1. Universidad popular de la chontalpa
Alumno: Jesus Manuel Ramirez López
Semestre: 2do
Lic. En psicología
Grupo: u
t/v
Materia: Ética profesional
Fecha:18/sep/2019
2. LA ETICA Y LA MORAL
ETICA MORAL
• ES EL PENSAMIENTO DEL
INDIVIDUO SOBRE LO
BUENO Y LO MALO.
• ES EL TUDIO Y REFLEXION
SOBRE LA MORAL.
• CONOCIMIENTO EXTRAIDO
DE LA INVESTGACION DEL
COMPORTAMIENTO
HUMANO.
• PRINCIPIOS PERSONALES
CREADOS Y SOSTENIDOS
POR LOS PROPIOS
INDIVIDUOS.
• SON VALORES Y REGLAS
DEFINIDAS POR UNA
CULTURA.
• ES EL CONJUNTO DE NORMAS
Y PRINCIPIOS.
• SE APLICA EN GRUPO COMO
AQUELLAS COSTUMBRES
QUE HAY QUE OBEDECER.
• ES UN SISTEMA SOCIAL O
ESTRUCTURA PARA UN
COMPORTAMIENTO
ACEPTABLE.
3. Desarrollo moral
• El estudio de la moral es algo que constantemente está generando dilemas,
dudas y teorías.
• Prácticamente todas las personas se han preguntado en algún momento
acerca de lo que está bien y lo que no lo está, sobre cuál es el mejor modo
en el que ordenar las prioridades para llegar a ser una buena persona, o
incluso acerca del mismo significado de la palabra "moral". Sin embargo,
muchos menos se ha propuesto estudiar no ya lo que es el bien, el mal, la
ética y la moral, sino el modo en el que pensamos en esas ideas.
Los tres niveles del desarrollo moral
Las categorías que Kohlberg utilizó para señalar el nivel de desarrollo moral son
una manera de expresar las diferencias sustanciales que se dan en el modo de
razonar de alguien a medida que va creciendo y aprendiendo.
Estas 6 etapas se engloban en tres categorías más amplias: la fase pre-
convencional, la convencional y la post-convencional.
1. fase pre-convencional
En la primera fase del desarrollo moral, que según Kohlberg suele durar hasta los 9
años, la persona juzga los acontecimientos según el modo en el que estos la afecten
a ella.
4. 1.1. Primera etapa: orientación a la obediencia y el castigo
En la primera etapa, el individuo solo piensa en las consecuencias inmediatas de
sus acciones, evitando las experiencias desagradables vinculadas al castigo y
buscando la satisfacción de las propias necesidades.
Por ejemplo, en esta fase se tiende a considerar que las víctimas inocentes de un
suceso son culpables, por haber sufrido un "castigo", mientras que las que
perjudican a las demás sin ser castigadas no obran mal. Se trata de un estilo de
razonamiento extremadamente egocéntrica en la que el bien y el mal tiene que ver
con lo que experimenta cada individuo por separado.
1.2. Segunda etapa: orientación al interés propio
En la segunda etapa se empieza a pensar más allá del individuo, pero el
egocentrismo sigue presente. Si en la fase anterior no se puede concebir que exista
un dilema moral en sí porque solo existe un punto de vista, en este empieza a
reconocerse la existencia de choques de intereses.
Ante este problema, las personas que se encuentran en esta fase optan por el
relativismo y el individualismo, al no identificarse con valores colectivos: cada uno
defiende lo suyo y obra en consecuencia. Se cree que, si se establecen acuerdos,
estos deben ser respetados para no crear un contexto de inseguridad que
perjudique a los individuos.
2. Fase convencional
La fase convencional suele ser la que define el pensamiento de los adolescentes y
de muchos adultos. En ella, se tiene en cuenta la existencia tanto de una serie de
intereses individuales como de una serie de convenciones sociales acerca de lo que
es bueno y lo que es malo que ayuda a crear un "paraguas" ético colectivo.
2.1. Tercera etapa: orientación hacia el consenso
En la tercera etapa las acciones buenas están definidas por cómo repercuten sobre
las relaciones que uno tiene con los demás. Por eso, las personas que se
encuentran en la etapa de orientación hacia el consenso tratan de ser aceptadas
por el resto y se esfuerzan por hacer que sus acciones encajen muy bien en el
conjunto de reglas colectivas que definen lo que es bueno.
5. 2.2. Cuarta etapa: orientación a la autoridad
En esta etapa de desarrollo moral, lo bueno y lo malo emana de una serie de normas
que se perciben como algo separado de los individuos. El bien consiste en cumplir
las normas, y el mal es incumplirlas.
No cabe la posibilidad de actuar más allá de estas reglas, y la separación entre lo
bueno y lo malo es tan definida como concretas sean las normas. Si en la etapa
anterior el interés está puesto más bien en aquellas personas que se conocen y que
pueden mostrar aprobación o rechazo por lo que hace uno, aquí el círculo ético es
más amplio y engloba a todas aquellas personas sujeta a la ley.
3. Fase post-convencional
Las personas que se encuentran en esta fase tienen como referencia principios
morales propios que, a pesar de no tener por qué coincidir con las normas
establecidas, se apoyan tanto en valores colectivos como en libertades individuales,
no en exclusivamente en el propio interés
3.1. Etapa 5: orientación hacia el contrato social
La manera de razonamiento moral propia de esta etapa surge de una reflexión
acerca de si las leyes y las normas son acertadas o no, es decir, si dan forma a una
buena sociedad.
Se piensa en el modo en el que la sociedad puede afectar a la calidad de vida de
las personas, y se piensa también en el modo en el que las personas pueden
cambiar las normas y las leyes cuando estas son disfuncionales.
Es decir, que existe una visión muy global de los dilemas morales, al irse más allá
de las reglas existentes y adoptar una posición teórica distanciada. El hecho de
plantearse, por ejemplo, que la esclavitud fue legal pero ilegítima y que a pesar de
eso existía como si fuese algo totalmente normal entraría dentro de esta etapa del
desarrollo moral.
3.2. Etapa 6: orientación hacia los principios universales
El razonamiento moral que caracteriza a esta fase es muy abstracto, y se basa en
la creación de principios morales universales que son diferentes a las leyes en sí
mismas. Por ejemplo, se considera que cuando una ley es injusta, cambiarla debe
ser una prioridad. Además, las decisiones no emanan de suposiciones acerca del
contexto, sino de consideraciones categóricas basadas en los principios morales
universales.
6. Precursores de la moral
Sócrates
Sócrates (399 a. C. al 470 a. C.) desarrolló la teoría del intelectualismo
moral partiendo de la base del dualismo antropológico, es decir, a partir
de la afirmación que el hombre está formado por una parte material (el
cuerpo) y una parte no material (el alma), sin tener esta última un
significado religioso y a la vez siendo la parte más importante del
hombre (de ahí la frase “Conócete a ti mismo”). Por tanto, se da
supremacía a los valores internos, y la salud del hombre residirá en su
alma. Esta salud será únicamente alcanzable a través de la virtud
(hacer lo correcto), la cual, a su vez, se alcanza mediante el
conocimiento (de la verdad, no del erudito). Es decir, ser virtuoso
conducirá a una conducta justa, la cual llevará a la felicidad y la
satisfacción.
Platón
El verdadero bien del hombre, la felicidad, habrá de alcanzarse
mediante la práctica de la virtud. Pero ¿qué es la virtud? Platón acepta
fundamentalmente la identificación socrática entre virtud y
conocimiento. La falta de virtud no supone una perversión de la
naturaleza humana; por su propia naturaleza el hombre busca el bien
para sí, pero si desconoce el bien puede tomar como bueno,
erróneamente, cualquier cosa y, en consecuencia, actuar
incorrectamente; la falta de virtud es equivalente, pues, a la ignorancia.
Sólo quien conoce la Idea de Bien puede actuar correctamente, tanto
en lo público como en lo privado, nos dice Platón en la República, al
terminar la exposición y análisis del mito de la caverna. Cuando alguien
elige una actuación que es manifiestamente mala lo hace, según
Platón, creyendo que el tipo de conducta elegida es buena, ya que
nadie opta por el mal a sabiendas y adrede. En este sentido la virtud
cardinal sería la prudencia, la capacidad de reconocer lo que es
verdaderamente bueno para el hombre y los medios de que dispone
para alcanzarlo. La dependencia con respecto al intelectualismo
socrático es clara en la reflexión ética de Platón.
Aristóteles
Se ha considerado eudemonismo al hedonismo, la doctrina estoica, así
como también al utilitarismo. Todas estas doctrinas basan sus normas
morales en la realización plena de la felicidad, entendida como estado
de plenitud y armonía del alma, diferente del placer y pudiéndose
presentar ésta de forma personal, como en Demócrito, Sócrates,
Aristóteles, Aristino y la escuela cirenaica, el estoicismo o el
neoplatonismo, o bien de forma colectiva, como se estableció a partir
de David Humé.
8. Elementos condicionantes de la conducta
El condicionamiento operante es una forma de enseñanza, mediante la cual un
sujeto tiene más probabilidades de repetir las formas de conducta que conllevan
consecuencias positivas y menos probabilidad de repetir las que conllevan
problemas negativos. Es un tipo de aprendizaje asociativo, este tiene que ver con
el desarrollo de nuevas conductas en función de sus consecuencias, y no con la
asociación entre estímulos y conductas como ocurre en el condicionamiento clásico.
El término fue introducido por el Psicólogo Burrhus Frederic Skinner, aunque hoy se
prefiere el de «condicionamiento instrumental», introducido por Edward Thorndike,
por ser más descriptivo. Este último sugiere que la conducta sirve de instrumento
para conseguir un fin y se da por ensayo y error, a diferencia del condicionamiento
operante planteado por Skinner, que propone que aquellas respuestas que se vean
reforzadas tienen tendencia a repetirse y aquellas que reciban un castigo tendrán
menos probabilidad de repetirse.
Refuerzo positivo o condicionamiento de recompensa: Un refuerzo positivo es
un objeto, evento o conducta cuya presencia incrementa la frecuencia de la
respuesta por parte del sujeto. Se trata del mecanismo más efectivo para hacer que
tanto animales como humanos aprendan. Se denomina «refuerzo» porque aumenta
la frecuencia de la conducta, y «positivo» porque el refuerzo está presente.
Refuerzos positivos típicos son las alabanzas, los regalos o las aportaciones
monetarias. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en ocasiones algo que
ordinariamente se considera desagradable puede funcionar como refuerzo positivo,
ya que de hecho incrementa la probabilidad de la respuesta (como cuando se grita
a un niño ante una rabieta, y este se siente reforzado porque así llama la atención).
Refuerzo negativo: Un refuerzo negativo es un objeto, evento o conducta cuya
retirada incrementa la frecuencia de la respuesta por parte del sujeto. Al igual que
el anterior, se denomina «refuerzo» porque aumenta la frecuencia de la conducta,
pero «negativo» porque la respuesta se incrementa cuando el refuerzo desaparece.
En el refuerzo negativo se pueden distinguir dos procedimientos:
Condicionamiento de escape: En este caso, la frecuencia de una respuesta
aumenta porque interrumpe un estímulo aversivo, es decir, un suceso que está
ocurriendo y que el sujeto considera desagradable. Un ejemplo típico sería el de un
animal que aprieta una palanca porque así elimina una corriente eléctrica o el de un
padre que le compra una chuchería a su hijo para dejar de oírle llorar.
Condicionamiento de evitación: En este caso, la frecuencia de una respuesta
aumenta porque pospone o evita un estímulo aversivo futuro. Un ejemplo típico
sería el de un alumno que estudia para evitar una mala nota.
9. Entrenamiento de omisión: Se produce cuando la respuesta operante impide la
presentación de un refuerzo positivo o de un hecho agradable; es decir, consiste en
retirar el estímulo positivo de una conducta para así provocar la extinción de la
respuesta. Un ejemplo importante es el de «tiempo fuera», en el que se retira la
atención de un niño aislándolo durante un cierto período de tiempo.
Castigo: El castigo provoca la disminución de una conducta porque el suceso que
la sigue es un estímulo aversivo. Un ejemplo típico es castigar a una rata con una
pequeña corriente eléctrica cuando pulsa una palanca. Aunque el castigo puede ser
en ocasiones muy eficaz para hacer que desaparezca una conducta, se recomienda
utilizarlo lo menos posible, ya que tiene muchos efectos adversos o no deseados.
En muchas ocasiones la conducta solo desaparece temporalmente o únicamente
en los contextos en los que es probable el castigo. Además, genera gran cantidad
de consecuencias secundarias (como frustración, agresividad, etc.) que pueden
hacer que se detenga el proceso de aprendizaje. Por eso, en la aplicación de
castigos es importante seguir ciertas reglas, como reforzar al mismo tiempo
conductas alternativas a la castigada, aplicarlo inmediatamente después de la
conducta que se quiere suprimir, o ser constante (ya que castigar una conducta solo
a veces produce un efecto contrario al que se desea).
Tipos de refuerzos
Lo que es o no es un refuerzo durante el condicionamiento operante depende del
individuo y de las circunstancias en que se encuentra en ese momento. Por ejemplo,
unas galletas pueden suponer un refuerzo para un perro hambriento, pero no para
uno que acaba de comer carne.
Los refuerzos se pueden dividir en dos grandes grupos: los primarios o
intrínsecos y los secundarios o extrínsecos.
Se dice que un reforzador es primario o intrínseco cuando la respuesta es reforzante
por sí misma, es decir, cuando la respuesta es en sí una fuente de sensaciones
agradables y la acción se fortalece automáticamente cada vez que ocurre. Existen
varios tipos de conductas que son intrínsecamente reforzantes. Por ejemplo, las
respuestas que satisfacen necesidades fisiológicas, como beber cuando se tiene
sed o comer cuando se tiene hambre, son intrínsecamente agradables para la
mayoría de los organismos. Muchas actividades sociales o que brindan estimulación
sensorial o intelectual son también con frecuencia intrínsecamente reforzantes, al
igual que la sensación de progreso en una habilidad. También pueden ser
reforzantes por sí mismas todas las conductas que ayudan a un organismo a evitar
algún daño. Sin embargo, las actividades intrínsecamente gratificadoras no siempre
son reforzantes desde el principio; por ejemplo, se necesita cierta habilidad antes
de que una actividad que requiere competencia (como tocar un instrumento musical,
por ejemplo) se vuelva inherentemente satisfactoria.
10. Los refuerzos secundarios o extrínsecos son aprendidos, y en ellos el premio o
gratificación no es parte de la actividad misma, sino que obtienen su carácter de
refuerzo por asociación con los reforzadores primarios. Por ejemplo, las
recompensas monetarias se convierten en refuerzo porque permiten a su vez
conseguir refuerzos primarios. Un tipo de reforzadores extrínsecos especialmente
importante, que pueden influir enormemente cuando se trata de modificar la
conducta humana, son los reforzadores sociales como el afecto, la atención o la
aprobación.
11. Condicionamiento histórico de la moral
No todas nuestras conductas se basan en respuestas reflejas como es el caso del
condicionamiento clásico, de hecho, la mayor parte de nuestras conductas parecen
ser producto de nuestra voluntad (Ej. levantarnos para ir al trabajo, tomar o no un
taxi que nos lleve, copiar o no lo que se dice en clase,).
El condicionamiento operante o instrumental es el aprendizaje en el que una
respuesta voluntaria se refuerza o debilita según sus consecuencias sean positivas
o negativas.
Los estudios sobre el condicionamiento operante se deben al norteamericano B.
F. Skinner que utiliza igualmente animales, ratas y palomas, sobre todo. Skinner
ideó un mecanismo: "la caja de Skinner" dispuesto de tal manera que cada vez que
se presiona cierta tecla se tiene acceso a la trampilla donde se encuentra la comida,
que en este caso es el refuerzo que consigue la consolidación de una conducta en
el animal.
Este aprendizaje se denomina "operante" porque el sujeto aprende a realizar
ciertos comportamientos. Para ello son fundamentales los refuerzos y castigos: un
premio o refuerzo es cualquier estímulo que aumenta la probabilidad de que cierta
conducta sea repetida por el sujeto; un castigo es cualquier estímulo que disminuye
la probabilidad de que cierta conducta sea repetida.
El condicionamiento operante de la conducta de los animales permite al hombre
utilizar sus habilidades: así, se utiliza el olfato de los perros para combatir el
contrabando de ciertas mercancías, en tareas de salvamento, etc.
El propio Skinner consiguió notables éxitos en adiestramiento de animales; sin
embargo, su principal aportación se encuentra en el terreno de la educación (donde
es muy importante la motivación y del refuerzo de la conducta) y del comportamiento
social (técnicas de la modificación de la conducta).
Caja Skinner
A diferencia del condicionamiento clásico, donde los comportamientos son las
respuestas biológicas naturales a la presencia de estímulos como el alimento, el
agua, el dolor, etc., en el condicionamiento operante, un organismo opera en su
ambiente y efectúa respuestas voluntarias para producir un resultado deseable:
los organismos tienden a repetir las respuestas que se acompañen de
consecuencias favorables.