SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 113
Descargar para leer sin conexión
Luis Pérez Simón, O.F.M.
2
SAN FRANCISCO DE ASÍS
EDIBESA
Madre de Dios, 35 bis. - 28016 MADRID
Tel.: 91 345 19 92 - Fax: 91 350 50 99
E-mail: edibesa@planalfa.es
www.edibesa.com
3
Cuadro de portada:
SAN FRANCISCO, de Fray Angélico
(Coronación de la Virgen, detalle)
Colección «SANTOS. AMIGOS DE DIOS», n.º 6 (21006)
© EDIBESA
Madre de Dios, 35 bis. 28016 Madrid
Tel.: 91 345 19 92
Fax: 91 350 50 99
E-mail: edibesa@planalfa.es
www.edibesa.com
ISBN: 978-84-8407-924-8
Ref: 21006
Depósito legal: M. 26.906-2010
Impreso por: Impresos y Revistas, S. A. (Grupo IMPRESA)
4
ÍNDICE
Siglas y abreviaturas
Introducción
PRIMERA PARTE
FRANCISCO Y SU TIEMPO
1. La sociedad en la que vivió Francisco
1º. Ambiente histórico
2º. Nueva sociedad
3º. Ambiente cultural
2. Francisco, el hombre
1º. Nacimiento
2º. Primeros años
3º. Joven divertido y alocado
4º. Educación
5º. Sueños de grandeza: ser armado caballero
6º. Ser caballero
3. Conversión de Francisco
1º. Fechas.
2º. Cómo fueron las cosas
3º. Comienzo de la conversión
4. Seguidor de Jesucristo
1º. Opción por el Evangelio como forma de vida
2º. Nacimiento de la Fraternidad
3º. Vida evangélica
4º. Momentos de incertidumbre
5º. En Santa María de los Ángeles nació la Orden de Frailes Menores
5. Características del carisma de Francisco
1º. Universalismo
2º. Santa Clara de Asís (1193-1253)
3º. Orden Seglar Franciscana
4º. Catolicidad
SEGUNDA PARTE
SAN FRANCISCO DE ASÍS
5
1. Hombre de oración, al frente de la Orden
1º. “Hombre hecho oración”
2º. Nuevas perspectivas
3º. Organización
4º. Renuncia de Francisco
5º. Capítulo de las esteras
6º. Regla bulada
2. El alma de Francisco
1º. Sufrimientos de Francisco
2º. Retiro y oración
3º. Impresión de las llagas
4º. Alegría y dolor
5º. Eucaristía
3. Cantor del amor
1º. Cántico de las criaturas
2º. Cantor de María
3º. Verdadera alegría
4. Últimos momentos
1º La revelación del Altísimo
2º. Su Testamento
3º. Su muerte
4º. Mensaje y tarea
Notas
Bibliografía
6
SIGLAS Y ABREVIATURAS
Adm Admoniciones
AlD Alabanzas al Dios Altísimo
AlHor Alabanzas para todas las Horas
BenBer Bendición al hermano Bernardo
Cánt Cántico de las criaturas
CtaA Carta a las Autoridades
CtaAnt Carta al hermano Antonio
CtaCle Carta a los clérigos
1CtaCus Primera Carta a los Custodios
2CtaCus Segunda Carta a los Custodios
1CtaF Primera Carta a los fieles
2CtaF Segunda Carta a los fieles
CtaL Carta al hermano León
CtaM Carta a un ministro
CtaO Carta a toda la Orden
ExhAD Exhortación a la alabanza de Dios
ExhCl Exhortación a Clara
FVCl Forma de vida para Clara
NACI Normas sobre ayuno para Clara
OfP Oficio de la Pasión del Señor
Orad Oración ante el Cristo de San Damián
ParPN Paráfrasis del Padrenuestro
1R Primera Regla (Rnb), 1221
2R Segunda Regla (Rb), 1223
REr Regla para lo eremitorios
SalVir Saludo a las virtudes
SalVM Saludo a la Virgen María
Test Testamento
TestS Testamento de Siena
ÚltVol Última voluntad para Clara
VerAl La verdadera alegría
7
FUENTES BIOGRÁFICAS
AP Anónimo de Perusa
1C Celano: primera vida
2C Celano: segunda vida
3C Celano: Tratado de los milagros
EP Espejo de Perfección
Flor Florecillas
J. de Giano Jordán de Giano, Crónica
Ll Consideraciones sobre las llagas
LM San Buenaventura, Leyenda Mayor
Lm San Buenaventura, Leyenda menor
LP Leyenda de Perusa
SC Sacrum commercium
TC Leyenda de los tres compañeros
OTRAS FUENTES
AASS Acta Sanctorum bollandiana
AF Analecta franciscana
AFH Archivum franciscanum historicum
BF Bullarium franciscanum
CF Collectanea franciscana
EF Études franciscaines
MF Miscellanea franciscana
PG Patrología griega
PL Patrología Latina
8
INTRODUCCIÓN
Se puede afirmar rotundamente, sin miedo a caer en hipérbole que Francisco de
Asís es la figura estelar del santoral cristiano. Pero no puede considerarse sólo como el
fundador de una gran familia religiosa, ni siquiera como un gigante de la historia de la
Iglesia: San Francisco es patrimonio de la humanidad. Es una obra maestra de Dios.
En esa última afirmación está la clave de su vida. Porque fue Dios quien cambió su
corazón de joven rodeado de riquezas y dado a los placeres por un nuevo corazón que el
Espíritu del Señor fue modelando hasta llegar a estimarlo todo basura con tal de ganar
a Cristo y existir en Él (Flp 3,8). Lo dejó todo, se despojó de todo, para que el Señor
fuera “mi Dios y mi Todo”. En la vida del espíritu, y muy especialmente en la
conversión, es Dios quien tiene la iniciativa. Por eso pedía el profeta: Conviértenos,
Señor, y nos convertiremos a ti (Lm 5, 21). Dios es quien va delante, pero para que la
obra de Dios llegue a cumplirse plenamente, es preciso que el hombre se deje arrastrar
por el impulso de la gracia divina y no ponga obstáculos a la acción de Dios. San
Francisco es un modelo de fidelidad al impulso de la gracia y a la acción de Dios.
Su conversión fue, de una vida muy ordinaria –seguramente como la de cualquier
joven de nuestro tiempo alejado de Dios y esclavo de sus pasiones–, a una existencia en
la que Dios ocupa el centro y el eje de toda su vida, como acertadamente lo presenta el
franciscano Luis Pérez Simón, al hablar de su “opción radical por el Evangelio”.
José A. Martínez Puche, O.P.
9
PRIMERA PARTE
FRANCISCO Y SU TIEMPO
1. LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVIÓ FRANCISCO
La ciudad de Asís está en la región de la Umbría, situada en el centro de Italia,
ciudad del Santo que lleva su nombre: San Francisco de Asís. Es un paisaje atrayente
para el visitante. La ciudad está escalonada en la ladera de una de las estribaciones del
monte Subasio, y a sus pies queda la vasta llanura que se extiende desde Perusa hasta
Spello, Foligno y Espoleto. Para darte una idea de cómo fue en tiempos del Santo, a
finales del siglo XII, prescinde en tu mirada del edificio enorme de la izquierda, el Sacro
Convento, con su iglesia y contrafuertes a manera de arcadas, que es la preciosa e
interesantísima Basílica de san Francisco. Prescinde también de las construcciones de
debajo, hasta que aparezca entre el verde el recinto amurallado, que, partiendo de la
fortaleza que se alza sobre la ciudad, baja en picado para abrazar las primeras casas y
después bordearlas, dejando asomar de vez en cuando los torreones levantados para
proteger las entradas (puertas) a la ciudad. Esta muralla se va alargando hacia la parte
inferior para incluir dentro de sí un puñado de casas. Prescinde también de los otros
edificios altos y de las torres de las iglesias, que rompen la unidad, y continúa recorriendo
la muralla que sube por la derecha hacia las ruinas de la atalaya que domina el camino
que va hacia el monte. Desde allí regresa a la otra parte del castillo sobre la ciudad. La
fortaleza, que llaman La Rocca, - hoy bastante deteriorada- era el cierre de la muralla.
Castillo y muralla forman un óvalo, que encerraba en su interior casas, huertos e iglesias.
Entre la parte alta de la ciudad y el castillo queda un espacio, como pradera abrupta, que
quizás sirviera para adiestramiento de caballos o como separación entre la ciudad y el
poder feudal. Sus calles, tortuosas, estrechas e inclinadas, siguiendo el descender de la
colina, y sus casas, apiñadas, con sus paredes de piedra rosácea, que atrae la atención,
dificultan el paseo por la ciudad, en que abundan las tiendas, comercios y almacenes, que
ofrecen toda clase de artículos, tradicionales y modernos.
En esta bella ciudad umbra vino al mundo su hijo más importante, conocido por su
apellido de origen, Francisco de Asís, el hombre de todo el mundo, el “hermano
universal”, que tiene una palabra para todos, cuya figura atrae y fascina, sin dejar a nadie
indiferente. “¿Por qué a ti, Francisco?”, le preguntará un discípulo suyo. En efecto, la
personalidad grande de Francisco ha dado origen a muchas figuras de él tanto en el
campo de la historia, como en el de la literatura y el arte. Su cercanía a los hombres, a
los animales, a toda criatura; su amor al creador y su “fraternidad con todas las
criaturas”, un corazón ecuménico; su seguimiento original y señero del Evangelio de
10
Jesucristo; la sencillez e ingenuidad de su espíritu; su espiritualidad netamente evangélica,
su alegría, su pobreza y humildad, han hecho que sea reconocido como “el mínimo y
dulce Francisco de Asís”.
Pero no nació así. Vivió una juventud y mocedad alegre y alocada, extrovertida y
vacía, inquieta, entregada a francachelas y diversiones, sin sentido interior, despilfarrador
de bienes, vanidoso, y, como él dice, “envuelto en pecados”. Por todo ello es interesante
su figura. Porque, desde este mismo aspecto de criatura frágil –como nosotros-,
constituye una fuerte llamada a despertar las conciencias dormidas, a inquietar los
corazones tranquilos, a encender los espíritus ardientes. Solo después, cuando “el Señor
se le revele”, es decir, cuando Dios le despierte la sensibilidad de su espíritu, volverá su
corazón a “su Señor” enteramente, para amarlo como al Bien Sumo, al bien total, y
misericordioso “padre del cielo”, para servirle solo a él con alegría y entrega, con gozo en
la prosperidad y en la enfermedad, con renuncia amorosa, como poseído totalmente por
Dios. De este modo llegó a ser varón de espíritu fuerte.
Así, Francisco, convertido por la gracia de Dios, fue hecho modelo de conversión
para todos los que desde una situación lejana a Dios, dirigen a él sus miradas con
esperanza de plenitud. Es un eximio ejemplo de conversión. Es un espejo que nos refleja
a Jesucristo, Dios y hombre, cuyas huellas siguió con fidelidad absoluta desde su
conversión hasta quedar convertido en el mayor modelo de vida evangélica de todos los
tiempos. Acogió la gracia y respondió de forma personal, según Dios le dio a entender.
De Francisco de Asís, que, como hombre, es para todos “el hermano” y, como tal,
cercano, pues “es para con todos los demás”, con las personas y con las cosas, relación,
reciprocidad, y, sobre todo, aprecio, respeto y amor; y, como evangélico, hombre que no
pasa, sino que es siempre actual, simpático para con todos, pues sabe de nuestras cosas y
ofrece para todos una respuesta certera: Dios es Padre, Dios ama a los hombres, es la
Bondad, el Bien, el Amor. De este Francisco y de su mensaje desde su conversión tratan
las siguientes páginas.
1º. Ambiente histórico
Un poco de historia. Asís tiene origen muy antiguo, como han demostrado las
investigaciones arqueológicas. Se atribuye a uno de los pueblos itálicos más antiguos, los
llamados umbros, que fueron vencidos por los etruscos, y, más tarde, unos y otros serán
sometidos por las legiones romanas, en Sentino, hacia el año 295 a. C. Quedan en la
actualidad restos de la civilización romana; así, de su organización tenemos el foro; de
sus costumbres y diversiones, las termas y el anfiteatro; de su religión, el templo de
Minerva, en su plaza mayor. Su historia es rica en rivalidades, guerras, invasiones y sus
nefastas consecuencias, tanto durante el dominio romano como después con las
invasiones de los pueblos del norte.
11
Fue cristianizada en el siglo III, y, según la tradición, tuvo su primer mártir durante la
persecución de Diocleciano en la persona de san Rufino. Los templos paganos pasaron a
iglesias cristianas: el templo de Minerva fue dedicado a santa María; sobre el de la diosa
Tierra se levantó una ermita a san Rufino en el siglo V, donde debió ser bautizado
Francisco. También durante el Imperio romano-germánico la ciudad de Asís se vio
envuelta en frecuentes luchas con Perusa, luchas entre los partidarios del Papa y los
partidarios del Emperador, partidos güelfos y gibelinos, respectivamente.
Algunos de sus monumentos históricos relacionados con el Santo:
– Iglesia de San Jorge y hospital para pobres. Aquí aprendió a leer y a escribir, en la
escuela canonical aneja a la iglesia, predicó por primera vez, se hallaba a pocos
pasos de la casa paterna, en ella escuchó su predicación Clara y en ella fue
enterrado con solemnes funerales, permaneciendo cuatro años (1226-1230) en un
sarcófago de piedra debajo del altar, hasta su traslado al Sacro Convento, y en ella
tuvo lugar su canonización por Gregorio IX, el 16 de julio de 1228. De la iglesia de
San Jorge apenas quedan unos pocos restos, pues en el lugar se edificó la basílica
de Santa Clara y el monasterio para las hermanas que habitaban en San Damián,
mediante una permuta con el Capítulo de la Catedral de éste por aquél lugar. Los
trabajos se iniciaron el 1257 y los restos de Santa Clara fueron trasladados el 3 de
octubre de 1260 a la nueva iglesia, construida en su honor. La consagró Clemente
IV el 12651
.
– Iglesia de San Pedro, de la que se habla ya en el siglos XI, situada fuera de la
muralla, pero que fue integrada en la ciudad desde el siglo XIV con la construcción
de la nueva, y consagrada por Inocencio IV el 12532
.
– Catedral de San Rufino. La actual catedral de Asís está en el sitio en que se
conserva el cuerpo de San Rufino desde el siglo X, donde hubo previamente una
pequeña capilla, que se amplió en el siglo IX. Pero, el 1029 el obispo Hugone
mandó construir en el mismo lugar una iglesia más amplia, trasladó a ella la cátedra
episcopal, que estaba en Santa María Mayor, y estableció allí el colegio de
canónigos. Fue demolida para construir otra más amplia el 1134 durando sus
trabajos hasta mediados del XIII. Gregorio IX consagró el altar principal el 1228, e
Inocencio IV hizo la dedicación de todo el templo el 1253. Cuando Francisco fue
bautizado y cuando predicaba en ella, la catedral estaba en proceso de
construcción. Posteriormente ha sufrido diversas reformas. En ella se conserva la
fuente bautismal de Francisco y Clara; el oratorio donde Francisco oraba, cuando
venía a predicar en la catedral3
.
– Iglesia de San Nicolás, cercana al mercado medieval. Solo queda la cripta,
construida el 1097. Hoy es sede del museo romano4
.
12
– Iglesia de San Damián. Pequeña iglesia fuera de la muralla, quizá de la primera
mitad del siglo XI, que desde el siglo XIII pertenecía al Obispado de Asís. Estaba
medio abandonada, aunque era apta para el culto. Desde mediados del XII estaba
en ella el crucifijo románicobizantino, pintado sobre madera, que el 1260 fue
trasladado a la basílica de Santa Clara. Francisco frecuentaba esta iglesia, retirada,
para orar en los comienzos de su conversión, hacia 1206, y allí oyó la voz del
crucifijo que le pedía restaurar la iglesia, por lo que puso manos a la obra.
“Cierto día que, habiendo salido a meditar en el campo, paseaba junto a la
iglesia de San Damián, que amenazaba ruina por su excesiva vejez, entró en ella
para orar, bajo incitación del Espíritu; postrado ante la imagen del Crucificado,
quedó lleno de gran consolación espiritual en su oración. Mirando con ojos en
lágrimas a la cruz del Señor, oyó con sus oídos corporales una voz dirigida a él
desde la misma cruz, que decía por tres veces: “Francisco, vete y repara mi
iglesia que, como ves, se está destruyendo toda ella”… Vuelto en sí, se dispone
a obedecer, y se concentra todo él en el mandato de reparar materialmente la
iglesia”5
.
Este lugar nos habla de experiencia espiritual de Francisco, de su amor por los lugares
retirados y solitarios, su oración recogida. Quizá compusiera aquí el “Cántico de las
criaturas”. El obispo le dio este lugar para Clara y sus primeras hermanas (1212), que
vivieron en él el “privilegio de la santa pobreza”. Más tarde pasó a la administración del
Capítulo Catedralicio. Hacia el 1270 volvieron los frailes a San Damián. A pesar de las
acomodaciones hechas a través de los tiempos, se conservan las huellas del antiguo
convento y su sencillez6
.
– Santa María Mayor y Obispado. Fue la primera catedral de Asís. San Sabino
hizo edificar la primera iglesia sobre un templo dedicado a Jano, que fue sustituida
por otra mayor en tiempos del obispo Hugone (1036-1059), con un claustro lateral.
Un incendio la destruyó el 1100. Su reconstrucción se acabó el 1228. El Obispado,
al lado derecho de la iglesia, ha funcionado siempre como residencia del obispo de
Asís, si bien el edificio no ha sido el mismo7
.
– Iglesia Nueva, así llamada, está levantada sobre una casa que se dice “casa del
Santo”, sin que se sepa con precisión en qué casa nació; en ella se indican una
habitación donde posiblemente nació y otra que evoca la cárcel en que fue
encerrado por su padre, y el oratorio en que ha sido convertido el lugar fue tienda
de Pedro Bernardone.
– Porciúncula y Santa María de los Ángeles. Está algo distante de Asís, en la
llanura. La pequeñita iglesia de la Porciúncula, como indica su nombre
“porcioncita” tiene una historia envuelta en leyendas hasta el siglo XII, en que una
bula de Eugenio III (1145-1153) la enumera entre las posesiones del monasterio de
13
San Benito del monte Subasio. Fue abandonada y en tiempos de Francisco estaba
semiderruida. Fue el lugar preferido por Francisco y sus frailes, que vivían allí en
cabañas de caña y barro. Allí experimentó Francisco su encuentro con el
Evangelio, o con el Espíritu del Señor, cuando, tras escuchar el relato del envío a
sus discípulos, exclamó el, diciendo: “Esto es lo que yo quiero, esto es lo que
busco, y esto deseo cumplir con todo mi corazón”8
. Fue la cuna de la Orden y
lugar de partida y de encuentro de los hermanos, allí obtuvo la indulgencia o el
“Perdón de Asís” para los pecadores por intercesión de María, y allí murió el
Santo. Dicha capillita ha quedado incluida dentro de la gran Basílica de Santa
María de los Ángeles y del convento de los frailes. Lo que hoy contemplamos es
de mediados del siglo XVI9
.
– Basílica y tumba de San Francisco. Erigida para acoger los restos del Santo, y
edificada entre 1228, fecha de inicio con ocasión de la canonización, y 1253, año
de su consagración, sobre una colina que llamaban “lugar del infierno”, porque
sobre ella ajusticiaban a los condenados a muerte, y que con la nueva construcción
llamaron “colina del paraíso”. Consta de doble iglesia, la inferior, en la que está la
tumba de San Francisco y cuatro de sus primeros compañeros, y la superior,
decorada con los famosos frescos del Giotto, a modo de narración pintada de la
vida de San Francisco, que ha sido calificada como “cuna del arte italiano”. Junto a
la Basílica se levantó el convento de los frailes, que es llamado “convento
sagrado”.
Asís fue la patria del poeta elegíaco Sexto Propercio, que volcó en sus versos su vida
entera, y por Cintia cantó al amor, la vida y la muerte. También cantó a la fértil Umbría,
que le dio la vida en un rincón próximo a Perusa, y nombra a Asís, como el pueblo al
que hará famoso el talento de su hijo. Debió nacer entre los años 50-47 a. C.10
.
2º. Nueva sociedad
En tiempos de Francisco la sociedad estaba gobernada por el régimen feudal, y
dividida en mayores (boni homines) y menores (minores). Los primeros eran los nobles,
los señores y los caballeros, y según su jerarquía hereditaria eran duques, marqueses, o
condes, los cuales en tiempos de bandolerismo defendían la ciudad. Eran protegidos por
su señor, al que estaban obligados a defender incluso con su vida. Gracias a estos
guerreros podían los segundos (Minores) trabajar la tierra y comer, si bien estaban
sujetos a censo y servicio, y al vasallaje de su señor. Entre los menores, o vulgo, estaban
los villanos y los siervos –esclavos-. Los siervos eran pertenencia de su señor, cuyas
tierras labraban. Los villanos eran labradores rústicos, artesanos o comerciantes, libres,
pero sujetos a cargas e impuestos. Esta situación creaba pobres en abundancia: criados y
sirvientes con escasos recursos, y los más pobres pidiendo limosna. Y alejados de la
ciudad, numerosos leprosos, y por el bosque vagabundos y bandidos.
14
En el siglo XII Asís era villa imperial. Federico Barbarroja, que el 1152 la había
puesto bajo el dominio de Güelfo VI, duque de Toscana y Espoleto, dudando de su
lealtad, separó el condado y lo vinculó directamente a su autoridad en noviembre de
1160. Pero los asisienses fueron indomables y no se rindieron al imperio. Querían la
independencia comunal y se rebelaron. Pero fueron reducidos por la fuerza de las armas
el 1174 por Cristiano de Maguncia, que dejó en la ciudadela de La Rocca –símbolo del
poder imperial- al conde Conrado de Urslingen. Tras el disfrute de paz y una cierta
prosperidad en la agricultura y el comercio, de una parte, y la aversión al feudalismo, de
otra, siguieron sus aspiraciones nunca acalladas: la independencia municipal por la
transformación del régimen feudal. Tampoco querían verse sujetos al papado que iba
tomando poderío en la región.
La nueva clase social de los comerciantes. A esta aspiración contribuyeron
diversos factores. Uno de ellos, las cruzadas con sus expediciones de conquista y
“mercantiles”. El espíritu caballeresco se respiraba en Europa desde finales del siglo XI,
cuando los cruzados recuperaron los Santos Lugares del poder musulmán para la
cristiandad. El hecho estimuló las peregrinaciones a los Santos Lugares, nunca totalmente
impedidas, pero sí realizadas a veces en condiciones muy precarias por los peregrinos, a
quienes había que defender de bandoleros y ladrones que los maltrataban y, a veces,
mataban, como consta por la historia. El espíritu de los cruzados integra diferentes
aspectos, como la defensa de los peregrinos, el deseo del martirio, una visión milenarista
de la historia que creía en una Jerusalén intermedia entre la terrena y la celeste, dentro de
un espíritu muy peculiar de la época. Todos estos sentimientos los acoge la caballería
europea en su ideal, más mítico que real, que identificaba su época con la “edad dorada”.
De ahí que ser caballero, por entonces fuera la gran ilusión de muchas personas de las
nuevas clases sociales emergentes, que deseaban luchar por el triunfo del espíritu frente a
cualquier obstáculo para vencer la opresión, la pobreza y la injusticia.
Las cruzadas extienden y predican un espíritu de lucha contra el infiel, bien como
forma de extender la fe con las armas o bien para recuperar zonas o santuarios
conquistados. La mentalidad del tiempo es la gloria para los que vuelven victoriosos y la
bendición para los mártires caídos en la lucha. En este espíritu arengaba san Bernardo a
los cruzados. En su obra titulada “Elogio de la nueva milicia templaria” arenga a los
soldados cristianos a “exterminar a los hijos de la infidelidad”. Se concede la indulgencia
a los participantes, y el juramento del cruzado borraba también la pena debida por los
pecados. Era, a veces, oportunidad para adquirir posición social, títulos o algún
principado. Cercano a este espíritu es el que tienen las Órdenes Militares, que pretenden
combinar las cualidades del monje con las del guerrero, mediante la profesión de los tres
votos, más un cuarto de defender a los peregrinos que iban a Jerusalén, de cuidar a
enfermos, defender a las viudas y huérfanos. Aunque en tal ambiente espiritual se
construyeron hospitales para los enfermos, iglesias, monasterios y catedrales, y se
hicieron frecuentes las peregrinaciones, no por eso se vivía evangélicamente… Muchas
15
veces eso fue debido al “arrepentimiento” por los males causados, como “reparación” de
violencias y de crímenes. Era tiempo de relajación de costumbres, de herejías y de
muchas injusticias… No era así el espíritu de Francisco, que no quiso tales guerras,
predicó contra ellas, e incluso llegó a predecir el desastre militar de los cristianos en ellas
(LM 11, 2).
En el campo del comercio, hasta entonces artesanos y labriegos trabajaban para el
consumo local. Ahora se abren caminos por tierra y por mar, y se realiza el intercambio
de materias primas y objetos manufacturados, que originan una clase nueva de ricos, en
particular entre los artesanos y comerciantes, aunque sin salir todavía de la condición de
menores (villanos o menores). Pero, en la medida en que llegan a disponer de dinero,
alzan la voz y reivindican derechos, que tienen que ser atendidos por los señores
(eclesiásticos y seglares) y acaban recibiéndolos en sus consejos, con lo que dejan su
categoría de villanos y se convierten en mayores. El señor tuvo que ceder el derecho de
provisión de los cargos públicos, viéndose obligado a otorgar a los ciudadanos el derecho
a elegir cónsules para regir la cosa pública y administrar justicia.
La aparición del comercio es el comienzo del progreso, de la iniciativa y de la
creatividad económica, política, religiosa y cultural. En la alta Edad Media - 1200/1340-
las ciudades eran pequeñas. Pero la expansión agrícola permitió un aumento de
población, y ésta llevó consigo el desarrollo de aquellas ciudades situadas en regiones
fértiles, cercanas a los grandes ríos, con grandes y fértiles valles. Los productos son
cuantiosos y más variados cada vez, lo cual da origen al mercado de los mismos, a la
especialización de las materias primas para la industria (lino, cáñamo, tintes vegetales,
lana, talleres de hilar y tejer). Los ricos disponen de dinero y quieren paños de calidad,
que tenían los habilidosos tejedores de Flandes, y países del norte de Italia. El aumento
de riqueza, consecuencia del rendimiento de los cultivos, hace que se amplíen las zonas
dedicadas al cultivo, y sean protegidas contra las riadas… Se originan migraciones del
campo a la ciudad en busca de bienestar ante la escasez de terreno cultivable y también
el aumento de las rentas. A la vez, la nobleza necesita mano de obra para sus posesiones,
a cambio de seguridad y protección. El aumento de población obliga a reorganizar el
campo, pues aumentan los precios. Los propietarios aumentan sus posesiones en tierras,
piensan en otras formas de cultivo, y las dan a trabajar a labriegos libres y contratados,
que son más eficaces que los siervos, con lo que, además de poderles exigir más trabajo,
imponen rentas a las tierras arrendadas o recurren a la tenencia de la tierra a medianería.
Surgen los conflictos entre la ambición de los señores y la defensa de las costumbres
campesinas y su status social y legal. Por otra parte, las ciudades atrajeron a los
artesanos que trabajaban en sus casas e iban a la ciudad a vender sus productos, por lo
que terminan asociándose formando gremios entre los contratistas (maestros gremiales) y
los empleados, que se reúnen en las ferias para realizar sus transacciones monetarias y
crediticias, establecen sedes fijas fuera de la sociedad feudal, y se van dando estatutos.
Con todo esto las ciudades se van transformando en unidades políticas virtualmente
16
independientes o con autogobierno. Surgen instituciones basadas en el principio de la
fraternidad, o cooperación entre hombres libres, al inicio voluntarias e incluso con
desigualdad de derechos entre sus miembros, pero con conciencia de grupo separado del
mundo exterior, por lo que se amurallan.
3º. Ambiente cultural
La literatura suele ser el reflejo de las ideas y sentimientos culturales, sociales,
políticos y religiosos de cada época respectiva. Ésta, a la que nos referimos, es la época
de los trovadores, que saliendo de Francia recorrían toda Italia, frecuentando palacios,
cortes y castillos, participando en asambleas y torneos, esparciendo el “amor cortés”,
recordando las leyendas de Carlomagno, de la Tabla Redonda, con canciones casi
siempre de tipo amoroso y mezcla de sátira, cruda y realista, sirviéndose en el campo
político de la injuria, y en el moral de las obscenidades; el tema general era el amor, más
bien convencional –“cortés”-, pues cantaban a la mujer casada (dama, señora), por tanto,
amor adulterino. Se servían de los juglares como intérpretes. Como lengua, usaban una
jerga “francoitaliana”, que se entendía por toda la región. Eran personas mitad poetas y
mitad payasos, que iban juntos con peregrinos, entraban en las ciudades y repetían los
temas, de lo que hacían su modus vivendi, divirtiendo a la gente con chistes, canto,
mimo. Una versión elegante de los libros de caballería (amor cortés) hay en la literatura
del tiempo; se canta la relación entre el caballero y una dama (generalmente casada). Es
una moralidad literaria que invierte las costumbres de la época, donde la mujer estaba
sometida al hombre. Las convenciones literarias del amor cortés dan lugar a parodias y
relaciones emocionales y sociales de la época desde una perspectiva amplia que va de la
ambivalencia a la ironía. En paralelo se halla la literatura de los goliardos, poesía lírica
profana, con cantares báquicos, líricos y satíricos, o parodiando textos litúrgicos, en
reuniones festivas entre amigos, entre temas de amor y de vino. La intención satírica y la
lírica sensual caracterizan la poesía de los goliardos. En este ámbito cultural se movía el
joven Francisco.
Movimiento comunal. La nueva burguesía aspira al régimen local. Dado su poder
económico, quiere también, a modo de nuevo señorío, participar en la toma de
decisiones, pero seguía sujeta al señor feudal de rango superior y con obligación de
juramento de vasallaje y para acceder a la burguesía y al título de ciudadano había que
tener casa y rentas. Pocos villanos pudieron convertirse en ciudadanos del municipio.
Los siervos de la gleba y de los gremios siguieron pobres, como antes, e incluso peor,
teniendo que retirarse a los arrabales urbanos. Solo eran tenidos en cuenta, cuando algún
burgués los necesitaba para la guerra. Las peleas y guerras eran frecuentes y crueles. El
odio se excitaba por motivos varios: cierre del paso con tributos o peaje…; alianzas de
unos con otros para conseguir lo que pretendían…; pero quienes perdían veían cómo su
misma ciudad era arrasada, incendiadas las cosechas, redadas de presos durísimamente
tratados y vejados…; rivalidades señoriales entre municipios, venganzas, luchas
17
intestinas, homicidios, robos…
El siglo XIII y los principios del XIV fue un periodo de expansión. Había más
habitantes en Europa de los que nunca hubo y su número continuaba creciendo. La
mayoría de la gente continuaba siendo muy pobre, pero la vida en las ciudades, e incluso
en los pueblos, comenzaba a ser más variada, y al menos para una creciente minoría,
más rica e interesante. Los hombres desarrollaron nuevas actividades técnicas,
intelectuales e, incluso, militares que se generalizaron por todas partes. Creció la riqueza
de la vida local. Mejoraron las comunicaciones y la gente y las ideas viajaban y se
intercambiaban más que antes, las distintas regiones de Europa, gracias a esta profusión
de riqueza y difusión de habilidades, se fueron convirtiendo en más independientes. Parte
de la literatura se escribía en lenguas vernáculas.
18
2. FRANCISCO, EL HOMBRE
1º. Nacimiento
En este ambiente nace Francisco de Asís, el año 1181/2. Su padre, Pedro
Bernardone, un rico comerciante de telas, de espíritu aventurero, se hallaba en Francia,
en la región de la Provenza, en búsqueda de material para su negocio. La paz que
garantizaba el Imperio de Federico I Barbarroja ayudó al progreso económico de Italia
central, en particular en lo que mira al comercio de los paños. Y como quiera que fuesen
toscos los paños del lugar, los mercaderes italianos acudían a otras plazas en busca de
tejidos más finos y de mejor calidad, iban a las ferias de la Provenza y Champaña,
lugares donde se producía el intercambio de productos entre Europa, África y Asia. En
uno de sus viajes conoció a la que sería su esposa: Madonna Pica. Hallándose, pues,
Pedro Bernardone en uno de sus habituales viajes a Francia por motivos de sus negocios,
nació el niño, y su madre, “Madonna” Pica (así la llamaban los asisienses como señal de
respeto por la riqueza de su marido, “La señora Pica”), sin esperar la vuelta del padre, lo
llevó a bautizar, poniéndole el nombre de Juan. No sabemos por qué motivo. Se ha dicho
que tal vez por devoción a San Juan Bautista, pero no consta. El hecho es que su padre,
a su regreso a casa, se lo cambió por el de Francisco11
.
¿Por qué Francisco? Este nombre viene del adjetivo latino medieval “franciscus, a,
um” con significado de “libre”. También significa “francés”. Como adjetivo sustantivado
significa el nombre propio de Francisco. Quizá su padre lo llamó ya con el nombre
italiano de Francesco, que acaso existía ya en italiano, como adjetivo, con el significado
de “francés”12
. La carretera que llevaba a Francia se llamaba “francisca”.
Tuvo dos hermanos, llamados Picardo y Johannet.
2º Primeros años
De niño estudió en la escuela aneja a la iglesia de San Jorge. Era lo habitual en
aquellos tiempos en los que las escuelas estaban en torno a los monasterios y las iglesias.
No era que su padre lo quisiera orientar para lo que salió. Allí aprendería a leer, escribir y
las reglas básicas de las matemáticas13
. Aprendería también algo de latín, pero no tan
escaso, para poder participar en el rezo de los salmos, leer la Biblia y los textos litúrgicos.
San Buenaventura se admira de su agudeza de entendimiento y de su memoria tenaz,
pues sabía de memoria muchos textos bíblicos. Dice que “progresó mucho en sus
conocimientos no solo orando, sino también leyendo”14
.
La escuela no ocupaba todo el día. Podemos pensar que, después de los juegos con
sus amigos, echaría una mano en el negocio familiar, acompañando a su padre a las ferias
19
de las ciudades cercanas, o vigilando el trabajo de los empleados en casa en la
elaboración artesanal de las telas, en el tejido o en el tinte, despachando a los clientes,
etc. Su padre le orientó a su propio oficio y lo llevaba consigo en algunos de los viajes de
carácter comercial, viendo las dotes de su hijo: simpatía, cortesía en las formas, espíritu
emprendedor. “Solía vender paños en la tienda de su padre, ensimismado en reflexiones
relativas a su comercio”15
. Él mismo nos dirá más tarde: “Yo trabajaba con mis manos”16
.
Francisco dice de sí que era “iletrado, idiota”. ¿Qué alcance hemos de dar a estas
expresiones? Por una parte, hay constancia de que tenía cierta familiaridad con la
epopeya francesa y con la nueva poesía; que le gustaba hablar en francés, y aun cantaba
improvisando en esa lengua en ocasiones de especial emoción17
. Era la llamada lengua
francesa de oíl o también la lengua de oc, pero ciertamente conoció la lírica trovadoresca
provenzal. Que “no aprendiera letras” se refiere al estudio de la gramática y la literatura
latinas, y aun de las ciencias superiores. Por eso, se puede pensar que con el término
“idiota” quisiera decir que fuera “iletrado”, pero en el sentido de tener simplemente una
cultura general buena, que sabe expresarse bien en latín y francés, aunque no sea
perfectamente, cual si se tratara de un especialista. En definitiva, que no tenía estudios
superiores de Letras, Derecho o Teología. Poseía, pues, una cultura general de un nivel
muy aceptable18
.
3º. Joven divertido y alocado
A Francisco no le faltó nada en su casa. Su padre era un comerciante muy rico que le
procuró cuanto el niño deseaba, pensando que sería un buen sucesor en su negocio, pues
así lo prenunciaban sus dotes: niño inteligente, alegre, generoso, vivaracho, dotado de
cualidades para el negocio, y para ello lo iba introduciendo. El biógrafo dice que era:
“Negociante cauto, pero muy fácil dilapidador”19
. No sentía apego a las cosas, y era de
una gran liberalidad, hasta llegar a ser despilfarrador de los bienes. Esto motivó las iras
del padre más en más de una ocasión, aunque lo soportaba en la esperanza de tener un
sucesor que agrandaría el negocio. Su madre debía de ser una mujer muy afectuosa, y el
niño era su tesoro. Lo único que le faltaba era un título nobiliario, que deseaba
ardientemente, como veremos. Su padre lo preparaba para el comercio, que tan bien le
iba a él. Además, el carácter alegre, emprendedor, cortés, fino, sensible y de corazón
noble, era adecuado para la profesión. También era generoso y liberal en la
administración; fácil para la amistad; se sentía “el rey de la juventud” y como tal fue
reconocido. La riqueza se exhibía entonces fundamentalmente en el vestir. Ataviarse
lujosamente, con tejidos ricos y vistosos eran sus muestras. Francisco pasaba el tiempo
en la tienda o cabalgando camino de las ferias de Espoleto, Foligno y otros lugares, y tal
vez acompañara al padre a Francia, “país que amaba por ser devoto del cuerpo del
Señor; y deseaba morir allí, por la reverencia en que tenían el sagrado misterio”20
.
“Siendo ya adulto y dotado de sutil ingenio, ejerció el oficio de su padre, o sea, el
comercio, pero de forma muy diferente: fue mucho más alegre y generoso que él”21
20
4º. Educación
No resulta nada fácil formarnos una idea en torno a la educación que Francisco
recibió en su infancia y primera juventud, pues debemos guardar una cierta cautela y
distancia respecto de lo que nos dicen las fuentes. En efecto, hemos de tener presente
que sus biógrafos escriben según unos criterios vigentes en su época, que prefieren
presentar la figura del Santo en planos de contraste, mostrando el aspecto más oscuro de
su vida o el más ejemplar en virtudes y santidad, según convenga a sus fines. No nos han
transmitido una biografía, sino una hagiografía.
Veamos cómo describen la infancia y primera juventud:
– “Desde su más tierna infancia fue educado licenciosamente por sus padres a tono
con la vanidad del siglo; e, imitando largo tiempo su lamentable vida y costumbres,
llegó a superarlos con creces en vanidad y frivolidad”22
.
Celano dice que esto era “una pésima costumbre generalizada”, una “especie de
ley pública” desde la más tierna infancia, y así, “cuando avanzan un poco en edad,
se van deslizando hacia cosas peores”. Llegados a la adolescencia, “hacen cuanto
les viene en gana y se entregan a una vida vergonzosa”.
– “Éstos son los tristes principios en los que se ejercitaba desde la infancia este
hombre a quien hoy veneramos como santo y en los que continuó perdiendo y
consumiendo miserablemente su vida hasta casi los veinticinco años de edad.
Aventajando en vanidades a todos sus coetáneos, mostrábase como quien más que
nadie incitaba al mal y destacaba en todo devaneo… Se esforzaba en ser el
primero en pompas de vanagloria, en los juegos, en los caprichos, en palabras
jocosas y vanas, en las canciones y en los vestidos suaves y cómodos…”23
.
– “Dado a juegos y cantares, de ronda noche y día por las calles de Asís con un
grupo de compañeros; era tan pródigo en gastar, que cuanto podía tener y gastar lo
empleaba en comilonas y otras cosas. Por eso, sus padres le reprendían muchas
veces por los despilfarros…; pero no querían disgustarle y le consentían, pues eran
muy ricos Era un derrochador…, se excedía en lo tocante a vestidos, escogiendo
telas mucho más caras de lo que convenían a su condición… Era como
naturalmente cortés en modales y palabras;… nunca dijo a nadie palabras
injuriosas o torpes; es más, joven juguetón y divertido, se comprometió a no
responder a quienes le hablasen de cosas torpes”24
.
– “Pues habiendo sido criado de joven en la vanidad…, se dedicó a los negocios
lucrativos del comercio, sin seguir, asistido por la gracia de lo alto, ni la petulancia
de la carne en medio de jóvenes lascivos, aunque pródigo para el placer, ni, aunque
atento al lucro, puso su confianza en el dinero y en los tesoros en medio de los
mercaderes”25
.
21
¿Qué concluir de estos testimonios? Evidentemente, que Francisco no fue un santo
desde la cuna ni un joven recogido o piadoso, y que su educación moral debió de dejar
algo que desear. Su padre no es que fuera malo, sino como uno de tantos, un burgués
autoritario, preocupado por enriquecerse, ansioso de la estima pública y de elevar su
nivel social, y lo mismo deseaba para su hijo: que consiguiera gloria. Madonna Pica es
elogiada como amiga de toda honestidad, distinguida por la virtud de sus costumbres, y
esperaba, o creía, que su hijo sería un día algo grande, “hijo de Dios”26
. Los hagiógrafos
ponen de relieve en Francisco una larga serie de virtudes naturales, como su innato amor
compasivo por los pobres, su cortesía en modales y palabras, sin injuriar a nadie, jovial y
divertido, generoso y afable, dulce y manso, paciente y afable, generoso, elegante en sus
costumbres27
. Por contra, hemos visto ya los testimonios que nos relatan su prodigalidad
en fiestas y vestidos, su entrega al lujo y a los placeres, su mezclarse con los hijos de los
nobles en fiestas y libertinaje, por lo cual recibió reproches de sus padres. Un dato
significativo, que no podemos concretar, retienen las biografías cuando nos refieren una
cierta angustia de espíritu cuando pensaba si Dios le habría perdonado todos sus
pecados. Tenía ciertamente conciencia de haber sido un pecador, lo cual le causaba gran
desazón espiritual, hasta que el Señor le infundió la serenidad con la certeza de que todo
le había sido perdonado. Tal estado de ánimo no parece que fuera una simple cuestión
retórica en él ni un recurso hagiográfico en quienes lo que escriben28
.
¿Sería un joven alocado? Ciertamente vivió con intensidad la alegría de la mocedad,
la de esos jóvenes que se reunían para comer y beber, cantar y chancearse, recorriendo
por las noches las calles del pueblo29
, despertando amores al pie de los balcones de las
casas en que había mozas núbiles30
. En estas cosas pretendía destacarse, y a bien que lo
hacía con gastos e invitaciones, con su forma de vestir, para aparecer y ser el primero de
la cuadrilla por su vanidad y modos de llamar la atención31
, un tanto estrafalario, pero
respetuoso32
.
¿Fue realmente un licencioso? ¿Hasta qué límites? Es realmente un misterio que
nunca sabremos, dado que las fuentes no son suficientemente claras o explícitas. Éstas,
limitándose a las afirmaciones tópicas sobre la inmoralidad general de la época, que es de
suponer que en alguna manera le tocarían a Francisco personalmente, nos dejan amplio
campo a la imaginación. De él se afirma que pasó su juventud en la vaciedad y en el
hervor de las pasiones, en una juventud obscena y chocarrera, viviendo insolentemente,
desvergonzadamente hasta los 25 años33
.
Merece atención su propio testimonio respecto de su vida antes de la conversión:
“Pues, como estaba en pecados…”34
.
Pero, ¿qué alcance damos a esta expresión? No es fácil responder a esta pregunta.
Para unos, se trataría de la vida de un joven sin freno, disoluto, que hace disparates, que
pierde el tiempo en bailes, bufonadas y canciones, que derrocha el dinero en diversiones
22
y, sobre todo, en vestidos lujosos, etc. hasta los 25 años. Lo cual, dentro de una visión
providencialista, se interpreta como que “fue así permitido para que los pecadores
recobrasen la esperanza de la salvación”35
. Así fue, en efecto, también para la primera
generación de frailes: Francisco fue un pecador, estuvo envuelto en pecados. Pero, la
generación siguiente no puede admitir tal cosa, porque tiene ya en su mente un prejuicio,
dado que los frailes conocen ya con toda certeza el hecho singular y prodigioso de la
impresión de las llagas, al cual atribuyen un indicio tan elevado de santidad que les parece
incompatible con una vida previa envuelta en pecados, máxime si entre éstos se llegara a
incluir el pecado de la carne. Incide también en ello el hecho de la rivalidad con los
dominicos, los cuales presentaban a su santo fundador como ejemplo eximio de pureza y
castidad.
Hubo, no obstante, quienes no tuvieron esa dificultad de admitir en Francisco el
pecado de la carne, afirmando que “Francisco fue al principio un gran pecador y que
más tarde, harto de los placeres carnales, emprendió el camino de la santidad, para
que ningún pecador pudiera ya desesperar de la salvación”36
.
Así también, en el oficio de san Francisco, en maitines, se decía sobre su vida
pecadora:
Hic vir vanitatatibus
nutritus indecenter,
plus suis nutritoribus
se gessit insolenter.
«Este varón, criado de modo inconveniente en vanidades, se portó de modo más
insolente que sus cuidadores».
El capítulo de 1260 retocó los dos últimos versos, dejándolos así:
Hic vir vanitatibus
nutritus indecenter,
divinis charismatibus
praeventus est clementer.
«Este varón, criado de modo inconveniente en vanidades, fue prevenido
benignamente con carismas divinos»37
.
San Buenaventura dice que Francisco “no cedió a las incitaciones de la carne”38
.
Prevalece esta opinión al quedar como única vida su Legenda Maior.
Se ha escrito, pues, de las “flaquezas” de Francisco, de su “alegre juventud”, pero se
advierte la resistencia a admitir en él un comportamiento inmoral, o vil, en el campo de la
carne, como signo de respeto a su futura santidad, autentificada por las llagas. Convendrá
no mostrarnos excesivamente severos en un sentido u otro y adoptar una visión más
23
normal de las cosas sin prejuicios o fáciles providencialismos. Al fin y al cabo, el
Evangelio nos recuerda que Jesús perdonó mucho, “a la que mucho ha amado” (Lc 7,
47), y la historia de la santidad recoge entre los grandes santos la vida de personas que,
habiendo sido pecadoras, se volvieron totalmente a Dios. Baste recordar el ejemplo de
san Agustín.
La literatura de la época nos ofrece una crítica moral y social a la sociedad y a los
valores establecidos. Los trovadores del sur de Francia habían criticado el tratamiento
dado a la mujer al convertirla en centro de sus canciones de amor, primera poesía
amorosa romántica de la literatura europea. Tenemos un representante en el poema
francés Roman de la rose, escrito en dos partes hacia 1240 y 1280, que es una extensa
alegoría sobre el amor cortés, cuya última parte se interrumpía con largas discusiones
sobre la supuesta hipocresía de los frailes mendicantes y otras figuras, instituciones y
valores establecidos en la época. Lo mismo muestra la literatura de los goliardos.
5º. Sueños de grandeza: ser armado caballero
Los comerciantes de Asís llevaban tiempo luchando por liberarse de la sujeción del
yugo imperial. Ya el 1177 Federico Barbarroja había ocupado la fortaleza de la Rocca, y
había puesto como lugarteniente a Conrado de Urslingen para que tuviera a raya a los
mercaderes asisienses. Los burgueses traman venganzas. La ocasión más propicia vino el
año 1197, cuando aprovechando la sucesión del Emperador, las regiones de Italia
comienzan a expulsar a los representantes del Imperio y a ocupar las fortalezas.
Inocencio III apoya a los sublevados, y se había anexionado el ducado de Espoleto.
Cuando Conrado salió de Asís para ir a Narni a prestar vasallaje al Papa, los asisienses se
levantan contra los defensores de la Rocca, que destruyen totalmente, a pesar de la
excomunión del Papa. Logran establecer un gobierno municipal y amurallan la ciudad. Es
muy probable que Francisco colaborara en los trabajos de la muralla, aprendiendo como
albañil. En la rebelión se produjeron matanzas, represalias, degüellos y toda clase de
atropellos en la ciudad. El pueblo no pensaba para nada en el Evangelio ni en su mensaje
de paz y de reconciliación ciudadana. Lo que importaba era terminar con la
representación de la aristocracia, con sus trabas económicas, y todo viso de nobleza
germánica.
Era, además, el tiempo de las cruzadas, del espíritu aventurero. Se rezumaba espíritu
caballeresco por todas partes. Atraído, pues, por el gusto del poder y de la gloria,
Francisco participa en las luchas por la libertad de su ciudad, que desea ser municipio
libre y expulsar a los nobles y señores feudales que impiden con sus trabas el desarrollo
económico de la burguesía. Sueña con aventuras y ser armado caballero. Los caballeros
andantes salían al mundo jóvenes, como caballeros noveles, cuando la vida abre los ojos
al sentido. Se produjo en Asís una guerra entre el pueblo llano y la burguesía, de una
parte, contra la nobleza, de la otra. Como consecuencia del triunfo del pueblo llano,
24
muchos de la nobleza germánica huyeron a Perusa, cuya nobleza fue siempre rival de
Asís. Pero bajo el ideal de la libertad se ocultaban el deseo del poder por parte de la
burguesía, que siendo rica no tenía poder en las decisiones de la administración. Nos
hallamos en el otoño de 1202, cuando Francisco anda por los 21 años. Los nobles,
derrotados y huidos a Perusa, prepararon el desquite en su exilio. Así que surgió el
enfrentamiento entre las ciudades de Asís y Perusa, que duró de 1202 a 1209. En un
combate entre ambos ejércitos, a mitad de camino entre ambas ciudades, en Collestrada,
fueron derrotados los asisienses y Francisco hecho prisionero. En atención a la señal de
caballero, que aparecía en sus vestidos, fue tratado como tal en la cárcel. Como quiera
que sus compañeros de prisión lo vieran siempre alegre y contento, y que incluso
bromeaba con ellos, teniendo puesta la esperanza en un futuro de gloria, se lo
reprochaban. Pero Francisco les trataba con amabilidad, y les dijo: “¿Qué os figuráis de
mí? Todavía he de ser honrado en el mundo entero”39
. E intentaba poner paz entre los
presos, o “deshacer agravios y enderezar tuertos”.
Su salud, nunca demasiado fuerte40
, queda minada, cae enfermo, y los carceleros lo
remiten a Asís, antes de que el conflicto fuera solucionado. Tal vez su padre pagara el
rescate oportuno. De la prisión saca una experiencia, que le queda dentro de sí, como
una espina clavada. De hecho, entra en una crisis existencial profunda, experimenta
dentro de sí un vacío que nada lo llena, mientras piensa y reflexiona. A un momento de
exaltación, rebelión y orgullo como soldado, ha seguido otro de dolor y de humillación y
derrota, y, en la cárcel, de amistad con unos y de desprecio de otros. La experiencia lo
lleva quizás a comprender que vale más la paz que la guerra. Así, la enfermedad marcó
un comienzo de cambio en el rumbo de su vida.
Retorna a su vida acostumbrada de trabajo en la tienda paterna y de placeres. Un día
un pobre le pidió limosna “por amor de Dios”, y como quiera que se hallara preocupado
por el ansia de las riquezas, se la negó. Esto le produjo de inmediato tal desazón y tan
fuerte remordimiento de conciencia, que salió de la tienda, corriendo, en busca del pobre,
hasta que lo alcanzó, y le socorrió, proponiendo desde entonces en su corazón no volver
a negar nada a nadie que le pidiera por amor de Dios41
.
A pesar de todo, continuó siendo el “rey de la juventud” de Asís. Era inteligente,
jovial, rico y simpático, por lo cual se juntaban en torno suyo los muchachos de la ciudad
para pasar la noche entre comida y bebida y canciones de amor. Una noche de
primavera, allá por el 1205, le hacen la investidura como rey, dándole un bastón por
cetro de mando, y, después de la cena, salen contentos a respirar aire puro y rebajar los
calores de la cabeza, dirigiéndose entre los huertos y casas, cantando y contando chistes
y gracias juveniles. Pero, de repente, se dan cuenta que Francisco no va a la cabeza del
grupo, sino que se ha quedado rezagado y meditabundo.
“Y sucedió que súbitamente lo visitara el Señor, y su corazón quedó tan
lleno de dulzura, que ni podía hablar ni moverse ni era capaz de sentir ni de
25
percibir nada, fuera de aquella dulcedumbre… Uno le dice: ¿En qué pensabas,
que no venías con nosotros? ¿Es que piensas, acaso, casarte? A lo cual
respondió: “Decís verdad, porque estoy pensando en tomar una esposa tan
noble, rica y hermosa como nunca habéis visto otra”. Ellos lo tomaron a
chacota42
.
Pero, “como no conocía todavía el designio de Dios sobre él”43
, daba vueltas en la
cabeza a los ideales de la vida de los caballeros,
“y habiéndose preparado según costumbre las vestiduras convenientes,
encontró a un caballero noble, pero pobre y mal vestido, de cuya pobreza se
compadeció con piadoso afecto, y despojándose de sus vestidos, lo vistió al
instante”44
.
Comenzó, pues, a salir a contemplar la campiña, que tanto le placía. Pero ahora ya
no le parecía tan amena y atractiva. El pensamiento no le dejaba en sosiego, y se volvía a
casa lleno de melancolía. Con todo, inquieto, y recordando días pasados, y también
esclavo de sus sueños, proyectaba nuevas hazañas45
. Un hombre simple de Asís, cuando
andaba por la calle y se encontraba con Francisco, se quitaba el manto y lo extendía a
sus pies, asegurando que Francisco sería digno de toda reverencia, porque pronto habría
de realizar cosas grandes46
.
6º. Ser caballero
Deseaba ser armado caballero. Más tarde prohibirá a sus frailes montar a caballo,
pues era signo de poder, y el Señor había montado en borriquilla. Efectivamente, era un
signo de gloria de aquellos tiempos, antes reservado a los nobles, al cual podían acceder
ahora los hijos de los burgueses ricos. Era una nueva manera de alcanzar la gloria. Su
padre, deseoso de ello, podía bien proporcionarle todos los requisitos del rito y
complacerle. Así, pues, se dispone a recibir la investidura, en la cual el aspirante recibía
las armas, que velaba durante la noche; de mañana oía misa, prestaba juramento de
poner su espada al servicio de Dios y de los oprimidos; luego el padrino le abrazaba,
diciendo: “En el nombre de Dios, de san Miguel y de san Jorge, te hago caballero. Sé
valiente, intrépido y leal”, y le daba la pescozada.
La ocasión se presentó pronto, cuando supo que Gualterio de Briena, al frente de los
ejércitos pontificios iba venciendo a los ejércitos imperiales, por lo que era motivo de
canto y exaltación para los trovadores provenzales e italianos, entonces Francisco decidió
alistarse como caballero. Bien equipado, se alistó en la tropa de un conde asisiense,
ambicioso de dinero y de gloria, con el plan convenido de ser armado caballero, y lleno
de ilusiones. Pero, de noche, tuvo la siguiente visión:
26
“entregado al profundo sueño, la clemencia divina le mostró un palacio
precioso y grande con armas militares marcadas con la señal de la cruz de
Cristo, para darle a entender que la misericordia demostrada al pobre caballero
por amor del sumo Rey habría de ser pagada con premio incomparable. Y como
preguntara de quién serían todas aquellas cosas, recibió una respuesta de lo alto
que afirmaba que serían suyas y de sus caballeros… Así pues, al despertarse de
mañana,…pensaba que aquella desacostumbrada visión sería indicio de gran
prosperidad… Por consiguiente, dispuso dirigirse a la Pulla, a un gentil conde,
con la esperanza de conseguir a su servicio el honor militar, como pretendía la
visión a él mostrada”47
.
Seguro del éxito, se puso en camino hacia la Pulla para enrolarse en las filas del
conde Gentil; pero, sintiéndose indispuesto, se detuvo en Espoleto para pernoctar. Y
“oyó en la noche al Señor, que le decía en alocución familiar: “Francisco,
¿quién puede portarse mejor para ti, el señor o el siervo, el rico o el pobre?”.
Habiendo respondido Francisco que tanto el señor como el rico puede portarse mejor,
concluyó al instante:
“Por consiguiente ¿por qué abandonas al Señor por el siervo y a Dios rico
por un hombre pobre?”.
Contestó Francisco: “¿Qué quieres, Señor, que haga?”48
.
Esta escena marca otro de los momentos decisivos en la dirección de la vida de
Francisco. La forma misma que usan los biógrafos para referirla es muy semejante a la
de la conversión de Saulo en Pablo (Hch 22, 7-11). Francisco se sintió interiormente
cambiado en otro hombre49
. Ha elegido al Señor, que puede dar más que el siervo. Por
eso, aparece como raro a sus compañeros; siente insatisfacción, inquietud, dudas; busca
el silencio, reflexiona, se dirige hacia lugares solitarios. Ya no vibra como antes ante las
armas ni entre la juventud ni con las fiestas. Su espíritu ya no disfruta con lo que le
ofrece la sociedad. Siente que algo le quema por dentro. Necesita tomar la gran decisión
de su vida. Entre tanto, se ocupa en el trabajo en la tienda paterna; pero sigue
malgastando el dinero, que distribuye liberalmente, con total prodigalidad. Y no solo el
dinero, sino hasta sus vestidos50
.
27
3. CONVERSIÓN DE FRANCISCO
1º. Fecha de su conversión
Es difícil precisar la fecha de su conversión, que no fue repentina, sino consecuencia
de una serie de experiencias muy hondas e inesperadas para él, como fueron las ya
relatadas de la noche última que pasó con sus compañeros, como rey de la juventud,
quedándose aislado del grupo, pensando en una dama misteriosa; cuando despidió al
pobre con cierto despecho y salió corriendo tras él a socorrerlo; cuando dio sus vestidos
al caballero mal vestido; la experiencia de la cárcel; las dos visiones nocturnas. Francisco
sufre una crisis provocada por una serie de hechos, como fueron: su prisión en Perusa51
,
la subsiguiente enfermedad52
, la visión que tuvo en Espoleto53
, la visita del Señor cuando
se divertía con sus compañeros54
, el encuentro con el leproso55
, la voz del Crucifijo en
San Damián56
, las dificultades con su padre57
. Toda este serie de acontecimientos
provocó en él una fuerte turbulencia de ánimo, que lo lleva a preguntarse “¿qué quieres,
Señor, que haga?”58
, para, finalmente, romper con su vida anterior de “diversión”, física
y espiritual, y con su padre, dejando al siervo por el Señor, al padre carnal por el padre
del cielo. Comienza, pues, a encontrarse consigo mismo, con el prójimo y con Dios. Y
desde entonces se le imponen Jesucristo y su cruz. La conversión de Francisco, obra de
la gracia divina, gira en torno a estos ejes:
a) el encuentro consigo mismo (cárcel, enfermedad, experiencia de soledad):
“Francisco, ¿quién puede portarse mejor para ti, el Señor o el siervo?”59
.
b) el encuentro con los pobres y leprosos, con quienes se identifica y a quienes sirve,
saliendo de sí: “Se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo”60
.
c) el encuentro con el Crucificado, a quien escucha y obedece: “Vete y repara mi
iglesia”61
.
d) el encuentro con la voluntad de Dios en el Evangelio: “Esto es lo que deseo, esto
es lo que ansío con todas mis entrañas”62
.
Todo comienza con un proceso de interiorización, que lo lleva pasajeramente hacia la
vida eremítica, continuando silenciosamente en su búsqueda del designio de Dios sobre
él. A todo lo cual hay que unir dos hechos claves en su vida, con lo cual, la conversión se
verificó quizá en el espacio entre el 1205/1206, a los 25 años de edad.
El primer hecho fue su encuentro con el leproso:
“Cierto día, mientras cabalgaba a través de la llanura que se extiende a los
pies de la ciudad de Asís, le salió al paso un leproso, cuyo inesperado encuentro
le inspiró no pequeño horror. Mas tornando al propósito de perfección ya
concebido en su mente y, recordando que, si quería convertirse en caballero de
Cristo, era necesario antes vencerse a sí mismo, bajándose del caballo, corrió a
28
besarlo cariñosamente. Como el leproso extendiera su mano en la esperanza de
recibir algo, obtuvo dinero con el beso. Y subiendo al instante al caballo, y
dando vueltas por todo el derredor, no vio más al leproso”63
.
Acerca de lo cual él mismo dice:
“El Señor de esta manera me dio a mí, Fray Francisco, el comenzar a hacer
penitencia: porque, como estaba en pecados, me parecía extremadamente
amargo el ver los leprosos. Y el Señor mismo me condujo entre ellos e hice
misericordia con ellos. Y, apartándome de ellos, aquello que me parecía amargo
se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo; y después me detuve un poco
y salí del siglo”64
.
2º. Cómo fueron las cosas
En el fondo de todo ello hay un intento de cambiar de rumbo en la vida. Se acuerda
“del propósito de perfección ya tomado”: es mejor servir al Señor que al siervo. Pero se
siente desconcertado. Por eso, busca retiro y oración, va con un amigo a lugares
solitarios, entre tanto va creciendo su amor por los desheredados, pobres y leprosos, a
los que trata con gusto, es decir, abraza todas sus consecuencias, seguramente ve en ellos
a Cristo, y acude a Roma, tal vez como penitencia65
.
En el fondo de la realidad está Dios, que es quien dirige a Francisco. Y en las
circunstancias en que se halla, momentos de “arrepentimiento”, de dolor y de pena, el
Señor le da “hacer penitencia”, que para Francisco significa, en primer lugar,
mortificación, como exponente y medio inequívoco de testimoniar con ella la tortura de
su corazón por haber ofendido al Amado66
. Dilapidar la vida, el dinero… La penitencia
fue, pues, la primera revelación que recibió de Dios. Es lo que recomendará Cristo a sus
discípulos: “Haced penitencia” (Mt 4, 17), con cuanto incluye de privaciones y de
pobreza, para seguirlo a él, que no tiene lugar fijo donde reclinar su cabeza. La ascética
cristiana, deudora de la concepción y del lenguaje platónico, enseña que, para poder
conocer la verdad suma, que es Dios, es preciso domar al cuerpo, que perturba al alma.
Así ha sido la historia desde el Bautista, Jesús, la praxis penitencial antigua, el monacato,
los movimientos espiritualistas del medioevo.
La expresión que usa “y, apartándome de ellos” resulta ambigua, ya que puede ser
entendida como apartarse de “los leprosos” o de “los pecados”. Pero el contexto
conceptual, no el gramatical, parece persuadir a ver representados en ese “ellos” más los
pecados que los leprosos. Dice, pues, que después que salió de los pecados, y de su
convivencia con los leprosos, gozó de dulzura espiritual en el alma y en el cuerpo67
.
“Me detuve un poco, y salí del siglo”. Se quedó reflexionando un poco de tiempo, y
29
el resultado fue la decisión de salir del siglo. Salió de la vida pecaminosa para entregarse
a la vida espiritual. No es salida en sentido espacial, pues de hecho permaneció en Asís y
entre sus habitantes. Es el inicio de una vida itinerante, sin residencia fija. Lo que hace
Francisco y su actitud no tiene que ver con la “fuga saeculi”, de San Ambrosio, y está
lejos del “contemptus saeculi”, que es “desprecio del mundo”, que dominó desde los
primeros siglos del cristianismo y en los movimientos espirituales y heréticos de la Edad
Media, por cuanto impide el amor del mundo, como obra de Dios68
. No era ése el talante
de Francisco, siempre optimista, cantor de la creación y de todas las obras de Dios, en
las que ve su pisada, su huella, su vestigio, su imagen y semejanza69
. Francisco propone
un camino de peregrinación a una sociedad que comienza a asentarse e instalarse como
signo y recuerdo de nuestra condición, desde una visión creyente:
“Los hermanos no se apropien nada para sí ni casa ni lugar ni cosa alguna.
Y, cual peregrinos y extranjeros en este mundo (1P 2, 11; cf Hbr 11, 13),
sirviendo al Señor en pobreza y humildad, vayan por limosna confiadamente”,
dirá a sus frailes en la Regla70
. El sin casa ni lugar (fijos) era propio del
nomadismo.
Sobre la itinerancia de los primeros frailes tenemos testimonios que dicen cómo era
aquella vida:
“Durante el día van a las ciudades y a las aldeas para conquistar a los que
pueden, dedicados así a la acción, y durante la noche, retornando al despoblado
o a lugares solitarios, se dedican a la contemplación”71
.
3º. Comienzo de la conversión
La nueva sociedad urbana estaba produciendo una gran cantidad de marginados entre
enfermos, pobres, desamparados… El encuentro con el leproso debió ser de modo
fortuito, pues no los podía ni ver… Y algo especial aconteció en este suceso, pues se
pone a atenderlos, y convive con ellos. Ha roto barreras de incomprensión, de familiares
y de amigos, de rechazo de los caídos y de los que sufren; siente sobre sí la persecución
de su padre por su forma de vestir y de comportarse72
. Aumenta su sensibilidad ante las
necesidades de los hombres. Ve ahí a Cristo, su condescendencia al hacerse pobre por
nosotros. Se da cuenta de que el señorío de Cristo es distinto del señorío feudal mundano
y eclesiástico… Estamos ante una visión de fe, que lo lleva a Jesús-Hombre, a quien
decide seguir en pobreza y humildad, renunciando a todo. Esto, aparte de que recordara
o no lo del canto de Isaías acerca del Siervo de Yahvé. El hecho es que,
“a los pocos días, tomando una gran cantidad de dinero, fue al hospital de
los leprosos y, una vez que hubo reunido a todos, les fue dando a cada uno su
limosna, al tiempo que les besaba la mano”73
.
30
Francisco se hace seguidor de Cristo, que mostró su amor en nosotros haciéndose
hombre; quiere “seguir las huellas de Cristo” (1P 2,21), es decir, cada paso de su vida,
quiere participar de su vida, estar en comunión con él para llegar a asemejarse a él.
Como había escrito San Agustín: “No había de ser seguido el hombre, que podía ser
visto; debía ser seguido Dios, que no podía ser visto, para que por esto se mostrara al
hombre, y para que fuera visto y seguido por el hombre. Por eso Dios se hizo hombre”74
.
Sigue al hombre Jesucristo, hijo de María, por lo cual pone de relieve todos los
acontecimientos de su vida, expresándolos y representándolos con gestos, de forma
sensible, como el nacimiento en Belén, que le habla de amor, de humildad y de
pobreza75
, o la pasión, en la que ve la humillación y el dolor76
, y la Eucaristía, memorial
de la pasión, en la que ve la esperanza de nuestra resurrección futura77
.
Otro día entró en una ermita, que le era conocida, para rezar. Era la iglesia de San
Damián, medio ruinosa en sus días, donde había un Cristo, de estilo bizantino, pintado
sobre madera, de expresión mayestática, sin presencia de los rasgos típicamente
pasionales. De rodillas ante él, oró así:
“Sumo, glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para cumplir tu santo y verdadero mandamiento”78
.
En esta oración, que se ajusta a los momentos que está viviendo, pide luz para las
tinieblas de su corazón; pide que Dios le dé las tres virtudes teologales, que solo él puede
dar; pide sentido y conocimiento (disposición) para cumplir la voluntad de Dios. Nos dice
cómo o cuál era su oración habitual, cuando entraba en las iglesias:
“Te adoramos, Señor Jesucristo, también en todas tus iglesias que hay en el
mundo entero, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo”79
.
Y se preocupaba de la limpieza de las iglesias y de los objetos del culto, incluso daba
a los sacerdotes cálices o limosnas para ello. Se trataba de la casa del Señor, que merece
limpieza y decoro80
.
Pues bien; en su oración en la iglesia de San Damián oyó la voz del Señor:
“Mirando con ojos en lágrimas a la cruz del Señor, oyó con sus oídos corporales
una voz dirigida a él desde la misma cruz, que decía por tres veces: “Francisco,
vete y repara mi casa, que, como ves, se está destruyendo totalmente”81
.
Entendiendo la orden en sentido material, se puso a reparar varias iglesias o ermitas
abandonadas. Ciertamente, en San Damián recibió una luz especial que le abrió un nuevo
31
horizonte.
Con estos fervores emprendió viaje a Roma, según costumbre medieval, como
peregrino ante la tumba de San Pedro, o como penitencia. Entró en San Pedro, oró al
Santo Apóstol, dejó su donativo, bastante cuantioso, y salió, encontrando la multitud de
pobres que estaban a la puerta, pidiendo limosna. Entonces,
“en parte llevado por la dulzura de la piedad, en parte incitado por el amor de la
pobreza, entregó sus propios vestidos a uno de ellos, que tenía más necesidad,
y, cubierto con los harapos de aquél, pasó el día en medio de los pobres con
desacostumbrado deleite del espíritu, para despreciar la gloria del mundo y
ascender paso a paso la perfección evangélica”82
.
Vendió el caballo y repartió el dinero, quedándose sin nada, comenzando a
experimentar la bondad del Señor, pidiendo limosna, antes de volver a casa a pie y
desarrapado. Ahora comienza a experimentar qué es no tener nada, cuando antes no le
había faltado nada. Y sintió de nuevo un gozo grande en su espíritu, como anteriormente
con el leproso.
De regreso a su casa, su padre lo viste otra vez; pero Francisco sigue en sus andares.
Un día carga el caballo con toda suerte de ropas de la tienda de su padre, y se va a
Foligno a venderlas. Vende, además, el caballo, y entrega la recaudación para la
reparación de la iglesia de San Damián. Entrega el dinero al sacerdote de dicha iglesia,
para que lo guardara, pero no lo acepta; y entonces Francisco arroja las monedas a una
ventana de dicha capilla, pues su propósito era restaurarla. Se quedó a vivir con el
sacerdote, para no volver a casa de su padre. Enterado el padre, “que amaba
carnalmente a su hijo”83
, y desconcertado ante el comportamiento de su hijo, que no
puede entender, y, montando en cólera, se pone en camino para llevárselo a casa. Se
calmó, en parte, cuando pudo recobrar el dinero de la venta de Foligno arrojado en la
ventana de la iglesia. Nos dicen las fuentes:
“empezó a maltratarlo y, abrumándolo de reproches, le exigía la devolución. En
presencia del obispo, Francisco gozosamente entregó a su padre no solo el
dinero, sino también la ropa que llevaba, quedándose desnudo bajo la pelliza del
obispo, que lo abrazó para cubrir su desnudez”84
.
También los ciudadanos de Asís lo consideraban loco, le arrojaban barro y piedras y
lo insultaban85
. El padre, que no puede recobrar lo que ha perdido el hijo, le amenaza con
llevarlo a los tribunales y exigírselo. Mas, como Francisco le dijera que se había
consagrado a Dios, tienen que ir al tribunal eclesiástico. Según la Leyenda de los Tres
Compañeros, Francisco, en presencia del obispo, dijo:
“Oídme todos y entendedme. Hasta ahora he llamado padre mío a Pedro
32
Bernardone; pero, como tengo propósito de consagrarme al servicio de Dios, le
devuelvo el dinero por el que está tan enojado y todos los vestidos que de sus
haberes tengo; y quiero desde ahora decir: Padre nuestro, que estás en el cielo, y
no padre Pedro Bernardone”.
Y entonces se vio que el siervo de Dios llevaba bajo sus vestidos de colores un cilicio
a raíz de la carne”86
. Los textos dan a entender que estamos ante un paso decisivo, bajo
una decisión ya tomada con firme resolución. De hecho, deja Asís en dirección a
Gubbio. En el trayecto, mientras iba por el bosque cantando en lengua francesa
alabanzas al Señor, cayó en manos de unos ladrones, ante los que se identificó como
“pregonero del Gran Rey”. Ellos lo despreciaron como a loco, y le propinaron una
paliza, arrojándolo en una hoya llena de nieve, de la cual salió, prosiguiendo el camino
hasta llegar a un monasterio, en el que permaneció varios días, después de los cuales
llegó a Gubbio, a casa de un antiguo amigo, que le vistió con una túnica. Después pasó a
servir a los leprosos,
“les lavaba los pies, vendaba sus heridas, extraía el pus de sus llagas y secaba la
sangre corrompida; besaba sus llagas ulcerosas, movido por su admirable
devoción, el que había de ser médico evangélico87
.
Pero recuerda las palabras del Cristo de San Damián: “Ve, repara mi iglesia” y
vuelve a Asís para trabajar en la reparación de las iglesias, llenando el tiempo en esta
actividad, en la oración y en la atención a los leprosos. La primera fue ésta de San
Damián, para la que pide limosna, vestido de ermitaño:
“Quien me dé una piedra, recibirá una merced; quien me dé dos, dos mercedes
tendrá; quien me diere tres, recibirá otras tantas”88
.
De ella hablaba proféticamente que sería “monasterio de señoras, con cuya fama y
vida será glorificada en la Iglesia universal nuestro Padre del cielo”89
, refiriéndose a Clara
de Asís, que seguiría a Francisco en su estilo de vida, y viviría en aquel lugar. A la iglesia
de San Damián siguieron la de San Pedro y la de La Porciúncula. Estamos en el verano
de 1207 y su obra de restaurador durará hasta febrero de 1209:
“Cuando acabó de reparar dicha iglesia, se encontraba ya en el tercer año de su
conversión. En este periodo de su vida vestía un hábito como de ermitaño,
sujeto con una correa: llevaba un bastón en la mano, y los pies calzados”90
.
33
4. SEGUIDOR DE JESUCRISTO
1º. Opción por el Evangelio como forma de su vida
Un día que oía misa en La Porciúncula, se leyó el evangelio del envío de los
discípulos a predicar: “Por el camino predicad el reino de Dios… Y no os procuréis oro
ni plata ni calderilla para llevarlo en la faja; ni tampoco alforja para el camino; ni
dos túnicas, ni sandalias, ni bastón…” (Mt 10, 5-10). Y, como no comprendiera
perfectamente las palabras evangélicas, terminada la misa, pidió al sacerdote que se las
explicara. El sacerdote se las explicó con orden. Y
“al oír Francisco que los discípulos de Cristo no debían poseer ni oro ni plata ni
dinero ni llevar para el camino alforja ni bolsa ni pan ni bastón ni tener calzado
ni dos túnicas, sino predicar el reino de Dios y la penitencia, al instante exclamó:
Esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo busco, esto es lo que en lo más
íntimo del corazón anhelo poner en práctica”91
.
Éste parece ser el momento decisivo en la vida de Francisco: “Esto es lo que yo
quiero”. Estamos en el año 1209. Aquí vio la voluntad de Dios para con él: que lo llama
a reparar la Iglesia viva de Cristo, volviendo a la forma de vida apostólica, a la pobreza
evangélica, predicando la penitencia por los caminos, pueblos y ciudades, anunciando a
todos el Reino de Dios, practicando una espiritualidad cercana al pueblo, no tan lejana
como la de los monasterios, y recibiendo a cualquiera que se acercara, sin distinción por
nacimiento, status, cultura. En esto radicó la fuerza de expansión del movimiento iniciado
por Francisco y que no pasaba desapercibido para las mentes atentas. En la Porciúncula
oraba
“insistiendo en continuos gemidos ante la que concibió la Palabra llena de gracia
y de verdad, para que se dignara ser su abogada, por los méritos de la madre de
misericordia concibió él mismo, y dio a luz el espíritu de la verdad evangélica”92
.
La vida eremítica no le llenaba, su temperamento era más vital, y, si es verdad que
buscaba lugares solitarios, era, sobre todo, para momentos de clarificación, a modo de
paréntesis en la vida. El acontecimiento de la Porciúncula debió ser el 24 de febrero de
1209. Con la seguridad que le dio la intuición del texto evangélico, abandonó al instante
los distintivos de la vida eremítica y se vistió con una túnica, en forma de cruz, y una
cuerda, según las palabras del Evangelio. En Francisco no cabe ya interrupción entre su
vida y el Evangelio: las palabras del Señor son espíritu y vida. Por ello, las sigue al
instante, de forma directa y concreta, al pie de la letra, como acababa de oír en la liturgia.
Hace centro de su vida el Evangelio de Jesucristo, si bien selecciona de él las partes que
más cerca lo ponen de Cristo, que es el centro del Evangelio, o mejor, el Evangelio
mismo: son las bienaventuranzas, el padrenuestro, los textos sobre la misión de los
34
Apóstoles y del seguimiento, la oración sacerdotal de Jesús, que es camino, verdad y
vida. Con los textos evangélicos fundamentales tejerá su Regla, que es también “vida”
para los hermanos. Él quiere vivir el Evangelio, siguiendo “las huellas de Cristo, pobre y
crucificado, bajo la guía del Espíritu Santo”, porque Francisco ve en Cristo al Dios que
descendió entre nosotros (Flp 2). Francisco es un enamorado de la humanidad de
Jesucristo. Es la razón de su amor por los misterios de la Encarnación y la Pasión de
Nuestro Señor Jesucristo, la Eucaristía, su Madre.
Considerar a Francisco como “varón evangélico” es lo que nos da una
representación más global y completa de su persona, que la que nos ofrecen otra serie de
imágenes más parciales, ingenuas o superficiales, como la del Francisco contestatario y
reformador de la Iglesia y de la sociedad, el Francisco pobre, humilde y dulce, el
Francisco amante de la naturaleza, ecologista, el místico y devoto de la Pasión, etc.
Que Francisco sea “varón evangélico” quiere decir que el Evangelio fue para él algo vital,
central en su vida, criterio de su actuación, referencia que lo iluminó en su experiencia
religiosa, lugar donde descubrió a Jesucristo como Hijo de Dios, hecho hombre por
condescendencia y amor a nosotros, pecadores, hecho pobre y siervo por los hombres.
Francisco intuyó que el Evangelio es el mismo Jesucristo, “buena nueva” de que Dios es
Amor, Padre de todos, Misericordia, perdón y reconciliación para todos. En su
meditación del Evangelio comprendió que el Dios “Altísimo, Omnipotente y Buen Señor”
es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que se ha hecho para nosotros Camino,
Verdad y Vida. Francisco conoció estas cosas por la revelación que el Padre hace a los
pequeños y sencillos de corazón. Por eso lo conocía de forma práctica, con la sabiduría
que viene de lo alto, y no como conocimiento intelectual o abstracto, leyendo más en la
cruz que en los libros, y sobre todo en Cristo, que es la Palabra de Dios. Leía y
practicaba el Evangelio a la letra, sin glosa. Dice así:
“La letra mata a los que únicamente desean saber las solas palabras para ser
tenidos por más sabios que los demás y poder adquirir grandes riquezas que
legar a sus consanguíneos y amigos.
La letra mata también a aquellos religiosos que no quieren seguir el espíritu de
las letras divinas, sino que solo desean saber las palabras e interpretárselas a los
demás.
Y son vivificados por el espíritu de las diversas letras aquellos que no atribuyen
al propio yo toda la letra que saben y desean saber, sino que con la palabra y el
ejemplo la restituyen al altísimo Señor Dios, de quien es todo bien”93
.
Desde entonces, el centro de la vida de Francisco será la persona de Jesucristo,
porque en él se nos ha revelado el misterio de Dios, como Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Dios, Altísimo y omnipotente, quiso hacerse humilde, pobre y pequeño, naciendo de la
gloriosa siempre virgen beatísima santa María; Jesucristo es quien da gracias al Padre por
todo lo que ha hecho, junto con el Espíritu Santo Defensor, como a ellos agrada. Por
todo lo cual nos exhorta:
35
“Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con
toda la fuerza y fortaleza, con todo el entendimiento, con todas las fuerzas, con
todo el esfuerzo, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos los deseos
y voluntades al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el
cuerpo, toda el alma y toda la vida; que nos creó, redimió y por sola su
misericordia nos salvará; que a nosotros miserables y míseros, podridos y
hediondos, ingratos y malos, todo bien nos hizo y nos hace”.
“Ninguna otra cosa, por tanto, deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra
nos plazca y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo Dios
verdadero, que es pleno bien, todo bien, total bien, verdadero y sumo bien, que
es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; que es el solo santo, justo,
verdadero, santo y recto; el solo que es benigno, inocente, puro; de quien y por
quien y en quien es todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos los
penitentes y justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en los
cielos”.
“Nada, pues, impida, nada separe, nada se interponga; en todas partes todos
nosotros en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, diariamente y de continuo
creamos verdadera y humildemente, y tengamos en el corazón y amemos,
honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y
sobreexaltemos, glorifiquemos y demos gracias al altísimo y sumo Dios eterno,
Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas y
salvador de todos los que creen en Él y esperan y lo aman; el que es sin
principio y sin fin, inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible,
inescrutable, bendito, laudable, glorioso, sobreexaltado, sublime, excelso, dulce,
amable, deleitable y sobre todas las cosas deseable por los siglos”94
.
2º. Nacimiento de la Fraternidad
En la escena del desprendimiento de sus bienes ante el obispo de Asís vio éste “que
se trataba de un designio divino y que los hechos del varón de Dios encerraban un
misterio”95
. En efecto, dejado su padre, Pedro Bernardone, y confiando en el “padre del
cielo”, Francisco experimenta pronto el gozo inenarrable de verse rodeado de una nueva
familia, nacida del Espíritu: “El Señor me dio hermanos” dice en el Testamento. Es plan
de Dios que “seamos hijos suyos” (Ef 1, 3-14), lo que implica la realidad sobrenatural de
la filiación divina (1Jn 3, 1-2), por la que podemos llamarlo Padre y participar de su
naturaleza divina (2P 1,4). Todo lo cual constituye el centro del cristianismo (Jn 17,12).
La Iglesia es un misterio en el que se reproduce el misterio de la Santísima Trinidad en la
vivencia de las relaciones sobrenaturales de paternidad y filiación en el Espíritu. Por eso,
“la fraternidad religiosa supera la psicología, la antropología y la sociología, y es, por
encima de todo, una realidad teológica: don del Padre, que se acoge con fe; lugar en el
que Cristo ocupa el centro; espacio en que actúa el Espíritu Santo”96
. “El encuentro con
Dios es el que autentifica y define la fraternidad como esa humanidad nueva, reunida en
36
torno a Jesús, que conoce por experiencia al Padre y, en consecuencia, vive de forma
coherente su relación fraterna con todos los hombres”97
. Por lo cual, “la fraternidad
religiosa no se concibe como medio ascético ni como medio instrumental de la eficacia
pastoral, sino como una realización concreta de la fraternidad evangélica y, por tanto,
como un valor en sí mismo”98
.
El restaurador de iglesias era objeto de comentarios, no demasiado favorables por lo
general, de burlas y de críticas entre las personas de su ciudad natal. Pero algunos,
viendo la coherencia de su vida, comenzaron a pensar, impactados por esa forma de vivir
de Francisco, y se unieron a él en el aspecto interior y en la vida. Así, Bernardo de
Quintavalle, un varón noble y acomodado de Asís, sintió la curiosidad de conocer mejor
las cosas e invitó a Francisco a su casa para hablar con él, a lo que accedió, quedándose
en su casa. Cuando Francisco se hubo retirado a la oración, lo observó absorto en ella,
quedando convencido de su santidad. A la mañana siguiente le confesó su deseo de
“seguirlo en su modo de vida”99
. Poco después, Pedro Cattani, experto en leyes y
canónigo de la catedral, lo siguió también. Los tres entraron en la iglesia de San Nicolás,
donde abriendo el Evangelio por tres veces, como implorando la gracia de la Trinidad,
leyeron la primera vez: “Si quieres ser perfecto, vete, vende todo lo que tienes, y dalo a
los pobres” (Mt 19, 21); la segunda: “No llevéis nada para el camino” (Lc 9, 3); la
tercera: “Quien quiera venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me
siga” (Mt 16, 24)100
. Así, pues, dejándolo todo, se fueron a la Porciúncula, donde
pasaron la noche, bien entre las ruinas de la casa de los benedictinos, bien en una cabaña,
que levantaron junto a la capillita.
Días más tarde, se les agrega un campesino, llamado Gil. Un grupo dispar por su
proveniencia: un comerciante, un noble, un canónigo y un campesino. Y ya sienten la
necesidad de extender su forma de vivir a otros, por lo que se dirigen Francisco y Gil a la
Marca de Ancona, y Bernardo y Pedro a la Toscana, llevados del fervor que se
experimenta tras una fuerte sensación de paz, libertad, gozo y alegría. De modo que su
vida hablaba por sí misma. Lo confirma Gil, compañero de Francisco, que decía a todos
los que lo escuchaban: “¡Creedle! Dice la verdad”101
. Con la bendición de Dios llegaron
a ser ocho ya el 1209, con lo que comienzan a multiplicar sus viajes entre pueblos
desconocidos, donde causaban extrañeza, porque eran distintos de los demás religiosos, y
causaban curiosidad por su forma de vestir un tanto asilvestrado. Por lo que, a quienes
les preguntaban quiénes eran, les respondían que “eran hombres penitentes, oriundos de
Asís”.
En verdad, su vida era bastante original: se guiaban por intuiciones sacadas del
Evangelio, como la vida itinerante, pobre y comunitaria; su referencia a la vida de los
Apóstoles: iban de dos en dos, anunciaban el reino de Dios, predicaban la conversión y
penitencia, en pobreza y gratuitamente. Sus salidas y entradas se fueron regularizando,
como los Apóstoles, que referían a Jesús lo que habían hecho, cuando volvían a juntarse
37
en torno a él. Con esta vida sencilla, sin discusiones, iban creando una atmósfera abierta
a la experiencia de Dios. A todos saludaban con el saludo que Dios reveló a Francisco:
“El Señor te dé la paz”. La paz que ofrecían la debían llevar en su corazón, como les
recordaba Francisco.
Surge de este modo una nueva forma de vida religiosa, como respuesta a la necesidad
de una experiencia religiosa más personal para hombres y mujeres, que la vida parroquial
no era suficiente para dar. En la Iglesia dominaban las formas feudales y las relaciones de
dominio, como entre señores y siervos. Francisco, es verdad, tiene algo de esa
mentalidad, pues ve a todos como sus señores (autoridades, clérigos, e, incluso, laicos);
pero su espíritu era más libre y respiraba las relaciones que se desprenden del Evangelio.
Si Dios, el Señor Altísimo, es Padre, y su Hijo, hermano, es que todos somos hermanos.
En Él está el origen de la fraternidad. Es él quien hace el don de los hermanos, y éstos se
estiman, aprecian y veneran con don de Dios unos para con otros, en relaciones de
igualdad.
Francisco comprendió que no debía vivir como vivían los monjes, encerrados en el
monasterio, sino según el Evangelio: abiertos al mundo, libres de toda preocupación,
alegres y ricos en la pobreza, amándose entrañablemente los unos a los otros, constantes
y fervientes en la oración y devoción, pacíficos e itinerantes. El centro de su vida no era
una lugar, sino el mensaje; el lugar era simplemente para encontrarse con los otros. Lo
primero era la fraternidad y extender el mensaje. El encuentro, o “capítulo”, según
designaban los monjes a su encuentro comunitario periódico, era espontáneo, y
respondía a la necesidad de estar junto a los hermanos, a quienes se quiere, y de quienes
se cuida espiritual y materialmente. Consistía en la práctica de los Apóstoles, que,
después de sus expediciones apostólicas, volvían en torno a Jesús, para contarle qué
habían hecho, experimentado, sufrido o gozado en sus andaduras. Así, los primeros
franciscanos, después de su trabajo, predicación y oración, se reunían para contarse
cómo les había ido la jornada, para escucharse mutuamente, referirse experiencias,
éxitos, dificultades o fracasos (relatos de experiencia); pero, sobre todo, para conocerse y
amarse. Había un paralelismo bien perceptible entre la vida de los Apóstoles y la que
estaba haciendo Francisco y sus compañeros. Al final de los capítulos Francisco
exhortaba a sus hermanos102
. En ellos se tomaba nota de lo que les parecía más
conveniente para su gobierno y vida práctica. Francisco, que entendió a Dios como
Amor, quiso que sus hermanos reprodujeran en sus vidas la vida misma de la Trinidad, la
circularidad de su amor, teniendo relaciones fraternas, recíprocas, tiernas como las de
una madre, que ofrece su amor gratuitamente, como servicio. Por eso, hasta la
obediencia ha de ser “caritativa”, pues los hermanos ven en el superior al que sirve a sus
hermanos (cf Adm 3). Las relaciones fraternas comienzan por la desapropiación de cada
uno como camino para la fraternidad, como disponibilidad para con los demás, y se
cultivan practicando el perdón y la misericordia entre los integrantes de la fraternidad.
38
3º. Vida evangélica
Francisco, que había tomado el Evangelio en serio, recibió la luz del Señor para
moldear su vida según los valores que Cristo, Hijo de Dios, vino a traer a la tierra. Por
eso, su vivencia del Evangelio es algo más que un esfuerzo ascético, con frecuencia
triste, por realizar ciertas acciones o prácticas de conducta (observancias, como habían
hecho los fariseos). El Evangelio es fuente de gozo y de alegría cuando se vive en
radicalidad, sin reservas. Nos habla del Reino de Dios “que se parece a un tesoro
escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría
va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél” (Mt 13, 44). Además, el
mensaje del Evangelio es para todos, no solo para unos cuantos, sean monjes o grupos
selectos o de elite. Él, y sus hermanos, eran abiertos, mostraban cómo era su vida, que
impresionaba a muchos. Las Florecillas, que tanto entusiasmo producen entre sus
lectores, son una plasmación maravillosa de aquella vida de sencillez, de espontaneidad,
de “utopía”. En ellas aparece el dilema fundamental al que se enfrentaban los
movimientos dedicados a la pobreza, las discusiones entre los primeros frailes, o las que
se darán después entre los espirituales, que exigían una pobreza absoluta, y los
conventuales, que aceptan la necesidad de una propiedad en común para que los frailes
pudieran llevar a cabo una vida verdadera de estudio y de predicación. El Evangelio será
siempre irrenunciable para Francisco. Dice y repite que “el Señor le reveló” que debía
“vivir según la forma del santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. No es que tuviera
lo que llamamos “revelación privada”, ni era una cabezonería suya, sino que era como
esa luz fuerte y potente que ilumina la conciencia y el corazón, que provoca un
convencimiento interior de conciencia, que, en definitiva, “ve claro” que Dios le pide eso
y lo lleva por ese camino. A esa convicción nunca, ni por nada, a pesar de las pruebas,
renunciará Francisco. Y por ella tendrá que sufrir tanto al final de su vida, que será su
drama.
Francisco se siente llamado a vivir el Evangelio “sin glosa”, siguiendo radicalmente la
literalidad del texto escrito, por lo que tantas veces imita las acciones de Jesús,
reproduciéndolas (“mimo teatral”). Recoge en sus escritos los textos fundamentales
acerca del seguimiento y del amor fraterno, que se ha de vivir en la fraternidad en formas
de perdón, de servicio y de misión universal, los del rechazo de los bienes, y los de la
llamada a la pequeñez. Francisco confía en Dios, que cuida de los pájaros, de donde
propone la desapropiación, como vacío de uno mismo y liberación interna para amar y
ser libres, la renuncia al poder, la preferencia por los pobres y los pequeños, viviendo
entre ellos, anunciándoles el mensaje del Evangelio. De ahí que pueda ser mensajero de
paz y pacificador con todos y de todos, eso que él experimentó el odio y la división entre
los hombres, las ciudades y pueblos, las instituciones, los pobres y los ricos, dentro de la
Iglesia y entre las religiones103
.
Francisco se sintió también enviado a predicar el Evangelio, y ciertamente con
39
algunos rasgos peculiares, como el de comenzar por la autoevangelización (escuchando y
meditando en el corazón la palabra antes de dirigirse a hablar a los demás, en el retiro y
en la oración, enseñando más con el testimonio y el ejemplo que con la palabra)104
,
llevando la buena noticia a todas las personas y ambientes para provocar el cambio
interior105
, proclamando el amor y la misericordia, pues Dios es amor, en comunión con
la Iglesia, para provecho y edificación del pueblo106
.
De la impresión que producía tal conducta entre la gente nos da cuenta la escena en
que Fray Maseo se dirige a Francisco, preguntándole: “¿Por qué a ti, Francisco, por
qué a ti?”.
La pobreza, como abandono de todo, como desapropiación total, era fuente de
alegría “porque era voluntariamente abrazada, por gracia de Dios, y según su consejo”107
,
si bien no fuera siempre fácil hallar sustento para un grupo de ocho, diez o doce
hombres, que a veces no hallaban trabajo o les resultaba insuficiente, teniendo que
acudir, como último recurso, “a la mesa del Señor, pidiendo limosna de puerta en
puerta”, y a veces teniendo que experimentar por ello vejaciones: ¿“Habéis abandonado
vuestros bienes, y ahora queréis comer a costa de los demás”?108
. Pero Francisco no
quiso casas, propiedades ni posesiones, para no tener que defenderlas ni usar armas para
su defensa. Francisco expresa la forma de vivir la pobreza usando la expresión peculiar
“sin propio”. “Vivir sin propio”. Con ella ataca de raíz el egoísmo, que es contrario a la
libertad. Señor es el “dominus”, es decir, el que tiene mando o posee dominios sobre
bienes y personas. Dominar a los otros constituye la cabeza del mal, es la soberbia. No
es cuestión de pobreza tener o no tener, sino una cuestión de humanidad, de ser hermano
(o siervo); nunca señor. Además, Francisco había entendido la pobreza como la
margarita evangélica, es decir, el valor más alto del Reino de los cielos y camino especial
de salvación, “la cual es reina”, porque la vivieron el Rey, Jesucristo, y la Reina, María,
y, acompañada de la humildad, es el fundamento de la Fraternidad, señora, madre y
esposa109
. La pobreza de Francisco es teologal y tiene fundamento cristológico, pues
Cristo “siendo rico se hizo pobre por nosotros”, evangélico, es aconsejada por Cristo, y
basada en la divina providencia, pues Dios es el “gran limosnero” y es cortés con
nosotros110
.
Dice el biógrafo a este respecto:
“Comenzaron a mantener allí trato con la pobreza evangélica, y gozaban tanto
en compartir su vida con ella, que determinaron permanecerle así de fieles hasta
la muerte, donde estuvieran”111
.
Así fueron los comienzos en la Porciúncula, lo serán más tarde en Rivotorto, y, de
nuevo en Santa María de los Ángeles, seguirán vivos tales ideales. Francisco personificó
a la pobreza, haciéndola su Dama o su Señora, a la que cantaban él y los suyos, como
hacían los juglares, cantando a las damas de los castillos. Escenas candorosas de este
40
ambiente nos ha transmitido el opúsculo titulado Sacrum commercium, o “Alianza de
Francisco con dama Pobreza”.
Su trabajo era manual, temporero, como la ayuda en el campo en tiempos de la
recolección, con lo que se ganaban el sustento y evitaban la ociosidad, que es madre de
todos los vicios. Los movimientos espiritualistas de su tiempo practicaban el trabajo
manual y la mendicidad. Francisco dice a los suyos: “Yo trabajaba con mis manos, y
quiero trabajar; y quiero firmemente que todos los otros frailes trabajen en trabajo que
conviene a decencia”112
. Lo hacían habitualmente y no de forma ocasional, por eso la
orden de trabajar. Sería en labores agrícolas y para otros. “Y del precio, reciban las
cosas necesarias al cuerpo, excepto dinero…”113
. Y si no fuere suficiente, recurran a la
mesa del Señor, pidiendo limosna de puerta en puerta.
Poco a poco iban apareciendo los signos de identidad del grupo: “alegres y pacientes
en la tribulación, constantes en la oración y devoción, sin dinero, amor entrañable de
unos para con otros, perdón de las ofensas”114
. “Cuando encontraban alguna iglesia o
cruz, se inclinaban para orar y decían devotamente: “Te adoramos, Cristo, y te
bendecimos por todas tus iglesias que hay en el mundo entero, porque por tu cruz has
redimido al mundo”. La primera reacción de la gente ante estos hombres solía ser de
extrañeza, pero cuando escuchaban su predicación directa y sencilla, - como es la
verdad-, se sentían pronto impresionados, y muchos querían irse con ellos. Los primeros
frailes hacían una predicación sencilla a las personas, hablándoles de la virtud y del vicio,
de la pena y de la gloria. La suya era una predicación moral, sencilla como sencillos eran
ellos, no dogmática, para la cual hacía falta cualificación y misión específica, en previsión
de peligros, como eran los que producían los herejes.
Cuando el grupo alcanzó el número de doce, el mismo que el de los Apóstoles,
Francisco propuso acudir al Papa para informarle de su género de vida y recibir su
aceptación para continuar en él. Guiados por Fray Bernardo, llegan a Roma, se
encuentran con el obispo de Asís, Guido, que les prometió su ayuda, y, en efecto,
valiéndose del prestigio e influencia del cardenal Juan Colonna de San Pablo, que los
apreciaba mucho, les consigue la audiencia del Papa Inocencio III, prometiéndoles hacer
de procurador suyo ante la curia. Ya en presencia del Papa, Francisco habla con su
característica sencillez y de forma directa sobre sus propósitos de vivir en pobreza, en
humildad, con la confianza puesta en la divina providencia, para lo que buscaba su
autorización.
El relato sobre el desarrollo de la escena de la audiencia papal, según las fuentes115
,
deja entrever que fuera un asunto un tanto complicado, en cuanto al contenido y a la
forma. Hay una respuesta del Papa afirmativa para que “vayan a predicar la penitencia,
como Dios les inspire”, pero con una petición de que le informen cuando Dios les haya
multiplicado, para “encomendarles cosas más importantes”. Parece claro que el idealismo
de Francisco ha chocado con el realismo del Papa. ¿Será suficiente el entusiasmo, el
41
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón
San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

San Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo Abati
San Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo AbatiSan Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo Abati
San Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo AbatiJasterRogue2
 
El cister y el arte gotico
El cister y el arte goticoEl cister y el arte gotico
El cister y el arte goticoIsabel REZMO
 
Benedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católica
Benedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católicaBenedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católica
Benedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católicaemilioperucha
 
Iglesia de laodiceapdf
Iglesia de laodiceapdfIglesia de laodiceapdf
Iglesia de laodiceapdfSankel Cabral
 
Jornada formación inscripción. (1)
Jornada formación inscripción. (1)Jornada formación inscripción. (1)
Jornada formación inscripción. (1)franfrater
 
Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021
Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021
Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021CatiaMGarayar
 
Canonizacion Padre Kentenich
Canonizacion Padre KentenichCanonizacion Padre Kentenich
Canonizacion Padre Kentenichkikodoc
 
Cristo Rey por Mons. Tihamer Toth
Cristo Rey por Mons. Tihamer TothCristo Rey por Mons. Tihamer Toth
Cristo Rey por Mons. Tihamer TothDesiderius BT
 
Apostasía: Cancer en la iglesia
Apostasía: Cancer en la iglesiaApostasía: Cancer en la iglesia
Apostasía: Cancer en la iglesiaPaulo Arieu
 
EL LLAMADO DE LA VOZ INTERIOR
EL LLAMADO DE LA VOZ INTERIOREL LLAMADO DE LA VOZ INTERIOR
EL LLAMADO DE LA VOZ INTERIORMarinalen1
 
Desiderius BT 22oct09 A1
Desiderius BT 22oct09  A1Desiderius BT 22oct09  A1
Desiderius BT 22oct09 A1Desiderius BT
 
De Lo Pastoral A Lo Apostolico
De Lo Pastoral A Lo ApostolicoDe Lo Pastoral A Lo Apostolico
De Lo Pastoral A Lo ApostolicoArgentina
 
Historia de la reforma por Julio Romero Donoso
Historia de la reforma por Julio Romero DonosoHistoria de la reforma por Julio Romero Donoso
Historia de la reforma por Julio Romero DonosoJulioCalvino
 
Orden de los pobres caballeros de cristo
Orden de los pobres caballeros de cristoOrden de los pobres caballeros de cristo
Orden de los pobres caballeros de cristojomaloc
 
01 evangelio llega a tesalonica
01 evangelio llega a tesalonica01 evangelio llega a tesalonica
01 evangelio llega a tesalonicachucho1943
 

La actualidad más candente (19)

Saludo mons vicente jimenez
Saludo mons vicente jimenezSaludo mons vicente jimenez
Saludo mons vicente jimenez
 
San Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo Abati
San Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo AbatiSan Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo Abati
San Antonio de Padua El santo que todo el mundo ama - Riccardo Abati
 
El cister y el arte gotico
El cister y el arte goticoEl cister y el arte gotico
El cister y el arte gotico
 
Benedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católica
Benedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católicaBenedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católica
Benedicto16 año.fe18.renuncia al pontificado de la iglesia católica
 
Iglesia de laodiceapdf
Iglesia de laodiceapdfIglesia de laodiceapdf
Iglesia de laodiceapdf
 
Pedro romano
Pedro romanoPedro romano
Pedro romano
 
Jornada formación inscripción. (1)
Jornada formación inscripción. (1)Jornada formación inscripción. (1)
Jornada formación inscripción. (1)
 
Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021
Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021
Material de apoyo escuela sabática 22 05-2021
 
Canonizacion Padre Kentenich
Canonizacion Padre KentenichCanonizacion Padre Kentenich
Canonizacion Padre Kentenich
 
Francisco ante Francisco
Francisco ante  FranciscoFrancisco ante  Francisco
Francisco ante Francisco
 
Cristo Rey por Mons. Tihamer Toth
Cristo Rey por Mons. Tihamer TothCristo Rey por Mons. Tihamer Toth
Cristo Rey por Mons. Tihamer Toth
 
Apostasía: Cancer en la iglesia
Apostasía: Cancer en la iglesiaApostasía: Cancer en la iglesia
Apostasía: Cancer en la iglesia
 
EL LLAMADO DE LA VOZ INTERIOR
EL LLAMADO DE LA VOZ INTERIOREL LLAMADO DE LA VOZ INTERIOR
EL LLAMADO DE LA VOZ INTERIOR
 
Desiderius BT 22oct09 A1
Desiderius BT 22oct09  A1Desiderius BT 22oct09  A1
Desiderius BT 22oct09 A1
 
De Lo Pastoral A Lo Apostolico
De Lo Pastoral A Lo ApostolicoDe Lo Pastoral A Lo Apostolico
De Lo Pastoral A Lo Apostolico
 
Historia de la reforma por Julio Romero Donoso
Historia de la reforma por Julio Romero DonosoHistoria de la reforma por Julio Romero Donoso
Historia de la reforma por Julio Romero Donoso
 
Orden de los pobres caballeros de cristo
Orden de los pobres caballeros de cristoOrden de los pobres caballeros de cristo
Orden de los pobres caballeros de cristo
 
01 evangelio llega a tesalonica
01 evangelio llega a tesalonica01 evangelio llega a tesalonica
01 evangelio llega a tesalonica
 
Lanciano Italia
Lanciano ItaliaLanciano Italia
Lanciano Italia
 

Similar a San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón

DISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón de Jesús
DISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón  de JesúsDISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón  de Jesús
DISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón de JesúsAntonio García Megía
 
Andre el drama del fin de los tiempos
Andre el drama del fin de los tiemposAndre el drama del fin de los tiempos
Andre el drama del fin de los tiemposadamaria123
 
Boletín mayo 2017
Boletín mayo 2017Boletín mayo 2017
Boletín mayo 2017franfrater
 
Boletín hermano sol 119
Boletín hermano sol 119Boletín hermano sol 119
Boletín hermano sol 119franfrater
 
03 siete iglesias historicas ap 2 y 3
03 siete iglesias   historicas ap 2 y 303 siete iglesias   historicas ap 2 y 3
03 siete iglesias historicas ap 2 y 3chucho1943
 
Hermano sol 136
Hermano sol 136Hermano sol 136
Hermano sol 136franfrater
 
Fiesta de la porciuncula
Fiesta de la porciunculaFiesta de la porciuncula
Fiesta de la porciunculaVicky Vasquez
 
Message of-card-peter-erdo-150807-final-es
Message of-card-peter-erdo-150807-final-esMessage of-card-peter-erdo-150807-final-es
Message of-card-peter-erdo-150807-final-esfranfrater
 
Charla Toboso
Charla TobosoCharla Toboso
Charla Tobosoframasg
 
Catequesis sobre san Francisco de Asís Benedicto XVI
Catequesis sobre san Francisco de Asís    Benedicto XVICatequesis sobre san Francisco de Asís    Benedicto XVI
Catequesis sobre san Francisco de Asís Benedicto XVIframasg
 
francisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdf
francisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdffrancisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdf
francisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdfDaroDeBeln
 
Francisco de Sales y su camino formativo
Francisco de Sales y su camino formativoFrancisco de Sales y su camino formativo
Francisco de Sales y su camino formativoSALESIANOSCOB
 
BOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdf
BOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdfBOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdf
BOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdffranfrater
 
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017federico almenara ramirez
 

Similar a San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón (20)

DISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón de Jesús
DISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón  de JesúsDISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón  de Jesús
DISCURSO. Entronización del Sagrado Corazón de Jesús
 
Andre el drama del fin de los tiempos
Andre el drama del fin de los tiemposAndre el drama del fin de los tiempos
Andre el drama del fin de los tiempos
 
Boletín mayo 2017
Boletín mayo 2017Boletín mayo 2017
Boletín mayo 2017
 
Boletín hermano sol 119
Boletín hermano sol 119Boletín hermano sol 119
Boletín hermano sol 119
 
Santos1 2
Santos1 2Santos1 2
Santos1 2
 
03 siete iglesias historicas ap 2 y 3
03 siete iglesias   historicas ap 2 y 303 siete iglesias   historicas ap 2 y 3
03 siete iglesias historicas ap 2 y 3
 
Hermano sol 136
Hermano sol 136Hermano sol 136
Hermano sol 136
 
Fiesta de la porciuncula
Fiesta de la porciunculaFiesta de la porciuncula
Fiesta de la porciuncula
 
5-7-2015
5-7-20155-7-2015
5-7-2015
 
Message of-card-peter-erdo-150807-final-es
Message of-card-peter-erdo-150807-final-esMessage of-card-peter-erdo-150807-final-es
Message of-card-peter-erdo-150807-final-es
 
La posada del silencio nº 145, curso v
La posada del silencio nº 145, curso vLa posada del silencio nº 145, curso v
La posada del silencio nº 145, curso v
 
Charla Toboso
Charla TobosoCharla Toboso
Charla Toboso
 
Señor de los Milagros
Señor de los MilagrosSeñor de los Milagros
Señor de los Milagros
 
Catequesis sobre san Francisco de Asís Benedicto XVI
Catequesis sobre san Francisco de Asís    Benedicto XVICatequesis sobre san Francisco de Asís    Benedicto XVI
Catequesis sobre san Francisco de Asís Benedicto XVI
 
Piedad Agosto.pdf
Piedad Agosto.pdfPiedad Agosto.pdf
Piedad Agosto.pdf
 
francisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdf
francisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdffrancisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdf
francisco-y-su-camino-formativo-180125143807.pdf
 
Francisco de Sales y su camino formativo
Francisco de Sales y su camino formativoFrancisco de Sales y su camino formativo
Francisco de Sales y su camino formativo
 
BOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdf
BOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdfBOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdf
BOLETÍN SEPTIEMBRE 2023.pdf
 
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017
HOJA PARROQUIAL. DOMINGO 4º DEL TO. CICLO A. DIA 29 DE ENERO DEL 2017
 
30-10-16
30-10-1630-10-16
30-10-16
 

Último

CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxRicardoMoreno95679
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxDanFlorez2
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxjenune
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxDANIEL387046
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.yhostend
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosGemmaMRabiFrigerio
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfinmalopezgranada
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA Vczspz8nwfx
 
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfLa esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfRamona Estrada
 

Último (12)

CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptxCRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
CRECIMIENTO ESPIRITUAL PARA EL CREYENTE 1.pptx
 
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CMLa oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
La oración de santa Luisa de Marillac por el P. Corpus Juan Delgado CM
 
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptxSIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
SIMBOLOS DE LA PALABRA DE DIOS BIBLIA. pptx
 
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptxDIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
 
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptxEl Modelo del verdadero Compromiso..pptx
El Modelo del verdadero Compromiso..pptx
 
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptxHIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
HIMNARIO MAJESTUOSOL desde 1 hasta100.pptx
 
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
Proverbios 8: La sabiduría viva de YHWH.
 
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niñosla Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
 
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdfEXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
EXAMENES PREGUNTAS CORTA...........................S.pdf
 
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitarSanta Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
Santa Luisa de Marillac nos muestra: Los escollos a evitar
 
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA VLA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
LA POBREZA EN EL PERU - FRANCISCO VERDERA V
 
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdfLa esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
La esposa del ungido (Ramona Estrada)-1-1(1).pdf
 

San Francisco de Asís - Luis Pérez Simón

  • 1.
  • 3. SAN FRANCISCO DE ASÍS EDIBESA Madre de Dios, 35 bis. - 28016 MADRID Tel.: 91 345 19 92 - Fax: 91 350 50 99 E-mail: edibesa@planalfa.es www.edibesa.com 3
  • 4. Cuadro de portada: SAN FRANCISCO, de Fray Angélico (Coronación de la Virgen, detalle) Colección «SANTOS. AMIGOS DE DIOS», n.º 6 (21006) © EDIBESA Madre de Dios, 35 bis. 28016 Madrid Tel.: 91 345 19 92 Fax: 91 350 50 99 E-mail: edibesa@planalfa.es www.edibesa.com ISBN: 978-84-8407-924-8 Ref: 21006 Depósito legal: M. 26.906-2010 Impreso por: Impresos y Revistas, S. A. (Grupo IMPRESA) 4
  • 5. ÍNDICE Siglas y abreviaturas Introducción PRIMERA PARTE FRANCISCO Y SU TIEMPO 1. La sociedad en la que vivió Francisco 1º. Ambiente histórico 2º. Nueva sociedad 3º. Ambiente cultural 2. Francisco, el hombre 1º. Nacimiento 2º. Primeros años 3º. Joven divertido y alocado 4º. Educación 5º. Sueños de grandeza: ser armado caballero 6º. Ser caballero 3. Conversión de Francisco 1º. Fechas. 2º. Cómo fueron las cosas 3º. Comienzo de la conversión 4. Seguidor de Jesucristo 1º. Opción por el Evangelio como forma de vida 2º. Nacimiento de la Fraternidad 3º. Vida evangélica 4º. Momentos de incertidumbre 5º. En Santa María de los Ángeles nació la Orden de Frailes Menores 5. Características del carisma de Francisco 1º. Universalismo 2º. Santa Clara de Asís (1193-1253) 3º. Orden Seglar Franciscana 4º. Catolicidad SEGUNDA PARTE SAN FRANCISCO DE ASÍS 5
  • 6. 1. Hombre de oración, al frente de la Orden 1º. “Hombre hecho oración” 2º. Nuevas perspectivas 3º. Organización 4º. Renuncia de Francisco 5º. Capítulo de las esteras 6º. Regla bulada 2. El alma de Francisco 1º. Sufrimientos de Francisco 2º. Retiro y oración 3º. Impresión de las llagas 4º. Alegría y dolor 5º. Eucaristía 3. Cantor del amor 1º. Cántico de las criaturas 2º. Cantor de María 3º. Verdadera alegría 4. Últimos momentos 1º La revelación del Altísimo 2º. Su Testamento 3º. Su muerte 4º. Mensaje y tarea Notas Bibliografía 6
  • 7. SIGLAS Y ABREVIATURAS Adm Admoniciones AlD Alabanzas al Dios Altísimo AlHor Alabanzas para todas las Horas BenBer Bendición al hermano Bernardo Cánt Cántico de las criaturas CtaA Carta a las Autoridades CtaAnt Carta al hermano Antonio CtaCle Carta a los clérigos 1CtaCus Primera Carta a los Custodios 2CtaCus Segunda Carta a los Custodios 1CtaF Primera Carta a los fieles 2CtaF Segunda Carta a los fieles CtaL Carta al hermano León CtaM Carta a un ministro CtaO Carta a toda la Orden ExhAD Exhortación a la alabanza de Dios ExhCl Exhortación a Clara FVCl Forma de vida para Clara NACI Normas sobre ayuno para Clara OfP Oficio de la Pasión del Señor Orad Oración ante el Cristo de San Damián ParPN Paráfrasis del Padrenuestro 1R Primera Regla (Rnb), 1221 2R Segunda Regla (Rb), 1223 REr Regla para lo eremitorios SalVir Saludo a las virtudes SalVM Saludo a la Virgen María Test Testamento TestS Testamento de Siena ÚltVol Última voluntad para Clara VerAl La verdadera alegría 7
  • 8. FUENTES BIOGRÁFICAS AP Anónimo de Perusa 1C Celano: primera vida 2C Celano: segunda vida 3C Celano: Tratado de los milagros EP Espejo de Perfección Flor Florecillas J. de Giano Jordán de Giano, Crónica Ll Consideraciones sobre las llagas LM San Buenaventura, Leyenda Mayor Lm San Buenaventura, Leyenda menor LP Leyenda de Perusa SC Sacrum commercium TC Leyenda de los tres compañeros OTRAS FUENTES AASS Acta Sanctorum bollandiana AF Analecta franciscana AFH Archivum franciscanum historicum BF Bullarium franciscanum CF Collectanea franciscana EF Études franciscaines MF Miscellanea franciscana PG Patrología griega PL Patrología Latina 8
  • 9. INTRODUCCIÓN Se puede afirmar rotundamente, sin miedo a caer en hipérbole que Francisco de Asís es la figura estelar del santoral cristiano. Pero no puede considerarse sólo como el fundador de una gran familia religiosa, ni siquiera como un gigante de la historia de la Iglesia: San Francisco es patrimonio de la humanidad. Es una obra maestra de Dios. En esa última afirmación está la clave de su vida. Porque fue Dios quien cambió su corazón de joven rodeado de riquezas y dado a los placeres por un nuevo corazón que el Espíritu del Señor fue modelando hasta llegar a estimarlo todo basura con tal de ganar a Cristo y existir en Él (Flp 3,8). Lo dejó todo, se despojó de todo, para que el Señor fuera “mi Dios y mi Todo”. En la vida del espíritu, y muy especialmente en la conversión, es Dios quien tiene la iniciativa. Por eso pedía el profeta: Conviértenos, Señor, y nos convertiremos a ti (Lm 5, 21). Dios es quien va delante, pero para que la obra de Dios llegue a cumplirse plenamente, es preciso que el hombre se deje arrastrar por el impulso de la gracia divina y no ponga obstáculos a la acción de Dios. San Francisco es un modelo de fidelidad al impulso de la gracia y a la acción de Dios. Su conversión fue, de una vida muy ordinaria –seguramente como la de cualquier joven de nuestro tiempo alejado de Dios y esclavo de sus pasiones–, a una existencia en la que Dios ocupa el centro y el eje de toda su vida, como acertadamente lo presenta el franciscano Luis Pérez Simón, al hablar de su “opción radical por el Evangelio”. José A. Martínez Puche, O.P. 9
  • 10. PRIMERA PARTE FRANCISCO Y SU TIEMPO 1. LA SOCIEDAD EN LA QUE VIVIÓ FRANCISCO La ciudad de Asís está en la región de la Umbría, situada en el centro de Italia, ciudad del Santo que lleva su nombre: San Francisco de Asís. Es un paisaje atrayente para el visitante. La ciudad está escalonada en la ladera de una de las estribaciones del monte Subasio, y a sus pies queda la vasta llanura que se extiende desde Perusa hasta Spello, Foligno y Espoleto. Para darte una idea de cómo fue en tiempos del Santo, a finales del siglo XII, prescinde en tu mirada del edificio enorme de la izquierda, el Sacro Convento, con su iglesia y contrafuertes a manera de arcadas, que es la preciosa e interesantísima Basílica de san Francisco. Prescinde también de las construcciones de debajo, hasta que aparezca entre el verde el recinto amurallado, que, partiendo de la fortaleza que se alza sobre la ciudad, baja en picado para abrazar las primeras casas y después bordearlas, dejando asomar de vez en cuando los torreones levantados para proteger las entradas (puertas) a la ciudad. Esta muralla se va alargando hacia la parte inferior para incluir dentro de sí un puñado de casas. Prescinde también de los otros edificios altos y de las torres de las iglesias, que rompen la unidad, y continúa recorriendo la muralla que sube por la derecha hacia las ruinas de la atalaya que domina el camino que va hacia el monte. Desde allí regresa a la otra parte del castillo sobre la ciudad. La fortaleza, que llaman La Rocca, - hoy bastante deteriorada- era el cierre de la muralla. Castillo y muralla forman un óvalo, que encerraba en su interior casas, huertos e iglesias. Entre la parte alta de la ciudad y el castillo queda un espacio, como pradera abrupta, que quizás sirviera para adiestramiento de caballos o como separación entre la ciudad y el poder feudal. Sus calles, tortuosas, estrechas e inclinadas, siguiendo el descender de la colina, y sus casas, apiñadas, con sus paredes de piedra rosácea, que atrae la atención, dificultan el paseo por la ciudad, en que abundan las tiendas, comercios y almacenes, que ofrecen toda clase de artículos, tradicionales y modernos. En esta bella ciudad umbra vino al mundo su hijo más importante, conocido por su apellido de origen, Francisco de Asís, el hombre de todo el mundo, el “hermano universal”, que tiene una palabra para todos, cuya figura atrae y fascina, sin dejar a nadie indiferente. “¿Por qué a ti, Francisco?”, le preguntará un discípulo suyo. En efecto, la personalidad grande de Francisco ha dado origen a muchas figuras de él tanto en el campo de la historia, como en el de la literatura y el arte. Su cercanía a los hombres, a los animales, a toda criatura; su amor al creador y su “fraternidad con todas las criaturas”, un corazón ecuménico; su seguimiento original y señero del Evangelio de 10
  • 11. Jesucristo; la sencillez e ingenuidad de su espíritu; su espiritualidad netamente evangélica, su alegría, su pobreza y humildad, han hecho que sea reconocido como “el mínimo y dulce Francisco de Asís”. Pero no nació así. Vivió una juventud y mocedad alegre y alocada, extrovertida y vacía, inquieta, entregada a francachelas y diversiones, sin sentido interior, despilfarrador de bienes, vanidoso, y, como él dice, “envuelto en pecados”. Por todo ello es interesante su figura. Porque, desde este mismo aspecto de criatura frágil –como nosotros-, constituye una fuerte llamada a despertar las conciencias dormidas, a inquietar los corazones tranquilos, a encender los espíritus ardientes. Solo después, cuando “el Señor se le revele”, es decir, cuando Dios le despierte la sensibilidad de su espíritu, volverá su corazón a “su Señor” enteramente, para amarlo como al Bien Sumo, al bien total, y misericordioso “padre del cielo”, para servirle solo a él con alegría y entrega, con gozo en la prosperidad y en la enfermedad, con renuncia amorosa, como poseído totalmente por Dios. De este modo llegó a ser varón de espíritu fuerte. Así, Francisco, convertido por la gracia de Dios, fue hecho modelo de conversión para todos los que desde una situación lejana a Dios, dirigen a él sus miradas con esperanza de plenitud. Es un eximio ejemplo de conversión. Es un espejo que nos refleja a Jesucristo, Dios y hombre, cuyas huellas siguió con fidelidad absoluta desde su conversión hasta quedar convertido en el mayor modelo de vida evangélica de todos los tiempos. Acogió la gracia y respondió de forma personal, según Dios le dio a entender. De Francisco de Asís, que, como hombre, es para todos “el hermano” y, como tal, cercano, pues “es para con todos los demás”, con las personas y con las cosas, relación, reciprocidad, y, sobre todo, aprecio, respeto y amor; y, como evangélico, hombre que no pasa, sino que es siempre actual, simpático para con todos, pues sabe de nuestras cosas y ofrece para todos una respuesta certera: Dios es Padre, Dios ama a los hombres, es la Bondad, el Bien, el Amor. De este Francisco y de su mensaje desde su conversión tratan las siguientes páginas. 1º. Ambiente histórico Un poco de historia. Asís tiene origen muy antiguo, como han demostrado las investigaciones arqueológicas. Se atribuye a uno de los pueblos itálicos más antiguos, los llamados umbros, que fueron vencidos por los etruscos, y, más tarde, unos y otros serán sometidos por las legiones romanas, en Sentino, hacia el año 295 a. C. Quedan en la actualidad restos de la civilización romana; así, de su organización tenemos el foro; de sus costumbres y diversiones, las termas y el anfiteatro; de su religión, el templo de Minerva, en su plaza mayor. Su historia es rica en rivalidades, guerras, invasiones y sus nefastas consecuencias, tanto durante el dominio romano como después con las invasiones de los pueblos del norte. 11
  • 12. Fue cristianizada en el siglo III, y, según la tradición, tuvo su primer mártir durante la persecución de Diocleciano en la persona de san Rufino. Los templos paganos pasaron a iglesias cristianas: el templo de Minerva fue dedicado a santa María; sobre el de la diosa Tierra se levantó una ermita a san Rufino en el siglo V, donde debió ser bautizado Francisco. También durante el Imperio romano-germánico la ciudad de Asís se vio envuelta en frecuentes luchas con Perusa, luchas entre los partidarios del Papa y los partidarios del Emperador, partidos güelfos y gibelinos, respectivamente. Algunos de sus monumentos históricos relacionados con el Santo: – Iglesia de San Jorge y hospital para pobres. Aquí aprendió a leer y a escribir, en la escuela canonical aneja a la iglesia, predicó por primera vez, se hallaba a pocos pasos de la casa paterna, en ella escuchó su predicación Clara y en ella fue enterrado con solemnes funerales, permaneciendo cuatro años (1226-1230) en un sarcófago de piedra debajo del altar, hasta su traslado al Sacro Convento, y en ella tuvo lugar su canonización por Gregorio IX, el 16 de julio de 1228. De la iglesia de San Jorge apenas quedan unos pocos restos, pues en el lugar se edificó la basílica de Santa Clara y el monasterio para las hermanas que habitaban en San Damián, mediante una permuta con el Capítulo de la Catedral de éste por aquél lugar. Los trabajos se iniciaron el 1257 y los restos de Santa Clara fueron trasladados el 3 de octubre de 1260 a la nueva iglesia, construida en su honor. La consagró Clemente IV el 12651 . – Iglesia de San Pedro, de la que se habla ya en el siglos XI, situada fuera de la muralla, pero que fue integrada en la ciudad desde el siglo XIV con la construcción de la nueva, y consagrada por Inocencio IV el 12532 . – Catedral de San Rufino. La actual catedral de Asís está en el sitio en que se conserva el cuerpo de San Rufino desde el siglo X, donde hubo previamente una pequeña capilla, que se amplió en el siglo IX. Pero, el 1029 el obispo Hugone mandó construir en el mismo lugar una iglesia más amplia, trasladó a ella la cátedra episcopal, que estaba en Santa María Mayor, y estableció allí el colegio de canónigos. Fue demolida para construir otra más amplia el 1134 durando sus trabajos hasta mediados del XIII. Gregorio IX consagró el altar principal el 1228, e Inocencio IV hizo la dedicación de todo el templo el 1253. Cuando Francisco fue bautizado y cuando predicaba en ella, la catedral estaba en proceso de construcción. Posteriormente ha sufrido diversas reformas. En ella se conserva la fuente bautismal de Francisco y Clara; el oratorio donde Francisco oraba, cuando venía a predicar en la catedral3 . – Iglesia de San Nicolás, cercana al mercado medieval. Solo queda la cripta, construida el 1097. Hoy es sede del museo romano4 . 12
  • 13. – Iglesia de San Damián. Pequeña iglesia fuera de la muralla, quizá de la primera mitad del siglo XI, que desde el siglo XIII pertenecía al Obispado de Asís. Estaba medio abandonada, aunque era apta para el culto. Desde mediados del XII estaba en ella el crucifijo románicobizantino, pintado sobre madera, que el 1260 fue trasladado a la basílica de Santa Clara. Francisco frecuentaba esta iglesia, retirada, para orar en los comienzos de su conversión, hacia 1206, y allí oyó la voz del crucifijo que le pedía restaurar la iglesia, por lo que puso manos a la obra. “Cierto día que, habiendo salido a meditar en el campo, paseaba junto a la iglesia de San Damián, que amenazaba ruina por su excesiva vejez, entró en ella para orar, bajo incitación del Espíritu; postrado ante la imagen del Crucificado, quedó lleno de gran consolación espiritual en su oración. Mirando con ojos en lágrimas a la cruz del Señor, oyó con sus oídos corporales una voz dirigida a él desde la misma cruz, que decía por tres veces: “Francisco, vete y repara mi iglesia que, como ves, se está destruyendo toda ella”… Vuelto en sí, se dispone a obedecer, y se concentra todo él en el mandato de reparar materialmente la iglesia”5 . Este lugar nos habla de experiencia espiritual de Francisco, de su amor por los lugares retirados y solitarios, su oración recogida. Quizá compusiera aquí el “Cántico de las criaturas”. El obispo le dio este lugar para Clara y sus primeras hermanas (1212), que vivieron en él el “privilegio de la santa pobreza”. Más tarde pasó a la administración del Capítulo Catedralicio. Hacia el 1270 volvieron los frailes a San Damián. A pesar de las acomodaciones hechas a través de los tiempos, se conservan las huellas del antiguo convento y su sencillez6 . – Santa María Mayor y Obispado. Fue la primera catedral de Asís. San Sabino hizo edificar la primera iglesia sobre un templo dedicado a Jano, que fue sustituida por otra mayor en tiempos del obispo Hugone (1036-1059), con un claustro lateral. Un incendio la destruyó el 1100. Su reconstrucción se acabó el 1228. El Obispado, al lado derecho de la iglesia, ha funcionado siempre como residencia del obispo de Asís, si bien el edificio no ha sido el mismo7 . – Iglesia Nueva, así llamada, está levantada sobre una casa que se dice “casa del Santo”, sin que se sepa con precisión en qué casa nació; en ella se indican una habitación donde posiblemente nació y otra que evoca la cárcel en que fue encerrado por su padre, y el oratorio en que ha sido convertido el lugar fue tienda de Pedro Bernardone. – Porciúncula y Santa María de los Ángeles. Está algo distante de Asís, en la llanura. La pequeñita iglesia de la Porciúncula, como indica su nombre “porcioncita” tiene una historia envuelta en leyendas hasta el siglo XII, en que una bula de Eugenio III (1145-1153) la enumera entre las posesiones del monasterio de 13
  • 14. San Benito del monte Subasio. Fue abandonada y en tiempos de Francisco estaba semiderruida. Fue el lugar preferido por Francisco y sus frailes, que vivían allí en cabañas de caña y barro. Allí experimentó Francisco su encuentro con el Evangelio, o con el Espíritu del Señor, cuando, tras escuchar el relato del envío a sus discípulos, exclamó el, diciendo: “Esto es lo que yo quiero, esto es lo que busco, y esto deseo cumplir con todo mi corazón”8 . Fue la cuna de la Orden y lugar de partida y de encuentro de los hermanos, allí obtuvo la indulgencia o el “Perdón de Asís” para los pecadores por intercesión de María, y allí murió el Santo. Dicha capillita ha quedado incluida dentro de la gran Basílica de Santa María de los Ángeles y del convento de los frailes. Lo que hoy contemplamos es de mediados del siglo XVI9 . – Basílica y tumba de San Francisco. Erigida para acoger los restos del Santo, y edificada entre 1228, fecha de inicio con ocasión de la canonización, y 1253, año de su consagración, sobre una colina que llamaban “lugar del infierno”, porque sobre ella ajusticiaban a los condenados a muerte, y que con la nueva construcción llamaron “colina del paraíso”. Consta de doble iglesia, la inferior, en la que está la tumba de San Francisco y cuatro de sus primeros compañeros, y la superior, decorada con los famosos frescos del Giotto, a modo de narración pintada de la vida de San Francisco, que ha sido calificada como “cuna del arte italiano”. Junto a la Basílica se levantó el convento de los frailes, que es llamado “convento sagrado”. Asís fue la patria del poeta elegíaco Sexto Propercio, que volcó en sus versos su vida entera, y por Cintia cantó al amor, la vida y la muerte. También cantó a la fértil Umbría, que le dio la vida en un rincón próximo a Perusa, y nombra a Asís, como el pueblo al que hará famoso el talento de su hijo. Debió nacer entre los años 50-47 a. C.10 . 2º. Nueva sociedad En tiempos de Francisco la sociedad estaba gobernada por el régimen feudal, y dividida en mayores (boni homines) y menores (minores). Los primeros eran los nobles, los señores y los caballeros, y según su jerarquía hereditaria eran duques, marqueses, o condes, los cuales en tiempos de bandolerismo defendían la ciudad. Eran protegidos por su señor, al que estaban obligados a defender incluso con su vida. Gracias a estos guerreros podían los segundos (Minores) trabajar la tierra y comer, si bien estaban sujetos a censo y servicio, y al vasallaje de su señor. Entre los menores, o vulgo, estaban los villanos y los siervos –esclavos-. Los siervos eran pertenencia de su señor, cuyas tierras labraban. Los villanos eran labradores rústicos, artesanos o comerciantes, libres, pero sujetos a cargas e impuestos. Esta situación creaba pobres en abundancia: criados y sirvientes con escasos recursos, y los más pobres pidiendo limosna. Y alejados de la ciudad, numerosos leprosos, y por el bosque vagabundos y bandidos. 14
  • 15. En el siglo XII Asís era villa imperial. Federico Barbarroja, que el 1152 la había puesto bajo el dominio de Güelfo VI, duque de Toscana y Espoleto, dudando de su lealtad, separó el condado y lo vinculó directamente a su autoridad en noviembre de 1160. Pero los asisienses fueron indomables y no se rindieron al imperio. Querían la independencia comunal y se rebelaron. Pero fueron reducidos por la fuerza de las armas el 1174 por Cristiano de Maguncia, que dejó en la ciudadela de La Rocca –símbolo del poder imperial- al conde Conrado de Urslingen. Tras el disfrute de paz y una cierta prosperidad en la agricultura y el comercio, de una parte, y la aversión al feudalismo, de otra, siguieron sus aspiraciones nunca acalladas: la independencia municipal por la transformación del régimen feudal. Tampoco querían verse sujetos al papado que iba tomando poderío en la región. La nueva clase social de los comerciantes. A esta aspiración contribuyeron diversos factores. Uno de ellos, las cruzadas con sus expediciones de conquista y “mercantiles”. El espíritu caballeresco se respiraba en Europa desde finales del siglo XI, cuando los cruzados recuperaron los Santos Lugares del poder musulmán para la cristiandad. El hecho estimuló las peregrinaciones a los Santos Lugares, nunca totalmente impedidas, pero sí realizadas a veces en condiciones muy precarias por los peregrinos, a quienes había que defender de bandoleros y ladrones que los maltrataban y, a veces, mataban, como consta por la historia. El espíritu de los cruzados integra diferentes aspectos, como la defensa de los peregrinos, el deseo del martirio, una visión milenarista de la historia que creía en una Jerusalén intermedia entre la terrena y la celeste, dentro de un espíritu muy peculiar de la época. Todos estos sentimientos los acoge la caballería europea en su ideal, más mítico que real, que identificaba su época con la “edad dorada”. De ahí que ser caballero, por entonces fuera la gran ilusión de muchas personas de las nuevas clases sociales emergentes, que deseaban luchar por el triunfo del espíritu frente a cualquier obstáculo para vencer la opresión, la pobreza y la injusticia. Las cruzadas extienden y predican un espíritu de lucha contra el infiel, bien como forma de extender la fe con las armas o bien para recuperar zonas o santuarios conquistados. La mentalidad del tiempo es la gloria para los que vuelven victoriosos y la bendición para los mártires caídos en la lucha. En este espíritu arengaba san Bernardo a los cruzados. En su obra titulada “Elogio de la nueva milicia templaria” arenga a los soldados cristianos a “exterminar a los hijos de la infidelidad”. Se concede la indulgencia a los participantes, y el juramento del cruzado borraba también la pena debida por los pecados. Era, a veces, oportunidad para adquirir posición social, títulos o algún principado. Cercano a este espíritu es el que tienen las Órdenes Militares, que pretenden combinar las cualidades del monje con las del guerrero, mediante la profesión de los tres votos, más un cuarto de defender a los peregrinos que iban a Jerusalén, de cuidar a enfermos, defender a las viudas y huérfanos. Aunque en tal ambiente espiritual se construyeron hospitales para los enfermos, iglesias, monasterios y catedrales, y se hicieron frecuentes las peregrinaciones, no por eso se vivía evangélicamente… Muchas 15
  • 16. veces eso fue debido al “arrepentimiento” por los males causados, como “reparación” de violencias y de crímenes. Era tiempo de relajación de costumbres, de herejías y de muchas injusticias… No era así el espíritu de Francisco, que no quiso tales guerras, predicó contra ellas, e incluso llegó a predecir el desastre militar de los cristianos en ellas (LM 11, 2). En el campo del comercio, hasta entonces artesanos y labriegos trabajaban para el consumo local. Ahora se abren caminos por tierra y por mar, y se realiza el intercambio de materias primas y objetos manufacturados, que originan una clase nueva de ricos, en particular entre los artesanos y comerciantes, aunque sin salir todavía de la condición de menores (villanos o menores). Pero, en la medida en que llegan a disponer de dinero, alzan la voz y reivindican derechos, que tienen que ser atendidos por los señores (eclesiásticos y seglares) y acaban recibiéndolos en sus consejos, con lo que dejan su categoría de villanos y se convierten en mayores. El señor tuvo que ceder el derecho de provisión de los cargos públicos, viéndose obligado a otorgar a los ciudadanos el derecho a elegir cónsules para regir la cosa pública y administrar justicia. La aparición del comercio es el comienzo del progreso, de la iniciativa y de la creatividad económica, política, religiosa y cultural. En la alta Edad Media - 1200/1340- las ciudades eran pequeñas. Pero la expansión agrícola permitió un aumento de población, y ésta llevó consigo el desarrollo de aquellas ciudades situadas en regiones fértiles, cercanas a los grandes ríos, con grandes y fértiles valles. Los productos son cuantiosos y más variados cada vez, lo cual da origen al mercado de los mismos, a la especialización de las materias primas para la industria (lino, cáñamo, tintes vegetales, lana, talleres de hilar y tejer). Los ricos disponen de dinero y quieren paños de calidad, que tenían los habilidosos tejedores de Flandes, y países del norte de Italia. El aumento de riqueza, consecuencia del rendimiento de los cultivos, hace que se amplíen las zonas dedicadas al cultivo, y sean protegidas contra las riadas… Se originan migraciones del campo a la ciudad en busca de bienestar ante la escasez de terreno cultivable y también el aumento de las rentas. A la vez, la nobleza necesita mano de obra para sus posesiones, a cambio de seguridad y protección. El aumento de población obliga a reorganizar el campo, pues aumentan los precios. Los propietarios aumentan sus posesiones en tierras, piensan en otras formas de cultivo, y las dan a trabajar a labriegos libres y contratados, que son más eficaces que los siervos, con lo que, además de poderles exigir más trabajo, imponen rentas a las tierras arrendadas o recurren a la tenencia de la tierra a medianería. Surgen los conflictos entre la ambición de los señores y la defensa de las costumbres campesinas y su status social y legal. Por otra parte, las ciudades atrajeron a los artesanos que trabajaban en sus casas e iban a la ciudad a vender sus productos, por lo que terminan asociándose formando gremios entre los contratistas (maestros gremiales) y los empleados, que se reúnen en las ferias para realizar sus transacciones monetarias y crediticias, establecen sedes fijas fuera de la sociedad feudal, y se van dando estatutos. Con todo esto las ciudades se van transformando en unidades políticas virtualmente 16
  • 17. independientes o con autogobierno. Surgen instituciones basadas en el principio de la fraternidad, o cooperación entre hombres libres, al inicio voluntarias e incluso con desigualdad de derechos entre sus miembros, pero con conciencia de grupo separado del mundo exterior, por lo que se amurallan. 3º. Ambiente cultural La literatura suele ser el reflejo de las ideas y sentimientos culturales, sociales, políticos y religiosos de cada época respectiva. Ésta, a la que nos referimos, es la época de los trovadores, que saliendo de Francia recorrían toda Italia, frecuentando palacios, cortes y castillos, participando en asambleas y torneos, esparciendo el “amor cortés”, recordando las leyendas de Carlomagno, de la Tabla Redonda, con canciones casi siempre de tipo amoroso y mezcla de sátira, cruda y realista, sirviéndose en el campo político de la injuria, y en el moral de las obscenidades; el tema general era el amor, más bien convencional –“cortés”-, pues cantaban a la mujer casada (dama, señora), por tanto, amor adulterino. Se servían de los juglares como intérpretes. Como lengua, usaban una jerga “francoitaliana”, que se entendía por toda la región. Eran personas mitad poetas y mitad payasos, que iban juntos con peregrinos, entraban en las ciudades y repetían los temas, de lo que hacían su modus vivendi, divirtiendo a la gente con chistes, canto, mimo. Una versión elegante de los libros de caballería (amor cortés) hay en la literatura del tiempo; se canta la relación entre el caballero y una dama (generalmente casada). Es una moralidad literaria que invierte las costumbres de la época, donde la mujer estaba sometida al hombre. Las convenciones literarias del amor cortés dan lugar a parodias y relaciones emocionales y sociales de la época desde una perspectiva amplia que va de la ambivalencia a la ironía. En paralelo se halla la literatura de los goliardos, poesía lírica profana, con cantares báquicos, líricos y satíricos, o parodiando textos litúrgicos, en reuniones festivas entre amigos, entre temas de amor y de vino. La intención satírica y la lírica sensual caracterizan la poesía de los goliardos. En este ámbito cultural se movía el joven Francisco. Movimiento comunal. La nueva burguesía aspira al régimen local. Dado su poder económico, quiere también, a modo de nuevo señorío, participar en la toma de decisiones, pero seguía sujeta al señor feudal de rango superior y con obligación de juramento de vasallaje y para acceder a la burguesía y al título de ciudadano había que tener casa y rentas. Pocos villanos pudieron convertirse en ciudadanos del municipio. Los siervos de la gleba y de los gremios siguieron pobres, como antes, e incluso peor, teniendo que retirarse a los arrabales urbanos. Solo eran tenidos en cuenta, cuando algún burgués los necesitaba para la guerra. Las peleas y guerras eran frecuentes y crueles. El odio se excitaba por motivos varios: cierre del paso con tributos o peaje…; alianzas de unos con otros para conseguir lo que pretendían…; pero quienes perdían veían cómo su misma ciudad era arrasada, incendiadas las cosechas, redadas de presos durísimamente tratados y vejados…; rivalidades señoriales entre municipios, venganzas, luchas 17
  • 18. intestinas, homicidios, robos… El siglo XIII y los principios del XIV fue un periodo de expansión. Había más habitantes en Europa de los que nunca hubo y su número continuaba creciendo. La mayoría de la gente continuaba siendo muy pobre, pero la vida en las ciudades, e incluso en los pueblos, comenzaba a ser más variada, y al menos para una creciente minoría, más rica e interesante. Los hombres desarrollaron nuevas actividades técnicas, intelectuales e, incluso, militares que se generalizaron por todas partes. Creció la riqueza de la vida local. Mejoraron las comunicaciones y la gente y las ideas viajaban y se intercambiaban más que antes, las distintas regiones de Europa, gracias a esta profusión de riqueza y difusión de habilidades, se fueron convirtiendo en más independientes. Parte de la literatura se escribía en lenguas vernáculas. 18
  • 19. 2. FRANCISCO, EL HOMBRE 1º. Nacimiento En este ambiente nace Francisco de Asís, el año 1181/2. Su padre, Pedro Bernardone, un rico comerciante de telas, de espíritu aventurero, se hallaba en Francia, en la región de la Provenza, en búsqueda de material para su negocio. La paz que garantizaba el Imperio de Federico I Barbarroja ayudó al progreso económico de Italia central, en particular en lo que mira al comercio de los paños. Y como quiera que fuesen toscos los paños del lugar, los mercaderes italianos acudían a otras plazas en busca de tejidos más finos y de mejor calidad, iban a las ferias de la Provenza y Champaña, lugares donde se producía el intercambio de productos entre Europa, África y Asia. En uno de sus viajes conoció a la que sería su esposa: Madonna Pica. Hallándose, pues, Pedro Bernardone en uno de sus habituales viajes a Francia por motivos de sus negocios, nació el niño, y su madre, “Madonna” Pica (así la llamaban los asisienses como señal de respeto por la riqueza de su marido, “La señora Pica”), sin esperar la vuelta del padre, lo llevó a bautizar, poniéndole el nombre de Juan. No sabemos por qué motivo. Se ha dicho que tal vez por devoción a San Juan Bautista, pero no consta. El hecho es que su padre, a su regreso a casa, se lo cambió por el de Francisco11 . ¿Por qué Francisco? Este nombre viene del adjetivo latino medieval “franciscus, a, um” con significado de “libre”. También significa “francés”. Como adjetivo sustantivado significa el nombre propio de Francisco. Quizá su padre lo llamó ya con el nombre italiano de Francesco, que acaso existía ya en italiano, como adjetivo, con el significado de “francés”12 . La carretera que llevaba a Francia se llamaba “francisca”. Tuvo dos hermanos, llamados Picardo y Johannet. 2º Primeros años De niño estudió en la escuela aneja a la iglesia de San Jorge. Era lo habitual en aquellos tiempos en los que las escuelas estaban en torno a los monasterios y las iglesias. No era que su padre lo quisiera orientar para lo que salió. Allí aprendería a leer, escribir y las reglas básicas de las matemáticas13 . Aprendería también algo de latín, pero no tan escaso, para poder participar en el rezo de los salmos, leer la Biblia y los textos litúrgicos. San Buenaventura se admira de su agudeza de entendimiento y de su memoria tenaz, pues sabía de memoria muchos textos bíblicos. Dice que “progresó mucho en sus conocimientos no solo orando, sino también leyendo”14 . La escuela no ocupaba todo el día. Podemos pensar que, después de los juegos con sus amigos, echaría una mano en el negocio familiar, acompañando a su padre a las ferias 19
  • 20. de las ciudades cercanas, o vigilando el trabajo de los empleados en casa en la elaboración artesanal de las telas, en el tejido o en el tinte, despachando a los clientes, etc. Su padre le orientó a su propio oficio y lo llevaba consigo en algunos de los viajes de carácter comercial, viendo las dotes de su hijo: simpatía, cortesía en las formas, espíritu emprendedor. “Solía vender paños en la tienda de su padre, ensimismado en reflexiones relativas a su comercio”15 . Él mismo nos dirá más tarde: “Yo trabajaba con mis manos”16 . Francisco dice de sí que era “iletrado, idiota”. ¿Qué alcance hemos de dar a estas expresiones? Por una parte, hay constancia de que tenía cierta familiaridad con la epopeya francesa y con la nueva poesía; que le gustaba hablar en francés, y aun cantaba improvisando en esa lengua en ocasiones de especial emoción17 . Era la llamada lengua francesa de oíl o también la lengua de oc, pero ciertamente conoció la lírica trovadoresca provenzal. Que “no aprendiera letras” se refiere al estudio de la gramática y la literatura latinas, y aun de las ciencias superiores. Por eso, se puede pensar que con el término “idiota” quisiera decir que fuera “iletrado”, pero en el sentido de tener simplemente una cultura general buena, que sabe expresarse bien en latín y francés, aunque no sea perfectamente, cual si se tratara de un especialista. En definitiva, que no tenía estudios superiores de Letras, Derecho o Teología. Poseía, pues, una cultura general de un nivel muy aceptable18 . 3º. Joven divertido y alocado A Francisco no le faltó nada en su casa. Su padre era un comerciante muy rico que le procuró cuanto el niño deseaba, pensando que sería un buen sucesor en su negocio, pues así lo prenunciaban sus dotes: niño inteligente, alegre, generoso, vivaracho, dotado de cualidades para el negocio, y para ello lo iba introduciendo. El biógrafo dice que era: “Negociante cauto, pero muy fácil dilapidador”19 . No sentía apego a las cosas, y era de una gran liberalidad, hasta llegar a ser despilfarrador de los bienes. Esto motivó las iras del padre más en más de una ocasión, aunque lo soportaba en la esperanza de tener un sucesor que agrandaría el negocio. Su madre debía de ser una mujer muy afectuosa, y el niño era su tesoro. Lo único que le faltaba era un título nobiliario, que deseaba ardientemente, como veremos. Su padre lo preparaba para el comercio, que tan bien le iba a él. Además, el carácter alegre, emprendedor, cortés, fino, sensible y de corazón noble, era adecuado para la profesión. También era generoso y liberal en la administración; fácil para la amistad; se sentía “el rey de la juventud” y como tal fue reconocido. La riqueza se exhibía entonces fundamentalmente en el vestir. Ataviarse lujosamente, con tejidos ricos y vistosos eran sus muestras. Francisco pasaba el tiempo en la tienda o cabalgando camino de las ferias de Espoleto, Foligno y otros lugares, y tal vez acompañara al padre a Francia, “país que amaba por ser devoto del cuerpo del Señor; y deseaba morir allí, por la reverencia en que tenían el sagrado misterio”20 . “Siendo ya adulto y dotado de sutil ingenio, ejerció el oficio de su padre, o sea, el comercio, pero de forma muy diferente: fue mucho más alegre y generoso que él”21 20
  • 21. 4º. Educación No resulta nada fácil formarnos una idea en torno a la educación que Francisco recibió en su infancia y primera juventud, pues debemos guardar una cierta cautela y distancia respecto de lo que nos dicen las fuentes. En efecto, hemos de tener presente que sus biógrafos escriben según unos criterios vigentes en su época, que prefieren presentar la figura del Santo en planos de contraste, mostrando el aspecto más oscuro de su vida o el más ejemplar en virtudes y santidad, según convenga a sus fines. No nos han transmitido una biografía, sino una hagiografía. Veamos cómo describen la infancia y primera juventud: – “Desde su más tierna infancia fue educado licenciosamente por sus padres a tono con la vanidad del siglo; e, imitando largo tiempo su lamentable vida y costumbres, llegó a superarlos con creces en vanidad y frivolidad”22 . Celano dice que esto era “una pésima costumbre generalizada”, una “especie de ley pública” desde la más tierna infancia, y así, “cuando avanzan un poco en edad, se van deslizando hacia cosas peores”. Llegados a la adolescencia, “hacen cuanto les viene en gana y se entregan a una vida vergonzosa”. – “Éstos son los tristes principios en los que se ejercitaba desde la infancia este hombre a quien hoy veneramos como santo y en los que continuó perdiendo y consumiendo miserablemente su vida hasta casi los veinticinco años de edad. Aventajando en vanidades a todos sus coetáneos, mostrábase como quien más que nadie incitaba al mal y destacaba en todo devaneo… Se esforzaba en ser el primero en pompas de vanagloria, en los juegos, en los caprichos, en palabras jocosas y vanas, en las canciones y en los vestidos suaves y cómodos…”23 . – “Dado a juegos y cantares, de ronda noche y día por las calles de Asís con un grupo de compañeros; era tan pródigo en gastar, que cuanto podía tener y gastar lo empleaba en comilonas y otras cosas. Por eso, sus padres le reprendían muchas veces por los despilfarros…; pero no querían disgustarle y le consentían, pues eran muy ricos Era un derrochador…, se excedía en lo tocante a vestidos, escogiendo telas mucho más caras de lo que convenían a su condición… Era como naturalmente cortés en modales y palabras;… nunca dijo a nadie palabras injuriosas o torpes; es más, joven juguetón y divertido, se comprometió a no responder a quienes le hablasen de cosas torpes”24 . – “Pues habiendo sido criado de joven en la vanidad…, se dedicó a los negocios lucrativos del comercio, sin seguir, asistido por la gracia de lo alto, ni la petulancia de la carne en medio de jóvenes lascivos, aunque pródigo para el placer, ni, aunque atento al lucro, puso su confianza en el dinero y en los tesoros en medio de los mercaderes”25 . 21
  • 22. ¿Qué concluir de estos testimonios? Evidentemente, que Francisco no fue un santo desde la cuna ni un joven recogido o piadoso, y que su educación moral debió de dejar algo que desear. Su padre no es que fuera malo, sino como uno de tantos, un burgués autoritario, preocupado por enriquecerse, ansioso de la estima pública y de elevar su nivel social, y lo mismo deseaba para su hijo: que consiguiera gloria. Madonna Pica es elogiada como amiga de toda honestidad, distinguida por la virtud de sus costumbres, y esperaba, o creía, que su hijo sería un día algo grande, “hijo de Dios”26 . Los hagiógrafos ponen de relieve en Francisco una larga serie de virtudes naturales, como su innato amor compasivo por los pobres, su cortesía en modales y palabras, sin injuriar a nadie, jovial y divertido, generoso y afable, dulce y manso, paciente y afable, generoso, elegante en sus costumbres27 . Por contra, hemos visto ya los testimonios que nos relatan su prodigalidad en fiestas y vestidos, su entrega al lujo y a los placeres, su mezclarse con los hijos de los nobles en fiestas y libertinaje, por lo cual recibió reproches de sus padres. Un dato significativo, que no podemos concretar, retienen las biografías cuando nos refieren una cierta angustia de espíritu cuando pensaba si Dios le habría perdonado todos sus pecados. Tenía ciertamente conciencia de haber sido un pecador, lo cual le causaba gran desazón espiritual, hasta que el Señor le infundió la serenidad con la certeza de que todo le había sido perdonado. Tal estado de ánimo no parece que fuera una simple cuestión retórica en él ni un recurso hagiográfico en quienes lo que escriben28 . ¿Sería un joven alocado? Ciertamente vivió con intensidad la alegría de la mocedad, la de esos jóvenes que se reunían para comer y beber, cantar y chancearse, recorriendo por las noches las calles del pueblo29 , despertando amores al pie de los balcones de las casas en que había mozas núbiles30 . En estas cosas pretendía destacarse, y a bien que lo hacía con gastos e invitaciones, con su forma de vestir, para aparecer y ser el primero de la cuadrilla por su vanidad y modos de llamar la atención31 , un tanto estrafalario, pero respetuoso32 . ¿Fue realmente un licencioso? ¿Hasta qué límites? Es realmente un misterio que nunca sabremos, dado que las fuentes no son suficientemente claras o explícitas. Éstas, limitándose a las afirmaciones tópicas sobre la inmoralidad general de la época, que es de suponer que en alguna manera le tocarían a Francisco personalmente, nos dejan amplio campo a la imaginación. De él se afirma que pasó su juventud en la vaciedad y en el hervor de las pasiones, en una juventud obscena y chocarrera, viviendo insolentemente, desvergonzadamente hasta los 25 años33 . Merece atención su propio testimonio respecto de su vida antes de la conversión: “Pues, como estaba en pecados…”34 . Pero, ¿qué alcance damos a esta expresión? No es fácil responder a esta pregunta. Para unos, se trataría de la vida de un joven sin freno, disoluto, que hace disparates, que pierde el tiempo en bailes, bufonadas y canciones, que derrocha el dinero en diversiones 22
  • 23. y, sobre todo, en vestidos lujosos, etc. hasta los 25 años. Lo cual, dentro de una visión providencialista, se interpreta como que “fue así permitido para que los pecadores recobrasen la esperanza de la salvación”35 . Así fue, en efecto, también para la primera generación de frailes: Francisco fue un pecador, estuvo envuelto en pecados. Pero, la generación siguiente no puede admitir tal cosa, porque tiene ya en su mente un prejuicio, dado que los frailes conocen ya con toda certeza el hecho singular y prodigioso de la impresión de las llagas, al cual atribuyen un indicio tan elevado de santidad que les parece incompatible con una vida previa envuelta en pecados, máxime si entre éstos se llegara a incluir el pecado de la carne. Incide también en ello el hecho de la rivalidad con los dominicos, los cuales presentaban a su santo fundador como ejemplo eximio de pureza y castidad. Hubo, no obstante, quienes no tuvieron esa dificultad de admitir en Francisco el pecado de la carne, afirmando que “Francisco fue al principio un gran pecador y que más tarde, harto de los placeres carnales, emprendió el camino de la santidad, para que ningún pecador pudiera ya desesperar de la salvación”36 . Así también, en el oficio de san Francisco, en maitines, se decía sobre su vida pecadora: Hic vir vanitatatibus nutritus indecenter, plus suis nutritoribus se gessit insolenter. «Este varón, criado de modo inconveniente en vanidades, se portó de modo más insolente que sus cuidadores». El capítulo de 1260 retocó los dos últimos versos, dejándolos así: Hic vir vanitatibus nutritus indecenter, divinis charismatibus praeventus est clementer. «Este varón, criado de modo inconveniente en vanidades, fue prevenido benignamente con carismas divinos»37 . San Buenaventura dice que Francisco “no cedió a las incitaciones de la carne”38 . Prevalece esta opinión al quedar como única vida su Legenda Maior. Se ha escrito, pues, de las “flaquezas” de Francisco, de su “alegre juventud”, pero se advierte la resistencia a admitir en él un comportamiento inmoral, o vil, en el campo de la carne, como signo de respeto a su futura santidad, autentificada por las llagas. Convendrá no mostrarnos excesivamente severos en un sentido u otro y adoptar una visión más 23
  • 24. normal de las cosas sin prejuicios o fáciles providencialismos. Al fin y al cabo, el Evangelio nos recuerda que Jesús perdonó mucho, “a la que mucho ha amado” (Lc 7, 47), y la historia de la santidad recoge entre los grandes santos la vida de personas que, habiendo sido pecadoras, se volvieron totalmente a Dios. Baste recordar el ejemplo de san Agustín. La literatura de la época nos ofrece una crítica moral y social a la sociedad y a los valores establecidos. Los trovadores del sur de Francia habían criticado el tratamiento dado a la mujer al convertirla en centro de sus canciones de amor, primera poesía amorosa romántica de la literatura europea. Tenemos un representante en el poema francés Roman de la rose, escrito en dos partes hacia 1240 y 1280, que es una extensa alegoría sobre el amor cortés, cuya última parte se interrumpía con largas discusiones sobre la supuesta hipocresía de los frailes mendicantes y otras figuras, instituciones y valores establecidos en la época. Lo mismo muestra la literatura de los goliardos. 5º. Sueños de grandeza: ser armado caballero Los comerciantes de Asís llevaban tiempo luchando por liberarse de la sujeción del yugo imperial. Ya el 1177 Federico Barbarroja había ocupado la fortaleza de la Rocca, y había puesto como lugarteniente a Conrado de Urslingen para que tuviera a raya a los mercaderes asisienses. Los burgueses traman venganzas. La ocasión más propicia vino el año 1197, cuando aprovechando la sucesión del Emperador, las regiones de Italia comienzan a expulsar a los representantes del Imperio y a ocupar las fortalezas. Inocencio III apoya a los sublevados, y se había anexionado el ducado de Espoleto. Cuando Conrado salió de Asís para ir a Narni a prestar vasallaje al Papa, los asisienses se levantan contra los defensores de la Rocca, que destruyen totalmente, a pesar de la excomunión del Papa. Logran establecer un gobierno municipal y amurallan la ciudad. Es muy probable que Francisco colaborara en los trabajos de la muralla, aprendiendo como albañil. En la rebelión se produjeron matanzas, represalias, degüellos y toda clase de atropellos en la ciudad. El pueblo no pensaba para nada en el Evangelio ni en su mensaje de paz y de reconciliación ciudadana. Lo que importaba era terminar con la representación de la aristocracia, con sus trabas económicas, y todo viso de nobleza germánica. Era, además, el tiempo de las cruzadas, del espíritu aventurero. Se rezumaba espíritu caballeresco por todas partes. Atraído, pues, por el gusto del poder y de la gloria, Francisco participa en las luchas por la libertad de su ciudad, que desea ser municipio libre y expulsar a los nobles y señores feudales que impiden con sus trabas el desarrollo económico de la burguesía. Sueña con aventuras y ser armado caballero. Los caballeros andantes salían al mundo jóvenes, como caballeros noveles, cuando la vida abre los ojos al sentido. Se produjo en Asís una guerra entre el pueblo llano y la burguesía, de una parte, contra la nobleza, de la otra. Como consecuencia del triunfo del pueblo llano, 24
  • 25. muchos de la nobleza germánica huyeron a Perusa, cuya nobleza fue siempre rival de Asís. Pero bajo el ideal de la libertad se ocultaban el deseo del poder por parte de la burguesía, que siendo rica no tenía poder en las decisiones de la administración. Nos hallamos en el otoño de 1202, cuando Francisco anda por los 21 años. Los nobles, derrotados y huidos a Perusa, prepararon el desquite en su exilio. Así que surgió el enfrentamiento entre las ciudades de Asís y Perusa, que duró de 1202 a 1209. En un combate entre ambos ejércitos, a mitad de camino entre ambas ciudades, en Collestrada, fueron derrotados los asisienses y Francisco hecho prisionero. En atención a la señal de caballero, que aparecía en sus vestidos, fue tratado como tal en la cárcel. Como quiera que sus compañeros de prisión lo vieran siempre alegre y contento, y que incluso bromeaba con ellos, teniendo puesta la esperanza en un futuro de gloria, se lo reprochaban. Pero Francisco les trataba con amabilidad, y les dijo: “¿Qué os figuráis de mí? Todavía he de ser honrado en el mundo entero”39 . E intentaba poner paz entre los presos, o “deshacer agravios y enderezar tuertos”. Su salud, nunca demasiado fuerte40 , queda minada, cae enfermo, y los carceleros lo remiten a Asís, antes de que el conflicto fuera solucionado. Tal vez su padre pagara el rescate oportuno. De la prisión saca una experiencia, que le queda dentro de sí, como una espina clavada. De hecho, entra en una crisis existencial profunda, experimenta dentro de sí un vacío que nada lo llena, mientras piensa y reflexiona. A un momento de exaltación, rebelión y orgullo como soldado, ha seguido otro de dolor y de humillación y derrota, y, en la cárcel, de amistad con unos y de desprecio de otros. La experiencia lo lleva quizás a comprender que vale más la paz que la guerra. Así, la enfermedad marcó un comienzo de cambio en el rumbo de su vida. Retorna a su vida acostumbrada de trabajo en la tienda paterna y de placeres. Un día un pobre le pidió limosna “por amor de Dios”, y como quiera que se hallara preocupado por el ansia de las riquezas, se la negó. Esto le produjo de inmediato tal desazón y tan fuerte remordimiento de conciencia, que salió de la tienda, corriendo, en busca del pobre, hasta que lo alcanzó, y le socorrió, proponiendo desde entonces en su corazón no volver a negar nada a nadie que le pidiera por amor de Dios41 . A pesar de todo, continuó siendo el “rey de la juventud” de Asís. Era inteligente, jovial, rico y simpático, por lo cual se juntaban en torno suyo los muchachos de la ciudad para pasar la noche entre comida y bebida y canciones de amor. Una noche de primavera, allá por el 1205, le hacen la investidura como rey, dándole un bastón por cetro de mando, y, después de la cena, salen contentos a respirar aire puro y rebajar los calores de la cabeza, dirigiéndose entre los huertos y casas, cantando y contando chistes y gracias juveniles. Pero, de repente, se dan cuenta que Francisco no va a la cabeza del grupo, sino que se ha quedado rezagado y meditabundo. “Y sucedió que súbitamente lo visitara el Señor, y su corazón quedó tan lleno de dulzura, que ni podía hablar ni moverse ni era capaz de sentir ni de 25
  • 26. percibir nada, fuera de aquella dulcedumbre… Uno le dice: ¿En qué pensabas, que no venías con nosotros? ¿Es que piensas, acaso, casarte? A lo cual respondió: “Decís verdad, porque estoy pensando en tomar una esposa tan noble, rica y hermosa como nunca habéis visto otra”. Ellos lo tomaron a chacota42 . Pero, “como no conocía todavía el designio de Dios sobre él”43 , daba vueltas en la cabeza a los ideales de la vida de los caballeros, “y habiéndose preparado según costumbre las vestiduras convenientes, encontró a un caballero noble, pero pobre y mal vestido, de cuya pobreza se compadeció con piadoso afecto, y despojándose de sus vestidos, lo vistió al instante”44 . Comenzó, pues, a salir a contemplar la campiña, que tanto le placía. Pero ahora ya no le parecía tan amena y atractiva. El pensamiento no le dejaba en sosiego, y se volvía a casa lleno de melancolía. Con todo, inquieto, y recordando días pasados, y también esclavo de sus sueños, proyectaba nuevas hazañas45 . Un hombre simple de Asís, cuando andaba por la calle y se encontraba con Francisco, se quitaba el manto y lo extendía a sus pies, asegurando que Francisco sería digno de toda reverencia, porque pronto habría de realizar cosas grandes46 . 6º. Ser caballero Deseaba ser armado caballero. Más tarde prohibirá a sus frailes montar a caballo, pues era signo de poder, y el Señor había montado en borriquilla. Efectivamente, era un signo de gloria de aquellos tiempos, antes reservado a los nobles, al cual podían acceder ahora los hijos de los burgueses ricos. Era una nueva manera de alcanzar la gloria. Su padre, deseoso de ello, podía bien proporcionarle todos los requisitos del rito y complacerle. Así, pues, se dispone a recibir la investidura, en la cual el aspirante recibía las armas, que velaba durante la noche; de mañana oía misa, prestaba juramento de poner su espada al servicio de Dios y de los oprimidos; luego el padrino le abrazaba, diciendo: “En el nombre de Dios, de san Miguel y de san Jorge, te hago caballero. Sé valiente, intrépido y leal”, y le daba la pescozada. La ocasión se presentó pronto, cuando supo que Gualterio de Briena, al frente de los ejércitos pontificios iba venciendo a los ejércitos imperiales, por lo que era motivo de canto y exaltación para los trovadores provenzales e italianos, entonces Francisco decidió alistarse como caballero. Bien equipado, se alistó en la tropa de un conde asisiense, ambicioso de dinero y de gloria, con el plan convenido de ser armado caballero, y lleno de ilusiones. Pero, de noche, tuvo la siguiente visión: 26
  • 27. “entregado al profundo sueño, la clemencia divina le mostró un palacio precioso y grande con armas militares marcadas con la señal de la cruz de Cristo, para darle a entender que la misericordia demostrada al pobre caballero por amor del sumo Rey habría de ser pagada con premio incomparable. Y como preguntara de quién serían todas aquellas cosas, recibió una respuesta de lo alto que afirmaba que serían suyas y de sus caballeros… Así pues, al despertarse de mañana,…pensaba que aquella desacostumbrada visión sería indicio de gran prosperidad… Por consiguiente, dispuso dirigirse a la Pulla, a un gentil conde, con la esperanza de conseguir a su servicio el honor militar, como pretendía la visión a él mostrada”47 . Seguro del éxito, se puso en camino hacia la Pulla para enrolarse en las filas del conde Gentil; pero, sintiéndose indispuesto, se detuvo en Espoleto para pernoctar. Y “oyó en la noche al Señor, que le decía en alocución familiar: “Francisco, ¿quién puede portarse mejor para ti, el señor o el siervo, el rico o el pobre?”. Habiendo respondido Francisco que tanto el señor como el rico puede portarse mejor, concluyó al instante: “Por consiguiente ¿por qué abandonas al Señor por el siervo y a Dios rico por un hombre pobre?”. Contestó Francisco: “¿Qué quieres, Señor, que haga?”48 . Esta escena marca otro de los momentos decisivos en la dirección de la vida de Francisco. La forma misma que usan los biógrafos para referirla es muy semejante a la de la conversión de Saulo en Pablo (Hch 22, 7-11). Francisco se sintió interiormente cambiado en otro hombre49 . Ha elegido al Señor, que puede dar más que el siervo. Por eso, aparece como raro a sus compañeros; siente insatisfacción, inquietud, dudas; busca el silencio, reflexiona, se dirige hacia lugares solitarios. Ya no vibra como antes ante las armas ni entre la juventud ni con las fiestas. Su espíritu ya no disfruta con lo que le ofrece la sociedad. Siente que algo le quema por dentro. Necesita tomar la gran decisión de su vida. Entre tanto, se ocupa en el trabajo en la tienda paterna; pero sigue malgastando el dinero, que distribuye liberalmente, con total prodigalidad. Y no solo el dinero, sino hasta sus vestidos50 . 27
  • 28. 3. CONVERSIÓN DE FRANCISCO 1º. Fecha de su conversión Es difícil precisar la fecha de su conversión, que no fue repentina, sino consecuencia de una serie de experiencias muy hondas e inesperadas para él, como fueron las ya relatadas de la noche última que pasó con sus compañeros, como rey de la juventud, quedándose aislado del grupo, pensando en una dama misteriosa; cuando despidió al pobre con cierto despecho y salió corriendo tras él a socorrerlo; cuando dio sus vestidos al caballero mal vestido; la experiencia de la cárcel; las dos visiones nocturnas. Francisco sufre una crisis provocada por una serie de hechos, como fueron: su prisión en Perusa51 , la subsiguiente enfermedad52 , la visión que tuvo en Espoleto53 , la visita del Señor cuando se divertía con sus compañeros54 , el encuentro con el leproso55 , la voz del Crucifijo en San Damián56 , las dificultades con su padre57 . Toda este serie de acontecimientos provocó en él una fuerte turbulencia de ánimo, que lo lleva a preguntarse “¿qué quieres, Señor, que haga?”58 , para, finalmente, romper con su vida anterior de “diversión”, física y espiritual, y con su padre, dejando al siervo por el Señor, al padre carnal por el padre del cielo. Comienza, pues, a encontrarse consigo mismo, con el prójimo y con Dios. Y desde entonces se le imponen Jesucristo y su cruz. La conversión de Francisco, obra de la gracia divina, gira en torno a estos ejes: a) el encuentro consigo mismo (cárcel, enfermedad, experiencia de soledad): “Francisco, ¿quién puede portarse mejor para ti, el Señor o el siervo?”59 . b) el encuentro con los pobres y leprosos, con quienes se identifica y a quienes sirve, saliendo de sí: “Se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo”60 . c) el encuentro con el Crucificado, a quien escucha y obedece: “Vete y repara mi iglesia”61 . d) el encuentro con la voluntad de Dios en el Evangelio: “Esto es lo que deseo, esto es lo que ansío con todas mis entrañas”62 . Todo comienza con un proceso de interiorización, que lo lleva pasajeramente hacia la vida eremítica, continuando silenciosamente en su búsqueda del designio de Dios sobre él. A todo lo cual hay que unir dos hechos claves en su vida, con lo cual, la conversión se verificó quizá en el espacio entre el 1205/1206, a los 25 años de edad. El primer hecho fue su encuentro con el leproso: “Cierto día, mientras cabalgaba a través de la llanura que se extiende a los pies de la ciudad de Asís, le salió al paso un leproso, cuyo inesperado encuentro le inspiró no pequeño horror. Mas tornando al propósito de perfección ya concebido en su mente y, recordando que, si quería convertirse en caballero de Cristo, era necesario antes vencerse a sí mismo, bajándose del caballo, corrió a 28
  • 29. besarlo cariñosamente. Como el leproso extendiera su mano en la esperanza de recibir algo, obtuvo dinero con el beso. Y subiendo al instante al caballo, y dando vueltas por todo el derredor, no vio más al leproso”63 . Acerca de lo cual él mismo dice: “El Señor de esta manera me dio a mí, Fray Francisco, el comenzar a hacer penitencia: porque, como estaba en pecados, me parecía extremadamente amargo el ver los leprosos. Y el Señor mismo me condujo entre ellos e hice misericordia con ellos. Y, apartándome de ellos, aquello que me parecía amargo se me convirtió en dulzura del alma y del cuerpo; y después me detuve un poco y salí del siglo”64 . 2º. Cómo fueron las cosas En el fondo de todo ello hay un intento de cambiar de rumbo en la vida. Se acuerda “del propósito de perfección ya tomado”: es mejor servir al Señor que al siervo. Pero se siente desconcertado. Por eso, busca retiro y oración, va con un amigo a lugares solitarios, entre tanto va creciendo su amor por los desheredados, pobres y leprosos, a los que trata con gusto, es decir, abraza todas sus consecuencias, seguramente ve en ellos a Cristo, y acude a Roma, tal vez como penitencia65 . En el fondo de la realidad está Dios, que es quien dirige a Francisco. Y en las circunstancias en que se halla, momentos de “arrepentimiento”, de dolor y de pena, el Señor le da “hacer penitencia”, que para Francisco significa, en primer lugar, mortificación, como exponente y medio inequívoco de testimoniar con ella la tortura de su corazón por haber ofendido al Amado66 . Dilapidar la vida, el dinero… La penitencia fue, pues, la primera revelación que recibió de Dios. Es lo que recomendará Cristo a sus discípulos: “Haced penitencia” (Mt 4, 17), con cuanto incluye de privaciones y de pobreza, para seguirlo a él, que no tiene lugar fijo donde reclinar su cabeza. La ascética cristiana, deudora de la concepción y del lenguaje platónico, enseña que, para poder conocer la verdad suma, que es Dios, es preciso domar al cuerpo, que perturba al alma. Así ha sido la historia desde el Bautista, Jesús, la praxis penitencial antigua, el monacato, los movimientos espiritualistas del medioevo. La expresión que usa “y, apartándome de ellos” resulta ambigua, ya que puede ser entendida como apartarse de “los leprosos” o de “los pecados”. Pero el contexto conceptual, no el gramatical, parece persuadir a ver representados en ese “ellos” más los pecados que los leprosos. Dice, pues, que después que salió de los pecados, y de su convivencia con los leprosos, gozó de dulzura espiritual en el alma y en el cuerpo67 . “Me detuve un poco, y salí del siglo”. Se quedó reflexionando un poco de tiempo, y 29
  • 30. el resultado fue la decisión de salir del siglo. Salió de la vida pecaminosa para entregarse a la vida espiritual. No es salida en sentido espacial, pues de hecho permaneció en Asís y entre sus habitantes. Es el inicio de una vida itinerante, sin residencia fija. Lo que hace Francisco y su actitud no tiene que ver con la “fuga saeculi”, de San Ambrosio, y está lejos del “contemptus saeculi”, que es “desprecio del mundo”, que dominó desde los primeros siglos del cristianismo y en los movimientos espirituales y heréticos de la Edad Media, por cuanto impide el amor del mundo, como obra de Dios68 . No era ése el talante de Francisco, siempre optimista, cantor de la creación y de todas las obras de Dios, en las que ve su pisada, su huella, su vestigio, su imagen y semejanza69 . Francisco propone un camino de peregrinación a una sociedad que comienza a asentarse e instalarse como signo y recuerdo de nuestra condición, desde una visión creyente: “Los hermanos no se apropien nada para sí ni casa ni lugar ni cosa alguna. Y, cual peregrinos y extranjeros en este mundo (1P 2, 11; cf Hbr 11, 13), sirviendo al Señor en pobreza y humildad, vayan por limosna confiadamente”, dirá a sus frailes en la Regla70 . El sin casa ni lugar (fijos) era propio del nomadismo. Sobre la itinerancia de los primeros frailes tenemos testimonios que dicen cómo era aquella vida: “Durante el día van a las ciudades y a las aldeas para conquistar a los que pueden, dedicados así a la acción, y durante la noche, retornando al despoblado o a lugares solitarios, se dedican a la contemplación”71 . 3º. Comienzo de la conversión La nueva sociedad urbana estaba produciendo una gran cantidad de marginados entre enfermos, pobres, desamparados… El encuentro con el leproso debió ser de modo fortuito, pues no los podía ni ver… Y algo especial aconteció en este suceso, pues se pone a atenderlos, y convive con ellos. Ha roto barreras de incomprensión, de familiares y de amigos, de rechazo de los caídos y de los que sufren; siente sobre sí la persecución de su padre por su forma de vestir y de comportarse72 . Aumenta su sensibilidad ante las necesidades de los hombres. Ve ahí a Cristo, su condescendencia al hacerse pobre por nosotros. Se da cuenta de que el señorío de Cristo es distinto del señorío feudal mundano y eclesiástico… Estamos ante una visión de fe, que lo lleva a Jesús-Hombre, a quien decide seguir en pobreza y humildad, renunciando a todo. Esto, aparte de que recordara o no lo del canto de Isaías acerca del Siervo de Yahvé. El hecho es que, “a los pocos días, tomando una gran cantidad de dinero, fue al hospital de los leprosos y, una vez que hubo reunido a todos, les fue dando a cada uno su limosna, al tiempo que les besaba la mano”73 . 30
  • 31. Francisco se hace seguidor de Cristo, que mostró su amor en nosotros haciéndose hombre; quiere “seguir las huellas de Cristo” (1P 2,21), es decir, cada paso de su vida, quiere participar de su vida, estar en comunión con él para llegar a asemejarse a él. Como había escrito San Agustín: “No había de ser seguido el hombre, que podía ser visto; debía ser seguido Dios, que no podía ser visto, para que por esto se mostrara al hombre, y para que fuera visto y seguido por el hombre. Por eso Dios se hizo hombre”74 . Sigue al hombre Jesucristo, hijo de María, por lo cual pone de relieve todos los acontecimientos de su vida, expresándolos y representándolos con gestos, de forma sensible, como el nacimiento en Belén, que le habla de amor, de humildad y de pobreza75 , o la pasión, en la que ve la humillación y el dolor76 , y la Eucaristía, memorial de la pasión, en la que ve la esperanza de nuestra resurrección futura77 . Otro día entró en una ermita, que le era conocida, para rezar. Era la iglesia de San Damián, medio ruinosa en sus días, donde había un Cristo, de estilo bizantino, pintado sobre madera, de expresión mayestática, sin presencia de los rasgos típicamente pasionales. De rodillas ante él, oró así: “Sumo, glorioso Dios, ilumina las tinieblas de mi corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta, sentido y conocimiento, Señor, para cumplir tu santo y verdadero mandamiento”78 . En esta oración, que se ajusta a los momentos que está viviendo, pide luz para las tinieblas de su corazón; pide que Dios le dé las tres virtudes teologales, que solo él puede dar; pide sentido y conocimiento (disposición) para cumplir la voluntad de Dios. Nos dice cómo o cuál era su oración habitual, cuando entraba en las iglesias: “Te adoramos, Señor Jesucristo, también en todas tus iglesias que hay en el mundo entero, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo”79 . Y se preocupaba de la limpieza de las iglesias y de los objetos del culto, incluso daba a los sacerdotes cálices o limosnas para ello. Se trataba de la casa del Señor, que merece limpieza y decoro80 . Pues bien; en su oración en la iglesia de San Damián oyó la voz del Señor: “Mirando con ojos en lágrimas a la cruz del Señor, oyó con sus oídos corporales una voz dirigida a él desde la misma cruz, que decía por tres veces: “Francisco, vete y repara mi casa, que, como ves, se está destruyendo totalmente”81 . Entendiendo la orden en sentido material, se puso a reparar varias iglesias o ermitas abandonadas. Ciertamente, en San Damián recibió una luz especial que le abrió un nuevo 31
  • 32. horizonte. Con estos fervores emprendió viaje a Roma, según costumbre medieval, como peregrino ante la tumba de San Pedro, o como penitencia. Entró en San Pedro, oró al Santo Apóstol, dejó su donativo, bastante cuantioso, y salió, encontrando la multitud de pobres que estaban a la puerta, pidiendo limosna. Entonces, “en parte llevado por la dulzura de la piedad, en parte incitado por el amor de la pobreza, entregó sus propios vestidos a uno de ellos, que tenía más necesidad, y, cubierto con los harapos de aquél, pasó el día en medio de los pobres con desacostumbrado deleite del espíritu, para despreciar la gloria del mundo y ascender paso a paso la perfección evangélica”82 . Vendió el caballo y repartió el dinero, quedándose sin nada, comenzando a experimentar la bondad del Señor, pidiendo limosna, antes de volver a casa a pie y desarrapado. Ahora comienza a experimentar qué es no tener nada, cuando antes no le había faltado nada. Y sintió de nuevo un gozo grande en su espíritu, como anteriormente con el leproso. De regreso a su casa, su padre lo viste otra vez; pero Francisco sigue en sus andares. Un día carga el caballo con toda suerte de ropas de la tienda de su padre, y se va a Foligno a venderlas. Vende, además, el caballo, y entrega la recaudación para la reparación de la iglesia de San Damián. Entrega el dinero al sacerdote de dicha iglesia, para que lo guardara, pero no lo acepta; y entonces Francisco arroja las monedas a una ventana de dicha capilla, pues su propósito era restaurarla. Se quedó a vivir con el sacerdote, para no volver a casa de su padre. Enterado el padre, “que amaba carnalmente a su hijo”83 , y desconcertado ante el comportamiento de su hijo, que no puede entender, y, montando en cólera, se pone en camino para llevárselo a casa. Se calmó, en parte, cuando pudo recobrar el dinero de la venta de Foligno arrojado en la ventana de la iglesia. Nos dicen las fuentes: “empezó a maltratarlo y, abrumándolo de reproches, le exigía la devolución. En presencia del obispo, Francisco gozosamente entregó a su padre no solo el dinero, sino también la ropa que llevaba, quedándose desnudo bajo la pelliza del obispo, que lo abrazó para cubrir su desnudez”84 . También los ciudadanos de Asís lo consideraban loco, le arrojaban barro y piedras y lo insultaban85 . El padre, que no puede recobrar lo que ha perdido el hijo, le amenaza con llevarlo a los tribunales y exigírselo. Mas, como Francisco le dijera que se había consagrado a Dios, tienen que ir al tribunal eclesiástico. Según la Leyenda de los Tres Compañeros, Francisco, en presencia del obispo, dijo: “Oídme todos y entendedme. Hasta ahora he llamado padre mío a Pedro 32
  • 33. Bernardone; pero, como tengo propósito de consagrarme al servicio de Dios, le devuelvo el dinero por el que está tan enojado y todos los vestidos que de sus haberes tengo; y quiero desde ahora decir: Padre nuestro, que estás en el cielo, y no padre Pedro Bernardone”. Y entonces se vio que el siervo de Dios llevaba bajo sus vestidos de colores un cilicio a raíz de la carne”86 . Los textos dan a entender que estamos ante un paso decisivo, bajo una decisión ya tomada con firme resolución. De hecho, deja Asís en dirección a Gubbio. En el trayecto, mientras iba por el bosque cantando en lengua francesa alabanzas al Señor, cayó en manos de unos ladrones, ante los que se identificó como “pregonero del Gran Rey”. Ellos lo despreciaron como a loco, y le propinaron una paliza, arrojándolo en una hoya llena de nieve, de la cual salió, prosiguiendo el camino hasta llegar a un monasterio, en el que permaneció varios días, después de los cuales llegó a Gubbio, a casa de un antiguo amigo, que le vistió con una túnica. Después pasó a servir a los leprosos, “les lavaba los pies, vendaba sus heridas, extraía el pus de sus llagas y secaba la sangre corrompida; besaba sus llagas ulcerosas, movido por su admirable devoción, el que había de ser médico evangélico87 . Pero recuerda las palabras del Cristo de San Damián: “Ve, repara mi iglesia” y vuelve a Asís para trabajar en la reparación de las iglesias, llenando el tiempo en esta actividad, en la oración y en la atención a los leprosos. La primera fue ésta de San Damián, para la que pide limosna, vestido de ermitaño: “Quien me dé una piedra, recibirá una merced; quien me dé dos, dos mercedes tendrá; quien me diere tres, recibirá otras tantas”88 . De ella hablaba proféticamente que sería “monasterio de señoras, con cuya fama y vida será glorificada en la Iglesia universal nuestro Padre del cielo”89 , refiriéndose a Clara de Asís, que seguiría a Francisco en su estilo de vida, y viviría en aquel lugar. A la iglesia de San Damián siguieron la de San Pedro y la de La Porciúncula. Estamos en el verano de 1207 y su obra de restaurador durará hasta febrero de 1209: “Cuando acabó de reparar dicha iglesia, se encontraba ya en el tercer año de su conversión. En este periodo de su vida vestía un hábito como de ermitaño, sujeto con una correa: llevaba un bastón en la mano, y los pies calzados”90 . 33
  • 34. 4. SEGUIDOR DE JESUCRISTO 1º. Opción por el Evangelio como forma de su vida Un día que oía misa en La Porciúncula, se leyó el evangelio del envío de los discípulos a predicar: “Por el camino predicad el reino de Dios… Y no os procuréis oro ni plata ni calderilla para llevarlo en la faja; ni tampoco alforja para el camino; ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón…” (Mt 10, 5-10). Y, como no comprendiera perfectamente las palabras evangélicas, terminada la misa, pidió al sacerdote que se las explicara. El sacerdote se las explicó con orden. Y “al oír Francisco que los discípulos de Cristo no debían poseer ni oro ni plata ni dinero ni llevar para el camino alforja ni bolsa ni pan ni bastón ni tener calzado ni dos túnicas, sino predicar el reino de Dios y la penitencia, al instante exclamó: Esto es lo que yo quiero, esto es lo que yo busco, esto es lo que en lo más íntimo del corazón anhelo poner en práctica”91 . Éste parece ser el momento decisivo en la vida de Francisco: “Esto es lo que yo quiero”. Estamos en el año 1209. Aquí vio la voluntad de Dios para con él: que lo llama a reparar la Iglesia viva de Cristo, volviendo a la forma de vida apostólica, a la pobreza evangélica, predicando la penitencia por los caminos, pueblos y ciudades, anunciando a todos el Reino de Dios, practicando una espiritualidad cercana al pueblo, no tan lejana como la de los monasterios, y recibiendo a cualquiera que se acercara, sin distinción por nacimiento, status, cultura. En esto radicó la fuerza de expansión del movimiento iniciado por Francisco y que no pasaba desapercibido para las mentes atentas. En la Porciúncula oraba “insistiendo en continuos gemidos ante la que concibió la Palabra llena de gracia y de verdad, para que se dignara ser su abogada, por los méritos de la madre de misericordia concibió él mismo, y dio a luz el espíritu de la verdad evangélica”92 . La vida eremítica no le llenaba, su temperamento era más vital, y, si es verdad que buscaba lugares solitarios, era, sobre todo, para momentos de clarificación, a modo de paréntesis en la vida. El acontecimiento de la Porciúncula debió ser el 24 de febrero de 1209. Con la seguridad que le dio la intuición del texto evangélico, abandonó al instante los distintivos de la vida eremítica y se vistió con una túnica, en forma de cruz, y una cuerda, según las palabras del Evangelio. En Francisco no cabe ya interrupción entre su vida y el Evangelio: las palabras del Señor son espíritu y vida. Por ello, las sigue al instante, de forma directa y concreta, al pie de la letra, como acababa de oír en la liturgia. Hace centro de su vida el Evangelio de Jesucristo, si bien selecciona de él las partes que más cerca lo ponen de Cristo, que es el centro del Evangelio, o mejor, el Evangelio mismo: son las bienaventuranzas, el padrenuestro, los textos sobre la misión de los 34
  • 35. Apóstoles y del seguimiento, la oración sacerdotal de Jesús, que es camino, verdad y vida. Con los textos evangélicos fundamentales tejerá su Regla, que es también “vida” para los hermanos. Él quiere vivir el Evangelio, siguiendo “las huellas de Cristo, pobre y crucificado, bajo la guía del Espíritu Santo”, porque Francisco ve en Cristo al Dios que descendió entre nosotros (Flp 2). Francisco es un enamorado de la humanidad de Jesucristo. Es la razón de su amor por los misterios de la Encarnación y la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, la Eucaristía, su Madre. Considerar a Francisco como “varón evangélico” es lo que nos da una representación más global y completa de su persona, que la que nos ofrecen otra serie de imágenes más parciales, ingenuas o superficiales, como la del Francisco contestatario y reformador de la Iglesia y de la sociedad, el Francisco pobre, humilde y dulce, el Francisco amante de la naturaleza, ecologista, el místico y devoto de la Pasión, etc. Que Francisco sea “varón evangélico” quiere decir que el Evangelio fue para él algo vital, central en su vida, criterio de su actuación, referencia que lo iluminó en su experiencia religiosa, lugar donde descubrió a Jesucristo como Hijo de Dios, hecho hombre por condescendencia y amor a nosotros, pecadores, hecho pobre y siervo por los hombres. Francisco intuyó que el Evangelio es el mismo Jesucristo, “buena nueva” de que Dios es Amor, Padre de todos, Misericordia, perdón y reconciliación para todos. En su meditación del Evangelio comprendió que el Dios “Altísimo, Omnipotente y Buen Señor” es el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que se ha hecho para nosotros Camino, Verdad y Vida. Francisco conoció estas cosas por la revelación que el Padre hace a los pequeños y sencillos de corazón. Por eso lo conocía de forma práctica, con la sabiduría que viene de lo alto, y no como conocimiento intelectual o abstracto, leyendo más en la cruz que en los libros, y sobre todo en Cristo, que es la Palabra de Dios. Leía y practicaba el Evangelio a la letra, sin glosa. Dice así: “La letra mata a los que únicamente desean saber las solas palabras para ser tenidos por más sabios que los demás y poder adquirir grandes riquezas que legar a sus consanguíneos y amigos. La letra mata también a aquellos religiosos que no quieren seguir el espíritu de las letras divinas, sino que solo desean saber las palabras e interpretárselas a los demás. Y son vivificados por el espíritu de las diversas letras aquellos que no atribuyen al propio yo toda la letra que saben y desean saber, sino que con la palabra y el ejemplo la restituyen al altísimo Señor Dios, de quien es todo bien”93 . Desde entonces, el centro de la vida de Francisco será la persona de Jesucristo, porque en él se nos ha revelado el misterio de Dios, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Dios, Altísimo y omnipotente, quiso hacerse humilde, pobre y pequeño, naciendo de la gloriosa siempre virgen beatísima santa María; Jesucristo es quien da gracias al Padre por todo lo que ha hecho, junto con el Espíritu Santo Defensor, como a ellos agrada. Por todo lo cual nos exhorta: 35
  • 36. “Amemos todos con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente, con toda la fuerza y fortaleza, con todo el entendimiento, con todas las fuerzas, con todo el esfuerzo, con todo el afecto, con todas las entrañas, con todos los deseos y voluntades al Señor Dios, que nos dio y nos da a todos nosotros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida; que nos creó, redimió y por sola su misericordia nos salvará; que a nosotros miserables y míseros, podridos y hediondos, ingratos y malos, todo bien nos hizo y nos hace”. “Ninguna otra cosa, por tanto, deseemos, ninguna otra queramos, ninguna otra nos plazca y deleite, sino nuestro Creador y Redentor y Salvador, el solo Dios verdadero, que es pleno bien, todo bien, total bien, verdadero y sumo bien, que es el solo bueno, piadoso, manso, suave y dulce; que es el solo santo, justo, verdadero, santo y recto; el solo que es benigno, inocente, puro; de quien y por quien y en quien es todo el perdón, toda la gracia, toda la gloria de todos los penitentes y justos, de todos los bienaventurados que gozan juntos en los cielos”. “Nada, pues, impida, nada separe, nada se interponga; en todas partes todos nosotros en todo lugar, a toda hora y en todo tiempo, diariamente y de continuo creamos verdadera y humildemente, y tengamos en el corazón y amemos, honremos, adoremos, sirvamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y sobreexaltemos, glorifiquemos y demos gracias al altísimo y sumo Dios eterno, Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas y salvador de todos los que creen en Él y esperan y lo aman; el que es sin principio y sin fin, inmutable, invisible, inenarrable, inefable, incomprensible, inescrutable, bendito, laudable, glorioso, sobreexaltado, sublime, excelso, dulce, amable, deleitable y sobre todas las cosas deseable por los siglos”94 . 2º. Nacimiento de la Fraternidad En la escena del desprendimiento de sus bienes ante el obispo de Asís vio éste “que se trataba de un designio divino y que los hechos del varón de Dios encerraban un misterio”95 . En efecto, dejado su padre, Pedro Bernardone, y confiando en el “padre del cielo”, Francisco experimenta pronto el gozo inenarrable de verse rodeado de una nueva familia, nacida del Espíritu: “El Señor me dio hermanos” dice en el Testamento. Es plan de Dios que “seamos hijos suyos” (Ef 1, 3-14), lo que implica la realidad sobrenatural de la filiación divina (1Jn 3, 1-2), por la que podemos llamarlo Padre y participar de su naturaleza divina (2P 1,4). Todo lo cual constituye el centro del cristianismo (Jn 17,12). La Iglesia es un misterio en el que se reproduce el misterio de la Santísima Trinidad en la vivencia de las relaciones sobrenaturales de paternidad y filiación en el Espíritu. Por eso, “la fraternidad religiosa supera la psicología, la antropología y la sociología, y es, por encima de todo, una realidad teológica: don del Padre, que se acoge con fe; lugar en el que Cristo ocupa el centro; espacio en que actúa el Espíritu Santo”96 . “El encuentro con Dios es el que autentifica y define la fraternidad como esa humanidad nueva, reunida en 36
  • 37. torno a Jesús, que conoce por experiencia al Padre y, en consecuencia, vive de forma coherente su relación fraterna con todos los hombres”97 . Por lo cual, “la fraternidad religiosa no se concibe como medio ascético ni como medio instrumental de la eficacia pastoral, sino como una realización concreta de la fraternidad evangélica y, por tanto, como un valor en sí mismo”98 . El restaurador de iglesias era objeto de comentarios, no demasiado favorables por lo general, de burlas y de críticas entre las personas de su ciudad natal. Pero algunos, viendo la coherencia de su vida, comenzaron a pensar, impactados por esa forma de vivir de Francisco, y se unieron a él en el aspecto interior y en la vida. Así, Bernardo de Quintavalle, un varón noble y acomodado de Asís, sintió la curiosidad de conocer mejor las cosas e invitó a Francisco a su casa para hablar con él, a lo que accedió, quedándose en su casa. Cuando Francisco se hubo retirado a la oración, lo observó absorto en ella, quedando convencido de su santidad. A la mañana siguiente le confesó su deseo de “seguirlo en su modo de vida”99 . Poco después, Pedro Cattani, experto en leyes y canónigo de la catedral, lo siguió también. Los tres entraron en la iglesia de San Nicolás, donde abriendo el Evangelio por tres veces, como implorando la gracia de la Trinidad, leyeron la primera vez: “Si quieres ser perfecto, vete, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres” (Mt 19, 21); la segunda: “No llevéis nada para el camino” (Lc 9, 3); la tercera: “Quien quiera venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mt 16, 24)100 . Así, pues, dejándolo todo, se fueron a la Porciúncula, donde pasaron la noche, bien entre las ruinas de la casa de los benedictinos, bien en una cabaña, que levantaron junto a la capillita. Días más tarde, se les agrega un campesino, llamado Gil. Un grupo dispar por su proveniencia: un comerciante, un noble, un canónigo y un campesino. Y ya sienten la necesidad de extender su forma de vivir a otros, por lo que se dirigen Francisco y Gil a la Marca de Ancona, y Bernardo y Pedro a la Toscana, llevados del fervor que se experimenta tras una fuerte sensación de paz, libertad, gozo y alegría. De modo que su vida hablaba por sí misma. Lo confirma Gil, compañero de Francisco, que decía a todos los que lo escuchaban: “¡Creedle! Dice la verdad”101 . Con la bendición de Dios llegaron a ser ocho ya el 1209, con lo que comienzan a multiplicar sus viajes entre pueblos desconocidos, donde causaban extrañeza, porque eran distintos de los demás religiosos, y causaban curiosidad por su forma de vestir un tanto asilvestrado. Por lo que, a quienes les preguntaban quiénes eran, les respondían que “eran hombres penitentes, oriundos de Asís”. En verdad, su vida era bastante original: se guiaban por intuiciones sacadas del Evangelio, como la vida itinerante, pobre y comunitaria; su referencia a la vida de los Apóstoles: iban de dos en dos, anunciaban el reino de Dios, predicaban la conversión y penitencia, en pobreza y gratuitamente. Sus salidas y entradas se fueron regularizando, como los Apóstoles, que referían a Jesús lo que habían hecho, cuando volvían a juntarse 37
  • 38. en torno a él. Con esta vida sencilla, sin discusiones, iban creando una atmósfera abierta a la experiencia de Dios. A todos saludaban con el saludo que Dios reveló a Francisco: “El Señor te dé la paz”. La paz que ofrecían la debían llevar en su corazón, como les recordaba Francisco. Surge de este modo una nueva forma de vida religiosa, como respuesta a la necesidad de una experiencia religiosa más personal para hombres y mujeres, que la vida parroquial no era suficiente para dar. En la Iglesia dominaban las formas feudales y las relaciones de dominio, como entre señores y siervos. Francisco, es verdad, tiene algo de esa mentalidad, pues ve a todos como sus señores (autoridades, clérigos, e, incluso, laicos); pero su espíritu era más libre y respiraba las relaciones que se desprenden del Evangelio. Si Dios, el Señor Altísimo, es Padre, y su Hijo, hermano, es que todos somos hermanos. En Él está el origen de la fraternidad. Es él quien hace el don de los hermanos, y éstos se estiman, aprecian y veneran con don de Dios unos para con otros, en relaciones de igualdad. Francisco comprendió que no debía vivir como vivían los monjes, encerrados en el monasterio, sino según el Evangelio: abiertos al mundo, libres de toda preocupación, alegres y ricos en la pobreza, amándose entrañablemente los unos a los otros, constantes y fervientes en la oración y devoción, pacíficos e itinerantes. El centro de su vida no era una lugar, sino el mensaje; el lugar era simplemente para encontrarse con los otros. Lo primero era la fraternidad y extender el mensaje. El encuentro, o “capítulo”, según designaban los monjes a su encuentro comunitario periódico, era espontáneo, y respondía a la necesidad de estar junto a los hermanos, a quienes se quiere, y de quienes se cuida espiritual y materialmente. Consistía en la práctica de los Apóstoles, que, después de sus expediciones apostólicas, volvían en torno a Jesús, para contarle qué habían hecho, experimentado, sufrido o gozado en sus andaduras. Así, los primeros franciscanos, después de su trabajo, predicación y oración, se reunían para contarse cómo les había ido la jornada, para escucharse mutuamente, referirse experiencias, éxitos, dificultades o fracasos (relatos de experiencia); pero, sobre todo, para conocerse y amarse. Había un paralelismo bien perceptible entre la vida de los Apóstoles y la que estaba haciendo Francisco y sus compañeros. Al final de los capítulos Francisco exhortaba a sus hermanos102 . En ellos se tomaba nota de lo que les parecía más conveniente para su gobierno y vida práctica. Francisco, que entendió a Dios como Amor, quiso que sus hermanos reprodujeran en sus vidas la vida misma de la Trinidad, la circularidad de su amor, teniendo relaciones fraternas, recíprocas, tiernas como las de una madre, que ofrece su amor gratuitamente, como servicio. Por eso, hasta la obediencia ha de ser “caritativa”, pues los hermanos ven en el superior al que sirve a sus hermanos (cf Adm 3). Las relaciones fraternas comienzan por la desapropiación de cada uno como camino para la fraternidad, como disponibilidad para con los demás, y se cultivan practicando el perdón y la misericordia entre los integrantes de la fraternidad. 38
  • 39. 3º. Vida evangélica Francisco, que había tomado el Evangelio en serio, recibió la luz del Señor para moldear su vida según los valores que Cristo, Hijo de Dios, vino a traer a la tierra. Por eso, su vivencia del Evangelio es algo más que un esfuerzo ascético, con frecuencia triste, por realizar ciertas acciones o prácticas de conducta (observancias, como habían hecho los fariseos). El Evangelio es fuente de gozo y de alegría cuando se vive en radicalidad, sin reservas. Nos habla del Reino de Dios “que se parece a un tesoro escondido en el campo; si un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y de la alegría va a vender todo lo que tiene y compra el campo aquél” (Mt 13, 44). Además, el mensaje del Evangelio es para todos, no solo para unos cuantos, sean monjes o grupos selectos o de elite. Él, y sus hermanos, eran abiertos, mostraban cómo era su vida, que impresionaba a muchos. Las Florecillas, que tanto entusiasmo producen entre sus lectores, son una plasmación maravillosa de aquella vida de sencillez, de espontaneidad, de “utopía”. En ellas aparece el dilema fundamental al que se enfrentaban los movimientos dedicados a la pobreza, las discusiones entre los primeros frailes, o las que se darán después entre los espirituales, que exigían una pobreza absoluta, y los conventuales, que aceptan la necesidad de una propiedad en común para que los frailes pudieran llevar a cabo una vida verdadera de estudio y de predicación. El Evangelio será siempre irrenunciable para Francisco. Dice y repite que “el Señor le reveló” que debía “vivir según la forma del santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo”. No es que tuviera lo que llamamos “revelación privada”, ni era una cabezonería suya, sino que era como esa luz fuerte y potente que ilumina la conciencia y el corazón, que provoca un convencimiento interior de conciencia, que, en definitiva, “ve claro” que Dios le pide eso y lo lleva por ese camino. A esa convicción nunca, ni por nada, a pesar de las pruebas, renunciará Francisco. Y por ella tendrá que sufrir tanto al final de su vida, que será su drama. Francisco se siente llamado a vivir el Evangelio “sin glosa”, siguiendo radicalmente la literalidad del texto escrito, por lo que tantas veces imita las acciones de Jesús, reproduciéndolas (“mimo teatral”). Recoge en sus escritos los textos fundamentales acerca del seguimiento y del amor fraterno, que se ha de vivir en la fraternidad en formas de perdón, de servicio y de misión universal, los del rechazo de los bienes, y los de la llamada a la pequeñez. Francisco confía en Dios, que cuida de los pájaros, de donde propone la desapropiación, como vacío de uno mismo y liberación interna para amar y ser libres, la renuncia al poder, la preferencia por los pobres y los pequeños, viviendo entre ellos, anunciándoles el mensaje del Evangelio. De ahí que pueda ser mensajero de paz y pacificador con todos y de todos, eso que él experimentó el odio y la división entre los hombres, las ciudades y pueblos, las instituciones, los pobres y los ricos, dentro de la Iglesia y entre las religiones103 . Francisco se sintió también enviado a predicar el Evangelio, y ciertamente con 39
  • 40. algunos rasgos peculiares, como el de comenzar por la autoevangelización (escuchando y meditando en el corazón la palabra antes de dirigirse a hablar a los demás, en el retiro y en la oración, enseñando más con el testimonio y el ejemplo que con la palabra)104 , llevando la buena noticia a todas las personas y ambientes para provocar el cambio interior105 , proclamando el amor y la misericordia, pues Dios es amor, en comunión con la Iglesia, para provecho y edificación del pueblo106 . De la impresión que producía tal conducta entre la gente nos da cuenta la escena en que Fray Maseo se dirige a Francisco, preguntándole: “¿Por qué a ti, Francisco, por qué a ti?”. La pobreza, como abandono de todo, como desapropiación total, era fuente de alegría “porque era voluntariamente abrazada, por gracia de Dios, y según su consejo”107 , si bien no fuera siempre fácil hallar sustento para un grupo de ocho, diez o doce hombres, que a veces no hallaban trabajo o les resultaba insuficiente, teniendo que acudir, como último recurso, “a la mesa del Señor, pidiendo limosna de puerta en puerta”, y a veces teniendo que experimentar por ello vejaciones: ¿“Habéis abandonado vuestros bienes, y ahora queréis comer a costa de los demás”?108 . Pero Francisco no quiso casas, propiedades ni posesiones, para no tener que defenderlas ni usar armas para su defensa. Francisco expresa la forma de vivir la pobreza usando la expresión peculiar “sin propio”. “Vivir sin propio”. Con ella ataca de raíz el egoísmo, que es contrario a la libertad. Señor es el “dominus”, es decir, el que tiene mando o posee dominios sobre bienes y personas. Dominar a los otros constituye la cabeza del mal, es la soberbia. No es cuestión de pobreza tener o no tener, sino una cuestión de humanidad, de ser hermano (o siervo); nunca señor. Además, Francisco había entendido la pobreza como la margarita evangélica, es decir, el valor más alto del Reino de los cielos y camino especial de salvación, “la cual es reina”, porque la vivieron el Rey, Jesucristo, y la Reina, María, y, acompañada de la humildad, es el fundamento de la Fraternidad, señora, madre y esposa109 . La pobreza de Francisco es teologal y tiene fundamento cristológico, pues Cristo “siendo rico se hizo pobre por nosotros”, evangélico, es aconsejada por Cristo, y basada en la divina providencia, pues Dios es el “gran limosnero” y es cortés con nosotros110 . Dice el biógrafo a este respecto: “Comenzaron a mantener allí trato con la pobreza evangélica, y gozaban tanto en compartir su vida con ella, que determinaron permanecerle así de fieles hasta la muerte, donde estuvieran”111 . Así fueron los comienzos en la Porciúncula, lo serán más tarde en Rivotorto, y, de nuevo en Santa María de los Ángeles, seguirán vivos tales ideales. Francisco personificó a la pobreza, haciéndola su Dama o su Señora, a la que cantaban él y los suyos, como hacían los juglares, cantando a las damas de los castillos. Escenas candorosas de este 40
  • 41. ambiente nos ha transmitido el opúsculo titulado Sacrum commercium, o “Alianza de Francisco con dama Pobreza”. Su trabajo era manual, temporero, como la ayuda en el campo en tiempos de la recolección, con lo que se ganaban el sustento y evitaban la ociosidad, que es madre de todos los vicios. Los movimientos espiritualistas de su tiempo practicaban el trabajo manual y la mendicidad. Francisco dice a los suyos: “Yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y quiero firmemente que todos los otros frailes trabajen en trabajo que conviene a decencia”112 . Lo hacían habitualmente y no de forma ocasional, por eso la orden de trabajar. Sería en labores agrícolas y para otros. “Y del precio, reciban las cosas necesarias al cuerpo, excepto dinero…”113 . Y si no fuere suficiente, recurran a la mesa del Señor, pidiendo limosna de puerta en puerta. Poco a poco iban apareciendo los signos de identidad del grupo: “alegres y pacientes en la tribulación, constantes en la oración y devoción, sin dinero, amor entrañable de unos para con otros, perdón de las ofensas”114 . “Cuando encontraban alguna iglesia o cruz, se inclinaban para orar y decían devotamente: “Te adoramos, Cristo, y te bendecimos por todas tus iglesias que hay en el mundo entero, porque por tu cruz has redimido al mundo”. La primera reacción de la gente ante estos hombres solía ser de extrañeza, pero cuando escuchaban su predicación directa y sencilla, - como es la verdad-, se sentían pronto impresionados, y muchos querían irse con ellos. Los primeros frailes hacían una predicación sencilla a las personas, hablándoles de la virtud y del vicio, de la pena y de la gloria. La suya era una predicación moral, sencilla como sencillos eran ellos, no dogmática, para la cual hacía falta cualificación y misión específica, en previsión de peligros, como eran los que producían los herejes. Cuando el grupo alcanzó el número de doce, el mismo que el de los Apóstoles, Francisco propuso acudir al Papa para informarle de su género de vida y recibir su aceptación para continuar en él. Guiados por Fray Bernardo, llegan a Roma, se encuentran con el obispo de Asís, Guido, que les prometió su ayuda, y, en efecto, valiéndose del prestigio e influencia del cardenal Juan Colonna de San Pablo, que los apreciaba mucho, les consigue la audiencia del Papa Inocencio III, prometiéndoles hacer de procurador suyo ante la curia. Ya en presencia del Papa, Francisco habla con su característica sencillez y de forma directa sobre sus propósitos de vivir en pobreza, en humildad, con la confianza puesta en la divina providencia, para lo que buscaba su autorización. El relato sobre el desarrollo de la escena de la audiencia papal, según las fuentes115 , deja entrever que fuera un asunto un tanto complicado, en cuanto al contenido y a la forma. Hay una respuesta del Papa afirmativa para que “vayan a predicar la penitencia, como Dios les inspire”, pero con una petición de que le informen cuando Dios les haya multiplicado, para “encomendarles cosas más importantes”. Parece claro que el idealismo de Francisco ha chocado con el realismo del Papa. ¿Será suficiente el entusiasmo, el 41