3. Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos
de batalla del pensamiento humano. Cuanto mejor es un
libro, más tarda en venderse, porque su venta está en razón
inversa del tiempo preciso para comprender y aquilatar su
mérito.
+onoré de %alzac
5. ÍNDICEÍNDICEÍNDICEÍNDICE
CRIATURAS SIMBÓLICAS Y FICTICIAS EN EL ARTECRIATURAS SIMBÓLICAS Y FICTICIAS EN EL ARTECRIATURAS SIMBÓLICAS Y FICTICIAS EN EL ARTECRIATURAS SIMBÓLICAS Y FICTICIAS EN EL ARTE 22223333
La Heráldica británica
John Vinycomb
LA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBROLA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBROLA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBROLA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBRO 25252525
Los manuscritos iluminados
Walter Crane
BIBLIÓFILOS MEXICANOSBIBLIÓFILOS MEXICANOSBIBLIÓFILOS MEXICANOSBIBLIÓFILOS MEXICANOS 35353535
Manuel Romero de Terreros
LA LETRA GÓTICALA LETRA GÓTICALA LETRA GÓTICALA LETRA GÓTICA 41414141
Frank Chouteau Brown
LIBROS Y LIBREROSLIBROS Y LIBREROSLIBROS Y LIBREROSLIBROS Y LIBREROS 50505050
Alfonso Reyes
%X[L 5evista de %%%%ibliofilia
1R
2013
Reserva de derechos al uso exclusivo de título
04-2010-031017534800-102
México
1
6. CRIATURAS FICTICIAS Y SIMBÓLICAS EN EL ARTECRIATURAS FICTICIAS Y SIMBÓLICAS EN EL ARTECRIATURAS FICTICIAS Y SIMBÓLICAS EN EL ARTECRIATURAS FICTICIAS Y SIMBÓLICAS EN EL ARTE
La Heráldica británicaLa Heráldica británicaLa Heráldica británicaLa Heráldica británica
John Vinycomb
medida que los seres imaginarios aparecen en el arte simbólico del cual la
heráldica es su mayor exponente, podemos suponer que han sido adoptados
con un sentido obvio o latente, como lo es el caso de los animales reales los
cuales por sí solos pueden constituirse como emblemas o prototipos.
Trataremos sobre los seres de cuya existencia no se cuenta con una evidencia di-
recta de nuestros sentidos y de aquellas exageraciones o combinaciones de formas natu-
rales aplicadas en el modelo de la heráldica simbólica heredada de la Edad Media. Mu-
chas de las ideas de los escritores de ese período fueron, sin duda, derivadas de fuentes
todavía más tempranas, como por ejemplo la historia clásica, el arte sacro y el basado en
leyendas maravillosas de los viajeros de an-
taño, otras fueron acuñadas en base a sus
propios deseos y temores. Desafortunada-
mente los libros que se refieren a la herál-
dica proporcionan una magra descripción
de sus formas, con indicaciones mínimas
sobre su historia o significado mientras
que las ilustraciones son con frecuencia anodinas y faltas de destreza representando un
arte sin alma. Milton nos lleva a terrenos insospechados al describir seres así:
“¡Negra como la noche,
Fiera como diez furias,
terrible como el infierno!”
No es tarea fácil arribar a una clara concepción de muchas de las formas de estos
monstruos ideales. La pluma del poeta puede transformarlas en formas apenas como
sombras, pero el artista que intenta interpretarlo y mostrar de manera tangible estas ide-
as es rebasado en su intento por ser fiel a la imagen proyectada. Tales formas, sombrías y
fantasmales, prefieren la luz ligera de la alegoría al rayo claro del sol de la razón y se cie-
rran a una inspección mas detallada. Como todos los seres espectrales, éstos son mucho
más efectivos en la oscuridad.
3
7. EL SIMBOLISMO EN LA ACTITUD Y LA POSTURAEL SIMBOLISMO EN LA ACTITUD Y LA POSTURAEL SIMBOLISMO EN LA ACTITUD Y LA POSTURAEL SIMBOLISMO EN LA ACTITUD Y LA POSTURA
Para el estudioso del tema es evidente que se transmite una idea mediante la actitud en
que se representa un animal. Tales figuras no son simples signos arbitrarios como las le-
tras del alfabeto que por sí solas no tienen significado alguno. Un león rampante es, co-
mo el término lo sugiere, un león en el acto de la lucha, apoyándose en sus patas traseras
para enfrentar a su oponente. Por lo tanto se representa con la melena alborotada y
mandíbula rojiza, sus extremidades y garras distendidas se preparan para el combate
mostrando la energía y el poder del noble salvaje. Cuán distinta es la idea que transmite
el león con sus cuatro patas sobre el piso, observando con calma o en descanso vigilante,
listo para atacar o defender al instante.
Si fueran necesarias razones
para ajustarse estrictamente a las
reglas de la heráldica en las que la
actitud juega un rol importante
sería útil referirnos a ejemplos y
preguntarnos si de los muchos
actos en los que un hombre
arrogante pueda ser representado
heráldicamente ¿la acción misma o
la postura en que será representado
debería inequívocamente inducir la
idea asociada a su representación?
Ya sea jactanciosamente, como los reyes antiguos con sus solemnes y poderosos
atributos de poder, o el santo en el acto de la bendición arrodillándose a rezar como en
los sellos medievales. Como los tres salvajes errantes en el escudo del Vizconde de Hali-
fax o los muertos esparcidos por el campo en el sello de la ciudad de Lichfield. En todos
la idea primordial es el hombre, pero ¡cuán distinta su significación!
Finalmente, para interpretar el significado implícito en cualquier marca, se deben
tomar en cuenta los colores y la actitud junto con las cualidades o atributos asociados a
la criatura representada, resultando finalmente en la idea tridimensional completa de la
composición, de esta manera podemos referirnos a:
I. La criatura.I. La criatura.I. La criatura.I. La criatura.
La idea primaria en el símbolo se encuentra en el ser representado real o ficticio como
un hombre, un león, un águila, un dragón, etc. Con la forma y carácter conocidos rela-
cionados a cierta cualidad o atributo mental o físico: fiereza, valor, fuerza, coraje, inteli-
gencia, entereza, sutileza, etc.
II. La actitud.II. La actitud.II. La actitud.II. La actitud.
Las distintas posturas de actitud en las que se puede representar en la heráldica, deno-
tando una intención o significado especial: rampante, sentado, somnoliento, atento, etc.
III. La tintura (color).III. La tintura (color).III. La tintura (color).III. La tintura (color).
Cada tintura tiene su significado particular. Ya sea coloreado en proper (acorde a los co-
lores de la naturaleza) o con alguno de los colores heráldicos como el or (oro), el gules
(rojo), el azul, el verde, etc.,
10
8. CRIATURAS CELESTIALESCRIATURAS CELESTIALESCRIATURAS CELESTIALESCRIATURAS CELESTIALES
ÁNGELES Y ARCÁNGELES.ÁNGELES Y ARCÁNGELES.ÁNGELES Y ARCÁNGELES.ÁNGELES Y ARCÁNGELES.
Ángeles de vigor etéreo que se forman a partir de semillas de luz celestial
Virgilio
Baja con acelerado vuelo,
cruza por la inmensidad del espacio etéreo
Navega de mundo en mundo con sus fuertes alas:
ora impelido por los vientos del polo,
ora sacudiendo velozmente el voluptuoso aire
Milton
El Paraíso perdidoEl Paraíso perdidoEl Paraíso perdidoEl Paraíso perdido
Fascina contemplarlos como ministros de la omnipotencia y benevolencia divinas. Nos
complacemos en la creencia de que estos seres celestiales están dotados de una mayor y
más pura inteligencia, más cercana a la naturaleza divina. En todas las épocas, el hombre
las ha representado artísticamente con una figura muy parecida a la propia y con atribu-
tos de voluntad y poder sugeridos por las alas. En las sagradas escrituras se justifica la si-
militud, el todopoderoso se representa de manera sublime como “caminando sobre las
alas del viento”.
Las alas han sido el símbolo o atributo de la vo-
luntad de la mente, del espíritu, del aire, y no se puede
pensar en un emblema más apropiado que el pájaro o
las alas de éste aunque pueda parecer incongruente y anatómicamente imposible. Identi-
ficamos a estos seres como la representación del mensajero de la voluntad de Dios. La
idea de añadir alas a la figura humana ha existido desde la más remota antigüedad. En el
arte egipcio Neith, la diosa de los cielos, se representa con alas y en las piedras talladas
de Nineveh nos encontramos con imágenes desplegando cuatro alas. En el arte clásico
ciertas divinidades y genios cuentan con alas. Los judíos tomaron prestada la idea de los
egipcios y los primeros cristianos adoptaron tanto en éste como en muchos otros casos
las ideas para expresar el atributo de poder y ligereza.
12
9. LAS CRIATURAS QUIMÉRICASLAS CRIATURAS QUIMÉRICASLAS CRIATURAS QUIMÉRICASLAS CRIATURAS QUIMÉRICAS
EL DRAGÓN Y LA SERPIENTEEL DRAGÓN Y LA SERPIENTEEL DRAGÓN Y LA SERPIENTEEL DRAGÓN Y LA SERPIENTE
El dragón, monstruo de escamas, retorcido
En pleno centro de la escena -indescriptible,
Con retorcidos ojos oblicuos replicó receloso
Disparó fuego resplandeciente
Hesíodo
El Escudo de HérculesEl Escudo de HérculesEl Escudo de HérculesEl Escudo de Hércules
El dragón es la figura quimérica más interesante y que más frecuentemente aparece en la
heráldica. Encontramos al dragón dibujado de manera muy similar tanto en la Europa
Occidental como en el extremo oriental de la lejana China y el Japón. Los antiguos lo
concibieron como la encarnación del poder maligno y destructor con los atri-
butos más terribles. Las historias clásicas nos
dan cuenta de muchos de los más espantosos
monstruos del tipo del dragón. También sor-
prende que la concep- ción popular del dragón,
fundada en la tradi- ción a lo largo de cien-
tos de genera- ciones, no sólo
retiene su identi- dad sino que
posee una gran seme- janza con los saurios
antediluvianos, cuyos fósiles se descubrieron apenas recientemente, demostrando el ma-
ravilloso poder de la tradición y la veracidad de quienes la han transmitido.
Moncure Conway, en su reconocida obra “Demonología. Diablo y tradición”
describe las etapas intermedias entre el demonio y el diablo bajo el signo de la cabeza del
dragón. En todas sus representaciones hay una característica común, la serpiente ideali-
zada. El Dragón posee todas las características del demonio en su poder de hacer daño,
pero difiere del demonio en su falta de deseo e intención de hacer el mal. En la mitolo-
gía el dragón es la combinación de los defectos de la naturaleza que en conjunto forman
un todo horrendo. Conway afirma: “El dragón convencional moderno es un monstruo
terrible. Su cuerpo es parcialmente verde, café y negro, de aspecto lodoso, nos recuerda
el mar y el cieno, con sombras persistentes de nubes que presagian tormentas. Las llamas
luminosas de sus ojos rojizos y los destellos surgiendo de su boca con aliento de fuego,
sus grandes alas vampirescas y puntiagudas, resumen todos los misterios de las arpías y
los vampiros.”
15
10. El Unicornio fue una insignia muy popular en toda Europa y simboliza la virtud de la
mente y la fortaleza del cuerpo. Se le conoce bien como el símbolo en el escudo real de
armas de Inglaterra.
EL CONCEPTO MEDIEVAL DEL UNICORNIOEL CONCEPTO MEDIEVAL DEL UNICORNIOEL CONCEPTO MEDIEVAL DEL UNICORNIOEL CONCEPTO MEDIEVAL DEL UNICORNIO
En tiempos pasados el unicornio no era meramente la representación de la virtud
y la pureza, era el emblema más cercano de Cristo como cuerno de nuestra salvación
(Salmos xcii. 10). El cuerno como antídoto contra todos los venenos. También se le
consideró símbolo de la conquista o destrucción del pecado por el Mesías y así aparece
en las catacumbas de Roma. El unicornio es el fiel compañero de Santa Justina de An-
tioquía, mártir por conservar su castidad.
Impresionante, dicen los escritores antiguos, por su gran fuerza pero más aún por
su espíritu de dignidad ya que prefería la
muerte a vivir en esclavitud. Un grabado de
Tobías Stimmer realizado en 1576 representa
la entrada de los animales en el Arca de Noé
con excepción del unicornio que prefiere mo-
rir antes que perder su libertad.
Siempre fue adversario del león y así se le can-
ta en la epopeya de The Faerie Quenne. Se
muestran enfrentados en el escudo de Gran
Bretaña desde la unión de los reinos de Esco-
cia e Inglaterra a comienzos del siglo XVIII.
En el Physiologus Graecus se lee:
“La manera de atraparlo es colocando a su lado una virgen joven y bella. Cuando
salta a su regazo y ésta lo abriga con amor lo arrebatan al palacio de los reyes”
Sólo al olor de la castidad se acercará el animal que, en caso contrario, se enfure-
cerá y arremeterá contra la doncella. ¿De donde viene el unicornio? Es anterior a los días
de Job. En los jeroglíficos del antiguo Egipto ya se representa esta maravillosa criatura. A
veces con el cuerpo de asno o de toro. ¿Es el mito derivado de algún misterioso antílope
de un sólo cuerno o es el rinoceronte el prototipo del unicornio?
19
Tobías Stimmer 1576
11. LA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBROLA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBROLA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBROLA ILUSTRACIÓN DECORATIVA DEL LIBRO
Los manuscritos iluminados
Walter Crane
odas las manifestaciones del arte están tan íntimamente relacionadas con
la vida y el pensamiento, tan cercanas a la condición humana y a sus há-
bitos y costumbres; reflejan tan íntimamente cada momento y cambio
de ese incesante movimiento (el entramado del progreso humano y las
fuerzas de la naturaleza al que llamamos historia) que es prácticamente
imposible mantenerse impávido sin especular acerca de las fuerzas que
subyacen y sus orígenes.
La historia del hombre se fosiliza ante nuestros ojos y se preserva con toda la
fuerza de su imagen vital y colorida en el arte y en los libros. La sucesión de eventos leja-
nos en el tiempo se muestra con sus formas, su oropel y colorido en el limpio trazo del
dibujo, ese símil de espejo que ilustra cada pasaje
y cada aspecto del drama humano.
Si la pintura es el espejo de las naciones, el
libro ilustrado bien podría ser su espejo de mano,
ya que refleja esa mirada íntima de los aconteci-
mientos del mundo a través de los siglos y de sus
pobladores mostrando cada minuto y cada detalle
familiar, así como sus sueños, juegos y aspiracio-
nes.
Mientras los templos y mausoleos anti-
guos nos hablan de las glorias y las ambiciones de
reyes y de sus historias de conquistas y tiranías;
los manuscritos iluminados medievales, en cam-
bio, nos muestran los aspectos íntimos: sus aficio-
nes, sus gustos y creencias, sin olvidar sus inclina-
ciones místicas, religiosas y ceremoniales; dando
pie a una pieza entreverada entre la pluma y el
pincel con el más exquisito sentido de belleza de-
corativa.
Herbert Spencer se refiere al libro del hombre moderno como el símbolo de la
conexión a través del largo hilo de la historia con los antiguos jeroglíficos egipcios y las
representaciones pictóricas de nuestros ancestros cuyo afán fue el de registrar y dejar me-
moria de los incidentes cotidianos.
25
Inicial de La Mer des Histoires.
Pierre Le Rouge. 1488
12. Los miniaturistas de los siglos XIII y XIV frecuentemente permitían que sus
diseños rebasaran los márgenes de manera muy efectiva, lo que supone una
placentera variación al esquema formal de colocación de los elementos en la
página tradicional. Se seguía un plan en el diseño del espaciado de las pági-
nas a pesar de que los márgenes y las miniaturas muestran infinitas variacio-
nes. En estos espléndidos trabajos podemos observar la unión y armoniosa
cooperación entre ilustrador y decorador. El iluminador confecciona sus márgenes y le-
tras iniciales en forma de ramas y brotes, posteriormente coloca las hojas y flores espar-
ciéndolas exuberantemente, arriba y abajo de los márgenes de las páginas apergaminadas
(bellas de por sí con la caligrafía del escribano) como un brote viviente. Mientras tanto
el miniaturista elabora la letra capitular como si fuera el altar de un delicado santo, o la
visión de algún acto de misericordia o martirologio. De esta manera el mundo se nos re-
vela y a la vez esconde sus secretos a través de los laberínticos márgenes.
29
Bedford Hours
13. Breviario Pontifical en Metz ca. 1302
El hecho de que todas y cada una
de las partes del trabajo se deba a la
destreza de la mano le confiere tal
distinción y carácter a estos libros
manuscritos que ninguna obra im-
presa puede rivalizar con ellos.
La dificultad del diseñador del libro
moderno para obtener la tipografía
que armonice apropiadamente con
las ilustraciones no existía en aque-
llos tiempos con el iluminador me-
dieval quien siempre podía balance-
ar sus diseños con un cuerpo de
texto bello en la forma de sus letras
individuales.
Detalle de Misal de la orden de los Dominicos
32
14. BIBLIÓFILOS MEXICANOSBIBLIÓFILOS MEXICANOSBIBLIÓFILOS MEXICANOSBIBLIÓFILOS MEXICANOS
Manuel Romero de Terreros
esde que los beneméritos Fray Juan de Zumárraga y D. Antonio de Men-
doza fundaron la imprenta en México, se despertó entre nosotros el amor
a los libros, y en los cuatro siglos de nuestra historia florecieron numerosos
bibliófilos, con cuyos nombres podría formarse larguísima lista. Pero hoy
solamente queremos recordar algunos varones que más se distinguieron en
México por su bibliofilia.
El primer nombre en tan honrosa relación debe ser a
nuestro juicio, el insigne Adrián Boot, ingeniero que con En-
rico Martínez comparte la gloria de haber emprendido la
magna obra de desagüe del Valle de México. Al revisar el in-
ventario de sus libros, que se conserva en el Archivo General
de la Nación, queda uno verdaderamente
asombrado de la riqueza bibliográfica de
aquella colección, especialmente si se tie-
ne en cuenta la época en que se formó.
Naturalmente, gran número de esas obras
eran flamencas, por ser ésta la nacionali-
dad de Boot, pero no escasearon libros en
otros idiomas. Los había en latín, español, francés, italiano, alemán
y hasta en inglés, cosa que habla muy alto en favor de los conoci-
mientos lingüísticos del célebre ingeniero. Las obras más numerosas
eran sobre arquitectura y fortificaciones militares, en varias lenguas;
muchas había de literatura, como Horacio, Ovidio, Dante, el Orlando Furioso, las Epís-
tolas familiares de Guevara, la Celestina y el Amadís de Gaula; otras históricas, como los
Elogios y Vidas de los Caballeros antiguos y modernos de Pablo Jovio; la rarísima Obedien-
cia que dio México a Felipe IV de Arias de Villalobos; los Viajes de Guicciardini, impreso
por Plantino en 1580; un “libro de a folio estampado sin principio ni fin”, evidente-
mente un incunable; y cientos más que hoy en día constituirían verdaderos tesoros bi-
bliográficos.
Si no precisamente un ingeniero como Adrián Boot, si un maestro de obras tan
benemérito como éste, aunque menos conocido, Melchor Pérez de Soto, merece men-
cionarse, ya que reunió una biblioteca espléndida. En efecto, desde que pudo allegarse
35
Fray Juan de Zumárraga
15. LA LETRA GÓTICALA LETRA GÓTICALA LETRA GÓTICALA LETRA GÓTICA
Frank Chouteau Brown
e podría afirmar que la denominación de Gótico se aplica más bien al espí-
ritu que lo inspira que a las formas exactas de las letras de este estilo. El
mismo espíritu de libertad y desenfado caracteriza la arquitectura de la
época en la que se ha desarrollado esta forma de letra. Las letras góticas
son, en muchos aspectos, similares a las formas básicas de la arquitectura
gótica.
Su diseño es a menudo intrincado y confunde a la vista debido a la constante
ocurrencia de formas muy similares entre las distintas letras. Sin embargo, en muchos
casos esta similitud es la causa principal de los aspectos agradables de una página elabo-
rada en letras góticas. A diferencia de las letras romanas que en el período final alcanza-
ron un total desarrollo, las letras góticas nunca al-
canzaron formas definitivas y consolidadas como lo
hizo la arquitectura gótica. Cada letra gótica indivi-
dual tiene variaciones cuasi-formales y éstas pueden
ser aceptadas siempre y cuando se muestre una con-
cepción inteligente del espíritu del estilo en su con-
junto. Debido a esta falta de uniformidad es casi
imposible analizar cada una de las formas de las le-
tras, lo que si es posible con el alfabeto romano. Sin
embargo esta variabilidad y diversidad caracterizan a
su vez la peculiar belleza del gótico y la gran dificul-
tad para trazarlo preserva su carácter distintivo. El
término Gótica (Blackletter) debería, en rigor, aplicar
a las letras en las que la cantidad de negro en la línea
sobrepasa el blanco, y la correcta aplicación del títu-
lo debe ser determinado mas bien por el equilibrio o el peso de la letra y no por su for-
ma.
La letra gótica original fue el resultado de una evolución gradual de la uncial ro-
mana redonda. Sus formas primitivas conservan la redondez de su ancestro uncial, pero
41
Figura 1
17. LIBROS Y LIBREROSLIBROS Y LIBREROSLIBROS Y LIBREROSLIBROS Y LIBREROS
Alfonso Reyes
Necesidades artificiales.Necesidades artificiales.Necesidades artificiales.Necesidades artificiales.
o es un misterio para nadie que nuestros libreros carecen, en la mayoría de
los casos, de criterio propio para apreciar la calidad de los libros nuevos. La
experiencia acaba por enseñarles que tales y cuales “nombres” o éstos y los
otros “géneros” tiene fácil “salida”; pero ante un nombre o un género, que
no les es familiar se desconciertan y prefieren, sin ulterior trámite,
desecharlo. Consecuencias de la división del trabajo: el librero sabe vender libros, pero
no los lee ni se cree obligado a entenderlos. Y el peligro de estos intermediarios es el de
todo: que acaban por olvidar el fin que sirven, y yuxtaponen, sobre las necesidades reales
del comercio, unas necesidades artificiales, técnicas que llamaremos las necesidades del
intermediario. Y entonces acontecerá a los autores nuevos lo que a las actrices nuevas
acontece: que no pueden ser contratadas en los teatros de Madrid porque nunca han
trabajado antes en Madrid: círculo vicioso como el de la gallina y el huevo. ¿Cuando,
cómo empezar, entonces?
De estas equivocaciones es fácil encontrar ejemplo: el di-
rector del periódico pide a sus colaboradores que no es-
criban demasiado bien, porque eso, dice, no le gusta al
público. (Necesidad artificial: es a él, escritor fracasado
muchas veces, a quien le molestan las buenas plumas. Vi-
lliers de l'Isle-Adam tiene un cuento cruel sobre el joven
que asegura carecer en absoluto de talento para ser admi-
tido en un diario. Fortuna cuando un verdadero maestro
intelectual tiene autoridad y manejo en un gran periódi-
co. Entonces, suceda lo que suceda, hay lugar a la espe-
ranza). El otro, cometiendo error semejante -medio hi-
pertrofiado, que se figura ser un fin en sí mismo-, no se
conforma con exigir el trabajo, el cumplimiento del com-
promiso ante el público, sino que, más o menos esboza-
damente, exige que le hagan tertulia en la redacción. Y
nuestro vendedor desecha los libros que no le parecen de
aspecto llamativo. “Al público, alega, no le gustan los libros serios”. Y es a él a quien no
le gustan.
50
Villiers de l'Isle-Adam