Glashütte, Alemania es un centro de producción de relojes de lujo de alta calidad. La marca Glashütte Original fabrica relojes a mano en su fábrica en Glashütte y es reconocida por su precisión y artesanía. Aunque la industria relojera alemana tuvo altibajos a lo largo de su historia, hoy en día está creciendo y compitiendo exitosamente con la industria relojera suiza.
1. MANUFACTURA
Gl a s h ü t t e Or i g i n a l
MADE
IN GERMANY
La industria alemana ya está a la altura de
la suiza. La localidad de Glashütte, en lo
que era la RDA, destaca en la producción.
Accedemos al taller del que salen algunos
de los relojes más preciados de la ciudad.
Por JAVIER CABALLERO
incronizados en el esfuerzo
y la fiabilidad, los alemanes
han labrado una universal ima-gen
de marca gracias a su me-ticulosa
y perfecta metodolo-gía,
estándar de calidad
envidiado y de difícil calco. Era
cuestión de tiempo que su in-dustria
S
relojera de alta gama eclosionara y empezara a
codearse con la hegemónica Suiza. Y algunas de las res-puestas
a esta escalada competitiva se hallan en un
diminuto pueblo del sur de la ex República Demo-crática
Alemana. Son apenas 7.000 los habitantes de
Glashütte, y unos 1.200 están vinculados de una u otra
forma a la producción de esmerados y caros relojes.
En la localidad, boscosa y plácida
y cuyo nombre se traduce como “cho-za
de brillante metal”, se engranan has-ta
13 marcas diferentes, concentración
de récord en una villa con 508 años
de vida y solo 95 kilómetros cuadra-dos
(un tercio de la isla de El Hierro).
Esclarecedor resulta el escudo de la ciu-dad
como símbolo de su rutina laboral:
un reloj de sol y dos martillos cruzados.
De entre todas las marcas que allí
conviven refulge Glashütte Original.
Fabrican a mano relojes de lujo que
despachan en 50 países (Campos Elí-seos
y Quinta Avenida incluidas), orgu-llosos
de solo usar 463 componentes
(guarismo también de récord), y con una horquilla de
precios entre los 4.000 euros que cuesta el Quintessen-tials
Senator Hand Date hasta los 90.000 del Art and
Technik Senator Meissen Tourbillon..., por no en-trar
en el mercado del coleccionismo y las subastas, que
elevaría la tarifa a otro escalón superlativo.
También sacan pecho en Glashütte Original por su
caudalosa historia llena de claroscuros y épica, por
su centenario magisterio relojero y por su fenome-nalmente
organizado museo. “En 1994 empezó la nue-va
era: de los relojes del día a día para la clase traba-jadora
pasamos paulatinamente al mercado del lujo.
Solo dos semanas después de caer el Muro todo cam-
bió. Muchas marcas cerraron porque no estaban pre-paradas
para los tiempos que traía la reunificación”,
explica Julien Vermer, brand manager de la marca mien-tras
detalla con parsimonia las excelencias del German
Watch Museum-Nicolas G. Hayek, de la localidad.
En este recinto expositivo se recala en la peculiar
cronología de Glashütte Original y el resto de mar-cas
hermanas, la mayoría de menor pedigrí. Caminan-do
en paralelo a la convulsa historia contemporánea
del país germano, un puñado de hitos ayudan a enten-der
los conceptos y raíces de la marca. En 1845 (épo-ca
de miseria y prerrevolución), Ferdinand Adolph
Lange y su aprendiz Adolph Schneider establecie-ron
aquí la maquinaria relojera gracias a un présta-mo
del gobierno sajón para custodiar siglos de tradi-ción.
La escuela abierta por el maestro Moritz
Grossman acabó de sentar las bases en 1878.
Todo marchó razonablemente bien hasta 1929,
cuando, como en Nueva York, el banco local colapsa
y arrastra en su caída al gremio, lacerado posteriormen-te
por los bombardeos aliados. Tras la II Guerra Mun-dial,
en 1951 se acomete la expropiación por parte de
la RDA de siete marcas –entre ellas Glashütte– para me-terlas
bajo el paraguas socialista y su filosofía de pro-ducción
(todo para el pueblo a precio asequible y
con un entramado nacionalizado bajo las siglas GUB).
Hace ahora justamente 25 años que el derrum-be
del Muro de Berlín provocó que las marcas re-lojeras
se sacudieran el yugo socialista y abrazaran con
libertad mercantil los vientos capitalistas. “Fue uno
de los bisnietos del fundador, el maestro relojero Wal-ter
Lange, quien regresó desde Alemania Occidental
para relanzar la industria que fundaron sus ante-pasados.
Esta localidad también es símbolo de la re-unificación
alemana y de la era de la economía glo-bal.
Hace dos años Glashütte Original se vinculó al
Grupo Swatch”, agrega Vermer.
EN CRECIMIENTO. Se cifran en más de 40.000 los
visitantes anuales de este interesantísimo museo de
1.000 metros cuadrados y 400 piezas únicas como re-lojes
de bolsillo que conquistaron el Polo Sur junto a
Amundsen, piezas que guerrearon contra los alia-dos,
péndulos, patentes, herramientas, modelos astro-nómicos
y de bolsillo que han marcado el día a día
de Alemania durante 150 años, 38 de
ellos partidos por el telón de acero y sus
férreos horarios. Inopinadamente, cu-riosos
y fanáticos de la relojería comple-tan
la visita al museo con un recorri-do
por la manufactura de Glashütte
Original. En este edificio diáfano, cris-talino
e impoluto como quirófano, no
paran de crecer y de contratar. Hasta
100 jóvenes acaban de engrosar la plan-tilla.
Los que más descollen accede-rán
a los secretos de obras maestras que
pasan por manos de unos 10 ingenie-ros
y tres diseñadores.
Para cada nueva creación, desde
el brain storming hasta las vitrinas de
Shanghai, Nueva York o Tokio, habrán pasado no
menos de tres años. “Tratamos cada reloj como una
obra de arte y todo trabajador así lo asimila en su de-partamento”,
razona la relaciones públicas de la mar-ca,
Christina Hentschel. “Hay un meticuloso refi-namiento
en cada pieza, precisión y paciencia, antes
de ser montada por el maestro. Fabricamos y di-señamos
nuestros propios componentes. Solo impor-tamos
el cuero de la correa”, explica. Muchas de ellas
se elaboran con caimán de Luisiana para distin-guirse
de la competencia. Porque hay otros pu-jantes
focos relojeros en Alemania enclavados en
Grafenau o en la vecina Pforzheim.
El marketing también ayuda a la diferenciación de
marca. “Desde Glashütte Original siempre hemos bus-cado
la perfección y vincularnos al virtuosismo y la
belleza. Por eso instituimos el Premio Festival de Mú-sica
hace ya una década, para premiar la habilidad y
la inspiración de los jóvenes músicos”, explica en el Ho-tel
Kempinsky de Dresde Yan Gamard, director eje-cutivo
de la marca, ante la prensa internacional.
Con cuatro series de estética propia –Quintessen-tials;
Art & Technik; 20th Century Vintage, y Ladies Co-llection–,
los relojes de Glashütte Original aparecen
cada vez más arriba en las reviews y los rankings de los
expertos. Los aúpan especificidades como los cris-tales
de zafiro curvado que arropan la esfera, los rubíes
FÁBRICA. Vista exterior de la
manufactura, en Glashütte.
PRECISIÓN
Uno de los
relojeros de la
casa monta la
corredera de
segundos en un
calibre 61,
el usado
en el modelo
PanoGraph,
de la colección
Art & Technik.
R E LO J E S
54
2. LAS CUATRO FAMILIAS y los tornillos azules, el rotor central con esqueleto
Más información sobre la marca en la página web
www.glashuette-original.com
Los relojes Glashütte Original se agrupan
en cuatro familias. Quintessentials, a la
que pertenece el Senator Fecha Panorámi-ca,
homenajea la historia de la marca. Art
& Technik (PanoMatic) remite a la
reputación alemana de fiabilidad. Tras los
20th Century Vintage como el Seventies,
se esconden guiños al pasado reciente.
El cuarto pilar lo apuntala la Ladies
Collection, de la que Pavonina es ejemplo.
A la dcha., algunos modelos presentados
en la última edición de la feria de Basilea.
de oro de 221 quilates con doble logo invertido y
simétrico con las letras G, el acanalado de sus ner-vaduras
o el cuello de cisne que actúa de regulador.
Desde hace cinco siglos, en Glashütte han sido maes-tros
en medir el tiempo y ahora toca hacerlo con los
resultados. Sus mejores cifras de venta vienen de Orien-te
Medio, EEUU, Japón, la propia Alemania y Rusia.
Recientemente sus analistas han captado que también
hay que llegar puntuales al mercado español. t
PANOMATIC
INVERSE
24.500 euros.
SEVENTIES FECHA
PANORÁMICA
13.500 euros.
SENATOR FECHA
PANORÁMICA
45.800 euros.
PAVONINA
34.100
euros.
55