El prólogo describe la historia de la autora y su familia, que emigraron de España a Cuba debido a la Guerra Civil y la pobreza. Años más tarde, la autora buscó recuperar su nacionalidad española con la ayuda del abogado Luis Vidal, quien pacientemente la guió a través del proceso burocrático. Al final, la autora logró conseguir la ciudadanía española y ahora puede caminar por la tierra de sus antepasados en Asturias.
Similar a Prólogo de la obra: “Nacionalidad española: adquisición, pérdida y recuperación. Nuevo procedimiento, Formularios, Jurisprudencia y Legislación”
Similar a Prólogo de la obra: “Nacionalidad española: adquisición, pérdida y recuperación. Nuevo procedimiento, Formularios, Jurisprudencia y Legislación” (20)
Prólogo de la obra: “Nacionalidad española: adquisición, pérdida y recuperación. Nuevo procedimiento, Formularios, Jurisprudencia y Legislación”
1. Prólogo de la obra: “Nacionalidad española: adquisición, pérdida y
recuperación. Nuevo procedimiento, Formularios, Jurisprudencia y
Legislación”
Autor: Luis Vidal Martín Sanz
Dicen que el ADN puede transmitir el trauma de nuestros antepasados, pero yo creo
que transmite mucho más-- recuerdos, memoria, anhelo-- y que las secuencias entrelazadas de
millones de pedacitos de información atraviesan mares y siglos, continentes y experiencias,
construyendo puentes que el abogado Luis Vidal me ha ayudado a cruzar. Pero me estoy
adelantando.
Conocí al autor hace más de cinco años. Como periodista para una agencia
internacional, he sido testigo de los hitos históricos de las últimas décadas. He cubierto los
ataques del 11 de Septiembre, el terremoto devastador de Haití, la abdicación del rey de
España, el viaje de Barack Obama a Cuba e infinidad de desastres naturales. Pero lo que me
llevó al despacho de GlobalNeoVisa en Madrid no era la historia de otro, sino la historia mía,
de mis padres, de mis abuelos, empañada por guerras y exilio, una historia que le conté al
abogado y autor de esta publicación: Mi abuela asturiana era la mayor de doce hermanos y mi
abuelo era de un pueblo en el sur de Navarra, cerca de la frontera con Álava. Como un millón
de sus compatriotas, se exiliaron por la violencia y la pobreza antes y durante la Guerra Civil.
Para mi abuela, el exilio en Cuba fue muy fuerte. Una hermana pronto murió y un hermano,
Salustiano García Sopeña, regresó a Asturias, fue elegido alcalde de Villaviciosa pero fue
fusilado en los últimos días de la guerra cuando las tropas franquistas también quemaron la
casa de mis bisabuelos. Mi abuela nunca volvió a ver a su familia, a sentir el cálido abrazo de su
madre, a caminar los senderos de su querida Asturias. En vez, mis abuelos hicieron una vida
en Cuba, rodeados de españoles exiliados. Fue en La Habana donde nacieron sus hijos, donde
lucharon para criarlos y, al final, donde están enterrados.
En La Divina Comedia, Dante le dice al exiliado: “Abandonarás todas las cosas que más
has amado: esa es la primera flecha que dispara el arco del exilio. Experimentarás cuán
amargo es el pan del prójimo y cuán duro es ascender y descender por la escalera de los
demás."
Así fue para mi madre, que luchó para sacar su doctorado en La Habana y, cuando
quiso inscribirse en la escuela de leyes, tuvo que rendirse porque la habían cerrado por la
Revolución cubana. En los días y meses después de la Revolución, nacionalizaron los terrenos
de mi abuelo—el esfuerzo de una vida desvanecido—y mi mamá también escogió la solución
de sus padres. Salió de Cuba para finalmente exiliarse en los Estados Unidos, donde conoció a
mi padre, un cubano. Fue ahí, en Nueva York, en el exilio de los exiliados, donde nací y me crie,
respirando un mundo pero sonando en otro. Era niña cuando, a fines de 1977, mis padres nos
preguntaron donde queríamos ir: al Madrid de la transición como quería mamá, mirando hacia
2. el futuro, o a Miami como quería papá, donde debajo de las palmeras todavía existía la Cuba
de 1959. “Madrid, Madrid” dije yo, pero no se decidieron entre ellos y nos quedamos en
Nueva York.
Décadas luego, mi alma todavía lloraba “Madrid, Madrid” y fue con ese sueño que me
entregué a Luis Vidal en busca de la nacionalidad española. Con mucha paciencia y dedicación,
él me ayudó conseguir los documentos en tres países y los presentó en los consulados de La
Habana y de Nueva York. Peleó con burócratas en Madrid cuando ya yo no tenía energía y me
escuchó con sensibilidad cuando sentía que se me caía el mundo, porque atravesar mundos y
enfrentar sueños no es cosa de cobardes. Pero las raíces me llamaban— lo sé porque el canto
tenía gaitas y sabor a fabada—y seguí luchando con Luis a mi lado, para honrar la memoria de
mi abuela y poder caminar los verde senderos de Asturias como española. Luis me aconsejó
cuando busqué mi piso en Madrid y fue el primero que llamé cuando voté por primera vez en
las Elecciones Generales. Ha sido una relación imprescindible para mí, no sólo por su gran
conocimiento y desempeño profesional, sino porque Luis reconoce que el campo de ley de
nacionalidad es muy especial por los efectos tan personales y transcendentes que tiene. La
adquisición de nacionalidad implica un mundo de posibilidades, un cambio de cultura, acceso a
oportunidades de educación, salud y trabajo no sólo para el cliente, sino para futuras
generaciones. Cuando Luis Vidal me ayudó conseguir la nacionalidad, me cambió la vida y me
ayudó construir puentes que unen a mi pasado y mi futuro. Por primera vez en 100 años, estoy
en la tierra de mis antepasados, en el país por la cual ellos lucharon y derramaron sangre. No
vivo en un exilio, Soy española.
No vivo en un exilio, debajo de las sombras de una patria de ensueño y los escombros
de una identidad frustrada. Tengo patria. Tengo historia. Tengo integridad. Soy española.
Arlene Eiras
Latin America Television Producer
Washington D. C. EE.UU.