Descubrimientos clave de la RMN y su aplicación en diagnóstico médico
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12. En el cerebro humano
existen más de
100.000 millones de
células nerviosas,
Están conectadas unas
a otras a través de una
red infinitamente
compleja de procesos
nerviosos.
El mensaje de una
célula nerviosa a otra
es transmitido por
medio de diferentes
transmisores
químicos.
La transducción de la
señal tiene lugar en
puntos de contacto
específicos, llamados
sinapsis.
Una célula nerviosa
puede tener miles de
tales lugares de
contacto con otras
células nerviosas.
Los tres investigadores
galardonados con el
Nobel de Medicina
han realizado
descubrimientos
pioneros en relación
con un tipo de
transducción de señal
entre células
nerviosas, a la que se
denomina transmisión
sináptica lenta. Estos
descubrimientos han
sido cruciales para el
entendimiento de la
función normal del
cerebro y de cómo las
alteraciones de esta
transducción de señal
pueden propiciar
enfermedades
neurológicas y
psiquiátricas. Estos
hallazgos han dado
como resultado el
desarrollo de nuevos
fármacos.
Arvid Carlsson, del
Departamento de
Farmacología de la
Universidad de
Göteborg, Suecia, ha
sido premiado por su
descubrimiento de
que la dopamina es
un transmisor del
cerebro y que es de
gran importancia para
nuestra capacidad de
controlar los
movimientos.
13. Su descubrimiento ha
conducido a la
confirmación de que la
enfermedad de Parkinson
está producida por una
falta de dopamina en
ciertas partes del cerebro
y de que podría
desarrollarse un remedio
efectivo para esta
enfermedad, la levodopa.
Carlsson ha realizado
muchos otros
descubrimientos
posteriores, que han
aclarado aún más el papel
de la dopamina en el
cerebro. Así ha
demostrado también el
modo de acción de los
fármacos utilizados en el
tratamiento de la
esquizofrenia.
14. El Dr. Hartwell descubrió
una clase específica de
genes que controlan el
ciclo celular (ciclinas). En
una decisión que el mismo
Dr. Hartwell calificó como
fruto de una "suposición
riesgosa", comenzó a
trabajar con células de
levaduras, debido a que
son más simples para
utilizar, comparadas con
las células humanas.
El Dr. Nurse identificó
(también en levaduras) un
gen conocido como cdc2.
Este gen es esencial en el
control del ciclo celular - y
terminó siendo idéntico al
descubierto por el Dr.
Hartwell.
El Comité Nobel
afirmó que el Dr. Hartwell
descubrió más de 100
genes que coordinan el
ciclo celular (un proceso
coordinado, en cuatro
etapas básicas, mediante
el cual una célula crece,
duplicando su material
genético, verificando esta
duplicación, y luego se
divide, dando origen a dos
células hijas, de modo de
reiniciar el ciclo). Cada
paso en esta compleja
secuencia está sometido a
una compleja y sofisticada
regulación, y requiere una
secuencia de tiempo
apropiada para dar paso a
la etapa siguiente y
generar células normales.
Uno de los genes
descubiertos por el Dr.
Hartwell (llamado por él
mismo, "start", o
comienzo) introduce el
concepto del punto de
control ("checkpoint") en
el ciclo celular - del mismo
modo que un puesto
aduanero. Según este
concepto, el ciclo celular
puede ser detenido
temporariamente, a fin de
reparar eventuales daños
al ADN (la molécula que
lleva la información
genética) antes que la
célula progrese a la fase
siguiente del ciclo. De este
modo se evita pasar un
"error genético" a las
células hijas.
Otro de los elementos
regulatorios descubiertos
por el grupo de científicos
es la familia de genes
reguladores de
estas ciclinas. Estos
reguladores
(llamados quinasas
dependientes de ciclinas, o
CDKs), actúan agregando
grupos fosfato a las
ciclinas, modulando así su
actividad en diferentes
etapas del ciclo celular. El
descubrimiento de CDK 1
representó el punto del
salto conceptual.
15. John Sulston ha realizado toda su
carrera en Cambridge, en parte en el
laboratorio de Sydney Brenner. Sulston
continuó la línea emprendida por este y
puso en marcha técnicas para seguir
todo el desarrollo de C. elegans, desde
el cigoto hasta el adulto, que está
formado exactamente por 959 células
somáticas. En realidad, las sucesivas
divisiones del huevo producen un total
de 1090 células, pero 131 de estas
células, siempre las mismas, entran en
apoptosis, el proceso interno de muerte
celular programada o "suicidio celular".
Esta característica de poseer un número
fijo de células, denominada eutelia, es
una de las razones del éxito de C.
elegans como modelo animal. Entre
1976 y 1983 Sulston desveló todos los
linajes celulares de C. elegans,
mostrando el camino que llevaba desde
el cigoto hasta cada una de las 959
células somáticas diferenciadas, y
demostrando también que el patrón de
este linaje era invariante, es decir, se
repetía en todos los individuos (Sulston
JE y Horvitz HR, Dev. Biol. 56:110-156
(1977); Sulston JE et al., Dev.
Biol. 100:64-119 (1983)]. Pero la
aportación más relevante de Sulston, y
la más destacada por el comité Nobel,
fue el descubrimiento de que células
muy concretas del linaje celular
estudiado, 131 como hemos dicho
antes, siempre morían por un proceso
de apoptosis (muerte celular
programada). El estudio de mutaciones
permitió identificar los primeros genes
implicados en el proceso, entre
ellos nuc-1, un gen que produce una
nucleasa o enzima de degradación del
DNA. Sulston ha estado, desde 1992, al
frente del proyecto que ha culminado
con la secuenciación del genoma
completo de C. elegans por el Sanger
Centre y el Genome Sequencing
Center en la Universidad Washington de
San Luis (Missouri). De hecho C.
elegans ha sido el primer organismo
pluricelular cuyo genoma completo ha
sido secuenciado.
16. Las imágenes de los
órganos humanos
internos con métodos
precisos y no invasivos
es muy importante
para el diagnóstico, el
tratamiento y el
seguimiento médicos.
Los galardonados con el
Premio Nobel de
Medicina de este año
han realizado los
principales
descubrimientos
relacionados con el
empleo de la
resonancia magnética
para visualizar
diferentes estructuras.
Estos descubrimientos
han conducido al
desarrollo de
la resonancia
magnética (RM) actual,
que representa un hito
en el diagnóstico y la
investigación médicas.
Los núcleos de los
átomos en un campo
magnético potente
rotan con una
frecuencia que de
depende de la potencia
del campo magnético.
Puede aumentarse su
energía si absorben
ondas de radio con la
misma frecuencia, lo
que se conoce como
resonancia. Cuando los
núcleos atómicos
vuelven a su estado de
energía previo, emiten
ondas de radio. Estos
descubrimientos fueron
galardonados con el
Premio Nobel de Física
en 1952. Durante las
siguientes décadas, la
resonancia magnética
se usó principalmente
para el estudio de la
estructura química de
las sustancias. A
principios de la década
de 1970, los
galardonados con el
Nobel de este año,
realizaron las primeras
contribuciones que más
tarde condujeron a las
aplicaciones de la
resonancia magnética
en imágenes médicas.
PaulLauterbur, nacido
en 1929 en Urbana,
Illinois, EEUU,
descubrió la posibilidad
de crear una imagen
bidimensional
mediante la
introducción de
gradientes en los
campos magnéticos.
17. Mediante el análisis de las
características de las ondas de radio
emitidas, pudo determinar su
origen. Esto hace posible construir
imágenes bidimensionales de
estructuras que no pueden
visualizarse con otros métodos.
PeterMansfield, nacido en 1933 en
Nottingham, Inglaterra, desarrolló
aun más la utilización de gradientes
en el campo magnético. Mostró la
forma en que las señales podían ser
analizadas matemáticamente, lo
que hizo posible el desarrollo de
una técnica de imágenes útil.
Mansfield también mostró la forma
de conseguir imágenes
extremadamente rápidas. Esto se
hizo técnicamente posible en
medicina alrededor de una década
más tarde.
Las imágenes de resonancia
magnética (RM) son hoy día
un método rutinario en el
diagnóstico médico. En todo el
mundo se llevan a cabo más de 60
millones de investigaciones con RM
cada año y el método se encuentra
en una fase de rápido desarrollo. La
RM es con frecuencia mejor que
otras técnicas de imagen y ha
mejorado significativamente el
diagnóstico de muchas
enfermedades. La RM ha
reemplazado a varios métodos de
exploración invasivos y de esta
forma se han reducido los riesgos y
las molestias para muchos
pacientes.
El núcleo de los átomos de
hidrógeno El agua constituye
alrededor de los dos tercios del
peso del cuerpo humano y este
elevado contenido en agua explica
por qué las imágenes de resonancia
magnética se han vuelto tan útiles
en la medicina. Existen diferentes
en el contenido de agua entre
diferentes órganos y tejidos. En
muchas enfermedades el proceso
patológico resulta en cambios en el
contenido de agua, y esto se refleja
en las imágenes de la resonancia
magnética.
18. El agua es una molécula compuesta
de átomos de hidrógeno y oxígeno.
Los núcleos de los átomos de
hidrógeno son capaces de actuar
como agujas de brújula
microscópicas. Cuando el cuerpo es
expuesto a un campo magnético
potente, los núcleos de los átomos
de hidrógeno son activados y
puestos “en atención”. Cuando se
someten a pulsos de ondas de
radio, el contenido en energía de
los núcleos cambia. Tras el pulso,
cuando los núcleos vuelven a su
estado previo, emiten una onda de
resonancia.
Las pequeñas diferencias en las
oscilaciones de los núcleos pueden
detectarse. Mediante un
procesamiento informatizado
complejo, es posible construir una
imagen tridimensional que refleja
la estructura química del tejido,
incluyendo las diferencias en su
contenido de agua y en el
movimiento de las moléculas de
agua. Esto resulta en una detallada
imagen de tejidos y órganos en el
área del cuerpo investigada. De
esta forma pueden documentarse
los cambios patológicos.
Más Premios Nobel
El fenómeno de la resonancia está
gobernado por una relación simple
entre la potencia del campo
magnético y la frecuencia de las
ondas de radio. Para cada tipo de
núcleo atómico con protones y/o
neutrones desemparejados, existe
una constante matemática a través
de la cual es posible determinar la
longitud de onda como una función
de la potencia del campo
magnético. Este fenómeno fue
demostrado en 1946 para los
protones, el más pequeño de todos
los núcleos atómicos, por
FelixBloch y EdwardMillsPurcell,
EEUU, que recibieron el Premio
Nobel de Física en 1952.
19. Otros descubrimientos
fundamentales en relación a la
resonancia magnética han tenido
lugar más recientemente y han
culminado en dos Premios Nobel
de Química. En 1991 Richard Enrst,
Suiza, fue galardonado por su
contribución al desarrollo de la
metodología de la espectroscopia
de resonancia magnética nuclear
de alta resolución. En 2002,
KurtWüthrich, Suiza, fue
galardonado por su desarrollo de la
espectroscopia de resonancia
magnética para la determinación
de la estructura tridimensional de
macromoléculas biológicas en
solución.
Un descubrimiento de importancia
para la medicina
El uso médico de las imágenes de
resonancia magnética se ha
desarrollado rápidamente. Los
primeros equipos de RM para la
medicina estuvieron disponibles a
principios de la década de 1980. en
el año 2002 existen unas 22.000
cámaras de RM en uso en todo el
mundo y se han realizado más de
60 millones de exploraciones con
RM.
Una gran ventaja de la RM es que
es inocua, según todos los
conocimientos actuales. El método
no emplea la radiación ionizante, a
diferencia de las exploraciones con
los rayos X ordinarios (Premio
Nobel de Física de 1901) o la
tomografía computarizada (Premio
Nobel de Medicina en 1979). Sin
embargo, los pacientes con una
prótesis de metal magnético en su
cuerpo o los que portan un
marcapasos no pueden ser
sometidos a una exploración con
RM a causa del potente campo
magnético, y los pacientes con
claustrofobia pueden tener
dificultades con el equipamiento de
la exploración.
20. Especialmente valiosa para la
exploración del cerebro y la medula
espinal
Hoy día, la RM se emplea para la
exploración de casi todos los
órganos del cuerpo. La técnica es
especialmente valiosa para obtener
imágenes detalladas del cerebro y
le medula espinal. Casi todos los
trastornos cerebrales producen
alteraciones en el contenido de
agua, lo que se refleja en la imagen
de la RM. Una diferencia en el
contenido de agua menor del 1% es
suficiente para detectar un cambio
patológico.
En la esclerosis múltiple, la
exploración con RM es la base del
diagnóstico y el seguimiento de la
enfermedad. Los síntomas
asociados con la esclerosis múltiple
están causados por la inflamación
local en el cerebro y la medula
espinal. Con la RM es posible ver si
en el sistema nervioso la
inflamación es localizada, cuan
intensa es y también como es
influenciada por el tratamiento.
Otro ejemplo es el dolor lumbar
crónico, que produce un gran
sufrimiento al paciente y un alto
coste a la sociedad. Es importante
ser capaz de diferenciar entre dolor
muscular y dolor causado por
presión sobre un nervio o sobre la
medula espinal. La exploración con
RM ha sido capaz de sustituir a
métodos de exploración previos
molestos para el paciente. Con la
RM es posible ver si una hernia
discal está presionando un nervio y
determinar si es necesaria la
intervención quirúrgica.
21. El estudio de Axel y Buck1 que
constituye la piedra angular de
estas investigaciones fue publicado
en 1991. A partir de entonces ellos
desarrollaron una serie de
elegantes investigaciones, en las
que disecaron el proceso del olfato
hasta el nivel molecular. Los
resultados de esos estudios, que
son los que les han valido este
premio, nos han permitido
comprender algo más acerca de la
naturaleza del sentido olvidado.
Diversas investigaciones
sugieren que, en promedio, el ser
humano tiene la capacidad de
reconocer hasta 10.000 olores
diferentes. Nuestra existencia se
desarrolla en un ambiente en el
que nos envuelven moléculas que
pueden ser olidas, llamadas
odoríferos, generadas en la
naturaleza o en la actividad
humana. Desde hace mucho se
sabe que en el techo de la cavidad
nasal se aloja un grupo de células
que están vinculadas con el sentido
del olfato, el epitelio olfativo. Hay
casi 5 millones de esas células
olfativas agrupadas en una
superficie muy pequeña. Sus
proyecciones, luego de pasar por
una estación de relevo, el bulbo
olfativo, se conectan con áreas
específicas de la corteza cerebral.
Los trabajos de los
neuroanatomistas clásicos, entre
los que se destacan las
investigaciones de Santiago Ramón
y Cajal, han permitido establecer
con gran precisión la estructura
microscópica de estos centros
nerviosos.
Sin embargo, más allá de la
determinación precisa de las
conexiones neuronales, el
verdadero desafío consistía en
descubrir qué es lo que explica que
percibamos como olores las
diversas sustancias químicas
presentes en el ambiente. La
primera aproximación a esta
cuestión consistió en suponer que
en la superficie de las células del
epitelio olfativo debían existir
receptores dotados de la capacidad
de reconocer los odoríferos.
22. La unión de estas
moléculas a los
receptores, deberían
estimularlas a enviar
señales al cerebro. Tal
como lo relata Axel,
esas proteínas
receptoras constituirían
la clave para resolver
dos dilemas básicos: ¿el
sistema recurre a unos
pocos receptores
diferentes para
responder a miles de
moléculas distintas o,
por el contrario, existe
un gran número de
receptores
relativamente
específicos? y, además,
¿cuál es el modo en
que el cerebro procesa
estas respuestas para
discriminar entre
olores?
Recurriendo a una serie
de complejas técnicas
de biología molecular,
Axel y Buck lograron
identificar en ratas una
gran familia de genes
con más de 1.000
miembros diferentes –
es decir, que
representan entre 2% y
el 3% del total de los
genes de la rata– que
dan origen a un
número similar de
proteínas que son las
que actúan como
receptores olfativos. Si
bien estas proteínas
receptoras poseen una
estructura bastante
similar –pertenecen a
la familia de las
proteínas G que
atraviesan la
membrana celular–
diferencias sutiles entre
ellas son las que les
confieren la
especificidad hacia las
moléculas odoríferas. A
diferencia del sistema
visual que puede
distinguir miles de
colores recurriendo a
tres tipos de receptores
diferentes, el número
de receptores olfativos
es comparativamente
enorme. En el ser
humano se han
identificado alrededor
de 350 tipos de
receptores diferentes,
es decir, que el mundo
olfativo de una rata es
infinitamente más rico
que el nuestro.
23. Estos dos científicos australianos
obtienen el galardón por sus
trabajos sobre la bacteria
Helicobacter pylori y su papel en el
desarrollo de la gastritis y la úlcera
péptica
La Asamblea de los Premios Nobel
en el Instituto Karolinska de
Medicina decidió hoy otorgar el
Nobel de Medicina y Fisiología
2005 a los australianos Barry J.
Marshall y J. Robin Warren por sus
trabajos sobre la bacteria
Helicobacter pylori y su papel en el
desarrollo de la gastritis y la úlcera
péptica.
Según un comunicado de la
Asamblea Nobel, los premiados
son los responsables de un
remarcable e inesperado
descubrimiento: la inflamación del
estómago (gastritis), así como la
ulceración del estómago y del
duodeno (úlcera péptica) son
resultado de una infección causada
por la bacteria Helicobacter pylori.
Robin Warren, nacido en 1937,
patólogo de Perth (Australia),
observó cómo las bacterias
colonizaban la parte inferior del
estómago en el 50% de las biopsias
que tomaba. Hizo la esencial
observación de que en la mucosa
gástrica, cerca de donde había
detectado las bacterias, siempre
había signos de inflamación.
Por su parte, Barry Marshall,
nacido en 1951, se interesó en los
hallazgos de Warren y juntos
iniciaron un estudio de biopsias de
100 pacientes. Tras varios intentos,
Marshall tuvo éxito a la hora de
cultivar aquellas bacterias
desconocidas a partir de varias de
aquellas biopsias.
Su trabajo conjunto dio lugar al
descubrimiento de que el
microorganismo estaba presente
en casi todos los pacientes que
experimentaban inflamación
gástrica y úlcera péptica.
Basándose en estos resultados,
propusieron que H. pylori estaba
implicada en le etiología de dichas
enfermedades.
24. Andrew Z. Fire y Craig C. Mello,
científicos estadounidenses, han
sido galardonados con el Premio
Nobel de Medicina por su
descripción de un mecanismo
fundamental en el control del flujo
de información genética.
Fire trabaja en la Universidad de
Stanford y es profesor adjunto de la
Universidad de Johns Hopkins
mientras que Mello imparte clases
en la Universidad de
Massachusetts. Ambos
descubrieron la función del ARN de
interferencia.
En 1998 los investigadores
describieron el mecanismo que
degradaba el ARN mensajero e
impedía que se sintetizaran
determinadas proteínas. El ARN
mensajero 'transporta' información
desde el núcleo celular hasta el
lugar de la célula donde se
encuentra la maquinaria encargada
de sintetizar la proteína que
codifica un determinado gen.
"Nuestro genoma manda
instrucciones para la creación de
proteínas desde el ADN en el
núcleo hasta la maquinaria de
síntesis de proteínas que se
encuentra en el citoplasma",
explica la información del Instituto
Karolinska, donde se explican los
méritos de los dos científicos.
El ARN de interferencia 'engaña' a
la célula, haciendo que se destruya
el ARN mensajero antes de que se
consiga producir la proteína. Es así
como el ARN de interferencia
consigue 'silenciar' los genes.
Esta molécula no sólo se ha
convertido en un modo
indispensable de estudiar la
función genética, sino que se ha
visto que forma parte de la
regulación génica durante el
desarrollo embrionario y puede
jugar un papel importante en el
cáncer y otras enfermedades.
25. Este descubrimiento es importante
en la regulación de la expresión de
los genes, participa en la defensa
contra las infecciones virales y
mantiene ciertos genes bajo
control. El ARN de interferencia se
utiliza habitualmente en ciencia
básica para conocer la función de
cada gen, útil en la investigación de
terapias.
Un reconocimiento rápido
"El hallazgo ya se está empleando
en ensayos clínicos para
enfermedades virales, oculares o
cardiovasculares", ha declarado
Bertil Fredholm, miembro de la
asamblea del Instituto Kasrolinska
que se ocupa de elegir al premiado
en Medicina. "Incluso, más
importante, se está empleando en
toda la industria farmacéutica
como una herramienta
fundamental de investigación",
añade.
Habitualmente, el Nobel premia un
descubrimiento décadas después.
Según Fredhlom, la pronta elección
de Mello y Fire, tan sólo seis años
después de que publicasen sus
trabajos sobre el ARN de
interferencia, se debe a la clara
importancia de sus hallazgos. "A
veces está claro para el comité del
Nobel que un descubrimiento es
realmente fundamental", ha dicho.
Los científicos realizaron sus
trabajos sobre el gusano nemátodo
Caenorhabditis elegans. El estudio
se publicó en la revista Nature en el
año 1998. "Gracias a sus
descubrimientos se han despejado
la confusión y las contradicciones
experimentales y se desveló el
mecanismo que utiliza la naturaleza
para controlar el flujo de
información genética", señala el
comunicado.
El Nobel de Medicina está dotado
con 10 millones de coronas suecas
(1,1 millones de euros) y se
entregará el 10 de diciembre,
aniversario de la muerte de Alfred
Nobel, fundador de los galardones.
26. Investigaciones en
ratones sobre sarcomas
y tumores, que ante
todo pueden afectar a
los niños, le significaron
el valioso premio a
Capecchi que comparte
el premio con Oliver
Smithies y Martin J.
Evans.
El investigador italiano
Mario R. Capecchi,
Premio Nóbel de
Medicina 2007.
Que Mario Capecchi se
iba a convertir en un
reconocido genetista
molecular es algo a lo
que casi nadie hubiera
apostado durante su
niñez. Cuando tenía
cuatro años, en plena II
Guerra Mundial, su
madre fue llevada al
campo de
concentración de
Dachau, en el sur de
Alemania. Durante
cuatro años, Capecchi,
que nació en Italia, fue
un niño de la calle, que
mendigaba y robaba
para sobrevivir.
Apenas con nueve años
se reencontró con su
progenitora, con quien
emigró a Estados
Unidos. 'Mario fue un
niño de la calle durante
la Segunda Guerra
Mundial y ahora recibe
el Premio Nóbel', dijo
en Estocolmo Christer
Betsholtz, miembro del
comité Nóbel, que le
concedió el Premio
Nóbel de Medicina
2007, compartido con
sus colegas Oliver
Smithies y Martin J.
Evans.
Para el investigador,
que adoptó la
ciudadanía
estadounidense, la
investigación fue y es lo
más importante de su
vida. Pero el estado
físico y el amor a la
naturaleza están en el
segundo lugar de su
lista de prioridades,
muy cerca del trabajo
en el laboratorio,
subrayó.
En paz con la
naturaleza
En 1973, Capecchi
abandonó la
renombrada
Oliver Smithies,
profesor de Patología
en Carolina del Norte,
también premiado con
el Nóbel de Medicina
2007.
Universidad de Harvard
en Boston y se mudó
con su mujer y su hija a
las Montañas Rocosas.
Continuó su
investigación en la
Universidad de Utah,
en la metrópolis
mormona de Salt Lake
City.
27. Tres científicos europeos han sido
reconocidos este año con el Premio
Nobel de Medicina por sus trabajos
en el hallazgo de dos virus que en
la actualidad siguen marcando la
vida de millones de personas. La
conocida Fundación sueca ha
galardonado a los investigadores
franceses Luc Montagnier y
Françoise Barré - Sinoussi por el
descubrimiento "del virus de la
inmunodeficiencia humana" (VIH) y
al alemán Harald zur Hausen por el
hallazgo "del papilomavirus
humano que provoca el cáncer de
cuello de útero".
Actualmente, Françoise Barré-
Sinoussi (1947) trabaja en la
unidad de Regulación de las
Infecciones Retrovirales, del
Departamento de Virología del
Instituto Pasteur (Francia), mientras
que su compañero Luc Montagnier
(1932) tiene un puesto en la
Fundación Mundial para la
Investigación y Prevención del sida.
Ambos compartirán la mitad del
premio.
El comité encargado de la
designación del galardón ha
querido destacar la importancia de
los descubrimientos de estos dos
expertos franceses, "esenciales
para la comprensión actual de la
biología del sida y para su
tratamiento con antirretrovirales".
"Nunca antes la ciencia y la
medicina ha sido tan rápidas a la
hora de descubrir, identificar el
origen y aportar tratamiento para
una nueva enfermedad", ha
señalado el Instituto Karolinska.
Robert C. Gallo, el gran 'olvidado'
Montagnier ya obtuvo en el año
2000 el Premio Príncipe de Asturias
de Investigación Técnica y
Científica, que compartió con
Robert C. Gallo, director del
Instituto de Virología Humana de la
Universidad de Maryland (EEUU).
Aunque en un primer momento
hubo una gran polémica sobre
la 'paternidad' del virus del sida, la
comunidad científica decidió
finalmente designar a Montagnier
como el descubridor del VIH.
28. En varias ocasiones se
ha matizado que sin los
conocimientos de
Gallo, quien aportó la
metodología para
identificar los primeros
retrovirus humanos,
Montagnier nunca
hubiera podido
descubrir el VIH. Sin
embargo, en esta
ocasión, el jurado del
premio Nobel no ha
hecho ninguna
mención al investigador
estadounidense en sus
argumentos sobre el
premio.
La contribución de
Barré - Sinoussi a
la investigación sobre
sida también ha sido
esencial. Esta experta
fue la autora principal
del estudio que en
1983 informaba por
primera vez en las
páginas de la
revista Science del
descubrimiento de
un retrovirus que más
tarde recibiría el
nombre de VIH.
Esta investigadora
había entrado a formar
parte del equipo de
virólogos de Luc
Montagnier en el
Instituto Pasteur en
1974. Juntos
empezaron a trabajar y,
siete años después,
dieron con el causante
de un extraño síndrome
que creó una
conmoción mundial y
ha provocado 25
millones de víctimas
desde entonces: el sida.
Dos años
después descubrieron
el virus que causa el
sida, el VIH (siglas
correspondientes a
virus de la
inmunodeficiencia
humana). Identificaron
su producción en
linfocitos de pacientes
con ganglios linfáticos
alterados en estados
tempranos de
inmunodeficiencia
adquirida y en sangre
de pacientes con
síndrome en fase
terminal.
Los científicos
franceses
caracterizaron este
retrovirus como el
primer lentivirus (con
período de incubación
muy largo) humano
conocido, basándose
en sus propiedades
morfológicas,
bioquímicas e
inmunológicas. Hacia
1984 ya habían logrado
aislar numerosas
muestras de pacientes
con infecciones
sexuales, hemofílicos,
madres que lo habían
transmitido a sus hijos
y personas que lo
habían contraído en
transfusiones.
29. Ya se conoce la flamante ganadora
del Premio Nobel de medicina del
año 2009. Se trata de Elizabeth
Blackburn, una investigadora de la
University of California, San
Francisco (UCSF). La Fundación
Nobel le ha otorgado el galardón
como reconocimiento a su trabajo
sobre los telómeros, unos “trocitos”
de ADN que protegen los extremos
de los cromosomas. El trabajo de
Blackburn puede ser la clave para
comprender -y eventualmente
modificar- los mecanismos del
envejecimiento.
Elizabeth Blackburn, una
australiana que nació en Hobart,
Tasmania, en 1948, es la nueva
ganadora del Premio Nobel de
medicina. Blackburn, con la ayuda
de Jack Szostak (del Howard
Hughes Medical Institute),
descubrió que la secuencia única
de ADN de los telómeros previene
el envejecimiento y degradación
de los cromosomas. Parece que
cada hebra de ADN posee en sus
extremos unas moléculas que
funcionan de la misma manera que
las puntas plásticas que evitan que
los cordones de zapatos se
deshilachen. Este descubrimiento
puede ser la clave para evitar que
cada vez que una célula se
reproduce se degrade ligeramente
y -más tarde o más temprano-termine
siendo inviable.
Además, en un trabajo realizado
junto a Carol Greider, del Johns
Hopkins University, Blackburn
encontró una enzima
llamada telomerasa, que tiene la
función de ayudar a formar el ADN
de los telómeros.
Elizabeth comparte el galardón y el
premio de aproximadamente un
millón de euros (1.4 millones
dólares) con sus dos colaboradores.
30. Los especialistas aseguran que
el trabajo de esta mujer tendrá
varias aplicaciones prácticas,
cuyos resultados veremos en las
próximas décadas. Sus
investigaciones son útiles a la
hora de encontrar nuevas
terapias para curar el cáncer, o
a entender la forma en que
las células madre -uno de los
más prometedores campos de
la medicina- pueden hacer su
magia. Pero, sin dudas, el más
importante avance derivado de
estos descubrimientos se
relacionará con la comprensión
cabal del proceso de
envejecimiento.
Blackburn, entre otras cosas,
descubrió que la edad de las
personas (y en alguna medida,
el estrés al que han sido
sometidas) contribuye a que los
telómeros se acorten. Esto
produce una degeneración
celular que -además de arrugas,
canas y dolores de espalda-determina
el momento en que
nuestro organismo
morirá. Conocer exactamente la
forma en que funciona este
mecanismo, hace posible soñar
con alguna clase de tratamiento
que evite este deterioro,
proporcionándonos mejores y
más largas vidas.
31. Considerado uno de los padres de
la fertilización asistida, el fisiólogo
británico Robert Edwards, de 85
años de edad, acaba de ganar
el Premio Nobel de Medicina 2010.
Edwards sentó las bases que el 25
de julio de 1978 hicieron posible el
nacimiento de Louise Brown,
primera “bebe de probeta”. En su
época este trabajo generó un
enorme revuelo en los ambientes
católicos más recalcitrantes, ya que
iba contra el espíritu de la
“Humanae Vitae” de Pablo VI. Se
estima que más 4 millones de niños
han nacido gracias a este avance.
Nuevamente nos encontramos en
esa época del año en que se
entrega el mayor galardón al que
puede aspirar un científico: los
Premios Nobel. Acaba de conocerse
el afortunado ganador del
correspondiente a Medicina, y se
trata del fisiólogo británico Robert
Edwards, quien a los 85 años
embolsará -además de los laureles
correspondientes- un premio en
efectivo de un millón y medio de
dólares.
El trabajo de Edwards se relaciona
con la fertilización “in vitro”, y
junto a su colega Patrick
Steptoe (fallecido hace 20 años)
hicieron posible por primera vez en
1977 la concepción humana fuera
del cuerpo. Para ello, procedieron a
extraer el óvulo de una mujer que
había sufrido una lesión en sus
trompas de Falopio, y lo fertilizaron
con esperma de su esposo en una
probeta. El embrión resultante fue
implantado en útero de la mujer
(que funcionaba perfectamente) y
nueve meses más tarde, el 25 de
julio de 1978, el mundo asistió
asombrado al nacimiento de Louise
Brown. Bautizada por la prensa
como “el primer bebe de probeta”,
Louise se convirtió en la primera de
una verdadera legión de niños que
lograron ser concebidos gracias a
este sistema. Millones de parejas
consiguieron alcanzar el sueño de
ser padres a partir del trabajo de
Edwards.
32. La mitad del Premio
Nobel de Medicina
2011 ha sido para
Bruce A. Beutler (1957,
EE.UU.) y Jules A.
Hoffmann (1941,
Luxemburgo), por sus
descubrimientos sobre
la activación del
sistema inmunitario
innato, y la otra mitad
para Ralph M.
Steinman (1943,
Canadá), por su
descubrimiento de las
células dendríticas y su
papel en el sistema
inmunitario adaptativo
de los mamíferos. El
sistema inmunitario
(inmune o
inmunológico) protege
a un organismo contra
las enfermedades
identificando y
matando a las
bacterias, virus, hongos
y otros patógenos.
Buetler y Hoffman
descubrieron unas
proteínas receptoras
capaces de reconocer a
estos patógenos y
activar la respuesta
defensiva del
organismo. Steinman
descubrió las células
dendríticas del sistema
inmunitario adaptativo
que permite la
denominada “memoria
inmunológica,” que
recuerda a cada
patógeno gracias a un
antígeno característico
y propio de ese
patógeno en particular.
Las células dendríticas
son claves en la fase
“presentación de los
antígenos” a otras
células del sistema
inmune encargadas de
reconocerlos, como los
linfocitos T.
El descubrimiento de
Jules Hoffmann tuvo
lugar en 1996 gracias al
estudio del sistema
inmune de la mosca del
vinagre. Su estudio de
las mutaciones de un
gen llamado Toll
demostró su papel en
la activación del
sistema inmune, ya que
las moscas con
mutaciones en este gen
eran incapaces de
iniciar una defensa
contra infecciones de
bacterias y hongos.
33. El científico británico John
B. Gurdon y el
japonés Shinya Yamanaka han
ganado el
premio Nobel de Medicina 2012 po
r sus investigaciones pioneras en
clonación y células madre.
"Sus descubrimientos han
revolucionado nuestra
comprensión de cómo se
desarrollan las células y los
organismos", destaca la Asamblea
Nobel en el comunicado en el que
anuncia la concesión del premio.
Estos avances "han creado nuevas
oportunidades para investigar
enfermedades y desarrollar
métodos para diagnósticos y
terapias".
Gurdon, de la Universidad de
Cambridge (Reino Unido), sentó las
bases de la clonación en
experimentos realizados en ranas
en 1962. Sus investigaciones fueron
claves para la clonación de la oveja
Dolly y, posteriormente, de
mamíferos de otras especies.
Yamanaka, de la Universidad de
Kioto, sentó las bases de las
investigaciones actuales con células
madre al demostrar en 2006 cómo
se pueden obtener las llamadas
células madre pluripotentes a partir
de células adultas. Las células
pluripotentes tienen el potencial de
diferenciarse en cualquier otra
célula del organismo, por lo que se
espera poder utilizarlas en un
futuro próximo para regenerar
órganos y tejidos dañados.
Según el acta del premio, Gurdon
(Dippenhall, 1933) y Yamanaka
(Osaka, 1962) reciben en Nobel
"por el descubrimiento de que las
células maduras se pueden
reprogramar para convertirse en
pluripotentes".
Reprogramar: este es el concepto
clave que une los trabajos de
Gurdon y de Yamanaka.
Gurdon reprogramó organismos
enteros y Yamanaka, células
individuales. A raíz de sus trabajos,
destaca la Asamblea Nobel, “se
han reescrito los libros de texto y se
han creado nuevos campos de
investigación”.
34. A comienzos de semana se conocieron a los ganadores del Premio
Nobel de Fisiología o Medicina 2013. El importante reconocimiento ha
recaído en tres importantes investigadores, los estadounidenses James
E. Rothman y Randy W. Schekman y el alemán Thomas C. Südhof por
sus investigaciones sobre el transporte de moléculas dentro de las
células, los cuales han sido muy útiles para el desarrollo de
tratamientos contra el tétanos, la diabetes y otras enfermedades de
gran incidencia en la población mundial.
Según el Comité Nobel, este premio ha sido otorgado merecidamente a
estos científicos por “sus descubrimientos de la maquinaria que regula
el tráfico vesicular, un sistema de transporte esencial en nuestras
células” y “han resuelto el misterio de cómo las células organizan sus
sistema de transporte interno, detallando los principios moleculares
que explican este por qué este sistema es capaz de entregar las
moléculas precisas en el lugar y momento adecuados”.
Randy W. Sheckman: uno de los ganadores de Nobel
WIKIMEDIA COMMONS/JAMES KEGLEY
El doctor Schekman, un químico de 64 años profesor de la Universidad
de California, ha descubierto 50 genes involucrados en el movimiento
vesicular y el papel de las productos proteínicos de los mismos en el
transporte molecular dentro de las células. Trabajó durante muchos
años con Alfred Komberg, flamante ganador del Nobel en 1959 por sus
investigaciones del proceso de síntesis del ADN.
Los hallazgos de James E. Rothman
GETTY IMAGES
El otro estadounidense galardonado, el doctor Rothman, nacido en
1947, es licenciado en física y Doctorado en Química Biológica por la
Universidad de Harvard.
35. Fue profesor de
Bioquímica en la
universidad de Stanford
durante más de 20
años. Fundó y dirigió el
departamento de
Bioquímica celular y
biofísica del Centro de
Investigación del
Cáncer Sloan-Kettering
hasta el 2004, de
donde se fue a la
Universidad de
Columbia, donde
trabajó en el Centro
Sulzberger del Genoma.
Actualmente se
desempeña en la
Universidad de Yale.
Este incansable
investigador descubrió
la llave molecular
encargada de la
transferencia de
materia en el interior
celular, lo cual ha
permitido la mejor
comprensión de
procesos tan
fundamentales para las
ciencias médicas como
el mecanismo de
entrada de los
virus para infectar las
células.
El trabajo del doctor
Südhof
GETTY IMAGES
En 1955 nació en
Gotinga, Alemania,
el doctor Südhof,
licenciado en Ciencias
Médicas en la
Universidad de su
ciudad natal. Este
científico tiene su
propio laboratorio en la
Universidad Técnica del
Suroeste, en Texas,
donde ha desarrollado
una amplia
investigación de las
neuronas presinápticas.
Hasta la publicación de
sus trabajos, no se
conocía a ciencia cierta
como ocurría la fusión
de las vesículas con la
membrana plasmática
en el proceso de la
neurotransmisión. Sus
últimos trabajos se han
enfocado en
determinar cómo las
proteínas perjudican la
química cerebral, una
de las posibles causas
del autismo y la
esquizofrenia.
36. El estadounidense John
O'Keefe y los noruegos
May-Britt Moser y
Edvard I. Moser
ganaron este lunes el
Premio Nobel de
Medicina 2014 por
descubrir el "GPS
interno" del cerebro
que posibilita la
orientación en el
espacio.
El Instituto Karolinska
de Estocolmo premió a
los ganadores por sus
descubrimientos de
células que constituyen
un sistema de
posicionamiento en el
cerebro.
"Los descubrimientos
(...) han resuelto un
problema que ha
ocupado a filósofos y
científicos durante
siglos", aseguró el
instituto.
"¿Cómo el cerebro crea
un mapa del espacio
que nos rodea y cómo
podemos navegar en
nuestro camino a través
de un entorno
complejo?", añadió.
Sus hallazgos podrían
ayudar a explicar por
qué los pacientes con
Alzheimer no pueden
reconocer su entorno.
Los ganadores reciben
un premio de ocho
millones de coronas
suecas (unos US$1,1
millones).
Descubrimiento en
1971
O'Keefe descubrió en
1971 los primeros
componentes del
sistema de
posicionamiento
interno.
Halló que un tipo de
células se activaba
cuando una rata se
encontraba en un lugar
determinado de una
habitación y que otras
se activaban cuando
estaba en otro punto.
O'Keefe argumentó que
estas "células de lugar"
–situadas en el
hipocampo– formaban
un mapa dentro del
cerebro.
Los ganadores reciben
un premio de ocho
millones de coronas
suecas (unos US$1,1
millones).La pareja
May-Britt y Edvard I.
Moser descubrió "otro
componente clave" de
ese sistema en 2005 al
identificar otras células
nerviosas, "células de
red", que generaban un
sistema coordinado y
permitían de forma
precisa situarse en el
espacio.
37. Esa parte del cerebro actúa como una especie de
carta náutica, cuenta con células que ayudan al
cerebro a juzgar las distancias y navegar.
El comité dijo que la combinación de células de
lugar y de red "constituye un sistema de
posicionamiento integral, un GPS interno, en el
cerebro".
O'Keefe, nació en 1939, es doctor de Psicología
fisiológica por la Universidad McGill de Canadá y
dirige el Centro Wellcome Sainsbury de Circuitos
Neuronales y Comportamiento en el University
College de Londres.
May-Britt Moser nació en 1963 en Noruega, y
estudió psicología en la Universidad de Oslo junto
a su futuro marido y también premiado, Edvard
Moser.
May-Britt Moser es directora del Centro de
computación neuronal en la Universidad noruega
de Ciencia y Tecnología de Trondheim.
Su marido nació en 1962 en Noruega y es
doctorado en Neurofisiología por la Universidad de
Oslo y dirige el Instituto Kavli de Sistemas de
Neurociencia de Trondheim.