2. No es la curación,
Sanar o vencer los desafíos
que se nos presentan quizás a diario,
no es lo importante.
Y es que a veces se confunde lo esencial,
de la llamada “Ciencia Cristiana”.
3. No se trata de una exitosa terapia espiritual.
Una definición así contendría un tremendo error.
Porque se habrían descolocado los términos.
4. La dimensión espiritual es lo sustancial.
Y la acción terapéutica sólo es lo adjetivo.
Así lo declara Jesús
a la vez que subraya el estado de permanente alegría,
propio de quien vive en la Verdad.
5. “Pero no os regocijéis
porque las enfermedades se os sometan,
sino porque vuestros nombres están en el Cielo”.
(Lucas 10:20)
6. Lo importante es lo segundo. Lo único real.
La curación, el dominio sobre los males,
es algo muy secundario en relación con lo primero.
Y tampoco comparte idéntico nivel de existencia.
7. ¿Cuál es el motivo de la alegría?
¿Qué fui diagnosticado de cáncer, y éste se ha disuelto?
¿Qué aquel era ciego y ahora ve?,
¡No!, La causa del gozo,
es que nuestros nombres están en el Cielo.
8. Pero no olvidemos que el “nombre”,
para un semita como Jesús, Pedro o Juan,
significa el “ser” de alguien.
Esa es la razón del júbilo.
9. Porque nuestro ser habita siempre allí
donde sólo está el Bien.
Y es Él quien gobierna en exclusiva.
10. Esa es la Verdad
que fundamenta y justifica
el vivir en continua paz y segura armonía.
Así lo entendió Pablo cuando afirmó que
“en Dios nos movemos,
vivimos y tenemos nuestro ser”.
(Hechos 17:28)
11. Esa es la única realidad
donde ni imperfección o carencia pueden existir.
Tener nuestro ser en Dios
es la Causa o Principio de Todo.
Lo demás son sus efectos.
12. Ser consciente de eso es lo que importa.
En esa realidad hay que profundizar.
En ese pensamiento hay que permanecer.
13. Si esta realidad no se reconoce,
las ilusiones que atormentan los sueños,
se adueñarán de nuestro mundo.
Y continuarán con sus dolorosas sugestiones,
pese a todo.
14. Por el contrario, si nos regocijamos,
porque siempre estamos en el Bien,
esa alegría disolverá
todo lo que no se presenta como armonioso.
15. Porque la Ciencia Cristiana
no ilustra el cómo luchar contra errores,
sino que nos descubre cómo disfrutar
la única Vida que es.