2. Cuando el ángel se fue,
el seno de María
parecía más grande.
Y la habitación de la
doncella se había
hecho más pequeña.
María quedó inmóvil.
Su corazón, agitado,
comenzó a serenarse…
3. ¡Dios estaba en ella,
física, verdaderamente!
¡Empezaba a ser carne
de su carne y sangre de
su sangre!
Ya no temblaba.
Dios era fuego, pero
también era amor y
dulzura.
4. Y sintió la necesidad de
correr y contárselo a
alguien.
Pero, ¿a quién?
En aquellos días, María
se puso en camino y fue
aprisa a la montaña, a
una ciudad de Judá…
¿Por qué esa prisa?
5. María es una muchacha que ha vivido escondida.
De repente, su vida se ilumina, se siente
embarcada en una tarea donde será parte activa.
Hay algo muy grande en sus entrañas, algo que
debe ser comunicado, transmitido.
6. Y sale de prisa: de prisa se va a compartir su
gozo. Esta necesidad de compartir es la raíz del
alma del apóstol. Y María será la reina de los
apóstoles. No puede perder tiempo.
7. Aunque fuera con
alguien, María iba sola.
Sola con el pequeño
Huésped que ya
germinaba en sus
entrañas.
Además de sus
palabras, tenía dentro
de sí a la misma
Palabra de Dios,
creciendo y
sosteniéndola.
8. El camino hacia Ain-Karim fue la primera
procesión de Corpus de la historia.
Vista de Ain-Karim y los montes alrededor.
9. Isabel estaba,
seguramente, a la
puerta.
Todo el que espera el
gozo está siempre a la
puerta.
Así que Isabel oyó el
saludo de Jesús, el niño
saltó en su seno e
Isabel se llenó del
Espíritu Santo.
Fuente a la entrada de Ain-Karim.
10. Y el no nacido Juan
despertó, se llenó de
vida y realizó la más
bella acción apostólica
que ha hecho jamás un
ser humano: anunciar a
Dios pateando en el
seno materno.
11. Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre. Estaba asustada de tanto gozo. No podía
sospechar que millones de hombres repetirían esta
exclamación a lo largo de los siglos.
12. Un himno subversivo
María ya no retuvo su
entusiasmo. Y la
oración callada de días
atrás estalló en un
canto. Si las palabras
provienen del antiguo
testamento, la música
pertenece ya a la nueva
alianza.
13. Mi alma engrandece al Señor y mi espíritu se alegra
en Dios, mi salvador.
María se sabe llena y se atreve a profetizar que
todos la llamarán bienaventurada…
14. …porque ha sido
mirada por Dios.
Nunca entenderemos lo
bastante qué significa
ser mirado por Dios. En
la tradición oriental, la
santidad se transmite a
través de la mirada,
¡cuánto más si el que
mira es Dios!
15. Desplegó la fuerza de
su brazo, derribó a los
soberbios de corazón…
Aquí el himno se hace
revolucionario. El signo
del Reino que trae
Jesús es la humillación
de los soberbios y la
exaltación de los
humildes y los pobres.
16. A los hambrientos los
colmó de bienes, a los
ricos los despidió
vacíos…
Estas palabras no
deben ser atenuadas:
María anuncia lo que su
Hijo predicará en las
bienaventuranzas: él
trae un plan de Dios
que modificará las
estructuras del mundo.
17. Pero seríamos demagogos si identificáramos
“pobres” con faltos de dinero y creemos que María
denuncia solo a los propietarios “ricos”.
¿Quiénes son los pobres y humildes del Magníficat?
18. Los pobres son los que
solo cuentan con Dios en
su corazón, los pobres de
Yahvé, los humildes, los
que se refugian en Dios,
los que le buscan, los
corazones quebrantados y
las almas oprimidas. María
no habla tanto de clases
sociales como de clases de
almas. ¿Y quién podrá
decir de sí mismo que es
un pobre de Dios?
19. María no separa lo que
Dios ha unido a través
de su Hijo: los
problemas temporales
de los celestiales.
Su canto es un himno
revolucionario que
defiende la justicia en
este mundo, pero sin
olvidarse de la gran
justicia…
20. …la justicia de los
hombres que han
privado a Dios de su
lugar.
Por eso María puede
predicar esa revolución
sin amargura y con
alegría.
Por eso en sus palabras
no hay demagogia.
21. Hay quienes vuelven
ese canto en un himno
puramente arisco y casi
político.
El mensaje
revolucionario de Dios
parte siempre de la
alegría y termina no en
los problemas de este
mundo, sino en la gloria
de Dios.
22. Las cosas de Dios parten del gozo y terminan en
el entusiasmo. Pero ese gozo no es humano:
viene de Dios y en Dios termina.
Dios viene a llenar, no a vaciar.
Vista del Monte Tabor en primavera.
23. Textos extraídos de Vida y misterio de Jesús de Nazaret, de José
Luis Martín Descalzo.
Música: