Este documento resume la vida y obra del sacerdote jesuita José Martín Cuesta en la selva peruana. Llegó a Perú en 1944 y pasó 40 años realizando trabajo misionero y de evangelización entre las comunidades aguarunas y jíbaros, defendiendo sus derechos. Dejó escritas sus memorias donde narra sus experiencias entre estas comunidades y su labor para civilizarlas y convertirlas al cristianismo de manera pacífica. Fue un pionero que arriesgó su vida para acercarse a estas tribus y ganarse su
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Recordando al sacerdote jesuita jose martin cuesta
1. RECORDANDO AL SACERDOTE JESUITAJOSE MARTIN CUESTA
Por : Luis OtilioGarcía Hernández
El RVDO. Padre José Martín Cuesta Sj. durante muchos años, entregó su vida como sacerdote
en la Provincia de San Ignacio, y nuestra gratitud es por su espíritu humanitario, por su
contribución a la educación y por la misión evangelizadora en la selva peruana.
Tuve la suerte de conocerlo cuandoeraniño, yo estudiabaenlaescuelaparroquial y el padre era
el Director( 04 de abril de 1963) actualmente InstituciónEducativaNo.16470 en la ciudadde San
Ignacio. El Padre José Martín Cuestacon una mentalidad progresista, fiel al evangelio, defendió
los derechos de las comunidades nativas del Distrito de San José de Lourdes, en la Provincia de
San Ignacio, Región de Cajamarca – Perú.
En una ocasión llegaron un grupo de nativos, traídos por el
padre Martín Cuestas, cuando los mirábamos trataban de
esconderse, estaban casi desnudos, con sus coronas
adornadasde plumasmulticolores de avessilvestres, el padre
los había ubicado en una pequeña casa cerca de la parroquia,
y apenas se les podía ver por momentos cuando sus cabezas
asomaban por la puerta. Recuerdo que al padre nos llamó la
atención y nos dijo sonriendo: no los molesten , dejadlos
tranquilos , ustedes iros a casa … , nunca habíamos visto a
nativos, y como todo niño llevados por la curiosidad nos
parecía extraño ver seres humanos aún no civilizados y en
esascondiciones,peroa laveznos parecía bien que vengana
visitarnos . Escuchábamos que eran seres temibles, que
reducían las cabezas de sus enemigos al tamaño de un puño
y tantas versiones propias de sus creenciasycostumbres que
solamente el Padre José Martín Cuesta daba cuenta de su veracidad, por ser el único sacerdote
jesuita que logró en aquellos años ser aceptado por las comunidades nativas.
2. La iniciativade escribirsobre el mencionadosacerdote,es ala poca información que existe sobre
su vida, y todo lo que hizo por el progreso de San Ignacio, es merecido el monumento en su
memoria ubicado en la Plaza de la Ciudad de San Ignacio , en la Región de Cajamarca ( Perú) .
En su obra “Entre el Cóndor y el Marañón” , el sacerdote escribe muchas anécdotas del
procesoevangelizador con los aguarunasy jíbaros asentados en la región pre-amazónica del
Marañón.
El Padre José Martín Cuesta nace el 5 de marzo de 1911 en Tornavacas ( Cáceres) , Diócesis de
Plasencia,España.Sus padres fueron Luis Martín Cuesta y María Cuesta Cruz. Fue bautizado el 13
de marzo de 1911 en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción de Tornavacas.Ingresó en el
Seminario de Ciudad Real en el año 1924. -Noviciado Jesuita: 7 de junio de 1928 en Aranjuez,
ordenado sacerdote el 13 de mayo de 1942 en Granada y marcha a las misiones en el año 1944.
El Padre General de la Compañía le dio el nombramiento de marchar a Japón de misionero.
Estando en Perú, dispuesto a embarcarse, recibe una comunicación para que no se embarque,
porque ha estallado la guerra de Japón contra Estados Unidos.
Después de unos meses en el Perú le comunican de Roma que se prepare durante un año para
penetrarenlosterritoriosde losAguarunasen Perú, que se la considera una de las misiones más
difíciles de la Iglesia. Entra, por fin, entre los Jíbaros y allí permanece durante cuarenta años con
ellos haciendo una labor de evangelización y de civilización asombrosa.
El Padre José Martín Cuestas , falleció en la ciudad de Lima en marzo de 1996 a los 85 años de
edad , antes de morir visitó a su familia en el Valle de Jerte- Tornavacas – España , en una
entrevistaenEspaña un periodistalopresentó comoel últimode losconquistadoresextremeños
enla AméricaHispana.Efectivamente él fue un conquistador, no de tierra en el sentido humano,
sino conquistador de almas, transformando a aquellos salvajes en donde ningún misionero se
había atrevido a entrar en los siglos XVII y XVIII porque al que se atrevía le cortaban la cabeza.
Así como él hay otros sacerdotes jesuitas a quienes conocí en mi adolescencia, que
comprometidos con el evangelio trabajaron organizando el Movimiento de Catequistas, Los
Promotoresde Salud, laJuventud EstudiantilCatólica-JEC,durante lasdécadasdel 70,80 y 90 del
Siglo XX , tales como : Jaime López Dóriga , José María Iguzquiza , José María Gil Rubio,
Patricio Casey Litle , Javier Uriarte Centaño, Fernando Jiménez Figueruela;
MEMORIAS DEL PADRE JOSE MARTIN CUESTAS Sj.
“Nunca jamásse me había ocurridoescribir mis Memorias. Tan triviales y ordinarias me parecían
mis cosas que no creía merecieran relatarse. Incluso cuando Dios quiso que yo fuera el primer
misioneromoderno que entró a los JIBAROS, reductores de cabezas humanas y me establecí con
ellos en su tierra, ni una sola vez pasó por mi mente escribirlas.
3. Es verdad que cuando intenté penetrar por primera vez en su medio, en noviembre de 1945, oía
repetir una y otra vez a los cristianos fronterizos de San José de Lourdes esta frase proverbial,
transmitida de padres a hijos: “Entrar en la Jibaría es muerte segura”. Pero pronto pude darme
cuenta que sí había peligro para la vida por motivo de enfermedad, ríos, insectos, fieras y
serpientesvenenosas,peronoporlosAguarunas,si se entrabapara ayudarlosa sudesarrollo y no
para su explotación".
Y cuando Dios permitió que estuviera en peligro grave de ahogarme en el Marañón en 1946,
tampocopensé que pudieraninteresarpara la posteridad mis entradas y viajes misionales, hasta
que en diciembre de 1980 me inquietaba en Roma el misionero alemán P. José Shhütte.
Desde el principiode mi vidamisionera el P. Juan Albacete me había recomendado que, siempre
que pudiera, sacara copia de mis primeras relaciones y cartas con recuerdos de mis actividades
misioneras, que me han servido ahora en mis Memorias.
Tantos viajes y cambios de casa me obligaron a ciertas purgas periódicas, sin criterio alguno
técnicometodológico.Felizmente pudieron salvarse del cesto de papeles y polilla algunas de las
más importantes notas de mi época de Santa María de Nieva, gracias a los buenos servicios del
Hno. Felipe Nevado, que al verlas medio podridas por la humedad en el desván y pasto del
comején (polilla) le vino en mente traérmelas un día a La Coipa, parte de las cuales he podido
aprovechar.
Ojalase leyeranconel gustoy agrado que dicense leíanmisprimerasrelacionesenloscomedores
jesuitasdel PerúyEspaña,que sindudase debía más a la novedad del momento histórico, que al
valorintrínsecoy extrínsecode ellas.Algunas de ellas se publicaron en la revista misional jesuita
“Siglode las Misiones”. Me daría por contento y satisfecho si acaso pudieran ser actualmente de
algunautilidadpúblicaporlosdiversostemassociológicos,religiosos,antropológicos e históricos,
que me tocó vivir.Reconozcoque todofue obra exclusiva del Señor, fuente de vida y bien, como
lo fue toda mi labor misional durante mis 38 años seguidos. A El se las consagro para que tengan
vida y fructifiquen.
No descartoenellas errores subjetivos míos, hasta materiales, de los que difícilmente podemos
vernoslibreslossereshumanos.Pidodisculpasporcualquierdeslizuomisióninvoluntaria,latente
o manifiesta. Sólo cuando nuestras almas se iluminen con la luz esplendorosa del Creador, nos
veremosenteramentelibresde semejanteserrorese ilusiones. Jesucristo el Señor quiera irradiar
sobre ellas algún destello de su luz y verdad, que siempre traen consigo paz y dicha sin fin.
El primer bloque, en que divido mis Memorias Misioneras, que titulo EN CAMINO MISIONERO,
podrá servirquizásal lectoramigode ambientación,parapercibirel entorno rural de tan cristiana
raigambre familiar, la trayectoria de mi vocación misionera, así como los medios de que se valió
Dios para traerme al Perú y escogerme para ser uno de los fundadores de la Misión moderna
Jesuita del Marañón. Y a partir del segundo bloque se inician ya propiamente mis Memorias
Misioneras.
4. EL ÚLTIMO ADIOS
Al final de mi vidaterrena,cuandoya he cumplidoel 7 de juniodel 88 mis60 añosde vidareligiosa
enla Compañía de Jesús y estoy para cumplir el próximo 5 de marzo mis 80 años de edad y están
cercanas mis bodas de oro sacerdotales el 13-5-92, me siento en la obligación de reconocer y
proclamarsinla menorduda, que todo cuanto bueno, extraordinario y fructífero, aparezca en mi
larga vida misionera y en estos mis últimos años de escritor y operario es todo, absolutamente
todo, del Señor, dueño de la mies y fuente de todo bien; y que todo aquello defectuoso e
imperfectooerradoque resalte lomismoenmi vidaque enmislibrosymemorias,esciertamente
propio mío, de mi nada y egoísmo.
Estoy convencido de que Jesucristo en mi vida ha sido y es toda mi razón de ser, mi corazón y mi
única esperanza para el porvenir. Mi natural corpóreo y mi vivir terreno siento ya que se
desmorona. Me agradaría que mi Padre Dios no tardara en llamarme a su Reino eterno, para
participar ya sin temor alguno de su bondad, poder y sabiduría infinita. Y juntarme con todos los
seres queridos que me antecedieron.
Sólo así podrá alcanzar su plenitud mi ser creado y se colmarán las ansias de felicidad, amor y
saberdel corazón humano.Entoncesserácuando,ya sinrodeos y trabas, llegaré a participar de la
naturaleza divina.
En varias oportunidades he pensado y hasta soñado y deseado que mis restos mortales
descansaran en San Ignacio, junto a los del P. Albacete; pero en estos momentos me inclino y
prefieroque seamejordónde ycómomi Padre Diosquiera,porque para Dios y lasalmasya no hay
espacio ni distancias en la otra vida. ¡Que se haga ahora y siempre, Señor, tu voluntad! Amén,
amén.
Despedida última
Comorecuerdopóstumode estasmisMemorias,quieroque mi despedidaúltimaseade latierra y
familia donde nací, en la que el Señor me hizo Hijo de Dios y me llamó a ser su sacerdote
misioneroenlaCompañíade Jesús.Aceptogustoso todoslosplanesydesigniosamorososde Dios
sobre mí en lavidareligiosaymisionera,paralos que me dio salud corporal y espiritual. Por todo
ello, ¡mil gracias, Señor!
Estoy ya enlosumbralesde misBodasde oro sacerdotales.Repito que no me disgustaría que mis
restos mortales descansaran en San Ignacio frente a los del P. Juan Albacete, para hacerle
compañía, en el sitio reservado sin mi anuencia. Y sobre esto y todo lo demás, prefiero siempre
que sea esto donde el mismo Señor determine.
Al leer en sus mismas palabras del Padre José Martín Cuestas, siento cuan
profundo fue su amor por Jesucristo, su vida de oración, su bondad, la
valoración al ser humano , la defensa de sus derechos y de sus bosques .
Recuerdo a mi padre Segundo García Pintado al primer gestor de la
5. carretera San Ignacio – Namballe y mi madre Hilda Hernández García que
en la actualidad viven en el Caserío de Marizagua , en San Ignacio, hablar
del PadreJuan Albacete y del Hermano Pedro López, hermanos cristianos ,
que pusieron las bases para consolidar la religiosidad católica en la
provincia de San Ignacio.
SEMBLANZA QUE HIZO DEL PADRE MARTIN CUESTA EL GENERAL DE LOS JESUITAS, PADRE
ARRUPE, AL CUMPLIR LAS BODAS DE ORO EN LA COMPAÑIA DE JESUS
“Fue usted el primero que entró en contacto con la tribu Aguaruna en Chingusal, saliendo para
aquella memorable expedición desde San Ignacio en Compañía del buen hermano Pedro López.
Bajó variasvecesporlosterriblespongosdel Marañóndesde el puertode Bellavistaenlas frágiles
balsas de entonces y fundó el puesto misional de Santa María de Nieva. Nadie, como usted,
conoce los ríos Marañón, Nieva y Santiago. Innumerables veces los ha recorrido sembrando la
Buena Nueva del Señor en tantos hombres ignorados por la civilización y asistiéndolos con
competencia y cariño en sus enfermedades y epidemias.
Ha sido usted un misionero de corazón, de recia personalidad y espíritu emprendedor, como lo
prueban últimamente los proyectos y realizaciones sobre las cooperativas, que usted asesora
acertadamente desde la Coipa. San Ignacio también sabe de su actividad apostólica y de su
preocupación evangelizadora.
El Señor sabrá premiarle tantos servicios como ha cumplido en la compañía. Al unirme
personalmente asualegría,quierotambién agradecerle,en mi nombre y en el de la Compañía, la
fiel yconstante dedicaciónal serviciode losmáspobresyla alegría y sencillezconque havividosu
entrega”.
+ P. Pedro Arrupe,
General de la Compañía de Jesús
(7 de junio de 1978)
Espero, y es mi deseo que estas menorías del Padre José Martín Cuestas , sirva para que los
peruanos y especialmente los sanignacinos y jaénos reconozcamos , valoremos y expresemos
nuestragratitud, a una persona que entregósuvida lejosde su familia y de su patria , sirviendo
a la luz del evangelio a los más humildes y necesitados de la selva peruana.