Más contenido relacionado
La actualidad más candente (18)
Similar a Los economistas tradicionales (20)
Más de Jose Luis Tapia (15)
Los economistas tradicionales
- 1. INSTITUTO DE LIBRE EMPRESA
www.ileperu.org
LOS ECONOMISTAS TRADICIONALES
José Luis Tapia Rocha (*)
La globalización y el reconocimiento internacional del fracaso de cualquier modelo socialista han
determinado la reconsideración del rol de los economistas y, a su vez, han desacreditado a los economistas
tradicionales, replanteándose, inclusive, la utilidad de la enseñanza de las matemáticas, estadísticas y
econometría en las universidades. Según The Wall Street Journal of Americas en un artículo titulado "Los
Economistas se Convierten en Víctimas de Sus Propias Estadísticas", la tendencia en los EE.UU, es a
contratar cada vez menos economistas tradicionales: aquellos "académicos vestidos de cuello y corbata"
que pronostican el futuro económico del país con modelos económicos de alta sofisticación matemática.
Importantes empresas privadas como el CityBank, The Wells Fargo & Co y el BankAmerica son algunas de
las que han reducido la nómina de economistas que tenían hace algunos años en sus respectivos
departamentos. La industria manufacturera en los EE.UU. ha reducido la contratación de economistas de
28% en 1997 a 7% en 1998 y, en la industria financiera, de 16% en 1997 a 14% en 1998.
La lección del mercado aconseja que los economistas modernos deben interpretar los cambios y
tendencias en un determinado nicho de mercado, tal que sea útil para la administración de la empresa,
como está ocurriendo en el sector consultoría en los EE.UU., donde las contrataciones han aumentado de
8% en 1997 a 19% en 1998.
Una explicación sería que: a) los economistas tradicionales no satisfacen las expectativas de las
empresas al efectuar pronósticos económicos y, 2) muchos modelos económicos son lamentablemente
inadecuados.
Un ejemplo en el Perú sería que muchos empresarios se equivocaron al mantener un ritmo de
endeudamiento crediticio con los bancos sin tomar medidas oportunas para enfrentar exitosamente la crisis
financiera internacional que afecta desde 1997, que a pesar de contar con los consejos de economistas
tradicionales y sus informes económicos con impresionantes corridas econométricas, el resultado es que el
gobierno sale al rescate de bancos y flexibiliza el pago de deudas tributarias exigido por el sector
empresarial en 1999.
No es pura coincidencia que los economistas austriacos advirtieran de este uso indiscriminado de las
matemáticas y estadísticas en la economía. En sus albores, la escuela austriaca, representada por Ludwig
von Mises, señaló que si fuera posible calcular la estructura del mercado no habría tal cosa como la
incertidumbre. En efecto, los economistas austriacos modernos sostienen que el observador (léase
economista) no puede hacerse de la información subjetiva que reina en el mercado, y que de manera
descentralizada está siendo creada continuamente por empresarios; esto justifica la imposibilidad teórica de
una predicción acertada en tiempo y lugar con un contenido empírico. Además, consideran que los
fenómenos empíricos son continuamente variables, de modo que, en los acontecimientos sociales, no
existen constantes sino que todo son variables, lo cual hace difícil cumplir con el propósito de la
econometría.
Respecto del uso de las matemáticas en la economía, el error principal no estriba en ignorar la sucesión
temporal que bien puede describir las ecuaciones diferenciales, sino que el funcionamiento del proceso de
mercado no es considerado. El método matemático no puede explicar cómo, en un estado de equilibrio,
surge aquel actuar que tiende a engendrar el equilibrio. Las ecuaciones diferenciales en un mundo
mecánico (cosa diferente del mercado) describen con toda precisión las diversas situaciones sucesivamente
registradas en un intervalo del tiempo, pero si construimos un modelo económico con ecuaciones
diferenciales, no podrá reflejar las circunstancias propias que dan origen a los resultados de dicho modelo,
es decir, no describirá el proceso de un estado de equilibrio a uno de desequilibrio provocado por el
empresario. La economía se interesa por el individuo, no es sólo bienes y servicios como algunos
erróneamente creen, sino predominan los juicios de valor. No dice que A es igual a B, típico razonamiento
cuantitativo. Dice; prefiero A a B. Solamente al través de estos juicios aparece la acción de los individuos.
Esto nos dice que en la economía donde el actor es el individuo no existe tal cosa como una unidad de
medida, menos una posibilidad de medición.
En resumen, el desprestigio de los economistas tradicionales se debe al uso indiscriminado de las
matemáticas, estadísticas y econometría, resultado inevitable de métodos positivistas, historicistas y
empiristas. Una alternativa con menos probabilidades a equivocarse es efectuar predicciones cualitativas
que podrían deducirse "a priori" de los desajustes provocados por la intervención gubernativa sobre el
mercado. ©
-------
(*) Presidente del Instituto de Libre Empresa. (publicado en Síntesis el 22 de agosto de 2000, pag.19)