El documento resume la historia del Arca de la Alianza cuando fue capturada por los filisteos. 1) Los filisteos llevaron el Arca a la ciudad de Asdod, donde Dagón, el dios de los filisteos, fue derribado ante el Arca y luego se encontró destrozado. 2) Luego llevaron el Arca a Gat, donde los habitantes fueron golpeados. 3) Finalmente, llevaron el Arca a Ecrón, donde ningún dios pudo hacer nada contra Jehová, por lo que los filisteos decidieron
1. El lugar irreverente para las cosas sagradas 5:1–12
Las cosas sagradas en poder de los enemigos de Dios pierden del todo su significado; sólo anticipan su
propia condenación, vv. 1–6.
Los manipuladores de las cosas sagradas no sólo envilecen, sino que son envilecidos por lo que
consideran como sus propias victorias hasta preguntarse: "¿Y ahora qué haremos con todo esto?", v. 8
(2 Cor. 6:14).
La suprema manifestación de Dios, el mobiliario místico y sagrado del tabernáculo, el Arca que
simbolizaba la gloria de Dios fue reemplazada definitivamente por la gloriosa presencia del Hijo de Dios.
¡Aleluya! (Sal. 132:8– 18).
El arca castiga a los filisteos, 5:1–12 a. En Asdod, 5:1–7.
La confederación de los filisteos comprendía cinco ciudades principales en la costa meridional de
Canaán. Eran Asdod, Gaza, Ascalón, Gat y Ecrón (ver 6:17). Llevaron el arca primeramente a la
ciudad de Asdod, apenas a cuatro km. del mar Mediterráneo. Aunque la confederación de los filisteos
era muy fuerte en este período, sufría continuo abatimiento por las guerras e invasiones después de
Uzías, el rey de Judá (790 a. de J.C.). Dejó de ser una potencia después de la invasión del rey de Asiria,
Sargón II, en 720 a. de J.C. El profeta Sofonías cerca del 630 a. de J.C. proclamó su destrucción. Fue el
rey Herodes el Grande quien reconstruyó la ciudad de Asdod y se menciona en Hechos 8:40 bajo el
nombre de Azoto, donde Felipe predicó. Dagón era uno de los dioses principales de los filisteos. Se
cree que fue el dios pez por la similitud de las palabras dagón y dag, que en hebreo quiere decir pez. Es
cierto que el hebreo tiene una palabra dagan que quiere decir comúnmente grano o maíz. Pero se
descubrió en Babilonia la figura del dios medio pez pintada en la pared de un palacio. Se cree que sería
el mismo. Existía un gran templo a Dagón en Gaza pero Sansón lo destruyó durante este período (Jue.
16).
Los filisteos interpretaban su victoria sobre Israel como indicación de la superioridad de Dagón
sobre Jehovah. Querían expresar esta superioridad dejando el arca de Dios a los pies de Dagón. En 1
Corintios 10:19–21 se dice que el ídolo en sí no es nada. Sin embargo, la adoración de ídolos es
inspirada por los demonios y es en esencia un culto ofrecido a ellos. Aquí vemos el conflicto que se
arma; el poder de Dios contra el poder esclavizador del diablo y sus demonios. Y Dios actúa: ... por
amor de mí mismo lo hago; pues, ¿cómo ha de ser profanado mi nombre? ¡No daré a otro mi gloria!
(Isa. 48:11).
Primero hace postrar a Dagón ante el arca, el segundo día. Y al tercer día se descubre el ídolo en
pedazos, roto. Ya no tiene cabeza para pensar ni manos para obrar. Esto contrasta con la frase: La
mano de Jehovah se agravó sobre los de Asdod. Es curioso ver cuántas veces aparece en el AT esto
del tercer día como día de importancia y actuación. Por ejemplo: al tercer día el pueblo de Israel cruzó
el río Jordán (Jos. 3:2); Jonás estuvo en el vientre del pez tres días y noches; Oseas 6:2 menciona el
tercer día como día de resurrección para el pueblo de Israel. Y Jesús declara en Lucas 13:33 que obraría
por dos días y al tercer día terminaría su obra. Nos quedamos admirados de esta evidencia bíblica que
prepara lugar para el evento más importante de la historia; la resurrección de Jesucristo al tercer día.
En el v. 5 vemos que los sacerdotes de Dagón no pisan el umbral, supersticiosamente evitando pisotear
el espíritu o irritar el espíritu de los demonios residentes en las manos de su dios. Eran controlados por
el temor. Las manos de Dagón no sirven más, pero la mano de Jehovah se agravó sobre ellos. La
palabra agravó aquí es lit. “pesaba”. Vemos la raíz de la palabra en glorificar u honrar. Es decir, Dios
con su mano pesada estaba glorificándose a sí mismo, honrando su propio nombre ante los ojos de los
filisteos. Y a pesar de todo esto, ellos no querían reconocer su soberanía ni convertirse de su
idolatría para adorar al único dios verdadero. Dios provee amplia evidencia de su poder y realidad
pero los hombres rehusan creer y por lo tanto son condenados (ver Apoc. 9:20, 21 como otro ejemplo
de esto). Para que supieran sin más lugar a dudas que todo esto no era un accidente, Dios hirió con
2. tumores (v. 6) a los habitantes de Asdod. La palabra tumores viene de la palabra hebrea hincharse. Se
cree que fue un caso de la peste bubónica. Los ganglios linfáticos se hinchan formando tumores en el
sobaco y la ingle del muslo. Se confirma esta suposición al mencionarse los ratones en 6:4. Los ratones
casi siempre son portadores de esta plaga. Además, la LXX dice aquí en el v. 6: “Y ratones se
multiplicaron en medio de la tierra y hubo gran confusión mortal en la ciudad.” La peste bubónica
es mortal. La tercera parte de toda la población de Europa murió de la peste en el siglo XIV d. de J.C.
Es peligrosa aún en el día de hoy.
b. En Gat, 5:8, 9. Como resultado del castigo de Dios, se reunieron los cinco gobernantes de los filisteos.
Esta palabra, de origen extranjero, se usa evidentemente con referencia a los cinco reyes o príncipes de
las ciudades filisteas. Ellos decidieron enviar el arca de Dios a Gat, ahora Tel es Safi, unos 20 km. al este
de Asdod. Pero pasó lo mismo en Gat que en Asdod. Dios hirió s los hombres de Gat (v. 9), palabra que
lleva la idea de tocar el cuerpo con una enfermedad. Inmediatamente tomaron medidas para salvarse.
c. En Ecrón, 5:10–12. Llevaron el arca rápidamente a Ecrón, una ciudad 20 km. al noreste de Asdod.
Ellos tenían en esa ciudad su propio dios llamado Baal-zebub (2 Rey. 1:2). Esto recuerda a los fariseos
que acusaban a Jesús de hacer sus milagros en el poder de este dios, identificado como príncipe de los
demonios. Es interesante que en Mateo 12:24 se llama Beelzebul, que quiere decir “dios del lugar alto”.
El nombre que se le daba antiguamente Baal-zebub o Baalze-vuv, quiere decir en hebreo “dios de
moscas”. Quizá los hebreos lo llamaban así sarcásticamente para despreciar su importancia y reducirlo
al reino de las moscas.
En cualquier caso este dios no pudo hacer nada contra la mano poderosa de Jehovah. Reconociendo su
impotencia, se reunieron otra vez los cinco príncipes de los filisteos y se decidió devolver el arca a su
lugar, es decir, a Silo. Dios triunfó. Los filisteos dijeron: Enviad el arca del Dios de Israel... (v.11).
¿Cuántas veces se ha repetido esta historia en la experiencia de los hombres pecadores? En Betel los
jóvenes le gritaron a Eliseo: ¡Sube, calvo! (2 Rey. 2:23) con tono despreciativo. En Samaria le dijeron a
Amós: ¡Vidente, vete; huye a la tierra de Judá...! (Amós 7:12).
Los gadarenos le rogaron a Jesús que se apartara de ellos, porque tenían mucho temor (Luc. 8:37). El
pecado siempre aparta a los hombres de Dios. Es como Job 21:14, donde dicen los impíos: ¡Apártate de
nosotros! No queremos el conocimiento de tus caminos. Los hombres de Ecrón clamaban, pero no era
un clamor que convierte el alma. Querían que Dios se apartara de ellos para que pudieran seguir su vida
pecaminosa sin estorbos.
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contemporanea-publidisa. Comentario Gálatas
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Jesús es el Cristo León Morris