Geometrías de la imaginación: Diseño e iconografía de Querétaro
Fanzine Final
1. Tres movimientos del siglo XX:
Bauhaus / Surrealismo /
Situacionismo. Vanguardias
desde lo estético y lo político.
Maite Aranda / Fauve Bellenger
2. Introducción
En el presente ensayo se pretende establecer relaciones entre las siguientes
vanguardias del siglo XX: la Escuela Bauhaus, el Situacionismo y el Surrealismo.
En particular, el objetivo de este ensayo es evidenciar las tensiones entre las tres
vanguardias y los puntos en común respecto a la labor del artista, circunscrita a las
premisas estéticas e ideológicas de cada movimiento.
Como corolario de lo anterior, también nos detendremos en las diferencias que
estas tres vanguardias asumen desde su base marxista (en el caso del surrealismo,
más explícitamente en la posición de los autores que en los postulados del
manifiesto) y cómo, a pesar de existir esta conexión, difieren en aspectos como
la apreciación de la labor del artista, industrialización de la producción artística y
cómo esta media en los aspectos sensibles de la apreciación de la misma.
El Situacionismo se presenta como una vanguardia que sostiene su argumento en
base a la necesidad de reactivar políticamente a las personas que se encuentran
alienadas, quienes son espectadoras de lo que acontece más no partícipes de ello.
La plusvalía ahora se ha trasladado, ya que antes estaba mediada por el valor del
proletario en función de su producción; ahora la plusvalía de nosotros se calcula
según el valor de tiempo que le atribuimos a nuestras actividades, ya que al no
poder disponer del ocio libremente -por tener que producir los distintos aspectos
que implica la subsistencia- nuestra plusvalía se ha trasladado a nuestra capacidad
de determinar el uso de nuestro tiempo libre y nuestro ocio en actividades
que no estén mediadas por la producción. Somos seres espectaculares, meros
espectadores de lo que ocurre.
El espectáculo nace con la modernidad urbana, imponiendo modelos funcionales
a escala total y brindando una unidad e identidad local a las poblaciones. “Es el
advenimiento de una nueva modalidad de disponer lo verosímil y de lo incorrecto,
mediante la imposición de una separación fetichizada del mundo de índole
tecnoestética” (Ferrer, 2012). Al prescribir lo permitido y lo conveniente, así
como desestimando en lo posible la experimentación no controlada con nuestras
condiciones vitales, se manifiesta la indistinción entre deseo y obligación,
imponiéndose como obligatorio, ya que asigna lo que es visible por medio de la
invisibilización o la paradoja de “no dejar ver”. El ojo deja de cumplir su función
tanto como órgano físico y como metáfora de acción política: ya no reaccionamos
a estas contradicciones vitales, no las cuestionamos, porque no las vemos.
Dentro de los procedimientos Situacionistas que desarrolla Debord, se
encuentran la deriva y el azar. La primera se entiende como una técnica de paso
ininterrumpido a través de ambientes diversos, renunciando a los motivos de
desplazamiento o acto habitual en las relaciones, trabajos y entretenimientos,
Maite Aranda
“Siglo XXI”
collage análogo
(2021)
3. para dejarse llevar por las solicitudes del terreno y los encuentros que ocurren en
el. Existe un diálogo constante entre lo aleatorio y lo psicogeográfico -entendiendo
por psicogeografía a aquella impronta que los aspectos materiales de la ciudad
han dejado en la mente de los sujetos- toda vez que lo azaroso está en riesgo de
disolverse ante lo familiar, así como lo cartografiado psicogeográficamente se
vuelve inestable ante la presencia del azar.
El manifiesto Bauhaus de Gropius habla de la necesidad de volver al arte-artesanía,
sin distinción de clases o la arrogancia que propicia la separación entre arte y
artesanía, planteando de forma explícita la necesidad de replantear todos estos
oficios en una única forma. Cuestiona la profesionalización del arte, ya que
considera que esto no es posible (el arte no se enseña, se practica) y las escuelas
no ayudan a esto, puesto que se relegan a un “arte de salón”. En el edificio se
aúnan todas estas prácticas para así ser llevadas más allá, ya que permite la
cooperación consciente de todos los artesanos. (Gropius, 1919) A pesar del giro
funcionalista que presentó esta escuela, en un primer momento se valió de
principios marxistas para fundamentar su concepción, desarrollándose de manera
colectiva y proponiendo que por medio de esta vía se podía tener noción de la
producción artística, ya que la creación tenía que estar al servicio de la sociedad.
La factibilidad de esto se establece a través de la estandarización de la producción,
teniendo en cuenta el costo y la complejidad de los artículos realizados, ya que
un diseño democrático debe ser accesible para todos y parte por la reducción de
la brecha económica producida por los artículos únicos (y por ende costosos).
A partir de la valoración del oficio que cada quien podía realizar, se pretendía
crear gremios (similares a los de la edad media) que permitieran que el trabajador
desarrollara cada área realizado de manera independiente, pero perteneciendo
a una tarea e idea común. La estandarización permitía por otro lado asegurar la
usabilidad de lo producido, una serie de tecnologías para la construcción que
antes no se empleaban y concentrar las ideas colectivas de los participantes.
Esto se ve reflejado en la estética propia de la Bauhaus: una producción apta para
acompañar el ascenso de una nueva sociedad industrial. (Midal, 2019)
Estos aspectos fueron discutidos por Asger Jorn, quien fue miembro de la
Internacional Situacionista. El despreciaba el purismo, abstractismo, el inutilismo
y esterilismo. La visión de Jorn era que la equivalencia entre forma, función y
belleza por medio de la producción industrial producía un arte trillado. Abogaba,
en cambio, por que el artista experimental se apoderara de la industria y la
utilizara para sus propios intereses no utilitarios. Jorn pretendía contrarrestar el
valor estético de los bienes de consumo y la sujeción del diseñador a las leyes de
mercado y al funcionalismo burgués, dando pie a la experimentación (Midal, 2019).
Desde la perspectiva Situacionista, la era de la industrialización debería habernos
Maite Aranda / “Vacío” / ilustración digital / 2021
4. ayudado a reducir la fuerza de trabajo humano, sirviendo a la producción y la
redistribución de bienes equitativamente, disminuyendo nuestras necesidades
a lo más básico y abriendo las puertas, así, a una práctica de ocio y juego. En
este sentido, la estandarización configura una visión única de ver los objetos y
una objetivación de quienes lo producen. Lo primero ocurre porque al darse una
única apariencia, funcionalidad y materialidad, da poco espacio para el juego y la
experimentación, creando una estética marcada y definida que se convierte en
un esquema preconfigurado. Esta preconfiguración constituiría una alienación
sensorial y vivencial, puesto que ya el objeto no se ve a sí mismo sino que en
función a lo que es capaz de hacer. Lo segundo ocurre puesto que se alienta esta
creación estandarizada, negándose la individualidad, finalmente el productor vale
en la medida en que es capaz de cumplir con ese estándar impuesto.
A diferencia de los manifiestos anteriores, el Surrealista – basado fuertemente en
el psicoanálisis freudiano - expresa que la herramienta más potente que poseemos
es la imaginación, la cuál permite llevarnos más allá e incluso hacernos “esclavos
de ella”. Por medio de los sueños, las imágenes surgen de manera más o menos
ordenada, sin existir límites, en completa libertad. (Breton, 2001). Se busca un
purismo intelectual, por lo cual no están permitidas las racionalizaciones de lo
que acontece en la imaginación, solo es justo dejarla fluir. Es homologable a una
especie de deriva psicogeográfica, pero que acontece en los sueños, permitiendo
la experimentación de imágenes que son inconexas en la vida presente, pero con
un nuevo sentido en los sueños. Consideraban la literatura como un lugar común
y aburrido del cual es necesario escapar, por lo que el espectro onírico parece ser
propicio para eso.
Conclusión
El análisis de los manifiestos permite identificar una fuerte presencia de la
influencia marxista en ellos, pero abordada de manera tan diversa que la lectura
contrastiva parece escenificar un choque entre los textos. En el caso de la
Bauhaus, aunque las ideas marxistas informan gran parte de su historia, es en
sus inicios donde lo vemos con más intensidad, con su propuesta de la creación
de obras que se acercaran a la población, que pudiesen ser adquiridas por todos
a bajo costo y que tuviesen una gran calidad. Pero inevitablemente, el proceso
de industrialización conlleva a que algunos preceptos del propio marxismo se
vean contradichos, puesto que era inevitable el giro cada vez más funcionalista e
industrializado de la escuela. En el caso del Situacionismo se hace presente una
visión crítica del marxismo, una resignificación de la misma mucho más radical
que también se condice con el contexto sociopolítico donde se desarrolló. Está
claro que su disputa con la Bauhaus tiene que ver más con los métodos que con las
premisas, puesto que, aunque poseían un tronco ideológico común, la manera de
proponer sus lineamientos era muy distinta entre sí.
Caso aparte es el Surrealismo, que en un primer momento se preocupó más
en sentar unas bases más ligadas a la interpretación de sueños e imágenes, el
delineamiento de una estética “pura”. Sin embargo, tuvo un punto base común con
el Situacionismo, que es la influencia del dadaísmo y la expresión por medio de
técnicas más experimentales de maneras de comunicar y reflejar su obra.
Además, la presencia del azar en los postulados de unos y otros, y la manera en
que esta presencia se interpreta, es crucial a la hora de contrastar al Surrealismo y
el Situacionismo. Para los Surrealistas, los procedimientos azarosos del sueño y el
juego (como el “cadáver exquisito” o los textos escritos de forma colectiva, técnicas
heredadas del dadaísmo) eran formas para revelar un aspecto secreto de la psique;
para los Situacionistas, por otra parte, el azar es una pieza de resistencia contra la
objetivación y estandarización capitalista.
5. Breton, A. (2001) Primer Manifiesto Surrealismo (1924). Manifiestos del Surrealismo. p.p 12-69.
Buenos Aires, Argentina. 2001.
Debord, G. (1958) Teoría de la deriva. Internationale Situacionnist n°2. diciembre 1958.
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1968) vol. 1: La realización del arte. Internationale Situacionniste n° 1-6 más “Informe sobre la
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Ferrer, C. (2012) La Sociedad del Espectáculo. 4ª ed. 1ª reimp. Buenos Aires, 2021.
Gropius, W. (1919) Manifiesto Bauhaus. Extraído de https:/
/www.goethe.de/ins/ar/es/kul/fok/
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Midal, A. (2019) Design by Accident. p.p 115-186. Londres, Inglaterra. 2019.
Fauve Bellenger / “Abrazo”/ acrílico, tinta china, retoque fotográfico / 2021
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fotográfico