El Dr. Diego Almeida Reinoso, coautor de la descripción de Hyloscirtus hyllisi y líder de la investigación en el campo, mediante este articulo comparte las vivencias del trabajo realizado en el campo ante el descubrimiento de esta especie y de la importante y extenuante labor que se encuentra detrás de todos los descubrimientos, tomando como ejemplo este caso.
SELECCIÓN DE LA MUESTRA Y MUESTREO EN INVESTIGACIÓN CUALITATIVA.pdf
Hyloscirtus hyllisi campo dic2018
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EL TRABAJO DE CAMPO DETRÁS DE LAS ESPECIES NUEVAS: EL CASO
DE LA RANA DE TORRENTE Hyloscirtus hillisi sp. nov
Elaborado por: Diego Almeida Reinoso
Herpetólogo, Gestor programa de cría de insectos en granja. SARGRILLO
Ecuador es un país megadiverso, el tercero en número de anfibios en el
mundo. Esta es una gran verdad, conocida y sostenida por todos los biólogos,
científicos e investigadores que trabajan o han pasado por nuestro País; sin
embargo, otra gran verdad quizá la más preocupante es que Ecuador también
es el país con una de las mayores tazas de pérdida de hábitats por un sin
número de factores, que no se si vale la pena enumerarlos; pues son
conocidos por todos nosotros. Tal vez está bien recordar los principales: tala de
bosques, extracción de madera, avance de la frontera agrícola, monocultivos
de especies exóticas, y la más preocupante, la minería “responsable” a cielo
abierto y gran escala.
El descubrimiento de nuevas especies está a la orden del día y el trabajo para
darles un nombre es arduo y complejo, convirtiéndose en una carrera contra el
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tiempo. Pues al tiempo que se van descubriendo nuevas especies de anfibios,
también desaparecen otras con sus hábitats. Por ende la sola descripción de
las especies no es suficiente. Debe ir acompañada de una estrategia de
conservación.
Pero retornemos a nuestra historia, les comentaba que hay muchas especies
de anfibios y reptiles aun por descubrir y describir y ese es el reto que se han
planteado muchos de nuestros herpetólogos taxónomos. Ahora mismo
numerosos investigadores están trabajando en sistemática, estudiantes
realizando sus tesis de licenciatura donde abordan la descripción de una u otra
especie de anfibio o reptil. Pero se han preguntado ¿cómo llega al museo o al
laboratorio todo el material para que los investigadores trabajen? Ésta, la pieza
clave del rompecabezas llamado “SP. NOV” es proporcionada por el personal
de campo; llamados de diferentes formas: biólogos de campo, parabiólogos,
asistentes de campo o simplemente colectores; sin embargo yo prefiero
llamarlos como debería ser Investigadores de Campo, pues sin este equipo
simplemente no hay especies que describir.
Así empieza la historia de Hyloscirtus hillisi, la rana de torrente de la Reserva
Biológica El Quimi, en la Cordillera del Cóndor, que acaba de ser descrita.
Un grupo de investigadores del más alto nivel acompañado por estudiantes
voluntarios de Pontificia Universidad Católica del Ecuador, la Universidad
Central del Ecuador, la Universidad de Politécnica del Litoral, la Escuela
Politécnica Nacional, personal Guardaparque del Ministerio del Ambiente de
Morona Santiago y el INABIO, emprendimos una expedición a uno de los sitios
más recónditos e inaccesibles de la Cordillera del Cóndor. La reserva biológica
El Quimi. Una meseta tipo tepuy a 2300 msnm en su parte más alta de donde
se puede observar a nuestra País hermano Perú y el límite fronterizo donde
muchos hombres de Ecuador y Perú perdieron su vida defendiendo sus
verdades y su territorio; estoy hablando del conflicto del Río Cenepa. Pero no
nos adelantemos…el orden cronológico de esta aventura inicia con el análisis
de mapas, cartas topográficas acercamientos previos con la comunidad compra
de víveres y el viaje mismo desde Quito hasta Gualaquiza, un viaje de
aproximadamente 15 horas. Al día siguiente a las cinco de la mañana en un día
de julio de 2017 ya estábamos de pie, listos para continuar el viaje desde
Gualaquiza hasta el valle del Quimi, las faldas de la reserva a 900 msnm;
donde nos esperaban un pelotón de gente. Aunque suene redundante, fue así
un grupo de 20 personas nos esperaban listos para ayudarnos con las cargas;
pues al Quimi solo se ingresa con la carga a espalda de la gente.
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Todo listo; la carga para cada persona (entre 30 y 50 libras para cada uno), el
personal que nos ayuda con la carga, nuestras mochilas, los equipos y sobre
todo el ánimo y entusiasmo por llegar a sitios inexplorados por la ciencia. ¿Qué
nos esperaba allá? ¿Avanzaremos a llegar? Esas eran nuestras interrogantes
antes de partir. A las cinco horas de caminata, las interrogantes eran: ¿Vale la
pena subir?, ¿Llegaremos, avanzaremos? Perdón, nuevamente me estoy
adelantando, pero es que hay tanto que contar y tengo miedo de que la historia
se haga tan larga para nomas de decir “que descubrimos y describimos una
rana”.
Continuo; si… todo listo cada uno con nuestras mochilas de asalto; felices
porque nuestro personal de carga llevaba nuestras mochilas grandes……
Nooo…. no había personal suficiente para que lleve nuestras mochilas grandes
y bueno con los ánimos aun a flor de piel rehicimos nuestra carga. A dejar lo
que creíamos que estaba de más y a guardar las mochilas de asalto en la
mochila grande. Cada uno con su mochila de 70 litros, aproximadamente unas
60 libras. Así iniciamos la caminata; hora de partida las 09:00 y por ahí sonó la
voz de nuestro amigo y colega Jorge Brito -quien ya había hecho una
prospección previa al sitio- llevarán suficiente líquido que hasta el JJ no hay
agua en la montaña.
Ubicación del área y ruta de la expedición a la Reserva Biológica el Quimi
Una frase que cuando estás con toda la adrenalina del momento no la tomas
muy en serio, o dices bueno, tengo un gatorade y una agua, con eso llego sin
problema; quizá los más juiciosos llevan dos litros de líquido a sabiendas que a
partir del kilómetro de recorrido todo te pesa. Y claro, la montaña nos
aguardaba con algunas sorpresas. La primera un tramo de pastizal con el sol
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en nuestras cabezas agotó el gatorade en un abrir y cerrar de ojos. Me invade
el recuerdo de nuestra asistente María del Mar, cuando a la mitad de este
tramo menciona “cuánto falta? ya llegamos?” no habían pasado dos horas
desde que empezamos a subir. Y el orden de subida estaba dicho; adelante los
guías con su carga, atrás desfilando uno a uno de acuerdo a su nieque y
fuerza. Solo se podía ver como los compañeros se iban alejando uno del otro,
con la esperanza de que en algún punto de la montaña nos iban a estar
esperando. No había donde perderse, pues la trocha era una sola que había
sido limpiada por Don Juan Urdiales, uno de nuestros guías, un veterano de
guerra, pero no porque fue soldado, sino porque Él guío a las tropas
ecuatorianas hasta la frontera en el conflicto de 1995.
Con mochilas al hombro iniciando asenso al JJ
¡Qué alegría! Cuando por fin entramos a bosque, dejar atrás el imponente sol.
Ahora continua la cuesta a filo de cuchilla bajo la sombra refrescante de los
árboles. Dos horas y media, base de la montaña donde empiezan los árboles,
primer y último sitio de aprovisionamiento de agua, claro el pequeño riachuelo
de ceja de montaña estaba a 300m del borde de la cuchilla; quien se apunta a
ver agua, solo los más sensatos, creo que fueron un par de compañeros, el
resto “sabiamente” pensó: ….si llego con lo que tengo……
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El ascenso continúa, cuatro horas y el primer punto para descanso,
lamentaciones y quejas; además de un buen atún con galletas. Recuperadas
las fuerzas, continuamos. Siguiente punto, el cañón de los Monos, llamado así
porque a un lado de la montaña se divisa una cascada cuyo eco llegaba hasta
donde nosotros, como un ligero aullido como el de los monos. Tiempo estimado
dos horas y ahí es cuando dices porqué no hice caso a la advertencia de Jorge,
pensando en tus adentros que en una montaña siempre encuentras vertientes
y riachuelos; sin darte cuenta que estás en una cuchilla y que las vertientes de
agua casi nunca nacen en la cuchilla. Sin agua con la mochila que te pesa una
tonelada, te preguntas ¡vale la pena subir, que estoy haciendo aquí, llegaré!.
Reflexionas un momento y te das ánimo. Ya llegué hasta aquí, si voy a llegar
hasta la meta y con la ilusión de que encontrarás cosas impresionantes, nunca
antes vistas, continuas….
Llegar al cañón de los Monos es un alivio, meta cumplida; sin embargo el
cañón es la base para coronar la Punta JJ. El punto más alto del bosque
montano y el inicio de la meseta del Quimi. Los ánimos que nos daba Jorge:
llegan al JJ y el resto es pan comido…..desde aquí todo es plano hasta el
campamento……..Lo que no nos dijo es, que es una planicie pantanosa…..
Y claro primero había que llegar al JJ; después de haber caminado entre 5 y 6
horas, estábamos frente a lo más duro. Había que prácticamente escalar la
roca, ayudados de cuerdas. Los árboles quedaron abajo y estábamos frente a
una vegetación arbustiva. Cuya base estaba cubierta de musgos, sphagnum y
bromelías. Todos sin excepción agarramos un puñado de sphagnum y lo
exprimimos en nuestras bocas. Por fin agua, aunque sea de musgo. En esos
momentos no te importa si te enfermarás, si te dolerá el estómago, nada de
nada; solo sabes que necesitas agua y que la encontraste.
Al coronar el JJ te invade toda una mezcla de emociones, renuevas fuerzas
porque sabes que ya casi llegas. Estás feliz porque lo lograste. Llegaste a
donde casi nadie había llegado antes. Estás triste en mi caso particular porque
miras al frente en la otra montaña de la cordillera del Cóndor y vez como la
montaña desaparece junto con toda la vida que ella encierra. Ahí está el
proyecto más grande de extracción minera de Ecuador “Minería responsable a
cielo abierto” y tienes la esperanza de que una meseta tan inaccesible y aislada
está protegida de la voracidad del Ser Humano.
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Último tramo para coronar el JJ
La travesía continua, ahora ya no teníamos que trepar más solo tenías en
frente un colchón de vegetación que se perdía a lo lejos en unas pequeñas
colinas. Sabías que en la base de la primera loma estaba el campamento,
sabías que ya no podías dar marcha atrás, sabías que estabas en el tramo
final. Un tramo de dos horas más, caminando sobre una sábana de agua y
vegetación esponjosa con el peso de la mochila que cada vez era mayor. No
obstante mirar a lo lejos una columna de humo que sobresale de la vegetación
te proporciona las últimas fuerzas para llegar, porque sabes que ahí está el
campamento y que los primeros compañeros te esperan con un buen café y
una comida que se convierte en un manjar. Lloras en tus adentros, te
desahogas en tus afueras, solo en medio de tanta hermosura y finalmente
llegas con una amplia sonrisa y acompañado de las primeras estrellas en el
cielo.
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Minería a cielo abierto Cordillera del Cóndor
Llegaste, lo lograste te dices. Ahora hay que armar el campamento, las carpas
dormitorio, la carpa cocina, ubicar el sendero baño, etc. Nuestro campamento
se arma en la orilla del río Cristalino, un río que nace en la parte más alta de la
meseta y que llega hasta donde nosotros con una majestuosidad única y con
sus aguas como un Te de hiervas.
Esa noche nos tomamos un descanso reparador para al siguiente día
reconocer bien los alrededores del campamento. Viene a mi mente el recuerdo
de la primera expedición; en la que Kunam nuestro amigo Shuar, colega y
compañero de aventuras decidió dejar su carpa para aminorar el peso de su
mochila, aduciendo que íbamos a acampar a 2000 msnm y que era suficiente
un buen plástico y nada más. Pero el Quimi nos tenía muchas sorpresas. Una
era el frío que nos aguardaba, noches estrelladas que a medida que
transcurrían se tornaban más frías y silenciosas, madrugadas que llegaban a
los 2°C y días soleados con hasta 38°C que nos cocinaban. Ese era el Quimi,
una meseta peculiar, llena de interrogantes. ¡¡Darwin…… tienes frío se
escuchaba a la madrugada junto con el rechinar de los dientes de Kunam!!
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Campamento de avanzada a orillas del río Cristalino
Al pie del campamento el río Cristalino se abría en un vado que nos invitaba a
bañarnos y chapotear en las mañanas, bajo el sol resplandeciente; pero solo
alcanzábamos a meter los pies en la orilla de arena blanca, mojarnos un poco y
salir corriendo……
Fue ahí cuando miramos los primeros renacuajos, con su forma y
comportamiento típico de las ranas de torrente del género Hyloscirtus. La
misión, encontrar a los adultos; por supuesto, sabíamos que las ranas de este
género por lo general están en las cascadas o en los nacientes de ríos en las
partes altas. Nosotros estábamos en la parte baja de la meseta. Había que
llegar hasta los nacimientos del río, lo que implicaba abrir trocha en medio de
una vegetación endurecida por las inclemencias del clima que no perdonaban a
los machetes que pretendían cortarlas. Sin Don Urdiales que conocía una ruta
que él mismo la había surcado hasta la frontera en los años 90 (parte más alta
de la meseta), sin la decisión y empeño de Jorge y la fuerza de Ramiro su
hermano, Juan Carlos y Chamik, Guardaparques nunca hubiéramos podido
llegar hasta donde llegamos y encontrar a los adultos. Les tomó casi 6 días en
reabrir la trocha.
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Vado Río Cristalino El Quimi, Cordillera del Cóndor
Varios días nos tomó a nosotros encontrar a los adultos, mirar esa rana grande
y fuerte, saber que entre los riachuelos y cascadas escondidos entre la
enmarañada vegetación hacían su morada jóvenes ranas durante muchos años
para llegar a su adultez y buscar una pareja para reproducirse, era una
sensación inexplicable, alucinante y cargada de respeto hacia estos
majestuosos animales.
Como olvidar el primer encuentro de una rana Hyloscirtus adulto, un tesoro en
su máxima expresión en el campamento. Después de cinco días de búsqueda
por fin lo habíamos encontrado y cómo olvidar aun más el desenlace de ese
primer encuentro al día siguiente, no estoy seguro de querer contarles. Solo les
diré una frase ¡Ayuden a buscar!. Nos tomó tres días más encontrar otro adulto.
Claro habíamos encontrado los renacuajos en varios estadios, varios juveniles,
pero nos faltaba lo más importante los adultos. Encontramos además varias
otras especies de ranas, serpientes y lagartijas que estoy seguro, todas son
nuevas para la ciencia, tanto así que por una de esas especies, una lagartija
sabíamos que teníamos que regresar al Quimi, pero esa será otra historia.
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Nacientes del río Cristalino que recorre sobre rocas calizas
Tras la descripción de Hyloscirtus hillisi y de cualquier especie está todo una
vivencia, llena de esfuerzo, dedicación, compromiso, responsabilidad y por
supuesto riesgo. En este caso particular no quiero terminar estos recuerdos sin
comentarles lo que tuvimos que pasar al final, dos días antes del retorno. Alex
nuestro asistente tropezó con una punta de vara puntiaguda que atravesó bota
y pie, topó nervio y automáticamente inmovilizó e hinchó su pie. Ocho horas se
demoró en salir desde el campamento en el rio Cristalino hasta el cañón de los
monos, ayudado por Juan Carlos otro gran Guardaparque. Desde ahí fue
cargado en brazos de Kunam hasta el valle del Quimi donde se encontraban
los vehículos.
Esta es la historia de las especies nuevas conseguidas en campo:
expediciones, aventuras, convivencia, recuerdos, alegrías, frustraciones,
riesgos, INVESTIGACIÓN DE CAMPO.
Gracias a todos quienes nos acompañaron en esta expedición, quiero
reconocer el esfuerzo de todos los compañeros de campo, empezando por Don
Luis Núñez y su hermana que se encargaron de mantenernos vivos y
alimentados todos los días. Gracias Don Luis por esas guayusas, su chocolate,
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su chamico y por supuesto su humor nos alivianó los duros días de trabajo. En
la segunda expedición nos apoyó Gregori en la cocina.
Jorge Brito, quien realizó una salida de prospección y prácticamente abrió
trocha hasta la frontera junto con Ramiro Brito, Felipe ChamiK, Juan Carlos
Fernández (Ranger) y Don Urdiales.
Juan Urdiales, Juan Carlos Fernández, Felipe Chamik, Jorge Brito (Equipo de exploración)
Kunam Nusirquia, investigador de campo (herpetología), trabajo invaluable.
Darwin Núñez, Investigador de campo (Herpetología) y fotógrafo de la
expedición. Alex Achig, Ricardo Gavilanes y María del Mar Moretta, Nuestros
asistentes; gracias por su invaluable ayuda durante toda la jornada.
GooPro, Yate, Siete lenguas y todos quienes participaron de una u otra forma
en la expedición. Gracias mil por su ayuda. Finalmente un agradecimiento
especial al Dr. Florencio Sucuzhañay de MAE Morona, quien nos proporcionó
los permisos de movilización de especímenes en cada una de las salidas de
campo a la provincia de Morona Santiago. Gracias mil Jorge Brito, por revisar
los textos de este relato y por toda tu ayuda en campo.
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Alex Achig, Kunam Nusirquia, Darwin Núñez (Investigadores de campo actuales del Proyecto ARCA de NOE)