de organismo financieros internacionales. Sumarialmente, la globalización
requiere de un individuo pragmático y desarraigado de valores y tradiciones que
fueron el fermento de nuestras sociedades por milenios, de una comunidad muy
preparada, pero ajena a su realidad histórica y neutral en cuanto a la naturaleza
espiritual del ser humano, en pocas palabras, un gran mercado formado por miles de
millones de consumidores acríticos.
POR: JESICA ZARANTE