El cielo no tiene barrotes

1. EL CIELO NO TIENE BARROTES
José Rodríguez Peláez

2. Vivimos en el campo.
La casa está rodeada de naranjos.
Cientos de nidos constituyen nuestro vecindario.
Gozamos de la conversación directa
y simple de la Naturaleza.
Todo un privilegio.

3. Un día una amiga nos hizo un regalo.
Era un pajarito en su bonita jaula.
Se llamaba Coco.
Y con él llegó un pequeño problema.
Su canto, entre barrotes, nos inquietaba.

4. Por eso decidimos liberarlo. Abrimos la trampilla.
Y Coco retrocedió hasta el fondo de la jaulita.
Allí estuvo horas, aunque la puerta permanecía abierta
no se atrevió a franquearla.

5. Tuvimos que sacarlo con nuestras propias manos.
El latido de su corazoncito parecía reventar el plumaje.
Lo dejamos en el luminoso patio trasero.
El bello cielo invitaba a volar alto, muy alto.
Pero Coco buscó el refugio de las rejas de una ventana.

6. Atemorizado ignoró la estampa de fiesta
que componían las flores multicolores de las macetas.
Porque para él su cielo consistía
en un trocito de azul limitado de rayitas.

7. Echaba de menos los delgados barrotes
de su jaula dorada.
Y lo devolvimos a la errónea “seguridad”
de su encierro.

8. Más tarde lo dejamos
en la poblada y alborotada pajarería de un familiar.
Así, al menos, tendría la compañía
de otras alas inútiles y sin sentido.

9. Hemos pensado mucho en Coco
mientras escuchamos a los pájaros en libertad.
Ha sido una rica parábola de la loca lógica del miedo.
Porque el temor convierte
hasta la feliz aventura de unas alas
en un pesado adorno sin sentido.

10. Pero el Amor, la única Verdad,
nos hace conscientes de nuestra auténtica identidad.
Somos los hijos de un Padre-Madre
muy generoso.

11. El nos ha dado la inmensidad de un Cielo sin barrotes
que sólo se disfruta
cuando dejamos el falso sentido de limitación
y confiamos en Aquel que nos ha regalado Todo.
Laly y Pepe

12. (P) Rodríguez Peláez, José CS
www.rodriguezpelaezcs.org