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Cantos para el Ordinario de la Misa
En todos los cantos del ordinario de la misa, tiene prioridad el texto exacto de la
liturgia. En los casos en que no es así, debe seguir lo más cerca posible, el sentido del
mismo.
Señor, ten piedad
Canto de índole reflexivo e interior.
A través de este canto confesamos tanto el amor misericordioso de Dios, como nuestra
condición de pecadores necesitados de su perdón. Hay varias formulas propuestas por el
mismo Misal: 1) “Yo confieso…” (con aclamación simple: “Señor ten piedad…”, etc.,
después de la fórmula de absolución);2) peticiones de perdón alternadas con canto:
“Señor, ten piedad; Cristo ten piedad; Señor ten piedad”;3) aspersión de agua bendita
acompañada de un canto adecuado, entre las más frecuentes.
Ritmo: tranquilo que permita la reflexión
Melodía: sin mayores intervalos al alcance de la asamblea
Duración: corta, considerando que le sigue el Gloria, de mayor extensión.
Gloria
Canto de alabanza
Es un himno de alabanza y aclamación a Cristo y a la S. Trinidad, después del Rito
Penitencial, en las Misas Dominicales, las Solemnidades y Fiestas Litúrgicas. En él nos
unimos a los ángeles que glorifican al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.
Siempre que se pueda, es preferible cantar con letra litúrgica, a reza el Gloria por su
carácter de gozosa alabanza. En los tiempos de Adviento y Cuaresma se deja de cantar o
rezar, retomando en la fiesta de Navidad y en la de Pascua (Salvo, Solemnidades).
Ritmo: alegre, enérgico
Melodía: exultante. Al menos, un estribillo al alcance de la asamblea.
Duración: dependiendo de si contiene la totalidad del texto o es sólo una alabanza
trinitaria.
Credo
Es la profesión de fe trinitaria de la Iglesia, vinculada al bautismo. Existen dos
fórmulas: el Credo breve o Símbolo de los Apóstoles y el Credo largo, llamado Niceno-
Constantinopolitano (por los Concilios que le dieron origen).
Se reza o canta los Domingos, y en Solemnidades. En Chile no es costumbre entonar el
Credo.
Santo
Canto de alabanza
El Santo es el único canto que la propia liturgia invita a entonar: “Por eso con los
ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales, te aclamamos cantando...” Si hay un
texto que siempre debe ser cantado en la misa, es éste. Tomado del Antiguo Testamento
(Is 6,9) y completado con una frase cristológica, expresa a alabanza universal por la
obra salvadora de Dios en Cristo y reactualizada en la eucaristía.
Debe ser cantado por toda la asamblea.
Ritmo: libre
Melodía: libre, que pueda ser cantada por la asamblea.
Duración: según el texto.
Padre Nuestro
Es la principal entre todas las oraciones cristianas, la única que el mismo Jesucristo
transmitió a sus discípulos cuando le pidieron que les enseñara a rezar.
Resulta muy difícil reducir el Padre Nuestro a la forma de canción estrófica. El texto
obliga a adoptar una forma libre. No es necesario cantar el Padre Nuestro.
Cordero de Dios
Canto reflexivo
Mientras el sacerdote parte el pan consagrado y prepara el momento de la comunión, la
asamblea confiesa el sentido del rito que está por celebrar tomando las palabras de Juan
Bautista: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, etc.
El Cordero de Dios puede cantarse o recitarse. Si se canta es bueno considerar
atentamente su duración, de modo que coincida con la acción del sacerdote.
La imagen de cordero sacrificado por el perdón de nuestros pecados inspira música
tranquila.
Otros cantos para la Misa
Estos cantos varían en su texto en función del carácter de la eucaristía, del tiempo
litúrgico o de la fiesta particular que se celebra.
Canto de entrada
Canto procesional.
Abre la celebración, congrega la asamblea y la invita a entrar en la acción litúrgica
común disponiéndola a la alabanza.
La música y las palabras crean el ambiente espiritual para entrar en comunión con el
misterio de Dios, según el tiempo, el día o la fiesta que se celebra. Acompaña el ingreso
procesional del sacerdote que preside y de los demás ministros y acólitos.
Ritmo: que facilite el caminar
Melodía: al alcance de la asamblea
Duración: hasta que llegue el celebrante y acólitos al altar
Finalizar después de la repetición del estribillo.
Salmo responsorial
Es la respuesta de la asamblea estrechamente ligada a la palabra proclamada, en la
primera lectura, como momentos de recepción y meditación. No debe sustituirse por
otro canto y la antífona debe ser cantada por la asamblea.
Canto responsorial donde la asamblea repite cantando la antífona propuesta por el
salmista o el coro.
Música estrictamente ceñida al texto de la antífona
propuesta. Corta y sencilla.
Aclamación antes del Evangelio
El “Aleluya” antes del Evangelio prepara a la escucha de la palabra de Jesucristo. No se
canta en el tiempo de Cuaresma.
Acompaña la procesión del diácono o del sacerdote que proclamará el Evangelio.
La música es de carácter gozoso.
Ritmo y melodía: movido y alegre.
Aclamación después del Evangelio
El ideal es cantar “Gloria y honor a ti, Señor Jesús”. Podría también cantarse algo
similar.
Ritmo y melodía: libre
Duración: corta
Presentación de las ofrendas
Acompaña la preparación del altar y la precesión con el pan y el vino. Dispone a acoger
el don por excelencia: Cristo, que se ofrece a sí mismo al Padre, mientras nosotros
presentamos al Padre nuestras ofrendas.
Momento en que puede cantar sólo el coro o puede ser música instrumental en vez de
canto de la asamblea.
Aclamación después de la consagración
Al decir el sacerdote: “Este es el sacramento de nuestra fe” u otras fórmulas propuestas
por el Misal, la asamblea contesta con una aclamación gozosa que expresa la fe en el
misterio pascual reactualizado en la eucaristía.
Música de contenido reflexivo que no quiebre el ambiente creado por la Consagración.
Debe ser de corta duración.
Amén
La Plegaria Eucarística termina con las palabras del presidente “Por Cristo con El y en
El…”. La asamblea responde con el “Amén” más importante de la misa, confirmando el
misterio realizado. Este “Gran Amén” debería cantarse siempre.
Aclamación solemne y corta.
Cantos de comunión
Expresan la unidad con Cristo y entre los fieles que se acercan al altar y el gozo de
participar en el anticipo del banquete del reino de Dios. Ayudan a crear un ambiente
festivo, reflexivo y fraterno.
En este momento, la función del coro es particularmente importante, ya que la asamblea
está moviéndose para la comunión.
Cantos libres. Que acompañen la procesión.
Se debe considerar un tiempo de silencio para la oración personal después de la
comunión.
Canto final
Este canto sólo tiene sentido si la asamblea está presente. Los cantos a la Virgen son
especialmente adecuados, pero éstos podrán ser también de acción de gracias, de envío
o relacionados con el tiempo litúrgico en curso.
Música alegre de ritmo y melodía libre al alcance de la asamblea.
Cantos para el año Litúrgico
Los tiempos litúrgicos ofrecen la posibilidad de variar los cantos de la eucaristía y,
sobretodo, de adecuarlos n su sentido al momento que vive la Iglesia. Ante la opción
entre dos cantos, es bueno escoger siempre aquel que pertenece al tiempo litúrgico en
curso.
Adviento
Tiempo de esperanza y de gozo. En el pasado estaba más marcado por el carácter
penitencial, del cual quedan dos signos: el color morado de los ornamentos y la
supresión del canto del Gloria hasta la Navidad. Hoy se acentúa en la conversión,
necesario antes de todo momento fuerte de la fe. En el Adviento se vive una doble
espera, una memorial y otra escatológica: recordamos sacramentalmente el nacimiento
de Jesús en Belén (Memorial) y esperamos su segunda venida, la definitiva, a instaurar
el reinado de Dios (escatológica). Es un tiempo de expectativa confiada, y ese es el
carácter que prevalece en los cantos.
Navidad
No hay ninguna fiesta cristiana, en todas las culturas y tiempos, que haya inspirado
tantos cantos como ésta. Los villancicos son himnos a Dios hecho niño, encarnado en la
historia concreta de los pueblos, cuya alma expresan magníficamente.
En las tres misas de Navidad, y en las de la octava fiesta, no deberían faltar estos cantos,
que se pueden escoger para el inicio de la eucaristía, para la comunión y como canto
final.
Cuaresma
Es el gran tiempo penitencial de la Iglesia, los cuarenta días de conversión y
purificación interior que nos preparan a la mayor fiesta cristiana del año, la Pascua de
Resurrección. Desde el miércoles de cenizas hasta la vigilia pascual calla el Aleluya
como signo penitencial. El Gloria tampoco se reza ni canta en todo ese lapso, excepto
en la misa del Jueves Santo ( y en la Solemne de S. José).
La Cuaresma no es un tiempo triste, sino más bien serio, recogido, meditativo. Los
cantos de la eucaristía deberían favorecer la atmósfera de recogimiento e interioridad
que se nos convida durante este tiempo litúrgico.
Pascua y Pentecostés
La Pascua es el vértice de las celebraciones de nuestra fe y el fundamento de nuestra
esperanza. La victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte son la razón mas honda de
la gratitud y el gozo de los creyentes. El canto del Aleluya pascual, calado durante la
Cuaresma, expresa ese sentido y ese gozo que se prolongan en la octava de Pascua y en
todo el tiempo pascual, pasando por la fiesta de la Ascensión del Señor, hasta la
solemnidad de Pentecostés. Esos 50 días son, como nos dice la Iglesia, como un solo día
de fiesta. Durante todo el tiempo pascual se deberían cantar cantos de resurrección,
también en la Ascensión y en la venida del Espíritu Santo, que no son fiestas separadas.
Estas dos últimas también deberían agregar cantos propios, sobre todo cantos al Espíritu
Santo.
Pentecostés:
Tiempo durante el año (Tiempo “ordinario”)
En estas 33 ó 34 semanas, la Iglesia celebra los misterios de la vida pública del Señor.
Es el tiempo más largo del año litúrgico, de modo que será importante cuidar la
variedad de la música. Hay que considerar que el Leccionario dominical se desarrolla en
tres años (ciclos A,B y C), de modo que será la Palabra de Dios la que indicará los
cantos más adecuados para la celebración. En el tiempo durante el año caen algunas
fiestas importantes que es bueno celebrar con cantos propios: La Santísima Trinidad,
Cuerpo y Sangre del Señor, Sagrado Corazón de Jesús y, el último domingo del año
litúrgico, Cristo Rey del Universo
Criterios para seleccionar los cantos
Al decir criterios, estamos respondiendo a esta pregunta: ¿en qué debemos
fijarnos para introducir un canto en la misa? ¿Cuáles son las razones en las
cuales nos apoyaremos para ver si un canto es litúrgico o no? Veamos, pues,
los criterios o razones.
1. Cantar la misa
Se cuenta que a Pablo VI, siendo obispo de Mantua, le preguntaron un día
qué quería que cantaran durante la misa. El respondió: "Que canten la
misa".
En canto es un ministerio, un servicio (SC 112). No tiene fin en sí mismo,
no basta que el pueblo cante, sino que el canto sirva a la celebración y
subraye el significado de sus partes. No hay que cantar por cantar.
El servicio del canto es estar enmarcado en un rito, que se compone de
gestos y palabras. En este caso concreto de gesto y palabra cantada.
2. El texto del canto
En el canto litúrgico la primacía la tiene el texto. El canto por ser expresión
de fe, la máxima importancia la tiene el texto. Además de ser un texto
literariamente correcto, debe ser expresión de la fe de la Iglesia. Por esto se
dice que los textos estén aprobados por la Conferencia Episcopal (OGMR
26 y 56 i).
Deben ser confesantes de la fe y no sólo informantes de la fe. Llamamos
informante aquellos cantos que -como reportero- nos dicen cosas referentes
a la fe, pero que no nos implican en ella.
Casi todos los textos aprobados son bíblicos. Por ello no es conveniente
cambiar el texto de las partes de la Misa. Y en los cantos de entrada y
comunión examinar las letras.
La mayoría de los liturgistas se quejan de textos poco profundos, con una
visión teológica pobre y superficial, tal como hemos anotado al principio del
capítulo.
Sujeto del canto litúrgico y los coros
El sujeto del canto litúrgico es el mismo que el sujeto de la celebración: el
pueblo congregado.
Como consecuencia de este principio el pueblo debe cantar, si se canta,
siempre los siguientes cantos: el salmo responsorial, el Aleluya, el Credo, el
Santo, el Padrenuestro y todas las aclamaciones dialogadas.
Ahora bien, ni la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, ni los documentos
posteriores han pretendido en ningún momento excluir el coro polifónico de
las celebraciones. Antes bien, se reconoce en ellos el papel de servicio
(ministerio) litúrgico que el coro ejerce en la celebración. "Los acólitos,
lectores, comentadores y cuantos pertenecen al coro desempeñan un
auténtico ministerio" (SC 29).
Sin embargo este principio no se ha llevado correctamente a la práctica. Los
repertorios de nuestros coros habían nacido en la época anterior a esta
reforma. Y, por la dificultad de aprender los nuevos cantos litúrgicos o por
la falta de éstos o por falta de unos buenos textos, quieren cantar "lo de
siempre". Para ellos también es necesaria la formación litúrgica, es
necesario que estén profundamente penetrados del espíritu de la liturgia y
que sean instruidos para cumplir su función debida y ordenadamente (Cf.
SC 29).
¿Qué sentido tiene la participación del coro en una celebración? Desde
luego no es para deleitar, ni para exhibirse o para dar un concierto; el coro
es, ante todo, actor de la celebración litúrgica y está al servicio de ésta.
Por tanto, el coro no cumple su cometido buscando "huecos" en donde
encajar cantos de su repertorio, como si fuera un elemento decorativo, como
son las flores.
¿Cuál es, en concreto, el lugar donde debe intervenir el coro? "No se puede
aprobar la práctica de confiar sólo al grupo de cantores el canto de todo el
Propio y de todo el Ordinario, excluyendo totalmente al pueblo de la
participación cantada" (Musicam Sacram 16). Por eso, el Gloria y el Credo
se han creado para que el pueblo y el coro puedan participar. El coro puede
cantar durante la presentación de las ofrendas y en la comunión, así como
también el canto de alabanza después de la comunión. Como dice el
documento Musicam Sacram, "algunos cantos del pueblo ... podrán
confiarse solo al coro, con tal que no excluya al pueblo de las otras partes
que le corresponden" (MS 16).
Retos y sugerencias
Recuperar la Palabra
Una vez que hemos visto la situación actual, proponemos unos retos que
debemos afrontar con realismo, viendo la situación concreta de cada
comunidad y las posibilidades que tiene.
La música está al servicio de la palabra, ayuda a comprender lo que se canta
(OLM 19). Por tanto, hemos de recuperar la "palabra bíblica". Una
importancia singular tiene el salmo responsorial. Hemos de valorar y
respetar en su versión litúrgica y no sustituirlo por cualquier canto.
Recuperar la palabra litúrgica
Es decir, respetar siempre los textos propios de la Misa. Evitar la corruptela
de modificar el texto oficial o sustituirlo por otros textos libres. Los textos
oficiales ofrecen a la oración y a la celebración el carácter de la eclesialidad.
Lo cual no se hace sólo respetando el texto. Conviene que el contenido esté
en consonancia con el momento concreto y el tiempo litúrgico. Que cada
canto responda al momento celebrativo que acompaña. Hay que pensar el
porqué del canto situado en ese momento de la celebración.
Canto para la Asamblea
El canto manifiesta el aspecto eclesial de la celebración. Por eso, la liturgia
prefiere el canto comunitario de toda la asamblea al canto ejecutado por un
coro que impida la participación del pueblo.
Al mismo tiempo, debemos fijarnos en el texto. Que sea también
comunitario. Que hable más del nosotros "asambleario" que del yo
"privado-individual". El canto da voz al Cuerpo de Cristo (Rm 15, 5), es la
voz del Cuerpo de Cristo.
El canto depende
1
de la celebración: Eucaristía, exequias sin misa, sacramentos del bautismo,
del perdón, del matrimonio.
2
del tiempo litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, tiempo
ordinario, fiestas de la Virgen, de los santos...
3
de la estructura literaria de cada canto: si es aclamación, himno,
procesional, responsorial...
4
del momento de la celebración: entrada, rito de la fracción, comunión...
5
de las posibilidades de cada lugar: sólo asamblea, coro, instrumentos, del
presidente de la celebración...
6
de la categoría del canto: si es para acompañar un rito, como la procesión,
para interiorizar, como el salmo, etc
No vale pensar en:
a) utilizar la música para darle más amenidad a la celebración, para
intercalarla entre los textos, pensando que da lo mismo una cosa que otra
b) que, como el celebrante no es especialista en música, puede dejar al
director de coro, o a los chicos de las guitarras que canten lo que les
guste o lo que sepan.
Hay que pensar que
a) el canto está al servicio de la celebración, de lo que celebramos en la
celebración, de! momento de la celebración.
b) el canto debe ser elegido en diálogo entre todos.
Es importante
1. cantar. Es una de las cosas que sin duda debemos promover en nuestras
celebraciones. ¿Para qué? Para crear un clima colectivo, para crear un ambiente de
oración y alabanza, para que los sentimientos de todos entren en el corazón.
2
cantar bien. Los cantos con ritmo no debemos cantarlos arrastrándolos.
Con ganas y dedicación, con uno que anime y dirija el canto se consiguen
buenos efectos. Así disfrutaremos más de la calidad del canto y de la
satisfacción de cantar bien.
3
saber dosificar el canto. Es decir, no se trata de cantar todo y todos,
diciendo que cuanto más se cante mejor. La celebración necesita espacios de
silencio, de música, espacios para escuchar, etc.
4
tener organista, animador de cantos, solistas y coro. Todos ellos dan a la
celebración un ambiente de "cosa" bien hecha y preparada. Claro que
depende de las posibilidades de cada asamblea. Pero, tendiendo a este
objetivo.
Recordamos que:
a)
hay cantos que habría que cantar siempre: Santo, antífona del salmo,
aclamación después de la consagración, aleluya, amén de la Plegaria, etc.
b)
el canto tiene que estar muy unido al momento concreto, al tiempo litúrgico.
No se debe pensar en que es bonito tal canto para integrarlo en misa.
c)
hay que preguntarse primero que momentos necesitan más fuerza expresiva
y por tanto, necesitan ser cantadas. No debemos ir a la misa con unos cantos
ya pensados y, después, mirar dónde los metemos.
d)
no hay que andar con la preocupación de introducir cantos nuevos; ni con la
tranquilidad seguir siempre con los mismos cantos.
e)
el buen animador conoce bien su asamblea y es capaz de saber en concreto
la forma de animar para que el canto litúrgico sea tomado con interés.
f)
el animador sabe liturgia
Cantos de la Eucaristía
Es conveniente ensayar momentos antes de la Eucaristía. Ahora bien, no se
trata de repasar todos los cantos, sino la antífona del salmo y algún otro que
no esté bien aprendido. Otro consejo: no hacer un ensayo demasiado pesado.
Si no se aprende un día, se aprenderá en varios.
Por último, la antífona y todo canto debe ser motivado: hay que decir por
qué se canta y a qué viene este canto.
El canto de entrada
"La finalidad del canto de entrada es hacer que los fieles reunidos
constituyan una comunidad. El objetivo de este canto es
• abrir la celebración, es la primera acción que hacemos. Lo cual nos
obliga a que sea un canto que dé el tono litúrgico del día. Por eso, en los
tiempos litúrgicos fuertes, debe ser el propio del tiempo.
• fomentar la unión de quienes se han reunido, la mayoría viene a su
misa. Este canto intenta sacar de esa idea a cada uno de los asistentes. Por
tanto el canto debe tener una letra que vaya en esa dirección. Siempre con
texto en plural.
• y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o
de la fiesta, la comunión del punto anterior no debe convertirse en pura
camaradería, sino en fraternidad de hijos e hijas del mismo Padre, en pueblo
que camina reunido a la casa del Padre. Un Padre que le ofrece un tiempo de
gracia por medio de un tiempo concreto.
• introduciendo y acompañando la procesión de sacerdotes y ministros"
(OGMR 24-25) Mientras el pueblo permanece quieto, el sacerdote, el lector,
el monitor, etc. hacen el camino hacia la sede. Esta marcha, este
"peregrinar" está animado por el canto. Por tanto, debe ser un canto himno.
Debe durar lo que dure la procesión. Si no se hace procesión, que por lo
menos se canta una estrofa.
• El sujeto del canto de entrada es toda la comunidad. Ahora bien, la
estrofa siempre es bueno que lo canten unos pocos o un solista.
El acto penitencial
El canto del acto penitencial es la aclamación "Señor, ten piedad". Es una
aclamación que viene desde muy antiguo, pero que hoy día está incluida en
el acto penitencial. Al decir que es una aclamación, quiero decir que el
"Señor, ten piedad" se fija más en la fuerza del Señor misericordioso que
perdona, que en nuestro pecado. Es un acto de confianza en ese Señor.
En Navidad y en Pascua no lo deberíamos cantar. En Navidad para recalcar
el Gloria y en Pascua porque se puede suprimir por la aspersión. Por otra
parte, el rito inicial puede hacerse abultado si se cantan el canto de entrada,
el acto penitencial y el gloria. No es ni mucho menos la parte más
importante de la Eucaristía.
El Gloria
Es un himno y, por serlo, debería cantarse en las misas dominicales. Ocurre
que la mayoría de las veces no se canta y queda desdibujado. Si no se canta,
hay que buscar fórmulas para que se cante una estrofa.
En Navidad hay que hacer el esfuerzo de cantarlo.
Las lecturas
En este apartado nos referimos a las aclamaciones "Palabra de Dios" y a su
respuesta-aclamación "Te alabamos, Señor", o "Gloria a ti, Señor Jesús".
Son aclamaciones, por tanto, son para que se canten.
El salmo responsorial
El salmo responsorial es una oración. Es siempre para expresar sentimientos
que nos ha dejado la lectura. Debe ser poco o mucho cantado.
Lo mínimo es cantar la antífona, esa frase que se repite varias veces. En
castellano está publicado el Libro del salmista.
La aclamación del evangelio
Esta aclamación, es la acogida que la asamblea da al evangelio que se leerá
a continuación. Por ello se canta con la asamblea puesta en pie.
Esta aclamación consiste en el canto del aleluya por parte de toda la
asamblea, el canto o el decir el versículo asignado y en canto, otra vez, del
aleluya. Ahora bien, habría que cuidar las melodías. Tendrán que ser
distintas para el Adviento, Tiempo Ordinario y para Pascua.
En Cuaresma, esta aclamación no será al Aleluya, sino una aclamación a
Jesucristo.
La profesión de fe
La profesión de fe, el Credo, no es un himno como el Gloria, sino más bien
una afirmación para ser proclamada, dicha, por toda la asamblea. Por eso,
normalmente, será recitada.
Alguna vez, sin embargo, podrá destacarse esta profesión de fe con el canto,
o bien recitándolo intercalando alguna afirmación, como Creo, Señor.
La oración de los fieles
En este momento en que la asamblea ejerce su ser de pueblo sacerdotal, es
bueno que la respuesta sea cantada.
Las respuestas pueden ser varias. El Cantoral Litúrgico en castellano tiene
varias respuestas musicalizadas.
La presentación de las ofrendas
Este es un momento en que nuestras asambleas han cantado casi siempre.
Hoy día, se considera más un momento de relajación. Será, por tanto, un
momento de silencio o de música de fondo. O para que el coro interprete
una breve pieza en los días solemnes.
Además, las letras que hemos usado hasta ahora deben ser abandonadas. No
es el momento del ofrecimiento. El ofrecimiento se realiza después de la
consagración. En este momento no tenemos más que pan y vino sobre la
mesa-altar y no a Cristo.
La Plegaria Eucarística
Es el momento central de la celebración, y ello debe notarse también en el
canto. Se acostumbra cantar el Santo, y nada más. Hay que hacer un
esfuerzo para que este momento no quede oscurecido y en inferioridad de
condiciones.
Los momentos más adecuados para el canto son:
• El prefacio. Es el arranque de la Plegaria, de la proclamación de la
acción de gracias. Y quedará más resaltado si se canta por los menos
el diálogo inicial. Claro, sería mucho mejor cantar el prefacio entero.
• El Santo. Es el canto que debe cantarse siempre. La música de este
canto-aclamación debe ser lo más vibrante posible en cada asamblea.
• La aclamación del memorial. Inmediatamente después de la
consagración, la asamblea aclama lo que allí se ha realizado: la
presencia de Cristo muerto y resucitado salvador. Hay tres fórmulas
distintas y las tres musicalizadas. Hay que aprenderlas y distribuirlas
según los tiempos litúrgicos.
• La Doxología y el Amén. Es la conclusión de la Plegaria Eucarística
con una fórmula trinitaria. Es bella. La asamblea ratifica su adhesión
solemnemente con el Amén. Está musicalizada precisamente para que
sea cantada.
• Otras aclamaciones. Las Plegarias para las misas con niños prevén
otras aclamaciones. Convendría introducirlas algunas veces
cantándolas. En algunas ocasiones, se podrá introducir alguna
invocación al Espíritu Santo después de las epíclesis.
El Padrenuestro
En las celebraciones más solemnes es conveniente cantar el Padrenuestro.
Pero, no siempre. No es una aclamación, sino una oración de la comunidad
de hermanos.
Ahora bien, la respuesta final "Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la
gloria", sí es una aclamación. Lo cual no invita al canto. Por tanto, si se
canta el Padrenuestro, habría que cantar también esta aclamación.
El Cordero de Dios
Después del Padrenuestro, tienen lugar dos gestos que introducen la
comunión: el gesto de la paz y la fracción del pan.
Estos dos gestos tienen previsto un solo canto, que se canta después del
gesto de paz y durante la fracción: es el "Cordero de Dios" que termina con
"danos la paz".
Sin embargo, nuestras asambleas han introducido otro canto: el canto de
paz. Estos cantos de paz, no previstos en el misal, han aparecido por el
deseo de resaltar la paz tan necesaria. Pero, el problema es que ha hecho
desaparecer el "Cordero de Dios" y no dar valor al "danos la paz" del
mismo.
¿Qué habría que hacer? Mantener el "Cordero de Dios" y cantarlo no
siempre todo la asamblea, sino en forma de letanía por un solista o por el
coro la primera parte, tal como está estructurado. Algunas veces, se puede
cantar algún canto de paz, pero que tenga un contenido realmente adecuado.
Cuidando siempre de no inflar mucho este momento. Si algún día queremos
recalcar la paz y se canta, recitar el "Cordero de Dios".
La comunión
No es necesario cantar durante la procesión de comunión, aunque la
costumbre así nos los diga. Es un momento en que cada uno se introduce en
el misterio de Cristo muerto y resucitado. Es un momento de reflexión, de
sentimiento, de meditación. Lo normal es no cantar.
Ahora bien, si se canta, que sea una letra conocida para que la asamblea no
esté pendiente de la letra. El coro tiene un momento adecuado para cantar
un canto eucarístico a voces. Mejor sería cantar después de la comunión un
canto de acción de gracias o de alabanza.
El canto final
El Misal no prevé ningún canto final. No hay, pues, canto final. Lo normal
sería cantar la fórmula de la bendición. Y, una vez que se ha despedido a la
asamblea, salir con música de órgano.
Si se canta, a pesar de todo, un canto al final, lo mejor sería cantarlo
inmediatamente después de las celebración y antes de la despedida, antes de
decir, "Podéis ir en paz".
Los cantos de la Misa
Canto Significado Ejecución Sujeto
Canto de entrada
Abrir la
celebración
Fomentar la unidad
Acompañar la
procesión
Himno o canto
acomodado
Toda la asamblea
Coro y pueblo
Acto penitencial
Aclamar al Señor
misericordioso
Repetición de la
aclamación
Pueblo
Cantor y pueblo
Gloria
Glorificar al Padre
y a Cristo
Forma alternada
Toda la asamblea
Coro y pueblo
Salmo Meditar la Palabra
Versículos y
respuesta de la
antífona
Cantor y pueblo
Aleluya
Aclamar a
Jesucristo
Aleluya y verso
Toda la asamblea
Verso cantor o coro
Credo Profesión de fe Alternando
Recitado o cantado
una estrofa
Oración de fieles
Unirse a las
peticiones
Respuesta cantada Toda la asamblea
Presentación de
los dones
Descanso Canto coral Coro
Prefacio Acción de gracias Canto recitativo Diálogo y
sacerdote
Santo
Aclamación a Dios
Padre
Aclamación
solemne
Toda la asamblea
Aclamaciones de
la Plegaria
Aclamación y
ratificación de la
asamblea
Al unísono Toda la asamblea
Padrenuestro
Oración de
hermanos
Al unísono Toda la asamblea
Fracción
Acompañar el
gesto
Alternando coro y
pueblo
Coro y pueblo
Comunión
Acompañar la
procesión
Canto coral o al
unísono todos
Toda la asamblea o
coro
Acción de gracias Dar gracias
Alabanza al
unísono
Toda la asamblea o
coro
Canto final
No hay canto
previsto
Los sujetos del canto
Quién Qué hace
Cantos que
canta
Dónde canta
La asamblea
Participación
plena
consciente
activa
íntegra
• Aclamaciones,
respuestas
• Antífonas,
• Himnos
• Cantos diversos
Desde al nave
El presidente
• Preside en
nombre de Cristo.
• Canta en nombre
de todo el pueblo
• Invitaciones a la
plegaria
• Saludos,
• Oraciones
Desde la
sede
ambón o
mesa-altar
• Plegaria
Eucarística.
• Bendición
El diácono (si
hubiera)
Anuncia el
Evangelio.
Enuncia las
peticiones de la
Oración de fieles.
Dirige la
participación del
pueblo
• Evangelio
• Intenciones de la
Oración
• Pregón pascual
Desde el ambón
El lector
Proclama las
lecturas.
Recita o canta el
salmo
Enuncia las
peticiones de la
Oración de los
fieles
• Aclamaciones de
las lecturas
• Salmo
Desde el ambón
El salmista • Canta el salmo • Salmo Desde el ambón
El coro
• Forma parte de la
asamblea
• Ejecuta partes
difíciles
• Sostiene la
participación
• Cantos con toda
la asamblea
• Estrofas de los
cantos
• Cantos difíciles
desde la nave o el
coro
El director o
animador del
canto
• Dirige el canto
del pueblo o del
coro
• Todos los cantos
de la asamblea
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Cantos para el ordinario de la misa

  • 1. Cantos para el Ordinario de la Misa En todos los cantos del ordinario de la misa, tiene prioridad el texto exacto de la liturgia. En los casos en que no es así, debe seguir lo más cerca posible, el sentido del mismo. Señor, ten piedad Canto de índole reflexivo e interior. A través de este canto confesamos tanto el amor misericordioso de Dios, como nuestra condición de pecadores necesitados de su perdón. Hay varias formulas propuestas por el mismo Misal: 1) “Yo confieso…” (con aclamación simple: “Señor ten piedad…”, etc., después de la fórmula de absolución);2) peticiones de perdón alternadas con canto: “Señor, ten piedad; Cristo ten piedad; Señor ten piedad”;3) aspersión de agua bendita acompañada de un canto adecuado, entre las más frecuentes. Ritmo: tranquilo que permita la reflexión Melodía: sin mayores intervalos al alcance de la asamblea Duración: corta, considerando que le sigue el Gloria, de mayor extensión. Gloria Canto de alabanza Es un himno de alabanza y aclamación a Cristo y a la S. Trinidad, después del Rito Penitencial, en las Misas Dominicales, las Solemnidades y Fiestas Litúrgicas. En él nos unimos a los ángeles que glorifican al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Siempre que se pueda, es preferible cantar con letra litúrgica, a reza el Gloria por su carácter de gozosa alabanza. En los tiempos de Adviento y Cuaresma se deja de cantar o rezar, retomando en la fiesta de Navidad y en la de Pascua (Salvo, Solemnidades). Ritmo: alegre, enérgico Melodía: exultante. Al menos, un estribillo al alcance de la asamblea. Duración: dependiendo de si contiene la totalidad del texto o es sólo una alabanza trinitaria. Credo Es la profesión de fe trinitaria de la Iglesia, vinculada al bautismo. Existen dos fórmulas: el Credo breve o Símbolo de los Apóstoles y el Credo largo, llamado Niceno- Constantinopolitano (por los Concilios que le dieron origen). Se reza o canta los Domingos, y en Solemnidades. En Chile no es costumbre entonar el Credo. Santo Canto de alabanza El Santo es el único canto que la propia liturgia invita a entonar: “Por eso con los ángeles y arcángeles y todos los coros celestiales, te aclamamos cantando...” Si hay un
  • 2. texto que siempre debe ser cantado en la misa, es éste. Tomado del Antiguo Testamento (Is 6,9) y completado con una frase cristológica, expresa a alabanza universal por la obra salvadora de Dios en Cristo y reactualizada en la eucaristía. Debe ser cantado por toda la asamblea. Ritmo: libre Melodía: libre, que pueda ser cantada por la asamblea. Duración: según el texto. Padre Nuestro Es la principal entre todas las oraciones cristianas, la única que el mismo Jesucristo transmitió a sus discípulos cuando le pidieron que les enseñara a rezar. Resulta muy difícil reducir el Padre Nuestro a la forma de canción estrófica. El texto obliga a adoptar una forma libre. No es necesario cantar el Padre Nuestro. Cordero de Dios Canto reflexivo Mientras el sacerdote parte el pan consagrado y prepara el momento de la comunión, la asamblea confiesa el sentido del rito que está por celebrar tomando las palabras de Juan Bautista: Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros, etc. El Cordero de Dios puede cantarse o recitarse. Si se canta es bueno considerar atentamente su duración, de modo que coincida con la acción del sacerdote. La imagen de cordero sacrificado por el perdón de nuestros pecados inspira música tranquila. Otros cantos para la Misa Estos cantos varían en su texto en función del carácter de la eucaristía, del tiempo litúrgico o de la fiesta particular que se celebra. Canto de entrada Canto procesional. Abre la celebración, congrega la asamblea y la invita a entrar en la acción litúrgica común disponiéndola a la alabanza. La música y las palabras crean el ambiente espiritual para entrar en comunión con el misterio de Dios, según el tiempo, el día o la fiesta que se celebra. Acompaña el ingreso procesional del sacerdote que preside y de los demás ministros y acólitos. Ritmo: que facilite el caminar Melodía: al alcance de la asamblea Duración: hasta que llegue el celebrante y acólitos al altar Finalizar después de la repetición del estribillo.
  • 3. Salmo responsorial Es la respuesta de la asamblea estrechamente ligada a la palabra proclamada, en la primera lectura, como momentos de recepción y meditación. No debe sustituirse por otro canto y la antífona debe ser cantada por la asamblea. Canto responsorial donde la asamblea repite cantando la antífona propuesta por el salmista o el coro. Música estrictamente ceñida al texto de la antífona propuesta. Corta y sencilla. Aclamación antes del Evangelio El “Aleluya” antes del Evangelio prepara a la escucha de la palabra de Jesucristo. No se canta en el tiempo de Cuaresma. Acompaña la procesión del diácono o del sacerdote que proclamará el Evangelio. La música es de carácter gozoso. Ritmo y melodía: movido y alegre. Aclamación después del Evangelio El ideal es cantar “Gloria y honor a ti, Señor Jesús”. Podría también cantarse algo similar. Ritmo y melodía: libre Duración: corta Presentación de las ofrendas Acompaña la preparación del altar y la precesión con el pan y el vino. Dispone a acoger el don por excelencia: Cristo, que se ofrece a sí mismo al Padre, mientras nosotros presentamos al Padre nuestras ofrendas. Momento en que puede cantar sólo el coro o puede ser música instrumental en vez de canto de la asamblea. Aclamación después de la consagración Al decir el sacerdote: “Este es el sacramento de nuestra fe” u otras fórmulas propuestas por el Misal, la asamblea contesta con una aclamación gozosa que expresa la fe en el misterio pascual reactualizado en la eucaristía. Música de contenido reflexivo que no quiebre el ambiente creado por la Consagración.
  • 4. Debe ser de corta duración. Amén La Plegaria Eucarística termina con las palabras del presidente “Por Cristo con El y en El…”. La asamblea responde con el “Amén” más importante de la misa, confirmando el misterio realizado. Este “Gran Amén” debería cantarse siempre. Aclamación solemne y corta. Cantos de comunión Expresan la unidad con Cristo y entre los fieles que se acercan al altar y el gozo de participar en el anticipo del banquete del reino de Dios. Ayudan a crear un ambiente festivo, reflexivo y fraterno. En este momento, la función del coro es particularmente importante, ya que la asamblea está moviéndose para la comunión. Cantos libres. Que acompañen la procesión. Se debe considerar un tiempo de silencio para la oración personal después de la comunión. Canto final Este canto sólo tiene sentido si la asamblea está presente. Los cantos a la Virgen son especialmente adecuados, pero éstos podrán ser también de acción de gracias, de envío o relacionados con el tiempo litúrgico en curso. Música alegre de ritmo y melodía libre al alcance de la asamblea. Cantos para el año Litúrgico Los tiempos litúrgicos ofrecen la posibilidad de variar los cantos de la eucaristía y, sobretodo, de adecuarlos n su sentido al momento que vive la Iglesia. Ante la opción entre dos cantos, es bueno escoger siempre aquel que pertenece al tiempo litúrgico en curso. Adviento Tiempo de esperanza y de gozo. En el pasado estaba más marcado por el carácter penitencial, del cual quedan dos signos: el color morado de los ornamentos y la supresión del canto del Gloria hasta la Navidad. Hoy se acentúa en la conversión, necesario antes de todo momento fuerte de la fe. En el Adviento se vive una doble espera, una memorial y otra escatológica: recordamos sacramentalmente el nacimiento de Jesús en Belén (Memorial) y esperamos su segunda venida, la definitiva, a instaurar el reinado de Dios (escatológica). Es un tiempo de expectativa confiada, y ese es el carácter que prevalece en los cantos.
  • 5. Navidad No hay ninguna fiesta cristiana, en todas las culturas y tiempos, que haya inspirado tantos cantos como ésta. Los villancicos son himnos a Dios hecho niño, encarnado en la historia concreta de los pueblos, cuya alma expresan magníficamente. En las tres misas de Navidad, y en las de la octava fiesta, no deberían faltar estos cantos, que se pueden escoger para el inicio de la eucaristía, para la comunión y como canto final. Cuaresma Es el gran tiempo penitencial de la Iglesia, los cuarenta días de conversión y purificación interior que nos preparan a la mayor fiesta cristiana del año, la Pascua de Resurrección. Desde el miércoles de cenizas hasta la vigilia pascual calla el Aleluya como signo penitencial. El Gloria tampoco se reza ni canta en todo ese lapso, excepto en la misa del Jueves Santo ( y en la Solemne de S. José). La Cuaresma no es un tiempo triste, sino más bien serio, recogido, meditativo. Los cantos de la eucaristía deberían favorecer la atmósfera de recogimiento e interioridad que se nos convida durante este tiempo litúrgico. Pascua y Pentecostés La Pascua es el vértice de las celebraciones de nuestra fe y el fundamento de nuestra esperanza. La victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte son la razón mas honda de la gratitud y el gozo de los creyentes. El canto del Aleluya pascual, calado durante la Cuaresma, expresa ese sentido y ese gozo que se prolongan en la octava de Pascua y en todo el tiempo pascual, pasando por la fiesta de la Ascensión del Señor, hasta la solemnidad de Pentecostés. Esos 50 días son, como nos dice la Iglesia, como un solo día de fiesta. Durante todo el tiempo pascual se deberían cantar cantos de resurrección, también en la Ascensión y en la venida del Espíritu Santo, que no son fiestas separadas. Estas dos últimas también deberían agregar cantos propios, sobre todo cantos al Espíritu Santo. Pentecostés: Tiempo durante el año (Tiempo “ordinario”) En estas 33 ó 34 semanas, la Iglesia celebra los misterios de la vida pública del Señor. Es el tiempo más largo del año litúrgico, de modo que será importante cuidar la variedad de la música. Hay que considerar que el Leccionario dominical se desarrolla en tres años (ciclos A,B y C), de modo que será la Palabra de Dios la que indicará los cantos más adecuados para la celebración. En el tiempo durante el año caen algunas fiestas importantes que es bueno celebrar con cantos propios: La Santísima Trinidad, Cuerpo y Sangre del Señor, Sagrado Corazón de Jesús y, el último domingo del año litúrgico, Cristo Rey del Universo
  • 6. Criterios para seleccionar los cantos Al decir criterios, estamos respondiendo a esta pregunta: ¿en qué debemos fijarnos para introducir un canto en la misa? ¿Cuáles son las razones en las cuales nos apoyaremos para ver si un canto es litúrgico o no? Veamos, pues, los criterios o razones. 1. Cantar la misa Se cuenta que a Pablo VI, siendo obispo de Mantua, le preguntaron un día qué quería que cantaran durante la misa. El respondió: "Que canten la misa". En canto es un ministerio, un servicio (SC 112). No tiene fin en sí mismo, no basta que el pueblo cante, sino que el canto sirva a la celebración y subraye el significado de sus partes. No hay que cantar por cantar. El servicio del canto es estar enmarcado en un rito, que se compone de gestos y palabras. En este caso concreto de gesto y palabra cantada. 2. El texto del canto En el canto litúrgico la primacía la tiene el texto. El canto por ser expresión de fe, la máxima importancia la tiene el texto. Además de ser un texto literariamente correcto, debe ser expresión de la fe de la Iglesia. Por esto se dice que los textos estén aprobados por la Conferencia Episcopal (OGMR 26 y 56 i). Deben ser confesantes de la fe y no sólo informantes de la fe. Llamamos informante aquellos cantos que -como reportero- nos dicen cosas referentes a la fe, pero que no nos implican en ella. Casi todos los textos aprobados son bíblicos. Por ello no es conveniente cambiar el texto de las partes de la Misa. Y en los cantos de entrada y comunión examinar las letras. La mayoría de los liturgistas se quejan de textos poco profundos, con una visión teológica pobre y superficial, tal como hemos anotado al principio del capítulo. Sujeto del canto litúrgico y los coros
  • 7. El sujeto del canto litúrgico es el mismo que el sujeto de la celebración: el pueblo congregado. Como consecuencia de este principio el pueblo debe cantar, si se canta, siempre los siguientes cantos: el salmo responsorial, el Aleluya, el Credo, el Santo, el Padrenuestro y todas las aclamaciones dialogadas. Ahora bien, ni la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, ni los documentos posteriores han pretendido en ningún momento excluir el coro polifónico de las celebraciones. Antes bien, se reconoce en ellos el papel de servicio (ministerio) litúrgico que el coro ejerce en la celebración. "Los acólitos, lectores, comentadores y cuantos pertenecen al coro desempeñan un auténtico ministerio" (SC 29). Sin embargo este principio no se ha llevado correctamente a la práctica. Los repertorios de nuestros coros habían nacido en la época anterior a esta reforma. Y, por la dificultad de aprender los nuevos cantos litúrgicos o por la falta de éstos o por falta de unos buenos textos, quieren cantar "lo de siempre". Para ellos también es necesaria la formación litúrgica, es necesario que estén profundamente penetrados del espíritu de la liturgia y que sean instruidos para cumplir su función debida y ordenadamente (Cf. SC 29). ¿Qué sentido tiene la participación del coro en una celebración? Desde luego no es para deleitar, ni para exhibirse o para dar un concierto; el coro es, ante todo, actor de la celebración litúrgica y está al servicio de ésta. Por tanto, el coro no cumple su cometido buscando "huecos" en donde encajar cantos de su repertorio, como si fuera un elemento decorativo, como son las flores. ¿Cuál es, en concreto, el lugar donde debe intervenir el coro? "No se puede aprobar la práctica de confiar sólo al grupo de cantores el canto de todo el Propio y de todo el Ordinario, excluyendo totalmente al pueblo de la participación cantada" (Musicam Sacram 16). Por eso, el Gloria y el Credo se han creado para que el pueblo y el coro puedan participar. El coro puede cantar durante la presentación de las ofrendas y en la comunión, así como también el canto de alabanza después de la comunión. Como dice el documento Musicam Sacram, "algunos cantos del pueblo ... podrán confiarse solo al coro, con tal que no excluya al pueblo de las otras partes que le corresponden" (MS 16). Retos y sugerencias Recuperar la Palabra
  • 8. Una vez que hemos visto la situación actual, proponemos unos retos que debemos afrontar con realismo, viendo la situación concreta de cada comunidad y las posibilidades que tiene. La música está al servicio de la palabra, ayuda a comprender lo que se canta (OLM 19). Por tanto, hemos de recuperar la "palabra bíblica". Una importancia singular tiene el salmo responsorial. Hemos de valorar y respetar en su versión litúrgica y no sustituirlo por cualquier canto. Recuperar la palabra litúrgica Es decir, respetar siempre los textos propios de la Misa. Evitar la corruptela de modificar el texto oficial o sustituirlo por otros textos libres. Los textos oficiales ofrecen a la oración y a la celebración el carácter de la eclesialidad. Lo cual no se hace sólo respetando el texto. Conviene que el contenido esté en consonancia con el momento concreto y el tiempo litúrgico. Que cada canto responda al momento celebrativo que acompaña. Hay que pensar el porqué del canto situado en ese momento de la celebración. Canto para la Asamblea El canto manifiesta el aspecto eclesial de la celebración. Por eso, la liturgia prefiere el canto comunitario de toda la asamblea al canto ejecutado por un coro que impida la participación del pueblo. Al mismo tiempo, debemos fijarnos en el texto. Que sea también comunitario. Que hable más del nosotros "asambleario" que del yo "privado-individual". El canto da voz al Cuerpo de Cristo (Rm 15, 5), es la voz del Cuerpo de Cristo. El canto depende 1 de la celebración: Eucaristía, exequias sin misa, sacramentos del bautismo, del perdón, del matrimonio. 2 del tiempo litúrgico: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua, tiempo ordinario, fiestas de la Virgen, de los santos... 3 de la estructura literaria de cada canto: si es aclamación, himno, procesional, responsorial...
  • 9. 4 del momento de la celebración: entrada, rito de la fracción, comunión... 5 de las posibilidades de cada lugar: sólo asamblea, coro, instrumentos, del presidente de la celebración... 6 de la categoría del canto: si es para acompañar un rito, como la procesión, para interiorizar, como el salmo, etc No vale pensar en: a) utilizar la música para darle más amenidad a la celebración, para intercalarla entre los textos, pensando que da lo mismo una cosa que otra b) que, como el celebrante no es especialista en música, puede dejar al director de coro, o a los chicos de las guitarras que canten lo que les guste o lo que sepan. Hay que pensar que a) el canto está al servicio de la celebración, de lo que celebramos en la celebración, de! momento de la celebración. b) el canto debe ser elegido en diálogo entre todos. Es importante 1. cantar. Es una de las cosas que sin duda debemos promover en nuestras celebraciones. ¿Para qué? Para crear un clima colectivo, para crear un ambiente de oración y alabanza, para que los sentimientos de todos entren en el corazón. 2 cantar bien. Los cantos con ritmo no debemos cantarlos arrastrándolos. Con ganas y dedicación, con uno que anime y dirija el canto se consiguen
  • 10. buenos efectos. Así disfrutaremos más de la calidad del canto y de la satisfacción de cantar bien. 3 saber dosificar el canto. Es decir, no se trata de cantar todo y todos, diciendo que cuanto más se cante mejor. La celebración necesita espacios de silencio, de música, espacios para escuchar, etc. 4 tener organista, animador de cantos, solistas y coro. Todos ellos dan a la celebración un ambiente de "cosa" bien hecha y preparada. Claro que depende de las posibilidades de cada asamblea. Pero, tendiendo a este objetivo. Recordamos que: a) hay cantos que habría que cantar siempre: Santo, antífona del salmo, aclamación después de la consagración, aleluya, amén de la Plegaria, etc. b) el canto tiene que estar muy unido al momento concreto, al tiempo litúrgico. No se debe pensar en que es bonito tal canto para integrarlo en misa. c) hay que preguntarse primero que momentos necesitan más fuerza expresiva y por tanto, necesitan ser cantadas. No debemos ir a la misa con unos cantos ya pensados y, después, mirar dónde los metemos. d) no hay que andar con la preocupación de introducir cantos nuevos; ni con la tranquilidad seguir siempre con los mismos cantos. e) el buen animador conoce bien su asamblea y es capaz de saber en concreto la forma de animar para que el canto litúrgico sea tomado con interés. f) el animador sabe liturgia
  • 11. Cantos de la Eucaristía Es conveniente ensayar momentos antes de la Eucaristía. Ahora bien, no se trata de repasar todos los cantos, sino la antífona del salmo y algún otro que no esté bien aprendido. Otro consejo: no hacer un ensayo demasiado pesado. Si no se aprende un día, se aprenderá en varios. Por último, la antífona y todo canto debe ser motivado: hay que decir por qué se canta y a qué viene este canto. El canto de entrada "La finalidad del canto de entrada es hacer que los fieles reunidos constituyan una comunidad. El objetivo de este canto es • abrir la celebración, es la primera acción que hacemos. Lo cual nos obliga a que sea un canto que dé el tono litúrgico del día. Por eso, en los tiempos litúrgicos fuertes, debe ser el propio del tiempo. • fomentar la unión de quienes se han reunido, la mayoría viene a su misa. Este canto intenta sacar de esa idea a cada uno de los asistentes. Por tanto el canto debe tener una letra que vaya en esa dirección. Siempre con texto en plural. • y elevar sus pensamientos a la contemplación del misterio litúrgico o de la fiesta, la comunión del punto anterior no debe convertirse en pura camaradería, sino en fraternidad de hijos e hijas del mismo Padre, en pueblo que camina reunido a la casa del Padre. Un Padre que le ofrece un tiempo de gracia por medio de un tiempo concreto. • introduciendo y acompañando la procesión de sacerdotes y ministros" (OGMR 24-25) Mientras el pueblo permanece quieto, el sacerdote, el lector, el monitor, etc. hacen el camino hacia la sede. Esta marcha, este "peregrinar" está animado por el canto. Por tanto, debe ser un canto himno. Debe durar lo que dure la procesión. Si no se hace procesión, que por lo menos se canta una estrofa. • El sujeto del canto de entrada es toda la comunidad. Ahora bien, la estrofa siempre es bueno que lo canten unos pocos o un solista. El acto penitencial El canto del acto penitencial es la aclamación "Señor, ten piedad". Es una aclamación que viene desde muy antiguo, pero que hoy día está incluida en el acto penitencial. Al decir que es una aclamación, quiero decir que el "Señor, ten piedad" se fija más en la fuerza del Señor misericordioso que perdona, que en nuestro pecado. Es un acto de confianza en ese Señor.
  • 12. En Navidad y en Pascua no lo deberíamos cantar. En Navidad para recalcar el Gloria y en Pascua porque se puede suprimir por la aspersión. Por otra parte, el rito inicial puede hacerse abultado si se cantan el canto de entrada, el acto penitencial y el gloria. No es ni mucho menos la parte más importante de la Eucaristía. El Gloria Es un himno y, por serlo, debería cantarse en las misas dominicales. Ocurre que la mayoría de las veces no se canta y queda desdibujado. Si no se canta, hay que buscar fórmulas para que se cante una estrofa. En Navidad hay que hacer el esfuerzo de cantarlo. Las lecturas En este apartado nos referimos a las aclamaciones "Palabra de Dios" y a su respuesta-aclamación "Te alabamos, Señor", o "Gloria a ti, Señor Jesús". Son aclamaciones, por tanto, son para que se canten. El salmo responsorial El salmo responsorial es una oración. Es siempre para expresar sentimientos que nos ha dejado la lectura. Debe ser poco o mucho cantado. Lo mínimo es cantar la antífona, esa frase que se repite varias veces. En castellano está publicado el Libro del salmista. La aclamación del evangelio Esta aclamación, es la acogida que la asamblea da al evangelio que se leerá a continuación. Por ello se canta con la asamblea puesta en pie. Esta aclamación consiste en el canto del aleluya por parte de toda la asamblea, el canto o el decir el versículo asignado y en canto, otra vez, del aleluya. Ahora bien, habría que cuidar las melodías. Tendrán que ser distintas para el Adviento, Tiempo Ordinario y para Pascua. En Cuaresma, esta aclamación no será al Aleluya, sino una aclamación a Jesucristo. La profesión de fe La profesión de fe, el Credo, no es un himno como el Gloria, sino más bien una afirmación para ser proclamada, dicha, por toda la asamblea. Por eso, normalmente, será recitada.
  • 13. Alguna vez, sin embargo, podrá destacarse esta profesión de fe con el canto, o bien recitándolo intercalando alguna afirmación, como Creo, Señor. La oración de los fieles En este momento en que la asamblea ejerce su ser de pueblo sacerdotal, es bueno que la respuesta sea cantada. Las respuestas pueden ser varias. El Cantoral Litúrgico en castellano tiene varias respuestas musicalizadas. La presentación de las ofrendas Este es un momento en que nuestras asambleas han cantado casi siempre. Hoy día, se considera más un momento de relajación. Será, por tanto, un momento de silencio o de música de fondo. O para que el coro interprete una breve pieza en los días solemnes. Además, las letras que hemos usado hasta ahora deben ser abandonadas. No es el momento del ofrecimiento. El ofrecimiento se realiza después de la consagración. En este momento no tenemos más que pan y vino sobre la mesa-altar y no a Cristo. La Plegaria Eucarística Es el momento central de la celebración, y ello debe notarse también en el canto. Se acostumbra cantar el Santo, y nada más. Hay que hacer un esfuerzo para que este momento no quede oscurecido y en inferioridad de condiciones. Los momentos más adecuados para el canto son: • El prefacio. Es el arranque de la Plegaria, de la proclamación de la acción de gracias. Y quedará más resaltado si se canta por los menos el diálogo inicial. Claro, sería mucho mejor cantar el prefacio entero. • El Santo. Es el canto que debe cantarse siempre. La música de este canto-aclamación debe ser lo más vibrante posible en cada asamblea. • La aclamación del memorial. Inmediatamente después de la consagración, la asamblea aclama lo que allí se ha realizado: la presencia de Cristo muerto y resucitado salvador. Hay tres fórmulas distintas y las tres musicalizadas. Hay que aprenderlas y distribuirlas según los tiempos litúrgicos. • La Doxología y el Amén. Es la conclusión de la Plegaria Eucarística con una fórmula trinitaria. Es bella. La asamblea ratifica su adhesión
  • 14. solemnemente con el Amén. Está musicalizada precisamente para que sea cantada. • Otras aclamaciones. Las Plegarias para las misas con niños prevén otras aclamaciones. Convendría introducirlas algunas veces cantándolas. En algunas ocasiones, se podrá introducir alguna invocación al Espíritu Santo después de las epíclesis. El Padrenuestro En las celebraciones más solemnes es conveniente cantar el Padrenuestro. Pero, no siempre. No es una aclamación, sino una oración de la comunidad de hermanos. Ahora bien, la respuesta final "Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria", sí es una aclamación. Lo cual no invita al canto. Por tanto, si se canta el Padrenuestro, habría que cantar también esta aclamación. El Cordero de Dios Después del Padrenuestro, tienen lugar dos gestos que introducen la comunión: el gesto de la paz y la fracción del pan. Estos dos gestos tienen previsto un solo canto, que se canta después del gesto de paz y durante la fracción: es el "Cordero de Dios" que termina con "danos la paz". Sin embargo, nuestras asambleas han introducido otro canto: el canto de paz. Estos cantos de paz, no previstos en el misal, han aparecido por el deseo de resaltar la paz tan necesaria. Pero, el problema es que ha hecho desaparecer el "Cordero de Dios" y no dar valor al "danos la paz" del mismo. ¿Qué habría que hacer? Mantener el "Cordero de Dios" y cantarlo no siempre todo la asamblea, sino en forma de letanía por un solista o por el coro la primera parte, tal como está estructurado. Algunas veces, se puede cantar algún canto de paz, pero que tenga un contenido realmente adecuado. Cuidando siempre de no inflar mucho este momento. Si algún día queremos recalcar la paz y se canta, recitar el "Cordero de Dios". La comunión No es necesario cantar durante la procesión de comunión, aunque la costumbre así nos los diga. Es un momento en que cada uno se introduce en el misterio de Cristo muerto y resucitado. Es un momento de reflexión, de sentimiento, de meditación. Lo normal es no cantar.
  • 15. Ahora bien, si se canta, que sea una letra conocida para que la asamblea no esté pendiente de la letra. El coro tiene un momento adecuado para cantar un canto eucarístico a voces. Mejor sería cantar después de la comunión un canto de acción de gracias o de alabanza. El canto final El Misal no prevé ningún canto final. No hay, pues, canto final. Lo normal sería cantar la fórmula de la bendición. Y, una vez que se ha despedido a la asamblea, salir con música de órgano. Si se canta, a pesar de todo, un canto al final, lo mejor sería cantarlo inmediatamente después de las celebración y antes de la despedida, antes de decir, "Podéis ir en paz". Los cantos de la Misa Canto Significado Ejecución Sujeto Canto de entrada Abrir la celebración Fomentar la unidad Acompañar la procesión Himno o canto acomodado Toda la asamblea Coro y pueblo Acto penitencial Aclamar al Señor misericordioso Repetición de la aclamación Pueblo Cantor y pueblo Gloria Glorificar al Padre y a Cristo Forma alternada Toda la asamblea Coro y pueblo Salmo Meditar la Palabra Versículos y respuesta de la antífona Cantor y pueblo Aleluya Aclamar a Jesucristo Aleluya y verso Toda la asamblea Verso cantor o coro Credo Profesión de fe Alternando Recitado o cantado una estrofa Oración de fieles Unirse a las peticiones Respuesta cantada Toda la asamblea Presentación de los dones Descanso Canto coral Coro Prefacio Acción de gracias Canto recitativo Diálogo y
  • 16. sacerdote Santo Aclamación a Dios Padre Aclamación solemne Toda la asamblea Aclamaciones de la Plegaria Aclamación y ratificación de la asamblea Al unísono Toda la asamblea Padrenuestro Oración de hermanos Al unísono Toda la asamblea Fracción Acompañar el gesto Alternando coro y pueblo Coro y pueblo Comunión Acompañar la procesión Canto coral o al unísono todos Toda la asamblea o coro Acción de gracias Dar gracias Alabanza al unísono Toda la asamblea o coro Canto final No hay canto previsto Los sujetos del canto Quién Qué hace Cantos que canta Dónde canta La asamblea Participación plena consciente activa íntegra • Aclamaciones, respuestas • Antífonas, • Himnos • Cantos diversos Desde al nave El presidente • Preside en nombre de Cristo. • Canta en nombre de todo el pueblo • Invitaciones a la plegaria • Saludos, • Oraciones Desde la sede ambón o mesa-altar
  • 17. • Plegaria Eucarística. • Bendición El diácono (si hubiera) Anuncia el Evangelio. Enuncia las peticiones de la Oración de fieles. Dirige la participación del pueblo • Evangelio • Intenciones de la Oración • Pregón pascual Desde el ambón El lector Proclama las lecturas. Recita o canta el salmo Enuncia las peticiones de la Oración de los fieles • Aclamaciones de las lecturas • Salmo Desde el ambón El salmista • Canta el salmo • Salmo Desde el ambón El coro • Forma parte de la asamblea • Ejecuta partes difíciles • Sostiene la participación • Cantos con toda la asamblea • Estrofas de los cantos • Cantos difíciles desde la nave o el coro El director o animador del canto • Dirige el canto del pueblo o del coro • Todos los cantos de la asamblea desde fuera del ambón El organista • Acompaña el canto • Todos los cantos de la asamblea Nave o coro