AA.VV. - Reinvención de la metrópoli: 1920-1940 [2024].pdf
el imperio del emperador desnudo
1. 22
El Imperio del Emperador Desnudo.
Tres escorzos para ver cómo andamos
1. ¿Usted empezaría a construir un automóvil por el burlete? no me imagino un buen auto
sin él. Imagínese contar con tornillos para un coche, varias chapas para puertas, algunos
vidrios, unos tubos de goma, partes del motor y algunos cables. Sin embargo ni usted ni yo
comenzaríamos desde el burlete a montar un auto. Hay cosas que nuestra mente jerarquiza
primero en función de sus objetivos, como dónde se apoyará el motor, la transmisión a las
ruedas… tendemos por hacer primero, aquello que hace a la función principal y no por el
burlete de un auto que no sabemos ni siquiera si va a andar. ¿y para qué querríamos un
auto? Ah… para partir hacia un lugar diferente al que estamos.
2. Imagínese un constructor de casa que produce ladrillos, ventanas, puertas, cerámica,
concretos y revoques. ¿Cuántos ladrillos llevarán su casa? Más o menos… dígame. Con
sentido común usted me preguntará “depende que casa quiera usted hacer”. “¿A cuántos
quiere albergar bajo su techo? ¿Cómo y dónde van a vivir? y ¿para qué quiere esa casa?
cómo proyecto inmobiliario o para vivir con su familia”. O sea, el constructor produce a la
medida de las respuestas a esas preguntas
Y si está usted frente a la casa que hizo un hombre que se jacta de las hermosas y fuertes
ventanas que produjo, las prolijas y resistentes paredes y las seguras puertas pero cuando
entra se encuentra que ninguna habitación tiene techo, ni colocó cañerías de ningún tipo.
¿Pensaría que es un gran constructor?
3. Recuerdo la actitud de los profesionales de un organismo que se habían “ofendido”
porque se criticó la falta de política de su institución. Nos invitaron a discutir en su casa y
allí nos mostraron todo lo que hacían. Todos trabajos maravillosos y profundos, todos
desconectados entre sí, sin ningún plan maestro. La planificación sólo estaba en el
desarrollo curricular personal de cada uno de ellos y por alguna razón misteriosa iban a
confluir en algún momento en algún resultado espectacular (producto de una planificación
inexistente que tan bien la mano invisible de Smith, produce).
…
Todas estas conductas que estamos viendo son posibles porque existe una representación
social que presupone que las cosas se ocuparán por sí mismas en organizarse e interactuar
entre sí… o podemos llamarla también una creencia que prejuzga que, como toda decisión
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que se tome no trazará la ruta de acción que pensamos debería tomar, nos podemos librar
de toda responsabilidad sobre las consecuencias de lo que hacemos, la intención basta.
Como si la Cultura fuera un inmenso río al que le da lo mismo que le sumemos cualquier
líquido. Otra imagen que se me forma habitualmente, representando este sin sentido, es el
de funcionarios que optan por tirar tiros al aire esperando que alguna bala de con el
objetivo… creo que todos sabemos que si no existe alguna dirección, o, si las direcciones
de cada acción van por caminos opuestos, vamos a tener muchos tiros y pocos resultados.
Así que ya sea que deseemos un auto para viajar, una casa para vivir, y un organismo
institucional para solucionar problemas, precisaremos ocuparnos de algo más que de las
partes, de lo contrario nunca podremos obtener ningún resultado.
¿Qué es lo que hace que un funcionario no pueda programar y jerarquizar las acciones de su
área en función de lo que tiene y hacia un fin? Él vendría a ser el ingeniero de autos o el
arquitecto de la casa. ¿A quién le sirve que no sólo no lo haga, sino que tampoco lo sepa
hacer? Porque para ser sinceros, ni los ingenieros ni los arquitectos sobreviven como
profesionales si no saben hacer su tarea… pero en cultura esta conciencia lleva un tiempo
en establecerse y cuando se establece sólo es para reemplazar al funcionario por uno nuevo
que haga lo mismo.
El emperador desnudo
Si lo vemos así, la situación se parece bastante a la fábula del Emperador desnudo de
Christian Andersen. Usted puede preguntarse cómo pueden los funcionarios representarse
seriamente a sí mismos ante semejante dislate. Para ello precisan la complicidad de todos y
desestimar a todo niño que los denuncie. Es decir que cuando hablemos de ropa concreta
será siempre una burda tela al lado de la vestimenta de hilo de oro que sólo los inteligentes
ven… El éxito de la representación hará que toda la corte vaya en “pelotas” y los
emperadores desnudos se multipliquen en lugar de extinguirse. Y si usted se está
preguntando como no lo vio antes, es porque debe sacarse los anteojos. Porque esta
representación, al igual que las películas de 3D, debe verse usando anteojos que impidan
ver su desnudez. Anteojos que nos han puesto desde nuestra infancia y a los cuales creemos
propios, que representan a nuestra visión, cuando en realidad son instrumento de otra.
En ciencia a estos anteojos se los llama paradigma, pero extendiendo la noción para la
sociedad lo llamamos, “sentido común”. Como decía un viejo profesor, los paradigmas
como los anteojos no se abandonan hasta que se demuestra que ya no nos sirven. El sentido
común, también. “¿pero cómo vamos a tener un sentido común tan insensato?” Me
preguntará usted. Es insensato para todo aquel que quiera actuar sobre la realidad, pero no
3. 24
en un Estado inmóvil que vive creyendo que los cambios culturales son tan lentos que se
ven sus resultados después de varias generaciones.
Instalar semejantes ideas, que van en contra del buen funcionamiento de la lógica, fue
producto de la práctica, a través del tiempo, de un sometimiento que fue encontrando las
medidas culturales que le permitieron ir instalando su visión del mundo de la gestión en la
política cultural de Estado, tanto en los funcionarios de todas las ideologías como en la
población en general. Estamos planteando que ha existido una política cultural exitosa que
consiste en no realizar una política cultural para mantener a un Estado inmóvil. Crear un
vestido que no existe, con un perfume etéreo externo a las relaciones de producción
específicas. Buscamos que el perfume aromatice nuestra carne y no que sean nuestros
músculos los que produzcan el perfume.
O sea, sabemos que olemos mal, por eso nos perfumamos con eventos (cuanto más,
mejor). Y en estas disquisiciones nunca pensamos en cambiar la visión de los privados
como factótum de la sociedad, ni al Estado como la “sirvientita” que roba.
Por eso la gestión cultural, desde que se crearon las instituciones “culturales”, hace siempre
básicamente lo mismo, no importa qué proyecto político esté en el poder, estamos frente a
una idea dominante de cómo se deben de hacer las cosas, que consiste en perfumar una
política de Estado donde sólo actúen los artistas y gestores individualmente. Esa es la razón
por la cual las reformas culturales del siglo xx no pasaron por las instituciones de cultura.
Estas nada tuvieron que ver con la producción de un sentido específico de una sociedad.
De nada nos serviría un ingeniero, un arquitecto, un funcionario por más ideologizados que
estén si no saben hacer su trabajo. Pero la paradoja en nuestro caso consiste justamente en
que el trabajo del gestor cultural de Estado es no realizarlo, que se traduce en realizar
eventos sueltos, y así no importa la ideología, vivirán desnudos perfumando a un Estado
inmóvil, que mueve sus músculos desde hilos externos a él.
El cuerpo del Emperador desnudo.
Por inmovilidad no me refiero a quietud. Cada parte se mueve, pero sin ninguna
interrelación, quedándonos siempre en el mismo lugar.
Este cuerpo inmóvil no tiene, además, autonomía. Es un cuerpo dependiente. Tener un
Estado inmóvil no le sirve a nadie más que a aquellos que viven de nuestra sangre.
¿Qué sentido tiene un Estado con movimientos espasmódicos sin posibilidad de articular
sus músculos para realizar acciones. ¿A quién le sirve?
4. 25
En un artículo periodístico, antropomorficé la construcción del Estado bobo que no es más
que llevar la política del Emperador Desnudo del área cultura a todas las demás áreas del
Estado.
“Le llevó al capital más de treinta años cambiar el imaginario cultural de la gente,
flexionar hacia el otro lado, destruyendo la capacidad del Estado en dar respuestas
a la población. Es que la mayor fortaleza del viejo modelo era su mayor debilidad.
Todo dependía de la cabeza. Por eso, se lo degolló o lobotomizó, como quiera
verse, el fin fue desconstruir toda relación, para que el interés privado determine
el movimiento del cuerpo social. En este proceso las pústulas de la desocupación
surgieron por toda su piel. Una vez instalado el imaginario cultural del
neoliberalismo, los peronistas, radicales, socialistas sostendrán el cuerpo de un
Estado descoyuntado, fragmentado, donde cada parte reproduce el todo. Pequeños
cuerpecitos, en forma natural y sin ruborizarse, operan aisladamente en cada parte
del Estado. Su pequeñez les impide realizar cambios estructurales e intervenir en
el Mercado de forma efectiva. El objetivo primario es dar políticas de capacitación
(somos país record en ellas) que se repiten y superponen en distintas reparticiones
y provincias, esperando que los otros sean los que arreglen las cosas. En un
Estado bobo, las manos repiten las acciones de los pies y en cuatro patas intenta,
como un simio, trepar un árbol para otear el horizonte, pero no puede hacerlo, por
la sencilla razón que cada miembro no sabe lo que está haciendo el otro.”1
El hecho que la política de Estado de los `90, haya tomado como propia la política que en
cultura se lleva desde siempre, nos permite visibilizar mejor su estructura y los pasos a
seguir para transformarla.
Tomar consciencia de la inmovilidad es un primer paso, pero debemos observar su
condición, para entender qué hay para reparar y qué rehabilitar, en función de los sentidos
que queramos darle a nuestros movimientos.
Cuando una política quiere reanimar al Estado inmóvil debe operar necesariamente sobre el
factor cultural para no acabar como borracho sosteniéndose junto a otros estados para no
caerse, porque la cultura es la que aporta el sentido de dirección al Estado.
Si me acompañan vamos a operar a este cuerpo inmóvil a ver que encontramos que nos
pueda permitir desarrollar después una política que haga mover al Estado por sus propios
medios, utilizando sus recursos coordinadamente…
1
Bonaparte, P. Flexiones, Página/12, 5-7-2010
5. 26
Abriéndole la cabeza al Emperador
Si nuestro cuerpo fuera un Estado que dejó de ser colonia hace poco, muy probablemente
no encontraríamos cerebro, por la sencilla razón que el cerebro en los países colonizados
está más allá de ultramar. Pero en nuestro caso nos encontramos con un cerebro compuesto
de funcionarios, muy pocos de carrera. Observemos que el mismo ha sufrido un bombardeo
de información a lo largo de los años que lo fue alienando2
de sus contextos. Yo encontré
por lo menos seis tipos de alienación que actúan en el “cerebro” del Estado:
Alienación de tiempo: Esta alienación impide reconocer el antes y el después. Vive en un
eterno presente que le impide establecer relaciones con su pasado y con su futuro. En cierta
forma podemos decir que vive en y de la coyuntura. No hay sentido de progresión en las
acciones. Por eso usted notará que no existe en cualquier proyecto cultural “por esto que
pasó hacemos esto…” ni “lo que viene después es…”. Si usted mira la gran mayoría de los
informes y presentaciones de los funcionarios verá que utilizan el análisis FODA
(Fortalezas, Oportunidades, Debilidades, Amenazas), este análisis parte un estado inicial,
situacional donde los procesos que hicieron posible esa situación se invisibilizan. “Cómo
una foto” nos dicen… Uno sabe si está frente a este paradigma cuando el interlocutor no
puede identificar como se incluye su proyecto dentro de un proyecto maestro, ni cuando
sabe los alcances de lo que busca lograr con el mismo, qué proceso nos trajo hasta acá y
que tareas sobrevendrán después. Por ejemplo: “en el campo no hay bibliotecas. Vamos a
crear la biblioteca móvil.” Bien, supongamos que todas las variables fueron analizadas y el
proyecto es consistente… ¿cómo sigue después de obtenida la meta? ¿Hacia dónde apunto?
Así alumnos universitarios hacia el “fin de fiesta de los ´90” en un examen libre donde
tenían una pregunta que versaba sobre antecedentes del funcionalismo nos preguntaron
“¿perdón profesor, hay una palabra que no entiendo…” nosotros nos adelantamos y le
decimos “el funcionalismo es una escuela” a lo que nos responden “Eso lo sé, ¿Qué es
antecedente?”3
.
El paradigma del emperador desnudo hace que se pierda uno de los aspectos claves de la
gestión que es el tomar consciencia del peso de los actores que constituyen la realidad,
cómo fue el proceso que los constituyó y que se debe y falta hacer. Toda gestión, para esta
alienación, comienza de cero, y así la toman los funcionarios que ingresan a la órbita
cultural.
2
Tomaremos dos de las acepciones de la Real academia para alienación: “Proceso mediante el cual el
individuo o una colectividad transforman su conciencia hasta hacerla contradictoria con lo que debía
esperarse de su condición” y “Estado mental caracterizado por una pérdida del sentimiento de la propia
identidad”
3
Veáse en las bibliotecas históricas de los grandes medios informativos donde quiebran la idea de la
continuidad concatenada de un proceso histórico, saltando de adelante para atrás y desde atrás hacia
adelante en la distribución de sus fascículos, Asi el siglo XX comienza con la llegada del hombre a la luna y
sigue con la semana trágica para saltar después al peronismo.
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Cuando quiero explicar la importancia del conocimiento histórico para la gestión, lo
represento de la siguiente manera. Ubiquemos un punto en un plano y propongámonos
llegar a otro que esté más adelante. Trazamos una línea entre ellos que representa la forma
de llegar. Pero claro, ¿cuál era nuestra posición anterior? ¿Desde qué punto de atrás
partimos? ¿Arriba, en la misma ubicación o por debajo de nuestro punto de partida? De
acuerdo de dónde venimos, la estrategia para poder llegar a nuestro objetivo puede cambiar
dramáticamente. Si nuestro objetivo está por arriba nuestro y la línea que viene del pasado
viene también de arriba implica que debemos cambiar 180º nuestras acciones para lograr
nuestra meta.
Alienación institucional: Esta alienación impide la coordinación entre áreas de gobierno,
tanto a nivel horizontal (dentro del mismo nivel de gobierno, o gobiernos similares) como
vertical (con otras jurisdicciones de Estado de distinta jerarquía). Cada organismo (ya sea
nacional, provincial o municipal) actúa a su cuenta y riesgo, sin una política integradora
donde cada uno cumpla una función. Así se dan repeticiones de tareas y funciones, tanto
superposiciones de acciones como su ausencia completa en otros casos. Así los Museos de
Arte, que deberían ser instituciones difusoras de la Dirección de Arte, están en la dirección
de Museos, junto con los museos históricos (sin relación con los institutos históricos ni las
academias). De la misma forma se capacita en oficios artesanales en los Ministerios de
Desarrollo Social, Trabajo y Empleo, Economía, Secretaría de Cultura, etc. Tanto los
procesos de centralización como de descentralización son fruto del mismo paradigma que
se desarrolló a partir del ´55. Los procesos de centralización partían de la no interacción
con los niveles inferiores, razón por la cual se generaba una burocracia innecesaria. Para
combatir esto se practicó la descentralización aislacionista4
que busca la ausencia de
interacción entre las partes y la atomización de las acciones. Esta alienación permite que se
pierda noción del diferente trabajo que deben realizar los distintos niveles del Estado.
Llevando a producir eventos de tipo municipal las acciones nacionales o provinciales. Esta
alienación, por otra parte, es la que justifica en muchos casos la inmovilidad del Estado.
Puestos a ejercer una política solitaria, la tarea para cualquier organismo de cualquier nivel
es imposible. Presupuestariamente ninguna parte puede hacerse cargo del todo, ni alcanzan
los recursos materiales. Entonces sólo puede ejercerse una tarea parcial, aleatoria.
Movemos músculos sin ton ni son, o enfrentamos una inmensa empresa, teniendo como
única arma, nuestro dedo meñique.
Alienación afectiva: Esta alienación tiene dos raíces. Una académica y otra social. La
primera se debe a la confusión conceptual que genera el afecto como distorsionador de la
objetividad para científicos de pacotilla, ya que siendo la búsqueda de objetividad un
ejercicio colectivo, mal podría afectarla. Personalmente creo que la ambición ha creado más
estragos que el afecto en ciencia. La necedad, por otra parte, nada tiene que ver con los
4
José Luis Coraggio, 1997 “La descentralización un día después…” Of. De Publicaciones CBC, Buenos Aires
7. 28
afectos. Pero socialmente se ha establecido que el afecto es necio y poco tiene que ver con
la vida académica que es “racional” (¿?). La segunda raíz es el resultado de ubicar como eje
y meta entidades por sobre las personas, aquí pueden confluir la tradicional alienación
capitalista a las estrategias a largo plazo y ajustes permanentes de los tecnócratas modernos.
La tierra donde estas dos raíces se hunden es el Mercado que le da preminencia al deseo, no
al afecto. El consumismo y la producción académica precisa de la preeminencia del deseo
sobre el afecto, precisa la satisfacción narcisista por sobre el cuidado al otro. Este
narcisismo es otro de los alimentos de la alienación afectiva. Así nuestra preocupación
política se centra en satisfacer deseos más que en lograr encuentros. Es interesante
contrastar a esta alienación con el sentido de toda política popular que siempre fue la
búsqueda y el desarrollo del afecto.
Alienación ideológica: Esta alienación es producto de la falta de proyecto. Al generarse un
sólo tipo de gestión que evita proyectarse, se producen eventos sueltos. Las ideologías
apenas tienen una leve penetración epitelial. A nadie se le prohíbe hacer recitales
revolucionarios, muestras colectivas progresistas y arte comprometido. De la misma
manera que legitimar desde las acciones culturales los hechos de construcción de elites,
como los premios, los estrellatos y consagraciones, etc. Que democrático ¿no? Lo único
que no está permitido es articular todo ello detrás de un programa de gobierno que incluya
la internalización de determinados valores tanto en los funcionarios como en la población.
La coexistencia de ideologías, ya sea en las representaciones manifiestas tanto como en las
ocultas, no es ser democrático, es no tener idea de lo que hay que hacer. Imagínense el auto
y la casa si participan todos los elementos de todos los modelos…creo que si se lo
imaginan si piensan en una política cultural de cualquier gestión. Lo que estamos
discutiendo, es por qué estamos fabricando autos y casas para pocos y no un transporte que
nos lleve hacia una casa que nos cobije a todos…Muchas veces confundimos la acción del
Estado con la de una parte de él (en este caso cultura) Que hayan existido estrategias en el
Estado buscando metas concretas no quiere decir que se hayan vehiculizado en cultura,
aunque ella recibe las prácticas culturales que se producen en otras áreas del Estado. En
cultura siempre el Estado fue Inmóvil.
Alienación política: Esta alienación es un subproducto de la alienación institucional e
ideológica. Cuando no se tiene la posibilidad de instaurar una ideología y, al no tener la
posibilidad de establecer prácticas acorde a esta, se reproducen en todas las organizaciones
los mismos tipos de vicios, donde las prácticas de poder electorales (que se ven y se
“sienten”) toman el lugar de las acciones políticas. Esta alienación se refiere a las formas
institucionales que adquiere la política electoral o de acumulación de poder dentro del
Estado. Así se reparten cargos y crean islas de poder. Se diferencia de la ideológica al
remitirse a una forma de organización pero no a los sentidos por la que esta se organiza.
Esta alienación de hecho se gestó en distintos partidos y corrientes ideológicas. Y puede
8. 29
desarrollarse por la existencia de la alienación institucional. Su naturaleza no tiene el
mismo nacimiento que las otras, pues se espera generar algún cambio en algún momento,
pero su estructura impide la creación o la formulación de criterios estratégicos. En parte
esta alienación nace de no tener pensamiento estratégico de gestión cultural, por lo que ante
la producción de eventos desarticulados se opta por priorizar la organización de las
acciones en función electoral. Así los funcionarios pasan a ser la cara visible de la
institución y su paso por ellas mojones de sus hitos personales.
Alienación con el público: esta alienación también tiene dos raíces pero de plantas distintas.
Una que desprecia al público y otra que lo entroniza inmovilizando su transformación. La
primera raíz da cuenta de un funcionamiento institucional por sobre las funciones para las
cuales se creó la institución. Es más importante la reproducción de las prácticas
institucionales que cumplir la función para lo que esas prácticas fueron creadas. La
segunda, se obtiene al jerarquizar desmesuradamente lo público escindiéndose de las
responsabilidades propias de la generación de políticas. Uno podría llamarla Alienación
estatal, pero perderíamos el eje de la ausencia de política frente a lo público. ¿por qué
decimos que esto está mal? ¿no es bueno dar cuenta de las demandas del público? Claro
que sí, pero contextualizando a esas demandas dentro del conocimiento profesional. Sino
tendremos a funcionarios que se desvivan por sacarles el ladrillo del pié que les exige un
público participativo, sin reconocer ni hacer nada con el piano que viene cayendo hacia sus
cabezas.
Por todo lo anterior se construye una alienación hacia el público receptor en última
instancia de la política. De esta alienación participan todos aquellos que toman al Estado
como el responsable de todos los males sociales. Se lavan las manos de la interacción entre
el sentido profesional y el público. Esta alienación es utilizada en sus dos facetas por el
poder. La primera porque se desentiende del público y la segunda porque se desentiende de
las condiciones del público. La primera por el conservadurismo típico y la segunda es la
utilizada por el neoliberalismo que pone en un Mercado utópico los mecanismos de
corrección, como si el mismo fuera homogéneo e independiente.
…
Con estas alienaciones actuando sobre su sentido común, al gestor cultural de Estado
solamente le queda realizar eventos sueltos.
Ahora bien, si con las dos manos intentamos sacar las partes alienadas de la cabeza del
Estado vamos a ver que no es tan fácil. Tienen una serie de ramificaciones nerviosas que
penetran hasta sus huesos.
Viaje hacia la médula de los huesos del Emperador
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Siguiendo las ramificaciones del cerebro del emperador, nos encontramos que, el sistema
de creencias que transformó al funcionario, también ha debido de modificar al Empleo
Público, verdadera estructura ósea institucional, sostenedora de las políticas públicas y
ejecutora de los proyectos. No podía ser de otra manera si lo que se busca es la falta de
injerencia.
Falta de objetivos colectivos: Si tuviéramos que definir el estado de un trabajador que
perdió uno de los sentidos principales por el cual trabaja, diríamos que parece un hueso sin
nervio (toda una paradoja ya que por el nervio llegamos hasta acá). Es que este nervio tiene
una versión acotada de lo que es el trabajo. Para que toda esta instrumentalización política
se acepte, es preciso desarticular la función principal del concepto cultural del trabajo.
Tanto al empleado público como al privado se lo ha estimulado culturalmente con valorar
únicamente al trabajo como un beneficio individual. Uno trabaja por un sueldo que le
permita vivir y reproducirse. Pero en la práctica todo trabajo está en función de una
construcción colectiva. Trabajamos para constituir una nación que vive de acuerdo a las
reglas que entre todos construimos. Nuestro trabajo hace a la Nación. Cuando le quito al
trabajo este sentido, y lo remito meramente a una actividad por la que recibo una
remuneración, les estoy quitando a las personas ciudadanía. Les estoy quitando el sentido
que los hace seres libres de transformar sus relaciones y estoy constituyendo, además,
esclavos a sueldo. No se es ciudadano fuera del horario laboral sino en el ejercicio de un
trabajo. A esta ausencia se le ha sumado la precarización laboral en el Estado que vuelve a
quitar contenidos a la gestión. El liberalismo de mercado está en contra de esta visión por la
sencilla razón que las prácticas políticas colectivas operan en contra de las prácticas
políticas de la economía concentrada.
Precarización y destrucción del liderazgo: La destrucción de la planta permanente en el
empleo público es uno de los aspectos que más han dañado no sólo al sistema
administrativo sino su posible recuperación. Si ya sé, usted participa de la creencia que los
empleados públicos son una lacra. Pero utilizando mis dotes de vidente le diré que usted
también participa de la creencia que se necesita una buena y férrea dirección (liderazgo)
para conducir al rebaño. Si es así, le voy a hacer notar una contradicción. Para tener una
buena y férrea dirección usted precisa de una planta permanente en el empleo público. Voy
a hacer una pequeña digresión para que me pueda entender.
Cuando los imperios europeos y el norteamericano precisan colonizar a una población,
necesitan que ésta no crea en sí misma, por lo tanto llenan de información a la población de
lo estúpidos e ignorantes que son frente a los sabios e inteligentes que son ellos, que
obviamente sólo buscan nuestro bien. (una rémora de esta visión todavía la encontramos en
la gente que sólo ve lo bueno fuera del país).Una vez destruida la autoestima, preciso contar
10. 31
con una población que responda al látigo, ya que ésta no tiene motivación alguna, pues la
que tiene, la reconoce maligna. El látigo es siempre para nuestro bien.
En el empleo público el látigo es el “contrato”, ya que al tener empleados permanentes los
castigos no implicaban la pérdida del trabajo. Es decir la precarización laboral, hace que el
empleado trabaje. Si no se responde se pierde el trabajo. Así se van infiltrando y se
consolidan jefaturas de idiotas que sólo consiguen lo que quieren amenazando a los
empleados con la pérdida de su contrato.
Ni líderes que motiven y guíen, ni empleados con criterio. ¿Ve cómo vamos llegando a los
elementos que instalan la desnudez? Si utilizáramos como explicación la Selección natural
diría que el sistema de contratos facilita la reproducción de obsecuentes y la eliminación de
liderazgos.
Así contamos con funcionarios en nación que viven de su obsecuencia a lo que sus
superiores pueden llegar a querer y superiores que sólo los tranquilizan los obsecuentes y a
funcionarios de provincias y municipios que les resulta más tranquila su vida, de conseguir
participar de programas de otros y/o recibir subsidios, que buscar que su actividad les
permita tener un grado de independencia.
Otra de las deficiencias óseas se refiere al tipo de trabajo realizado…
Malo pero mucho: la priorización y valoración de la cantidad sobre la calidad. Einstein hoy
en día se quedaría sin trabajo frente a la legión de becarios que producen cientos de
artículos, libros, comunicaciones a congresos, etc. Del mismo modo los funcionarios
ejercen su función en relación a sus curriculums, no a indicadores que determinen el éxito
de su gestión (lo que implicaría el uso de un criterio). Cuando a estas medidas se le agrega
la visibilización social de las acciones del funcionario, tenemos la instalación en la
población de las acciones esperables y valorables de la gestión.
Es por este paradigma que tendemos a creer que es el “proyecto”, el “evento”, la “medida”
lo que producirá resultados o a lo sumo la suma de todos ellos y como veremos en el
capítulo siguiente y en la segunda y tercera parte, no son los programas y eventos lo
importante en estos momentos de la gestión cultural, sino el trabajo coordinado que genera
realizar determinados tipos de proyectos en función de un objetivo cultural.
Volviendo al ejemplo del auto. Si usted ya tiene en vista el auto que quiere, va a realizar la
selección voluntaria de las partes en función del auto que tiene en mente. Es decir, hay
puertas que no va a querer ni elegir, y motores que elegirá en relación a la carrocería, etc.
11. 32
Esto se agrava cuando no tenemos indicadores de nuestra producción. O lo que es peor
nuestros indicadores no son el cambio de la sociedad sino la “suma” de todas nuestras
acciones, una la pila de ladrillos… bah.
…
Nuestras deficiencias óseas nos llevan a su vez a analizar los problemas musculares. Todos
sabemos que los movimientos de un cuerpo son producto de sus músculos que están
insertados a los huesos:
Los Músculos y su uso
Aislación sobre coordinación: los músculos se afirman a los huesos para contraerse y
ejercer movimientos en los distintos miembros a los que están insertos. Como decíamos, la
instrumentalización base de este paradigma está en que cada organismo/estamento
(nacional-provincial-municipal) realiza acciones descoyuntadas dentro de cada uno y uno
del otro, impidiendo la realización de políticas coordinadas entre ellos. O, si se quiere, es
una política que impide que un cuerpo integre sus partes y resuelva acciones autónomas.
Imagínese a las partes de su cuerpo haciendo cada una lo que le viene en gana, sin relación
con las demás, salvo los sistemas de subsistencia. ¿Usted sería feliz? No. En parte porque
usted ya sabe lo lindo que es coordinar movimientos en torno a un fin. Pero qué pensaría si
usted creyera que lo que hace es lo mejor que puede hacer y el sentido de su vida es que
cada musculo actúe por separado. Así los movimientos no son producto de la coordinación
institucional sino al igual que marionetas que se mueven por el tironeo de sus hilos (los
recursos), sus movimientos sólo responden por un reclamo externo.
Así que ya tenemos visto el cerebro, los huesos y los músculos del Estado Inmóvil, sólo nos
falta realizar un análisis de su sangre para ver la relación que ésta tiene con todo el sistema.
Análisis de la sangre imperial
Es hora de analizar la sangre paradigmática que circula por nuestro Estado cultural.
Globulos rojos, capacitación sin contexto: El oxígeno que transportan nuestros glóbulos
rojos por el cuerpo cultural del Estado viene de las ideas que dieron nacimiento a la
escolarización primaria en el XIX. Ésta fue una de las herramientas que buscó desarrollar el
orden social. El pobre es pobre por ignorante (a diferencia del paradigma anterior que
asociaba tanto al pobre con lo ruin y a lo noble con la riqueza). Desde entonces uno de los
discursos predominantes plantea que todos los males se curan con educación a los pobres y
marginados (en realidad yo estaría un poco más de acuerdo con esta idea si en lugar de
12. 33
educar a los pobres se educara a los ricos, por algo obvio “si un pueblo culto no tiene
pobres, significa que mientras haya pobreza no hay cultura”)5
.
Dentro de nuestra sociedad existe una tradición que asocia Cultura a determinados
conocimientos para manejarse en la realidad. Esta tradición determina, que en la gestión
cultural, se intente garantizar el mayor conocimiento de la “cultura” a toda la sociedad a
fines de “enriquecerla”.
Los glóbulos rojos enriquecen el alma. Para muchos la gestión cultural consiste en generar
muchos espectáculos de calidad que “enriquezcan el espíritu”. Más allá de realizar este
ejercicio sin tener claro a quién, con qué necesidades y por qué (imagínense una campaña
de mamografías sin distinguir sexo y edad) lo cierto es que existe un público que utiliza las
propuestas culturales, pero la mayoría no. Si tengo una dieta carnívora, el ofrecimiento de
ricos vegetales me tiene sin cuidado. Es decir, más allá de discutir el tipo de dieta, las
propuestas son eventos sin políticas de acercamiento al público destinatario, dentro de un
Mercado que tritura criterios6
y homogeniza a las masas.
En una reunión donde discutíamos el rol del estado en la política de sostenimiento y
promoción de las tradiciones culturales, se me cuestionó que no se debía interferir entre el
mercado y las tradiciones, que si la gente no compraba objetos tradicionales había que
cambiar el tipo de producción. Donde la “tradición” competía pasivamente frente a
políticas activas de mercado del “nuevo diseño” (no, no. Ese nuevo diseño que usted piensa
ya es viejo, es otro nuevo diseño).
En otra reunión un cineasta se quejaba que Argentina producía muchas películas pero la
gente no las veía porque eran malas. La pregunta que habría que hacerse entonces es ¿si la
gente no va a ver nuestras películas por malas? ¿Por qué va a ver las malas
norteamericanas? Obsérvese que en los dos casos estamos destinando a la gestión cultural a
someterse a los designios de un mercado.
Ahora bien, este enriquecimiento del alma tiene un costado que no se visibiliza. Como la
obtención de un capital para mejorar un status social por sobre los sentidos de su posesión.
Como bien lo planteo Marx, y nuestra constitución del ´49, nuestra sociedad pone énfasis
en lo hecho por sobre el hacer. Separando al trabajador de su producto y del valor de su
hechura. En el capitalismo no es el trabajo lo determinante económicamente sino la
propiedad sobre lo hecho. Por lo tanto, el conocimiento se relaciona a lo que debe hacerse
para mejorar el capital propio, y por ende, mejorar su status social. De esto se embebe el
discurso educativo, no de una abstracta homogeneidad cultural que preocupaba a los
5
Como cita a Darwin Sephen Jay Goud “si la miseria de nuestros pobres no se debe a nuestra naturaleza
sino a nuestras instituciones. Qué grande es nuestro pecado”
6
Bonaparte, P. Los dientes del criterio, Página/12, 11-4-2011
13. 34
sociólogos, sino del éxito social individual que actúa como zanahoria a burros para atraer la
atención a estudiar. Que te vaya mejor en la vida es acumular capital que equivalen a
nuestros glóbulos rojos. La razón obvia es que la gente en este sistema sólo responde a
beneficios concretos y se presume que no hay nada más concreto que el capital. Prestemos
atención porque es justamente este discurso el que posibilita que el intelectual se luzca ante
otros para cobrar subsidios y becas sin producir riqueza ni cambios y el rico que estafó a
millones sea triunfador al igual que el adolescente que mató para obtener un par de
zapatillas exclusivas, que lo jerarquizan dentro del barrio.
“¿Perdón? No entiendo… ¡Eso no se enseña en las escuelas!”, me está diciendo usted.
También me dice: “no hay un conocimiento cultural en estafar ni en matar. Está muy
equivocado”. Permítame que le conteste. En las escuelas se practican todos los valores de
nuestra cultura, que están presentes en nuestra vida cotidiana. Es otra de las misiones de
este libro probar que en la escuela, como todo ámbito social, se aprende una curricula
paradigmática que la pedagogía invisibiliza7
. Pero además, y permítaseme una chicana
política, fíjese si usted puede estafar y matar sin conocimiento, intente imaginarlo, aunque
sea una vez. Ve, que no es fácil. Todo requiere un aprendizaje. Hasta matar, sin ser visto, ni
oído, sin dejar pruebas… o dejando advertencias.
Como ve, tenemos dos conocimientos que aprendemos. Uno ideal (nuestros glóbulos
rojos), acerca de lo que debemos decir y otro práctico, acerca de lo que debemos hacer. Que
van de la mano sin ningún atisbo de sonrojarse.
Muchos de los gestores “democráticos” esperan que la integración se logre dando
instrumentos para que la población haga lo que quiera8
. (Obviamente que espera que haga
lo que corresponde al “hacer el bien”). Para el estafador como el asesino adolescente
“pensar” es la forma con la cual su inteligencia resuelve las necesidades que le aparezcan, y
estas “Oh, sorpresa” son el mejorar su capital y mejorar su status social. Para el resto de los
miembros de la cultura que recibe los instrumentos del gestor, le servirán para articular y
cumplir los mandatos sociales y religiosos de lo que es ser una “buena persona” que a la
lectura de cualquier adolescente que abre sus ojos en la sociedad en que vive, equivale a un
“pelotudo”. Es decir tenemos un problema en la sangre imperial existente.
Claro que ningún gestor quiere que la gente aprenda a estafar ni a matar. “¿Me lo va a decir
a mi?”. Si usted me ha seguido hasta aquí ya se dará cuenta que el problema de la gestión
7
Junto a Mariano Juan Garreta hemos desarrollado en su momento un proyecto que financió el CONICET,
sobre las representaciones sociales de ingresantes a la universidad. Uno de los artículos del mismo se tituló
“De cómo no sabemos lo que pensamos y suponemos que enseñamos.
8
Este miedo a ser considerado totalitario, al trabajar sobre determinados valores habiendo muchos más, se
relaciona con el acápite siguiente.
14. 35
desde sus comienzos está en ocuparse de pelotudeces9
. Debemos corregir esa primera
discriminación de la ciencia que hizo que las relaciones culturales no sean producto de
relaciones económicas. La economía es cultura, como la cultura, economía. En las acciones
económicas que realizamos, están los sentidos en que se basan nuestras decisiones. Nuestro
problema es paradigmático, a nivel interdisciplinario, no de tal o cual teoría.
Si nuestra misión es buscar la felicidad del pueblo, a través de su soberanía política,
independencia económica y justicia social. La felicidad no consiste en el consumo
conspicuo, sino en saberse parte de un proyecto colectivo de contención y cuidado. Nuestra
misión es instalar valores que le den sentido a una conducta económica de hermandad
entre los seres humanos y no la incorporación de información ilustrada para que
sobreviva el antropófago más capaz.
El sentido paradigmático de los glóbulos rojos del Emperador Desnudo es sostener el
paradigma de lo conocido, tratar de rescatar lo mejor de él pero no cambiarlo en
profundidad. Por eso las gestiones culturales se suceden repitiendo las mismas gestiones,
aisladas, de lo que al gestor, funcionario, le parece adecuado, sin diagnóstico o con un
diagnóstico de situación precario10
en función de la justificación del acto. Miles de hechos
que esperan “enriquecer” un patrimonio que se desconoce o no se tiene.11
Así regalaremos
libros, fomentaremos la lectura, daremos conciertos, haremos exposiciones, charlas… etc.
etc. etc. Precisamos un cambio de médula.
Glóbulos Blancos, protegiendo la inacción: Las representaciones sociales que actúan de
defensa del emperador desnudo actúan como verdaderos glóbulos blancos, atacando
inmediatamente cualquier atisbo que ponga en discusión la desnudez del emperador. Una
de ellas consiste en asumir que cualquier acción estratégica es autoritaria. No importa si esa
estrategia consista en acrecentar el poder de las personas y generar criterios propios que
puedan ser enriquecidos o cambiados en un debate.
Otra representación ya académica, la plantea Holloway, en unos párrafos muy divertidos
que nos ilustran como operan estos glóbulos blancos. El plantea que toda reflexión nace de
una disonancia con lo real. Es decir, cuando el paradigma chirrea. La comprobación de esa
injusticia nos hace gritar entonces…
9
Son pelotudeces en función del objetivo general de la gestión, no en los sentidos que cada uno tiene por
separado. Así, mamá, tierra, amor, son palabras importantes pero si las combinamos dentro de una gestión
que transmita “la tierra amor, corre el mar, mamá no me dio la teta” si.
10
Como vimos antes sobre los análisis FODA, donde no existe un análisis del proceso que lleva al análisis de
la situación, por lo tanto no se tiene dominio de las consecuencias.
11
La discusión sobre el patrimonio no se dará en este artículo. Sólo adelanto que el patrimonio es político en
función de un proyecto. Sin proyecto no se tiene patrimonio.
15. 36
“Entonces nos urgen a estudiar teoría política y social (y nosotros sentimos la
necesidad de hacerlo). Y ocurre algo extraño. Mientras más estudiamos la
sociedad, tanto más se disipa nuestra negatividad o tanto más se la deja de lado
por irrelevante. En el discurso académico no hay lugar para el grito. Más que eso:
el estudio académico nos proporciona un lenguaje y una manera de pensar que
dificulta nuestro grito. El grito, si es que aparece, lo hace bajo la forma de algo
que debe ser explicado, no como algo que debe ser articulado. De ser el sujeto de
nuestra pregunta por la sociedad se convierte en objeto de análisis. ¿Por qué
gritamos? O mejor dicho, dado que ahora nosotros somos científicos sociales,
¿por qué gritan ellos?”12
Vemos cómo y porqué el paradigma existente tiene la forma de neutralizar la aparición de
rivales en el ámbito académico. Otra forma académica es llenándoles el “buche”, de esta
forma se puede llegar a hacerles decir lo que esperamos que digan, haciendo que niegue su
conocimiento utilizando formas retóricas que justifican cualquier cosa. Un caso
emblemático es la justificación académica que se hace del patrimonio intangible siendo que
siempre fue una construcción conceptual producto de una disputa de poder institucional
entre disciplinas (véase “los que gestan” en la segunda parte)
Otra representación social de estos glóbulos blancos, es la emasculación ideológica que
debe hacerse todo funcionario que ingrese a un cargo jerárquico. Esta representación que
caractericé como “zoncera”13
parte de presuponer que las ideologías presentes en nuestro
país parten del daño al otro y por lo tanto se debe de prescindir de ellas cuando se asume el
cargo.
Otro de los elementos que no permiten la indignación, que genera exclusión, es la creencia
que la cultura es para elegidos. El artista no es un trabajador es un “tocado por la mano de
Dios”. No se trabaja para generar una masa crítica sino “elegidos” que sean reconocidos
por las mayorías como tales.
Paralelamente cuando una gestión no tiene ideas no hay nada mejor que sumar ideas de
todo el mundo. Así, en cada organismo, se establecerá al gusto de su autoridad, las
políticas que se le ocurran o acerquen sin pasar ningún tamiz ideológico o cultural.
Todas estas representaciones inviabilizan la producción acciones que generen autonomía en
la nación
12
Holloway, John, Cambiar el mundo sin tomar el poder. El significado de la revolución hoy. Revista
Herramientas y Universidad Autónoma de Puebla. Buenos Aires 2002
13
Bonaparte, P. Zoncera special de luxe, www.nacionalypopular.com
16. 37
Lo que puede hacer el emperador desnudo
Producción indiscriminada de eventos
Ustedes se preguntarán como hace un rey desnudo ante el cuerpo de un Estado inerte.
Organiza un ballet, un coro, una exposición de cuadros, un megarecital, una cooperativa,
publica libros, da cursos de diseño. Mientras la cultura de la exclusión y el individualismo
se reproduce a sí misma en todas las áreas de la vida, los gestores dividen al infinito su
campo de acción. Es decir viven atacando las cabezas de una hydra de lerna que se
multiplican al infinito. Estas políticas agravadas por la alienación institucional hacen que
los eventos además no sean integradores ni conectados con distintas áreas y niveles
institucionales,
Evitar causas generadoras
Observen sino las acciones sobre la salvaguarda de lugares y/o edificios históricos. Todos
los proyectos son sobre la refuncionalización, el evitar la demolición, la jerarquización,
etc. ninguno ataca las causas que hacen que sitios patrimoniales corran peligro. Esto es,
como si ante una estantería que está temblando, nuestra actitud es sostener los frascos que
contiene, en lugar de solucionar la razón del temblor. Nadie discute el paradigma. Por eso
se hacen zonceras. Discutir el paradigma es discutir el poder.
Y aquí viene un tema que desarrollaremos más adelante y es el utilizar al Estado para
incidir en el mercado: nos plantamos que queremos discutir el poder pero no utilizamos sus
instrumentos… poco serio.
Y volvemos al punto anterior. Si buscamos las razones del temblor quizás deberíamos
cambiar las relaciones de producción… es difícil… Mejor calmar nuestra conciencia con
mucho trabajo inútil.
Repetir políticas
Nos gustaría llamarlo paradigma de la dependencia pero debería existir dependencia
explícita. Una vez instalado los dominadores se pueden ir a casa a dormir tranquilos. Los
dependientes se encargaran de reproducirlo a pies juntillas. Como dije alguna vez
“Cuando un funcionario no maneja aspectos contextuales de la cultura (es decir no
sabe nada del fenómeno cultural), y se le suma que ingresa por primera vez a la
órbita estatal, el resultado será que no va a saber qué, ni por qué cambiar algo. La
única forma que tendrá de demostrar su eficiencia es hacer mucho de lo que se
viene haciendo para lograr alguna diferencia sobre los demás, desconfiando a su
vez, de aquellos que están queriendo transformar estructuras, porque, desde su
punto de vista, implica enfrentar algo con futuro incierto dentro del cual no
17. 38
maneja ningún elemento. Estos políticos fueron y son mi mayor obstáculo.
Convencer de cambiar estructuras a quien detenta mayor poder político que uno y
no tiene la menor idea (ni busca saberlo, cosa que lo dignificaría) es hasta ahora,
una tarea muy complicada”14
Lo estratégico dirigido a lo pequeño
Existe una corriente de pensamiento en la gestión administrativa que desarrolla el
sentido de lo estratégico pero en relación a la obtención de resultados. Este sentido tiene
varios elementos que compartimos como la interacción transversal y vertical de las
instituciones, pero en las articulaciones que desarrolla priman las de índole cultural
administrativa y no cultural social. Es decir queda a medio camino entre los
movimientos vegetativos y los conscientes, realizando estrategias para la culminación
de proyectos y no de políticas culturales.
Especialización alienada
Otras operaciones cognitivas de diagnóstico, tienen raíces más antiguas. El sentido elitista
con esa separación “nosotros” los “otros”. Otras, se gestan alrededor de mediados del siglo
XIX cuando se institucionalizan dos valores culturales relacionados. El primero, como
vimos antes, plantea que las fallas sociales son producidas por la falta de conocimiento de
los sectores más perjudicados por las políticas de Estado y el segundo establece que la
especialización entre las partes de un gobierno son necesarias para la producción de
resultados, claro que esta especialización precisa que las partes se interconecten y no que
estén alienadas.
La ciencia sufrió una serie de políticas culturales que los científicos aceptaron en función
de obtener recursos para realizar su trabajo, que terminó alienándolos. No vieron que esas
políticas afectarían seriamente el tipo y calidad de su producción. La ciencia como el arte,
tiene un lugar en el estado de cosas. como disciplina del poder, asociada al conocimiento
correcto, comienza después de pasado largamente la mitad del siglo XIX a discriminarse, a
sí misma, en armonía con el concepto de división de trabajo de la sociedad industrial… y
comienzan las ciencias a especializarse y separarse unas de otras y a ser etiquetadas por su
objeto de estudio, que les otorga su sentido en la vida que culminará ya entrado el siglo XX
con el panteón jerárquico de ciencias duras y blandas, pero lejos de los problemas
mundanos. Ese sentido estaba relacionado al progreso del hombre, que justamente, era el
progreso europeo y todo aquello que le diera un sentido distinguido.
Como la sociedad industrial nunca había tenido cabida en la geografía terráquea, había que
justificar sus injusticias, sus contradicciones, sus diferencias. Éstas no debían ser producto
14
http://artesanias.foroargentina.net/t349-foro-interactivo
18. 39
de la apropiación desigual de todo tipo de riqueza, que era característica hasta ese entonces
de todas las Sociedades de Estado. No. ¡Válgame Dios! Si justamente veníamos de derrotar
a una oligarquía aristocrática, para poder distribuir el saber entre todos los hombres… Las
desigualdades debían ser producto de la falta de práctica en las nuevas relaciones y sentidos
que traía la nueva organización de la sociedad. De esa forma se explicó que la división del
trabajo había generado un nuevo tipo de sociedad basada en una solidaridad orgánica, por
oposición a una mecánica. En ésta última, todos hacen todo, en la otra, la especialización
producía el progreso. Pero también producía falta de sentidos generales que generaban
marginación, alienación, etc. nada que con mejores y mayores relaciones en el tiempo no
puedan ir remediándose15
. Así tenemos un bosquejo de panorama que interrelaciona
distintas representaciones que confluyen en la constitución del Emperador Desnudo.
Emperador desnudo o Emperador sin ropas
Más allá de todo lo que se haga y se diga la gestión cultural puede hacer sólo dos cosas:
liberar o someter. Si la gestión es liberar, entonces el Emperador está sin ropas para
hacerlo. Si la intención es someter, el Emperador está vestido con ropas exquisitas que sólo
los seres inteligentes ven. El engaño al que nos someten engloba al gobierno y a la plebe.
Son las reglas para mantener un status quo. Por eso para mantener lo existente sólo tenemos
que reproducir lo que nos parece. Para cambiarlo, debemos entrar en disonancia con lo
existente y responsabilizarnos por una alternativa.
Todas las explicaciones que se dan acá no buscan fundamentar la desnudez, solo presentar
un relato de los muchos posibles acerca de ella. Fundamentar implica un trabajo de
investigación que no es el fin de éste. Aquí sólo nos compete gritar sobre la desnudez del
Emperador, y en todo caso relatar la historia de unos sastres que debían dar respuesta a algo
que los superaba. Lo suficiente para comenzar a actuar en otro sentido. Ninguna
investigación por más profunda que sea agotará tampoco todos los sentidos atribuibles,
pero si corregirá cambios, reforzará posiciones o desmantelará otras equivocadas.
Así pues, la respuesta a este estado de cosas debe ser una respuesta paradigmática concreta
que debe ser realizada por un colectivo, ya que es el único que garantiza la producción de
resultados concretos, de lo contrario será más de lo mismo.
Una vez descubierto la ausencia del traje del Emperador Desnudo comencemos a hilar
entonces con una fibra visible a todos los mortales.
15
Obsérvese que una característica de la gestión del Estado por parte de los países “subdesarrollados” es
justamente que todos los organismos repiten las mismas tareas, reafirmando una visión durkheimniana de
Pre desarrollo del primer mundo.