Laura Elizabeth Nieto Penagos 2° - cuento tras las huellas
1. TRAS LAS HUELLAS.
Había una vez un niño llamado Juan, quería ser explorador cuando fuera grande al lado de
su cachorro llamado Max. Un día caminando por el bosque que quedaba cerca a su casa,
se encontraron un huevo al lado de unas huellas. Eran las huellas más grandes que habían
visto en sus vidas y se preguntaron ¿de quién serían? ¿De un elefante podrán ser?, pues
el huevo era muy grande. Ellos lo tomaron con cuidado y decidieron seguir las huellas,
caminando encontraron una casa abandonada y entraron a ella, para intentar encontrar a
la madre del huevo.
Dentro de ella había un cuarto oscuro y tenebroso, donde escucharon un ruido de
cascaritas cayendo. Max dio tres ladridos y luego entró con Juan. Encontraron una
pequeña dinosaurio recostada junto a otros huevos de igual forma y tamaño. Después de
tan grande ruido los huevos eclosionaron incluyendo el que se habían encontrado. La
madre les dijo no teman por el contrario yo estoy agradecida con ustedes por devolverme
a mi bebé.
A partir de ese día se hicieron buenos amigos y ella prometió, no hacerles daño y
ayudarlos justo como hicieron con ella.
Max le dijo a Juan, este lugar es muy pequeño para sus hijos, que tal si las llevamos a vivir
al rebaño de Papá y Juan aceptó. Los llevaron a vivir allí, logrando que todos estuvieran
juntos. Los pequeños dinosaurios, Max y Juan crecieron juntos y se convirtieron en
exploradores justo como lo habían deseado años atrás.
Una mañana soleada salieron hacia el bosque y notaron a lo lejos que algo brillaba bajo la
tierra. Max se adelantó y escavó, Juan asombrado se dió cuenta que habían encontrado
una cápsula del tiempo, la mamá dinosaurio exclamó: es la cajita que nos trajo aquí, y
preguntó ¿será posible que podamos volver a nuestro hogar? Juan dijo tal vez, y se
encaminaron a viajar todos juntos. Después de 10 minutos llegaron a la época
prehistórica, en ese momento la mamá dinosaurio lloró de alegría al ver a su esposo, y
corrió hacia Él con sus hijos.
El papá dinosaurio les agradeció y les regaló la capsula del tiempo, para que pudieran
venir a visitarlos, luego les obsequió dos collares para que los recordaran siempre.
Esa amistad perduró por siempre.
Por Laura Elizabeth Nieto Penagos Grado segundo