2. Paz y Bien. Es cierto, hay cientos, miles o tal vez millones de santos que no conocemos.
Cuyas historias seguramente inspiraron y salvaron a muchos, pero que por distintas razones hoy no nos
son familiares. Lo cierto es que queremos recordar o presentarte algunos santos franciscanos de los que,
tal vez, nunca habías escuchado, con la intención de que conozcas un poco sus historias y por qué no, te
encomiendes a ellos. Recordemos que los santos fueron personas como tú y yo, viviendo una
vida ordinaria, que por voluntad de Dios se convirtió en una vida extraordinaria para recordarnos a todos
que es posible llegar al cielo, apuntar alto y amar tal como Dios lo hizo por cada uno de nosotros en la
cruz. Dejémonos guiar pos sus enseñanzas para que nuestro camino hacia la santidad sea más ligero.
Los santos son una escuela para nosotros. A través de sus ejemplos no solo nos damos cuenta
de que sí se puede ser santo hoy, sino que encontramos testimonios vivos de que la santidad se da
siempre en un corazón que está dispuesto a darlo todo por amor a Dios.
El entonces Papa Benedicto XVI, el 6 de noviembre de 2006, nos mencionó que «El luminoso ejemplo de
los santos despierta en nosotros el gran deseo de ser como ellos, felices de vivir junto a Dios, en su Luz,
en la gran familia de los amigos de Dios. Ser santo significa vivir en la cercanía de Dios, vivir en su familia,
y ésta es la vocación de todos nosotros».
Estamos llamados a aprender de nuestros «hermanos mayores» que lo dieron todo, que
se entregaron por completo al Señor. Por eso contamos con vosotros, profesores y alumnos, para
que recuerdes algunos santos franciscanos que llevan su nombre en la sala de clases. En todos ellos
podremos observar dos actitudes básicas: la humildad y la cercanía con Dios, es decir, dos ingredientes
necesarios para ser santos hoy.
4. SAN ANTONIO, EL SANTO DEL PUEBLO. Poseía una personalidad
extraordinariamente atractiva, casi magnética. A donde quiera
que iba, las gentes le seguían en tropel para escucharle. Las gentes
cerraban sus tiendas, oficinas y talleres para asistir a sus
sermones; muchas veces sucedió que algunas mujeres salieron
antes del alba o permanecieron toda la noche en la iglesia, para
conseguir un lugar cerca del púlpito. Con frecuencia, las iglesias
eran insuficiente para contener a los enormes auditorios y, para
que nadie dejara de oírle, a menudo predicaba en las plazas
públicas y en los mercados.
Por esto mismo, el Papa León XIII lo llamó "el santo de todo el
mundo", porque su imagen y devoción se encuentran por todas
partes.
5. Haz, Señor, que nuestro corazón
sea un corazón de carne,
capaz de amar a todos
con los que me encuentro en mi día a día.
Qué el amor sea la norma de mi vida.
ORACIÓN FINAL
7. Se llamaba Juan Fidanza, nació en la aldea toscana de Bagnoreggio, cerca de Viterbo, en Italia. Se
puso de pequeño tan malo que su madre –como tantas– lo puso bajo la protección del santo de
Asís para que lo librara. Precisamente iba a ser el franciscanismo el modo de vida que eligiera en
la primera juventud y la causa de que cambiara el nombre de Juan por Buenaventura.
En la universidad de París se le vio como estudiante y diez años como Maestro. Cuando fray
Buenaventura llegó a París en 1235, para completar sus estudios bajo las enseñanzas de
Alejandro de Hales, aquel emporio del saber pasaba una racha de enormes tensiones entre
teólogos rivales que discutían apasionadamente sobre Aristóletes y Averroes; no era infrecuente
pasar del arte de la dialéctica, a las apasionadas discusiones, y de ahí se saltaba al terreno de las
calumnias, y hasta el de la violencia física. En medio de tal algarabía nada ejemplar se
encontraban los frailes. La humildad aprendida del Poverello sirvió de freno al de Bagnoreggio
para lograr la serenidad y equilibrio que hizo exclamar al maestro de Hales: «Conociéndole, se
diría que Adán no pecó», para expresar el dominio patente de las pasiones que demostraba
Buenaventura. En París trabajó para integrar la visión aristotélica en la tradición de san Agustín,
aceptando gran parte de la filosofía científica de Aristóteles, pero rechazando cuanto conocía de
su metafísica por insuficiente, ya que, según Buenaventura, al filósofo no le guiaba la luz de la fe
cristiana. La doctrina de la iluminación del alma por Dios –una forma de identificar la verdad o
falsedad del juicio– la tomó de las doctrinas de san Agustín. Dejó rastro en la universidad
luchando por unir la verdad con la caridad, porque, si no fuera así, la ciencia teológica no pasaría
de ser un burdo remedo de la verdadera ciencia de Dios, sin Dios.
8. ¡Oh!¡Alto y glorioso Dios!
Ilumina las tinieblas de mi corazón.
Dame fe recta,
esperanza cierta,
caridad perfecta;
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento.
ORACIÓN FINAL
10. En 1193 nació en Asís, una ciudad de Italia. Clara era muy alegre, tierna y sonriente.
Le gustaba jugar y divertirse con sus hermanos y amigas. También la música y la literatura. A los
18 años, oyó a san Francisco hablar de la pobreza y de la sencillez, así que su corazón se llenó de
alegría. ¡Qué lindo es entregarlo todo! ¡Qué lindo es descubrir a Dios en las cosas más pequeñas
y cantar sus maravillas! Le pidió a Francisco que le enseñara a vivir así.
Feliz de ser amiga de Jesús, Clara consagró su vida a Dios y fundó con Francisco la orden de las
damas pobres. Muchas jóvenes se unieron a ella, y fueron aprendiendo en la oración, en el
trabajo y en la vida en comunidad a crecer en el amor y en la pobreza, como la Virgen María.
¡Eran muy pobres, pero confiaban en que Dios las amaba! Ella era la superiora del convento,
pero no se creía la más importante: sabía estar atenta a los demás, era humilde y maternal.
Muchas noches de frío se levantaba para abrigar a sus hermanas. Hacía muchos sacrificios para
ofrecérselos a Jesús: comía poco, dormía en el piso... Pero un día, Francisco le pidió que comiera
un poco más y que durmiera en un colchón para no enfermarse. ¡Qué gran amistad los unía!
Clara tenía una gran devoción al Santísimo Sacramento. Visitaba y adoraba a Jesús en la
Eucaristía. Una vez, la ciudad de Asís estaba por ser atacada. Las hermanas rezaron con confianza
a Jesús, pidiendo que protegiera la ciudad...y los enemigos se fueron sin pelear.
Durante toda su vida, mucha gente la admiró y la quiso por su bondad, su ternura, su alegría y su
sencillez. Todo lo entregó por amor, y lo puso al servicio de los demás. Después de muchos años
se enfermó y murió alabando a Dios, rodeada de las Damas Pobres, también llamadas Clarisas,
diciendo: «Bendito seas Señor, por haberme creado».
11. Gloriosa Santa Clara de Asís,
por aquella fe inquebrantable
que te hizo servirte de las cosas terrenas
buscando las del cielo,
por aquella esperanza firme
con que venciste todas las dificultades
que se oponían a tu santificación,
por aquella caridad pura y ardiente
que te movió en todos los momentos
de la vida,
te suplicamos con humilde confianza
que intercedas ante Dios
y nos obtengas su favor en lo que te
pedimos (hágase la petición)
y esperanza firme y caridad ardiente
para con Dios y el prójimo.
ORACIÓN FINAL
13. El 17 septiembre celebramos la impresión de las llagas de San Francisco de Asís.
Pocos santos han tenido tan decisiva influencia en la historia civil y eclesiástica
de todos los tiempos como el Poverello de Asís. Y pocos han vivido las máximas
evangélicas como este hombre que se identificó tanto con Jesucristo crucificado,
que mereció recibir en su cuerpo las señales de la Pasión.
De acuerdo con sus biógrafos, dos años antes de su muerte, San Francisco se
retiró a Toscana con cinco de sus hermanos más cercanos, en el Monte
Alvernia, para celebrar la Asunción de la Santísima Virgen y preparar la fiesta
de San Miguel Arcángel por cuarenta días de ayuno. Fue en la fiesta de la
Exaltación de la Santa Cruz. Francisco, arrodillado ante su celda, oraba rezando
con los brazos abiertos a la espera del amanecer, cuando fue objeto de una
gracia excepcional. El Señor crucificado se le apareció en la figura de un serafín
de seis alas. Después de pasar tiempo con él en una conversación dulce, partió
dejándole impreso en el cuerpo las llagas sagradas.
14. Por lo tanto, Francisco, que tanto deseaba
asemejarse a Cristo, con este rasgo se identificó
más a Cristo crucificado.
Al final de su vida, cuando ya estigmatizado y al
borde de sus fuerzas sufría sin tregua, física y
moralmente, alcanza la cumbre de la perfecta
alegría y compone el Cántico de las Criaturas.
Hace falta haber entrado de lleno en el misterio
Pascual de muerte y resurrección para poder
componer este himno en el que, la creación
entera, reconciliada, encuentra su unidad en Dios.
15. Oh San Francisco,
que recibiste los estigmas en La Verna,
el mundo tiene nostalgia de ti
como icono de Jesús crucificado.
Tiene necesidad de tu corazón
abierto a Dios y al hombre,
de tus pies descalzos y heridos,
y de tus manos traspasadas e implorantes.
Tiene nostalgia de tu voz débil,
pero fuerte por el poder del Evangelio.
Ayuda, Francisco, a los hombres de hoy
a reconocer el mal del pecado
y a buscar su purificación en la penitencia.
Ayúdalos a liberarse también
de las estructuras de pecado,
que oprimen a la sociedad actual.
Reaviva en la conciencia de los gobernantes
la urgencia de la paz
en las naciones y entre los pueblos.
Infunde en los jóvenes tu lozanía de vida,
capaz de contrastar las insidias
de las múltiples culturas de muerte.
A los ofendidos por cualquier tipo de maldad
concédeles, Francisco,
tu alegría de saber perdonar.
A todos los crucificados por el sufrimiento,
el hambre y la guerra,
ábreles de nuevo las puertas de la esperanza.
Amén.
Oración del Papa Juan Pablo II en su visita al Monte La Verna
17. SAN PÍO DE PIETRELCINA.
Nació en Pietrelcina (Italia) en 1887. Ingresó en la Orden de los
Hermanos Menores Capuchinos en 1903. En 1916 llegó a San
Giovanni Rotondo donde, salvo pocas y breves interrupciones,
permaneció hasta su muerte. La mañana del viernes 20 de
septiembre de 1918 orando ante el crucifijo, recibió el don de las
llagas de Cristo. Murió el 23 de septiembre de 1968.
Juan Pablo II lo canonizó en 2002.
Rezamos el Padrenuestro.
19. SAN FRANCISCO DE ASÍS
Francisco Asís, nació en Italia en el año 1182 y fallece el 3 de octubre de 1226. Fundador de la orden
franciscana. Hijo de un rico mercader llamado Pietro di Bernardote. Francisco de Asís era un joven
mundano de cierto renombre en su ciudad.
En 1202 fue encarcelado por unos meses a causa de su participación en un altercado entre las ciudades de
Asís y Perugia. Luego de este hecho y aquejado por una enfermedad e insatisfecho con el tipo de vida que
llevaba, decidió entregarse al apostolado y servir a los pobres. En 1206 renunció públicamente a los bienes
de su padre y vivió a partir de entonces como un ermitaño.
San Francisco de Asís predicó la pobreza como un valor y propuso un modo de vida sencillo basado en los
ideales de los Evangelios. El Papa Inocencio III aprobó su modelo de vida religiosa, le concedió permiso para
predicar y lo ordenó diácono. Con el tiempo, el número de sus adeptos fue aumentando y Francisco
comenzó a formar una orden religiosa, la de los franciscanos. Además, con la colaboración de santa Clara,
fundó la rama femenina de su orden, que recibió el nombre de Clarisas.
San Francisco de Asís recibió los estigmas (las heridas de Cristo en su propio cuerpo).
San Francisco de Asís fue canonizado dos años después de su muerte, el 15 de julio de 1226, y sus
sucesores lo admiraron tanto por su modelo de austeridad como por su sensibilidad poética.
San Francisco demostró un gran amor y respeto por toda la creación. Por su devoción a los animales fue
nombrado como “Patrón de los veterinarios y de los ecologistas”.
1. LECTURA (ESO-BACHILLER)
20. ¿Sabes por qué San Francisco de Asís es el santo de los animales? Aquí te vamos a contar su
historia.
San Francisco de Asís fue un cura de la iglesia Católica Romana que nació en Italia a principios de la
década de 1180. Después de su muerte en 1226, el Papa Gregorio IX lo canonizó y lo convirtió en
el Santo Patrón de Italia.
Años después, San Francisco de Asís se convirtió en el patrón de los animales y de la naturaleza y en
1979, el Papa Juan Pablo II lo nombró Santo Patrón de la Ecología.
21. ¿Pero, de donde viene esto?
San Francisco de Asís siempre tuvo gran cuidado y amor por la naturaleza y los animales. Entre sus enseñanzas
estaba que Dios creó el mundo y a todas las criaturas y era el deber del hombre proteger y disfrutar lo que Dios había
creado.
Entre las leyendas que rodean a este Santo existe una en la que se cuenta que San Francisco estaba viajando con otros
compañeros cuando llegaron a un lugar donde había muchos pájaros en los árboles a la orilla del camino. San
Francisco les pidió a sus amigos que lo esperaran mientras iba a rezar con sus hermanas las aves. Las aves lo
rodearon y se quedaron ahí cautivadas por su voz. Por eso la imagen de este Santo siempre lo retrata con uno o varios
pájaros acompañándolo.
Otra leyenda cuenta que en la ciudad de Gubbio, donde el santo vivió durante algunos años, la gente le tenía mucho
miedo a un lobo que rodeaba la zona atacando a otros animales e incluso a la gente del pueblo. San Francisco, a
diferencia de la demás gente del pueblo, tuvo compasión por este lobo por lo que decidió irlo a buscar a las
montañas. Cuando lo encontró, se acercó a él y le ordenó que no le hiciera daño ni a él ni a nadie más. El lobo, que
estaba gruñendo y enseñando los dientes, cerro el hocico y se acostó a los pies del santo.
Fue ahí cuando el santo habló con el lobo para explicarle que la gente del pueblo le tenía mucho miedo pero que él
estaba ahí para hacer las paces. Entonces el lobo lo siguió hasta el pueblo y entraron juntos mientras toda la gente los
miraba sorprendida. Fue ahí, en el centro del pueblo donde hizo un pacto con el lobo. El lobo ya no podría atacar
animales o personas del pueblo y a cambio, la gente del pueblo lo alimentaría. Y así fue.
25. Ver video: https://www.youtube.com/watch?v=qZun9-
p4Xdg
Reflexión:
Desde aquel primer encuentro en Asís del
Papa san Juan Pablo II con los líderes de las
diferentes religiones para orar por la Paz,
todos los años, por estas fechas, se hacen
iniciativas semejantes en distintas partes
del mundo.
26. Señor, ¡haz de mi un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde hay ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo Fe;
donde haya desesperación, ponga yo
esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
ORACIÓN DE LA PAZ
Oh Señor,
que no busque yo tanto ser consolado, como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.
Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna.
Amén.
28. BIENVENIDA SEA MI HERMANA LA MUERTE (San Francisco )
Habían transcurrido ya veinte años desde su conversión.
Quedaba así cumplido lo que por voluntad de Dios le había
sido manifestado. Había descansado unos pocos días en aquel
lugar, para él tan querido; conociendo que la muerte estaba
muy cercana, llamó a dos hermanos e hijos suyos preferidos y
les mandó que, espiritualmente gozosos, cantaran en alta voz
las alabanzas del Señor por la muerte que se avecinaba, o más
bien, por la vida que era tan inminente.
Y él entonó con la fuerza que pudo aquel salmo de David: a
voz en grito clamo al Señor, a voz en grito suplico al Señor.
29. Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán la misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de
Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el
Reino de los cielos.
Bienaventurados seréis cuando os injurien, os persigan y digan con mentira toda
clase de mal contra vosotros por mi causa.
Alegraos y regocijaos porque vuestra recompensa será grande en los cielos.
30. Dios todopoderoso y eterno, que has
enriquecido a tu Iglesia con la santidad de
innumerables franciscanos, concédenos a los
que celebramos en una misma fiesta los
méritos de todos ellos, seguir sus huellas en la
tierra y obtener el premio de la salvación en el
cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
ORACIÓN FINAL
32. Entre los presentes había un hermano a quien el Santo amaba
con un afecto muy distinguido (27); era él muy solícito de todos
los hermanos; viendo este hecho y sabedor del próximo
desenlace de la vida del Santo, le dijo: «¡Padre bondadoso, mira
que los hijos quedan ya sin padre y se ven privados de la
verdadera luz de sus ojos! Acuérdate de los huérfanos que Dios
me llama. A mis hermanos, tanto a los ausentes como a los
presentes, les perdono todas las ofensas y culpas y, en cuanto yo
puedo, los absuelvo; cuando les abandonas y perdonadas todas
sus culpas, alegra con tu santa bendición tanto a los presentes
cuanto a los ausentes».
«Hijo mío -respondió el Santo-, niques estas cosas, bendícelos a
todos en mi nombre».
33. Oh Dios, gloria de los fieles y vida de los justos:
nosotros, los redimidos por la muerte y
resurrección de tu Hijo, te pedimos que acojas con
bondad a nuestros hermanos y hermanas de la
Familia Franciscana, y a nuestros parientes y
bienhechores difuntos, y, pues creyeron en la futura
resurrección, merezcan alcanzar los gozos de la
eterna bienaventuranza.
Por nuestro Señor Jesucristo.
ORACIÓN FINAL
36. Oh, Jesús, que mi corazón tenga siempre sed de Ti, oh fuente de vida,
manantial de sabiduría y de ciencia, río de luz eterna, torrente de delicias,
abundancia de la casa de Dios.
Que no ambicione otra cosa sino poseerte, que te busque y te encuentre,
que a Ti me dirija y a Ti llegue, en Ti piense, de Ti hable y todo lo haga en loor
y gloria de tu nombre, con humildad y discreción, con amor y deleite, con
facilidad y afecto, con perseverancia hasta el fin; y que Tú sólo seas siempre
mi esperanza, toda mi confianza, mis riquezas, mi deleite, mi contento, mi
gozo, mi descanso y mi tranquilidad, mi paz, mi suavidad, mi olor, mi
dulcedumbre, mi alimento, mi comida, mi refugio, mi auxilio, mi sabiduría,
mi heredad, mi posesión, mi tesoro, en el cual esté siempre fija, firme y
hondamente arraigada mi alma y mi corazón.
ORACIÓN FINAL
40. SANTA INÉS DE PRAGA O DE BOHEMIA (2 de marzo
Capacidad de sacrificio y entrega. Renunció pronto al porvenir que le
brindaba su real ascendencia, para el que la venían preparando desde
su infancia, y prefirió consagrarse totalmente a Dios y al servicio de los
pobres y enfermos, siguiendo el camino evangélico abierto por Santa
Clara de Asís;
Habiendo conocido por medio de los Hermanos Menores, llegados
por entonces a Praga, la experiencia espiritual de santa Clara de Asís,
quiso seguir su ejemplo de franciscana pobreza: con los propios
bienes dinásticos fundó en Praga el hospital de san Francisco y un
convento para las «Hermanas Pobres» o «Damianitas», donde ella
misma hizo su ingreso el día de Pentecostés del año 1234, profesando
los votos solemnes de castidad, pobreza y obediencia.
41. ¡Oh! ¡Alto y glorioso Dios!
Ilumina las tinieblas de mi corazón.
Dame fe recta,
esperanza cierta,
caridad perfecta;
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz
mandamiento.
ORACIÓN FINAL
42. Fray Andresito, nació en Fuerteventura, España el 10 de
enero de 1800, ingresa a la Orden Franciscana en 1834 y se
traslada luego de la expulsión de los franciscanos de Uruguay
al convento de la Recoleta Franciscana en Santiago de Chile
en 1839, fallece con fama de santidad del 14 de enero de
1853. El papa Francisco ha reconocido sus virtudes heroicas y
el 08 de junio de 2016 ha sido declarado “Venerable”.
Fray Andresito descansa esperando la resurrección en el
Templo de la Recoleta franciscana, en la comuna de Recoleta,
desde donde suscita la devoción espontanea de los fieles.
Hoy oramos por su pronta beatificación y por el milagro que
le permitiría acercarse un poco más a los altares.
14 Enero