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"El mundo conquistará
otros mundos,
sln embargo se olvida
del hombre de la tie1T11"
Colegas invitados.
Distinguida concurrencia:
Todo tipo de desarrollo exige ser movilizado por la dualidad operativa y conjunta de lo
'ontológico-existencial' y lo 'cienñflco-tecnológicc'. Vale decir que a la per que se propone y
reconoce la validez casi absoluta de la ciencia y la tecnología como claros indicadores del
desarrollo alcanzado por una sociedad, asl también merece promoción y reconocimiento la
interioridad humana como signo cabal del desarrollo espiritual del hombre.
A Marcase Je compete haber advertido que el desarrollo de las sociedades tccnologizadas
representa sólo un espejismo dentro del cual el ser humano está convertido en un minúsculo
tornillo, "uno más" del gran engranaje productivo: asf, mientras que por un lado el hombre es un
famoso y exitoso especialista, por otro está reducido al anonimato, la inautenticidad y el fracaso
ontológico-existencial. (Cf. [Editor] 1995:4).
En este: contexto el rol de la 'universidad' debe circunscribirse a plantear y ejecut ar
alternativas y progrnmas que lejos de desigualar promuevan el finne equilibrio entre el 'hombre' Y
el 'profesional', entre el 'ser humano' y el 'especialista', entre lo 'ru::iológico' y lo 'epistemológico'.
En perspectiva de desarrollo la universidad está Jlamndn n desplegar un quehacer orientado a
integrar 'inteligencia' y 'ética' sin pretender bajo ningún punto de vista sobreponer o superortlínar
una sobre la otra. Sólo asl el trabajo universitario acrecentará su rol dinámico dentro de las cuatro
dimensiones del desarrollo observadas por Bunge (biológico, económico, político, cultural).
A propósito en un mensaje de aniversario institucional Guillermo Gil Malea actual rector de
la UNT afirmaba:
"Ln nueva concepción universitaria debe sustentarse en el concepto de que el fin supremo
de la Universidad es fonnar. en primer lugar, al hombre y, luego, al profesional o especialisla. Es
responsable de formar al hombre en la dimensión de un ser ético, ill2.!x, cognoscente y creativo [ Jo
'ontológico-existencial' ], en tanto que la formación profesional debe hacer al hombro eficiente y
productivo [ lo 'cientíñco-tecnológlco']. Estn concepción, llevada a la práctica, nos permi t i ré
compatibilizar la unidad y diversidad de saber ser y saber hacer" (Gil Malea 1995:6).
"saber estar
Esto significu que 'ciencia' y 'tecnología', por una parte, y 'éticn' y 'ontología', por otra,
deben compenetrar y equilibrarse dentro de un proceso de recíprooídad horizontal y permanente, ya
que todas en conjunto consolidnrán un auténtico desarrollo social e individual.
En su papel central de asimiladora y productora de 'ciencia' y 'ética' la universí d n d
delineará para si cuatro perspectivas integradas de "saber" : 'ser', 'estar', 'hacer' y 'crear'. Esas
perspectivas concentran, contextualizan y sintetizan todo el quehacer universitario. El prime ro
éticamente. y los tres restantes científicamente.
El "saber ser" constituye la primera gran dimensión del trabajo universitario, pues en él estii
implicado el hombre en sí, la naturaleza humana. El hombre en tanto despliegue su saber ser
asumirá libremente una identidad individu al y colectiva.• y actuaré según auténticos y genuin o s
valores y principios, orientado siempre al establecimiento y ccnsolidnción de una sociedad justa,
El "saber estar" es otra dimensión que toda universidad debe promover. Corresponde a la
capacidad del profesional y especialista para tomar posesión y posición en el espacio y tiempo que
te sirve de entorno. La realidad -locnl, regional, nacional· en sus múltiples formas, demanda de
profesionales que la admitan y sistematicen adecuadamente sin opción a esquivarla o ignorarla.
Mariátegui señalaba la. desvinculación de la universidad con la realidad nacional y las necesidades
del pafs, y la verdad es que, a pesar de tal coustatnción y de las propuestas para establecer los
vlnculos entre universidad-realidad, hasta ahora son esceslsimos o nulos los resultados conseg u id o s .
El profesional reconoce y enumera los males pero no diseña ni propone algún remedio, y esto como
efecto de la falta de tilla conciencia definida del medio fisico, cultural y social doude vive y se
desenvuelve. El sentido academicista, profosionalizante y teórico hace del estudiante universitario
un buen o mal "lector de textos", desviándolo de su auténtica labor como hombre ligado a una
realidad: "lector de contextos". Al mismo tiempo que mediante el saber estar el profesion al
deslindará para si nna convicción política e ideológica frente a su realidad, también consegu i rá
abrirse y ligarse a la vida institucional y productiva de su entorno espacio-temporal: en la
i.nvestignci6n, promoción y solución, integral y articulada, planificada y priorizada, de los
problemas más sentidos y urgentes.
El "saber hacer" compete a la capacidad del hombre para asimilar y aplicar ciencia y
tecno]ogia, y definirse como científico, profosional o especialista. Este es el aspecto que la
universidad ha definido • y define • como exclusivamente suyo, y al cual por correspondencia
directa le concede un primerísimo Jugar. En este rttbro se alinean las voces que proclaman como
norte: de trabajo universitario la excelencia académica sin reconocer o distinguir que se trata sólo de
un aspecto entre cuatro con igual validez y prioridad. El saber hacer sin duda exige que la
universidad debe ceñirse al ritmo del avance científico y la revolución tecnológica, de ahí que las
palabras han de ser sustituidus urgentemente por los "hechos", es decir, deviene en demanda
inmediata que nuestros profesionales reciban una verdadera formación cíentlfico·tecnológica,
competente e idónea, como 'práctica ' y no como ' propuesta '. E! peso de la modernidad así lo
dispone.
El "saber crear" permite oatalo_gar al hombre como un ser con capacidad para construir y
transfonnar la realidad en la realidad. En este sentido, la universidad debe formar hombres y
profesionales que 'produzcan' y no 'reproduzcan' conocimientos que, nosenn sólo 'transmis or e s
de! saber ya producido' sino esencialmente 'productores del saber aún 110 producido'.
La proyección del saber crear prácticamente consolida la tarea universitaria en su plenitud
pues el mayor lrabnjo de ésla consiste en construir o creer teortes, diseñar investigaciones. aplicar
experimentos, plantear y ejecutar originales alternativas de solución a los problemas que la realidad
en su multiforrnidad concentra.
A modo de conclusión diremos que la universidad, la nueva universidad, en su categor[a de
impulsora de 'valores' (- Jo ético} y 'conocimientos' ( - lo cientlfico-tecnol6gico) se constituye en
uno de los entes més dinámicos y decisivos del desarrollo social y humano en sus disti.ntns formas, a
fin de rectificar el estribillo inicial perteneciente al cantautor Raúl vésqucz :
El mundo ccnquístará
otros mundos,
pero nunca olvidará
al hombre de In tierra.
libre y solidaria. Esta dimensión varias universidades actualmente la 1iem.m. desatendida e ignorada,
de ahí que algunos de sus productos sean "expertos"y "hábiles" científicos pero "corruptos"y
"ambiciosos" seres humanos, "destacados" y "reconocidos" profesionales pero "mezquinas" y
"desvergonzadas" personas. Mediante fa. atención y práctica del saber ser en la universidad se aspira a
la obtención de profesionales altruistas. generosos, solidarios, fraternos. responsables,
sacrificados, constructivos, en suma especialistas con una sólida y alta forrnaoión ética.
Discurso de Juan Pablo II ante el Congreso sobre el Concilio
Vaticano IJ
Señores cardenales; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; queridos hermanos y
hennanas:
l. Me alegra mucho encontrarme con vosotros ni concluir el congreso que se hu celebrado durante
estos dfas en el Vaticano sobre el tema, verdedemmente arduo y eslimuhmle, de la aplicnción del
concilio ecuménico Vaticano ll. Snludo al señor cardenal Roger Etchegaray, a quien agradezco les
palabras que me ha dirigido en nombre de todos vosotros. Doy la bienvenida, también, a los
prefectos de los dicnsterios y a los demás purpurados, así como a los arzobispos y obispos, que con
su presencia subrayan In importancia de este encuentro. Saludo, por último, a los expertos que han
venido de las diversas partes del mundo, para dar la contribución de su experiencia y de sus
reflexiones.
El concilio ecuménico Vaticano JI fue un don del Espíritu Santo o su Iglesia. Por este motivo sigue
siendo un acontecimiento fundamental, no sólo para comprender la historia de la lglesia en este
tramo del siglo, sino también, y sobre todo, para verificar la 'presencia permanente del Resucitado
junto a su Esposa entre las vicisitudes del mundo. Por medio de la asamblea conciliar. con motivo
de la cual llegaron a la Sede de Pedro obispos de todo el mundo, se pudo constatar que el
patrimonio de dos mil años de fo se hnbfa conservado en su autenticidad originaria.
Una erperíeucle de fe
2. Con el Concilio, In Iglesia vivió, ante todo, una experiencia de fe, nbandonándose a Díos sin
reservas, con la s.ctitud de que quien confin y tiene la certeza de ser amado. Precisamente esta
actitud de abandono en Dios se nota con claridad al hacer un examen sereno de las Actas. Quien
quisiera acercarse a! Concilio prescindiendo de esta clnve de lectura, no podrla penetrar en su
sentido más profundo. Sólo desde una perspectiva de fe, el acontecimiento conciliar se abre n
nuestros ojos como un don, cuya riqueza aún escondida es necesario saber captar. Vuelven II nuestra
memoria, en esta clrcunstancla, las significativas palabras de san Vicente de Lérins: "Ln Iglesia de
Cristo, diligente y cauta custodia de los dogmas confiados n ella, nunca cambia nada en ellos; nada
disminuye, nada añade; no amputa nada necesario, no alade nada superfluo; no pierde Jo que es
suyo, no se apropia de lo que es de otros; por el contrario, con celo, considerando con fidelidad y
sabiduria los antiguos dogmas, tiene co1110 único deseo perfeccionar y pulir los que antignamcnle
recibieron una primera fonna y un primer esbozo, consolidar y reforzar los que ya han nlcanzado
relieve y desarrollo, cuetodler los que ya han sido confirmados y definidos" ({(Commonitoríu m »,
XXIII).
Un verdadero desafio .
3. Los padree conciliares afrontaron un auténtico desafio. Consistfn en tratarde comprender tnñs
íntimamente, en un periodo de rápidos cambios, la naturaleza de la Iglesia y su relación con el
mundo, paro realizar la oportuna actualización ("aggiornamenlo"). Aceptemos ese desafio -yc fui
uno de los pndres couciliares-, y dimos una respuesta buscando una inteligencia más coherente de la
fe. Lo que hicimos durante el Concilio fue mostrar que también el hombre contemporáneo, si quiero
comprenderse a fondo a sf mismo, necesita a Jesucristo y a su Iglesia, que permanece en el mundo
como signo de unidad y comunión. En realidad, la Iglesia, pueblo de Dios e11 camino por los
senderos de la historio, es el testimonio perenne de una profecía que, a la vez que testimonia la
novedad de la prOmesa, hace evidente su realización. El Dios que hizo la promesa es el Dios fiel
que cumple la palabra dada. ¿No es esto lo que la Tradición que se remonta a los Apóstoles nos
permite verificar diariamente? ¿No estamos en un procese constante de transmisión de la Palabra
que salva y que ofreco al hombre, dondequiera que se encuentre, el sentido de su existencia? 111
lglesiu, depositaria de la Palabro revelada, tiene la misión de anunciarla a todos.
Esta misión profética. exige tomar !11 responsabilidad de manifestar lo que la Palabra anuncia.
Debemos presentar signos visibles de In salvación, para que el anuncio que llevamos se comprenda
en su integridad. Anunciar el Evangelio al mundo es una tnrea que los cristianos no pueden delegar
a olros. Es una misión que deriva de la responsabilidad propia de la fe y del seguimiento de Cristo.
El Concilio quiso devolver n todos los creyentes esta verdad fundamental.
lnterpretnci6n Auténtica
4. Pnrn recordar el vigésimo aniversario del concilio vaticano II. convoqué en 1985 un Sínodo
extraordinario de los obispos. Ten{11 como objetivo celebrar, verificar y promover la enscfü m z a
conciliar. Los obispos, en su análisis, hablaron de "luces y sombras" que hablan caracterizado el
periodo postconcilinr. Por esto motivo, en la carta «Tertio millennio odveniente» escribf que "el
examen de conciencia debe mirar también la recepción del Concilio" (n. 36). Hoy, os doy IM
gracias a todos vosotros que habéis venido de diferentes partes del mundo pera responder a esta
solicitud. El trabajo que habéis realizado durante estos dfas ha mostrado In presencia y la eficucia do
la ensefumza conciliar en In vida de la Iglesia. Cícrtamenle, exige un conocimiento cada vez. mús
profundo. De todas formes, en esta dinámica es neceenric no perder la genuinn intención de les
padres conciliares; máe bien, hay que recuperarla superando interpretaciones arbitrarias y parciales,
que heu impedido expresar del mejor modo posible IA novedad del mngisterio conciliar. La Iglesio
conoce desde siempre las reglas para una recta hermenéutica de los contenidos del dogma. Son
regios que se sitúan dentro del entramado do fe y 110 fuera de él. Leer el Concílio suponiendo que
conlleva unu ruptura con el pasedc, mientras quo en realidad se sitúo en la linea de 111 fe de siempre,
es una clara tergiversación. Lo que han creído "todos, siempre y en todo lugar", es fo auténtica
novedad que pcnnite que cada época se sienta iluminada por In pnlnbra de Ju revelación de Dios en
Jesucristo.
"Dei Vcrbwn"
5. El Concilio fue un acto de amor: ''Un gmnde y triple neto de amor" -como dijo Pablo VI en el
discurso de npertura del cuarte período del Concilio-e, un neto de nmor "bncia Dlos, hacia la Iglesia,
hacia la humanidnd" (elneegnementi», vol. m [1965} 475). La eficacia de ese acto no se ha agotado
en absoluto: continúo. obrando a través ele la rica dinámica de sus enseñanzas.
La constitución dogmática «Dei Vcrbum» puso con renovada conciencía la palabro: de Dios en el
centro de la vida de 111 lglesia. Esta centralidad deriva de una percepción más viva de la unidad entre
la sngrnda Escritura y la sagrada Tradición. La palabra de Dios, que se mantiene viva gracias a la fe
del pueblo santo de los creyentes bajo la guía del Magisterio, nos pide también a cada uno de
nosotros que asumamos nuestra responsabilidad en In conservación intacta del proceso de
tnuismisión.
Para que el primado de la revelnción del Padre a la humanidad conserve toda la fuerza de su
novedad radical es preciso que la teologln, ante todo, se convierta en instnunento coherente de su
inteligencia. En la encíclica «Fides et mtioi, escribí: "Cerno inteligencia de la Revelación, la
teología en las diversas épocas 11.istóricas ha debido afrontar siempre las e:<.igenciAs de las diferen tes
culturas para luego conciliar en ellas el contenido de la fe con una conceptunliaación coherent e.
Hoy tiene también un doble cometido. En efecto, por una parte debe desarrollar la labor que el
concilio Vaticano Il Je encomendó en su momento: renovar las propias metodologías para un
servicio más eficaz a la evangelización.( ... ) Por otra porte, la teología debe mirar hacia la verdad
última que recibe con la Revelación. sin darse por satisfecha con las fases intermedias" (n. 92).
''Sacrosanctum Concilium''
6. Lo que la Iglesia cree es lo que asume como objeto de su oración. La constitución «Sncrosan cnun
Concilium» ilustró las premisas para una vida litúrgica que rinda a Dios el verdadero culto que le
debe dar el pueblo llamado a ejercer el sacerdocio de la nueva Alianza. La acción litúrgica debe
ayudar a todos los fieles a entrar en !a intimidad del misterio, para captar la belleza. de la alabanza al
Dios trino. En efecto, constituye una anticipación en la tierra de la alabanza que los bienaventurados
rinden a Dios en el cielo. Por tanto, en toda celebración litúrgica habrla que dar a los participantes la
posibilidad de gustar anticipadamente, aunque sea bajo el velo de la fe, algo de las dulzuras que
brotarán de lu contemplación de Dios en e! paraíso. Por esta razón, todo ministro, consciente de la
responsabilidad que tiene con respecto al pueblo confiado a él, deberá respetar fielmente el carácter
sagrado <le] rito, creciendo en In inteligencia de lo que celebra.
''Lumen Gcntium"
7. "Ha llegado la hora en que la verdad sobre la Iglesia de Cristo debe ser analizada, ordenada y
exprcsnda", afirmó el Papa Pablo VI en el discurso de apertura del segundo período del Concilio
(elnsegnementi», vol. I ll963.J, 173-174). Con esas palabras el inolvidable Pontífice identificó la
tarea principal del Concilio. Ln constitución dogmñtica «Lumen gcntium» fue un verdadero canto
de exaltación de In belleza de la Esposa de Cristo. En esas páginas recogimos In doctrina expresada
por el concilio Vaticano I e imprimimos el sello para un estudio renovado del misterio de In Iglesia.
La comunión es el fundamento en el que se apoya la realidad de la Iglesia. Una «kciuonln» cuya
fuente está en el misterio mismo del Dios trino y se extiende a todos los bautizados, que por eso
están llamados a la unidad plena en Cristo. Dicha comunión se manifiesta en as diversas formas
institucionales en las que se realiza el ministerio eclesial y en lo función del Sucesor de Pedro corno
signo visible de !a unidad de todos los creyentes. A todos resulta evidente que el concilio Vaticano
II hizo suyo con grnn impulso el anhelo "ecuménico". El movimiento de encuentro y clarificación,
que se puso en marcha con todos los hermanos bautizados, es irreversible. La fuerza del Espíritu
llama n los creyentes a la obediencia. para que la unidad sea fuente eficaz de la evangelización. La
comunión que la Iglesia vive con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es signo de que los hermanos
estén llamados a vivir juntos.
"Gadium et spes"
S. "El Concilio, que nos ha dado una rica doctrina eclesiológica, ha relacionado orgánicamente su
enseñanza sobre la Iglesia con la enseñanza sobre la vocación del hombre en Cristo" esto lo dije en
la homilía durante la misa de apertura <le] Sínodo de los obispos, el 24 de noviembre de 1985 (n. 5;
«L'Osservatore Romane», edición en lengua españolo. 1 de diciembre de 1985, p. 1). La
constitución pastoral «Geudium et spes», que planteaba los interrogantes fundamentales a los que
toda persona esté llamada a responder, nos repite hoy también a nosotros unns palabras que no han
perdido su actualidad: "El misterio del hombro sólo se esclarece en el misterio del Verbo
encarnado" (n. 22). Son palabras que aprecio mucho y que he querido volver a proponer en los
pasajes fundnmcntnles de mi magisterio. Aqui se encuentra la verdadera síntesis que la Iglesia debe
tener siempre presente cuando dialoga con el hombre de este tiempo, como de cualquier otro: es
consciente de que posee un mensaje que es síntesis fecunda de la expectativa de todo hombre y de
la respuesta que Dios le da.
En la encarnación del Hijo de Dios, que este jubileo quiere celebrar con motivo del bimilenario de
ese acontecimiento, es evidente la llamada del hombre. Éste no pierde su dignidad cuando se
abandona a Cristo por la fe, porque entonces su humanidad es elevada a In participación en Ia vida
divina. Cristo es la verdad que no tiene ocaso: en él Dios se encuentra con todos los hombres, y
todos los hombres pueden ver a Dios en él (ef. Jn 14, 9-10). Ningún encuentro con el mundo será
fecundo si el creyente deja de fijar su mirada en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. El
vacío que muchos experimentan hoy ante la pregunta sobre el porqué de IR vida y de la muerte,
sobre el destino del hombre y sobre el sentido del sufrimiento, sólo puede ser colmado por el
anuncio de fo verdad que es Jesucristo. El corazón del hombre estará siempre "inquieto", hasta que
descanse en é!, verdadero consuelo para cuantos están "fatigados y sobrecergadoe" (Mt 11, 28).
Un iirbol cargado de frutos
9. La "pequeña semilla" que el Papa Juan XXlII depositó "con el corazón y la mano temblorosos"
(constitución apostólica «Humanae selutis» , 25 de diciembre de 1961) en la basílica de San Pablo
extramuros el 25 de enero de 1959, anunciando su intención de convocnr el vigésimo primer
concilio ecuménico de la historia de la Iglesia, ha crecido convirtiéndose en un árbol que ahora
extiende sus ramas m.o.jestuosas y fuertes en la viñn del Sefior. Ya ha dado muchos frutos en estos
treinta y cinco años de vida, y dará muchos méa en el futuro. Una nueva época se ebre finte nuestros
ojos: es el tiempo de la profundización de las enseñanzas conciliares, el tiempo de la cosecha de
cuanto sembraron los padres conciliares y la generación de estos años ha cultivado y esperado.
El concilio ecuménico Vaticano TI fue una verdadera profecía pura la vida de la Iglesia: y seguirá
siéndolo durante muchos años del tercer milenio recién iniciado. Ln Iglesia, con la riqueza de !as
verdades eternas que le han sido con.fiadas, coniinuar.i hablando ni mundo, enunciando <¡tic
Jesucristo es el único verdadero Salvador del mundo; ayer, hoy y siempre.
Gabriel García Márquez - Nobel Lecture
La soledad de America Latina
Antonio Plgafeua, un navegante florentino que aeorupañó a Magnllants en el primor v:iuje alrededor del mundo,
escribió n su p1uo por nuestra Américameridional Uflll crónica riguroan que sin embargo p1111::ce una aventurode In
imaginación. Contó que habia viste cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pajaros sin putas cuyas hembras
empollaban en las esp11ld11s del macho, y otros como alcñtrúcea ain lengua cuyo� picos perecíen una cuchara. Contó
que habla visto un engendre animal con cabezay orejli'I de mule, cuerpo deoamcl!o, patas do ciervo 'J relincho de
cebellc. Contó que al primer nativo que eeecutrcree en la Pntagonia le pu!!ieron enfrente un espejo, y que aquel
gigonte eno.rdeoido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen.
Este libro breve y foscimmte, en el cual ya se vislumbrnn los gérmenes denuestras noveles de hoy, no es ni mucho
menos el testimonio mis asombroso de nuestra reelided de aquellos tiempos. Los Croni3tos de Indias nos legaron
otros incontables. Eldorado, nuestro pab ilusorio l.nn codiciado, fisuró en mapns numerosos duranto largos años,
carnbiandn de fognr y de fonna tegún Ju fenúnia de loa !.lart6grafo1. En bueca de la fuente de la Eternn Juventud,. e!
mítico Alvar Núñez Cabeza de Vao11 exploró durante ocho eñes el norte de México, en una cxpcdicléa vcnétlce
cuyos miembro� se comieron unos a otros, ys6lo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos
misterios que nuncafueron descifrados, e� e! de lrui once mil mulas cargadas con cien libra! de oro cede una, que un
die salieren de[ Cuzco para pagnr el rescate do Atehua[pu y nunca llegaron a Sil destino. h,[és tarde, durante 111
colonia, se vendfon en Cort.�gcoa de Indias unas gol!inu criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se
encontraban piedn:eitas de oro. Este delirio áureo de nucWos fundadores nos pcniguió hasta luce poco tiempo.
Apenu en el siglo pnsado lo misión alemana encargada de estudiar la oonstruoción de un fcrrooarril interoceánico
en el istmo de Pnnamá, concluyó que el proyecto era viable con la condioión de que Jo, riele, no se hioicrande
hierro, que era un metal escuo en la región, sino que se hioicran de oro.
La independenoia del dominio español no nos pUJ() 11 salve de la demencia. El gcnCT11! Antonio L6pez de Santa
Anna, que fue tres veces dictndcr de México, hizo enlerrar con funerole11 magnfflllo5 lo pienm derecha que hebie
perdido en la Uamada Guerra de los Pasteles, El general Gabriel Gorcfo Moreno gobernó al Ecuador durante 16
llfio, como un .r:nonnrca absoluto, y su cadáver fu.o velado con su uniforme de galn y su coraae de oondcooraciones
sentado en la silla presidencial. El general Me:cimilieno Hem,ndez Mar!íncz, el d¿.pola teósofo de El Salvador qu;3
hizo ei.cnuinar en una mat�nza bárbara. A 30 mil c11mpe1inos,. hable inventado WI péndulo pamaveriguar si los
alimentos estaban ccvcnenedos, e hizo cubrir 0011 papel rojo el alumbrado publico para combatir una epidemia de
escarletine. E! monumento al general Francisco Morazrin, erigido en la plaze mayor de Teguoigalpn, es en realidad
una estatua del mariacal Ney compradaen Paris en un dep6sito de esculturas usadas,
Hace once años, uno do: los poeta8 insignes de nue�tro tiempo, el cl1ileno I.?.bJ" �!X!cl.!to ilumfoó este ámbito con su
palabro. En las buenns conciencia� de Europa, y a veces también en las malas, hnn irrumpido dc�dc cntonocscon
más ímpetus que nunca las noticio� footasmalo� de la América Latina, esa patria inmeiaR de hombre1 alucinadOll y
mujeres históricas, cuyo terquedad sin fin se confunde con la li:1yenda. No hemos tenido un instante Ji: sosiego. Un
pre.�idenlo prometeioo atrinoherndo en su palacio en llam111 murió p,:!eando solo contra todo un ejército, y din
deJ111stres llet'COa sospechoso& y nunca e1clnrellid0ll acgaron la vi.da do otro de corazón genllr<>MI, y la de un militar
demócrata quo habla rc!l.aw11.do la dignidad de 5U pueblo. Ha habido 5 gucmu y 17 golpes de estado, y surgió un
dio!ador luciferino que en el nombre de Dios llevn a coba ol primer ctnooidiode Am6rica Latina en nuciitro tiempo.
Micn!ns tanto, 20 millones de niffos fotinoamCt"ioanos morien antes de cumplir dos años, que son mb de cuanlo�
han naeido en Europn deidc 1970. Los desaporcoido$ por motivos d,;: la represión son oMi 120 mil, que es como si
hoy no se supiera IXJnde est.iin todos los habitant,;:s de la cuidad de Upsola. Nwnerou, mujel'cs encintas fueron
11rre>Uldas dieron a lu.z en cátoc::les argentinas, pero aun Sd ignora el paradero y In identidad de aus hijos, que fueron
dados en adopción olandestina o internados en orfanatos por las autoridades mjliturcs. Por no querc-r que la.� cosa�
siguieran iuí lian muerto ceroa de 200 mil muj.:res y hombres en todo el oonlincnte, y más de 100 mil perecieron en
!Ns pequeños y voluntario.'IOS pafaes de 111 Arn6-i1,1n Centra� Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en
los Estados Unidos, !11 cifraproporoíonal sería de un millón 600 muertes vfolentaa en cuatro años.
De Chile, país de tradiciones hospitalarias, lw huido un millón de pcn;onM: el 12 % por ciento de eu población. El
Uruguay, uno nación min6scula de dos y medio millones dt habitantes que se oonsidernba como el po[s má.,
cj,jtizudo del continente. ha perdido en el destierro e uno de cada ,;:inco oiudadnno1. La guerra oivil en El Salvador
ha causado desde 1979 casi un l'tfugi11do cada 20 minutos, El pals que se pudierahacer cce todos los cxiliado1 y
emigmdcs forzosos de América Latina, lendrí11 unapoblación más numerosa que: Noruega.
Mo atrevo a pensar; que es c!rtu realidad descomunal, y no 1ólo eu expresión literaria, la que este afio ha merecido
fo atención de la AcAdemia Sueca de lllll Lotrns.Una realidad que no es la del pcpcl, sino que vive con nosotros y
determina cada in�tante de nucstrtu inoonto.bles muertes cotidianas, y que sustenta un menential de creación
insaciable, pleno de de1diohu y de belleza, del oual este colombiano errante y nollálgieo no es mds que una cifro
más señalado por la Muerte. Poetas y mendigos, mú1icos y profe!As, guerreros y malandrines, todas lllil criaturas de
aquella renlidad dcsafonid! hemos tenido quo pedirlo muy poco a la imaginación, porque el dcsaflo mayor parn
nceoíroa ha 1ído la insufioienoia de loa recuracs convencionales para hacerorcíb!e nuestra vida. Este es, amigos, el
nudo de nuestra solednd.
Pues si esta1 dificulladcs nos entorpecen a nosotros, quesomos do su esencia, no es dificil entender que los talentos
racionales de este ledo del tnundo,eldasiados en la contemplación de sus propias culturas, sehayan quedado sin un
método válido para interprotllfJos. Es comprensible quo insi�tan en medimos con la misma vare con quese miden a
sí mismos, sin recordar que los C$tmgo1 de la vid11 no son iguales pera todos, y quo In búsqueda de la identidad
propia es tan ardua y sangricnW para nosorroa cerne to fuo para ellos. La íatcrprcta,;:ión de n�stra realidad con
esquemas ajenos sólo contribuye a '.1acemoa oadft vez mb dcsoonooidos, ceda vez; meno, libres, cnda vez 1náJ
aoliterice, Tal vez la Europa venerableseríe JIUls comprensivo si tratara de vemos en su propio pasado. Si rceordera
que Londres necesitó 300 años para conslJuirse su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Romm ae
debatió en los tinieblas de la Inccrtldumbee durante20 sigloa entes de que un rey elrusoo la implantara en In historia,
y que aun en el siglo XVI lo8 paelfiec,1 auizoB di;; hoy, que no� deleitan con �IIS quesos manso, y sus relojes
imp!vidos, ensangrentaron II Europa como roldados de fortuna. Aun en el 11pogeo del Rcnadmicnto, 12 mil
lansquenetes a sueldo de los cjéroítos imperiales saquearony devastaron a Roma,y pasnron acuchillo a ocho mil de
!lll habitnnles.
No pretendo encernar las ilusiones de Tonio Krüger, cuyos sueños de unión entre un norte cuto y un sur
apaslceado exaltaba Thtni11!!...ll!i..!!!!haoc 53 afios en este lugar. Pero creo que loa europeos de espíritu clruificador,
loa que tuclrnn también aqui por una patria grand<: mó.1 humana y .r:nüSjusta, podr:len ayudomo� mejor sí revism n n
fondo Sil mancrn de vernos. La solidaridad con nuestros 1ucños no nos hará sentir meno5 solos, ruicnlru1 no se
oonorotc con aotos de rcspnldo legítimo a los pueblos que asuman la ilu11íón de lene!' w1a vida propia en el rcpnrto
del mundo.
AmeríCP lotina no quiere ni tiene por qué �er un alfil ain :i.lbedi'io, ni tiene nado de quimerice que sue designios de
independencia y originalidad se conviertan en unn aspiración occidental. No oballlnle, los progresos de la
niwégaoi6n que han reducido tantas distancies entre nuestras América� y Europa, parecen haber awnentado en
oambio nuestra distancia ,;:uJW11l. ¿Por qué la originPlidad que se nos admite sin reservas on )11 llt=ro.tura se nos
niego con toda cloc de su�pioaoias en nutstres tentativas tan difíciles do cambio sooial7 ¿Por quC pema:r quo le
justicia so,;:ial que los europeos de aw.nzada tratan de imponer en sus p:dses no puede ser también un objetivo
Jatinoamt:rieano con métodos distintos en oondicionet diferenle�? No: la violencia y el dolor deBme�urado$ de
nuc�tra hiltoria son el rc:sultudo de injusticias $1!eulan:s y atn.vguras sin cuento, y no una oonfabulaci6n urdida o 3
• Qlll 1egwi8 de nuestra casa. Pero muchoa dirigeule� y pensad.ores 1.1uro�oa lo !tan orddo, oon el infantilismo do los
abw::los que olvida.coi In� lo�'UJ'1ls &uelífenis de JU jU•entud, como si no fuern posible otro deBtino que vivir a
merced de los dos grondes dueños del mundo. Estees, amigos,el tamaño de nuestra sol!:dad.
Sin embargo, fwntc a In opresión., el S11queo y el ab1U1dono, nuestra respuesto es la vida. Ni ]oA diluvio& ni Jn5 pestes,
ni fos hambrunas ni los catflelismoi, ni siquiera !ns guecras etcmas a tnive� de los siglos y los siglos han comeguido
reducir In ventaja tenaz de la vida 1obrc la muerte. Una vtD.lajn que numen!¡¡ y so ecclcra: coda año hay 74 millones
mñs de, nacimicotos que do defunciones, una oanr.icüid de vivos nuevos como pnra aumentar siete veces onda rulo la
población de NuevaYork La mayoría de ,;:llos nao en en )os países con 1t1;nos rec1.no1, y enife cstus, por supuesto,
los de Amério.a Lalina. En cambio, los paises más pr6¡:peros hou logrado acumular sufioiento: pode-r de dcdrucci6 n
eomo poro aniquilar cien veces no sólo a todos lo• si:res humanos que han existido hasta hoy, sino 111 totalidad de
los seres vivos quehan pll!jndo por esle planeta de infol1:unio�.
Un día oomo el de hoy, mi maestro 'Vllliam Pmi!l,,ter dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre".
No me sentirla. digno de ocupar �e sitio que fue 11uyo ,i no tuvlern la conoicneia plena de quo por primetll vez
desde Ioi orlgenes do la humanídad, el de.sastre colosal que él ae negaba a admitir hace 32 nño1 01 ahora nadamás
que ooa eimple posibilidad oientífion. Ante esta realidad acbrccogedcea que a tra·I: de todo el tiempo huma no
debió de pnrecer uno utopín, los iuvcntorcs do fübula, que todo lo orcemos nos �entímo5 con el derecho de creer que
todavía no es demasiado tarde para emprender la creaclén de la utopfo. contraria. Un11 nueva y arrasado ra utopía de
la vido., donde nadie pueda dwidir por otros hasta la forma de morir, donde de vera, sen cierto el amor y sea posible
la felicida d, y donde las estirpes ccndcnedes II cien Pilos de wledad tengan por fm y para s.iempre una segunda
oportunidad sobre la tierra.
e...J
Discurso inaugural del Presidente John Fitzgerald
Kennedy
Capitolio de los Estados Unidos
Washington o.e.
20 de enero de 1961
Vicepresidente Johnson, Sr. Presidente, Sr. Juez presidente, presldente Eisenhower, vicepresidente
Nlxon, presidente Truman, rev erendo clero, compatriotas:
Hoy somos testigos no de la victoria de un partido, sino de la celebraclón de la libertad, simbólica
tanto de un fin como de un comienzo, que constituye una renovación y tamblén un cambio. Pues
ante ustedes y ante Dios Todopoderoso he prestado el mismo solemne juramento concebido por
nuestros antepasados desde hace casi 175 años.
El mundo es muy diferente ahora. Porque el ser humano tiene en sus manos el poder para abolír
toda forma de pobreza pero también para terminar con toda forma de vida humana. Aun así, se
siguen debatiendo en el mundo las mismas convicciones revolucionarias por las que pelearon
nuestros antepasados, la creencia de que los derechos humanos no derfvan de la generosJdad del
Estado, slno de la mano de Dios.
No debemos olvidar que somos !os herederos de esa primera revolución. Dejemos aquí y ehcra
que corra !a voz, a nuestros amigos y enemigos por Igual, de que la antorcha ha pasado e una
nueva generación de estadounidenses, nacldcs en este sl¡lo, templado s por la guerra, instruid o s
por una paz dura y amare:a, orgullosos de su antigua herencia, quienes no están dispuestos a
presenciar ni permitir la lenta ruina de esos derechos humanos con los que nuestro pueblo ha
estado siempre comprometid o, y con los que estamos comprometidos hoy en esta nación y en
todo el mundo.
Todas tas naciones han de saber, sean o no amigas, que pagaremos cualqu[er precio ,
sobrellevaremos cualquier carga, afrontaremos cualquler dificultad, apoyaremos a cualquier
amigo y nos opondremos a cualquier enemigo para garantizar la supervivencia y et triunfo de la
libertad.
Esto, y mucho más, es lo que prometemos.
A los viejos aliados con los que compartimos nuestro origen cultural y espirltua!, les promet emo s
la lealtad de los amigos fieles. Es mucho lo que podemos hacer si estamos unidos en
emprendlmlentos de cooperación, pero poco si estamos divididos. Pues no podríamos afrontar un
poderoso desafio s! estuviéramos distanciados y dividí dos.
A los nuevos estados que recibimos entre las filas de los Ubres, les damos nuestra palabra de que
ninguna forma de control colonlal habrá terminado simplemente para ser sustituida por una
tiranía mucnc más dura. No esperaremos que estén siempre de acuerdo con nosotros, pero sí
esperamos ·la 'séltda defensa de su propia libertad. Recordemos que, en el pasado, aquellos
Insensatos que buscaron el poder cabal¡ando sobre el lomo de un tl¡¡:re tem,fnaron en sus fauces.
A los pueblos de chozas y aldeas en la mitad del mundo que luchan por llberarse de las cadenas de
la mrserJa de masas, les prometemo s hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarlos a
ayudarse a sí mismos, durante el tiempo que sea necesario. No porque quizás lo hagan los
comunistas, no porque queremos sus votos, sino porque es lo correcto. SI una sociedad libre no
puede ayudar a los muchos que son pobres, no puede salvar a los pocos que son ricos.
A nuestras repúbllcas hermanas al sur de nuestras fronteras les cfrecemcs una promesa especia!:
convertir nuestras palabras en hechos en una nueva allanza para el progreso, con el fin de ayudar
a fas personas y gobiernos Ubres a romper las cadenas de la pobreza. Pero esta pacífica revolu cl ón
de la esperanza no puede convertirse en presa de potencias hostiles. Todos nuestros vecinos han
de saber que nos uniremos a ellos para luchar contra la agresión o subversión en cualquier lugar
de las Américas. Y que cualquier otra potencia sepa que este hemisferio pretende seguir siendo el
amo en su propio hogar.
A esa asamblea mundial de estados soberanos, las Naciones Unidas, nuestra última gran
esperanza en una era en la que los Instrumentos de la guerra han superado a los instrumentos de
la paz, le renovamos nuestra promesa de apoyo para evitar que se transforme en un simple foro
de Injurias, a fin de fortalecer la protección para los nuevos y los débrles, y expandir su área de
Influencia.
Por último, a esas naciones que se transform arán en nuestros adversarios, no les ofrecemos una
promesa, sino una sollcitud: que ambos bandos comencemos nuevamente la búsqueda de la paz,
antes de que los poderes oscuros de la destrucción desatados por la ciencia envuelvan a toda la
humanidad en su propio e,ctermlnlo, dellberado o accidenta!.
No osemos tentarlos con la deb!lldad, porque solo cuando tengamos la seguridad de que nuestr.s
armas son suficientes podremos estar completamente seguros de que nunca sel'an usadas.
Pero tampoco es poslble que dos grandes y poderosos grupos de naciones se consuelen en
nuestra realldad actual, ambas partes sobrecargadas con el costo de las armas modernas, amb as
justificadamente alarmadas por la constante e,cpansión del átomo mortal, pero amb as
compitiendo en una carrera por alterar el Inestable equJJ!bro del terror que detiene la mano de la
última guerra de la humanidad.
Así que empecemos nuevamente. Recordemos ambas partes qua la civilídad no es una selial de
debilldad, y que la sinceridad siempre se somete a prueba. Que nunca negociemos por mied o ,
pero nunca temamos negociar.
Permitámonos analízar qué problemas nos unen, en lugar de detenernos en Jos problemas que
nos dividen.
Que ambas partes, por primera vez, formulemos propuestas serias y precisas para la Inspección y
el control de las armas, y para que el poder de destruir a otras naciones esté bajo el control
absoluto de todas las naciones.
Tratemos de Invocar las maravJllas de la ciencia y no sus terrores. Juntos exploremos las estrell as ,
conquistemos los desiertos, erradiquemos [as enfermedades, aprovechemos las profundidades del
océano y fomentemos el arte y el comercio.
Uná�onos para cumpllr en todos los rincones de la tierra el mandamiento de lsaias: "Soltar las
coyundas del yugo ... dejar Ir libres a los oprimidos".
Y si un frente de cooperación puede hacer retroceder el laberinto de ta sospecha, unámonos
amb�s partes para crear un nuevo emprendlmlento, no un nuevo equllibrlo del poder, sino un
nuevo mundo regido por la ley, donde los fuertes sean justos, los débiles estén seguros y se
proteja la paz.
Nada de esto estará terminado en los primeros den dfas. Tampoco en los primeros mi! días, ni
durante toda esta Admínlstr.ic[6n, quizás ni siquiera en nuestra Vida en este planeta. Pero
empecemos.
En sus manos, compatriotas, más que en las mlas, residirá el triunfo o el fracaso de nuestra
empresa. Desde ta fundación de este pals, cada generacfón de estadounidenses ha sido llamada a
dar testimonio de su lealtad na clona!. Las tumbas de nuestros jóvenes que acudieron al llamado
circundan el mundo.
Que tos clarines vuelven ahora a llamarnos, no para empuñar las armas, aunque las necesit amos ;
no para entrar en combate, aunque estarnos en lucha; sino para sobrellevar la carga de una larga
lucha año tras año, "gozosos en la esperanza, pacíentes en la tribulación". Una lucha contra los
enemigos comunes de! ser humano: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma.
¿Podremos forjar una gran alranza global contra estos enemigos? ¿Una alianza de Norte a Sur y de
Este a Oeste que garantJce una vida más fructífera para toda la humanidad? ¿Partlclparfan de este
histórico esfuen.o? ·
En !a larga historia del mundo, solo unas pocas generaciones han te:nido que defender la IJbertad
en su momento de máximo peligro. No me asusta esta rflsponsabilídad, Je doy la b/envonlda. Creo
que ninguno de nosotros querrfa cambiar de lugar con otras personas u otra generación. La
energía, la fe, la devoción que aportamos a este emprendlmlento serán una luz para nuestro país y
para todos quienes lo sirven. Y el brillo de nuestra llama podrá iluminar realmente el mundo,
Entonces, compatriotas, no pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten qué
pueden hacer ustedes por su pals.
Conciudadanos del mundo, no pregunten qué puede hacer Estados Unidos por ustedes, sino qué
podemos hacer juntos por la llbertad del ser humano.
Por últlmo, sean ustedes ciudadanos de Estados Unidos o del mundo, exijan de nosotros !os
mismos altos estándares de fortaleza y sacrificio que exigimos de ustedes. cOn una concien c ia
tranqu!la como nuestra única recompensa segura, con la historia como Juez supremo de nuestros
actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, con la bendición y la ayuda de Dios,
pero conscientes de que aquí en la Tierra Su obra deberá ser la nuestra.
e•
Mario Vargas Llosa - Discurso Nobel
Elogio de la lectura y la ficción
Aprendí a leer o los cinco años, en la c1a10 del hermano Justiniano, en el Colegio de la Sollo, en Ccchabemba
(Bolivia). Es la coso máA importnute que me hn pasado en la vida. Casi eeteote años dospuéa recuerdo con nitidez
cómo esa magin, traducir !ns palabras de !os libros en imágenes, enriqueció mi ,·ida, rompiendo las bnrrcra, de[
tiempo y del espacio y permitiéndome víojar oon el capitán Nomo veinte mil leguas de viaje submnrino, Juchar
junto a d'Artagnnn, Athos, Portos y Aramia oontrn las intrigas que emenazen a. In Reina en los tiempos del sinuo$0
Ric!io lieu, o errsstrarme por las entruñu de París. convertido en Jean Valjea.n, con el cuerpo inerte do Mnrius a
cuestes.
La lectura oonvertla el sueño en vida y fo vida en sueño y ponfo 11l alcance del pedacito de hombre que era yo el
universo de la literatur a. Mi madre me contO que las primeras cosas que escribí fueron contínuaclc ne a de lns
ilistor ias que lela pues me apenaba que � terminaran o quería enmendarles el final. Y 11cuo ROO ese lo qu;; me he
pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongarnlo en el tiempo, mientras crecín, madnmbn y envejecía, !SH histor ia s
que llenaron mi infancia de cxaltaoi6n y de aventares.
Me gustnria que mi madre estuviera aqui ella que solla emocionarse y llorar leyendo 101 poemas de Amado Nervo
y de Pablo Ncruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente-, que celebraba mis versos, y el tío
Lucho que tanto me animó o volcarme en cuerpo y alma a escribir nunquo la literatura, en aquel tiempo y luga r ,
alimentara tan mal a sus cultores. Todo In vida he tenido a mi lado gentes esí, quemo qucrfan y alentaban, y1ne
contaginhlln lill fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de auerlc. he podido
dedicar bueno parte do mi tiempo II cstn pui6n, vicio y maravilla que es escribir. crear un11 vida paralela donde
refugiarnos conlrn la advcrsidud, que vuelve natura! !o extrecrdlnaric y extraordinario lo natural, disipo el unos,
embellece lo feo, eternizo e! instante y tonta In muerte un espectáculo pasajero.
No era fricil escrihit historias. Al volverse palabr11.1, los proyc.ctos �e marchitaban en el papel y las ideas e imágenes
deafollcofon. ¿Cómo rcanimnrlos? Por fortuna, alli es1ubau los rnce�tros para aprendi:r de elloo y seguir su ejemp lo.
Fl1111ber t me ome116 que el talento ea una disciplina tOMz y un11 Jarg11 paciencia. Faulkncr, que es la forma -la
e1Criturn y la estructura- lo que engrandece o empobrece loo temu. hfortorel� Cervantes, Dicken�, Bal2ao, Tobtoi,
Conmd, Thomru Mann, que el número y la amhioión !On tan importantes en una novela como la destreza cslilisti o a
y In estra!egfo nlllTiltiva . Sartre, que !ns palnbras son netos y que una novela, una obrn de teatro, un enuy o,
comprometidos con ln 11ctualida d y las mejores ClpCionc!I, pueden c11Inbiar el our110 de Jo historia. Cnmu1 y Onw ll,
que una li!eralllt'II desprovista de moral es inhumana y Melraux que el heroísmo y ln épica cabfon en !n ootua!idad
U!nto como en el tiempo de los argonautas, la Odi�ea y In Ilfada.
Si convocara en edc disouno II todos los eioritores a los que:, debo algo o mucho &U& sombras no, sumirian en In
oscuridad. Son i11numCr Bb!e �. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los
abismos de lo humeno, adininir sus hazañas y horrori7.arm.e con sus desvllrios. Fueron loa amigos más 8crviciu.les,
los nnim�dore.s de mi voonoión, en cuyos libros desoubrf que, aun en lar; peores oircun11t:onci111, hay esperanzas y que
v11Je !a. pena vivir, aunque fuera sólo porque sin !a vida no podri1m1os leer ni fantasear hi�loriOJ.
Algunas veces me pregunté si en países como el mio, con escasos lcctoreM y tantos pobres, analfabc:ltff l e injusticia s,
donde la culturn era privilegio do tan pocos, escribir no era un lujo solipsista, Pero estas dudas nunca asfixiaron mi
vocación y seguí siempre escribiendo, inoluJO cu aquellos periodos en que loa trabojos alimenticios absorh ian cMi
todo mi tiempo. Creo que hice lo j11sto, pu¡,,s, si para que la literatum florezca en una sociedad fuera requii;ito
11[011nza r primero la alta cultura, lo libertnd, la prosperidad y In justicia, ella no hubiera existido nunca Por el
controrio, gracias II la litcrnturn, 11 las conciencias qtw formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al degncanto de lo
real con que volvemos del viaje II una bello fantasfo, la oiWlización ea ahora menos cruel que cuando los contadores
de cuentos comenzaron a hum11niznr la vida con sus fábullls, Seriamos peores de lo que somos sin los bueno1 libros
que leímos, má¡ conformisl!ls, menos inquietos e irummi10, y el e&piritu critico, motor del progreao, ni siquier n
existirfn. Igual que e�cribir, leer es protostnr oontrn liu insuficiencias de la vida. Quien busoa en la ficoi6n Jo que no
tiene, dice, sin neoeaids.d de &:.cirio, ui siquiera saberlo, qoo la vida tal como ea no nos b11sta para colmnr nue�lra
sed de llbsoluto, funcbmento de la condición humane, y que deberla ser mejor. Inventamos las fieoiono � para poder
vivir de Dlguna manera las nrneh1u vidas que quisién1mo� tener cuando openas disponemos de una sola.
Sin bis ficciones seriamos menos consoientes de !11 importancia de fo libertad para que fa vida �e11 vlvible y d e l
infierno en que se convierte ouando es conculcada por un Iimnc, una ideología o una religión. Quienes dudan de
que la literatura, ademéa de sumirnos en el sueño de la belleza y !a felicidad, nos alerta contra toda forma de
oprerión, pregúntense por quS todos loa regímenes empcilados en controlar !a conducta de los ciudadanos de ln
cune a la Lumba, la temen Umto que ceteblecen siatcmu de censura para reprimirla y vigilnn con tantll 1u.,picnci11 tt
les escritores independientes. Lo hacen porque eabee el riesgo que cenen dejando que fo imaginación discurra por
los libros, lo sediciosos que se vuelven las ficciones cua.ndo el lector coteja la libertad que laa haoc posibles y que
en dina Me ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo resl, Lo quieran o no, lo sepan o no,
los fobuladores, 11! inventar hisloria!. propagan la insotisíaceión, mostrnndo que el mundo está mal hecho, que la
vida de In fanLiala es m,s rica que la de 111 rutina cotidiana, En comprobnoi6n,- si echo relees en la seruiibilitlad y la
conciencia, vuelve a loa ciudadanos más diticile a de mruiipulu r, de aceptar las mentiros de quienes quisieran
ha�1fo� orcer que, entre barrotes, inquisidores y =cleros viven mát seguros y mejor.
La buena literatura tiende puentes entre gcntei distinti1s y, haciéndonos goznr, ,ufrir o sorprendemos, nos une por
debajo de Ies lenguas, creencias, uses, costumbres y prejuioioa que nos separan. Cuando la gra.n ballena blanca
sepulta al cnpitán Ahat,en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú.
Cuando Emmn Bovnry se traga el arsénico, Anna Korcnina se arroja al tren y Jul.iñn Sorcl sube al patibulo, y
cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de equellu pulperfo de J11 pampa n eufrentarse a[ cuchillo de
un matón, o ndvcrtim.01 que todos los pobladores de Coma!a, el pueblo de Pedro Páramo, estén muertos, el
csn,meoimí�nlo semejante en el lector que adora II Buda, Confuo io, Cristo, A.U o e; un ngnóstioo, vista saco y
corbatn, chilaba, kimono o bcmbaeh-rs. La literatura oren una fraternidad dentro de: In diversidad humona y ec!ipn
las fronteras que erigen entre hombrea y mujeres fo. ignor11ooia, lu ideologías, la; religionee, !o, idiomos y la
estupidez.
Como ledas na épocns bon tenido aux espantos, In nuestra es In de los fonátieos, ]a de 101 terroristas suicidas,
nntigua especie convencida de que matando i,t g1111a el par11lso, que In sangro de los inocentes lava ln.s nfrent o .1
oofoctivns, corrige fos inju�ticias e impom, la verdad sobro !ns falses creencias. Imrnmcrablc:s víctUll11 S son
inmoladas cada dia en diversos lugares del mundo por quienes i;e sienten pceeedores de verdades nbsolutes.
C'.reimno1 que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, !a paz. el pluralismo, los derech o,
humenca, se impondrian y el mundo dejnda atrás los holocaustos, genocidios, invasione.� y guerras de exterminio.
Nada de eso ha oowrido. Nuevno formas de barbarie proliferan atizados por el fonalismo y, con la multiplioeoión de
llflllSS de deatruoción masiva, no so puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque
un día un ontaclismo nuclear. Hay que salirle., al p11110, enfrentarlos y dcrro!arlos. No son muchos, aunque el
estruendo de sus orfmencs retumbe por todo el planeta y no1 abrumen de horror lu pesadilla� qu� provocun. No
debemos dej11rnos intimidar por quienes quieiCTan urn:batarnos la libertad que hemos ido conquistando en In larga
hazaña de In ci•ílizac íón. Defendamos la democracia lib(:r al, que, con todas sus lilllitaoioncs, sigue significando el
p!urolismo politioo, la eonvive11oia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a fo. erítioa, la legalidad, IOR
elecciones librea, la olt,::manoia en el poder, todo aquello que nos ha ido uc.ando de la vida feral y neercóndonoa -
11unque nunca llegnrcmos e aloanz11tla- a la hennoaa y pcñccta ida que finge la literaturn , aquella que sólo
invcntllnd ola, esoribien dola y leyéndola podemos mc1:ecer. Enfrentándonos a los fnnátioo1 homicida1 defendemos
nu�stro derecho a sofü1r y a hooer nuestro, sueños realidad.
Én mi juventud, oon10 1nuchos cscriton:s do mi genenici6n, fui marxista. y creí que e! soci11liuno seria. d r,:medio
parn la explotnción y hu injustiofos soci11e3 que crrcolaban en m.i país, Amérioo LalinR y el resto del Tercer Mundo.
Mi deccpciOn del eatntismo y el ooleotivismo y mi lrM!lito hacia el dcmO!.lrata y el liberal que soy-que trato do ser-
füe largo, dificil,. y se llevó a cabo dc!pacio y a raíz de epi�odios como la convcni6n de la Revolución (,'ubnnn, que
me habia cntuaiounado ni principio, al modelo autoritario y vertical de fa Unión Soviótica, el te1tirnonio de lo�
disidenles que corucguía cscurrirso entre las alambradas del Gulag, 111 in•11sión de Checoe.,[ovaquia por los palse 1
del Pacto lle Vonovia, y gracias o peruadorcs como Rayruond Arou, Jcan-Fnin9ois Revel, lsnillh Berlin y Knr l
Popper, n quienes debo mi revalorización de la cultur e. democnltioa y de las sociedades abiertos. Esos maeblros
fueron un ejemplo de lucidez y gal!nrdfa cuando la lntellfgentsla de Occidente parcela, por frivolidad u
OPortunismo, h:iber sucumbido al hoohizo del socialismo sovUtico, o, peor todavia,. al nquelarrc sanguinario do In
revolución colturol china.
De niño Hoñaba con llegar algún dia a Paris porque, dcdwnbrado con la literatur a únnoCSll, creía que vivir alll y
respirar el a� que respimron Balz®, S!endhal, Baudelain:, Proust, mo ayudar:in a eonvcrtinnc en un verdadero
escritor, q¡1c si no salía del Perú sólo serla un seudo escritor de díns domingoa y ferindoi. Y !a verdad t• que rlcbo o
Francia. a la cultura fhincesa, enllcil:am as inolvidabln, como que la literatura es tanto una vocación oomo una
disciplina, un trebajo y w,11 taquedad. Vivl allí cunndo Sartre y Camu1 Clllllb1n vivos y esceibieedo, en los allos de
Icnescc, Becken, B11tail1e y Cioran. del descubrimiento del !entro do BrocJit y el cinc de Jngmnr Bcrgnwn, el TNP
de Jcan Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvello Vague y le Nouvenu Roruan y los discurso&,
bel!bimu piezas Jilcnl!ius, de Andr6 Milrnux, y, 1.111 vez, el c5pcctáculo mda teatral de la Europa de aquel tiempo,
las confcrcncins de prensa y los lruonos olimpicos del general de Oaullc. P= , AOuo. lo que má• le agnidoZCQ a
Francia .ea el descubrimiento de Amhiua Latina. AJli aprendl quo el Perú era parte & una v11ta comunidnd • la
que hctmaoobo.n lo hiiitorio., la gcosrafia, la prob!emátieft 1ocill y política, uue cierta manen do ser y la sabroia
lengua cn que hablabn y escribía. Y que en 1:$05 mi1mo11 años produola una literaturanevedcse y pujante. Allí le! a
Bcrges, 11 Octnvio Paz, Coroíznr, 0iU1lÍa Márquez, Fuentes, C11lm:ra lPfanto, Rulfo. Onctti, Csrpentier, Edwards,
Donoto y mucbos otro,, cuyos escritos estaban r•woluoionando la nan-1tiv11 en lengua c.,po/'lola y gr11oins • los
cuales Europa ybuena períe del mundo desoubrfan <1uc Amiirioa Latino no era 1610 el continente deJo� solpu de
Estado, los caudillos de opereta, los gucrrilleroa bnrbudos y IM mueeees del mo.mbo y el ohacl111chá, sino lllmbién
ideos, formas lll1fstic111 y fantaslas literarios que trascendían Jo pintoresco y hebleban un lenguaje universo].
De cnlonoes a cato época, no sin tropiezos y rc1b1!011es, Am«ic-11 Latina lm ido progresando, 1unque, como do::fa el
verso de César Vallejo, todoYia Hoy, h11n11ano.,, 111zrcld1i1110 qm� hacer. Padei.lcmoa meno, diot11dll0l1 que ant.aiio,
1ólo Cul11 y su onndidaln 1 secundarle, Venezuela, 'I olg11nu tcudodcmocrt1ci11t populistas y payans, como la1 de
Bolivia y Nioaragua. Pero en d reste del continente, m1d que mal, lo domoeraoill está füncionando, npoyo.dn en
amplio.s consens.os popului:s, y, por pritncrn vezen nue1tr11 his1oiia. lenoma,s una izquierda y una derechs que,
coeio e11 Brasil, Chile, Umguoy, Perú, Colombia, Repitblica Dominicana, México y c11si lodo Ccnlro11wo!rica,
respetan la fog/1.lidad, la libertad de crítie1, 111,s clocoioncs y In n:;nO'ación cn el poder. Ese es el buen caru.ino y, 9Í
persevera en él, combate In iruiidiosa corrupción y 1iguc Integrándose al mundo, Amérii:10 Lntioa dejará por fin·c!11
ser el continente del futuro y pruuui :1 serio del prexeníe.
Nunca me lte acntido un cxtrnnjcco ai F:uropa, ni, en verdad, en ninguna parte. En todo1 los !ugnre1 donde he
vivido, en Parls, en Lond1Us, en Bntvelona, en lvladrid. en Btrlln, en ,vashington, Nueva York. Brasil o In
Rcpublioa Dominicana, me sentí en mi cns11. Siempre ho hallndo una querencia donde podía vivir tm pA7. y
trabajando, aprender cosu, olcntllr ilusiones, cnconl.ru amigos, buen.u lecturas y tem11R para c,ciibir. No me parece
que haberme convertido, 1in propon�elo, en un oiudadano del mundo, b11ya debilitado eso que lluuon "lu
J11icc1'', mis vfnoulos con rni propio pab -lo que 1111:npoco tcndria mucha importancia-, porque, si asi fucni, !Rs
cxpcrienciiu: penmno.s no 1eg11irífui alimcntdndomc como escritor y no asolllllflan ,ie.mprc en mi1 hi9torirui, nun
ounndo éslu p:irezcan oourrir muy !ojos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fuera del pnls donde n11cl hA
fortalecido m.h bien aquellos vínculos, 111'111d.iindok1 una pcrspocti'a mh lúcida. y la no,to.l¡io., quo aabe
diferenciar lo 11djc1h•o y lo sustancial y mantiene f'CIVctbcrnndo los recuerdos. El amor al poit en que. uno n11oi6 no
puede 1er obliglllorio, sino, al igual que ct111lquicr otro atn0r, un movimiento c1pon16neo del cor11z6n, como el que
une n los 11mantcs, • pAdros e hijos, a ]a,s nmigo1 entre d.
Al Peni yo lo llevo en 1111 cntnñ11a porque en él nacl, cree� roe formé, y viví aquella, cxpo,rienciu de niicz y
juventud que modelaron mi penonalidfld, fragu1nmmi 'OC&ción, y porqueaJli Pmé, odié, socé. aufr{ y soñl;. Lo quo
en c!l ocurro menfccta mh, me <lonmuovc y cxasper11 más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me
lo he impuesto, simplemente es a,i, Algunos compatriotas me acusaron de troidor y estu•e II punto de perder lo
oiudod11.11(11 cuondo. durante 111 últim1 dictadora, pedí a los gobienios democrático, del mlllldo que- ¡xmaliznran al
rigimen 0011 !llncíoccs diplomlitioas y económíou, C()fl)() lo he he.uh o siempre eon lodos In, dictaduras, de cualquier
índole, la de Pinoohet, 1, de Fidel CHlro, la de los talibaoe, en Afganistán, la de IOII illllncs de hin, la
del apartheid de Africa del Sur, In dc !os Slllrapu unífonuados de Birmania (boy My= ar). Y lo volveria II hacer
mHñana ,i --el destino no lo quieray los peruano� no lo permitan- el Perú fucmvíctima una VClil: mds do un golpe de
et.lado que aniqui!nra nuc1tra fr.lgil democraoiA. Aquella no fue Jo. acciOn J!fCcipitado y pasional de un resentido,
como escribieron agu.no• políg.r4fos aco�tumbrado, 11 juzgnr I lot demá,; desde su propia pequeñez. Fuo un acto
ooherenlceon mi convicción de que una dictadura rt�nta el mal absoluto para un país, un1 fuonte debrutalidad
y corrupción y de beridu profunilas 1¡ue tllrdnn mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hóbítos y prioticn�
rnnlsanrui que !o prolonsan a lo largo de lns generaciones dcmornndo In rcoonalruooiOn demoonlticn. Por c,o, las
dictadurt1.1 deben ser oombotidas sin contcUipfooioncs, por todos los medios a nuestro aloMoe, in..luidns !:is
sancione• coonómicas. Es lamentable que los gobiernca democrátio05, en vez de dar el ejemplo, ;olid11riz.-úidosc
con quienes, como In Domn� de Blanco en Cub1, los n:sbtente1 venezolanos, o Aung Son Suu Kyi y Liu Xiaobo,
qu<.i � enfrentan con lcineridad a los diotaduni.s que ,ufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos ,ino
coa sus verdugos. Aquellos valicnto.1, luchnndo por ,u libcrlad, también luchan por In nue&tra.
•
Un compatriota tnfo, José Maria Arguedas, llamó al Peri! el pals de ·'todas lu sangre,", No creo que hayafónnu!a
que lo defina mejor, Eso ,ornos y eso üeveeice dentro lodos los pcrunno,, nos guete o no: una suma do tradiciones,
r11za1, crcencius y oulturns procedentes de lo• cuatro punlos cerdinales, A mi me ecorgulleee sentirme herederode
Ju culturas prebispéníoas que fobricnron 101 tejida,s y manto, de plumas de Nazca y Part.ens y ku ccratnía,s
mocbicas o inc8.l que 1c cxhlbcn 1.n los mejores muscos del mundo, de los constru.:tore, de Mnchu Pieehu, el Gran
Chimit,Chan Ci.an, Kuclap, Sip,n, las hueces de Lo, Bruja y del Sol y de la Luna, y de los csp11i'ioles que, coo. sus
a!forjos, esp11das y cobllllos, trajeron al Perú a Greci11, Ro11:1a, la tn1diei6n judeo-crittinna, el Renacimiento,
Cc¡v11nlc�, Quevedo X Góngora, y la lengua recia de Cllatil!a que los Andes dulcificaron. Y do que con E1poña
Jlcpra también el Afrioa con au reciedumbre, tu música y su efervescente itn1gin1oión a enriquecer la
heterogeneidad peruaM. Si esoartuuno1 un poco dcJaubrirnc, que el Perú, como el Alcph de Borgcs, e1 en pequeño
fom.1110 el mundo entero. ¡Qu6 oxtnmrdinnrio privilegio el de un pais que oo tiene unn identkled porque !ns tiene
todnsl
Le eonquisl.ti de AmCl'ioa fue cruel y,·io!enta,. como todas las conqníldu, desde luego, )' debemos criticarla, pero sin
olvidar, 11 hacerlo, que quicne, oomcticron aquellos dcJJ1ojo1 y crimcncs fueron. en gran número, nuestro,
bisabuelos y t.atnrubuelos, los c,pnñoles que fueron a �rica y allí se 11criollnnm, no los que so qucduon en ,u
ñerre. Af1uclla1 críticas, pnre ser justas, deben ser una autocriticn. Porque, ni independizarnos de E�p11ñn, hace
do6ciento1 ail,o,, quienes asumieron el poder en las :mtigua.s. colonias, en ,·ez de n:dimir al indio y hacerle justicia
por Jo, Mliguo1 agrAvios, siguieron cxpl<>Undolo con tiinta codicia y ferocidad como los conquisUldoret. y, en
•lgonos países, diczmiiudolo y cxtctmimindolo. Digdmoslo con toda clltidad: desde be.ce dos �igloa la
emancipaciQn de los indigcnn es una íCllpontabilidad CiclusiYnmen!e nuestnt y la hemos incumplido. Ello ,igue
siendo una asignatura pendiente en toda Amérion Lntin11. No hny una sofo excepción a este llprobio y vergaenza.
Quiero• Espoñ1 tanto como 11 Pc:rú y mi deudo con ella et len grande ccmo el agradecimiento que le tengo. Si no
hubiera sido por &.paila jam!is huhkra llegado a cata lribunt1, ni • s.:run oscritor oonocido, y tal v� i;omo tanlol
rolegas dcufortunado,¡, andaría en el limbo de lo! c1cnbid� sin su.crte, ain cdilorc1, ni premios, ni eotoros, cuyo
l11lcn!o ac11JO -bütc con,uelo- descubrirla algún din Ju postcridiid. En España 8C publicaron todos mí, libros, recibi
n:conocimicntos exagcrndo1, amigos como Carlos Barral y Canncn Bnlcclb }' tanto, otro, se dcsvi'icron porque
mi, historia, tuvieran lcotore,. Y Elpaii11 me conocdió umt segun.ta naoionnlidad cuando podia perder la mln. J11mU
he sentido la menor incJompatibilidarl entre Rr peruano y tener un pa,nporto eipnñol porque siempre he Jt.'fltido que
�peña y el Perú a.on el aovcrJO y el re'erw de wia misma 00111, y no sólo en 1oi pequeña pcrso!lll, t1111:1hil'll en
realidades esenciales como la historio, 11 lengua )' 1n cultura.
De todos los llños que he vi,·ido en suelo cspMOI. recuerdo oon fulgor los cinco que paM: en la querido » 11�lona I
comienzos de los aio� u:tcnlti. La dictadura do Franco estaba todoÍa en pie y aún fusilRba, pero era ya un fósB en
hilo,:haa, y, ,obre todo en el campo do In oulturu, incapaz do mantener los conlrolei de anlaño. S1: ahrian rendijo! y
re,quioioa que la ccn,ura no alcanzaba a parchnr y por clLu 11 1ocicdad c1p•ilola. 11b1orbin nuevas idcH, libros,
corrientes do pcn511mien!o y valor'<.ls y formu artl,tic.111 butn entonen prohibidos por aubvenivos. Ninguna lliudad
1prov,.-chó tanto y mej«quc &rcelona este oomiecr.o de apertura ni viviQ unaeft..T'e.,cencia semejonte en todos o¡¡
campo• de las idcu y In cn:noión. Se oonvirti6 en Ju capital ou!Wnil de España, el [ugnc dond,:, hnb!a que c,tnr paro
r1:spiror el anticipo de !� libcrlad que se vendrla. Y, en oic:110 modo, fue ta.mbién la copitnl cultunil do AmCl'icu
Latill.ll por la cantidad dc pintorc,, escritores, editores y artistas procedente:, de loN países latino11mcrie.:1no, que allf
se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porqueera donde habia que e!W ,i uno quería serun poeta, novelista.
pintoro compo1itor de nuestro tiempo. Para mi, aquellos fueron WlOi oño1 inolvidsbln de cou1pnñerisnio, amisLad,
con.tpimciones )' fecundo trabajo intelectual. Igual que ante1 Pati�. 8arcelooa fue una Torre de Bnbel, una ciudod
co�mopolila y univerul, donde ern estimulante vivir y tmbnj1r, y donde, por prin1eni vez desde IO! tiempos de la
guCITII civil, cseritotc! c1pnñolcs y latinonmerioano1 s.c .mczcloron y fnitcmizaron, reconooitndose duell.01 de una
mi,m1 lradición yaliados en una cmprea:i comitn y UD.3 certeza: que el final de la dic1adur11 eni. inminente y que en
la Espai'la d=ocr.itíu1 l11 cu!tUl'II sería la prolllgoni,ta principal
Aunque no ocumó 111i exactamente, la lraniición cspaffola de 111 dictadura n Jn <lcmocrnoi11 hn sido un1 de las
mejore, historia de los ticm� modernos, un ejemplo de conlll. cll8odo la '°nlalez y la t11oionalidad pre-alcccn y
loa advcrmrios polilico, apnn:an el 1eotari1mo en favor del bien común. pueden ocurrir hechos tan prodigioso,
como los de l:u: novc�s del rra!ismo m,gico. Lu lrallllición española del autorilariuno a !a libertad, del
�ubdes:urollo a In prosperidad, de una sociedad de oontr11,tos económicos ydctigualdades terccnnundistn# a un p11í1
de olOllcs media, au inlcgración a Europa y su adopciO!l en pocos 11ño1 de una cultura dcmoonitica, ha �dwirudo al
niundo entero y disparado la modernización de E.spn&.. Hn ,ido para mi un11 expc:riencin emocionante: y
/
/ nlcooiorutdora vivi.rfo de muy cerca y a ralos desde dentro. Oj11Já que los nnoiona!ismos. plaga inourable del inundo
modemo y tnmbién deEspaña, no estropeen esta historia foliz.
Deteste toda forma de naciono!ismo, ideo!ogíll -o, más bien, religión- prcvlnciane, de corto vuelo, cxcluyenl.e, que
recorta el horizonte intcleotunl y disimula en su seno prejuicios étnico, y racistas, pues convierte en valer supr em o.
en privilegio mom! y ontológico, !a oircunstonoia fortuita del lugar de nacimicnto. Junto con la religión, el
nocionalismo ha sido la causa de las peores cnmiceriat do fo historia, come las de las do, guemu mundiales y Ja
sangría actual del Medio Oriente. Nada llll contribuido tanto como el ueclcnnllsmc a que América Letina se hayo
bu[oanizado, ensangrentado en in11Cns11t11s contiendas y litigio� y derrochado astronómico, recursos en oomprnr
nnnas en vez do construir cseuelas.. biblictecnay hospitales.
No hay que confundir <:I nacicnellsmo de orejeras y su rechnzo del "otro", siempre semilla de violencia, con el
po!riotiamo, Jentimiento sano y generoso, de amor a la tierra dando uno vio la luz., donde vivieron sus ancc.,tros y se
forjaron Ice primeros sueños, paisaje familiar de geognúia�. seres queridos y ocurrcnoias que 1e convierten en hito,
de la memoria y escudos contra lo soledad. La patria no son hu bancforas ni los himnos, ni los discursee apodícticos
sobre los héroca embfemátieoa, sine un pui'lodo de lugares y pcrsonu que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de
melancolíu, la sensación cálida de que, no importa. donde estemos, existe un hogar al que podemos volver.
El Pení Cll para mi una Arcquipa donde nacl pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis tíos me
ensc.ilaron a conocer II travds de sus recuerdos y ai'loraru:1111, porque toda mi tribu fomifiar. como suelen hoocr los
arequipeHos, se lk:v6 siempre a la Ciudnd Blllnq11 con elln en su endaricge existencia, Es ·111Piuro del desierto, el
algarrobo y el sufrido burrito, a! quo 101 piuranos de mi juventud llam!Umn "el pie ajeno" -lindo y triste apelativo-,
donde descuhri que no ernn las cigüeñas las que traten lo� bebes nl mundo sino que los fabricaban las parejas
haciendo umu butbs.ridades que eran pecedc monal. E& el C.olegio San Jvíiguel y el Teatro Vllrtedl'Klos donde por
primera vez vi subir al esceneric una obritn escrito por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el ?-.-liraflores
limeño -Jo llemébamcs el Bnrrio Alegro-, donde cambié el pontstón corto por el lnrgo, fumé mi primer cigarrillo,
nprcnd{ o bailar, n cuamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa rcdaooión del diario La
Crónica donde, o mis dieoiséi� eñoa,velé mis prlmerllS nrmes de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupedo
casi lodo mi vida y me ha hcoho, corno los libros, vivir més, conocer mejor el mundo y freouentru- a gente de todas
partes y de todoa los resistros, genio excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio }.filitar Lconcio Prado,
donde aprendí que el Perú no ero el pequeño reducto de clase media on el que yo hobin vivido ha&ta entonces
confinado y protegido, sino un p11!1 grande, antiguo, enconado, desigual y eccudido por toda ulaae de tormenta,
sociales. Son los células cl11ndestinn1 de. Cnhuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la
avoluoi6n mundial. Y el Perú son mis amigos y amigu del Movimiento Libertad oon los que por tres años, entre
Ju bombns,apngonesy aaennatos de! terrorismo. trebajamon en defe050 dc la democracia y la oultura de la libertad.
El Pcrll es Pa!riciu, la prima de narfoitu respingada y oorácter indomable con la que tuve la fortuna decasarme hace
45 años y que todavía soportll las manías, neurosis y robiellls que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera
disuelto hAee tiempo en un torbellino caótico y no hubiernn nacido Álvnro, Gonzalo,lvforgana ni los i;c:fa nietos que
no� prolongan y alegran la existonoia. EUo h111Je todo y todo lo hace bfon. Resuelve lo� problemos, administra !a
C1:ono.mfo, pone ol'den en el c;ios, mantiene a raya a los periodistMy a los intruso&, defiende mí tiorupo, decide los
cítu y los viajes, hAcc y dc�hact las maletas, y es ton generosa que, huta cuando cru: que me riñe, me hace el
mejor de !O$ !!logias: "Macio, pa!"ll lo ímico que Lú 11.in-cs es pnra escribir".
Volvamog u fa lileri1tura. El puraiso de Ju infancia no e, para mi un mito liternrio sino una l'Clllidad que vivl y gocé
en la gnn clllla familillt' de lrcs pntios, en Coohabambo, donde con mi1 prin1aa y compafieros de coltgio pod{omo,
l'Cproducir las historias de Taruin y de Salgrui, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los
mureiéiogos, sombras silen1es quo Henabon ile misterio las noches estrellad!U de esa tierra caliente. E.n esos af'io1,
C!Jcribir fue jugar un juego que me celebraba lo fontilia, una gracia que me mereoía aplausos, a mJ, el nieto, el
sobrino, e! hijo sin papá, porque mi podre había muerto y eetaba en el ciclo. Era un señor alto y buen mozo, de
uniforme de marino, cuyo foto engalanabami velador y a la que yo rezaba y be,iabaantes ck dormir, Uno mañana
piur1111a, & la que todnvio no creo hnbcnnc recobrndo, mi madre me reveló que- aqiwl caballero, 1m verdad, utoba
vivo. Y c¡uc ese mismo dia 1101 iriamos a vivir con CI, a Lima. Yo u:niao.nce ofios y, desdo entonces, todo oaiubi6,
Perd! la inocencia y descubrí la 50Jedad, lo outoridod, !a vida adulta y el miedo. lvfi sav11ci6n fue leer, leer los
buenos libros, refugiarmt en c!.Os mundos donde vivir era exalt.ante, intenso, una ovenlura tras otra, donde podía
sentirme libre y voh•fa a ser foliz. Y fue escribir, o e8COndidas, como quien $e entrega a un vicio inconfoneoble, a
una pasi6n prohibida. La litcran1ra dejó de ser un juego. Se volvió uno manera do resistir la adveraidad, de protestar,
de rebelarme, de eaoapar u lo intolerob!c, mi rezén de vi•ir. �sdc entonces y hasla ahora,. t.-n todn1 las
circunstnncies en que me he sentido llhatido o golpeado. a orillas de la desesperación, en!regnrme en cuerpo y alms
a mi trabajo de; fübu]ador ha aido la luz que sciiafa la ulida del túnel, la tnbla de salvación que lleva al náufrago a la
playa.
Aunqueme cucstn mucho trabajo y me hace sudar lu gota gorda, y, eomo todo escritor, siento II veces la amenazo.
de la parlÍli6Ís, de la sequia de la imaginación, nada ruc ha hecho gOZDT en la vidn tanto oomo l}runrm:: los meseay
los años conslruyendo unahiatorio,desde su incierto despuntar, esa imagen que lu memoria almacené de alguna
experiencia vivida, que so voki6 un desasosiego, un entusiasmo, un fonW�oo que genninó luego en un proyecto y
en la de<iisión de intentnr eonvertlr ean niebla agitada de fimlumas en una hi1toria. "Esorihir ca una manera de
vivir", dijo ltlaubert, SI, muy cierto, Ula manero de vivir con ilusión y alegria y un fuego chieporrctcente en la
cabezo,peleando con las palabrns disc.ola1 hasta emaeetrarles, explorando el ancho mundo como.un cazador en pos
de prcsns c.odiciables parn alimentru- la fiociún cu ci<:nx:s y aplacer ese apetito voraz de toda historia que al crecer
quisieraíregerse todas le� historias. Llegar a iontir el 111:riigo al qU<: nos conduce una novela en gestación, cuando
loma forma y parece etnpcznr II vivir por cuente propia, con penonajcs que se mueven, actúan, pienson, sienten y
exigen respeto y considcnwión, a los que ya no es posible imponer arbitrariamtnlc una conducta, ni privarlos de su
libre albedrío ain matarlos, sin que la hi1toria pierda poder de persuasión, es una experiencia que me Jigue
hechizando como la primcru vez, tan pleno y veriigino111 como hacer el amor con la mujer amada dias, semanas y
me�es, sin cesar.
Al hnblnr de la fiooión, he l111bl11do rnuoho do la novela y poco del teatro, otra de sus forma� exoelus. Una gran
injuslicia, desdo luego, El teatro fue mi primer amor, dc!dc que, adoleseencc, vi en el Teatro Seguro, de Lima, L<I
1m1crto de ,m via;antc, do Arthur lvliller, cspc.ctáculo que mo dejó tr11spasndo do emoción y me precipitó n escribir
un drama con inca&. Si en la Lima de los cincuentahubicr11 habido un moviru.ienlo tealnll hohrift !ido dramaturgo
anles que novelista. No lo habla y eso debió ori11nUlnnt 011d11 vez mils luwia ln n1UTativa. Pero mi amor por el teatro
nunca cesó, dormitó acurruoodo a la aombta de Ju novelas, oomo una tentación r una nostalgia, sobre todo cuando
vela alguna pie?..11 Aubyugantr;:. A fines de !Oli setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abucln centenaria, la MPnutC,
que, en los últimos o8os de su 'ido, cortó con 11 realidad oircundnntc para refugiarse en los �ucrdos y la ficción,
me rngirió una hi!toria. Y lll:nt{, do manera fatidica, que aquella ero una hiitoria para el teatro, que Jólo sobre 1m
<:soenario oobnirin la animooión y el esplendor de l" ficciones logradaL La cs1a1bí con el temblor cx:cítado del
principiante y gocé tanto 'Wndola en escena. con Norma Aleandroen el papel de la heroína, que, desde entonces,
entro novc:la y novela, ensayo y ensayo, hereinoidido varias veces. Eso s� nunca imaginó que, a mis si::teDta aflos,
me subirlo (debería deoir mejor me arrnalrarfa) a WJ. c1cenario II actuar. E5a temeraria avcntllfa me hii:o vivir por
primera vez en cnme y lnici.o el mil11gro que �. puta alguien que so ha paaodo la vidtt escribiendo fiooioncs,
cncamnr por unas boro� 11 un personnjedo la fantasía, vivir b ficción d�lan!e de un públioo. Nunca podréagradecer
bastante n mis queridos nnligos, el dircotor Joan OIJé 'f la aolrrL Aiton11 Siínch�z Gijón, ham me nnimodo a
compartir con ellos e� fontbtica experiencia (pe� al pánioo que la acompailó).
La literatura es UIUI representación falaz do la vida que, sin cmbnrgo, noa ayuda a en!enderla mejor, u orienl11mo1
por el fobecinfo en el que nacimo!I, ranwufllmos y morimos. Ella nos desagravia de los revele� y fruw-aciones qui::,
nos inflige la vida verdadera y gracias II eUa dcsoiframo&, al numos parcinhncnte, el jeroglífico (jllC suele ser la
c.'Cistencia para la grlln 11111.yorla de los s..-.n:s humanos, principalmente: aquellos que alen�mos .mh dudas que
, �orie1.iti, y oonfosomo, nuestra perplejidad anto tema11 como la lrllliocndencia, el &!tino individunl y colectivo, el
alma, el sentido o el sin!ltntido de la historia, el más acá ye! más alLi del conocimiento racional
Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta oírcunstoncia en que nuestroA mtlepasodo� apenas diferente.;
todavía dd animal, aeién naoid<> el lenguaje quo les permitía oomunioarse, empezaron, en las cavernas, <:n tomo a
las hoi:;ucn1s, en noches hitviontes r1c amenazas -rayos, truenoij, gruñidos de las fieras-, a inventar hi1torio1 y a
contáraeln!. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino. porque, en esas rondas de seres primitivos �wperuos
por la voz y 1R fanta.sio de:J contador, comenzó la oil'iliz.ación, d largo transcurrir que pooo o poco nos hilJllanizarfo y
nos llevarlo o inl'entar ul individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, lo ciencia, Ju artes, el derecho, 111 libertad, o.
e!iCruar IBB entro.ñiis de la naturaleza, del ouerpo hu mono,del capaoio y a vi1tjt1.1· 1 Ju est.rcUns. AqueUoa cuentos,
fábulas, milo:., leyendas, que resonaronporprimera vez como unamúsioa nueva ante auditorios intimidados por los
roiNtcrios y peligros de un mundo donde todo ea de30011ooldo y peligro8o, debieron ser un baño refrescante, un
remAAw para esos eipiritus siempre en el qui6n vive, para loJ que cxi1tir querfa decir 11pcnu c-om�T. gtum:cerse: de
los elementos, mat!tT y fomiwr. Dc�dc que empezaron a soñar en colectividad, a. compai1ir loa 1uc8os, in.:ítsdos por
los contadores de oucntos, dejaron de es-tar atndos a In noria de la lllpervivencia, un remolino de quehocerca
embrute<:edorcs, y su vida sevolvió auei'lo, goce, fontasia y un designio revolucionario: romper aquel confiw11nicnlo
y cambiar y mejorar, una lucha pera aplacar aquellos desees y ambiciones que en ellos azuzaban las vida s
figurada a, y la curiosidad por deepcjnr Las incógnitas de que estaba coaneledc su enlomo.
Ese proceso nunca interrumpido !e enriqueció cuando nació In escritura y las historias, además de esouchar.se,
pudieron leerse y nloanzarcn UI permanencia que les confiere In literatura. Por C3o, hay que repetirlo sin tregua hnstn
oonvenccr de ello a Ias naevas gencracionca! ill fioclón es más que u.n entretenimiento, ruña que un ejercicio
intelectual que 11auz.a la sensibilidad y despierta el espíritu critico. E� una necesidad imprescindibfo pare que la
civilización siga existien do , rcnovMdos.e y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no
retrocedamos a la barbarie de lo incomunicación y la vida no se reduzca al prngrualismo de lo, Gspccinlistas que ven
laA cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continún. Pera qne no pasemos de servirnos de IM
máquinn� que inventamos 11 5(.T sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura seria nn mundo sin
deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de 11ut6m11U!I privados du lo que hoce que el ser humano sea de veras
humano: la capacidad de salir de si mi.oimo y mudarse. en otro, en otros, modefadns con la arcilla de nuestros sueños,
De lu caverna al raecacieloe, del garrote n !ns annas de destrucción masiva, de In vida tautológica de la tribu u la era
de la globalizaoión, Ju ficciones de fa literatura han multiplicado las experienclea humanne, impidiendo que
hombres y mujeres sucurabemce n! k:tnrgo, al ensimismamiento, n la rcsignución. Nads hu sembrado tanto In
inquietud. removido !finto 1:1 ünagin�ción y los deseos, como e,a vida de mentira¡ que añadimos a la que tenemos
gracias a la literatura pera pro!ngoniznr las gmndes aventuras, los grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos
duri. Laa mentiras de la litcrntu:m se vuelven verdades a trevée de nosotros, los lectores tnmsformndos,
contaminados de anhelos y, por oulpn do 111 ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hcnhice r ía
que, al ilusionnmoa con tener lo que no tenemos, ser lo que no 80nl09, acceder 11 esa imposible existencia dond ,;,,
como dioses paganos, nos �enlimos terrenales y eternos n la vez, la literatura introduce en nuestro! eeplritus la
inconformidad y kt rebeldía, quo estiin detrás de todas fo! hazmias que han contribuido n disminuir k1 violencia en
las rclaclonea humanes, A disminuir la viclenoia, no a ecubat- con clln. Porque lu nuestra scni siempre, por fo r tun a ,
una historio incnnolusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y esoribiendo, la más eficaz manera que
bayatllos encontrado de alivier nucslta condición perecedera, de derrotar a la carcoma de! tiempo y de convertir en
posible lo impo.,ibtc.
llitocolmo, 7 de diciembre de 2010.
"Yo dormía y soñaba que la vida era alegría,
desperté y advertí que era servicio
y descubrí que el servicio era alegría"
(Rabrindanath Tagorc, poeta hindú)
Dilectos amigos invitados
Digna concurrencia:
El mundo viene transformándose con cadencia inusitaday nos impone varias
consideraciones como el ritmo del cambio. la socialización del trabajo, la
elevación de los niveles de vida, el auge de una era científica, el maltrato de los
DDHH, el debilitamiento de la vida espiritual, entre otros.
Al examinar la primera preocupación relacionada con el ritmo del cambio
afirmamos que éste afecta a la tarea universitaria en gran medida, porque el
conocimiento envejece rápidamente, y eso obliga a replantear criterios
pedagógicos que estaban centrados en torno de aquel. La búsqueda e importancia
de lo trascendente se halla ahora en la cúspide de la inquietud del hombre. Hoy se
establecen otros objetivos de conducta académica. Hay que habilitar a la gente
para autoinformarse y entrenar al alUI1U10 a fin de que aprenda a actuar porcuenta
propia. Enseñarle a aprender, a repasar y a asegurar el conocimiento. El estudio y
la investigación son las vías personales de acceso al saber. Esto revela que las
técnicas aún vigentes no prevalecerán mañana,y en tal sentidono vale la pena
esmerarse en hacerde su práctica el desiderátum de toda pedagogía. Por eso hoy
resultan más difíciles los diagnósticos vocacionales y la universidad se ve
forzada a reemplazar una educación abocadaa lo estrictamente profesional por
un ritmo de Iormacióu contínua. Tenemos que ser conscientes de que debemos
prepararnos para una vida en curso: la vida de estudio no termina con el diploma
profesional. Ese es el compás de la marcha.
También nos mortifica la socialización del trabajo) ya que por causa del progreso
científico, la división del mismo todavía prevalece; y ello explica el nacimient o
de la especialización. Pero ésta hace perder la perspectiva de la unidad y del
concierto integrado que el mundo implica. El trabajo en equipo reemplaza al
quehacer individual; y eso reclama gente que coordine, así como expertos del
contacto humano y del comportamiento grupal. Si el saber es poder, al
generalizarse la participación en el poder, nos vemos obligados a pensaren una
cooperación propagada del saber.
De igual modo, es significativo comprender que estamos en una era científica. La
tecnología ha derrotadoal empirismo tradicional, y resulta verdaderoque cada
día la sociedad necesita más científicos, y esto modifica el nivel de todos los
oficios, y aun el de las profesiones. Las máquinas no sólo acaparan las
operaciones rutinarias y hace cada vez más exigente la tarea del hombre; sino
apremia, de manera cotidiana, el menester de la inteligencia y la responsabili dad
intelectual.
Asimismo, no cebe olvidar, en esta época, el valor de los DDHH. Para que no sea
una metáfora al servicio de los tristes intereses de la política efímera, la
universidad debe contribuir a reflexionar sobre ellos en la gran perspectiva de su
tarea diaria, No únicamente necesita profesores que aseguren el conocimient o.
Requiere, sobre todo, maestros que garanticen la formación de las nuevas
generaciones. Necesitamos dar educación antes que reducirnos a la mera
enseñanza y el puro aprendizaje. La formación es la conjunción de todos los
saberes fundamentales; supone un saber integrador del hombre,en el hombre y
para el servicio del hombre. Lo principal es hacercon todoello una nnidad a su
medida. Se trata de conciliar las ciencias en un ser humano; y eso tiene que ver
con la personalidad, con el puesto del hombre .frente al mundo y en el mundo:
con elserpara la cultura que es uno mismo. La universidad precisa asegurar esas
esencias. Es la manera como debe entenderse en olla el derecho a la cultura, que
nuestra Constitución proclama y defiende.
No olvidemos que en los últimos quince afies, el binomio conformado por
universidad y desarrollo se convirtió en habitual referencia del debate
universitario. Por un lado. el desarrollo industrial, el paso hacia una institución de
masas, al mismo tiempo que la democratización progresiva y la exigenci a
creciente de una permanente educación para la población general, han terminado
por sacar a la institución universitaria de sus estrechos marcos liberales. Sin
embargo, en la actualidad, comprendemos que debemos observarlo serenament e
como un síntoma de la hora, que exige hacerle frente con responsabilidad y buen
criterio. Porque nadie duda de que esta situación nos obliga a hablarde crisis y
de la urgente necesidad de cambios.
Por habernos extraviado en discutir asuntos enteramente superficiales, no
alcanzamos a percibir que se nos han ido escuniendo entre las manos las propias
esencias. Porque la universidad. como afirma Luis Jaime Cisneros, no es la ley
que la proclama, ni el reglamento que la organiza, sino el trabajo positivo y
claramente científico que realizan los profesores y estudiantes. Que eso es cierto
lo testimonia esta institución de educación superior denominada Universida d
Nacional"Pedro Ruiz Gallo" que pudo salvarse de la rutina y sobrepuesto a
deficiencias de estructura, a breves o prolongadas crisis económicas y que ha
logrado triunfar sobre leyes, reglamentos y catálogos.
Nuestra labor en ella tiene que ver con Ja verdad, con la moral, con la razón.
Debemos. poreso, recuperar nuestra fe en la tarea universitaria. Asíderrotare mos
al escepticismo en todas sus formas,
Recordemos que educarpara el desarrollo denota educarpara la libertad y no
para la dependencia económica y cultural. Para cumplir con ese objetivo, hay que
creer en ese mundo de ideas y tener vocación cierta por la enseñanza e interés
'evidente por la juventud que es la forma renovada y permanente en que va
cristalizándose la imagen indistinta y sucesiva de la patria.
Lo que asegura la calidad delservicio y la eficiencia de la tarea es la calidad de la
vocación de profesores y estudiantes. Si la universidad no contribuye a cimentar
la educación porel cambio radical y paulatino de nuestra sociedad y no ayuda a
reemplazar los modelos occidentales que ahora garantizan la postración,
tcnninará arrasada porla voluntad general de quienes se sienten preocupados por
analizar la verdad del mundo en que nacieron, a fin de construir la realidad del
orbe que tienen derecho a vivir.
Formar a los jóvenes en unauniversidad moderna como ésta es formarlos para el
cambio que implica otro tipo de sociedad y exige meditar sobre los métodos a los
que la institución universitaria ha de confiar subyacer. Y es claro que eso
significa innovar, aunque pocos suelen advertir que dicho término es la
permanente función de la universidad. La palabra inspira temor a los incautos, .
que incurren en una deformada imagen de lo que una universidad auténtica debe
ser. Innovación, cambio y renovación,son típicas tareas de una universidad
consiente de su deber. El estancamiento, la inacción, el conformismo, no son
instrumentos eficaces que ayudan a la realización delhombre.
Cuando se alude a la innovación metodológica, algunos postulan la necesidad de
reformar el currículo. Los profesores debemos estar consientes de que el
currículo no es el sancta sanctorum,sino una probabilidad en procura de cuya
hipótesis nos movemos, pero no es infalible. Lo transcendental es reconocer que
no habrá innovación auténtica sin criterios científicos, sin base en la reflexión y
en la crítica. Y eso porque a medida que los paradigmas tradicionales de
conducta moral pierden fuerza en la sociedad, la universidad no puede renunciar
a los que Je son propios, sin riesgo de su esencia.
La educación tiene porobjeto traera la superficie, ordenada y armónicamente las
fuerzas creadoras que el hombre posee encerradas y orientarlas para que pueda
serautor responsable de su propia realización. Sin reflexión ni estudio científi co
repetiremos las muchas improvisaciones que hemos padecido.
Si la universidad 110 enfatiza a la personahumana como sujeto y objeto de la
cultura, será muy dificil que el estudiante comprenda que la persona es sujeto y
objeto de la educación. Sin cultura y sin educación el hombre se verá privado de
sus factores de dignificación y de realización integral. La universidad debe
proponerse que él aprendizaje sea una hermosa experiencia ajena a la frustración ,
al aburrimiento y la renuncia. Esa es la tarea, ese es el reto, esa es la meta si
queremos evitar la repetida e incesante migración que busca desesperada un
honroso porvenir.
La vida profesional a que aspiran nuestros jóvenes participantes está incorporada
a esta etapa que se inaugura en la universidad. Es una vida de estudio y de
reflexión porque toda profesión comporta estudio y perfeccionamiento
constantes, a fin de estimular el espíritu creador. Este cultivo de la "dimensi ón
interior" es elmás rico y fecundo que la universidad ofrece. Hay que aprender a
descubrirlo y a fomentarlo: las prácticas; la consulta bibliográfica eu libros y
revistas especializadas; la organización de grupos de estudio y de debate; los
apuntes y la preparación de exámenes no pueden ser desde ahora trámites
momentáneos sino operativos que se deben diseñary con los que hay que vivir
comprometidos, Eso es laUniversidad y me urgía decirlo en la celebración de su
37 aniversario institucional y el 169 aniversario del natalicio del teniente coronel
"Pedro Ruiz Gallo", quién desde la gloria hoy expresaría:
"Yo dormía y soñaba que la vida era alegría,
desperté y advertí que era servicio
y descubrí que elservicio era alegría"
Muchas Gracias.

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La universidad y las cuatro dimensiones del saber

  • 1. "El mundo conquistará otros mundos, sln embargo se olvida del hombre de la tie1T11" Colegas invitados. Distinguida concurrencia: Todo tipo de desarrollo exige ser movilizado por la dualidad operativa y conjunta de lo 'ontológico-existencial' y lo 'cienñflco-tecnológicc'. Vale decir que a la per que se propone y reconoce la validez casi absoluta de la ciencia y la tecnología como claros indicadores del desarrollo alcanzado por una sociedad, asl también merece promoción y reconocimiento la interioridad humana como signo cabal del desarrollo espiritual del hombre. A Marcase Je compete haber advertido que el desarrollo de las sociedades tccnologizadas representa sólo un espejismo dentro del cual el ser humano está convertido en un minúsculo tornillo, "uno más" del gran engranaje productivo: asf, mientras que por un lado el hombre es un famoso y exitoso especialista, por otro está reducido al anonimato, la inautenticidad y el fracaso ontológico-existencial. (Cf. [Editor] 1995:4). En este: contexto el rol de la 'universidad' debe circunscribirse a plantear y ejecut ar alternativas y progrnmas que lejos de desigualar promuevan el finne equilibrio entre el 'hombre' Y el 'profesional', entre el 'ser humano' y el 'especialista', entre lo 'ru::iológico' y lo 'epistemológico'. En perspectiva de desarrollo la universidad está Jlamndn n desplegar un quehacer orientado a integrar 'inteligencia' y 'ética' sin pretender bajo ningún punto de vista sobreponer o superortlínar una sobre la otra. Sólo asl el trabajo universitario acrecentará su rol dinámico dentro de las cuatro dimensiones del desarrollo observadas por Bunge (biológico, económico, político, cultural). A propósito en un mensaje de aniversario institucional Guillermo Gil Malea actual rector de la UNT afirmaba: "Ln nueva concepción universitaria debe sustentarse en el concepto de que el fin supremo de la Universidad es fonnar. en primer lugar, al hombre y, luego, al profesional o especialisla. Es responsable de formar al hombre en la dimensión de un ser ético, ill2.!x, cognoscente y creativo [ Jo 'ontológico-existencial' ], en tanto que la formación profesional debe hacer al hombro eficiente y productivo [ lo 'cientíñco-tecnológlco']. Estn concepción, llevada a la práctica, nos permi t i ré compatibilizar la unidad y diversidad de saber ser y saber hacer" (Gil Malea 1995:6). "saber estar Esto significu que 'ciencia' y 'tecnología', por una parte, y 'éticn' y 'ontología', por otra, deben compenetrar y equilibrarse dentro de un proceso de recíprooídad horizontal y permanente, ya que todas en conjunto consolidnrán un auténtico desarrollo social e individual. En su papel central de asimiladora y productora de 'ciencia' y 'ética' la universí d n d delineará para si cuatro perspectivas integradas de "saber" : 'ser', 'estar', 'hacer' y 'crear'. Esas perspectivas concentran, contextualizan y sintetizan todo el quehacer universitario. El prime ro éticamente. y los tres restantes científicamente. El "saber ser" constituye la primera gran dimensión del trabajo universitario, pues en él estii implicado el hombre en sí, la naturaleza humana. El hombre en tanto despliegue su saber ser asumirá libremente una identidad individu al y colectiva.• y actuaré según auténticos y genuin o s valores y principios, orientado siempre al establecimiento y ccnsolidnción de una sociedad justa, El "saber estar" es otra dimensión que toda universidad debe promover. Corresponde a la capacidad del profesional y especialista para tomar posesión y posición en el espacio y tiempo que te sirve de entorno. La realidad -locnl, regional, nacional· en sus múltiples formas, demanda de profesionales que la admitan y sistematicen adecuadamente sin opción a esquivarla o ignorarla. Mariátegui señalaba la. desvinculación de la universidad con la realidad nacional y las necesidades del pafs, y la verdad es que, a pesar de tal coustatnción y de las propuestas para establecer los vlnculos entre universidad-realidad, hasta ahora son esceslsimos o nulos los resultados conseg u id o s . El profesional reconoce y enumera los males pero no diseña ni propone algún remedio, y esto como efecto de la falta de tilla conciencia definida del medio fisico, cultural y social doude vive y se desenvuelve. El sentido academicista, profosionalizante y teórico hace del estudiante universitario un buen o mal "lector de textos", desviándolo de su auténtica labor como hombre ligado a una realidad: "lector de contextos". Al mismo tiempo que mediante el saber estar el profesion al deslindará para si nna convicción política e ideológica frente a su realidad, también consegu i rá abrirse y ligarse a la vida institucional y productiva de su entorno espacio-temporal: en la i.nvestignci6n, promoción y solución, integral y articulada, planificada y priorizada, de los problemas más sentidos y urgentes. El "saber hacer" compete a la capacidad del hombre para asimilar y aplicar ciencia y tecno]ogia, y definirse como científico, profosional o especialista. Este es el aspecto que la universidad ha definido • y define • como exclusivamente suyo, y al cual por correspondencia directa le concede un primerísimo Jugar. En este rttbro se alinean las voces que proclaman como norte: de trabajo universitario la excelencia académica sin reconocer o distinguir que se trata sólo de un aspecto entre cuatro con igual validez y prioridad. El saber hacer sin duda exige que la universidad debe ceñirse al ritmo del avance científico y la revolución tecnológica, de ahí que las palabras han de ser sustituidus urgentemente por los "hechos", es decir, deviene en demanda inmediata que nuestros profesionales reciban una verdadera formación cíentlfico·tecnológica, competente e idónea, como 'práctica ' y no como ' propuesta '. E! peso de la modernidad así lo dispone. El "saber crear" permite oatalo_gar al hombre como un ser con capacidad para construir y transfonnar la realidad en la realidad. En este sentido, la universidad debe formar hombres y profesionales que 'produzcan' y no 'reproduzcan' conocimientos que, nosenn sólo 'transmis or e s de! saber ya producido' sino esencialmente 'productores del saber aún 110 producido'. La proyección del saber crear prácticamente consolida la tarea universitaria en su plenitud pues el mayor lrabnjo de ésla consiste en construir o creer teortes, diseñar investigaciones. aplicar experimentos, plantear y ejecutar originales alternativas de solución a los problemas que la realidad en su multiforrnidad concentra. A modo de conclusión diremos que la universidad, la nueva universidad, en su categor[a de impulsora de 'valores' (- Jo ético} y 'conocimientos' ( - lo cientlfico-tecnol6gico) se constituye en uno de los entes més dinámicos y decisivos del desarrollo social y humano en sus disti.ntns formas, a fin de rectificar el estribillo inicial perteneciente al cantautor Raúl vésqucz : El mundo ccnquístará otros mundos, pero nunca olvidará al hombre de In tierra. libre y solidaria. Esta dimensión varias universidades actualmente la 1iem.m. desatendida e ignorada, de ahí que algunos de sus productos sean "expertos"y "hábiles" científicos pero "corruptos"y "ambiciosos" seres humanos, "destacados" y "reconocidos" profesionales pero "mezquinas" y "desvergonzadas" personas. Mediante fa. atención y práctica del saber ser en la universidad se aspira a la obtención de profesionales altruistas. generosos, solidarios, fraternos. responsables, sacrificados, constructivos, en suma especialistas con una sólida y alta forrnaoión ética.
  • 2. Discurso de Juan Pablo II ante el Congreso sobre el Concilio Vaticano IJ Señores cardenales; venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio; queridos hermanos y hennanas: l. Me alegra mucho encontrarme con vosotros ni concluir el congreso que se hu celebrado durante estos dfas en el Vaticano sobre el tema, verdedemmente arduo y eslimuhmle, de la aplicnción del concilio ecuménico Vaticano ll. Snludo al señor cardenal Roger Etchegaray, a quien agradezco les palabras que me ha dirigido en nombre de todos vosotros. Doy la bienvenida, también, a los prefectos de los dicnsterios y a los demás purpurados, así como a los arzobispos y obispos, que con su presencia subrayan In importancia de este encuentro. Saludo, por último, a los expertos que han venido de las diversas partes del mundo, para dar la contribución de su experiencia y de sus reflexiones. El concilio ecuménico Vaticano JI fue un don del Espíritu Santo o su Iglesia. Por este motivo sigue siendo un acontecimiento fundamental, no sólo para comprender la historia de la lglesia en este tramo del siglo, sino también, y sobre todo, para verificar la 'presencia permanente del Resucitado junto a su Esposa entre las vicisitudes del mundo. Por medio de la asamblea conciliar. con motivo de la cual llegaron a la Sede de Pedro obispos de todo el mundo, se pudo constatar que el patrimonio de dos mil años de fo se hnbfa conservado en su autenticidad originaria. Una erperíeucle de fe 2. Con el Concilio, In Iglesia vivió, ante todo, una experiencia de fe, nbandonándose a Díos sin reservas, con la s.ctitud de que quien confin y tiene la certeza de ser amado. Precisamente esta actitud de abandono en Dios se nota con claridad al hacer un examen sereno de las Actas. Quien quisiera acercarse a! Concilio prescindiendo de esta clnve de lectura, no podrla penetrar en su sentido más profundo. Sólo desde una perspectiva de fe, el acontecimiento conciliar se abre n nuestros ojos como un don, cuya riqueza aún escondida es necesario saber captar. Vuelven II nuestra memoria, en esta clrcunstancla, las significativas palabras de san Vicente de Lérins: "Ln Iglesia de Cristo, diligente y cauta custodia de los dogmas confiados n ella, nunca cambia nada en ellos; nada disminuye, nada añade; no amputa nada necesario, no alade nada superfluo; no pierde Jo que es suyo, no se apropia de lo que es de otros; por el contrario, con celo, considerando con fidelidad y sabiduria los antiguos dogmas, tiene co1110 único deseo perfeccionar y pulir los que antignamcnle recibieron una primera fonna y un primer esbozo, consolidar y reforzar los que ya han nlcanzado relieve y desarrollo, cuetodler los que ya han sido confirmados y definidos" ({(Commonitoríu m », XXIII). Un verdadero desafio . 3. Los padree conciliares afrontaron un auténtico desafio. Consistfn en tratarde comprender tnñs íntimamente, en un periodo de rápidos cambios, la naturaleza de la Iglesia y su relación con el mundo, paro realizar la oportuna actualización ("aggiornamenlo"). Aceptemos ese desafio -yc fui uno de los pndres couciliares-, y dimos una respuesta buscando una inteligencia más coherente de la fe. Lo que hicimos durante el Concilio fue mostrar que también el hombre contemporáneo, si quiero comprenderse a fondo a sf mismo, necesita a Jesucristo y a su Iglesia, que permanece en el mundo como signo de unidad y comunión. En realidad, la Iglesia, pueblo de Dios e11 camino por los senderos de la historio, es el testimonio perenne de una profecía que, a la vez que testimonia la novedad de la prOmesa, hace evidente su realización. El Dios que hizo la promesa es el Dios fiel que cumple la palabra dada. ¿No es esto lo que la Tradición que se remonta a los Apóstoles nos permite verificar diariamente? ¿No estamos en un procese constante de transmisión de la Palabra que salva y que ofreco al hombre, dondequiera que se encuentre, el sentido de su existencia? 111 lglesiu, depositaria de la Palabro revelada, tiene la misión de anunciarla a todos. Esta misión profética. exige tomar !11 responsabilidad de manifestar lo que la Palabra anuncia. Debemos presentar signos visibles de In salvación, para que el anuncio que llevamos se comprenda en su integridad. Anunciar el Evangelio al mundo es una tnrea que los cristianos no pueden delegar a olros. Es una misión que deriva de la responsabilidad propia de la fe y del seguimiento de Cristo. El Concilio quiso devolver n todos los creyentes esta verdad fundamental. lnterpretnci6n Auténtica 4. Pnrn recordar el vigésimo aniversario del concilio vaticano II. convoqué en 1985 un Sínodo extraordinario de los obispos. Ten{11 como objetivo celebrar, verificar y promover la enscfü m z a conciliar. Los obispos, en su análisis, hablaron de "luces y sombras" que hablan caracterizado el periodo postconcilinr. Por esto motivo, en la carta «Tertio millennio odveniente» escribf que "el examen de conciencia debe mirar también la recepción del Concilio" (n. 36). Hoy, os doy IM gracias a todos vosotros que habéis venido de diferentes partes del mundo pera responder a esta solicitud. El trabajo que habéis realizado durante estos dfas ha mostrado In presencia y la eficucia do la ensefumza conciliar en In vida de la Iglesia. Cícrtamenle, exige un conocimiento cada vez. mús profundo. De todas formes, en esta dinámica es neceenric no perder la genuinn intención de les padres conciliares; máe bien, hay que recuperarla superando interpretaciones arbitrarias y parciales, que heu impedido expresar del mejor modo posible IA novedad del mngisterio conciliar. La Iglesio conoce desde siempre las reglas para una recta hermenéutica de los contenidos del dogma. Son regios que se sitúan dentro del entramado do fe y 110 fuera de él. Leer el Concílio suponiendo que conlleva unu ruptura con el pasedc, mientras quo en realidad se sitúo en la linea de 111 fe de siempre, es una clara tergiversación. Lo que han creído "todos, siempre y en todo lugar", es fo auténtica novedad que pcnnite que cada época se sienta iluminada por In pnlnbra de Ju revelación de Dios en Jesucristo. "Dei Vcrbwn" 5. El Concilio fue un acto de amor: ''Un gmnde y triple neto de amor" -como dijo Pablo VI en el discurso de npertura del cuarte período del Concilio-e, un neto de nmor "bncia Dlos, hacia la Iglesia, hacia la humanidnd" (elneegnementi», vol. m [1965} 475). La eficacia de ese acto no se ha agotado en absoluto: continúo. obrando a través ele la rica dinámica de sus enseñanzas. La constitución dogmática «Dei Vcrbum» puso con renovada conciencía la palabro: de Dios en el centro de la vida de 111 lglesia. Esta centralidad deriva de una percepción más viva de la unidad entre la sngrnda Escritura y la sagrada Tradición. La palabra de Dios, que se mantiene viva gracias a la fe del pueblo santo de los creyentes bajo la guía del Magisterio, nos pide también a cada uno de nosotros que asumamos nuestra responsabilidad en In conservación intacta del proceso de tnuismisión. Para que el primado de la revelnción del Padre a la humanidad conserve toda la fuerza de su novedad radical es preciso que la teologln, ante todo, se convierta en instnunento coherente de su inteligencia. En la encíclica «Fides et mtioi, escribí: "Cerno inteligencia de la Revelación, la teología en las diversas épocas 11.istóricas ha debido afrontar siempre las e:<.igenciAs de las diferen tes culturas para luego conciliar en ellas el contenido de la fe con una conceptunliaación coherent e. Hoy tiene también un doble cometido. En efecto, por una parte debe desarrollar la labor que el concilio Vaticano Il Je encomendó en su momento: renovar las propias metodologías para un servicio más eficaz a la evangelización.( ... ) Por otra porte, la teología debe mirar hacia la verdad última que recibe con la Revelación. sin darse por satisfecha con las fases intermedias" (n. 92).
  • 3. ''Sacrosanctum Concilium'' 6. Lo que la Iglesia cree es lo que asume como objeto de su oración. La constitución «Sncrosan cnun Concilium» ilustró las premisas para una vida litúrgica que rinda a Dios el verdadero culto que le debe dar el pueblo llamado a ejercer el sacerdocio de la nueva Alianza. La acción litúrgica debe ayudar a todos los fieles a entrar en !a intimidad del misterio, para captar la belleza. de la alabanza al Dios trino. En efecto, constituye una anticipación en la tierra de la alabanza que los bienaventurados rinden a Dios en el cielo. Por tanto, en toda celebración litúrgica habrla que dar a los participantes la posibilidad de gustar anticipadamente, aunque sea bajo el velo de la fe, algo de las dulzuras que brotarán de lu contemplación de Dios en e! paraíso. Por esta razón, todo ministro, consciente de la responsabilidad que tiene con respecto al pueblo confiado a él, deberá respetar fielmente el carácter sagrado <le] rito, creciendo en In inteligencia de lo que celebra. ''Lumen Gcntium" 7. "Ha llegado la hora en que la verdad sobre la Iglesia de Cristo debe ser analizada, ordenada y exprcsnda", afirmó el Papa Pablo VI en el discurso de apertura del segundo período del Concilio (elnsegnementi», vol. I ll963.J, 173-174). Con esas palabras el inolvidable Pontífice identificó la tarea principal del Concilio. Ln constitución dogmñtica «Lumen gcntium» fue un verdadero canto de exaltación de In belleza de la Esposa de Cristo. En esas páginas recogimos In doctrina expresada por el concilio Vaticano I e imprimimos el sello para un estudio renovado del misterio de In Iglesia. La comunión es el fundamento en el que se apoya la realidad de la Iglesia. Una «kciuonln» cuya fuente está en el misterio mismo del Dios trino y se extiende a todos los bautizados, que por eso están llamados a la unidad plena en Cristo. Dicha comunión se manifiesta en as diversas formas institucionales en las que se realiza el ministerio eclesial y en lo función del Sucesor de Pedro corno signo visible de !a unidad de todos los creyentes. A todos resulta evidente que el concilio Vaticano II hizo suyo con grnn impulso el anhelo "ecuménico". El movimiento de encuentro y clarificación, que se puso en marcha con todos los hermanos bautizados, es irreversible. La fuerza del Espíritu llama n los creyentes a la obediencia. para que la unidad sea fuente eficaz de la evangelización. La comunión que la Iglesia vive con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es signo de que los hermanos estén llamados a vivir juntos. "Gadium et spes" S. "El Concilio, que nos ha dado una rica doctrina eclesiológica, ha relacionado orgánicamente su enseñanza sobre la Iglesia con la enseñanza sobre la vocación del hombre en Cristo" esto lo dije en la homilía durante la misa de apertura <le] Sínodo de los obispos, el 24 de noviembre de 1985 (n. 5; «L'Osservatore Romane», edición en lengua españolo. 1 de diciembre de 1985, p. 1). La constitución pastoral «Geudium et spes», que planteaba los interrogantes fundamentales a los que toda persona esté llamada a responder, nos repite hoy también a nosotros unns palabras que no han perdido su actualidad: "El misterio del hombro sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado" (n. 22). Son palabras que aprecio mucho y que he querido volver a proponer en los pasajes fundnmcntnles de mi magisterio. Aqui se encuentra la verdadera síntesis que la Iglesia debe tener siempre presente cuando dialoga con el hombre de este tiempo, como de cualquier otro: es consciente de que posee un mensaje que es síntesis fecunda de la expectativa de todo hombre y de la respuesta que Dios le da. En la encarnación del Hijo de Dios, que este jubileo quiere celebrar con motivo del bimilenario de ese acontecimiento, es evidente la llamada del hombre. Éste no pierde su dignidad cuando se abandona a Cristo por la fe, porque entonces su humanidad es elevada a In participación en Ia vida divina. Cristo es la verdad que no tiene ocaso: en él Dios se encuentra con todos los hombres, y todos los hombres pueden ver a Dios en él (ef. Jn 14, 9-10). Ningún encuentro con el mundo será fecundo si el creyente deja de fijar su mirada en el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. El vacío que muchos experimentan hoy ante la pregunta sobre el porqué de IR vida y de la muerte, sobre el destino del hombre y sobre el sentido del sufrimiento, sólo puede ser colmado por el anuncio de fo verdad que es Jesucristo. El corazón del hombre estará siempre "inquieto", hasta que descanse en é!, verdadero consuelo para cuantos están "fatigados y sobrecergadoe" (Mt 11, 28). Un iirbol cargado de frutos 9. La "pequeña semilla" que el Papa Juan XXlII depositó "con el corazón y la mano temblorosos" (constitución apostólica «Humanae selutis» , 25 de diciembre de 1961) en la basílica de San Pablo extramuros el 25 de enero de 1959, anunciando su intención de convocnr el vigésimo primer concilio ecuménico de la historia de la Iglesia, ha crecido convirtiéndose en un árbol que ahora extiende sus ramas m.o.jestuosas y fuertes en la viñn del Sefior. Ya ha dado muchos frutos en estos treinta y cinco años de vida, y dará muchos méa en el futuro. Una nueva época se ebre finte nuestros ojos: es el tiempo de la profundización de las enseñanzas conciliares, el tiempo de la cosecha de cuanto sembraron los padres conciliares y la generación de estos años ha cultivado y esperado. El concilio ecuménico Vaticano TI fue una verdadera profecía pura la vida de la Iglesia: y seguirá siéndolo durante muchos años del tercer milenio recién iniciado. Ln Iglesia, con la riqueza de !as verdades eternas que le han sido con.fiadas, coniinuar.i hablando ni mundo, enunciando <¡tic Jesucristo es el único verdadero Salvador del mundo; ayer, hoy y siempre.
  • 4. Gabriel García Márquez - Nobel Lecture La soledad de America Latina Antonio Plgafeua, un navegante florentino que aeorupañó a Magnllants en el primor v:iuje alrededor del mundo, escribió n su p1uo por nuestra Américameridional Uflll crónica riguroan que sin embargo p1111::ce una aventurode In imaginación. Contó que habia viste cerdos con el ombligo en el lomo, y unos pajaros sin putas cuyas hembras empollaban en las esp11ld11s del macho, y otros como alcñtrúcea ain lengua cuyo� picos perecíen una cuchara. Contó que habla visto un engendre animal con cabezay orejli'I de mule, cuerpo deoamcl!o, patas do ciervo 'J relincho de cebellc. Contó que al primer nativo que eeecutrcree en la Pntagonia le pu!!ieron enfrente un espejo, y que aquel gigonte eno.rdeoido perdió el uso de la razón por el pavor de su propia imagen. Este libro breve y foscimmte, en el cual ya se vislumbrnn los gérmenes denuestras noveles de hoy, no es ni mucho menos el testimonio mis asombroso de nuestra reelided de aquellos tiempos. Los Croni3tos de Indias nos legaron otros incontables. Eldorado, nuestro pab ilusorio l.nn codiciado, fisuró en mapns numerosos duranto largos años, carnbiandn de fognr y de fonna tegún Ju fenúnia de loa !.lart6grafo1. En bueca de la fuente de la Eternn Juventud,. e! mítico Alvar Núñez Cabeza de Vao11 exploró durante ocho eñes el norte de México, en una cxpcdicléa vcnétlce cuyos miembro� se comieron unos a otros, ys6lo llegaron cinco de los 600 que la emprendieron. Uno de los tantos misterios que nuncafueron descifrados, e� e! de lrui once mil mulas cargadas con cien libra! de oro cede una, que un die salieren de[ Cuzco para pagnr el rescate do Atehua[pu y nunca llegaron a Sil destino. h,[és tarde, durante 111 colonia, se vendfon en Cort.�gcoa de Indias unas gol!inu criadas en tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedn:eitas de oro. Este delirio áureo de nucWos fundadores nos pcniguió hasta luce poco tiempo. Apenu en el siglo pnsado lo misión alemana encargada de estudiar la oonstruoción de un fcrrooarril interoceánico en el istmo de Pnnamá, concluyó que el proyecto era viable con la condioión de que Jo, riele, no se hioicrande hierro, que era un metal escuo en la región, sino que se hioicran de oro. La independenoia del dominio español no nos pUJ() 11 salve de la demencia. El gcnCT11! Antonio L6pez de Santa Anna, que fue tres veces dictndcr de México, hizo enlerrar con funerole11 magnfflllo5 lo pienm derecha que hebie perdido en la Uamada Guerra de los Pasteles, El general Gabriel Gorcfo Moreno gobernó al Ecuador durante 16 llfio, como un .r:nonnrca absoluto, y su cadáver fu.o velado con su uniforme de galn y su coraae de oondcooraciones sentado en la silla presidencial. El general Me:cimilieno Hem,ndez Mar!íncz, el d¿.pola teósofo de El Salvador qu;3 hizo ei.cnuinar en una mat�nza bárbara. A 30 mil c11mpe1inos,. hable inventado WI péndulo pamaveriguar si los alimentos estaban ccvcnenedos, e hizo cubrir 0011 papel rojo el alumbrado publico para combatir una epidemia de escarletine. E! monumento al general Francisco Morazrin, erigido en la plaze mayor de Teguoigalpn, es en realidad una estatua del mariacal Ney compradaen Paris en un dep6sito de esculturas usadas, Hace once años, uno do: los poeta8 insignes de nue�tro tiempo, el cl1ileno I.?.bJ" �!X!cl.!to ilumfoó este ámbito con su palabro. En las buenns conciencia� de Europa, y a veces también en las malas, hnn irrumpido dc�dc cntonocscon más ímpetus que nunca las noticio� footasmalo� de la América Latina, esa patria inmeiaR de hombre1 alucinadOll y mujeres históricas, cuyo terquedad sin fin se confunde con la li:1yenda. No hemos tenido un instante Ji: sosiego. Un pre.�idenlo prometeioo atrinoherndo en su palacio en llam111 murió p,:!eando solo contra todo un ejército, y din deJ111stres llet'COa sospechoso& y nunca e1clnrellid0ll acgaron la vi.da do otro de corazón genllr<>MI, y la de un militar demócrata quo habla rc!l.aw11.do la dignidad de 5U pueblo. Ha habido 5 gucmu y 17 golpes de estado, y surgió un dio!ador luciferino que en el nombre de Dios llevn a coba ol primer ctnooidiode Am6rica Latina en nuciitro tiempo. Micn!ns tanto, 20 millones de niffos fotinoamCt"ioanos morien antes de cumplir dos años, que son mb de cuanlo� han naeido en Europn deidc 1970. Los desaporcoido$ por motivos d,;: la represión son oMi 120 mil, que es como si hoy no se supiera IXJnde est.iin todos los habitant,;:s de la cuidad de Upsola. Nwnerou, mujel'cs encintas fueron 11rre>Uldas dieron a lu.z en cátoc::les argentinas, pero aun Sd ignora el paradero y In identidad de aus hijos, que fueron dados en adopción olandestina o internados en orfanatos por las autoridades mjliturcs. Por no querc-r que la.� cosa� siguieran iuí lian muerto ceroa de 200 mil muj.:res y hombres en todo el oonlincnte, y más de 100 mil perecieron en !Ns pequeños y voluntario.'IOS pafaes de 111 Arn6-i1,1n Centra� Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Si esto fuera en los Estados Unidos, !11 cifraproporoíonal sería de un millón 600 muertes vfolentaa en cuatro años. De Chile, país de tradiciones hospitalarias, lw huido un millón de pcn;onM: el 12 % por ciento de eu población. El Uruguay, uno nación min6scula de dos y medio millones dt habitantes que se oonsidernba como el po[s má., cj,jtizudo del continente. ha perdido en el destierro e uno de cada ,;:inco oiudadnno1. La guerra oivil en El Salvador ha causado desde 1979 casi un l'tfugi11do cada 20 minutos, El pals que se pudierahacer cce todos los cxiliado1 y emigmdcs forzosos de América Latina, lendrí11 unapoblación más numerosa que: Noruega. Mo atrevo a pensar; que es c!rtu realidad descomunal, y no 1ólo eu expresión literaria, la que este afio ha merecido fo atención de la AcAdemia Sueca de lllll Lotrns.Una realidad que no es la del pcpcl, sino que vive con nosotros y determina cada in�tante de nucstrtu inoonto.bles muertes cotidianas, y que sustenta un menential de creación insaciable, pleno de de1diohu y de belleza, del oual este colombiano errante y nollálgieo no es mds que una cifro más señalado por la Muerte. Poetas y mendigos, mú1icos y profe!As, guerreros y malandrines, todas lllil criaturas de aquella renlidad dcsafonid! hemos tenido quo pedirlo muy poco a la imaginación, porque el dcsaflo mayor parn nceoíroa ha 1ído la insufioienoia de loa recuracs convencionales para hacerorcíb!e nuestra vida. Este es, amigos, el nudo de nuestra solednd. Pues si esta1 dificulladcs nos entorpecen a nosotros, quesomos do su esencia, no es dificil entender que los talentos racionales de este ledo del tnundo,eldasiados en la contemplación de sus propias culturas, sehayan quedado sin un método válido para interprotllfJos. Es comprensible quo insi�tan en medimos con la misma vare con quese miden a sí mismos, sin recordar que los C$tmgo1 de la vid11 no son iguales pera todos, y quo In búsqueda de la identidad propia es tan ardua y sangricnW para nosorroa cerne to fuo para ellos. La íatcrprcta,;:ión de n�stra realidad con esquemas ajenos sólo contribuye a '.1acemoa oadft vez mb dcsoonooidos, ceda vez; meno, libres, cnda vez 1náJ aoliterice, Tal vez la Europa venerableseríe JIUls comprensivo si tratara de vemos en su propio pasado. Si rceordera que Londres necesitó 300 años para conslJuirse su primera muralla y otros 300 para tener un obispo, que Romm ae debatió en los tinieblas de la Inccrtldumbee durante20 sigloa entes de que un rey elrusoo la implantara en In historia, y que aun en el siglo XVI lo8 paelfiec,1 auizoB di;; hoy, que no� deleitan con �IIS quesos manso, y sus relojes imp!vidos, ensangrentaron II Europa como roldados de fortuna. Aun en el 11pogeo del Rcnadmicnto, 12 mil lansquenetes a sueldo de los cjéroítos imperiales saquearony devastaron a Roma,y pasnron acuchillo a ocho mil de !lll habitnnles. No pretendo encernar las ilusiones de Tonio Krüger, cuyos sueños de unión entre un norte cuto y un sur apaslceado exaltaba Thtni11!!...ll!i..!!!!haoc 53 afios en este lugar. Pero creo que loa europeos de espíritu clruificador, loa que tuclrnn también aqui por una patria grand<: mó.1 humana y .r:nüSjusta, podr:len ayudomo� mejor sí revism n n fondo Sil mancrn de vernos. La solidaridad con nuestros 1ucños no nos hará sentir meno5 solos, ruicnlru1 no se oonorotc con aotos de rcspnldo legítimo a los pueblos que asuman la ilu11íón de lene!' w1a vida propia en el rcpnrto del mundo. AmeríCP lotina no quiere ni tiene por qué �er un alfil ain :i.lbedi'io, ni tiene nado de quimerice que sue designios de independencia y originalidad se conviertan en unn aspiración occidental. No oballlnle, los progresos de la niwégaoi6n que han reducido tantas distancies entre nuestras América� y Europa, parecen haber awnentado en oambio nuestra distancia ,;:uJW11l. ¿Por qué la originPlidad que se nos admite sin reservas on )11 llt=ro.tura se nos niego con toda cloc de su�pioaoias en nutstres tentativas tan difíciles do cambio sooial7 ¿Por quC pema:r quo le justicia so,;:ial que los europeos de aw.nzada tratan de imponer en sus p:dses no puede ser también un objetivo Jatinoamt:rieano con métodos distintos en oondicionet diferenle�? No: la violencia y el dolor deBme�urado$ de nuc�tra hiltoria son el rc:sultudo de injusticias $1!eulan:s y atn.vguras sin cuento, y no una oonfabulaci6n urdida o 3 • Qlll 1egwi8 de nuestra casa. Pero muchoa dirigeule� y pensad.ores 1.1uro�oa lo !tan orddo, oon el infantilismo do los abw::los que olvida.coi In� lo�'UJ'1ls &uelífenis de JU jU•entud, como si no fuern posible otro deBtino que vivir a merced de los dos grondes dueños del mundo. Estees, amigos,el tamaño de nuestra sol!:dad. Sin embargo, fwntc a In opresión., el S11queo y el ab1U1dono, nuestra respuesto es la vida. Ni ]oA diluvio& ni Jn5 pestes, ni fos hambrunas ni los catflelismoi, ni siquiera !ns guecras etcmas a tnive� de los siglos y los siglos han comeguido reducir In ventaja tenaz de la vida 1obrc la muerte. Una vtD.lajn que numen!¡¡ y so ecclcra: coda año hay 74 millones mñs de, nacimicotos que do defunciones, una oanr.icüid de vivos nuevos como pnra aumentar siete veces onda rulo la población de NuevaYork La mayoría de ,;:llos nao en en )os países con 1t1;nos rec1.no1, y enife cstus, por supuesto, los de Amério.a Lalina. En cambio, los paises más pr6¡:peros hou logrado acumular sufioiento: pode-r de dcdrucci6 n eomo poro aniquilar cien veces no sólo a todos lo• si:res humanos que han existido hasta hoy, sino 111 totalidad de los seres vivos quehan pll!jndo por esle planeta de infol1:unio�. Un día oomo el de hoy, mi maestro 'Vllliam Pmi!l,,ter dijo en este lugar: "Me niego a admitir el fin del hombre". No me sentirla. digno de ocupar �e sitio que fue 11uyo ,i no tuvlern la conoicneia plena de quo por primetll vez desde Ioi orlgenes do la humanídad, el de.sastre colosal que él ae negaba a admitir hace 32 nño1 01 ahora nadamás
  • 5. que ooa eimple posibilidad oientífion. Ante esta realidad acbrccogedcea que a tra·I: de todo el tiempo huma no debió de pnrecer uno utopín, los iuvcntorcs do fübula, que todo lo orcemos nos �entímo5 con el derecho de creer que todavía no es demasiado tarde para emprender la creaclén de la utopfo. contraria. Un11 nueva y arrasado ra utopía de la vido., donde nadie pueda dwidir por otros hasta la forma de morir, donde de vera, sen cierto el amor y sea posible la felicida d, y donde las estirpes ccndcnedes II cien Pilos de wledad tengan por fm y para s.iempre una segunda oportunidad sobre la tierra. e...J
  • 6. Discurso inaugural del Presidente John Fitzgerald Kennedy Capitolio de los Estados Unidos Washington o.e. 20 de enero de 1961 Vicepresidente Johnson, Sr. Presidente, Sr. Juez presidente, presldente Eisenhower, vicepresidente Nlxon, presidente Truman, rev erendo clero, compatriotas: Hoy somos testigos no de la victoria de un partido, sino de la celebraclón de la libertad, simbólica tanto de un fin como de un comienzo, que constituye una renovación y tamblén un cambio. Pues ante ustedes y ante Dios Todopoderoso he prestado el mismo solemne juramento concebido por nuestros antepasados desde hace casi 175 años. El mundo es muy diferente ahora. Porque el ser humano tiene en sus manos el poder para abolír toda forma de pobreza pero también para terminar con toda forma de vida humana. Aun así, se siguen debatiendo en el mundo las mismas convicciones revolucionarias por las que pelearon nuestros antepasados, la creencia de que los derechos humanos no derfvan de la generosJdad del Estado, slno de la mano de Dios. No debemos olvidar que somos !os herederos de esa primera revolución. Dejemos aquí y ehcra que corra !a voz, a nuestros amigos y enemigos por Igual, de que la antorcha ha pasado e una nueva generación de estadounidenses, nacldcs en este sl¡lo, templado s por la guerra, instruid o s por una paz dura y amare:a, orgullosos de su antigua herencia, quienes no están dispuestos a presenciar ni permitir la lenta ruina de esos derechos humanos con los que nuestro pueblo ha estado siempre comprometid o, y con los que estamos comprometidos hoy en esta nación y en todo el mundo. Todas tas naciones han de saber, sean o no amigas, que pagaremos cualqu[er precio , sobrellevaremos cualquier carga, afrontaremos cualquler dificultad, apoyaremos a cualquier amigo y nos opondremos a cualquier enemigo para garantizar la supervivencia y et triunfo de la libertad. Esto, y mucho más, es lo que prometemos. A los viejos aliados con los que compartimos nuestro origen cultural y espirltua!, les promet emo s la lealtad de los amigos fieles. Es mucho lo que podemos hacer si estamos unidos en emprendlmlentos de cooperación, pero poco si estamos divididos. Pues no podríamos afrontar un poderoso desafio s! estuviéramos distanciados y dividí dos. A los nuevos estados que recibimos entre las filas de los Ubres, les damos nuestra palabra de que ninguna forma de control colonlal habrá terminado simplemente para ser sustituida por una tiranía mucnc más dura. No esperaremos que estén siempre de acuerdo con nosotros, pero sí esperamos ·la 'séltda defensa de su propia libertad. Recordemos que, en el pasado, aquellos Insensatos que buscaron el poder cabal¡ando sobre el lomo de un tl¡¡:re tem,fnaron en sus fauces. A los pueblos de chozas y aldeas en la mitad del mundo que luchan por llberarse de las cadenas de la mrserJa de masas, les prometemo s hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ayudarlos a ayudarse a sí mismos, durante el tiempo que sea necesario. No porque quizás lo hagan los comunistas, no porque queremos sus votos, sino porque es lo correcto. SI una sociedad libre no puede ayudar a los muchos que son pobres, no puede salvar a los pocos que son ricos. A nuestras repúbllcas hermanas al sur de nuestras fronteras les cfrecemcs una promesa especia!: convertir nuestras palabras en hechos en una nueva allanza para el progreso, con el fin de ayudar a fas personas y gobiernos Ubres a romper las cadenas de la pobreza. Pero esta pacífica revolu cl ón de la esperanza no puede convertirse en presa de potencias hostiles. Todos nuestros vecinos han de saber que nos uniremos a ellos para luchar contra la agresión o subversión en cualquier lugar de las Américas. Y que cualquier otra potencia sepa que este hemisferio pretende seguir siendo el amo en su propio hogar. A esa asamblea mundial de estados soberanos, las Naciones Unidas, nuestra última gran esperanza en una era en la que los Instrumentos de la guerra han superado a los instrumentos de la paz, le renovamos nuestra promesa de apoyo para evitar que se transforme en un simple foro de Injurias, a fin de fortalecer la protección para los nuevos y los débrles, y expandir su área de Influencia. Por último, a esas naciones que se transform arán en nuestros adversarios, no les ofrecemos una promesa, sino una sollcitud: que ambos bandos comencemos nuevamente la búsqueda de la paz, antes de que los poderes oscuros de la destrucción desatados por la ciencia envuelvan a toda la humanidad en su propio e,ctermlnlo, dellberado o accidenta!. No osemos tentarlos con la deb!lldad, porque solo cuando tengamos la seguridad de que nuestr.s armas son suficientes podremos estar completamente seguros de que nunca sel'an usadas. Pero tampoco es poslble que dos grandes y poderosos grupos de naciones se consuelen en nuestra realldad actual, ambas partes sobrecargadas con el costo de las armas modernas, amb as justificadamente alarmadas por la constante e,cpansión del átomo mortal, pero amb as compitiendo en una carrera por alterar el Inestable equJJ!bro del terror que detiene la mano de la última guerra de la humanidad. Así que empecemos nuevamente. Recordemos ambas partes qua la civilídad no es una selial de debilldad, y que la sinceridad siempre se somete a prueba. Que nunca negociemos por mied o , pero nunca temamos negociar. Permitámonos analízar qué problemas nos unen, en lugar de detenernos en Jos problemas que nos dividen. Que ambas partes, por primera vez, formulemos propuestas serias y precisas para la Inspección y el control de las armas, y para que el poder de destruir a otras naciones esté bajo el control absoluto de todas las naciones. Tratemos de Invocar las maravJllas de la ciencia y no sus terrores. Juntos exploremos las estrell as , conquistemos los desiertos, erradiquemos [as enfermedades, aprovechemos las profundidades del océano y fomentemos el arte y el comercio. Uná�onos para cumpllr en todos los rincones de la tierra el mandamiento de lsaias: "Soltar las coyundas del yugo ... dejar Ir libres a los oprimidos". Y si un frente de cooperación puede hacer retroceder el laberinto de ta sospecha, unámonos amb�s partes para crear un nuevo emprendlmlento, no un nuevo equllibrlo del poder, sino un
  • 7. nuevo mundo regido por la ley, donde los fuertes sean justos, los débiles estén seguros y se proteja la paz. Nada de esto estará terminado en los primeros den dfas. Tampoco en los primeros mi! días, ni durante toda esta Admínlstr.ic[6n, quizás ni siquiera en nuestra Vida en este planeta. Pero empecemos. En sus manos, compatriotas, más que en las mlas, residirá el triunfo o el fracaso de nuestra empresa. Desde ta fundación de este pals, cada generacfón de estadounidenses ha sido llamada a dar testimonio de su lealtad na clona!. Las tumbas de nuestros jóvenes que acudieron al llamado circundan el mundo. Que tos clarines vuelven ahora a llamarnos, no para empuñar las armas, aunque las necesit amos ; no para entrar en combate, aunque estarnos en lucha; sino para sobrellevar la carga de una larga lucha año tras año, "gozosos en la esperanza, pacíentes en la tribulación". Una lucha contra los enemigos comunes de! ser humano: la tiranía, la pobreza, la enfermedad y la guerra misma. ¿Podremos forjar una gran alranza global contra estos enemigos? ¿Una alianza de Norte a Sur y de Este a Oeste que garantJce una vida más fructífera para toda la humanidad? ¿Partlclparfan de este histórico esfuen.o? · En !a larga historia del mundo, solo unas pocas generaciones han te:nido que defender la IJbertad en su momento de máximo peligro. No me asusta esta rflsponsabilídad, Je doy la b/envonlda. Creo que ninguno de nosotros querrfa cambiar de lugar con otras personas u otra generación. La energía, la fe, la devoción que aportamos a este emprendlmlento serán una luz para nuestro país y para todos quienes lo sirven. Y el brillo de nuestra llama podrá iluminar realmente el mundo, Entonces, compatriotas, no pregunten qué puede hacer su país por ustedes, pregunten qué pueden hacer ustedes por su pals. Conciudadanos del mundo, no pregunten qué puede hacer Estados Unidos por ustedes, sino qué podemos hacer juntos por la llbertad del ser humano. Por últlmo, sean ustedes ciudadanos de Estados Unidos o del mundo, exijan de nosotros !os mismos altos estándares de fortaleza y sacrificio que exigimos de ustedes. cOn una concien c ia tranqu!la como nuestra única recompensa segura, con la historia como Juez supremo de nuestros actos, marchemos al frente de la patria que tanto amamos, con la bendición y la ayuda de Dios, pero conscientes de que aquí en la Tierra Su obra deberá ser la nuestra.
  • 8. e• Mario Vargas Llosa - Discurso Nobel Elogio de la lectura y la ficción Aprendí a leer o los cinco años, en la c1a10 del hermano Justiniano, en el Colegio de la Sollo, en Ccchabemba (Bolivia). Es la coso máA importnute que me hn pasado en la vida. Casi eeteote años dospuéa recuerdo con nitidez cómo esa magin, traducir !ns palabras de !os libros en imágenes, enriqueció mi ,·ida, rompiendo las bnrrcra, de[ tiempo y del espacio y permitiéndome víojar oon el capitán Nomo veinte mil leguas de viaje submnrino, Juchar junto a d'Artagnnn, Athos, Portos y Aramia oontrn las intrigas que emenazen a. In Reina en los tiempos del sinuo$0 Ric!io lieu, o errsstrarme por las entruñu de París. convertido en Jean Valjea.n, con el cuerpo inerte do Mnrius a cuestes. La lectura oonvertla el sueño en vida y fo vida en sueño y ponfo 11l alcance del pedacito de hombre que era yo el universo de la literatur a. Mi madre me contO que las primeras cosas que escribí fueron contínuaclc ne a de lns ilistor ias que lela pues me apenaba que � terminaran o quería enmendarles el final. Y 11cuo ROO ese lo qu;; me he pasado la vida haciendo sin saberlo: prolongarnlo en el tiempo, mientras crecín, madnmbn y envejecía, !SH histor ia s que llenaron mi infancia de cxaltaoi6n y de aventares. Me gustnria que mi madre estuviera aqui ella que solla emocionarse y llorar leyendo 101 poemas de Amado Nervo y de Pablo Ncruda, y también el abuelo Pedro, de gran nariz y calva reluciente-, que celebraba mis versos, y el tío Lucho que tanto me animó o volcarme en cuerpo y alma a escribir nunquo la literatura, en aquel tiempo y luga r , alimentara tan mal a sus cultores. Todo In vida he tenido a mi lado gentes esí, quemo qucrfan y alentaban, y1ne contaginhlln lill fe cuando dudaba. Gracias a ellos y, sin duda, también, a mi terquedad y algo de auerlc. he podido dedicar bueno parte do mi tiempo II cstn pui6n, vicio y maravilla que es escribir. crear un11 vida paralela donde refugiarnos conlrn la advcrsidud, que vuelve natura! !o extrecrdlnaric y extraordinario lo natural, disipo el unos, embellece lo feo, eternizo e! instante y tonta In muerte un espectáculo pasajero. No era fricil escrihit historias. Al volverse palabr11.1, los proyc.ctos �e marchitaban en el papel y las ideas e imágenes deafollcofon. ¿Cómo rcanimnrlos? Por fortuna, alli es1ubau los rnce�tros para aprendi:r de elloo y seguir su ejemp lo. Fl1111ber t me ome116 que el talento ea una disciplina tOMz y un11 Jarg11 paciencia. Faulkncr, que es la forma -la e1Criturn y la estructura- lo que engrandece o empobrece loo temu. hfortorel� Cervantes, Dicken�, Bal2ao, Tobtoi, Conmd, Thomru Mann, que el número y la amhioión !On tan importantes en una novela como la destreza cslilisti o a y In estra!egfo nlllTiltiva . Sartre, que !ns palnbras son netos y que una novela, una obrn de teatro, un enuy o, comprometidos con ln 11ctualida d y las mejores ClpCionc!I, pueden c11Inbiar el our110 de Jo historia. Cnmu1 y Onw ll, que una li!eralllt'II desprovista de moral es inhumana y Melraux que el heroísmo y ln épica cabfon en !n ootua!idad U!nto como en el tiempo de los argonautas, la Odi�ea y In Ilfada. Si convocara en edc disouno II todos los eioritores a los que:, debo algo o mucho &U& sombras no, sumirian en In oscuridad. Son i11numCr Bb!e �. Además de revelarme los secretos del oficio de contar, me hicieron explorar los abismos de lo humeno, adininir sus hazañas y horrori7.arm.e con sus desvllrios. Fueron loa amigos más 8crviciu.les, los nnim�dore.s de mi voonoión, en cuyos libros desoubrf que, aun en lar; peores oircun11t:onci111, hay esperanzas y que v11Je !a. pena vivir, aunque fuera sólo porque sin !a vida no podri1m1os leer ni fantasear hi�loriOJ. Algunas veces me pregunté si en países como el mio, con escasos lcctoreM y tantos pobres, analfabc:ltff l e injusticia s, donde la culturn era privilegio do tan pocos, escribir no era un lujo solipsista, Pero estas dudas nunca asfixiaron mi vocación y seguí siempre escribiendo, inoluJO cu aquellos periodos en que loa trabojos alimenticios absorh ian cMi todo mi tiempo. Creo que hice lo j11sto, pu¡,,s, si para que la literatum florezca en una sociedad fuera requii;ito 11[011nza r primero la alta cultura, lo libertnd, la prosperidad y In justicia, ella no hubiera existido nunca Por el controrio, gracias II la litcrnturn, 11 las conciencias qtw formó, a los deseos y anhelos que inspiró, al degncanto de lo real con que volvemos del viaje II una bello fantasfo, la oiWlización ea ahora menos cruel que cuando los contadores de cuentos comenzaron a hum11niznr la vida con sus fábullls, Seriamos peores de lo que somos sin los bueno1 libros que leímos, má¡ conformisl!ls, menos inquietos e irummi10, y el e&piritu critico, motor del progreao, ni siquier n existirfn. Igual que e�cribir, leer es protostnr oontrn liu insuficiencias de la vida. Quien busoa en la ficoi6n Jo que no tiene, dice, sin neoeaids.d de &:.cirio, ui siquiera saberlo, qoo la vida tal como ea no nos b11sta para colmnr nue�lra sed de llbsoluto, funcbmento de la condición humane, y que deberla ser mejor. Inventamos las fieoiono � para poder vivir de Dlguna manera las nrneh1u vidas que quisién1mo� tener cuando openas disponemos de una sola. Sin bis ficciones seriamos menos consoientes de !11 importancia de fo libertad para que fa vida �e11 vlvible y d e l infierno en que se convierte ouando es conculcada por un Iimnc, una ideología o una religión. Quienes dudan de que la literatura, ademéa de sumirnos en el sueño de la belleza y !a felicidad, nos alerta contra toda forma de oprerión, pregúntense por quS todos loa regímenes empcilados en controlar !a conducta de los ciudadanos de ln cune a la Lumba, la temen Umto que ceteblecen siatcmu de censura para reprimirla y vigilnn con tantll 1u.,picnci11 tt les escritores independientes. Lo hacen porque eabee el riesgo que cenen dejando que fo imaginación discurra por los libros, lo sediciosos que se vuelven las ficciones cua.ndo el lector coteja la libertad que laa haoc posibles y que en dina Me ejerce, con el oscurantismo y el miedo que lo acechan en el mundo resl, Lo quieran o no, lo sepan o no, los fobuladores, 11! inventar hisloria!. propagan la insotisíaceión, mostrnndo que el mundo está mal hecho, que la vida de In fanLiala es m,s rica que la de 111 rutina cotidiana, En comprobnoi6n,- si echo relees en la seruiibilitlad y la conciencia, vuelve a loa ciudadanos más diticile a de mruiipulu r, de aceptar las mentiros de quienes quisieran ha�1fo� orcer que, entre barrotes, inquisidores y =cleros viven mát seguros y mejor. La buena literatura tiende puentes entre gcntei distinti1s y, haciéndonos goznr, ,ufrir o sorprendemos, nos une por debajo de Ies lenguas, creencias, uses, costumbres y prejuioioa que nos separan. Cuando la gra.n ballena blanca sepulta al cnpitán Ahat,en el mar, se encoge el corazón de los lectores idénticamente en Tokio, Lima o Tombuctú. Cuando Emmn Bovnry se traga el arsénico, Anna Korcnina se arroja al tren y Jul.iñn Sorcl sube al patibulo, y cuando, en El Sur, el urbano doctor Juan Dahlmann sale de equellu pulperfo de J11 pampa n eufrentarse a[ cuchillo de un matón, o ndvcrtim.01 que todos los pobladores de Coma!a, el pueblo de Pedro Páramo, estén muertos, el csn,meoimí�nlo semejante en el lector que adora II Buda, Confuo io, Cristo, A.U o e; un ngnóstioo, vista saco y corbatn, chilaba, kimono o bcmbaeh-rs. La literatura oren una fraternidad dentro de: In diversidad humona y ec!ipn las fronteras que erigen entre hombrea y mujeres fo. ignor11ooia, lu ideologías, la; religionee, !o, idiomos y la estupidez. Como ledas na épocns bon tenido aux espantos, In nuestra es In de los fonátieos, ]a de 101 terroristas suicidas, nntigua especie convencida de que matando i,t g1111a el par11lso, que In sangro de los inocentes lava ln.s nfrent o .1 oofoctivns, corrige fos inju�ticias e impom, la verdad sobro !ns falses creencias. Imrnmcrablc:s víctUll11 S son inmoladas cada dia en diversos lugares del mundo por quienes i;e sienten pceeedores de verdades nbsolutes. C'.reimno1 que, con el desplome de los imperios totalitarios, la convivencia, !a paz. el pluralismo, los derech o, humenca, se impondrian y el mundo dejnda atrás los holocaustos, genocidios, invasione.� y guerras de exterminio. Nada de eso ha oowrido. Nuevno formas de barbarie proliferan atizados por el fonalismo y, con la multiplioeoión de llflllSS de deatruoción masiva, no so puede excluir que cualquier grupúsculo de enloquecidos redentores provoque un día un ontaclismo nuclear. Hay que salirle., al p11110, enfrentarlos y dcrro!arlos. No son muchos, aunque el estruendo de sus orfmencs retumbe por todo el planeta y no1 abrumen de horror lu pesadilla� qu� provocun. No debemos dej11rnos intimidar por quienes quieiCTan urn:batarnos la libertad que hemos ido conquistando en In larga hazaña de In ci•ílizac íón. Defendamos la democracia lib(:r al, que, con todas sus lilllitaoioncs, sigue significando el p!urolismo politioo, la eonvive11oia, la tolerancia, los derechos humanos, el respeto a fo. erítioa, la legalidad, IOR elecciones librea, la olt,::manoia en el poder, todo aquello que nos ha ido uc.ando de la vida feral y neercóndonoa - 11unque nunca llegnrcmos e aloanz11tla- a la hennoaa y pcñccta ida que finge la literaturn , aquella que sólo invcntllnd ola, esoribien dola y leyéndola podemos mc1:ecer. Enfrentándonos a los fnnátioo1 homicida1 defendemos nu�stro derecho a sofü1r y a hooer nuestro, sueños realidad. Én mi juventud, oon10 1nuchos cscriton:s do mi genenici6n, fui marxista. y creí que e! soci11liuno seria. d r,:medio parn la explotnción y hu injustiofos soci11e3 que crrcolaban en m.i país, Amérioo LalinR y el resto del Tercer Mundo. Mi deccpciOn del eatntismo y el ooleotivismo y mi lrM!lito hacia el dcmO!.lrata y el liberal que soy-que trato do ser- füe largo, dificil,. y se llevó a cabo dc!pacio y a raíz de epi�odios como la convcni6n de la Revolución (,'ubnnn, que me habia cntuaiounado ni principio, al modelo autoritario y vertical de fa Unión Soviótica, el te1tirnonio de lo� disidenles que corucguía cscurrirso entre las alambradas del Gulag, 111 in•11sión de Checoe.,[ovaquia por los palse 1 del Pacto lle Vonovia, y gracias o peruadorcs como Rayruond Arou, Jcan-Fnin9ois Revel, lsnillh Berlin y Knr l Popper, n quienes debo mi revalorización de la cultur e. democnltioa y de las sociedades abiertos. Esos maeblros fueron un ejemplo de lucidez y gal!nrdfa cuando la lntellfgentsla de Occidente parcela, por frivolidad u OPortunismo, h:iber sucumbido al hoohizo del socialismo sovUtico, o, peor todavia,. al nquelarrc sanguinario do In revolución colturol china. De niño Hoñaba con llegar algún dia a Paris porque, dcdwnbrado con la literatur a únnoCSll, creía que vivir alll y respirar el a� que respimron Balz®, S!endhal, Baudelain:, Proust, mo ayudar:in a eonvcrtinnc en un verdadero escritor, q¡1c si no salía del Perú sólo serla un seudo escritor de díns domingoa y ferindoi. Y !a verdad t• que rlcbo o Francia. a la cultura fhincesa, enllcil:am as inolvidabln, como que la literatura es tanto una vocación oomo una
  • 9. disciplina, un trebajo y w,11 taquedad. Vivl allí cunndo Sartre y Camu1 Clllllb1n vivos y esceibieedo, en los allos de Icnescc, Becken, B11tail1e y Cioran. del descubrimiento del !entro do BrocJit y el cinc de Jngmnr Bcrgnwn, el TNP de Jcan Vilar y el Odéon de Jean Louis Barrault, de la Nouvello Vague y le Nouvenu Roruan y los discurso&, bel!bimu piezas Jilcnl!ius, de Andr6 Milrnux, y, 1.111 vez, el c5pcctáculo mda teatral de la Europa de aquel tiempo, las confcrcncins de prensa y los lruonos olimpicos del general de Oaullc. P= , AOuo. lo que má• le agnidoZCQ a Francia .ea el descubrimiento de Amhiua Latina. AJli aprendl quo el Perú era parte & una v11ta comunidnd • la que hctmaoobo.n lo hiiitorio., la gcosrafia, la prob!emátieft 1ocill y política, uue cierta manen do ser y la sabroia lengua cn que hablabn y escribía. Y que en 1:$05 mi1mo11 años produola una literaturanevedcse y pujante. Allí le! a Bcrges, 11 Octnvio Paz, Coroíznr, 0iU1lÍa Márquez, Fuentes, C11lm:ra lPfanto, Rulfo. Onctti, Csrpentier, Edwards, Donoto y mucbos otro,, cuyos escritos estaban r•woluoionando la nan-1tiv11 en lengua c.,po/'lola y gr11oins • los cuales Europa ybuena períe del mundo desoubrfan <1uc Amiirioa Latino no era 1610 el continente deJo� solpu de Estado, los caudillos de opereta, los gucrrilleroa bnrbudos y IM mueeees del mo.mbo y el ohacl111chá, sino lllmbién ideos, formas lll1fstic111 y fantaslas literarios que trascendían Jo pintoresco y hebleban un lenguaje universo]. De cnlonoes a cato época, no sin tropiezos y rc1b1!011es, Am«ic-11 Latina lm ido progresando, 1unque, como do::fa el verso de César Vallejo, todoYia Hoy, h11n11ano.,, 111zrcld1i1110 qm� hacer. Padei.lcmoa meno, diot11dll0l1 que ant.aiio, 1ólo Cul11 y su onndidaln 1 secundarle, Venezuela, 'I olg11nu tcudodcmocrt1ci11t populistas y payans, como la1 de Bolivia y Nioaragua. Pero en d reste del continente, m1d que mal, lo domoeraoill está füncionando, npoyo.dn en amplio.s consens.os popului:s, y, por pritncrn vezen nue1tr11 his1oiia. lenoma,s una izquierda y una derechs que, coeio e11 Brasil, Chile, Umguoy, Perú, Colombia, Repitblica Dominicana, México y c11si lodo Ccnlro11wo!rica, respetan la fog/1.lidad, la libertad de crítie1, 111,s clocoioncs y In n:;nO'ación cn el poder. Ese es el buen caru.ino y, 9Í persevera en él, combate In iruiidiosa corrupción y 1iguc Integrándose al mundo, Amérii:10 Lntioa dejará por fin·c!11 ser el continente del futuro y pruuui :1 serio del prexeníe. Nunca me lte acntido un cxtrnnjcco ai F:uropa, ni, en verdad, en ninguna parte. En todo1 los !ugnre1 donde he vivido, en Parls, en Lond1Us, en Bntvelona, en lvladrid. en Btrlln, en ,vashington, Nueva York. Brasil o In Rcpublioa Dominicana, me sentí en mi cns11. Siempre ho hallndo una querencia donde podía vivir tm pA7. y trabajando, aprender cosu, olcntllr ilusiones, cnconl.ru amigos, buen.u lecturas y tem11R para c,ciibir. No me parece que haberme convertido, 1in propon�elo, en un oiudadano del mundo, b11ya debilitado eso que lluuon "lu J11icc1'', mis vfnoulos con rni propio pab -lo que 1111:npoco tcndria mucha importancia-, porque, si asi fucni, !Rs cxpcrienciiu: penmno.s no 1eg11irífui alimcntdndomc como escritor y no asolllllflan ,ie.mprc en mi1 hi9torirui, nun ounndo éslu p:irezcan oourrir muy !ojos del Perú. Creo que vivir tanto tiempo fuera del pnls donde n11cl hA fortalecido m.h bien aquellos vínculos, 111'111d.iindok1 una pcrspocti'a mh lúcida. y la no,to.l¡io., quo aabe diferenciar lo 11djc1h•o y lo sustancial y mantiene f'CIVctbcrnndo los recuerdos. El amor al poit en que. uno n11oi6 no puede 1er obliglllorio, sino, al igual que ct111lquicr otro atn0r, un movimiento c1pon16neo del cor11z6n, como el que une n los 11mantcs, • pAdros e hijos, a ]a,s nmigo1 entre d. Al Peni yo lo llevo en 1111 cntnñ11a porque en él nacl, cree� roe formé, y viví aquella, cxpo,rienciu de niicz y juventud que modelaron mi penonalidfld, fragu1nmmi 'OC&ción, y porqueaJli Pmé, odié, socé. aufr{ y soñl;. Lo quo en c!l ocurro menfccta mh, me <lonmuovc y cxasper11 más que lo que sucede en otras partes. No lo he buscado ni me lo he impuesto, simplemente es a,i, Algunos compatriotas me acusaron de troidor y estu•e II punto de perder lo oiudod11.11(11 cuondo. durante 111 últim1 dictadora, pedí a los gobienios democrático, del mlllldo que- ¡xmaliznran al rigimen 0011 !llncíoccs diplomlitioas y económíou, C()fl)() lo he he.uh o siempre eon lodos In, dictaduras, de cualquier índole, la de Pinoohet, 1, de Fidel CHlro, la de los talibaoe, en Afganistán, la de IOII illllncs de hin, la del apartheid de Africa del Sur, In dc !os Slllrapu unífonuados de Birmania (boy My= ar). Y lo volveria II hacer mHñana ,i --el destino no lo quieray los peruano� no lo permitan- el Perú fucmvíctima una VClil: mds do un golpe de et.lado que aniqui!nra nuc1tra fr.lgil democraoiA. Aquella no fue Jo. acciOn J!fCcipitado y pasional de un resentido, como escribieron agu.no• políg.r4fos aco�tumbrado, 11 juzgnr I lot demá,; desde su propia pequeñez. Fuo un acto ooherenlceon mi convicción de que una dictadura rt�nta el mal absoluto para un país, un1 fuonte debrutalidad y corrupción y de beridu profunilas 1¡ue tllrdnn mucho en cerrar, envenenan su futuro y crean hóbítos y prioticn� rnnlsanrui que !o prolonsan a lo largo de lns generaciones dcmornndo In rcoonalruooiOn demoonlticn. Por c,o, las dictadurt1.1 deben ser oombotidas sin contcUipfooioncs, por todos los medios a nuestro aloMoe, in..luidns !:is sancione• coonómicas. Es lamentable que los gobiernca democrátio05, en vez de dar el ejemplo, ;olid11riz.-úidosc con quienes, como In Domn� de Blanco en Cub1, los n:sbtente1 venezolanos, o Aung Son Suu Kyi y Liu Xiaobo, qu<.i � enfrentan con lcineridad a los diotaduni.s que ,ufren, se muestren a menudo complacientes no con ellos ,ino coa sus verdugos. Aquellos valicnto.1, luchnndo por ,u libcrlad, también luchan por In nue&tra. • Un compatriota tnfo, José Maria Arguedas, llamó al Peri! el pals de ·'todas lu sangre,", No creo que hayafónnu!a que lo defina mejor, Eso ,ornos y eso üeveeice dentro lodos los pcrunno,, nos guete o no: una suma do tradiciones, r11za1, crcencius y oulturns procedentes de lo• cuatro punlos cerdinales, A mi me ecorgulleee sentirme herederode Ju culturas prebispéníoas que fobricnron 101 tejida,s y manto, de plumas de Nazca y Part.ens y ku ccratnía,s mocbicas o inc8.l que 1c cxhlbcn 1.n los mejores muscos del mundo, de los constru.:tore, de Mnchu Pieehu, el Gran Chimit,Chan Ci.an, Kuclap, Sip,n, las hueces de Lo, Bruja y del Sol y de la Luna, y de los csp11i'ioles que, coo. sus a!forjos, esp11das y cobllllos, trajeron al Perú a Greci11, Ro11:1a, la tn1diei6n judeo-crittinna, el Renacimiento, Cc¡v11nlc�, Quevedo X Góngora, y la lengua recia de Cllatil!a que los Andes dulcificaron. Y do que con E1poña Jlcpra también el Afrioa con au reciedumbre, tu música y su efervescente itn1gin1oión a enriquecer la heterogeneidad peruaM. Si esoartuuno1 un poco dcJaubrirnc, que el Perú, como el Alcph de Borgcs, e1 en pequeño fom.1110 el mundo entero. ¡Qu6 oxtnmrdinnrio privilegio el de un pais que oo tiene unn identkled porque !ns tiene todnsl Le eonquisl.ti de AmCl'ioa fue cruel y,·io!enta,. como todas las conqníldu, desde luego, )' debemos criticarla, pero sin olvidar, 11 hacerlo, que quicne, oomcticron aquellos dcJJ1ojo1 y crimcncs fueron. en gran número, nuestro, bisabuelos y t.atnrubuelos, los c,pnñoles que fueron a �rica y allí se 11criollnnm, no los que so qucduon en ,u ñerre. Af1uclla1 críticas, pnre ser justas, deben ser una autocriticn. Porque, ni independizarnos de E�p11ñn, hace do6ciento1 ail,o,, quienes asumieron el poder en las :mtigua.s. colonias, en ,·ez de n:dimir al indio y hacerle justicia por Jo, Mliguo1 agrAvios, siguieron cxpl<>Undolo con tiinta codicia y ferocidad como los conquisUldoret. y, en •lgonos países, diczmiiudolo y cxtctmimindolo. Digdmoslo con toda clltidad: desde be.ce dos �igloa la emancipaciQn de los indigcnn es una íCllpontabilidad CiclusiYnmen!e nuestnt y la hemos incumplido. Ello ,igue siendo una asignatura pendiente en toda Amérion Lntin11. No hny una sofo excepción a este llprobio y vergaenza. Quiero• Espoñ1 tanto como 11 Pc:rú y mi deudo con ella et len grande ccmo el agradecimiento que le tengo. Si no hubiera sido por &.paila jam!is huhkra llegado a cata lribunt1, ni • s.:run oscritor oonocido, y tal v� i;omo tanlol rolegas dcufortunado,¡, andaría en el limbo de lo! c1cnbid� sin su.crte, ain cdilorc1, ni premios, ni eotoros, cuyo l11lcn!o ac11JO -bütc con,uelo- descubrirla algún din Ju postcridiid. En España 8C publicaron todos mí, libros, recibi n:conocimicntos exagcrndo1, amigos como Carlos Barral y Canncn Bnlcclb }' tanto, otro, se dcsvi'icron porque mi, historia, tuvieran lcotore,. Y Elpaii11 me conocdió umt segun.ta naoionnlidad cuando podia perder la mln. J11mU he sentido la menor incJompatibilidarl entre Rr peruano y tener un pa,nporto eipnñol porque siempre he Jt.'fltido que �peña y el Perú a.on el aovcrJO y el re'erw de wia misma 00111, y no sólo en 1oi pequeña pcrso!lll, t1111:1hil'll en realidades esenciales como la historio, 11 lengua )' 1n cultura. De todos los llños que he vi,·ido en suelo cspMOI. recuerdo oon fulgor los cinco que paM: en la querido » 11�lona I comienzos de los aio� u:tcnlti. La dictadura do Franco estaba todoÍa en pie y aún fusilRba, pero era ya un fósB en hilo,:haa, y, ,obre todo en el campo do In oulturu, incapaz do mantener los conlrolei de anlaño. S1: ahrian rendijo! y re,quioioa que la ccn,ura no alcanzaba a parchnr y por clLu 11 1ocicdad c1p•ilola. 11b1orbin nuevas idcH, libros, corrientes do pcn511mien!o y valor'<.ls y formu artl,tic.111 butn entonen prohibidos por aubvenivos. Ninguna lliudad 1prov,.-chó tanto y mej«quc &rcelona este oomiecr.o de apertura ni viviQ unaeft..T'e.,cencia semejonte en todos o¡¡ campo• de las idcu y In cn:noión. Se oonvirti6 en Ju capital ou!Wnil de España, el [ugnc dond,:, hnb!a que c,tnr paro r1:spiror el anticipo de !� libcrlad que se vendrla. Y, en oic:110 modo, fue ta.mbién la copitnl cultunil do AmCl'icu Latill.ll por la cantidad dc pintorc,, escritores, editores y artistas procedente:, de loN países latino11mcrie.:1no, que allf se instalaron, o iban y venían a Barcelona, porqueera donde habia que e!W ,i uno quería serun poeta, novelista. pintoro compo1itor de nuestro tiempo. Para mi, aquellos fueron WlOi oño1 inolvidsbln de cou1pnñerisnio, amisLad, con.tpimciones )' fecundo trabajo intelectual. Igual que ante1 Pati�. 8arcelooa fue una Torre de Bnbel, una ciudod co�mopolila y univerul, donde ern estimulante vivir y tmbnj1r, y donde, por prin1eni vez desde IO! tiempos de la guCITII civil, cseritotc! c1pnñolcs y latinonmerioano1 s.c .mczcloron y fnitcmizaron, reconooitndose duell.01 de una mi,m1 lradición yaliados en una cmprea:i comitn y UD.3 certeza: que el final de la dic1adur11 eni. inminente y que en la Espai'la d=ocr.itíu1 l11 cu!tUl'II sería la prolllgoni,ta principal Aunque no ocumó 111i exactamente, la lraniición cspaffola de 111 dictadura n Jn <lcmocrnoi11 hn sido un1 de las mejore, historia de los ticm� modernos, un ejemplo de conlll. cll8odo la '°nlalez y la t11oionalidad pre-alcccn y loa advcrmrios polilico, apnn:an el 1eotari1mo en favor del bien común. pueden ocurrir hechos tan prodigioso, como los de l:u: novc�s del rra!ismo m,gico. Lu lrallllición española del autorilariuno a !a libertad, del �ubdes:urollo a In prosperidad, de una sociedad de oontr11,tos económicos ydctigualdades terccnnundistn# a un p11í1 de olOllcs media, au inlcgración a Europa y su adopciO!l en pocos 11ño1 de una cultura dcmoonitica, ha �dwirudo al niundo entero y disparado la modernización de E.spn&.. Hn ,ido para mi un11 expc:riencin emocionante: y
  • 10. / / nlcooiorutdora vivi.rfo de muy cerca y a ralos desde dentro. Oj11Já que los nnoiona!ismos. plaga inourable del inundo modemo y tnmbién deEspaña, no estropeen esta historia foliz. Deteste toda forma de naciono!ismo, ideo!ogíll -o, más bien, religión- prcvlnciane, de corto vuelo, cxcluyenl.e, que recorta el horizonte intcleotunl y disimula en su seno prejuicios étnico, y racistas, pues convierte en valer supr em o. en privilegio mom! y ontológico, !a oircunstonoia fortuita del lugar de nacimicnto. Junto con la religión, el nocionalismo ha sido la causa de las peores cnmiceriat do fo historia, come las de las do, guemu mundiales y Ja sangría actual del Medio Oriente. Nada llll contribuido tanto como el ueclcnnllsmc a que América Letina se hayo bu[oanizado, ensangrentado en in11Cns11t11s contiendas y litigio� y derrochado astronómico, recursos en oomprnr nnnas en vez do construir cseuelas.. biblictecnay hospitales. No hay que confundir <:I nacicnellsmo de orejeras y su rechnzo del "otro", siempre semilla de violencia, con el po!riotiamo, Jentimiento sano y generoso, de amor a la tierra dando uno vio la luz., donde vivieron sus ancc.,tros y se forjaron Ice primeros sueños, paisaje familiar de geognúia�. seres queridos y ocurrcnoias que 1e convierten en hito, de la memoria y escudos contra lo soledad. La patria no son hu bancforas ni los himnos, ni los discursee apodícticos sobre los héroca embfemátieoa, sine un pui'lodo de lugares y pcrsonu que pueblan nuestros recuerdos y los tiñen de melancolíu, la sensación cálida de que, no importa. donde estemos, existe un hogar al que podemos volver. El Pení Cll para mi una Arcquipa donde nacl pero nunca viví, una ciudad que mi madre, mis abuelos y mis tíos me ensc.ilaron a conocer II travds de sus recuerdos y ai'loraru:1111, porque toda mi tribu fomifiar. como suelen hoocr los arequipeHos, se lk:v6 siempre a la Ciudnd Blllnq11 con elln en su endaricge existencia, Es ·111Piuro del desierto, el algarrobo y el sufrido burrito, a! quo 101 piuranos de mi juventud llam!Umn "el pie ajeno" -lindo y triste apelativo-, donde descuhri que no ernn las cigüeñas las que traten lo� bebes nl mundo sino que los fabricaban las parejas haciendo umu butbs.ridades que eran pecedc monal. E& el C.olegio San Jvíiguel y el Teatro Vllrtedl'Klos donde por primera vez vi subir al esceneric una obritn escrito por mí. Es la esquina de Diego Ferré y Colón, en el ?-.-liraflores limeño -Jo llemébamcs el Bnrrio Alegro-, donde cambié el pontstón corto por el lnrgo, fumé mi primer cigarrillo, nprcnd{ o bailar, n cuamorar y a declararme a las chicas. Es la polvorienta y temblorosa rcdaooión del diario La Crónica donde, o mis dieoiséi� eñoa,velé mis prlmerllS nrmes de periodista, oficio que, con la literatura, ha ocupedo casi lodo mi vida y me ha hcoho, corno los libros, vivir més, conocer mejor el mundo y freouentru- a gente de todas partes y de todoa los resistros, genio excelente, buena, mala y execrable. Es el Colegio }.filitar Lconcio Prado, donde aprendí que el Perú no ero el pequeño reducto de clase media on el que yo hobin vivido ha&ta entonces confinado y protegido, sino un p11!1 grande, antiguo, enconado, desigual y eccudido por toda ulaae de tormenta, sociales. Son los células cl11ndestinn1 de. Cnhuide en las que con un puñado de sanmarquinos preparábamos la avoluoi6n mundial. Y el Perú son mis amigos y amigu del Movimiento Libertad oon los que por tres años, entre Ju bombns,apngonesy aaennatos de! terrorismo. trebajamon en defe050 dc la democracia y la oultura de la libertad. El Pcrll es Pa!riciu, la prima de narfoitu respingada y oorácter indomable con la que tuve la fortuna decasarme hace 45 años y que todavía soportll las manías, neurosis y robiellls que me ayudan a escribir. Sin ella mi vida se hubiera disuelto hAee tiempo en un torbellino caótico y no hubiernn nacido Álvnro, Gonzalo,lvforgana ni los i;c:fa nietos que no� prolongan y alegran la existonoia. EUo h111Je todo y todo lo hace bfon. Resuelve lo� problemos, administra !a C1:ono.mfo, pone ol'den en el c;ios, mantiene a raya a los periodistMy a los intruso&, defiende mí tiorupo, decide los cítu y los viajes, hAcc y dc�hact las maletas, y es ton generosa que, huta cuando cru: que me riñe, me hace el mejor de !O$ !!logias: "Macio, pa!"ll lo ímico que Lú 11.in-cs es pnra escribir". Volvamog u fa lileri1tura. El puraiso de Ju infancia no e, para mi un mito liternrio sino una l'Clllidad que vivl y gocé en la gnn clllla familillt' de lrcs pntios, en Coohabambo, donde con mi1 prin1aa y compafieros de coltgio pod{omo, l'Cproducir las historias de Taruin y de Salgrui, y en la Prefectura de Piura, en cuyos entretechos anidaban los mureiéiogos, sombras silen1es quo Henabon ile misterio las noches estrellad!U de esa tierra caliente. E.n esos af'io1, C!Jcribir fue jugar un juego que me celebraba lo fontilia, una gracia que me mereoía aplausos, a mJ, el nieto, el sobrino, e! hijo sin papá, porque mi podre había muerto y eetaba en el ciclo. Era un señor alto y buen mozo, de uniforme de marino, cuyo foto engalanabami velador y a la que yo rezaba y be,iabaantes ck dormir, Uno mañana piur1111a, & la que todnvio no creo hnbcnnc recobrndo, mi madre me reveló que- aqiwl caballero, 1m verdad, utoba vivo. Y c¡uc ese mismo dia 1101 iriamos a vivir con CI, a Lima. Yo u:niao.nce ofios y, desdo entonces, todo oaiubi6, Perd! la inocencia y descubrí la 50Jedad, lo outoridod, !a vida adulta y el miedo. lvfi sav11ci6n fue leer, leer los buenos libros, refugiarmt en c!.Os mundos donde vivir era exalt.ante, intenso, una ovenlura tras otra, donde podía sentirme libre y voh•fa a ser foliz. Y fue escribir, o e8COndidas, como quien $e entrega a un vicio inconfoneoble, a una pasi6n prohibida. La litcran1ra dejó de ser un juego. Se volvió uno manera do resistir la adveraidad, de protestar, de rebelarme, de eaoapar u lo intolerob!c, mi rezén de vi•ir. �sdc entonces y hasla ahora,. t.-n todn1 las circunstnncies en que me he sentido llhatido o golpeado. a orillas de la desesperación, en!regnrme en cuerpo y alms a mi trabajo de; fübu]ador ha aido la luz que sciiafa la ulida del túnel, la tnbla de salvación que lleva al náufrago a la playa. Aunqueme cucstn mucho trabajo y me hace sudar lu gota gorda, y, eomo todo escritor, siento II veces la amenazo. de la parlÍli6Ís, de la sequia de la imaginación, nada ruc ha hecho gOZDT en la vidn tanto oomo l}runrm:: los meseay los años conslruyendo unahiatorio,desde su incierto despuntar, esa imagen que lu memoria almacené de alguna experiencia vivida, que so voki6 un desasosiego, un entusiasmo, un fonW�oo que genninó luego en un proyecto y en la de<iisión de intentnr eonvertlr ean niebla agitada de fimlumas en una hi1toria. "Esorihir ca una manera de vivir", dijo ltlaubert, SI, muy cierto, Ula manero de vivir con ilusión y alegria y un fuego chieporrctcente en la cabezo,peleando con las palabrns disc.ola1 hasta emaeetrarles, explorando el ancho mundo como.un cazador en pos de prcsns c.odiciables parn alimentru- la fiociún cu ci<:nx:s y aplacer ese apetito voraz de toda historia que al crecer quisieraíregerse todas le� historias. Llegar a iontir el 111:riigo al qU<: nos conduce una novela en gestación, cuando loma forma y parece etnpcznr II vivir por cuente propia, con penonajcs que se mueven, actúan, pienson, sienten y exigen respeto y considcnwión, a los que ya no es posible imponer arbitrariamtnlc una conducta, ni privarlos de su libre albedrío ain matarlos, sin que la hi1toria pierda poder de persuasión, es una experiencia que me Jigue hechizando como la primcru vez, tan pleno y veriigino111 como hacer el amor con la mujer amada dias, semanas y me�es, sin cesar. Al hnblnr de la fiooión, he l111bl11do rnuoho do la novela y poco del teatro, otra de sus forma� exoelus. Una gran injuslicia, desdo luego, El teatro fue mi primer amor, dc!dc que, adoleseencc, vi en el Teatro Seguro, de Lima, L<I 1m1crto de ,m via;antc, do Arthur lvliller, cspc.ctáculo que mo dejó tr11spasndo do emoción y me precipitó n escribir un drama con inca&. Si en la Lima de los cincuentahubicr11 habido un moviru.ienlo tealnll hohrift !ido dramaturgo anles que novelista. No lo habla y eso debió ori11nUlnnt 011d11 vez mils luwia ln n1UTativa. Pero mi amor por el teatro nunca cesó, dormitó acurruoodo a la aombta de Ju novelas, oomo una tentación r una nostalgia, sobre todo cuando vela alguna pie?..11 Aubyugantr;:. A fines de !Oli setenta, el recuerdo pertinaz de una tía abucln centenaria, la MPnutC, que, en los últimos o8os de su 'ido, cortó con 11 realidad oircundnntc para refugiarse en los �ucrdos y la ficción, me rngirió una hi!toria. Y lll:nt{, do manera fatidica, que aquella ero una hiitoria para el teatro, que Jólo sobre 1m <:soenario oobnirin la animooión y el esplendor de l" ficciones logradaL La cs1a1bí con el temblor cx:cítado del principiante y gocé tanto 'Wndola en escena. con Norma Aleandroen el papel de la heroína, que, desde entonces, entro novc:la y novela, ensayo y ensayo, hereinoidido varias veces. Eso s� nunca imaginó que, a mis si::teDta aflos, me subirlo (debería deoir mejor me arrnalrarfa) a WJ. c1cenario II actuar. E5a temeraria avcntllfa me hii:o vivir por primera vez en cnme y lnici.o el mil11gro que �. puta alguien que so ha paaodo la vidtt escribiendo fiooioncs, cncamnr por unas boro� 11 un personnjedo la fantasía, vivir b ficción d�lan!e de un públioo. Nunca podréagradecer bastante n mis queridos nnligos, el dircotor Joan OIJé 'f la aolrrL Aiton11 Siínch�z Gijón, ham me nnimodo a compartir con ellos e� fontbtica experiencia (pe� al pánioo que la acompailó). La literatura es UIUI representación falaz do la vida que, sin cmbnrgo, noa ayuda a en!enderla mejor, u orienl11mo1 por el fobecinfo en el que nacimo!I, ranwufllmos y morimos. Ella nos desagravia de los revele� y fruw-aciones qui::, nos inflige la vida verdadera y gracias II eUa dcsoiframo&, al numos parcinhncnte, el jeroglífico (jllC suele ser la c.'Cistencia para la grlln 11111.yorla de los s..-.n:s humanos, principalmente: aquellos que alen�mos .mh dudas que , �orie1.iti, y oonfosomo, nuestra perplejidad anto tema11 como la lrllliocndencia, el &!tino individunl y colectivo, el alma, el sentido o el sin!ltntido de la historia, el más acá ye! más alLi del conocimiento racional Siempre me ha fascinado imaginar aquella incierta oírcunstoncia en que nuestroA mtlepasodo� apenas diferente.; todavía dd animal, aeién naoid<> el lenguaje quo les permitía oomunioarse, empezaron, en las cavernas, <:n tomo a las hoi:;ucn1s, en noches hitviontes r1c amenazas -rayos, truenoij, gruñidos de las fieras-, a inventar hi1torio1 y a contáraeln!. Aquel fue el momento crucial de nuestro destino. porque, en esas rondas de seres primitivos �wperuos por la voz y 1R fanta.sio de:J contador, comenzó la oil'iliz.ación, d largo transcurrir que pooo o poco nos hilJllanizarfo y nos llevarlo o inl'entar ul individuo soberano y a desgajarlo de la tribu, lo ciencia, Ju artes, el derecho, 111 libertad, o. e!iCruar IBB entro.ñiis de la naturaleza, del ouerpo hu mono,del capaoio y a vi1tjt1.1· 1 Ju est.rcUns. AqueUoa cuentos, fábulas, milo:., leyendas, que resonaronporprimera vez como unamúsioa nueva ante auditorios intimidados por los roiNtcrios y peligros de un mundo donde todo ea de30011ooldo y peligro8o, debieron ser un baño refrescante, un remAAw para esos eipiritus siempre en el qui6n vive, para loJ que cxi1tir querfa decir 11pcnu c-om�T. gtum:cerse: de los elementos, mat!tT y fomiwr. Dc�dc que empezaron a soñar en colectividad, a. compai1ir loa 1uc8os, in.:ítsdos por los contadores de oucntos, dejaron de es-tar atndos a In noria de la lllpervivencia, un remolino de quehocerca embrute<:edorcs, y su vida sevolvió auei'lo, goce, fontasia y un designio revolucionario: romper aquel confiw11nicnlo
  • 11. y cambiar y mejorar, una lucha pera aplacar aquellos desees y ambiciones que en ellos azuzaban las vida s figurada a, y la curiosidad por deepcjnr Las incógnitas de que estaba coaneledc su enlomo. Ese proceso nunca interrumpido !e enriqueció cuando nació In escritura y las historias, además de esouchar.se, pudieron leerse y nloanzarcn UI permanencia que les confiere In literatura. Por C3o, hay que repetirlo sin tregua hnstn oonvenccr de ello a Ias naevas gencracionca! ill fioclón es más que u.n entretenimiento, ruña que un ejercicio intelectual que 11auz.a la sensibilidad y despierta el espíritu critico. E� una necesidad imprescindibfo pare que la civilización siga existien do , rcnovMdos.e y conservando en nosotros lo mejor de lo humano. Para que no retrocedamos a la barbarie de lo incomunicación y la vida no se reduzca al prngrualismo de lo, Gspccinlistas que ven laA cosas en profundidad pero ignoran lo que las rodea, precede y continún. Pera qne no pasemos de servirnos de IM máquinn� que inventamos 11 5(.T sus sirvientes y esclavos. Y porque un mundo sin literatura seria nn mundo sin deseos ni ideales ni desacatos, un mundo de 11ut6m11U!I privados du lo que hoce que el ser humano sea de veras humano: la capacidad de salir de si mi.oimo y mudarse. en otro, en otros, modefadns con la arcilla de nuestros sueños, De lu caverna al raecacieloe, del garrote n !ns annas de destrucción masiva, de In vida tautológica de la tribu u la era de la globalizaoión, Ju ficciones de fa literatura han multiplicado las experienclea humanne, impidiendo que hombres y mujeres sucurabemce n! k:tnrgo, al ensimismamiento, n la rcsignución. Nads hu sembrado tanto In inquietud. removido !finto 1:1 ünagin�ción y los deseos, como e,a vida de mentira¡ que añadimos a la que tenemos gracias a la literatura pera pro!ngoniznr las gmndes aventuras, los grandes pasiones, que la vida verdadera nunca nos duri. Laa mentiras de la litcrntu:m se vuelven verdades a trevée de nosotros, los lectores tnmsformndos, contaminados de anhelos y, por oulpn do 111 ficción, en permanente entredicho con la mediocre realidad. Hcnhice r ía que, al ilusionnmoa con tener lo que no tenemos, ser lo que no 80nl09, acceder 11 esa imposible existencia dond ,;,, como dioses paganos, nos �enlimos terrenales y eternos n la vez, la literatura introduce en nuestro! eeplritus la inconformidad y kt rebeldía, quo estiin detrás de todas fo! hazmias que han contribuido n disminuir k1 violencia en las rclaclonea humanes, A disminuir la viclenoia, no a ecubat- con clln. Porque lu nuestra scni siempre, por fo r tun a , una historio incnnolusa. Por eso tenemos que seguir soñando, leyendo y esoribiendo, la más eficaz manera que bayatllos encontrado de alivier nucslta condición perecedera, de derrotar a la carcoma de! tiempo y de convertir en posible lo impo.,ibtc. llitocolmo, 7 de diciembre de 2010.
  • 12. "Yo dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y advertí que era servicio y descubrí que el servicio era alegría" (Rabrindanath Tagorc, poeta hindú) Dilectos amigos invitados Digna concurrencia: El mundo viene transformándose con cadencia inusitaday nos impone varias consideraciones como el ritmo del cambio. la socialización del trabajo, la elevación de los niveles de vida, el auge de una era científica, el maltrato de los DDHH, el debilitamiento de la vida espiritual, entre otros. Al examinar la primera preocupación relacionada con el ritmo del cambio afirmamos que éste afecta a la tarea universitaria en gran medida, porque el conocimiento envejece rápidamente, y eso obliga a replantear criterios pedagógicos que estaban centrados en torno de aquel. La búsqueda e importancia de lo trascendente se halla ahora en la cúspide de la inquietud del hombre. Hoy se establecen otros objetivos de conducta académica. Hay que habilitar a la gente para autoinformarse y entrenar al alUI1U10 a fin de que aprenda a actuar porcuenta propia. Enseñarle a aprender, a repasar y a asegurar el conocimiento. El estudio y la investigación son las vías personales de acceso al saber. Esto revela que las técnicas aún vigentes no prevalecerán mañana,y en tal sentidono vale la pena esmerarse en hacerde su práctica el desiderátum de toda pedagogía. Por eso hoy resultan más difíciles los diagnósticos vocacionales y la universidad se ve forzada a reemplazar una educación abocadaa lo estrictamente profesional por un ritmo de Iormacióu contínua. Tenemos que ser conscientes de que debemos prepararnos para una vida en curso: la vida de estudio no termina con el diploma profesional. Ese es el compás de la marcha. También nos mortifica la socialización del trabajo) ya que por causa del progreso científico, la división del mismo todavía prevalece; y ello explica el nacimient o de la especialización. Pero ésta hace perder la perspectiva de la unidad y del concierto integrado que el mundo implica. El trabajo en equipo reemplaza al quehacer individual; y eso reclama gente que coordine, así como expertos del contacto humano y del comportamiento grupal. Si el saber es poder, al generalizarse la participación en el poder, nos vemos obligados a pensaren una cooperación propagada del saber. De igual modo, es significativo comprender que estamos en una era científica. La tecnología ha derrotadoal empirismo tradicional, y resulta verdaderoque cada día la sociedad necesita más científicos, y esto modifica el nivel de todos los oficios, y aun el de las profesiones. Las máquinas no sólo acaparan las operaciones rutinarias y hace cada vez más exigente la tarea del hombre; sino apremia, de manera cotidiana, el menester de la inteligencia y la responsabili dad intelectual. Asimismo, no cebe olvidar, en esta época, el valor de los DDHH. Para que no sea una metáfora al servicio de los tristes intereses de la política efímera, la universidad debe contribuir a reflexionar sobre ellos en la gran perspectiva de su tarea diaria, No únicamente necesita profesores que aseguren el conocimient o. Requiere, sobre todo, maestros que garanticen la formación de las nuevas generaciones. Necesitamos dar educación antes que reducirnos a la mera enseñanza y el puro aprendizaje. La formación es la conjunción de todos los saberes fundamentales; supone un saber integrador del hombre,en el hombre y para el servicio del hombre. Lo principal es hacercon todoello una nnidad a su medida. Se trata de conciliar las ciencias en un ser humano; y eso tiene que ver con la personalidad, con el puesto del hombre .frente al mundo y en el mundo: con elserpara la cultura que es uno mismo. La universidad precisa asegurar esas esencias. Es la manera como debe entenderse en olla el derecho a la cultura, que nuestra Constitución proclama y defiende. No olvidemos que en los últimos quince afies, el binomio conformado por universidad y desarrollo se convirtió en habitual referencia del debate universitario. Por un lado. el desarrollo industrial, el paso hacia una institución de masas, al mismo tiempo que la democratización progresiva y la exigenci a creciente de una permanente educación para la población general, han terminado por sacar a la institución universitaria de sus estrechos marcos liberales. Sin embargo, en la actualidad, comprendemos que debemos observarlo serenament e como un síntoma de la hora, que exige hacerle frente con responsabilidad y buen criterio. Porque nadie duda de que esta situación nos obliga a hablarde crisis y de la urgente necesidad de cambios. Por habernos extraviado en discutir asuntos enteramente superficiales, no alcanzamos a percibir que se nos han ido escuniendo entre las manos las propias esencias. Porque la universidad. como afirma Luis Jaime Cisneros, no es la ley que la proclama, ni el reglamento que la organiza, sino el trabajo positivo y claramente científico que realizan los profesores y estudiantes. Que eso es cierto lo testimonia esta institución de educación superior denominada Universida d Nacional"Pedro Ruiz Gallo" que pudo salvarse de la rutina y sobrepuesto a deficiencias de estructura, a breves o prolongadas crisis económicas y que ha logrado triunfar sobre leyes, reglamentos y catálogos. Nuestra labor en ella tiene que ver con Ja verdad, con la moral, con la razón. Debemos. poreso, recuperar nuestra fe en la tarea universitaria. Asíderrotare mos al escepticismo en todas sus formas, Recordemos que educarpara el desarrollo denota educarpara la libertad y no para la dependencia económica y cultural. Para cumplir con ese objetivo, hay que creer en ese mundo de ideas y tener vocación cierta por la enseñanza e interés
  • 13. 'evidente por la juventud que es la forma renovada y permanente en que va cristalizándose la imagen indistinta y sucesiva de la patria. Lo que asegura la calidad delservicio y la eficiencia de la tarea es la calidad de la vocación de profesores y estudiantes. Si la universidad no contribuye a cimentar la educación porel cambio radical y paulatino de nuestra sociedad y no ayuda a reemplazar los modelos occidentales que ahora garantizan la postración, tcnninará arrasada porla voluntad general de quienes se sienten preocupados por analizar la verdad del mundo en que nacieron, a fin de construir la realidad del orbe que tienen derecho a vivir. Formar a los jóvenes en unauniversidad moderna como ésta es formarlos para el cambio que implica otro tipo de sociedad y exige meditar sobre los métodos a los que la institución universitaria ha de confiar subyacer. Y es claro que eso significa innovar, aunque pocos suelen advertir que dicho término es la permanente función de la universidad. La palabra inspira temor a los incautos, . que incurren en una deformada imagen de lo que una universidad auténtica debe ser. Innovación, cambio y renovación,son típicas tareas de una universidad consiente de su deber. El estancamiento, la inacción, el conformismo, no son instrumentos eficaces que ayudan a la realización delhombre. Cuando se alude a la innovación metodológica, algunos postulan la necesidad de reformar el currículo. Los profesores debemos estar consientes de que el currículo no es el sancta sanctorum,sino una probabilidad en procura de cuya hipótesis nos movemos, pero no es infalible. Lo transcendental es reconocer que no habrá innovación auténtica sin criterios científicos, sin base en la reflexión y en la crítica. Y eso porque a medida que los paradigmas tradicionales de conducta moral pierden fuerza en la sociedad, la universidad no puede renunciar a los que Je son propios, sin riesgo de su esencia. La educación tiene porobjeto traera la superficie, ordenada y armónicamente las fuerzas creadoras que el hombre posee encerradas y orientarlas para que pueda serautor responsable de su propia realización. Sin reflexión ni estudio científi co repetiremos las muchas improvisaciones que hemos padecido. Si la universidad 110 enfatiza a la personahumana como sujeto y objeto de la cultura, será muy dificil que el estudiante comprenda que la persona es sujeto y objeto de la educación. Sin cultura y sin educación el hombre se verá privado de sus factores de dignificación y de realización integral. La universidad debe proponerse que él aprendizaje sea una hermosa experiencia ajena a la frustración , al aburrimiento y la renuncia. Esa es la tarea, ese es el reto, esa es la meta si queremos evitar la repetida e incesante migración que busca desesperada un honroso porvenir. La vida profesional a que aspiran nuestros jóvenes participantes está incorporada a esta etapa que se inaugura en la universidad. Es una vida de estudio y de reflexión porque toda profesión comporta estudio y perfeccionamiento constantes, a fin de estimular el espíritu creador. Este cultivo de la "dimensi ón interior" es elmás rico y fecundo que la universidad ofrece. Hay que aprender a descubrirlo y a fomentarlo: las prácticas; la consulta bibliográfica eu libros y revistas especializadas; la organización de grupos de estudio y de debate; los apuntes y la preparación de exámenes no pueden ser desde ahora trámites momentáneos sino operativos que se deben diseñary con los que hay que vivir comprometidos, Eso es laUniversidad y me urgía decirlo en la celebración de su 37 aniversario institucional y el 169 aniversario del natalicio del teniente coronel "Pedro Ruiz Gallo", quién desde la gloria hoy expresaría: "Yo dormía y soñaba que la vida era alegría, desperté y advertí que era servicio y descubrí que elservicio era alegría" Muchas Gracias.