3. Josías: La reforma
Nehemías: La adoración
Jeremías: La conversión
Miqueas: La obediencia
Daniel: La restauración
Moisés fue el primero en dejar por escrito la Palabra de Dios.
Así, Deuteronomio se encuentra entre los libros más antiguos
de la Biblia.
Esto implica que los escritores posteriores tuvieron a su
disposición este libro y sus enseñanzas. Por eso, podemos
encontrar muchas referencias directas o indirectas al mensaje
de Deuteronomio repartidas por todo el Antiguo Testamento.
4. JOSÍAS: LA REFORMA
“Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y
sobre los que en él moran, todo el mal de que habla este
libro que ha leído el rey de Judá” (2ª de Reyes 22:16)
Nieto de Manasés e hijo del impío rey Amón, Josías decidió
no seguir el ejemplo de sus antecesores. Buscó a Dios de
todo corazón y decidió restaurar el Templo (2R. 22:2-5).
En el Templo se encontró “el libro de la
ley” (Deuteronomio). Cuando leyeron
ante Josías el capítulo 28, el rey rasgó
sus vestiduras. Comprendió el castigo
que pendía sobre su pueblo, a causa de
su maldad (2R. 22:11, 18-19).
Tras consultar a Dios a través de la profetisa Hulda, Josías decidió
comenzar una reforma espiritual para que Israel abandonase el pecado y
se volviese a Dios (2R. 22:13-14; 23:1-3).
5. “Tú solo eres Jehová; tú hiciste los cielos, y los cielos de los cielos, con todo su ejército,
la tierra y todo lo que está en ella, los mares y todo lo que hay en ellos; y tú vivificas todas
estas cosas, y los ejércitos de los cielos te adoran” (Nehemías 9:6)
Deuteronomio 10:14 habla de “cielos de los cielos”. Esta expresión se repite 6 veces en el AT:
En la oración de
Salomón (1R. 8:27;
2Cr. 2:6; 6:18).
En la oración de
los levitas
(Neh. 9:6).
En los Salmos
(Sal. 68:33;
148:4).
Esta expresión nos habla de la majestad, el poder y la
grandeza de Dios, y se usa siempre en el contexto de la
adoración.
Después de haber leído el “libro de la ley” (Neh. 8:18),
los levitas elevaron su oración para adorar a Dios por su
poder creador, y por la forma en que actuó durante toda
la historia del pueblo de Israel.
6. “y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”
(Jeremías 29:13)
Jeremías cita Deuteronomio 4:29 en el contexto del cumplimiento de la profecía
divina: “os esparcirá entre los pueblos” (Dt. 4:27).
En ese momento, una parte de Israel ya estaba cautiva en Babilonia a causa de
sus pecados. Después de todo, la permanencia en la Tierra Prometida estaba
condicionada a su obediencia (Dt. 4:25-26; Jer. 7:4-7).
La solución propuesta a través
de Moisés, y ratificada a través
de Jeremías, consistía en un
cambio de actitud: buscar a
Dios de todo corazón. Solo
entonces podremos recibir las
bendiciones del pacto.
7. “Oh hombre, te ha sido declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente
hacer justicia, y amar la misericordia, y caminar humildemente ante tu Dios” (Miqueas 6:8)
Miqueas cita Deuteronomio 10:12-13, aunque en sentido inverso:
Hacer justicia guardar los mandamientos.
Amar la misericordia amar y servir a Dios.
Caminar humildemente ante tu Dios
temer a Dios y andar en
sus caminos.
Aunque el mensaje es el mismo, el contexto no. Había
una apariencia de piedad, pero un comportamiento
injusto contra los débiles y necesitados (Miq. 6:10-11).
Por eso era primordial hacer justicia.
Traer sacrificios para demostrar el amor a Dios, y hacer
profesión de humildad ante los demás, tiene poco
sentido cuando se vive en desobediencia flagrante.
8. En su oración, Daniel cita dos veces “la ley de Moisés”
(Dn. 9:11, 13).
La primera le ayuda a Daniel a reconocer las causas
por las cuales Israel fue deportado. La segunda, le
ayuda a entender la justicia de Dios y su misericordia.
Sí, Dios había castigado a su pueblo por su rebelión, tal como lo
había anunciado. Sin embargo, hay esperanza: si imploran a Dios
y se convierten de sus maldades, Dios los restaurará (tal como lo
había anunciado por Moisés en Deuteronomio 4:30-31).
Hoy, podemos acercarnos a Dios con la misma confianza que
Daniel tenía “en [Sus] muchas misericordias” (Dn. 9:18).
9. “Dios requiere que confesemos
nuestros pecados y humillemos
nuestro corazón ante él. Pero al
mismo tiempo debiéramos tenerle
confianza como a un Padre tierno
que no abandonará a aquellos que
ponen su confianza en él”
E. G. W. (Mensajes selectos, tomo 1, pg. 411)
10. Te invitamos a bajar y estudiar cada
una de las 13 lecciones de esta serie:
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