2. Si Dios es Todo, no hay más.
Sólo es el UNO.
Así que fallo, si pienso en el DOS.
3. Por supuesto que igual ocurre
si considero el TRES, CUATRO, CINCO.
Pero la “realidad del “dos”, la tenemos muy asumida.
Incluso en nuestra práctica espiritual.
4. Pensamos en Dios como “Uno”,
y en mí como el “Otro”, como alguien fuera,
pretendiendo alcanzar el Bien infinito, la Vida, Dios.
Y fuera del “Uno” que es Todo,
sólo hay la Nada, el CERO.
Es decir, que así me sitúo en la Nada.
5. Por lo que no ha de sorprender que sólo consiga nada.
Ni extrañar porque mi avanzar pueda describirse
como un lento y continuo “adelante” y “atrás”.
6. “El Principio y su idea es uno, y ese uno es Dios,
el Ser omnipotente, omnisciente y omnipresente,
y Su reflejo es el hombre y el universo”
(Ciencia y Salud 465:20)
7. La Sra. Eddy no dice que El Principio y su idea sean dos.
Y “hombre y universo” son
los nombres de la manifestación de ese “uno”.
Reflejo no es una entidad sino una cualidad del Ser.
8. La descubridora de la Ciencia Cristiana confesará:
“Pocas personas comprenden
lo que la Ciencia Cristiana da a entender
con la palabra reflejo”.
(Ib. 301:5)
9. A veces decimos: “Tengo que reflejar la Mente”.
Sin reparar en su equivocada pretensión.
Si el rayo solar pudiera hablar,
nunca diría “Tengo que reflejar el Sol”.
Es el Sol el que lo hace.
El rayo no tiene que pasar de la oscuridad a la luz.
Todo lo hace la estrella.
10. Sólo hay que ser consciente de la acción divina,
de la actividad del Uno.
Que para nada me va empujando del mal al Bien,
porque sólo hay Perfección expresándose perpetuamente.
11. Para mí, el gran error,
no es creer en la materia, o en el poder del mal.
Es considerarme “otro”, diferente del UNO
y por tanto, distante casi siempre
de Todo lo que Él es:
Amor, Vida, Verdad, Principio,
Mente, Espíritu, sustancia, infinitud,
eternidad, sabiduría, justicia, misericordia.
12. La solución única, exclusiva y definitiva
es saberme Uno. A ejemplo de Jesús:
“El Padre y yo somos uno”.
(Juan 10:30)
13. Y habría que añadir “YA”. No hay que esperar,
porque en la eternidad todo es presente.
Y si pienso que debo ir mejorando
uso una falsa perspectiva.
Porque no se trata de perfeccionar
a un inexistente “dos” mortal,
sino en experimentar la Verdad del Uno.