la Eucaristia es una Fiesta-Explicación para niños
4 domingo ordinario - C
1. NADIE ES PROFETA EN SU TIERRA
4º DOMINGO TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
La primera lectura de hoy nos cuenta la vocación de Jeremías. Dios
le dirige palabras firmes y hermosas: ha de hablar con rotundidad y
claridad, sin miedo alguno. Aunque lo persigan y luchen contra él,
Dios estará a su lado para librarlo. Esta lectura es un preludio del
evangelio que leeremos: Jesús predica en la sinagoga de Nazaret. Se
muestra como el más audaz de los profetas, habla claro y sin temor,
tanto que sus vecinos se enfurecen, lo arrastran fuera del pueblo y
quieren despeñarlo por un barranco. ¡En Jesús se cumplen todas las
profecías! Pero él, como los antiguos enviados, es salvado por Dios.
Se escabulle, pasa entre ellos y se va. Nadie puede acallar sus
palabras ni ahogar su libertad.
Jesús es un profeta, y a la vez más que un profeta. No solo lleva la
palabra de Dios: es la misma palabra de Dios hecha hombre. Y su
mensaje topa con mucha hostilidad y rechazo. Sobre todo entre su
gente, los que creen conocerle, los que le tienen “etiquetado” y no
se fían de él. ¿Qué va a enseñarles ese hijo del carpintero, cuya
familia es una más del pueblo, y al que conocen desde niño?
Los cristianos podemos reflexionar y pensar en qué posición nos
encontramos. ¿Somos incrédulos como los vecinos de Nazaret
cuando uno de nosotros muestra dones y carismas especiales,
cuando nuestro párroco o alguien de la comunidad se lanza con
entusiasmo a evangelizar, a emprender obras de caridad, a
comprometerse con los pobres? ¿Lo miramos con recelo y sospecha?
¿Nos burlamos de él o lo acusamos de ambición o afán de destacar?
¿Nos molesta su tesón? ¡La mediocridad es tan envidiosa! Pero
también podemos estar en la otra situación. Quizás hemos recibido
una llamada, una vocación a un servicio o a una misión dentro de
la Iglesia. ¿Tenemos el coraje de seguirla? ¿Nos asusta el qué dirán?
¿Nos echará atrás la oposición de nuestros familiares, amigos,
vecinos…? ¿Seremos valientes como el profeta, como Jesús?
¿Confiaremos en Dios, que es nuestra roca y nuestro refugio, como
dice el salmo de hoy? La lectura de San Pablo es el himno al amor.
Con palabras ardientes el apóstol nos recuerda que el amor todo lo
puede, todo lo soporta, todo lo perdona y todo lo acoge. Cuando ya
no queda nada en pie, siempre persiste el amor, lo único que nunca
muere porque es fuego que nace del mismo Dios. Esa debe ser
nuestra única motivación. El amor nos sostiene y nos anima siempre.