LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: CLAVES PARA LA REFLEXIÓN.pptx
25 domingo ordinario A - Los de la última hora
1. Los de la última hora
25º domingo Tiempo Ordinario - A
2. Cuando oscureció, el amo
de la viña dijo al capataz:
Llama a los jornaleros y
págales el jornal,
empezando por los últimos
y terminando por los
primeros.
Vinieron los del atardecer y
recibieron un denario cada
uno. Cuando llegaron los
primeros pensaban que
recibirían más…
Mt 20, 1-16.
3. La parábola de los viñadores de la última hora nos
puede desconcertar. El amo de la viña va
contratando trabajadores para vendimiar, desde
primera hora de la mañana hasta la última. Y
ordena a su capataz que dé a todos la misma
paga.
4. Los viñadores que han
trabajado desde
temprano protestan y
reclaman una paga
mayor.
Pero el señor de la viña
replica: les pagará a
todos lo acordado, sin
hacer distinciones.
¿Acaso no soy libre para
llevar mis asuntos?, dice
el amo.
5. Una lectura meramente racional nos hace pensar que
el dueño es injusto.
Pero la clave para comprender este evangelio no es
una lección de moral social o de ética laboral.
Es una clave teológica.
6. Los planes de Dios no son nuestros planes
Así nos lo recuerda Isaías: vuestros caminos no son mis
caminos. Nuestra forma de entender la justicia no
coincide con la lógica divina. La generosidad de Dios
excede nuestras estrechas miras economicistas.
7. Dios llama siempre.
Jesús recuerda que la mies es mucha y los obreros
pocos. Ahora, más que nunca, es necesario trabajar por
la paz y la justicia, sembrando esperanza.
8. Jesús nos llama a ir a buscar a quienes caen en la
desesperación y el vacío. Algo les falta; Jesús nos
llama a atender a estas personas y hacer posible el
Reino de Dios en el mundo. Para ello nos va llamando,
como el señor de la viña. Siempre sale a buscarnos,
nunca se cansa.
9. En la tarea por el Reino tanto valen muchas horas
como pocas.
No hay excusas para decir no. En cualquier edad,
situación y momento de nuestra vida podemos
escuchar la llamada a trabajar por la causa de Dios.
10. Evitemos las controversias estériles. A veces, en las
parroquias, comunidades o movimientos cuesta
aceptar a los recién llegados, que traen savia y nuevas
ideas. Esta reticencia perpetúa la rutina y ahoga el
entusiasmo y la ilusión.
11. Como San Pablo, ojalá podamos exclamar: ¡Mi vida es
Cristo! Si acogemos sus planes y lo ponemos en el
centro de nuestra vida, nos convertiremos en auténticos
evangelizadores. No perdamos el tiempo…
12. No perdamos el tiempo
en discusiones inútiles ni
en agravios
comparativos.
La paga siempre será la
misma, y no en dinero.
Será la salvación, una
vida eterna, un amor
inagotable, el mismo
Dios. Unidos a la vid, que
es Cristo, nuestros
sarmientos darán fruto.
13. Los últimos serán los primeros.
Dios siempre espera nuestra conversión. Nunca es tarde,
el buen pastor siempre irá en busca de la oveja perdida,
hasta su último aliento. Un ladrón clavado en la cruz, el
convertido en la última hora de su vida, es el primero
que alcanzará el paraíso junto a Jesús.
14. No nos creamos más importantes que otros por llevar
más años trabajando en apostolados. Para Dios todos
somos importantes, del primero al último. Su lógica
supera toda razón humana porque es amor y
misericordia sin medida.