1. San Manuel Bueno, mártir. Miguel de
Unamuno
“San Manuel Bueno, mártir” es una obra escrita por Miguel de Unamuno a finales de
1930; pero fue publicada en 1931 en la revista “La novela de hoy”.
Unamuno fue un integrante de la Generación del 98. Con ellos comparte la
preocupación por la situación de España. Su estilo es esencialista y sobrio y se
encuentra fuertemente marcado por las crisis personales que vivió y por la forma
honesta y original con las que las afronta en sus escritos. Por todo esto y por la
profundidad con la que sus temas afectan al lector afirmamos que su escritura es
capaz de satisfacer al más exigente.
Es una de las “nivolas” más importantes y conocidas del autor; este subgénero
narrativo creado por Unamuno se centra en las acciones y deja de lado las
descripciones, incrementando los diálogos y monólogos.
Esta obra muestra una gran madurez del autor, debido a la razón y sentimiento con los
que trata los problemas existenciales que a lo largo de su vida no han dejado de
perturbarle, y aparecen en la obra como los temas principales; algunos de ellos son la
creencia en Dios, el conflicto entre la razón y la fe, el sentido de la vida, las formas de
alcanzar la plenitud… Pero destaca la angustia y duda por la carencia de fe.
Con respecto a la acción, debemos comentar que sucede en un pueblo pequeño y
aislado llamado Valverde de Lucerna, este tiene un carácter simbólico ya que hay un
lago bello por fuera con fango en su interior. Esto es una metáfora que representa la
apariencia e interior de don Manuel. El tiempo de la acción narrada es contemporáneo
al de la escritura y aunque en la obra la acción se remonta a décadas pasadas para
contar la historia, ambos hitos temporales confluyen al final.
Unamuno utiliza la técnica del perspectivismo. Pretende distanciarse de lo narrado
escogiendo a Ángela para que cuente su historia. Esta será además de narradora un
coprotagonista (dependiendo de si habla de su pasado o de la historia del párroco).
Don Manuel es el personaje principal; es el párroco del pueblo y se caracteriza por su
bondad hacia sus feligreses y por su problema y duda existencial de la existencia de
2. Dios. Por último tenemos a Lázaro (hermano de Ángela) este comienza como un
antagonista del párroco, pero se transforma completamente y establece un fuerte
vínculo con don Manuel (con el que termina compartiendo ideales) Hay otros
personajes secundarios como la madre de Ángela y Lázaro, Blastillo que representan
distintos tipos de fe. Todos estos nombres tienen una vinculación religiosa, Manuel
significa “Dios con nosotros” y Ángela “mensajera de Dios”.
Por último, un breve resumen de la obra.
Ángela Carballino escribe la historia de don Manuel Bueno, párroco de su pueblo.
Múltiples hechos lo muestran como una persona altruista y consolidada en llevar a
todos a la salvación. Sin embargo, algunos indicios hacen pensar a Ángela que algo lo
tortura interiormente: su actividad desbordante parece encubrir “una infinita y eterna
tristeza” que con heroica santidad recataba a los ojos y los oídos de los demás.
Un día vuelve Valverde de Lucerna, Lázaro, el hermano de Ángela; de ideas
progresistas y anticlericales. Tras un enfrentamiento moral de este con don Manuel,
comienza una ferviente admiración hacia el párroco por su forma de vida desprendida.
Pues bien, es precisamente a Lázaro a quien el sacerdote confiará su terrible secreto:
no tiene fe, no puede creer en Dios ni en la resurrección de la carne, pese a su fuerte
anhelo de creer en la eternidad. Y si finge creer ante sus fieles es por mantener en
ellos la paz que da la creencia en otra vida, esa esperanza consoladora de la que él
carece. Lázaro, que confía el secreto a su hermana y convencido por la actitud de don
Manuel, abandona sus anhelos progresistas para volcarse en la misión del párroco.
Y así pasará el tiempo hasta que muere don Manuel, sin recobrar la fe, pero
considerado un santo por todos, y sin que nadie, fuera de Lázaro y de Ángela, haya
penetrado en su íntima tortura.
Más tarde tras la muerte de Lázaro, Ángela se pregunta acerca de la salvación de los
demás.