3. Conociendo la verdad.
Sufriendo por Cristo.
Los desafíos de la fe.
La obra del creyente.
Enfrentando el futuro.
El libro de Hebreos presenta profundos llamamientos a
seguir a Jesús y a vivir conforme a la doctrina recibida.
No es ajeno a la realidad del creyente. Presenta el fervor
con el que el cristiano recibe la verdad; las dificultades
de servir a Jesús; las tentaciones a abandonar la carrera;
y la perseverancia hasta el fin.
Aunque cargado de enseñanzas teológicas, está lleno de
aplicaciones prácticas para la vida del creyente.
4. “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas
maneras en otro tiempo a los padres por los profetas…”
(Hebreos 1:1)
El libro de Hebreos comienza abruptamente. No se
menciona su autor ni las personas a las que se dirige.
Evidentemente, no es una carta (aunque contenga un
final epistolar en Hebreos 13:22-25), es un sermón:
El autor define el libro como una “palabra de
exhortación” (Heb. 13:22; cf. Hch. 13:15) y usa la
primera persona en plural (nosotros/nos/nuestro).
Hay continuas referencias a “oír” y “hablar” (Heb. 2:5;
5:11; 6:9; 8:1; 11:32).
Alterna la exposición de los temas con exhortaciones.
Hace una presentación breve de los temas que luego
desarrollará más adelante.
Esto explica las diferencias de estilo entre este libro y el
resto de las cartas escritas por Pablo.
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5. CONOCIENDO LA VERDAD
“¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan
grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor,
y los que la oyeron nos la confirmaron” (Hebreos 2:3 NVI)
Todos ellos creyeron que sus pecados habían sido
perdonados (Heb. 6:1); recibieron el Espíritu Santo
(Heb. 6:4); y el Reino de Dios se había establecido
en sus vidas (Heb. 12:28).
No eran niños en la fe, recién convertidos, sino
cristianos experimentados (Heb. 5:12).
Los hebreos que escuchaban a Pablo habían creído en
Jesús. Sin embargo, no lo habían escuchado
directamente, sino que habían creído a través de la
predicación de otros. Esta predicación estuvo
acompañada por diversos milagros, y por la actuación
del Espíritu Santo (Heb. 2:3-4).
6. Después de haber creído, los hebreos
enfrentaron fuerte oposición. “Todos los que
quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús
padecerán persecución” (2Tim. 3:12).
La animosidad pública contra los cristianos era resultado de sus
compromisos religiosos distintivos. La gente se sentía ofendida por
su vida ejemplar, que les hacía sentir culpables.
Algunos habían sido encarcelados y golpeados, o
habían perdido sus bienes (Heb. 10:33-34). Por esta
razón, Pablo los anima a permanecer fieles, imitando el
ejemplo de Moisés, quien escogió “ser maltratado con
el pueblo de Dios” (Heb. 11:25).
7. “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por
costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis
que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25)
Con el tiempo, la persecución hizo mella en estos hebreos. De
las exhortaciones de Pablo podemos inferir diversos
problemas que les afectaron:
Tentaciones (2:18)
Incredulidad (3:12)
Debilidad (4:15)
Dejar de congregarse (10:25)
Desánimo (12:3, 12)
Pecados diversos (13:4-5)
Desviaciones doctrinales (13:9)
Al igual que le sucedió al
profeta Elías, una gran
victoria de fe dio paso al
decaimiento y la falta de
confianza (1R. 19:1-4).
8. “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las
cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos” (Hebreos 2:1)
¿Qué hacer con los creyentes desanimados,
o que han comenzado a dar muestras de
abandono?
Ante el decaimiento de Elías, Dios lo trató
con cariño (1R. 19:5-8), le hizo un suave
reproche (1R. 19:9), y le dio tareas para
realizar (1R. 19:15-18).
Permanecer en el amor
(Heb. 13:1)
Ser hospitalarios (Heb. 13:2)
Ayudar a los presos y a los
maltratados (Heb. 13:3)
Imitar el ejemplo de sus pastores
(Heb. 13:7)
De igual modo, Pablo trató a sus oyentes con
cariño (Heb. 6:1-3), les reprochó suavemente
(Heb. 2:1), y les dio tareas para realizar.
9. Al igual que los hebreos, nosotros estamos viviendo en los “postreros días”
(Heb. 1:2), y esperando el cumplimiento de las promesas (Heb. 10:37). Por
tanto, las exhortaciones de Pablo se nos aplican también a nosotros.
Hebreos recuerda los problemas enfrentados por el pueblo de Dios antes de
su entrada en Canaán, y su incredulidad (Heb. 3:7-11).
Por eso, nos invita a no caer en
ese ejemplo de incredulidad
(Heb. 3:12-13), aferrarnos a
nuestra fe (Heb. 10:38-39),
poner nuestros ojos en Jesús
(Heb. 12:2), y vivir una vida de
santidad y plena confianza en
Dios (Heb. 13:4-6).
Dios te
ama
Jesús murió
por ti
¡Ánimo!
Persevera
10. “Nos hallamos todavía en medio de las sombras y el torbellino
de las actividades terrenales. Consideremos con sumo fervor el
bienaventurado más allá. Que nuestra fe penetre a través de
toda nube de tinieblas, y contemplemos a Aquel que murió por
los pecados del mundo […]
Sintámonos alentados por el pensamiento de que el Señor
vendrá pronto.
Alegre nuestro corazón esta esperanza. “Aún un poquito, y el
que ha de venir vendrá, y no tardará”. Hebreos 10:37.
Bienaventurados son aquellos siervos que, cuando venga su
Señor, sean hallados velando”
E. G. W. (Testimonios para la iglesia, tomo 9, pg. 228)
11. Te invitamos a bajar y estudiar cada
una de las 13 lecciones de esta serie:
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